Rubí Morales Osmar Rodrigo

Grupo: 651
Ensayo “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa
La narrativa de esta novela se desenvuelve en el espectro de dos puntos de vista,
uno, llevado a cabo en torno a los cercanos y al mismo Generalísimo, el
Benefactor, el Padre de la Patria Nueva. El otro viene de Urania, la hija de
Cerebrito Cabral, allegado a Trujillo que, para demostrar su devoción y
‘’agradecimiento’’ (que es más bien sumisión) ante el llamado Generalísimo,
ofrece a su hija como un tributo en nombre de la humillación. Urania nos mostrará
el desarrollo de todo este período a través de sus ojos y de sus sentimientos,
permitiéndonos interiorizar el dolor y la frustración que una niña de 14 años sufre:
ella es la encarnación del sufrimiento de todo un país.

Desenvuelta durante las décadas del periodo Trujillista (1930-1961) en República

Dominicana, la historia de este dictador está envuelta en una cruda descripción
que es difícil de asimilar, sin embargo, los detalles tan crudos presentados por
Vargas Llosa dibujan una línea que permite ligar tres narrativas que convergen a
lo largo de los capítulos: la presentada por Urania y su constante vaivén de
recuerdos amargos que sube como la marea de las costas caribeñas por su
cabeza en su intento de vaciar el secreto que guardó durante los más de treinta
años que se mantuvo exiliada en Nueva York; los planes, las contradicciones, los
problemas y obstáculos planteados por los integrantes de la oposición que, de
poco en poco van desvistiendo las causas que los han orillado a planear el
asesinato de Trujillo a partir del Movimiento 14 de Junio; y por último, donde recae
el peso narrativo de la obra, el desenvolvimiento del personaje conocido como ‘’El
Chivo’’, Rafael Trujillo, dictador, violador, un obsesivo por la limpieza, dependiente
de la necesidad de poseer el poder, de demostrar su dominio sobre aquellos que
tenía a su alrededor y las maneras que ideaba de poder humillar a sus cercanos
para engordar esa enfermiza obsesión.

UN PAÍS EN MANOS DE UN HOMBRE

Los regímenes políticos que están inscritos en los albores de los años 50, están
caracterizados por un fuerte lazo político de constantes tensiones, espionaje y
acuerdos ventajosos, esto permite a algunos países establecer condiciones de
subsistencia medianamente dignas a cambio de un control total o parcial de la
región, es así como llega Trujillo al poder. Bajo una promesa y un criticable intento
de poder hacer que República Dominicana fuera independiente de los Estados
Unidos, gobernó con puño de hierro la isla caribeña, puesto que necesitaban de
un mesías para poder salir de su situación tan deplorable. Se instauran así, tres
décadas que marcarán el desarrollo del país, el cual giraba alrededor de esta
figura que centralizó el control del Estado imponiendo entre los principales líderes
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de las fuerzas armadas y a los sistemas de inteligencia a sus familiares, a
quienes, dicho sea de paso, no les guardaba mucho aprecio.

Surge a través de las situaciones el carácter firme, desalmado y poco ético del
Generalísimo, quien, déspota y de sangre fría, expresa sus más profundas
frustraciones internas y no es sino a través de la violencia que vacía su explícita
impotencia sexual, misma que lo golpea constantemente en su orgullo a lo largo
de sus convulsos encuentros con las esposas de sus allegados y con las
jovencitas como Urania, a quien, al verse impedido de consumar el acto sexual,
sobaja a punta de violencia para liberar desde sus viscerales entrañas su
naturaleza enfermiza de dominación y poder.

La población, que en un período confió su suerte ante un dirigente que parecía ser
sensato y firme, cayó en cuenta del error que significaba permitirle detentar el
poder que poseía. Las razones que muestran los personajes que organizan el
asesinato de Trujillo en la emboscada camino a San Cristóbal son,
sustancialmente, diferentes, pero todos ellos dejan ver con claridad el carácter
represivo del ejecutor, de Trujillo. Sumado a ello, sus constantes roces con la
Iglesia y las constantes exigencias de pruebas de lealtad, hacían que más de uno
se sintiera aterrado pero sobre todo, rencoroso.

