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BIODANZA:

UN CAMINO DE CONEXIÓN CON LA VIDA PARA LA EXPRESION PLENA DE MI IDENTIDAD

Armonía que se irradia

PAOLA MOLINA NICHOLLS

Dirigido por María Helena García

FUNDACIÓN ESCUELA COLOMBIANA DE BIODANZA

BOGOTA DC

2014
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CONTENIDO

1. AGRADECIMIENTOS……………………………………………………………………………………………….4
2. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………………………..6
3. JUSTIFICACIÓN…………………………………………………………………………………………………….10
4. BIODANZA……………………………………………………………………………………………………………10
5. MI HISTORIA EN BIODANZA………………………………………………………………………………….13
6. SIETE MOMENTOS DE APRENDIZAJE
6.1 No voy a dejar una huella en el mundo…………………………………………………….19
6.2 Mi danza en conexión con el ritmo de la vida……………………………………….….24
6.3 Estar presente ………………………………………………………………………………..……….29
6.4 Ser parte de una manada…………………………………………………………………………34
6.5 Escuchar mi intuición……………………………………………………………………………….38
6.6 Lanzarme al vacío…………………………………………………………………………………….42
6.7 Erotizar mi mundo……………………………………………………………………………………46
7. REFLEXIONES FINALES………………………………………………………………………………………….50
8. BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………………………………….61

Ilustración 1- Última sesión de supervisión - Oct. 2014


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Me celebro y me canto a mí mismo.


Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago…… e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
Para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.
Me gusta oír los ecos,
los zumbidos, los murmurios de la selva.
Me gusta sentir el empuje amoroso de las raíces
al través de la tierra,
el latido de mi corazón,
la sangre que inunda mis pulmones,
el aire puro que los orea
en inspiraciones y espiraciones amplias.
Me gusta olfatear las hojas verdes
y las hojas secas,
las rocas negruzcas de la playa
y el heno que se apila en los pajares.
Me gusta oír el escándalo de mi voz, forjando palabras que se pierden en los remolinos del viento.
Me gusta besar, abrazar
y alcanzar el corazón de todos los hombres con mis brazos.
Me gusta ver entre los árboles el juego de luces y de sombras cuando la brisa agita las ramas.
Me gusta sentirme solo entre las multitudes de la ciudad,
en las estepas
y en los flancos de la colina.
Me gusta sentirme fuerte y sano bajo la luna llena
y levantarme cantando alegremente a saludar al sol
Canto a mí mismo- Walt Whitman
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1. AGRADECIMIENTOS

Hoy el agradecimiento me atraviesa y me acompaña, es mi gran compañero y aliado. En


mi día a día solo puedo agradecer por lo que soy, por mi camino, a mis maestros
humanos, alados y mamíferos. Agradezco a la Biodanza por ser una manifestación de la
sabiduría de la existencia, por convertirse en mi columna vertebral, en el núcleo a través
del cual voy conectando otras pasiones, otras acciones y apuestas; por ser mi verdad, a
través de la cual reconozco como legitimas otras verdades y porque ha convertido mi vida
en una obra de arte, y a mí una artista de la existencia, una observadora amorosa y un
canal de la sabiduría cósmica.

Gracias, maestro Rolando Toro Araneda, por tu gran


intuición, por recoger en la Biodanza, la manifestación
de la sabiduría de la vida y ponerla al servicio de la
humanidad. Me hubiera gustado conocerte, pero lo he
hecho a través de quienes transformaste y formaste.

Agradezco a Myriam Sofía López, pionera de Biodanza en Colombia, por su fuerza y


valentía de asumir ese reto y persistir e insistir en el sueño que en Colombia cada vez más
personas nos nutramos de la propuesta y seamos semillas de amor y conexión con la vida
para otras generaciones. Gracias por ser una mamá águila, por la exigencia amorosa, por
ayudarme a preparar mis alas y soltarme al vacío desde la confianza de lo que había
sembrado. Por enseñarme la fuerza suave, y propiciar una sanación de lo femenino para
reconocernos entre mujeres como hermanas.

Gracias a Francisco Escorcia, por ser una luz en mi camino, por compartir con humildad su
enorme sabiduría, por ser presencia pura e infinita, por enseñarme que en la debilidad
está mi fuerza, por recordarme a cada instante que solo debo ser y estar para ser
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instrumento de la sabiduría de la vida que ocurre, a pesar de nosotros mismos. Gracias


por que estas dentro de mi corazón para recordarme sonreír y soltar.

Gracias a las Siete Poderosas, guerreras capaces de atravesar la oscuridad para encontrar
nuestra propia luz, por seguir caminando juntas a pesar de los retos, por tener el coraje de
sanar nuestras heridas como mujeres y poder ahora reconocer nuestra grandeza y nuestra
hermandad. Gracias María, Luz Elena, Leonor, Giuliana, Mari, Ale y yo.

Gracias mamá por ser observadora amorosa de mi camino, contenerlo y acompañarlo con
sabiduría, por arriesgarte también a recorrer tu propia travesía, y porque a partir de
nuestros caminos, distintos pero conectados hemos logrado sanar nuestra relación que
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era conflictiva y la hemos transformado en poder trasformador, capaz de acompañar


procesos de evolución amorosa, y por ser inspiración de que la sanación es posible.
Gracias por confiar en
un nuevo AMAneSER en
sabiduría y sanación.

Un inmenso gracias a mi
compañera fiel del
camino, por los caminos
revolucionarios que
hemos recorrido juntas,
por los caminos en los
que no coincidimos, y
por todas las sincronías
que nos siguen uniendo.
Gracias Mari por
enseñarme sobre la
Amistad, por ser mi
amistad del Alma,
porque contigo sigo
aprendiendo el
verdadero regalo de
tener vínculos profundos y sinceros. Porque seguimos haciendo nuestros sueños realidad,
y por el grupo y manada que hemos creado y cuidado juntas: BiodanzAmistad. Porque con
nuestra nueva construcción aprendo el significado mágico y artístico que implica ser
facilitadora de Biodanza. Ser para inspirar!

Finalmente gracias a todos los seres maravillosos que me han encontrado y que he
encontrado, por enseñarme todo lo que se, por llenarme de lo que son, por darme la
oportunidad de recibir todo el amor que me desborda y por saber recibirlo.
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2. INTRODUCCIÓN

Quiero contar parte de mi historia entendiendo mi ser “como corporeidad amorosa en su


viaje por el mundo de sí mismo” (Wagner, 2004), mi historia en el transitar de la Biodanza,
y como este camino me ha llevado a sentirme viva y ha fortalecido mi identidad. Mi
aventura por la Biodanza me ha dado ese regalo de conectarme con mi vida, de
observarme a mí misma surgiendo de las danzas del caos y la armonía al entregarme a los
ritmos de la naturaleza y a su grandeza. Me ha dado el regalo de "Danzar, siendo
plenamente el movimiento de las vísceras y de nuestros líquidos, el movimiento general
de nuestro cuerpo en el espacio diseñando en el aire la forma de la creación y de la
libertad; danzar, siendo el movimiento desdoblado del movimiento de la vida, del Cosmos,
desdoblado de las danza de las energías/partículas, de la danza del polen, de las estrellas y
de los animales, danza de la armonía que germina el caos y este, como padre, germina la
madre que lo generó. Danzar es tejer la vida, conspirar por el acto de vivir en el lecho
natural de la realidad, de la cultura, en la dirección del tiempo, en una extraña ruta
irreversible e incierta de oscilaciones, duplicaciones, turbulencias, caos, auto-
organización, autopoyesis…Tejer la vida es día a día celebrar el acto creador, sentirse
brotado por dentro y por fuera, percibirse poseedor de un potencial de vida capaz de
proyectarse en múltiples posibilidades de realización y singularidad. Al hablar de tejer la
vida, estoy hablando de participar de la vida, de ser creatura y creador de esa danza
cósmica revelada humana y danzada como historia. Participar a partir de sentirse vivo y
del estar presente, sintiendo el corazón de la Naturaleza pulsando en nuestros propios
ríos interiores, cuyas nacientes y desagües están en el infinito. Participar de la vida es
nacer y renacer a cada instante, a cada día, de un útero, pintando en la pantalla de la
realidad la existencia, antes de conocerla.” (Wagner, 2004, p.21).

Danzar me ha permitido tejer y retejer mi vida, conectar mi corazón con mi mente, mi


espiritualidad con mi sexualidad, mis alas con mis raíces. Hoy sigo tejiendo, esta vez son
mis palabras que tejen mis vivencias, los escritos en mis diarios, con la teoría de Biodanza,
que más que una teoría es una poesía de la existencia, que inspira, que embellece y que
expande.
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Esta monografía sigue siendo parte de ese tejido amoroso que sigue surgiendo y que no
parará nunca, de esos hilos de todos los colores que embellecen mi cuerpo en su
movimiento continuo, de células que danzan sin parar, creando y recreando mi vida. Las
palabras crearán ahora otro tejido que quizás ahora pueda ser más visible para otros, y
comprensible para muchos más.

