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Los postgrados en América Latina: entre el licenciamiento y la acreditación 1

Claudio Rama 2

1. El contexto de los postgrados en la región en los noventa

La década del 90 se caracterizó por una expansión caótica de los postgrados


públicos y privados en casi toda la región. La tasa de incremento anual de la matrícula
del postgrado alcanzó a escala regional el 31% entre 1994 y el 2000. Para 1994 la
matrícula de postgrado era de 185.393 estudiantes, que representaban el 2,5% del total
de la matrícula terciaria de la región.3 Para el año 2000, la cantidad de estudiantes de
postgrado trepó a 535.198 alumnos, lo cual representó para ese momento el 3,6% del
total de estudiantes universitarios. El peso más significativo se dio en Brasil y México
donde ha habido una larga tradición de políticas públicas y universitarias y cuyos
sistemas tienen más de 100 mil alumnos de cuarto nivel. Lo siguen en importancia
Argentina, Venezuela y Colombia con más de 50 mil alumnos de cuarto ciclo en cada
uno de ellos. En el caso de Argentina, por ejemplo, la tasa de incremento de la matrícula
ha sido constante al crecer en un 17% interanual en el periodo 1989-1994 y en 18% en
el periodo 1995-2000.4 Este incremento de la matrícula interanual a escala regional es
significativo ya que tiene como base números absolutos pequeños, dada una situación
de cobertura restringida a las elites. El acceso sin embargo avanzó hacia una
masificación en el sector del grado ya que la matrícula de los postgrados frente a los
pregrados es muy reducida a pesar de alta variación entre los distintos países. Así, en el
2000 mientras algunos países tenían muy bajos niveles de cobertura como Ecuador y
Argentina con el 1,8%, y El Salvador 1,1 %, en otros, como por ejemplo Cuba, México
y Venezuela, la matrícula de los postgrados alcanzó al 7,7%, 6% y 5,8%
respectivamente del total de estudiantes universitarios, constatándose una fuerte

1
Ponencia presentada en el II Congreso Internacional: “La Acreditación Internacional del Pregrado y Acreditación
del Postgrado” de CACECA del 1 -4 de Septiembre del 2010, Cancún, Quintana Roo, México.
2
Economista (UCV); Postgrado en Derechos de autor (UBA); Postgrado en Propiedad Industrial (UBA); Especialista
en Marketing (UCUDAL); Especialista en Telemática e Informática para la Educación a Distancia (UNA); Magíster
en Gerencia de la Educación (UJMV); Doctor en Ciencias de la Educación (UNESR); Doctor en Derecho (UBA);
Certificado de Estudios Postdoctorales (UNESR); Certificado de Estágio de Pós-doutorado (UNICAMP). Ha sido
director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe
(IESALC). Actualmente es Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad de la Empresa
(Uruguay); investigador categorizado en el Sistema Nacional de Investigadores del Uruguay y Director del Observatorio
de la Educación Virtual en América Latina (Virtual Educa)
3
García Guadilla, Carmen, “Situación y principales dinámicas de transformación e la educación superior en América
Latina”, CRESALC, Caracas 1996
4
Villanueva, Ernesto, “Acreditación de postgrados en la República Argentina”, Revista Universidad, N° 8, Asamblea
Nacional de Rectores, Perú, 2005

1
diferenciación de los niveles de peso del postgrado en los sistemas universitarios, más
allá del tamaño de sus sistemas universitarios. Sin embargo, en general los países más
grandes tienen mayor peso relativo de los postgrados, al tiempo que los países con
menor población tienen más dificultades de estructurar postgrados independientes en
sus reducidos sistemas universitarios locales.
La variación entre las coberturas de postgrado en la región es resultado de
políticas nacionales diferenciadas y de las propias dinámicas diversas de los sistemas
educativos, así como también de la creciente estructuración de una división
internacional de trabajo académico en la región, la cual en los países más grandes de
América Latina se están transformando en crecientes receptores de estudiantes de
postgrado de la propia región al lograr alcanzar las mínimas escalas para organizar
rentablemente una amplia cantidad de ofertas disciplinarias.
Los costos de los estudios en Europa y en USA, así como las dificultades de
reconocimiento, unido a las dificultades de obtención de visas y el aumento de la
calidad de los postgrados en la región, parecerían estar reorientando la movilidad de los
estudiantes de postgrado. Las restricciones a la expansión de los postgrados en Brasil
sobre todo del sector privado por las regulaciones de CAPES, ha significado uno de los
mayores niveles de movilidad estudiantil a nivel de postgrado en América Latina, que
en el caso de los países del MERCOSUR, el acuerdo educativo, al caracterizarse no por
un reconocimiento de las titulaciones para el ejercicio laboral, sino para la prosecución
de estudios académicos, ha constituido un relativo aliciente a la tendencia a cubrir
demandas de especialización en el marco de la subregión. Ello se ha dado en el marco
de una doble tensión entre Capes y los gobiernos, así como entre las universidades
privadas de Argentina, Paraguay y Uruguay y sus gobiernos, para cubrir esas demandas.
Adicionalmente en los últimos años se está procesando un cambio significativo
en la relación entre el peso relativo del sector público y del privado en toda la educación
superior y también en los postgrados. Así, por ejemplo, el porcentaje de estudiantes de
postgrado en las instituciones públicas en toda la región bajó del 76% en 1994 al 68%
en el año 2000. La realidad sin embargo no es uniforme en todos los países. Mientras
que en Bolivia el sector privado representó el 35.4% de la matrícula para el 2000; en
Argentina, para el 2001, el 19.8%, y en Ecuador el 26.06%; a diferencia, en República
Dominicana el 63.6% de los estudiantes de postgrado estaban en el sector privado; al
tiempo que en Puerto Rico son el 58.8%. En Venezuela por ejemplo, mientras que para
1973 los cursantes de postgrado en instituciones privadas eran apenas el 3.7% en 1973,

