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Tal y como señala el autor, los análisis presentados en su obra se basan en una
encuesta por cuestionario realizada en 1963 y en 1967/68 sobre una muestra de
1217 personas. (Bourdieu, 1998: p.9)
*Al hablar de la disposición estética, “toda obra legítima tiende en realidad a imponer
las normas de su propia percepción, y define tácitamente como único legítimo el
modo de percepción que establece cierta disposición y cierta competencia.”
(Bourdieu, 1998: p.20)
Esto refiere a la intención del productor de los objetos (de arte), pues, como se
menciona en la cita, éste busca encajar dentro de las normas y convenciones sociales
para hacer de su obra, una legítima, lo cual puede definirse como estado determinado
del modo de producción artística.
*El arte nuevo, no es para todo el mundo, como el romántico, sino que va dirigido
a una minoría especialmente dotada; el arte noble no constituye un placer
sensitivo directo. Si no fuera así, deleitaría por igual –al gusto sin educación y al
gusto cultivado. (Bourdieu, 1998: p.29)
En este apartado, Bourdieu intenta explicar las nociones del gusto puro y el gusto
bárbaro, estableciendo así, al noble (puro) como aquél que requiere de una sensibilidad
directa que legítima a la obra de arte (objeto); por otra parte, el gusto bárbaro puede
considerarse una ruptura social en tanto la contemplación ordinaria respecto al mundo
refiere, es decir, la disposición estética se vuelve más un rechazo sistemático.
Las clases sociales no se definen primigeniamente por las propiedades que poseen sino
por las relaciones que hay entre las diferentes propiedades y tipos de propiedades que
acuñan y cómo estas adquieren sus diferentes valores y qué efectos tienen en las
prácticas. Así pues, el volumen y la estructura del capital obtienen su valor específico en
los factores que imponen las prácticas a partir de la distribución según el sexo o la edad;
las posiciones más bajas de una clase obtendrán labores o una posición diferente en
cuanto que las labores de inclusión y exclusión permiten crear un posicionamiento
específico.
Existe una relación entre el capital de origen y el capital de llegada dentro del espacio
social, ya que los agentes no están determinados del todo por las posesiones
materiales. El autor aclara que la posición y la trayectoria individual no son
estadísticamente independientes, ya que las posibilidades de llegar a un objetivo no
siempre son asequibles respecto de los puntos de partida, expresando así que hay una
relación especial entre las posiciones sociales y las disposiciones (preferencias) de los
agentes que las ocupan, o bien dicho, las trayectorias que han llevado a ocuparlas y que
forman parte del sistema de factores constitutivos de la clase. (Bourdieu, 1998: 109)
Las trayectorias que un individuo puede tomar respecto a su clase no siempre son fijas,
sería incorrecto entonces pensar que todas las condiciones en las cuales el agente se
desarrolla están orientadas a mantener una estructura fija que bien puede ser
homogénea, pero la trayectoria individual del sujeto puede ser distinta en mayor o menor
medida, esto con base en dos criterios, el primero es el efecto de inculcación, que se
ejerce directamente por la familia y por el efecto de trayectoria social, es decir el que
se ejerce sobre las disposiciones, las opiniones y la experiencia de la ascensión o
decadencia en la jerarquía social.( Bourdieu, 1998: 110) Este punto originario en el que
se puede situar al sujeto es el punto de origen para rastrear su pendiente respecto a su
avance con otras clases.
El capital del cual Bourdieu habla funge como una relación social, no material, el cual
como ya se ha señalado determina la naturaleza de ciertas prácticas, el habitus, sin
embargo estas prácticas, relaciones y propiedades encuentran su valor solo en el medio
en que surgen y se reproducen, determinan el valor en el mercado y el valor social,
cuáles son pertinentes, eficientes, etc. Sería incorrecto entonces, pensar que cada
campo y clase es diferente al otro, sino que todos son variaciones.
Teniendo entonces que a mayor cantidad del volumen de capital cultual se posea, mayor
será el grado que se ocupe dentro de la clase social en relación al consumo, como por
ejemplo el tipo de lectura que se consume en relación a la cantidad de capital que se
posee. (Bourdieu, 1998: 117) En relación con la educación, las fracciones más ricas en
capital cultural se inclina a invertir preferentemente en la educación de sus hijos y las
prácticas culturales para aumentar sus particularidad específica, es decir, aquello que
los hace diferenciarse de las demás fracciones, mientras que, aquellos que poseen más
capital económico restan importancia al capital cultural y educativo para dotar de
importancia a las inversiones económicas
a) Los patronos industriales y comerciales dotan de igual importancia al capital
educativo y económico, pero por desgracia no cuentan aún con una plena
integración en el mercado económico para poder posicionarla como su actividad
principal y por tanto tener una completa integración a esa fracción.
b) Por otra parte los miembros de las profesiones liberales tiene un comportamiento
peculiar, ya que hace una importante inversión en la educación pero también en
lo que Bourdieu denomina consumos apropiados para simbolizar la posesión de
bienes materiales y culturales propios de las fracciones más altas o incluso clases
más altas, con el fin de poder tener una buena imagen en la sociedad.
c) Las disposiciones de las fracciones menores reflejan una actitud aspiracional para
alcanzar ser parte de la pequeña burguesía, ya que sus actividades van
encaminadas a aumentar el capital educativo y cultural. Este fenómeno se puede
hallar en las fracciones inferiores; buscan ascender en la jerarquía a partir de
aumentar el volumen de los distintos capitales.