“Empecé a escribir en un diario desde muy pequeña. Fue un regalo que me dio mi mamá, y
mi primer diario era hermoso y olía rico. Escribir en mi diario significaba algo más que
escribir, significaba poder contar cosas que nadie podía saber, significaba encontrar un
amigo incondicional, y además una forma de mantener la memoria de mis sentimientos,
pensamientos y acciones. Más adelante, cuando no tuve tiempo de escribir, empecé hacer
una agenda, donde escribía lo que hacía, escribía y decoraba las páginas con nombres, con
lugares, con nuevas experiencias, y en eso se me iba el tiempo. Escribir me ayuda a
comprenderme mejor, a entender muchas cosas que pasan en mí. Escribir significa
detenerme, parar ese ritmo acelerado, donde ya no tenemos ni siquiera minutos, e implica
reflexionar un poco sobre mis acciones, y poder detenerme o seguir. Escribir también
significa dejar una huella de mis instantaneidades, de mis pensamiento y sentimientos
prófugos que se van pronto y muchas veces olvido. Me permite poder mirarme, reírme,
entenderme, mirar mi evolución como mujer, como ser humano. Escribir es memoria.”
(Ejercicio de taller Biodanza y Escritura -27 de abril 2007)

Así es que retomaré y tejeré mis palabras desde el 2007 hasta el 2014, confesando mis
trasformaciones, mis tránsitos, mis danzas caóticas que solo han generado vida, y siguen
palpitando con más fuerza y humildad frente a la grandeza de la VIDA y su potencia
creadora. Es una gran oportunidad ahora de poner en palabras mi proceso, el cuál
después de un gran recorrido, del cual serán testigos, pude convertir en vivencias
(ejercicio pre-reflexivo), dejando el protagonismo de la conciencia, para soltarme a la
experiencia. “El punto de partida en Biodanza es la vivencia y no la conciencia; los
ejercicios llevan a las personas a vivenciar y solo mucho después a concientizar. La
vivencia tiene un poder autoregulador en sí, la conciencia, en contrapartida, es un espejo
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que registra y denota nuevos estados de integración, regulación y optimización” (Toro A.


Citado por Pessoa Santos. 2010, Pg. 36).

Después de esa gran travesía que tomó un tiempo, ahora puedo hacer un ejercicio
reflexivo, y volver a la conciencia para pedirle traducir las experiencias en palabras, volver
a donde empecé, pero sin duda volver distinta. El conocer a través de la vivencia remite al
"saber de los orígenes", integrar lo experiencial con lo cognoscitivo para superar esa
escisión. “No podemos hablar de la Totalidad de lo Viviente - dice Eugenio Pintor
(pensador y escritor dentro de Biodanza) - del hombre como partícipe de la vida sino
poniendo en juego todo lo que, de un modo u otro, pertenece a la vida... Se trata de
vincular el saber con la experiencia, con la profundidad y la totalidad de nuestro ser
viviente. Biodanza, propone una inversión de nuestra estrategia epistemológica
reconociendo el valor cognitivo de la vivencia. La epistemología a partir de los estudios de
la percepción y de un abordaje lógico - racional es restringido, si consideramos que la
percepción no depende sólo de los órganos de los sentidos sino del contexto emocional
de la percepción y de los substratos biológicos. No es aventurado, por lo tanto, proponer
que la vivencia, con todas sus connotaciones cenestésicas, constituye, un modelo de
exploración de los orígenes del conocimiento.” (Toro A. Material La vivencia. Pg. 22).
Después de haberme entregado a la experiencia, y haberla vivido con cada célula de mi
cuerpo, tengo la misión de explorar a través de la corteza cerebral, y explicar los cambios
que transité y sigo transitando.

Mi intención es reconocer en mi camino en Biodanza algunos de los elementos claves que


han permitido conectarme con la vida, generando una integración y fortalecimiento de mi
identidad, y hacer una transtasis, que me permitió ser lo que soy ahora y seguir en
evolución constante y dinámica. Se define transtasis como “la ascensión a un nuevo nivel
de integración en la escala evolutiva. Es la expresión optimizada de los potenciales”
(Pessoa Santos. 2010, Pg 44).
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3. JUSTIFICACIÓN

A partir de mi experiencia como mujer y como psicoterapeuta clínica he notado que desde
que empecé a profundizar en mi proceso de Biodanza, mi estar en el mundo y mi
intervención se transformó y comenzó a tener matices distintos. Esos cambios sin
embargo han ocurrido progresivamente pero ha tenido impactos maravillosos en mi
cotidianidad y en mí, y desde ese lugar comprendo aún más el poder que tiene la
Biodanza y su intención claramente política y social. La idea es entonces evidenciar como
en el proceso de Biodanza se impulsaron trasformaciones y afianzamiento de mis
potenciales genéticos que han tenido un efecto en la dimensión personal pero también un
impacto absoluto en mis acciones en el mundo y en mi quehacer profesional. Al ser
Biodanza una práctica vivencial que prioriza las experiencias sobre las interpretaciones,
construir esta monografía me da la posibilidad de empezar ese camino de vuelta a lo
académico, a lo intelectual, después de haber recorrido un mundo tan poético, onírico y
cenestésico. Tejer dos mundos que me habitaban, y que durante mi proceso solo priorice
uno. Entrelazar dos mundos que están más cerca de lo que creemos, que se enriquecen
continuamente y que nos caracterizan como seres humanos.

4. BIODANZA

Biodanza es un sistema de integración humana, renovación orgánica, reeducación afectiva


y reaprendizaje de las funciones originarias de vida. Su metodología consiste en inducir
vivencias integradoras por medio de la música, del canto, del movimiento y de situaciones
de encuentro en grupo. El significado de los términos usados en esta definición está
descrito aquí en forma más explícita para su mejor comprensión.

o INTEGRACION HUMANA
En Biodanza el proceso de integración actúa mediante la estimulación de las
funciones primordiales de la conexión con la vida, que permite cada individuo
integrarse a sí mismo, a la especie y al universo.
o RENOVACION ORGANICA
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Es la acción sobre la autorregulación orgánica, inducida principalmente mediante


estados especiales de trance que activan procesos de reparación celular y
regulación global de las funciones biológicas, disminuyendo los factores de
desorganización y stress.

o REEDUCACION AFECTIVA
Es la capacidad de establecer vínculos con las otras personas.
o REAPRENDIZAJE DE LAS FUNCIONES ORIGINARIAS DE VIDA
Es aprender a vivir a partir de los instintos. El instinto es una conducta innata,
hereditaria, que no requiere aprendizaje y se manifiesta mediante estímulos
específicos, tienen por objetivo conservar la vida y permitir su evolución.
Los instintos representan la naturaleza en nosotros, y sensibilizarse a ellos significa
reestablecer la ligación entre naturaleza y cultura.
o VIVENCIAS INTEGRADORAS
Es una experiencia vivida con gran intensidad en el aquí-ahora y con calidad
ontológica (se proyecta sobre toda la existencia). Las vivencias en Biodanza son
integradoras porque tienen un efecto armonizador en sí mismas.
Las vivencias en Biodanza están orientadas para estimular los potenciales de
vitalidad, sexualidad, creatividad, afectividad y trascendencia, denominados Líneas
de Vivencia.
Esta definición es tomada de la página de la International Biocentric Foundation,
entidad que regula actualmente el movimiento de Biodanza en el mundo. Esta
definición tiene algunas modificaciones a la definición inicial que da Rolando Toro
en 1974. (www.biodanza.org)

En el modelo teórico se explica como la vida surge del caos donde se dan las
condiciones iniciales para su génesis, y asciende a través de lo filogénesis y lo
ontogénesis. En la línea ontogenética que indica el proceso desde que una persona
nace hasta que muere se desarrollan las cinco líneas de vivencia: Vitalidad,
creatividad, afectividad, trascendencia y sexualidad. En esa evolución se encuentra
el continuum identidad-regresión, que “representa la alternancia natural de los
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estados de conciencia. Los dos polos forman un circuito en perpetuo movimiento


que progresa en espiral hacia la integración” (Toro A, 2007, Pg118).

Ilustración 2- Modelo Teórico

I. Identidad:

Rolando Toro define que “La identidad tiene sus raíces en la estructura genética y su
expresión biológica más dramática, es el sistema inmunológico y la incompatibilidad
con estructuras extrañas. La identidad se manifiesta no sólo a nivel celular y visceral,
sino a nivel psicológico-existencial. (…) La identidad del propio cuerpo, de los objetos
y de otras personas está sujeta a una evolución que no termina sino con la muerte
(Toro A. Material Identidad e integración, Pg. 4). En Biodanza hay un impacto directo
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en la identidad ya que “La danza activa el núcleo central de la identidad: la


conmovedora sensación de estar vivo. A partir de esa sensación visceral, se
reactualizan las primeras nociones del cuerpo y su perfección como fuente de placer.
Al mismo tiempo, se acentúa la noción de ser diferente y único al entrar en contacto
con otras personas.” (Toro y Terrén, 2008, Pg 34). Además de consolidarse como
fuente de placer es la posibilidad de la expresión creativa.

II. Regresión:

La regresión es el camino hacia la expansión, la disminución de la actividad cortical,


armoniza el cuerpo, es allí donde ocurre la renovación orgánica, es progresiva e
integradora. Los límites corporales se vuelven difusos y hay una gran conexión con los
otros y con la naturaleza. Las fronteras se eliminan y todos somos uno.

5. MI HISTORIA EN BIODANZA

El Cuerpo como escenario de trasformación

Hay una vitalidad, una fuerza, una energía, que se traducen a través de ti en acción, y como hay un solo tú en
todos los tiempos, esta expresión es única. Y si la bloqueas nunca existirá a través de otro medio y se
perderá.