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y treparon hasta el 31.2% para el año 2003. Dicha tendencia se ha mantenido en el
primer quinquenio del siglo XXI y para el 2005 los postgrados totales privados serían
más que los públicos en la región. Por ejemplo, los avances han sido importantes: en
Argentina el sector privado alcanzó al 24% en el 2008, en México alcanzaron al 45% en
el 2006, en Panamá el 79% en el 2004 y en Uruguay el 56% en el 2008, mostrando en
todos esos casos niveles muy superiores de la cobertura privada en el postgrado que en
el grado.
El incremento del peso de los postgrados privados en la región es parte del
proceso de privatización de la educación superior, de expansión de demandas
diferenciadas y de restricciones públicas. En este nivel además no sólo el sector privado
está creciendo, sino que además los estudiantes de postgrado en casi toda la región en el
sector público son también pagantes, aunque en menor proporción, lo cual establece una
dinámica mercantil en el postgrado más allá del tipo de institución, y por lo tanto
lógicas competitivas entre ambos sectores en base a calidad-precio. Sólo en Brasil y en
Uruguay los postgrados públicos son gratuitos, aunque mientras en Brasil son de acceso
altamente selectivos, en Uruguay son de acceso abierto.
En ambos sectores sin embargo existen múltiples diferencias. En el sector
público por ejemplo, más allá de su mayor oferta, se constata una alta concentración de
los postgrados en unas pocas universidades, fundamentalmente las autónomas y las que
están localizadas en las capitales de los países. Esta concentración de los postgrados se
da mayoritariamente en las macrouniversidades públicas, así como en las universidades
especializadas. Es el caso, por ejemplo, de México con el alto peso de la UNAM en la
oferta de postgrados, que pudiera formular como hipótesis que estas universidades
parecen irse perfilando lentamente hacia instituciones de investigación, centros de
“research” en el modelo de las universidades norteamericanas. En el caso de las ofertas
de doctorados, que es donde se articula la investigación, el peso de estas universidades
es muy dominante. El fracasado proyecto presentado por el rector Palacios de la
Universidad Nacional de Colombia en el 2004 constituyó una clara expresión de esta
orientación de promover la transformación de estas universidades de docencia, en
universidades de investigación y postgrados de calidad, a través de su focalización en
los postgrados y fundamentalmente en los doctorados, atrayendo con mayores salarios a

3
los mejores docentes, reduciendo las ofertas de pregrado, propendiendo a su
acreditación y asociándolos a la investigación a través de fondos de estímulo.5
A diferencia en general, la oferta del sector privado se localiza en los ciclos
inferiores de los postgrados. En Venezuela, por ejemplo, sobre un total de 44
universidades, apenas 5 del sector público y 3 del privado concentraban el 68 % de los
postgrados del país. El sector privado por su parte tiende a ofertar especializaciones y en
menor proporción maestrías. Inversamente, el sector público es altamente dominante en
los doctorados. El peso del sector privado es, sin embargo, más significativo a nivel del
egreso, al tener menos tasas de deserción y abandono y una mayor titulación. Así, por
ejemplo, en Argentina mientras que el sector privado representaba sólo el 18,7% de la
matrícula total de postgrados, a nivel del egreso representa el 31,7%, mostrándose una
mayor eficiencia terminal que en el sector público.6 En el 2008 se había elevado al
24%.
Mientras que la expansión privada en el sector de pregrado tomó un giro
significativo, y hasta inesperado, desde inicios de los ochenta, la expansión del sector
privado en el postgrado es un proceso más reciente desde fines de los noventa, y que
está mostrando una presencia importante de los postgrados privados en las áreas
profesionales, una localización mayor en las capitales de los países, una menor
diversidad de opciones de carreras y programas, una menor proporción de postgrados
acreditados y una mayor tasa de titulación y una mayor flexibilidad administrativa. En
la década del 2000 el proceso ha tomado un nuevo curso ante el aumento del rol
regulador público.
La fuerte expansión de los postgrados desde los 90 se localizó dominantemente
en el nivel de las especializaciones. Así, por ejemplo en Argentina, la oferta de
programas de especialización pasó del 38% en 1994 al 45,5% en 2002, al tiempo que las
ofertas de doctorados pasaron en ese mismo periodo de 31 % al 16.3%. Sin embargo,
las expansiones entre los estudiantes y el número de cursos son altamente diferenciadas.
Por ejemplo en Venezuela, mientras que los estudiantes crecieron 29 veces entre 1973 y
el 2003, el número de cursos de postgrados ha crecido sólo 11 veces. Ello parecería
mostrar el inicio de una saturación de la oferta de los postgrados en pocos campos
disciplinarios y asociado a la mercantilización de los postgrados públicos y privados, los
5
Palacios, Marco, “Hacia la innovación institucional de la Universidad Nacional”, Universidad Nacional
de Colombia, Bogotá, 2003
6
Barsky, Osvaldo y Dávila, Mabel, “Las carreras de postgrado en Argentina”, pp.450-485, en “Los
desafíos de la Universidad Argentina” Barsky, Sigal y Dávila (coords), Universidad de Belgrano, Siglo
XXI, Buenos Aires, 2004

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cuales se están desarrollando en función de demandas mercantiles. En algunos países,
como por ejemplo en Ecuador, Bolivia, Guatemala, Honduras y Panamá los postgrados
públicos obligatoriamente deben autofinanciarse y generar fondos, al ser fuentes de
recursos económicos para los docentes y las universidades, lo cual ha redundado
significativamente en un incremento de los postgrados profesionalizantes, una reducida
cantidad de opciones de carreras y programas y un bajo desarrollo de postgrados de
investigación, al tiempo que lógicas competitivas iguales frente al sector privado. Sin
embargo, también dadas las limitaciones en la gestión pública, el sector privado está
tendiendo a una mayor cobertura. Ello ha facilitado la tendencia a la privatización de los
estudios de postgrado es muy fuerte es significativa en todos los países de la región en
los cuales el postgrado es pagante ya que en igualdad de condiciones de calidad y costo,
el sector privado es más eficiente para ofertar, muchas veces con profesores del sector
público o en situación de jubilación, como se constata en Brasil y México.