Por otra parte se tienen las estrategias que los agentes poseedores de títulos
devaluados utilizan para poder obtener con su título su equivalente real en el mercado, o
como Bourdieu lo denomina, la histéresis de los habitus. Para asegurar la histéresis (la
lenta devaluación del los títulos o capital educativo) los agentes que poseen el capital
heredado tienden a generar un alejamiento con respecto del mercado de las titulaciones
académicas, es decir, optan por elegir carreras cuyos mercados son menos comunes o
tienen poca demanda, se salen de las carreras que comienzan a devaluarse para elegir
aquellas vías que les aseguren el porvenir. Se tiene por tanto un efecto de alodoxia
(tomar algo que es por algo que no es) dentro de los que han elegido las carreras
devaluadas: tomaron esa vía porque en el momento en que cursaban sus estudios
tenían una ‘’certeza’’ de que obtendrían una remuneración dada que, cuando terminan la
carrera, ya no es rentable pero siguen intentando desempeñar labores donde deben
aceptar aquello que les ofrecen y no lo que les gustaría obtener, o bien, caso contrario el
de rehusarse a obtener aquello que el mercado les ofrece para defender el valor de su
capital educativo.
Todo este proceso de devaluación del capital educativo afecta en su mayoría a ciertos
sectores mayormente populares, ya que a partir de la falsa promesa de obtener un
trabajo donde el salario y las oportunidades serían equivalente para los de los agentes
de fracciones superiores o clases superiores, o peor, donde los trabajos que podrían
obtener serían dignos para poder vivir modestamente. Todo el desencanto se expresa
en una crítica y rebeldía que genera nuevos movimientos en contra de la aceptación
social de estas precarias condiciones de su época y una crítica ideológica hacia la
burguesía.
Teniendo así por ejemplo que en los altos estudios de cine y foto, solo tienen posibilidad
de añadir a sus títulos formales unos títulos reales aquellos que poseen el capital cultural
y económico (Bourdieu, 1998: 149) Bourdieu apunta en detrimento y rezago de las
clases populares: ‘’En el estado actual, la exclusión de la gran masa de los hijos de las
clases populares y medias no se opera ya en la entrada en el bachillerado, sino
progresivamente, incesablemente, a lo largo de los primeros años del mismo, mediante
unas formas negadas de eliminación como son el retraso como eliminación diferida, la
relegación a unas vías de segundo orden que implica un efecto distintivo y de
estigmatización, adecuado para imponer el reconocimiento anticipado de un destino
escolar y social, y por último la concesión de títulos devaluados’’ (Bourdieu, 1998:
153) lo dicho anteriormente se compara con los sistemas educativos anteriores que bien,
definían con cierta precisión las identidades personales y sociales, cosa que con estas
inestabilidades estructurales se difumina, llevando el camino de las crisis sociales, al
de las crisis personales.
El espacio social es definido por Bourdieu, como una representación abstracta, en donde
los agentes, en este caso, los sociólogos, no pueden aprehender en su totalidad las
relaciones dentro del mismo, ya que es una interacción de relaciones de la vida
cotidiana.
Sin embargo, lo más importante es que en este espacio, es el papel que juegan los
agentes dentro de este, en donde entra la objetividad tantas veces discutida en el campo
de las Ciencias Sociales, en donde claramente, la concepción que el agente tenga sobre
el espacio dependerá de la posición que ocupan dentro de él.
Las palabras, son un componente necesario para entender el espacio social, ya que las
emplea la ciencia para designar a las clases que ella misma construye, y están tomadas
del uso ordinario, en el que sirven para expresar la visión, frecuentemente polémica, que
los grupos designan unos de otros. Bourdieu:
Para entender al habitus debemos tomar en cuenta lo siguiente:
El gusto, propensión y aptitud para la apropiación (material y/o simbólica) de una clase
determinante de objetos o de prácticas enclasadas, es la fórmula generadora que se
encuentra en la base del estilo de vida, de sub-espacios simbólicos (Mobiliario, vestidos,
lenguaje o hexis corporal)
Los materialismos espontáneos de las clases populares tienden a tener una “preferencia
temporal”, en contraposición de los de la clase burguesa que tiende a tener deseos
futuros, y es lo que llaman a ser “razonable”, teniendo en mente que el sacrificio hará
que las satisfacciones futuras sean superiores a las sacrificadas.