Martha Graham

Conocí la Biodanza en un Curso de Biodanza y escritura que dictó María del Pilar Amaya en
el 2007. Lo tomé desde mi profunda pasión y gusto por la danza. En uno de los relatos que
nos pidió que escribiéramos decía: “Bailar significa darle vida al cuerpo, darle el lugar que
se merece. Significa apreciarlo como parte fundamental de nosotros mismos, significa
otórgale poder. Significa darle palabra al cuerpo para que exprese lo que hemos tratado
de tapar por medio de la razón, significa escucharlo, sentirlo. Significa reconocernos como
seres emocionales, corporales y espirituales. La danza nos permite contactarnos con
nuestro cuerpo, y a través del cuerpo podemos entender muchas cosas de nosotros
mismos, de nuestro entorno. La danza significa nuevas formas de experimentarme a mí
misma, nuevas formas de verme y ver al mundo. A través de la danza puedo expresar
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cosas que no quiero o no puedo expresar por medio de las palabras. Danzar también
implica situarme en el mundo y entender mis dimensiones, mi espacio y mis límites. La
danza no solo es un placer que me da energías y me moviliza, sino pienso que es una forma
muy hermosa de empezar a conocernos, a querernos y a relacionarnos con nosotros
mismo y con los demás de una mejor manera“.

Fue un curso muy nutritivo para mí, pero decidí profundizar en la danza contemporánea,
practicándola aproximadamente tres horas diarias; siendo parte y dirigiendo, en algún
momento, el grupo de la facultad de Psicología y participando en el grupo de la
universidad. Me encantaba, incluso en algún momento dude en seguir estudiando
psicología para dedicarme a la danza, pero encontraba sobre todo fascinante en la danza
su posibilidad de expandirme como ser humano, de crearme y recrearme, mi apuesta por
lo tanto no podía estar alejada de la psicología o por lo menos de un enfoque con sentido
terapéutico.

Quiero aquí darme el permiso de profundizar un poco en mi experiencia como bailarina


contemporánea, porque encuentro absolutamente fascinante y mágico la claridad que
estaba en mis células esperando por ser descubiertas e integrada por la Biodanza.

En Danzarte, el grupo de danza contemporánea de la facultad de Psicología, que en un


tiempo tuve el honor de coordinar, danzábamos para volver a nosotras, para descubrir
que tenemos todo lo que necesitamos, para abrir los ojos de la conciencia, para penetrar
el sentido, abrazar el dolor y los miedos y así transformar nuestra presencia, porque el
movimiento engendra la vida. Era despertar a la vida, tejer la cotidianidad con la
trascendencia para así danzar con lo sagrado y fluir en nuestra existencia. También
teníamos claro que la danza tenía una apuesta política clara, en la medida en que nos lleva
a ser agente activos en el acontecer de nuestra existencia y de nuestra comunidad; y
porque es una herramienta poderosa de transformación. Es también una apuesta política
porque es un camino alternativo de comunicación, a través del cual se hacen propuestas,
se cuestiona, se invita a reflexionar, se puede hacer resistencia, y se invita a pensar; y
porque puede ser una herramienta que vuelve a conectar, y que nos ayuda a
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relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, desde la idea de que somos
protagonistas de nuestra historia, y por esa razón todo lo que hagamos y dejemos de
hacer va a afectarnos.

Ilustración 3 - Presentación Danzarte en la Javeriana 2010

Ilustración 4- Presentación Sueños con Dalí - Grupo Institucional Pontificia Universidad Javeriana

Entendíamos intuitivamente que al danzar trabajábamos dos planos simultáneamente,


que no necesariamente están separados, pero podrían explicarse así: el plano emocional,
y el plano de las ideas. En un primer momento nos trabajábamos a nosotras y nos
conectábamos emocionalmente con nosotras mismas, con lo que estamos sintiendo en
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ese momento de nuestras vida y era allí donde explorábamos movimientos, y la


posibilidad de expresar a través del cuerpo lo que sentíamos. Después esas emociones se
combinaban con movimientos para tejerse con nuevos significados, ya no solo individuales
sino compartidos, que se alimentaban colectivamente. De esos significados compartidos
surgían algunas reflexiones particulares, distintas pero no lejanas que se iban tejiendo
entre sí, hasta que se constituían un sentido, un mensaje para comunicar, que se veía
reflejado en los movimientos y en la composición final.

Sabíamos que lo más importante era dejarse sentir, para trasmitir las emociones y no solo
los movimientos en sí, por eso trabajábamos mucho el sentir los movimientos, para poder
conectarnos con el público no solo desde lo mental (reflexiones y significados), sino desde
lo emocional, que reconocíamos que era un camino mucho más directo, y con mayor
impacto en el público. No nos interesaba mostrar algo estéticamente bello (parámetros de
belleza actuales), sino que movilizara al espectador, al movilizarnos a nosotras, para dejar
una semilla, que generara nuevas reflexiones.

Al mismo tiempo fue un espacio que se planteó desde el principio como un espacio
espiritual alternativo en el que era posible encontrar apertura y unidad en medio de la
diferencia, donde era posible construir vínculos fuertes capaces de resistir al
individualismo que impone la sociedad de consumo.

En una presentación que construimos colectivamente para el día del psicólogo en el 2008
escribimos: “La danza que surge de la emoción trasforma nuestro interior, pues abre a la
vida, nos conecta con profundos estados de bienestar, alegría, amor y deseo. Creemos
como Nietzsche que cada día en el que no hayamos danzado al menos una vez es un día
perdido, porque entendemos la danza como un lenguaje donde se encuentran el cuerpo, el
movimiento, la psique y lo trascendental. Bailar ha significado para nosotras otra manera
para explorarnos y descubrirnos en nuestra completud y armonía. Hemos querido ir más
allá del movimiento y usarlo como herramienta de conexión con nosotros, con los demás y
con la madre tierra, como una herramienta potencializadora de nuestro ser mujer. Esta
energía se convierte a su vez en movimiento liberador y hermoso que eventualmente
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queremos compartir con los demás para contagiar de vida a un mundo que carece de ella.
Lo importante finalmente no es lo que se dice de la danza, sino lo que se siente al
bailar…hay que atreverse un poco para dejarnos transformar por nosotros mismos!”

Agradezco ahora profundamente esa experiencia enriquecedora, a esas compañeras de la


magia que se atrevieron a escuchar y seguir su intuición, a la Universidad Javeriana para
apoyar nuestra locura por tantos años.

Me maravillo al reconocer en esas palabras y acciones conceptos del Principio Biocéntrico


y de la Biodanza, es como si siempre la Biodanza hubiera estado en mí. Este principio “se
inspira en la intuición del universo organizado en función de la vida y consiste en una
propuesta de reformulación de nuestros valores culturales que toma como referencia el
respeto por la vida. El principio Biocéntrico, propone la potencialización de la vida y la
expresión de sus poderes evolutivos. Biodanza es, desde este punto de vista, una poética
de lo viviente, fundada en las leyes universales que conserva y permite la evolución de la
vida. Todas las acciones de Biodanza se orientan en resonancia con el fenómeno profundo
y conmovedor de la vida.” (www.biodanza.org). Es un nuevo paradigma que surge de las
leyes universales que están para preservar la vida, entendiendo que cada momento es
sagrado. Decía Cezar Wagner en la extensión de Educación Biocéntrica que estamos
delante de un nuevo aprendizaje existencial, de una nueva subjetividad individual y social,
en que la consciencia se profundiza e se amplía mediante nuevas formas de convivir, de
sentimientos y de valores de vida. Reconozco en mi apuesta de aquella época, muchos
conceptos que se trabajan en Biodanza: la certeza de la importancia de la conexión con la
vida, la inmanencia y la trascendencia, la sacralidad de la vida, la importancia de la
conexión con nosotros mismos y con los otros, la trasformación, la necesidad de una
acción social, la integración de las emociones y la mente a través del movimiento, la
noción del cerebro social que se deja emocionar y contagiar por otros, la importancia de
construir y fortalecer vínculos, de volver al origen, de los movimientos con sentido.

Esta idea de la danza me acompañó por unos años más, en los cuales mis intervenciones
terapéuticas grupales tenían siempre un contenido de danza y movimiento, hasta que
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llegué a un momento clave y algo crítico de mi vida, donde debía decidir qué hacer de mi
vida. Empecé a buscar opciones de estudios nacionales e internacionales, y estaba entre
una maestría en Educación, en Psicología clínica o en Movimiento Danza Terapia. Y en ese
momento llevaba casi un año asistiendo regularmente a las clases de Biodanza en la
Javeriana con María Ximena Quintero, y éste se había convertido en un espacio de
nutrición, amistad y crecimiento personal importantísimo, así como un nido nutritivo.
Después de una inmensa búsqueda descubrí que Biodanza contenía las tres cosas que
estaba buscando: Educación, psicología (trabajo con la gente) y danza.

Así que decido empezar a formarme a finales del 2010 como facilitadora de Biodanza en la
Escuela Colombiana de Biodanza, dirigida por Myriam Sofía López y Francisco Escorcia. En
ese momento inicio mi camino como psicóloga con una intención clara de conectar mi
pasión con la danza, mi amor por la pedagogía y mi vocación por la psicología, pero con el
objetivo claro de que Biodanza fuera una herramienta para mi quehacer como psicóloga,
para tener más ejercicios para trabajar en los talleres y con la gente. Desde mucho tiempo
atrás había una claridad frente a mis procesos internos, a que tenía que trabajarme a mí
primero para trabajar con otros, tenía una postura muy autoreflexiva; pero ahora
reconozco que era una claridad más conceptual que vivencial. Mi enfoque seguía estando
afuera. Tanto así que cada vez que salía de clase anotaba los ejercicios para usarlos
después, y en cada vivencia estaba pensando en cómo mejorarlos y adaptarlos para mis
grupos (gran confesión). También había un gran contenido coreográfico que había
heredado de mi formación como bailarina contemporánea, que me llevaba a estar más
enfocada en la belleza de mis movimientos y a estar más en la cabeza.