2. La dinámica reciente del postgrado en América Latina

En los últimos años el postgrado se ha continuado consolidando y prácticamente


ha concluido su fase de normalización y regulación en toda la región Se ha conformado
como un nivel universitario propio con sus propias especificidades diferenciadas del
grado, con más inserción internacional, estratificación de niveles, diversificación de
pedagogías, sistemas de aseguramiento de la calidad, consolidación del sector privado
como oferente y sobre la base de enfoques por conocimientos en general. Nacidos en las
universidades públicas como un nivel importado y académico cuya demanda estaba
asociada a los docentes locales y cuya oferta estaba dada por cuerpos académicos
formados en el exterior, se articulo diferenciadamente en el tradicional modelo dual
latinoamericano del grado. En este nivel, la dinámica de la educación superior en la
región se caracteriza por la gratuidad pública con acceso selectivo y la tendencia hacia
ofertas más completas y mejor estándares de calidad, al tiempo que en el sector privado
el acceso es pagante, con baja selección de acceso y altamente diferenciado entre un
sector más dinámico con mayor lógica mercantil y de absorción de demanda, y un
sector de elites, más orientado a la calidad, fundamentalmente de instituciones sin fines
de lucro y matrículas costosas. En este nivel de grado, la dinámica competitiva es muy
reducida ya que no existe en tanto mientras que la racionalidad en el sector público es
administrativa, en el sector privado es mercantil.

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A diferencia, en el sector de postgrado, la dinámica es competitiva sobre bases de
mercado en tanto el acceso es pagante mayoritariamente tanto en el sector público como
en el privado. La diversificación y el aumento de las fuentes financieras del sector
público descansaron en la oferta de postgrados, que es donde se generan además los
recursos complementarios para la remuneración adicional a los docentes y una gestión
más libre de manejo de los fondos por parte de las respectivas autoridades para la
gestión de las distintas unidades académicas. Este modelo binario a nivel del postgrado
está cambiando significativamente en los últimos años como derivación de múltiples
impulsos. Por una parte la tendencia a la gratuidad de la educación superior pública
latinoamericana se ha ampliado en el grado por temas políticos (México, Venezuela) o
legales (Ecuador, Uruguay), al tiempo que se ha comenzado a plantear su gratuidad
también en el postgrado (Argentina y México). El aumento de la gratuidad puede
significar una reducción de la oferta de calidad o en cantidad en ese contexto.
Por otra parte es de destacar que si bien el alto nivel de competencia en la oferta de
grado ha tendido a reducir la rentabilidad en ese sector, al tiempo ha promovido un
enorme aumento de la oferta de postgrados, sobre todo privados, que está contribuyendo
a bajar los precios de las matrículas en el postgrado en general. Este abaratamiento
relativo de los costos de los postgrados también ha sido resultado de una mayor
dotación de magíster y doctorantes en la región y por un aumento de la competencia de
otros proveedores entre los cuales se incluye el aumento de la oferta de postgrados
virtuales de dentro y de fuera de la región, así como de una oferta de estudios de
postgrados cada más accesibles y homologables fuera de los países. Igualmente, por
presiones y dinámicas políticas y mayores demandas de acceso de sectores de menores
recursos económico, se ha producido un significativo aumento de la oferta pública en el
grado en países como Venezuela, Colombia, México y Bolivia que ha propendido a que
las instituciones públicas focalicen su acción en el grado en detrimento del postgrado.
Igualmente es de destacar el aumento de los controles de calidad sobre la oferta de
educación superior, y fundamentalmente del sector privado y a nivel del postgrado
como derivación de la consolidación de los sistemas de aseguramiento de la calidad, de
un ámbito político más restrictivo a la iniciativa privada. El aumento de la competencia
en este nivel, que endurece las condiciones de la oferta y un cambio en el enfoque
público que se ha concentrado crecientemente en el licenciamiento.
Todo ello está llevando a un cambio en la dinámica tradicional sobre la cual se
articulaban los postgrados en la región. Una de esas manifestaciones ha sido la menor

