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Desafíos de la

Educación Chilena

Integrantes: Tatiana Alarcón


Priscila Núñez
Karem Mendez
Índice

Introducción 1
Análisis de los desafíos de la Educación Chilena 2y3
Conclusión 4
Bibliografía 5
Anexo 6
Introducción

Otro de los desafíos que plantea la modernidad a la educación es la rápida

obsolescencia del conocimiento, de manera que por sobre los contenidos cobran

importancia los procesos formales o conductuales que es necesario manejar para el

aprendizaje: el aprender a aprender. La pregunta inevitable, entonces, es la siguiente:


¿responde la educación que hoy se entrega a la juventud chilena a todos estos
requerimientos y exigencias?

Nuestro sistema escolar no parece ni equitativo ni eficiente. Indudablemente lo fue en otro


momento y en otra realidad. Los modelos pedagógicos que se ocupan siguen insistiendo
en la clase expositiva, desprovista de encanto, saturada de contenidos desvinculados de
los verdaderos intereses de los jóvenes. Éstos, expuestos a una comunicación de masas
llena de estímulos y efectos espectaculares, perciben la clase como algo arcaico, tedioso,
inscrito en el área de las obligaciones que deben cumplirse con las cuotas mínimas de
entusiasmo y de energía.

La clase y la televisión, sin embargo, coinciden en una cosa: ambas propician una actitud

pasiva y desincentivan el pensamiento innovador, activo, divergente.

Así, nuestro sistema escolar no responde a los requerimientos de un país en pleno

proceso de modernización, y podría convertirse en un serio obstáculo para cumplir la

oportunidad histórica que tenemos en este momento de llegar a convertirnos en una

nación que mantenga un desarrollo sostenido, equitativo y con capacidad para adaptarse

a los cambios que se producen cada vez con mayor aceleración en el mundo. Llama la
atención, en este sentido, la inercia que suelen tener los sistemas educacionales, que
hace que éstos se vayan quedando atrás respecto de las grandes transformaciones
culturales y sociales. En estas circunstancias, es la sociedad la que debe intervenir para
reformular la educación. Lo ideal sería invertir esta relación, de manera que fuera la
educación la que dinamizara y diera sentido a los cambios en la sociedad.
Análisis de los desafíos de la educación chilena.

1. Ha llegado el momento de emprender un profundo cambio y modernización de la


educación chilena. Nos asiste la seguridad de que el país espera y anhela esa
transformación. De ella depende que podamos enfrentar con éxito la pobreza y crear
iguales oportunidades para todos; aumentar la productividad y competitividad de nuestra
economía y fortalecer los valores de las personas, nuestra identidad cultural y el ejercicio
de los derechos y deberes que animan a nuestra democracia.

2. Una educación de calidad, accesible a todos, es la base de una sociedad moderna.


Enseñar y aprender son dos rasgos esenciales de la civilización contemporánea, cuya
cultura, economía e instituciones políticas dependen, como nunca antes, de las aptitudes y
destrezas de las personas, de su sentido de responsabilidad y disposición de servicio, y de
la capacidad individual de conocer y aplicar los conocimientos. Es necesario, por lo tanto,
renovar las energías del sistema escolar y recuperar para sus protagonistas el placer de
aprender y de enseñar.

3. La escuela no puede por sí sola modificar los factores socio-económicos de origen de


sus alumnos. Se requiere para ello la acción del individuo y su familia, una de cuyos
determinantes es la educación, junto con el constante crecimiento económico del país y
una acción resuelta de la autoridad y la sociedad. El sistema educacional contribuye a ese
objetivo incidiendo sobre aquellas variables que están directamente bajo su control y que
él mismo, y las políticas educacionales, pueden mejorar en beneficio de la mayoría de los
niños chilenos.