En mi carta de motivación para entrar a la formación, el 26 de noviembre 2010 escribo:


“(…) Elijo formarme como profesora de Biodanza porque me encanta trabajar con grupos y
creo que soy muy buena haciéndolo. En la poca experiencia que he tenido he descubierto
mucho potencial y sobre todo pasión, pues creo profundamente en la magia del encuentro,
del afecto, y sobre todo en la posibilidad de tejer redes desde la solidaridad, el amor y la
armonía. Siento que mi labor como psicóloga y mi revolución es transformar los vínculos
insanos que crea esta sociedad y proponer nuevas maneras de relacionarnos (…)”. Allí sin
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saberlo estaba clara la intención de acción social de la Biodanza y me alegra, pero era
desde un lugar mucho más metodológico, quizás teórico, intuitivo pero no lo sentía con
toda mi existencia. Continuo: “(…)También quiero que mi quehacer como profesional
siempre este atravesado por lo corporal, por el movimiento, por lo tanto la propuesta de
Biodanza se conecta con mi certeza de que no podemos dejar de lado el cuerpo, sino que
por el contrario es desde el cuerpo desde donde se trabaja, el cuerpo como escenario de
trasformación (…).”

Con esas certezas y preguntas llego a la formación de Biodanza, ya con un camino


recorrido, y lista para profundizar y dejarme alimentar por todo el caos que generaría ese
nuevo transitar, para integrar mi identidad y permitirme sumergirme en nuevas
percepciones y perspectivas de la vida, y resueno con lo que dice Rolando Toro; que “Cada
individuo, al vincularse consigo mismo en un proceso de integración y al desarrollar una
conciencia comunitaria, ofrece su propio patrón genético de respuestas vitales. La libertad
individual se postula aquí como la forma adecuada de un desenvolvimiento interior de
potencialidades innatas. Libertad y desenvolvimiento son sinónimos. (Material
Trascendencia, Pg 20).

6. SIETE MOMENTOS DE APRENDIZAJE

Mirando hacia atrás y hacia mí, deleitando cada instante y reconociendo la inmensidad
que ocurre a través de mí puedo reconocerme distinta, o quizás más parecida a lo que
realmente soy. Creo importante enumerar y explicar los siete momentos que resaltan en
mi camino y que resumen o centralizan el proceso que ocurre en la formación como
facilitadora de Biodanza. A continuación comparto siete hitos que marcaron la diferencia
en mi transitar y que reconozco como elementos del arte supremo de sanación que es la
Biodanza.

6.1 No voy a dejar una huella en el mundo

Como psicóloga tenía una gran ambición metodológica al entrar a Biodanza, pues la
percibía como una gran herramienta para ser aplicarla a mis grupos y complementar mi
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profesión, era resultado de un gran impulso y deseo por trasformar el mundo, por dejar
una huella, por cambiar lo que estaba mal. Allí estaba todo un discurso revolucionario,
reaccionario e impetuoso que me había acompañado siempre. En este punto mi
revolución buscaba un camino distinto, había dejado atrás la lucha política, un
movimiento político al que acompañé por un tiempo y sobre el cual hice mi tesis de grado:
Las dimensiones del cuidado que potencian la lucha por la memoria del movimiento social
hijas e hijos por la memoria y contra la impunidad, y gracias al cual sin duda aprendí
muchísimas cosas. Con ellos aprendí a reconocer la importancia de reconocernos como
sujetos contextuales, hijos de la historia con una responsabilidad ética de ser conscientes
de la realidad de nuestro tiempo y sobre todo de nuestro país. También a reconocer el
conflicto, reconocerlo desde las diferentes miradas, y me identifique con la mirada de las
víctimas. Me hice parte de una lucha que está en búsqueda constante de la dignidad
humana, “contra la muerte que pretendió dividirnos a partir del miedo, el aislamiento y el
silencio, construyendo una relación entre nosotros que se basa en la ética, la solidaridad y
la comprensión de la realidad del otro, como hijo e hija, en sus aspectos comunes, así
como en un sinnúmero de diferencias, incluso antagonismos, que lejos de impedir
relacionarnos, nos enriquecen. A partir de allí esperamos darnos a nosotros mismos el
diálogo impedido, y de la misma forma, construir un espacio de crítica sobre nuestro
pasado” (Hijos e Hijas, 2006). Recuerdo estar de acuerdo y citar en la tesis a Estanislao
Zuleta (1985) “Si alguien me objetara que el reconocimiento previo de los conflictos y las
diferencias, de su inevitabilidad y su conveniencia, arriesgaría paralizar en nosotros la
decisión y el entusiasmo en la lucha por una sociedad más justa, organizada y racional, yo
le replicaría que para mí una sociedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores
conflictos de reconocerlos y de contenerlos. De vivir no a pesar de ellos, sino de
productiva e inteligentemente en ellos. Que solo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la
guerra, maduro para el conflicto es un pueblo maduro para la paz.”

Esa fuerza movilizadora y revolucionaria, sin embargo empezó a adquirir nuevos matices,
me empecé a alejar del ámbito de lo público, para buscar nuevas maneras de
21

revolucionarme. La esperanza de la trasformación y la utopía como ímpetu movilizador


empezó a ocultarse y empecé a descubrir en la lucha política incoherencias y contrastes
que me hacían daño. Honro y dignifico la lucha, admiro lo que hacen, sin embargo empecé
a sentir que no pertenecía a esa lucha, y aunque hago parte del conflicto y tengo una
responsabilidad ética de hacerme cargo, empecé a buscar otras maneras de abordarlo.
Rolando Toro escribe al respecto que “Al buscar las causas del fracaso de las revoluciones
sociales es necesario considerar que las personas que las han promovido no habían
realizado en sí mismas el proceso evolutivo. Las transformaciones sociales solo pueden
tener éxito a partir de la salud y no de las neurosis o del resentimiento. De otro modo, los
cambios sociales solo tendrán el efecto de sustituir una patología con otra (2007, Pg 29).
Mi identidad siguió evolucionando y en marzo del 2011 escribí: “Soy una mujer que
siempre se ha sentido movida por un deseo infinito e inacabable de transformar, además
de ser única, transformar, transformar, transformar…, cambiar, destruir, construir, hacer
mejor el mundo, ser mejor persona, mi sentido vital está también ahí, por eso decido
estudiar psicología, por eso decido en un momento pertenecer a un movimiento político,
por eso decido renunciar a muchas cosas y revolucionar mi mundo. Me encanta eso, pero
dentro de esa idea hermosa y utópica de transformar (otra de mis palabras favoritas,
después de magia) hay algo más profundo y es una fuerza movilizadora que quiero llamar
hoy Rabia, a esa rabia la apoyan el sentido de injusticia, inconformismo, critica, el ser
desafiante. Me gusta eso, eso siempre me dio fuerza y hasta me dio una identidad, me
permitió sentirme grande y poderosa. Pero a la vez me lleva necesariamente a empuñar mi
mano derecha, a gritar, a llenarme de una adrenalina destructora, IRA, odio,
resentimiento.”
Es allí donde recuerdo al Cuerpo como escenario de trasformación y reafirmo mi decisión
de hacer Biodanza como “la posibilidad de invitar a las personas a vivir una celebración a
la vida, y empezar a conectarse con la vida desde la capacidad de disfrute, desde el
agradecimiento, y también desde el fluir mismo de la existencia. Comprender juntos lo
cíclico de ésta, y sobre todo que la vida es algo muy complejo, lo cual implica aceptar a la
vida con todos sus matices, sabores y dimensiones. Danzar significa abrir espacios a la
22

existencia, con sus formas ritmos, dejar de pelear, abrirnos a recibir su sabiduría. Creo que
ser profesora de Biodanza me puede ayudar a experienciar eso que estoy comenzando a
entender y poder trasmitirlo a la gente con la que trabajo y vivo cotidianamente. Es la
posibilidad de ser yo misma revolución, de ser yo misma un factor de transformación y así
contagiar al mundo con nuevas miradas y nuevos sentidos.” (Carta de Motivación para
entrar a la formación de Biodanza 26 de noviembre 2010)
Mi revolución se había trasformado, y ahora había llegado al escenario de lo corporal,
pero mi necesidad de generar cambios, generada por mi gran insatisfacción por la
realidad, por el cuestionamiento incesante por las dinámicas sociales, continuaba. Ya en el
relato de vivencia de la primera maratona escribía algo frente a esa revolución: “La
transformación reside en nosotros mismos, no es luchando por ideales políticos, sino
siendo nosotros cada vez más parecidos a los que realmente somos, como podemos
generar cambios favorables. Somos responsables de lo que nos sucede. Como asumir esa
responsabilidad sin cargarme, como asumir esa responsabilidad sin que esta me lleve
necesariamente a querer tener el control. Cómo asumirla sin desempoderar a los otros y
sentirme culpable al final. Si no tengo el control, y entonces como ocurre el
empoderamiento. Son preguntas que me hago continuamente y que espero se vayan
desvaneciendo en el movimiento.”(Definición y Modelo teórico de Biodanza, Enero 2011)