6
tasa de crecimiento de los programas derivados de mayores requisitos y exigencias para
su oferta, y probablemente de límites a la cantidad de programas que se ofrecen por una
contradicción entre las escalas de la demanda y el nivel de segmentación los cuales no
permiten rentabilidad de ofertas de postgrado muy segmentadas y diferenciadas. Ello se
percibe en la cantidad de programas autorizados en toda la región pero que no están
siendo ofertados. En este nuevo escenario se visualiza un aumento de la regulación
pública a través de una estandarización de los niveles de duración y organización de los
postgrados en la región siguiendo el patrón de USA y Bolonia que está facilitando la
lenta conformación de un mercado regional unificado y una mayor homogenización de
este nivel. Esta orientación también ha permitido una mayor salida de estudiantes al
exterior derivada de un aumento de la competencia por la atracción de estudiantes de
postgrado al interior de América Latina. Tales son los casos muy notorios de la salida
de estudiantes brasileros de postgrado, sobre todo de docentes en todos los niveles,
hacia Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, asociados a la aprobación de
mecanismos de reconocimiento a efectos académicos como en el MERCOSUR, o
mejores mecanismos de atracción por costos (Cuba, Argentina) o por calidad (Chile,
México, Colombia).
El fuerte aumento de la apertura económica desde los noventa y el desarrollo de
mayores complejidades productivas, así como la creciente sobreoferta de profesionales
están impulsando el aumento de la demanda de estudios terciarios y un mayor peso de la
prestación del servicio por parte del sector privado. Los diversos elementos arriba
referidos, están a su vez contribuyendo a un aumento de la articulación entre los
postgrados y las demandas laborales así como entre el postgrado y el grado en términos
de facilidad de recorridos. El postgrado, es un nivel de elite, pero más estrecho al
mercado. El carácter dominante profesionalizante de éstos, ya expresa que sus
demandas no están asociadas al mundo académico sino al laboral.
La cobertura del postgrado en la región, tomando todos sus niveles, es superior
en el sector privado que en el público, en el postgrado que en el grado, y es también
superior en términos absolutos. El aumento persistente del sector privado de su
cobertura en el sector de postgrado, ha estado acompañado de mayores niveles de
calidad en base a los procesos de acreditación y licenciamiento, y la propia competencia
que contribuye a una mayor pertinencia de sus ofertas. El aumento de la demanda de los
postgrados profesionalizantes que muestra el cambio de las demandas de formación
especializada más cercanas al mercado, ha sido un factor a su vez que ha favorecido el

7
cambio en la correlación tradicional de la prestación de este servicio entre el sector
público y privado.
El establecimiento de normas específicas de regulación de los postgrados ha
llevado inclusive a regular los criterios de articulación internacional y postgrados
sandwiches, lo cual está contribuyendo tanto a un aumento de los niveles de calidad
como a una mayor movilidad académica. Sin embargo, la fuga de estudiantes de
postgrado al extranjero ha aumentado. Se calcula además que el 15% de los estudiantes
de postgrado de México en los países desarrollados no regresan como parte de la fuga
de cerebros (Didou, 2009). Para el 2005 ya que se calculaba que cerca del 20% de los
estudiantes de postgrado latinoamericanos podía estar estudiando fuera de sus países de
origen.
El postgrado en la región en los 2000 tiene una presencia una presencia aun,
pero con una tendencia a un incremento significativa aunque a tasas menores que en los
noventa. Los indicadores diversos refieren a una cobertura total del 4,2% de la matrícula
total en el 2006 que implicaría un crecimiento anual de 0,1 puntos (IESALC, 2006). Si
bien se constata que la tasa de crecimiento tan sostenida de los 90 se ha reducido, y que
su proporción en relación al grado en varios países no ha aumentado significativamente
como consecuencia del aumento de la matrícula en el grado al flexibilizarse los
mecanismos de ingreso así como al aumento de la oferta pública en el grado derivada de
mayores recursos públicos durante la primera década del siglo XXI. Si embargo, mas
allá de ello, es de destacar también la debilidad de los datos en tanto en algunos países
no se releva los datos de los llamados en Brasil postgrados “LATU senso” que
corresponden a diplomados u otros cursos que no son de maestría y doctorado. Al
contrario, son estos los cursos que mas han aumentado en la región como derivación de
un aumento de la flexibilidad del sector en su articulación al mercado, corresponde a
áreas donde la regulación pública no existe y por ende donde el sector privado, y aun
público propende a ofertar.

2. Elementos más significativos de los postgrados en los distintos países de América


Latina en los anos 2000

a. Argentina

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Argentina, con un modelo fundamentalmente centrado en el grado, tiene una alta
tradición de estudios de postgrado, pero apenas en el 2000, cuando empezaron a
masificarse, fueron el 1,89% del total de estudiantes terciarias. Para el 2006, los
estudiantes de postgrado fueron el 3.1% respecto al total de estudiantes terciarios y
4.08% respecto al total de estudiantes universitarios. En el 2008, los estudiantes de
postgrado respecto a la matrícula universitaria alcanzaron el 5% (no incluye los
terciarios). El % de egresados de los postgrados en el 2006 fue el 7,33% del total de
estudiantes de postgrado del país. Para el 2008 la eficiencia terminal así medida subió al
9,31%, Los egresados del sector privado eran el 43% del total (2006) y 39% (2008) del
total de egresados del postgrado (SPU, 2006, 2007, 2008). En relación a la matrícula, en
el 2001 el sector privado representaba el 19,8%. En el 2008, eran el 24%. La ley del
CONEAU de 1995, fijo como requisito obligatorio la evaluación y acreditación de las
ofertas de este nivel. Son pagantes en el sector público con baja selectividad de acceso

b. Brasil

Desde la reforma universitaria de 1968 (Ley Nº 5.540), se ha instaurado un modelo


universitario del sector público de inspiración americana orientado a la investigación a
través de los departamentos y que identifica los títulos de maestría y doctorado como
criterios para el ingreso y ascenso en la carrera docente a todos los niveles (Morosini,
2009). La Ley Nº 9.394/96, flexibilizo el sistema, permitiendo mayor nivel de
privatización y una diversificación institucional a través de la disociación de las
funciones de docencia e investigación, facilitando aún más un sector público de
investigación y postgraduación (Universidades) y un sector privado de grado y
profesionalizante en Facultades y Centros Universitarios: 92,5% de las Facultades y el
96,7% de los centros universitarios están en el sector privado (INEP, 2008). Los
postgrados están claramente diferenciados en “strito y lato sensu”. El strito sensu
(Maestría y Doctorado) son cursos académicos y de investigación que conducen a la
obtención de un grado académico que estén fuertemente reguladas por un organismo
CAPES, asociados al sistema nacional de innovación y a las Universidades públicas y
que un peso destacados de becas y financiamientos competitivos. Para 2006 el este tipo
de postgrado tenía 162.971 estudiantes matriculados (111.953 en maestría y 51.018 en
doctorado), que representaban el 3,3% de la matricula. En el 2003 fueron el 2,8%. En el
2008 había 150.218 matriculados que representaban apenas el 2,6% de la matrícula,