4. Cada nación crea las formas que mejor expresan sus aspiraciones en el terreno de la
educación. Al crearlas responde a unas pocas interrogantes básicas: qué es necesario
aprender y qué se debe enseñar; cómo educar, mediante qué métodos pedagógicos; quién
debe encargarse de la educación y cómo debe organizarse su servicio, y quiénes deben
ser considerados como educables. Las respuestas dadas a esas interrogantes a lo largo de
la historia de las civilizaciones configuran el ideal educativo que rige en una comunidad.
Los países que más éxito han tenido en configurar una sólida educación, capaz de
adaptarse a los cambios de la sociedad y de anticiparse a los desafíos del futuro, son
aquellos que han estado dispuestos a clarificar su ideal educativo y a renovarlo
periódicamente, comprometiendo espíritu y voluntad para llevarlo a la práctica.
5. Toda sociedad humana se halla naturalmente obligada a la educación. La educación
es el proceso mediante el cual la comunidad transmite su cultura y las personas se forman
y desarrollan sus capacidades para participar plenamente de la vida en común. A lo largo
de la historia el contenido de la educación ha sido siempre, al mismo tiempo, moral y
práctico. Reviste en parte la forma de valores y mandamientos; en parte es el cultivo de
capacidades, conocimientos y habilidades. Sujeto de la educación es una persona, del todo
particular, provista de derechos y deberes; un individuo de naturaleza genérica, que
comparte con sus semejantes, y que es, sin embargo, de naturaleza completa, única e
irrepetible, con vocación y proyecto propios. El primer y prioritario educador es la familia, y
ninguna decisión educacional podrá soslayar la voluntad de los padres.

6. Suele afirmarse que los griegos fueron los primeros en concebir la educación como un
proceso de construcción consciente. Formar un ser humano "constituido convenientemente
y sin falta, en manos, pies y espíritu" fue su ideal de virtud a cuyo servicio pusieron la
educación, reservada al principio sólo a una pequeña clase de la sociedad. En la cultura
occidental, heredera de la tradición greco-latina, del cristianismo y del afán de libertad, la
educación ha sido pensada siempre como un medio de perfectibilidad del ser humano y de
aprendizaje de un saber hacer. Se dirige a un individuo libre, responsable de conducir su
vida y darle valor y sentido. Reconoce a la persona como un valor ético absoluto; en sí
misma un universo que se constituye en referencia a los otros y que está llamada a una
convivencia que se realiza en la libertad, es decir, en el modo que conviene a la dignidad
de seres racionales, por tanto, responsables de las propias acciones.

7. Los sistemas educativos son herederos significativos de su propia historia y de la cultura.


Sin educación masiva efectivamente no hay cultura nacional; ésta se convierte en una
planta artificial, desprovista de raíces, condenada a la muerte o a ser el entretenimiento de
minorías. Sin educación masiva no hay patriotismo, porque la patria es una desconocida.
Sin educación masiva no hay vida civilizada de comunidad, especialmente en los grandes
centros urbanos, pues ésta exige, para la convivencia diaria, hábitos que sólo la enseñanza
y el establecimiento docente -como foco irradiante- pueden difundir. La masividad de la
educación en ningún caso significará desconocer ni menospreciar la persona individual de
cada educando, debiendo respetarse ésta con todas sus características propias, así como
las de su familia, etnia, grupo social y religioso.
Conclusión

En efecto, la modernización de nuestra educación no puede demorar más. La


tarea que existe por delante es de enormes proyecciones, entraña grandes desafíos y
dificultades, y debe emprenderse de inmediato. Sabemos que ninguna acción global
de transformación educativa produce efectos a corto plazo. Sus resultados más
genuinos tardan en aparecer y en manifestarse coherentemente en los diversos
ámbitos del sistema escolar. Lo anterior no debe llevarnos, sin embargo, a adoptar una
actitud de espera ni a retrasar las múltiples medidas que desde ya es necesario
impulsar.
Buscamos compartir ese sentimiento de urgencia con ánimo positivo y con
disposición de colaborar. El proceso de modernización de la educación chilena debe
abarcar a la sociedad entera, sin el esfuerzo de todos sería imposible alcanzar la meta
trazada.

Nos parece especialmente interesante la idea de llevar adelante un Proyecto


Nacional de Modernización de la Educación, que haga posible un sustancial mejoramiento
de su calidad y su eficacia, y que se base en un compromiso de toda la sociedad chilena.
Llama la atención, en este sentido, la inercia que suelen tener los sistemas
educacionales, que hace que éstos se vayan quedando atrás respecto de las grandes
transformaciones culturales y sociales. En estas circunstancias, es la sociedad la que
debe intervenir para reformular la educación. Lo ideal sería invertir esta relación, de
manera que fuera la educación la que dinamizara y diera sentido a los cambios en la
sociedad
Bibliografía

http://ww2.educarchile.cl/UserFiles/P0001/File/Informe%20Comisi%C3%B3n%20Brunner.pdf

https://www.google.com/search?biw=1366&bih=695&tbm=isch&sa=1&ei=9YfEXLyrJMa85OUPuo
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Programa internacional para evaluación de estudiantes
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Análisis de los desafíos de la educación Chilena

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