Esas preguntas se empiezan a tejer en los relatos de vivencia en grupo, y en la maratona


de mayo del 2011, compartiendo mi deseo de dejar huella en el mundo, Francisco Escorcia
me dice (o por lo menos eso recuerdo) que ese deseo estaba motivado por el ego, y que
simplemente vinimos a vivir, somos solo una pequeña partícula en el universo, en la trama
de la vida, realmente mi existencia no hará una gran diferencia. Ese comentario me cayó
como un balde de agua fría, de repente mi identidad, mi razón de existir se había
desvanecido. Solo surgían preguntas, una parte de mi quizás saltaba y celebraba, como si
le hubieran quitado un peso de encima, otra se tensionaba, casi se ahogaba, pues le
habían quitado sus seguridades. En ese relatorio escribo: “Brillar o dejar huella? Esa es la
cuestión! Quizás solo con vivir sea suficiente. ¿Hay cosas que no puedo cambiar?¿Ante eso
debo resignarme y conformarme? ‘Y si caigo en la indiferencia? ¿Cómo ser el cambio que
23

quiero ver en el mundo? ¿Cómo soltarme sin perder la fuerza? ¿Soltar el control sin perder
mi guerrera? ¿Y entonces mi misión estaba motivada por el ego? ¿Y si no vine a este
mundo a dejar huella entonces que…?”.

Cambian entonces las preguntas, el lugar desde donde decido pararme para comprender
mi realidad y actuar en coherencia, el foco empieza lentamente a girar hacia mí misma. Mi
comprensión sobre mi misma se cuestiona, dejo de ser SOL Ritmico Amarillo, mi kin maya,
que ponía en un lugar cómodo de “centro del universo” con la tarea de iluminar al mundo,
para apasionarme por las invitaciones que me hacia la luna, los ciclos, los momentos de
ser lunas nuevas, darme tiempo para mí, dejar de brillar, o dejar de creer en la necesidad
de brillar, dejar de pretender ser luz. Recordar que no soy el centro del universo y
tampoco tengo la responsabilidad del mundo sobre mis hombros. Puedo descansar, y
ahora voy en busca de nuevos propósitos. Salí del antropocentrismo a la búsqueda de
nuevas formas de estar en el mundo, no desde el centro, sino haciendo parte de un
sistema infinito, de la naturaleza e igualmente importante a una flor. “Desde el Principio
Biocéntrico podemos concebir el universo como un gigantesco holograma vivo. La
experiencia de la unidad mística y de la identidad suprema es para nosotros
perfectamente válida. Podemos descubrir en esta vivencia fundadora las raíces de una
cultura de la vida.” (Toro A. Material Inconsciente Vital y Principio Biocéntrico, Pg. 28).

Empiezo a ceder el control para abrirme a la posibilidad de maravillarme con el universo y


la existencia, y me uno a una reflexión de Humberto Maturana en una entrevista “"Lo que
nos pasa a los seres humanos es que hemos perdido la confianza, y como la hemos
perdido queremos control. Y como queremos control queremos certidumbre y como
queremos certidumbre, no reflexionamos no tenemos libertad reflexiva. Este maravilloso
don que surge con lo humano, queda negado desde la desconfianza. Si operamos en la
confianza la falla es legítima y puedo mirar porque aparece como error...Cuando se pierde
la confianza en el mundo natural se busca el control y ahí aparece la negación del otro, la
apropiación. Cuando dejo de sentirme parte de la naturaleza." (Entrevista La belleza de
pensar).
24

Ilustración 5- Maratona Aspectos Fisiológicos de Biodanza - Mayo 2011

6.2 MI DANZA EN CONEXIÓN CON EL RITMO DE LA MUSICA

“Nuestros pies y nuestro corazón son rítmicos.


Nuestras manos son melódicas, como nuestro cuello
y nuestra sonrisa. La armonía, en cambio, hay que
buscarla en el fondo de los ojos, en el encuentro de
miradas, donde se establece el circuito inicial, el de
la vida.” Rolando Toro

Ilustración 6- Metodología I: La música. Febrero 2013


25

Yo como centro de mí, yo como protagonista de mi historia no para otros sino para mí,
Biodanza no es para otros es para mí, no es una herramienta es una experiencia personal
y la quiero vivir sin pensar en cómo la voy a usar para otros, solo me quiero hundir en la
experiencia. Aunque estar en un proceso personal era ya una decisión consiente, mi
cuerpo hablaba claramente y me revelaba que los viejos patrones continuaban a pesar de
que mi mente tuviera nuevas comprensiones. Mi danza seguramente era creativa,
innovadora, pero aún mantenía su herencia de danza contemporánea, y tenía una
característica muy particular, y es que no iba casi nunca al ritmo de la música. ”Pero este
es el movimiento que me nace hacer ahora” le respondí a Myriam cuando me pidió que
entrara en la música, y con un poco de malestar me ajusté, para seguir su instrucción. En
danza contemporánea lo último que se usaba era la música, pues lo importante era el
movimiento y la emoción. Al seguir la instrucción la música en ese momento dejó de ser
mi acompañamiento para convertirse en la fuente misma de mi movimiento. No se puede
explicar lo que sentí, porque las comprensiones llegaron mucho más tarde, pero en ese
momento mi revolución siguió su curso de trasformación. Decía Rolando, que “la
investigación de una ontología tiene que hacerse a través del éxtasis musical, por ser la
música la vía regia, es decir la forma en que la conciencia se transforma en vivencia y la
vivencia retorna de nuevo a la conciencia. También es el fenómeno de la identificación
musical el que nos hace accesible la comprensión de la unidad cuerpo-alma, el continuon
psicosomático y la filiación visceral de la vivencia” (Material Identidad e Integración, Pg
13).

La música, como uno de los poderes de la Biodanza, capaz de deflagrar emociones,


despertar vivencias intensas y capaz de estimular las cinco líneas de vivencia, me estaba
permitiendo recibir y comprender la vida y sus propuestas. El ritmo de la música es el
ritmo de la vida, al respecto decía Alfred Tomatis que la música nos enseña que “escuchar
el universo” abre la percepción en todas sus dimensiones y restablece los vínculos
esenciales con el medio ambiente y con las personas. Pero cuando lo aceptaba era como
entrar al flujo del universo, de repente todo se volvía más fácil, más fluido; no tenía que
seguir haciendo fuerza para ir en contra de la corriente, era esa corriente quien ahora me
26

llevaba y yo podía relajarme, como las tortugas de Buscando a Nemo de Disney en la


corriente australiana. Ser música, ser danza, ser auténtica. Decía Humphrey “El ritmo es el
gran organizador (…) las pautas rítmicas dan sentido y sensibilidad a la vida, y la masa de
materia que carece de ritmo es anárquica, caótica, una amenaza para toda la
organización.” (Ortiz Lachica, 1999)

Significaba también inclinarme hacia la enorme sabiduría de la vida, volverle a otorgar a la


vida su “sacralidad”, (Principio Biocéntrico) aceptar su inteligencia (Inconsciente Vital),
dejar de luchar contra esa perfección y aceptar: soltar el control. En vez de querer intentar
cambiar la realidad, entendía que debía cambiar mi manera de mirarla. Había una
sensación de no querer buscar más la perfección y ser mejor persona, sino de ser más
humana, no de querer cambiar, sino de aceptarme y quererme como soy. El inconsciente
vital, lo define Rolando como el psiquismo a nivel celular, la inteligencia de las células,
capaces de tener memoria, de autoevolucionar, autoregularse y autocrearse.

Mi danza cambió, empezó a bajar al cuerpo, mi necesidad de controlar empezó a ceder y


también mi deseo porque mi danza fuera bella también se empezó a desinstalar. Comencé
a dejar fluir mi existencia, a dejar de un lado mi necesidad casi obsesiva por intentar
interpretar toda mi existencia, para empezar simplemente a existir. Las reflexiones deben
ir después de las experiencias y no antes. Y como decía Francisco, la cabeza es la última
que se entera de todas las transformaciones mágicas que empiezan a ocurrir y es genial
confiar en que puede haber transformaciones sin que sean mediadas por la razón. En
Biodanza se rechazan categóricamente las pretensiones de "elaborar, interpretar y
racionalizar las vivencias", ya que “La inteligencia conceptual no es el instrumento
apropiado para "elaborar" las vivencias (Toro A. Material La vivencia, Pg. 4)”.