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pero los egresado fueron 46.725, o sea el 31%, mostrando una altísima tasa de
matriculación y la más elevada por lejos de la región.7 Los postgrados son el centro del
sistema universitario, con un organismo especifico –CAPES- de supervisión, evaluación
y financiamiento, que además los rankea en una escala de 5 (programa, profesores, tesis,
producción científica e inserción social) para acceder al financiamiento público. Por
otra parte el latu senso (Diplomas, MBA y especializaciones) tiene mayor libertad de
oferta, no conduce a grados académicos y que tienen un perfil profesionalizante. En la
matricula total el sector público representa el 25.38%, pero en el postgrado el sector
público es muy superior en los postgrados estricto sensu, en tanto que el sector privado
es muy superior en los postgrados LATU sensu. Son totalmente gratuitos en el sector
estatal con acceso altamente selectivo que junto a los recursos financieros, los ha
conformado de alta calidad. El sector privado sobre la base de estos estándares y
financiamiento de matricula tiene fuertes limitaciones de apertura de programas de
postgrado estricto senso y se ha posicionado en otras certificaciones de postgrado mas
profesionales y de corto plazo, y en general solo ha podido ofertar en el nivel de
postgrado de estricto senso con apoyo financiero estatal. La oferta local es tan restrictiva
que ante la firma de Protocolo Educativo del MERCOSUR miles de profesores realizan
postgrados en los países del acuerdo al tener éstos validez a efectos académicos y por
ende en los niveles salariales como docentes frente, habiéndose formado un espacio
común de educación superior a nivel de postgrado con una alta movilidad intraregional.

c. Colombia

Entre el 2000 y el 2008, la matrícula de postgrado creció en 4,25% anual para alcanzar
al 5,1% del total de estudiantes terciarios. En términos relativo decreció ya que en el
2000 era el 5,97% del total de estudiantes, y en el 2002, el 5,7% (IESALC, 2006)
derivado de un muy alto crecimiento de la matrícula de grado. La proporción pública
privada en el postgrado se mantiene en el período con un 75% de estudiantes en el
sector privado. En el periodo del 2001 al 2008 la restricción a nuevas ofertas de
postgrado en el sector privado fue significativa: la cantidad de programas de postgrado
autorizados paso apenas de 1992 en el 2000 a 1934 en el 2008, mientras que los
programas de grado pasaron de 3407 a 4189 (MEN). El bajo crecimiento contrasta con

7
http://www.capes.gov.br/estatisticas

10
la expansión anterior expansión. Por ejemplo, entre 1992 y el año 2002, el número total
de programas universitarios pasó de 2382 en 1990 a 6430 en año 2002, lo cual
representa un incremento interanual del 14%. Sin embargo, mientras que el postgrado
pasó de 572 programas académicos en 1990 a 2229 programas en el año 2002 que
representa una tasa de crecimiento anual del 24%, los programas de pregrado pasaron de
1810 en 1990 a 4201 en el 2002, lo cual que representa una tasa de incremento del 11%
interanual. Así, para el año 1990 los programas de postgrado representaban el 24% de
todos los programas del país, pero para el año 2002 habían ascendido al 34.5% del total.
(Cárdenas, 2005)

d. Chile

Entre el 90 y el 2000, la matrícula total de postgrado creció en un 25% interanual. Si


bien posteriormente en la década siguiente, la matrícula en programas de magíster
ofrecidos por Universidades privadas se cuadriplicó entre el 2000 y el 2006 con una tasa
de 21% interanual, ello fue más leve que en la fase anterior. Para el 2005 la matricula
total terciaria era de 653.119 estudiantes, y los postgrados y postítulos eran el 3,74% de
ese total. En el 2003 fueron el 2,6%. El postitulo representó el 37% del total de
egresados de postgrados. Para el 2006 los egresos de postgrado fueron el 11.05% sobre
el total de postgrados (estricto senso ambas variables). (Ministerio de Educación, 2005).
La limitación del sector público parece haber estado en el cumplimiento de estándares
de calidad (cuerpos docentes, investigadores y redes académicas). (González, 2009).
Sobre un total de 2707 programas al 2006 solo 228 estaban acreditados (29,8%)
(González, 2009). Las universidades privadas han ido aumentando su peso en el nivel
de programas de magíster profesionalizantes y desde el 2008 han superado la matrícula
de las Universidades del Consejo de Rectoras (de financiamiento público). Existía un
sistema de evaluación y acreditación específica del postgrado (Comisión Nacional de
Acreditación de Postgrado) pero a partir de la aprobación de la ley de acreditación se
integró junto a la Comisión que acreditaba a nivel del grado. Son pagantes en el sector
público y adicionalmente tienen un acceso selectivo.

