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Aguafuertes Porteñas

Roberto Arlt
Por MMF

En su libro “Aguafuertes Porteñas”, Roberto Arlt mira a través de los típicos personajes de nuestra ciudad
y y logra dilucidar la idiosincracia de la urbe porteña en la década del cuarenta. De una manera pintoresca y
colorida, el hombre común de barrio es retratado en sus miserias y alegrías, conformando así un auténtico
fresco de los rincones de la periferia porteña.

El arrabal, escenario preferido de Arlt, es el lugar en donde el espíritu criollo toma vida. La personalidad de
sus habitantes imprime en cada barrio sus rasgos característicos, y es a la vez influida por esos mundos de
simplezas y detalles. Así, los barrios de Flores, Caballito, Villa Crespo y Floresta son los elegidos por Arlt para
dibujar los perfiles de sus personajes.

Más allá de las grandes y pequeñas diferencias, todos sus personajes se distinguen por un aspecto en particular:
la vagancia. Esta característica tan porteña es descripta por el autor en todas sus variantes posibles: el “fiacún”,
el “squenun”, “el que se tira a muerto”, el “garronero” y el vagabundo. Rasgos que no discriminan entre ricos y
pobres, comunes a toda clase social.

Estas características son consecuencia de la fusión entre la pereza gauchesca y la vagancia del inmigrante
agricultor desocupado. De esta manera, en el “siniestro mirón”, en los “tomadores de sol del Botánico” o en
los “padres negreros”, se entremezclan la viveza criolla y una actitud escéptica ante la vida. Son personajes
miserables, que hacen de la holgazanería una filosofía de vida y de la moralidad una forma de hacer valer sus
intereses.

“Aguafuertes porteñas” es una obra que trata de mostrar la las diferentes facetas de la identidad porteña.
Identidad que se presenta difusa, ya que es consecuencia del gran aporte inmigratorio que sufrió nuestro país
en la época.

Así, desde los turcos hasta los italianos encuentran su reflejo en las páginas de “Aguafuertes porteñas”. De
ésta manera, el autor transmite la gran nostalgia y el instinto de supervivencia de esos personajes
“autoexiliados" de su patria natal, hacedores de una nueva identidad.

Visto desde otro ángulo, Arlt intenta llegar a la raíz de la típica “viveza” criolla a través de la descripción de
las actitudes más hipócritas y miserables de la gente de barrio. Desenmascara la hipocresía del porteño de
clase media que pretende aparentar algo que no es.

Sin embargo, éstas características son descriptas por el autor de tal manera que adquieren un tono poético;
aunque el lenguaje utilizado es directo y “rudo”. También, a través de la “ácida” ironía Arlt dice más de lo
que escribe.

Por otro lado, el autor no se limita a describir y “tipificar” las diferentes variables que asumen los
personajes porteños, sino que trata de acercarse a su psicología mediante los detalles aparentemente más
insignificantes y frívolos. Así, tal vez la descripción de la vestimenta de un individuo, Arlt reconstruye y
aborda su manera de actuar.

En éste punto se puede hacer un paralelismo con las características del denominado “Nuevo Periodismo”,
puesto que uno de sus grandes pilares lo constituye la recreación realista de los hechos y de los
personajes a través de los detalles exteriores. Y es el conjunto de ese tipo de detalles los que muestran, poco
a poco, tanto la personalidad del individuo como el clima de la situación en que se ve inmerso.

Así, Aguafuertes porteñas es el mejor retrato del porteño típico de mediados del siglo veinte. Pero como dijo
alguien alguna vez , “ la historia se repite”. Hay ciertos rasgos de este “ser porteño” que todavía se pueden
ver a la vuelta de la esquina, en la puerta de casa, tal vez, al lado nuestro en la cama. Si bien el paisaje que pinta
Arlt no es muy alentador, por lo menos es pintoresco, che.

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