En la medida en que fui entrando al ritmo de la música, empecé a confiar más en la


sabiduría del cuerpo, de la vida, del fluir, del amor. ("If we admit that human life can be
ruled by reason, the possibility of life is destroyed!", Si admitimos que la vida humana
puede ser regida por la razón, las posibilidades de la vida se destruyen!); también mi danza
empezó a cambiar, veía como mis movimientos algo estereotipados por la danza
27

contemporánea se iban diluyendo, para surgir de adentro, de un lugar mucho más


profundo, para ser la voz de lo que mi cuerpo y mi existencia querían expresar, y no de
movimientos estéticos originados por la necesidad de verme bella. Mi danza empezó a ser
más rítmica, más central, empezó a moverse más el tronco que los brazos, una danza que
me permitió conectar con la vida, nutrirme, pulsar, empoderarme aún más, buscar pasos
más firmes, con fuerza. “La práctica de la Biodanza no vincula el cuerpo al esfuerzo y a
ponerse a prueba, no asigna al movimiento el rol de soporte vital del pensamiento, sino
pone en escena el cuerpo viviente, en su simplicidad, en su pureza. Es el cuerpo el que da
y que recibe, el cuerpo que se abre y que se recoge, el cuerpo que la emoción prolonga en
el espacio del gesto y del encuentro, del compartir. Es el cuerpo que, en un lenguaje que
le es propio, expresa la vida que lo sostiene. Ese cuerpo deriva menos de lo que tengo,
materia y órganos, que de lo que soy. La práctica no está en los músculos que se esculpen,
ni siquiera en la eficacia que le impone la voluntad, o en la belleza de las formas y de los
movimientos. El cuerpo no es en sí mismo una parte separada, maciza y espesa, sino la
totalidad del ser en forma de totalidad. En el fondo de la materia es lenguaje, lo que en sí,
siempre en contacto con las cosas y los seres, se emociona. Es lo que toca y es tocado, lo
que requiere el gesto y que siempre lo crea. Se hace sentir en la piel que delimita el
espacio particular de mi ser y que, desde el mundo, recoge el tacto (Allain Antille, citado
por Toro A. 2007, Pg.17.)”. Así mismo, entrar en la música me permitió dejar de bailar con
una música interior que provenía de mi mente, de mis deseos, para empezar a vincularme
con mi entorno, a dejar mi danza autista, y a iniciar una danza conectada con el universo,
con el grupo. Incluso cuando estamos haciendo danzas individuales hay un elemento
conector, la música, que nos lleva a tener experiencias sino parecidas, quizás si en
sincronía.

Esto empezó a ocurrir porque la música es un instrumento de mediación entre la emoción


y el movimiento, capaz de estimular danzas expresivas, orgánicas, de comunicación
afectiva con uno mismo y con otros, transformar al danzarín en danza. El órgano para
sentir la música no son los oídos, es todo el cuerpo. Dice Toro en su libro Biodanza que “la
música es la forma por excelencia sobre la cual la conciencia se trasforma en vivencia y la
28

vivencia retorna a la conciencia. De la misma manera, es el fenómeno de la identificación


musical el que nos hace accesible la comprensión dela unidad cuerpo-alma, del continuum
psicosomático de la filiación visceral del lenguaje poético” (2007, Pg.166).

Mi conexión con el ritmo entonces me permitía entrar aún más profundamente en


conexión conmigo misma, fortalecer mi identidad, reconocer la unidad de mi cuerpo con
mi alma. Conectar con los ritmos de mi cuerpo, respiración, corazón, los ritmos
hormonales, metabólicos, también con los de la naturaleza, día, noche, luna, sol, conectar
con lo cósmico. En esta conexión con la música, la melodía me permitía integrarme
afectivamente con otros, reconocerlos y prepararme para conectarme con la armonía que
me iba a permitir entrar en íntima unión con la naturaleza. Al respecto escriben Veronica
Toro y Raúl Terren que “Biodanza utiliza los elementos de unidad, tonalidad, ritmo,
armonía y melodía. Somos un puro instrumento de vinculación, a la naturaleza, a todo lo
que es origen. La melodía elabora nuestra comunidad amorosa y la armonía nos brinda la
intimidad y la trascendencia. (2008, Pg.31)

Las vivencias que surgen del efecto música-movimiento generan impacto en los umbrales
límbico hipotalámicos, en los neurotransmisores y en el sistema neurovegetativo, y estas
transformaciones modifican los ritmos propios y en general al organismo y a su biología.

Ilustración 7- Maratona La música en Biodanza -Diciembre 2012


29

6.3 ESTAR PRESENTE/ ENTRAR EN VIVENCIA

La posibilidad de construir intimidad y fundirme con lo vivo, con la naturaleza, con la


trascendencia me fue posible vivirla cuando por fin pude empezar a entrar en vivencias
más profundas y con mayor constancia. La Vivencia es "una experiencia vivida con gran
intensidad por un individuo en un lapso de tiempo aquí - ahora ("génesis actual"),
abarcando las funciones emocionales, cenestésicas y orgánicas". Las Vivencias se elaboran
en los órganos, en las glándulas endocrinas y en los neurotransmisores (Toro, R. Material
La vivencia, Pg. 4). Para poder entrar en vivencia “Se necesita confiar en la vida, estar
abierto y entregarse sin pre-juicios. La vivencia se produce en aquellos momentos en que
desconectamos con la experiencia que nos condiciona con la fuerza de gravedad de lo
previo, es decir, histórico.” (García, 2011)

Esta experiencia de aceptación, humildad y profundización en la vivencia se radicalizó con


una experiencia maravillosa que tuve en Tailandia, que culminó un proceso de meditación
que comencé casi al tiempo que inicié la formación de Biodanza. La idea de mi revolución
también seguía nutriéndose de nuevas filosofías y miradas. Empecé mi entrenamiento de
meditación con una organización mundial que se llama PEACE REVOLUTION y busca
enseñar la meditación como una herramienta para encontrar esta vez la paz interior y así
poder contribuir a la paz exterior. En Tailandia estuve meditando 4 veces al día por 15
días, con 24 personas más de todo el mundo, y aprendiendo a estar presente limpiar
nuestros pensamientos y a estar en el centro. (http://goo.gl/T2Ggd3)

En Agosto del 2012, después de volver de Tailandia,


reconocía el valor intrínseco de mi existencia,
independientemente de la productividad o de mi quehacer,
comprendía que la vida seguía y fluía más allá de mis
intenciones y planes, por lo tanto el esfuerzo estaba en
aceptar la vida tal y como era y no intentar cambiarla, mi

Ilustración 8- Árbol de los deseos - misión en la vida era ser feliz, ni siquiera tenía que
Enero 2013
30

esforzarme en ser mejor persona. Descubrí el valor absoluto del silencio, de estar conmigo
misma y tener el valor de vivir en el aquí y en el ahora, intentaba escapar de mí, creyendo
que ayudaba a otros, pero era solo una disculpa para no estar conmigo. Ahora descubría
el poder y la alegría de estar conmigo, de agradecer y disfrutar estar conmigo y
reconocer el valor de lo que soy; me he podido observar con ojos de amor y de
aceptación. Lo mejor fue darme cuenta que luchar no sirve de nada, que detrás de la lucha
por intentar cambiar las cosas solo hay mucha prepotencia y falta de aceptación del ciclo y
la fluidez de la vida; hay cosas que simplemente no se pueden cambiar, pero nos
desgastamos en luchar y exigir que cambie. La transformación real se genera cuando
hemos aceptado el inevitable trascurrir, soltado el control y confiado en la sabiduría de la
existencia/Dios.

Después de llegar de esa experiencia profunda de meditación, donde me entrene a estar


presente y a acallar mi mente, es cuando empecé a reconocer que tengo vivencias
profundas y prolongadas. La meditación llegó a complementar para mi experiencia en
Biodanza. No soy capaz de explicar con palabras lo que vivo, y no me importa, privilegio
las experiencias, lo subjetivo es lo valido, las palabras solo limitan lo que vivo, mis
compartires en los relatos de vivencia empiezan a disminuir y empiezo a preferir el
silencio. Vivo mi vida en modo lento, casi como la propuesta del caminar como
astronauta, avanzo despacio en mi vida, observo y disfruto. “In the material world, in
order to reach our destination more quickly, we have to move faster. But for the spiritual
world within, our final destination can only be reached when the mind is brought to a
complete stop, and doesn’t exert energy. Practically in everyday life, we can do both:
stopping the mind still inside while our body is moving doing what it needs to get done”
Peace Revolution (En el mundo cotidiano, para llegar a nuestro destino más pronto, tenemos que
movernos rápido. Pero en el mundo espiritual nuestro destino puede ser solo alcanzado cuando la mente
está quieta y no usamos energía. Prácticamente en nuestra vida, podemos hacer las dos cosas. Parar la
mente incluso cuando nuestro cuerpo se está moviendo haciendo aquello que necesita.)

Fue una experiencia muy distinta a la Biodanza, podría decir que casi opuesta, y sin
embargo con finalidades muy parecidas. Allá tuve momentos de amor infinito a mi vida y a
31

mi mundo, donde no podía parar de llorar por la belleza que vivía a mí alrededor, me
sentía tan conectada conmigo misma, que solo me habitaba alegría y agradecimiento, me
empecé a sentir profundamente conectada con la naturaleza con el infinito. El silencio y la
quietud eran los protagonistas, y eso me permitió ver el mundo desde otra perspectiva,
pude aprender a aplazar mis deseos y necesidades, para disfrutar mi presente y las
posibilidades que tenía en frente. Lo que sentí lo podría explicar con la definición de
íntasis dada por Rolando Toro en el documento de Trascendencia: “Es la súbita ampliación
de la conciencia unida a la vivencia emotiva de “estar vivo” por vez primera y única,
concentrando todas las posibilidades del ser. Esta vivencia va acompañada de un
sentimiento de pavorosa belleza y plenitud. Diríamos que ni siquiera hay participación del
proceso de identificación, sino un estado intensísimo de la conciencia de vida con todas
sus resonancias afectivas. Es sentirse parte viva de una totalidad orgánica, unido a un
sentimiento de eternidad (intemporalidad). La vivencia corporal es pulsante, con
sensaciones de escalofrío y piloerección” (Pg. 11).