e. Ecuador

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En el país se probó por el CONESUP (Consejo Nacional de Educación Superior)n en
el 2007 un Reglamento de los procesos de presentación, aprobación, seguimiento y
evaluación de los cursos de postgrado que regula el diploma superior, especialista y el
grado de magíster, y no incluye el doctorado que esta a la espera de una reglamentación
específica).8 Soportados en créditos y con requisitos de investigación muy cercanos al
modelo académico, se autoriza que los cursos de postgrado se podrán presentar bajo las
modalidades de estudio presencial, semipresencial o a distancia, la cual se dispone que
se regulará. Se establecen los estándares mínimos para la autorización de estos cursos de
postgrado. Ya para el 2005 del total de 1022 programas de postgrado ofertados en el
país, el 65% eran semipresenciales, el 3% a distancia completamente y el 32% eran
presenciales.

f. México

El país (2006) tuvo 50.235 egresados de licenciatura y 2000 egresados del doctorado,
que lo cual representa un 3,9% de aquellos. De 6500 programas de postgrado, el
CONACIT considera que sólo 67 (1,03%) formaban recursos humanos de competencia
internacional. (Didou, 2004). La matrícula de postgrado pasó del 2,9% respecto al grado
en 1980, al 3,5% en 1990, 5,7% en el 2000 y alcanzó al 6,4% en el 2006 (Ruiz, 2007;
IESALC 2006, ANUIES). Los estudios realizados expresan que el sistema educativo no
incentiva ni promueve que los egresados de la licenciatura ingresen al doctorado. Hay
un fuerte crecimiento de los postgrados en las instituciones privadas (especialización y
maestría) que representan el 45.5% de los postgrados totales en el 2006 (ANUIES) a
pesar que en la matrícula total superior del sector privado era 33% (IESALC, 2006).
Hay bajos índices de eficiencia terminal y titulación y fuerte mercantilización en
general. Aun cuando la matrícula ha crecido, la cobertura se la considera aún muy baja.
(Ruiz, 2007), mas allá de ser la segunda mas elevada de la región luego de Cuba.

g. Panamá

8
Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP) (2007). “Reglamento de los procesos de
presentación, aprobación, seguimiento y evaluación de los cursos de postgrado
http://www.conesup.net/descargas/reglamentos/RPresPost.pdf

12
El sector privado representa el 25,8% de la matrícula total (2004) pero alcanza a cubrir
el 79% de la matrícula de postgrado. La matrícula total de postgrado respecto a la
matrícula terciaria total fue para ese ano el 4,45% para ese ano. En el 2003 fue el 4%.
Hay una alta selectividad en el postgrado estatal que es además casi gratuito: para
ingresar al postgrado público además de cupos se requiere un nivel mínimo del índice
de notas en la licenciatura y mantener un mínimo durante el postgrado. En el sector
privado el requisito es sólo el título. La oferta de programas privados es muy superior a
la pública que se ha posicionado en ese nicho de oferta. Al interior del postgrado el
doctorado representaba el 2,31% del total de estudiantes de postgrado. Hay una fuerte
flexibilización del postgrado a través de modalidades semipresenciales y cursos
sabatinos y de domingos en todo el sector (Escobar, 2006). La flexibilización es
también en las formas de egreso a través de tesis, práctica profesional o examen de
conocimientos.

h. Perú

Estudios han indicado altos retornos de los estudios de postgrado en Perú


derivados del rápido nivel de demanda y el bajo nivel de oferta. En el año 2002 el
ingreso mensual promedio de los profesionales con estudios de postgrado era 13,26
sobre la base de 1 de remuneración con primaria incompleta y de 4,25 de universidad
completa. Esa realidad ha contribuido a la fuerte expansión de la matricula privada,
tanto en el grado como en el postgrado, incentivado por el cambio en la ley de
educación del año 1983 que solo facultaba a las Universidades a brindar estas ofertas y
al carácter de una educación sin fines de lucro, por una nueva dinámica marcada por la
Ley 882 de 1996 que expandió la educación con fines de lucro y facilitó la creación de
escuelas de postgrado separadas de las Universidades.
La dinámica de competencia en el sector de postgrado se caracteriza por lógicas
mercantiles, ya que el sector público solo puede cobran en las ofertas de postgrado a
diferencia de la oferta de grado que es gratuita y de acceso altamente selectivo. Así, la
competencia entre el sector público y privado se da exclusivamente en el postgrado, tal
estructura es incentivada por los estímulos monetarios a los docentes, ya que los
ingresos por concepto de matriculas en los postgrados públicos se destinan en general
en un porcentaje variable pero en el entorno del 50% para los docentes, 25% para el
programa y 25% para la institución, y son uno de los pocos instrumentos de captación

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de fondos adicionales. Muchas veces los costos de sus matrículas tienden a ser sus
superiores a las del sector privado, pero en general la lógica competitiva en base a
lógicas de mercado ha sido mas eficiente en el sector publico a nivel de postgrado, ya
que aunque su matricula en este nivel ha caído con relación al sector privado, ello ha
sido en menor intensidad que en el grado, cuya matricula esta asociada a recursos
públicos y cupos de ingreso.