Existen los gustos por lujo y los gustos por necesidad. La clase dominante se puede
distinguir entre tres estructuras de consumo:
- Alimentación.
- Cultura
- Gastos de presentación de sí mismos y de representación (Vestidos, cuidados de
belleza, artículos de tocador, personal de servicio)
Los usos del cuerpo, se depositan en los más profundos valores del grupo, en sus más
fundamentales “creencias” y los alimentos se encuentran en el principio de la división
de los sexos, en donde simbólicamente se ven acentuadas y tienen que ver con la
relación con el mundo social.
Van desde los aspectos modificables del cuerpo (peinado, maquillaje, barba, bigote) que
depende medios económicos y culturales. Existe una manera popular y manera
burguesa de hacer las cosas, como preparar, y presentar los alimentos, de ofrecerlos, de
servirlos, etc.
La comida se ve bajo el signo de abundancia, en donde, por la división social del sexo,
al hombre se le sirve dos veces, ya que es el “principal” en la familia, por tanto, debe de
comer y beber bien. Otro ejemplo que nos da el autor en donde los domingos las
mujeres ya se encuentran de pie, se atarean en quitar y servir la mesa y lavar la vajilla,
mientras los hombres siguen sentados comiendo y bebiendo.
Asimismo, las mujeres tienen gastos superiores a lo de los hombres en cuanto a vestido,
y aumenta en relación con la jerarquía social que tengan. El interés que cada clase
social tiene en cuanto a su presentación y depende de la conciencia que tiene de los
beneficios que tienen estas inversiones, ya sean materiales o simbólicos.
La forma de hablar, el valor de su propio cuerpo está relacionada con la posición que
ocupan en el espacio social y de forma paralela, las formas de cuerpo, en donde la clase
dominante relaciona lo natural con la dejadez.
En cuanto a las variaciones de las prácticas deportivas según las clases, van de la mano
con los beneficios, económicos, culturales y corporales, y depende del capital económico
y cultural y por el tiempo libre.
Existen, según Bourdieu deportes populares y deportes burgueses, ya que los deportes
escogidos por burgueses van en relación a cuanto la utilización del cuerpo no ofende la
“dignidad” de la persona, y los populares en cuanto a virilidad y tiempo libre que se
puede tener.
La propuesta del autor es ver la relación del espacio social de estas actividades y se
puedan conciliar las virtudes corporales con las intelectuales, relacionadas con la
división del trabajo, de los sexos y de la clase dominada y dominante.
En cada uno de los universos posibles dentro del espacio social, el que importa analizar
en este trabajo es el de los bienes de lujo, por ejemplo, los bienes culturales, en donde
como anteriormente ya se dijo, va relacionado directamente con las diferencias sociales.
Los sistemas de valores estéticos y éticos, que funcionan de manera cuasi automática,
se relacionan a la vez, estrechamente con el leguaje, y la distancia que este tiene con
respecto a las maneras simples de hablar. Entre lo vulgar y lo noble, en el Siglo XVI y
XVII se daba mucha importancia, ya que según las creencias del tiempo y espacio se
decía que lo vulgar seduce a gente inferior.
Se cree que el amor al arte quiere decir el amor intelectual de Dios. Las obras de arte en
museos capital reflejan esto, ya que es lo cultural objetivado, y es producto de la acción
histórica. La cultura rige sus formas de distribución en las clases, la apropiación
simbólica y material
Las clases dominadas intervienen solamente en contraste con las luchas simbólicas, y
por el modo de apropiación legítima. La cultura con la cual se construye esta cultura, es
todo lo que es “pueblo”, o “popular”, en donde el proceso de civilización se refiere a un
salto de la naturaleza a la cultura, de la animalidad a la humanidad.
Sin embargo, “al haber incluido a las luchas de clases dentro de la propia cultura, está
destinado a la vergüenza, el horror, incluso al odio del hombre viejo, de su lenguaje, de
su cuerpo, de sus gustos y de todo aquello que antes era solidario-, el origen, el padre,
los pares, a veces incluso la lengua materna” (Bourdieu, 1998: p.248)
Dentro de las luchas en el mundo social se encuentra todo el poder simbólico que
se encuentra en juego, como el crédito o descrédito, del conocimiento o
reconocimiento, y esto va relacionado con las luchas simbólicas entre el ser y el
parecer.
El lugar de las luchas simbólicas se encuentra en las clases dominantes, es decir, por
una pugna e imposición de la definición de la cultura legítima que enfrentan los artistas y
los intelectuales, en donde ocupan ciertas estrategias que producen contra los
burgueses.
Bourdieu, Pierre. (1988) La distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Taurus:
España