Rolando decía también que la vertiente Oriental aporta los valores anti-vida, ya que el
valor sagrado de la vida tiene sentido en la vida misma, aquí y ahora, y la conexión con la
vida debía ser enraizada. Al respecto creo que sí se reconoce la sacralidad de la vida, y de
hecho en oriente aprendí a conectarme con lo sagrado de la existencia, pero quizás sin
corporalidad, una sacralidad no encarnada.

Cuando llegué a Biodanza volví a conectarme poco a poco con la posibilidad del
movimiento, de volver a subir al corazón toda la experiencia, de volver al cuerpo, para
conectarme con mi sensualidad y erotismo, para enraizarme. Después de que lentamente
se dio la integración de las dos experiencias empecé a tener VIVENCIAS profundas, y el
trance entre identidad y regresión empezó a ser real, ya que la meditación me permitió
profundizar en vivencias de regresión. La regresión se “caracteriza por un relajamiento de
todos los músculos y armonía en las funciones viscerales. La actividad cortical y los
sistemas de alerta disminuyen sus umbrales de respuesta. En el estado de regresión
ocurre activación parasimpática, renovación orgánica e inhibición simpático adrenérgica.
El pulso, acelerado en el comienzo, se va tornando más lento y la respiración se regulariza.
32

Hay también una activación de los mecanismos de termorregulación y tendencia al


sueño.” (Pessoa Santos, 2010, Pg. 40).

A partir de ese trance entre identidad y regresión mi identidad se empezó a fortalecer, y


fue capaz de soltarme a fundirme con otros, con el cosmos y a soltar el control. La fusión,
en palabras de Maria Lucia Pessoa es el “proceso donde la identidad personal se amplia y
se torna identidad cósmica. En el tránsito de la conciencia de sí a la conciencia de todo, la
conciencia personal se fortalece. El efecto subjetivo de la experiencia es un sentimiento
intenso de alegría y unidad ontocosmológica (2010, pg. 44). La capacidad de regresión
tiene que ver con una identidad cada vez más fortalecida, es desde mi identidad que me
puedo vincular con la totalidad.

Ilustración 9- Maratona Mecanismos de acción- Junio 2012


33

En el relatorio de vivencia de la Maratona Mecanismos de acción escribo “(…) al final me


dejé llevar, solté, no había pensamientos, pude vivir la misma experiencia de
trascendencia que me da la meditación, danzando. Ser danza, me conecté con la alegría
de vivir, el disfrute, la risa, sentí como las experiencias se fundían, sin querer integrarlas”
(Junio 2012). Las dos experiencias, tan opuestas y casi irreconciliables, me habían
permitido encontrar algo que buscaba por mucho tiempo: vivencias de gratitud,
complitud, trascendencia, fluidez, alegría de estar viva, conexión real y la revolución de
amor, sobre todo la posibilidad de profundizar en las vivencias, soltar el control y
simplemente estar y permitirme vivir lo que se proponía sin juicios de valor.

Encontré que algunas de las vivencias propuestas de expansión de conciencia en Biodanza


también se obtienen meditando pues son subjetivas, intensidad variable, son anteriores a
la conciencia, ocurren en el aquí y ahora, comprometen todo el organismo y del ser, tiene
sustrato en el inconsciente vital e influencia sobre él, tienen consecuencias
neuroendocrinas e inmunológicas, no necesitan ser evocadas ni analizadas al nivel de la
conciencia y constituyen la originaria expresión de nosotros mismos. Como diferencias
encuentro que en la corriente de meditación en la que me entrené la intención no es
deflagrar emociones, por lo contrario es ir más allá de ellas, y aunque se parte de una
dimensión cenestésica, la finalidad a diferencia de Biodanza es trascenderla. Sin embargo
las dos experiencias juntas generaron en mi la posibilidad de seguir profundizando en lo
que ahora es una columna vertebral en mi vida: la Biodanza; y agradezco a la meditación
porque me llevó a ese importante reconocimiento de mi camino y profundización de mis
vivencias.

En este punto ocurre la Gestalt: Música-movimiento-vivencia, como conjunto de


elementos inseparables y dinámicos. Mis movimientos por fin estaban conectados con la
música y generaban vivencias profundas. “La coherencia de las relaciones entre estos tres
elementos asegura la eficacia de la unidad metodológica constituida por estos. En cambio
la separación semántica entre ellos constituiría una suerte de reproducción experimental
de la disociación esquizofrénica, en que motricidad y emoción funcionan
independientemente. Cada uno de los ejercicios de Biodanza implica una música y el
34

movimiento corporal estimulado por ella y coherente con ella; además su finalidad es la
inducción de una vivencia específica, cuyos efectos corresponden a un objetivo
metodológico inherente al proceso de integración y desarrollo humano” (Toro Araneda,
2007. Pg, 191)

6.4 SER PARTE DE UNA MANADA

Seguí danzando para mí, mi danza empezaba a ser un regalo para mi existencia, mis
vivencias seguían siendo cada vez más profundas y prolongadas. Mi corteza cerebral
seguía perdiendo cada vez más protagonismo y el SIALH adquiriendo cada vez más
potencia y fuerza. El SIALH es el Sistema Integrador-Adaptativo-Límbico-Hipotalámico y
está asociado el comportamiento emocional, afectivo e instintivo: “la integración de las
respuestas viscerales moduladas por esa región tiende a conservar la estabilidad del
medio interno (homeostasis). Los comportamientos adaptativos al medio externo están
relacionados con los sistemas somato-motor y sensorial (corteza cerebral). La mediación
con el mundo externo ocurre con ambos sistemas” (Toro y Terrén. 2008, Pg.138). En
Biodanza se empezaba a fortalecer mi ser auténtico, descubría que cuando danzaba era
única, importante, irremplazable, pero a la vez era parte del todo, no era más que nadie.
Eso era maravilloso, pero a la vez mi ego volvía a desvanecerse, cuando no era el centro, si
era igual que todas, ¿entonces quién era yo?, mi necesidad de ser auténtica, para
reafirmar mi identidad tenía que ver con sentirme distinta y única, pero en la ronda
éramos todos iguales. Fuera de los protagonismos mi identidad se desvanecía, y reconocía
que los vínculos eran muy débiles, ¿cómo tejer vínculos desde la igualdad, solidaridad y
semejanza, cuando siempre los había tejido desde ser la protagonista y desde la necesidad
de ser el centro de atención?. Mi sensación de ser invisible al mundo me hacía querer ser
reconocida, ser puesta en el escenario, en el centro para poder yo sentirme visible para
mí. En este momento el foco estaba irremediablemente en mí, ya no desde la necesidad
de ayudar a los de afuera, para ser reconocida, ahora estaba en mí, y eso era maravilloso:
yo como protagonista pero de mi propia historia, yo haciéndome cargo de mí. Sin
embargo ese volver a mi tenía que ver al mismo tiempo con volver a los otros, con recibir
noticias mías en el encuentro con los otros. Así que el foco se empezó a ampliar desde mí
35

hacia afuera, y ahora podía evidenciar que los vínculos que me conectaban con mi
entorno, con los otros, eran débiles, no eran claros, estaban heridos, pero los podía
observar. Ya había dado un gran salto de volver a mí, pero faltaba un gran camino para
volver a la manada.

Mi miedo de conectarme con otros y abrir mi corazón era grande, las heridas cada vez
eran más evidentes, y mi dificultad de estar en grupos compactos era clara. El afecto y la
cercanía las sentía invasivas, me sentía asfixiada y el contacto me generaba malestar. Con
progresividad y paciencia pude sobrellevar este obstáculo; el poder de la caricia me
permitió entrar en contacto con los otros, recibir sin miedo, entender el contacto como
una posibilidad de fortalecer el vínculo, como una profundización de la relación y otra
forma maravillosa de comunicación. Sin embargo no basta el contacto, es necesaria la
conexión, es decir que cualquier forma de vínculo físico esté movido por una fuerza
afectiva sincera. “…y empiezo a entender la profundidad de verme y reconocerme en los
ojos de otros. Me empiezo a sentir parte, algunos vínculos se empiezan a profundizar. Soy,
me siento a través de mis sentidos, siento a los otros. Estoy viva, siento mis dendritas
conectarme. Me siento excitada, apasionada y VIVA!” (Relato de vivencia-Maratona
Extensiones y Aplicaciones -Agosto 2012).