i. Dominicana

Para el año 2005 la matrícula de postgrado era el 2,47% del total de estudiantes
universitarios, de la cual el 60% era de maestría y el 40% de especialización. La
matrícula de ciencias sociales y humanidades representaba el 77,7% del total de
estudiantes de postgrado. Respecto a la matrícula de nuevo ingreso, el postgrado
representaba el 2,93% del total de ingresantes en la educación superior. A nivel del
egreso, los estudiantes de postgrado fueron el 8,66% del total de egresos universitarios
para el 2004. La titulación del postgrado respecto a la matrícula representó para el 2004
el 52% en similar proporción entre maestría y doctorado. (SEESCyT, 2006). Las fuentes
no muestran la existencia de doctorados o postdoctorados. Mientras que a nivel del
grado el sector público cubre el 51% de la matrícula, en el sector privado el sector
público reduce su participación al 36,6% del total de estudiantes de postgrado. Sin
embargo esta expansión privada parece haber sido detenido radicalmente con la
aprobación de un nuevo reglamento de postgrado en el 2008, altamente detallado y
restrictivo, por la Secretaria de Estado de educación Superior Ciencia y Tecnología
(SEESCyT). En dicho reglamento, entre otros elemento se separan los postgrados
profesionales de los académicos, se afirma el requisito de niveles de investigación
asociados a ellos, se establecen las pautas de los acuerdos de postgrados compartidos
internacionales (inclusive fijando la carga de los docentes mínimos de cada lado), se
habilita que la oferta de postgrados puede ser presencial, semi-presencial a distancia y
online (virtuales) pero que toda ella externa o internamente ofrecida debe ser licenciada,
se establecen los requisitos mínimos y se fijan los créditos requeridos en los distintos
niveles, sea en investigación, docencia o práctica. El reglamento ha dificultado la
formación de programas de postgrado en el sector privado, dado que la Universidad
Autónoma de Santo Domingo (UASD) es autónoma. Republica Dominicana el único
país que carece de doctorados privados en la región. El cumplimiento de los estándares

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mínimos de calidad dispuestos por el gobierno es requisito obligatorio para la oferta por
las instituciones de educación superior, estableciéndose plazos de resolución de la
SEESCyT. La norma también establece la no conjunción de la educación continua con
los postgrados estricto senso.

j. Uruguay

Para 2008 la matrícula de postgrados era de 2860 estudiantes que representan el 2,27%
del total de estudiantes terciarios. En el 2000 representaba el 2%. El sector público
aportaba el 43,76% de dichos estudiantes, aunque en el grado alcanzan a cerca del 90%,
mostrando el mayor peso del sector privado. Sin embargo, desde el 206 con el acceso
del Frente Amplio al gobierno, se han paralizado, enlentecido y complejizado las
autorizaciones para ofertar postgrados por el sector privado. El propio director del
Consejo Consultivo sobre la educación privada ha declarado que “las universidades
privadas son una rémora de la dictadura”, mostrando el perfil de relación con el sector
privado. En el 2006 se paso de un sistema de estándares preestablecidos de obligatorio
cumplimiento para la autorización de los programas de posgrado por parte de las
universidades privadas, a un sistema de autorización a partir de la evaluación subjetiva
de pares académicos seleccionados arbitrariamente y sin base en ninguna guía como las
tradicionales de los sistemas de evaluación y acreditación, estableciéndose de hecho
procedimientos subjetivos y transparentes y por ende carentes de marcos de
sustentación. Se visualiza ya una caída de los postgrados privados. Sin embargo, si bien
el mercado de postgrados se estructuraba en forma competitivo entre el sector público y
privado al ser ambos pagantes, a partir de la Ley de Educación del 2008, se imposibilito
el cobro en el sector publico en todos sus niveles, con lo cual se estructuró un modelo
dual (público gratuito y privado pagante) también en el sector de postgrado con la
especificidad de que el sistema público universitario de Uruguay donde el acceso es sin
cupos ni restricciones cualitativas ni cuantitativas y el sector privado tiene creciente
limitaciones de oferta por impedimentos burocráticos. Es de prever el mantenimiento
del carácter de elites y la baja cobertura de los postgrados.

k. Venezuela

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Los postgrados históricamente han tenido alta regulación, en tanto desde 1987 funciona
un sistema nacional de acreditación de programas de postgrado, una modalidad
compleja de evaluación externa por pares. Ha sido el primer nivel con sistema de
evaluación y acreditación obligatoria, dada por la “Normativa General de los Estudios
de Postgrado” por el Consejo Nacional de Universidades en 2001 y por Resolución del
Ministerio de Educación de 1995 e instrumentada por el. Consejo Consultivo Nacional
de Estudios de Postgrado (CCNPG), cuya principal función es la de coordinar la
ejecución del proceso de acreditación de programas de postgrado. Sin embargo para el
2004 sólo el 21% de los programas estaba acreditado (Morles, 2004). En el 2008 se creó
la Comisión de Evaluación llevada adelante por las universidades con participación
marginal del gobierno. Sin embargo, desde inicio de la década bajo el gobierno de
Chávez se ha establecido un fuerte nivel de licenciamiento de programas con crecientes
exigencias.
Durante varios anos a nivel de postgrado, su volumen, su diversidad, así como la
cantidad de instituciones y programas habían crecido en forma acelerada hasta que
alcanzaron el 7,67% de la matrícula superior en el 2000. A partir de entonces, en el
marco de selectividades de autorización al sector privado y sobre todo a partir de la
expansión sin selectividad de acceso en el grado en el sector estatal, comenzó a decaer
para alcanzar al 5,8% del total de estudiantes terciarios en el 2004. Para el 2008 el
postgrado se había continuado reduciendo en términos relativos – mas no en absolutos-
para reducirse al 4,88% de la matrícula total. En 1973 los estudiantes de postgrado en el
sector privado eran el 3,7% y para el año 2003 alcanzaron al 31,2%. El sector privado
alcanzó al 41.2% de la matrícula en el 2000 a partir de cuando disminuyo en términos
relativos para reducirse al 28% estimado en el 2008 (MPPES).
Los estudios de postgrado en el sector público, si bien se mantienen pagantes,
sus costos relativos se han ido reduciendo en los últimos años, aumentando su
diferencia de precios con el sector privado y reduciendo su selectividad por cupos al
flexibilizarse los accesos. El resultado puede ser una caída de los tradicionales
estándares de calidad en las universidades autónomas, y sobre todo en las universidades
llamadas “bolivarianas” afines al gobierno.