DETRÁS DE LOS ROSTROS: LA ESENCIA

Las emociones son el motor de esta obra, la violencia y la crudeza son los pilares
evidentes de esta narrativa histórica, sin embargo los relucientes tintes de intriga,
misterio, comedia y situaciones inesperadas permiten llevar de la mano estas tres
narrativas que, históricamente están situadas en momentos distintos, pero que a
final de cuentas, una no escapa de la otra.

La forma en la cual Vargas Llosa ha logrado interiorizar el rol de cada personaje y

sobre todo, imprimir en cada uno una emoción que los hace mantener su
importancia respectiva en la historia, permite identificarse fácilmente con sus
motivos y ambiciones. Desde el resentimiento de Urania con su padre, el
arrepentimiento de Cabral hacia su hija, el odio por parte de Antonio de la Maza
hacia Trujillo, la sensatez y temple de Balaguer ‘’el presidente fantoche’’, etc. dota
a cada personaje de un carácter único e inconfundible.

La esencia de los personajes puede remontar al juego constante que se puede

retomar en las obras de Shakespeare, en el sentido de que las pasiones y los
malos deseos están a flor de piel en las raíces de los conflictos que se presentan.
Es importante entonces, para poder comprender el sentido general de la obra,
tener siempre presente cuales son las motivaciones principales de los personajes
que los llevan a tomar ese papel en la narrativa, ya que sin aquello que los
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constituye como seres ‘’resentidos’’ o ‘’arrepentidos’’ no se podrían entender las
acciones que los orillaron al lugar donde se sitúan dentro de clímax.

De igual forma la psicología interna de los personajes, aquella que brinda cuerpo y
forma a su personalidad, es un espectro muy amplio que requeriría de un análisis
muy profundo, empezando por la del General Rafael Trujillo, quien a partir de su
explícita necesidad de mantener y ejercer cualquier tipo de poder y dominación,
demuestra su profundo conflicto con su sexualidad, un conflicto que lo ha orillado
a deformar su concepción de las cosas y endurecer su personalidad a tal grado de
blindar sus sentimientos mediante su imponente actitud que infunde miedo y
respeto entre los más sumisos y entre los más afectados por sus paranoias.

Por último ¿Qué nos muestra Urania? Urania es la representación de la pureza

juvenil, es el estandarte de la inocencia que se ve sobajada y ultrajada por los
intereses superiores de un padre inseguro y parroquialmente devoto a un dirigente
que representa todo lo que él jamás podrá ser.

La manera en la que Urania nos describe con desagarro y desesperación cómo

vivió en carne propia la personalidad nefasta de Trujillo a través de la violación
que sufrió a los 14 años es una especie de metáfora que muestra a la afectada
sociedad dominicana, que, en su desesperación, no supo qué hacer más que
buscar a los culpables, una sociedad que estuvo bajo el miedo de un pasado lleno
de dolor y frustración constante ante la imagen de una persona que les defraudó
de una manera vil. Urania regresando es la imagen de un pueblo que vuelve sobre
sus huellas para no olvidar de dónde se erige su presente y busca afrontarlo con
coraje y fuerza, con valentía y determinación sobrehumana, misma que queda
impresa en la personalidad de Antonio Imbert quien lucho para seguir sus ideales,
para buscarle paz a su pueblo y saber que si ellos encontraban la forma de traer
tranquilidad en el presente, justificando sus acciones, su descendencia no tendría
que sufrir más. El problema radica en que, a partir de la forma extraña en la que la
naturaleza humana funciona, el hombre siempre buscará la manera de justificar
sus acciones, de encontrar un respaldo en la conciencia que le permita hacer lo
que hace sin remordimiento a partir de su moral, he ahí lo incómodo de esta
novela, si hurgas bien dentro de tus propios pensamientos es posible que
encuentres un sentimiento que comparta algo con aquel personaje que más
aborrezcas.