3. Tendencias y características sintéticas de los postgrados en América Latina

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El crecimiento del sector privado en el sector de postgrado, ha aumentado la
oferta global, y ha incidido relativamente en el aumento del sector de postgrado en una
lógica mercantil altamente competitiva, mas allá de que este aun mantiene su carácter de
elite. La expansión del postgrado ha contribuido a una mayor relación a los mercados
profesionalizantes por parte de la educación superior y ha aumentado el grado de
escolarización de los mercados laborales así como la adquisición de nuevas
competencias de tipo especializadas que esta demandando un perfil productivo más
complejo y cambiante en los países de la región. Al tiempo, esta expansión de los
postgrados, sobre todo privados, ha contribuido a aumentar la regulación pública
presionada tanto por el sector universitario público autónomo como por la caótica
expansión de los noventa.
Esta nueva fiscalización se ha ido posicionando en el licenciamiento de la oferta
de estos programas en casi todos los países. Mas allá de unos pocos casos donde la
acreditación de los postgrados es obligatoria y efectiva como en Argentina, en general la
acreditación ha sido muy reducida y a ella solo se han sometido los programas que eran
de calidad ya previamente. Inicialmente el licenciamiento se realizo sobre la base de
estándares de calidad previamente establecidos para estas ofertas e inclusive en
organismos específicos como el CSE de Chile o la CONACES de Colombia, pero ello
se ha ido modificando. En general los estándares básicos en la oferta de programas de
educación superior en la región ha sido un ejercicio gubernamental, más allá de que a
escala global, es este un rol público y no necesariamente estatal.
Este aumento del rol regulador del Estado, tanto sobre la oferta publica, como
fundamentalmente sobre la educación privado, ha colocado al licenciamiento o
autorización de oferta de los programas, como el más importante eje de control sobre la
dinámica de la educación superior en la región. El sistema inclusive de estándares claros
para la autorización simple de licenciamiento de programas basado en cumplimiento de
estándares preacordados y estables, ha ido pasando a conformarse como un sistema
basado en carencia de estándares fijos por criterios movibles y determinados por la
burocracia de los organismos reguladores o por pares seleccionados expresamente Este
cambio ha comenzado a solapar y confundir conceptualmente y la practica, la lógica del
estándar mínimo y la lógica del mejoramiento de la calidad.
Este concepto del licenciamiento ha planteado inclusive problemas de
deslegitimación a la propia necesidad de sistemas de evaluación y acreditación, tanto
por un problema de costos, como por los elevados estándares que tiende a estructurar la

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propia autorización de la oferta de programas. El licenciamiento además por ejemplo en
el caso de Brasil que establece una escala de calidad o un ranking de los programas
autorizados, hace perder claramente el rol de la evaluación por pares y la acreditación
en base a guías y criterios de mejoramiento de la calidad. Tales características de la
regulación se están generalizando más fuertemente en algunos países como Brasil,
Argentina, Uruguay, Bolivia, Venezuela, Colombia, Panamá. El Salvador, Honduras,
Rep. Dominicana y Ecuador, y actúan fundamentalmente como un mecanismo de
control de la oferta del sector privado y de encarecimiento de sus costos con finalidad
muchas veces de sacarlos del mercado al imponer un modelo único y costos elevados de
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regulación que deben ser pagados por las instituciones. La subjetividad de las
autorizaciones inclusive ha dado lugar a sistemas muy arbitrarios en lo político y con
prácticas de corrupción y colusiones de intereses en los procesos de autorización en
varios países. La utilización de los criterios de licenciamiento como mecanismos de
acreditación ha hecho perder parte de la significación de los sistemas de acreditación
nacionales, y han cumplido un rol de valorizar con mayor intensidad a las
acreditaciones internacionales.
Claramente se podría sostener como una etapa regional en curso post acreditación.
En Ecuador inclusive, donde la ley había establecido la acreditación como obligatoria,
en el 2010 se esta aprobando un nuevo marco normativo que modifica el carácter
obligatorio de la acreditación para asignárselo al licenciamiento de programas por parte
del Conesup a los programas de las instituciones, tanto publicas como privadas.
En esta dirección, la creciente regulación sobre la oferta de postgrados, ha
contribuido a una ampliación de las modalidades de ofertas diferentes a las de maestrías
y doctorados, a través de una diversidad de formas entre las cuales diplomados, post-
títulos, postgrados, o inclusive posdoctorados, que no están sujetos a formas de
licenciamiento previas y donde por ende el sector privado se ha posicionado en el marco
de sistemas de actualización de competencias y de lógicas de mercado. Así, la oferta
privada se ha ido flexibilizando, ya no en función de las políticas publicas que tienden a
imponer modelos bastantes homogenizadores, sino como resultado de mecanismos para
lograr ofertar y cubrir demandas insatisfechas y al tiempo escapar de las altas
regulaciones gubernamentales. Sin embargo, estas formas tienen también sus propias

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En Panamá por ejemplo, los costos del licenciamiento son asumidos por las instituciones así como
también la acreditación, siendo los dos obligatorios. En Uruguay, el licenciamiento es pagado por las
instituciones, y en un proyector de ley presentado por el gobierno, también plantea el pago de los
servicios de evaluación y acreditación y cuyos mostos son inapelables.

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limitaciones ya que por ejemplo algunas legislaciones no permiten procesos de
acumulación de créditos que permitan alcanzar otras certificaciones como maestrías.
Mientras tanto los postgrados en la región crecen, pero cada vez con mayor dificultad y
se escapan los guarismos de los niveles de cobertura de las sociedades donde
indudablemente se están afincando modelos de acumulación orientados a construir
sociedades del conocimiento.

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