Poco a poco empecé a reconocer la fuerza colectiva, la importancia de pertenecer, de


sentirme parte de una manada que me contiene, me abraza, y que juntos nos lamemos
nuestras heridas. Empecé a abrir mi corazón a recibir, a realmente sentir la unión que
existía cuando nos tomábamos de la mano, “la vida sigue aunque no lo queramos. Somos
observadores y fluimos con la vida. También tenemos fuerza interior y también podemos
dirigir, decidir y poner límites. Nuestra fuerza tiene tono pero no tensión. Una fuerza que
vuela, que corre, pero no agrede ni corta. La liviandad y la fuerza son lo mismo y fluyen en
el círculo de la existencia. Puedo disfrutar el encuentro, la caricia, la fusión con otros.
Empiezo a vincularme distinto, me puedo vincular con otros profundamente, desde mi
grandeza reconociendo la grandeza de otros” (Relato de Vivencia - Maratona
trascendencia- Nov 2012).
36

El poder del grupo como matriz de renacimiento y contención, ya hace rato venía
haciendo su labor, pero ahora lo reconocía. Mi grupo como biogenerador, generador de
vida: “La concentración de energía convergente dentro de un grupo produce un potencial
mayor que la suma de sus partes. Esta energía biológica renovadora compromete la
unidad y armonía del organismo. Se crea así, un campo magnético en el que se reflejan y
proyectan emociones, deseos y sensaciones físicas de gran intensidad. Se produce una
sensación más esencial de las otras personas, un modo nuevo de identificación” (Toro, V y
Terrén. 2008, Pg. 132). Mi grupo como matriz de renacimiento en el cual empiezo a
encontrar continente afectivo y permiso para empezar a ser más yo misma, mi grupo
comienza a ser uno de los ecofactores más poderosos que estimulan el desarrollo de mis
potenciales genéticos

La verdadera revolución en Biodanza es generar un cambio integral de los estilos de


vínculo social. “Actualmente, sabemos que esta vinculación invisible trasciende la especie
y que estamos, esencial e indudablemente, vinculados por el proceso de la vida a todo el
universo. Estas consideraciones etológicas, biológicas y antropológicas, sólo confirman un
hecho: la vinculación interhumana es una función biocósmica. El ser humano, sometido a
un proceso de desenvolvimiento histórico – cultural, dentro del cual nace y crece,
experimenta la más violenta deformación de estos impulsos de afinidad natural por su
propia especie. La patología de nuestra cultura insiste, a través de sus medios de
comunicación y de sus instituciones, en el desarrollo de actitudes de segregación, rechazo,
agresión y explotación de unas personas sobre otras.” (Toro Araneda, Material Biodanza y
Acción social. Pg. 5)

En Biodanza se empiezan a reparar esos tejidos rotos entre la especie humana, trascender
la competencia, la discriminación social, para empezar a vincularnos desde el amor, el
reconocimiento y la solidaridad. Esta es la verdadera revolución: Biodanza como
propuesta política de reconstrucción de red social, devuelve a los seres humanos la
noción olvidada de la comunidad. Lo anterior tiene que ver con impulsos biológicos de
cooperación e integración, pues la afectividad tiene una compleja representación
neurológica córtico-diencefálica.
37

Se hace entonces comprensible lo que Rolando Toro decía acerca de que la identidad de
un individuo se revela sólo en presencia de otro. Al respecto decía Martín Buber en su
Teoría del Diálogo que “el hombre deviene en un yo a través del tú, y que el encuentro yo-
tu es de tal manera esencial para el hombre, que solo en él se constituye verdaderamente
como persona y deja de ser un mero individuo. Allí es capaz de captar el sentido de las
cosas, llegando a los secretos más íntimos del ser” (Toro, V y Terrén. R., 2008. Pg. 128).
Fortalezco mi identidad cuando te miro no como un prójimo sino como un semejante. “En
la conmovedora percepción de sí mismo, en el placer de sentirse vivo, en la belleza
pavorosa de ser único, estará siempre presente, con la intensidad del ácido sobre el metal,
la grabación de “lo otro”, lo diferente, el fondo genital de lo múltiple, la alteridad”. (Toro
Araneda, R. Material Identidad e Integración. Pg. 14). Cuando estoy contigo tengo noticias
mías, y es con otros que en una vivencia me “conecto con mi mamífero interior, con mi
cola que se balancea de emoción, con mi lengua que quiere chupar para decir te quiero y
gracias, con mi deseo de arruncharme y calentarme en mi manada. Mi alma me vuelve a
habitar, abrí mi corazón a recibirla, a recibir el amor que me rodea. Estoy completica de
amor, llenita de mí, nutridita y lista para de nuevo dar sin jalar, liderar sin cargarme, hacer
sin esforzarme. Me conecto con la alegría de estar viva, con la fuerza del amor, de la
creatividad. (...) Reconozco que aunque sea yo la primera en la barca, y la que tiene la
mejor visión, todos remamos y es un esfuerzo colectivo” (diario- 28 de abril 2014). Es
maravilloso releerme y descubrir que mis deseos se hacen realidad en Biodanza, unos
meses antes de sentirme conectada y de iniciar a reparar mis vínculos en un taller escribo
que “Quiero sentir que puedo profundizar en mis vínculos y generar relaciones sólidas en
la cuales me sienta acompañada y apoyada. Sentir que soy creativa y generosa con mis
amigas y que camino con ellas, quiero compartir más y construir red, sembrar, abrazar,
apoyarme, sostener, quiero sentir que tengo amigas de verdad” (intención en un taller el
20 septiembre 2012). Lentamente y con progresividad esos deseos se van instalando en
mi cuerpo hasta volverse realidad con otros.

Finalmente me reconozco como parte de una manada, donde mi lugar es único e


irremplazable, pero donde todos somos iguales, y el aporte y presencia de cada uno es tan
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importante como el de los otros, somos pequeños puntos de un gran tejido humano, y
también de la especie. Importancia del vínculo y de la comunidad, todos somos unos y
somos iguales. “El amor comunitario es el fundamento de la conciencia comunitaria.
Justicia y libertad en gobiernos democráticos, sin explotación.” (Toro, Material Acción
Social. Pg. 15). El real cambio es cuando podemos profundizar y reparar los vínculos
sociales, esa es una forma de rehabilitación existencial.

Ilustración 10- Relato de Vivencia: Maratona Aplicaciones y Extensiones – Agosto 2012

6.5 ESCUCHAR MI INTUICIÓN

En la medida en que puedo vincularme con otros, puedo vincularme conmigo. Mi


conexión conmigo misma se fortalece y se profundiza. Empiezo a tener la capacidad de
escuchar aún más mi voz y darle más fuerza que a las voces de afuera, de ir hacia “una
especie de sabiduría milenaria que orienta a los seres vivos hacia las fuentes nutricias del
mundo, la percepción se dirige hacia aquello que genera en ellos vida y más vida las
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fuentes nutricias del mundo” (Toro Araneda, Material Vitalidad. Pg. 3). Mi identidad se
sigue fortaleciendo, y esta vez se manifiesta a través de la afectividad, la necesidad de
sanar la expresión reciproca del amor diferenciado (dirigido a una sola persona), ya que
según Rolando Toro las personas que tienen una identidad débil son incapaces de amar, y
sus vínculos con las otras personas pueden ser defensivos. En este punto la vinculación
amorosa y sana que inicio a tener en mi grupo, en mi manada biodancistica, me invita a
crear también afuera vínculos fuertes, sanos y creativos. La fuerza de la Biodanza me
invita a extender toda la sabiduría que se empieza a gestar, también en mi cotidianidad,
en mis relaciones interpersonales y familiares.

La primera que salta a la vista es mi relación con mi novio. Llevo sintiendo hace un tiempo
una vocecita en mi lado izquierda que me dice que Julián no es el hombre de mi vida, que
debo despedirme de él, en varias vivencias de Biodanza siento la necesidad de abrir mis
alas y volar lejos de él, y lo que me ata es él, quiero volar, pero a la vez no puedo volar sin
él, dejarlo significa un suicidio, renunciar sería darme una puñalada a mi corazón. No paro
de pensar en esa voz, en esa sensación a la que me invita cada clase de Biodanza de volar
y dejarlo atrás, de renunciar al sueño del amor eterno, de mi príncipe ideal. ¿Soy feliz con
él? A veces, tiene tantas cosas maravillosas, pero tantas cosas que me duelen, creo que no
soy la mejor versión de mi misma cuando estoy con él. Sin duda estoy “tranquila”,
contenida, “amada”, en un lugar cómodo, pero a la vez me siento poco conectada con la
vida. Pero “si Julián es un gran hombre” repite mi cabeza, repitiendo la voz de muchas
personas que me rodean. Pero creo que no soy feliz, pero tampoco sería feliz sin él. Ya lo
perdí una vez, y casi no me recupero de esa perdida, no permitiré que se vaya de nuevo,
esta vez no lo soportaría, no podría salir viva de ese dolor. Pero la voz insiste, la sensación
crece cada día con más fuerza. ¿Pero y si no es mi intuición la que habla, sino mi miedo, mi
incapacidad de disfrutar mi vida, mi insatisfacción aguda por la vida? Mi reconocimiento
patológico de que tengo tantas cosas por sanar me lleva a un camino sin salida, debo
trabajar en mí para aceptar a Julián, disfrutarlo y poder construir una mejor relación, pues
YO soy el problema. Desde ese lugar seguía buscando ayuda, seguía pidiendo fórmulas
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para sanar y cambiar, seguía dándome látigo por no ser la mujer que Julián necesitaba y
por no disfrutar TODO el amor que él me daba.

La lucha se agudizaba, por más que intentara meditar, estar en terapia, danzar, la voz era
cada vez más insistente y con ella mi miedo, mi tristeza profunda, mi desmotivación por la
vida. Mis intentos por conversar eran inútiles, pues solo reforzaban la idea de que el
problema era mío, pues según él su amor estaba claro y su proyección conmigo
impecable. “Reconocí que somos una pareja conectada espiritualmente, con respeto,
amor, cuidado, pero una relación de la barriga hacia arriba, sin sexualidad, sin pies en la
tierra, estamos conectados de corazón a corazón, estamos abrazados pero no sabemos
caminar, ni danzar juntos (…) hay tantas razones para dejarlo, pero realmente tan pocas
cuando es hora de actuar, me haría tanta falta…”(diario, 30 de marzo 2014). Pero a la vez
descubro ahora que lo que más me conectaba a él era su capacidad de contenerme, de
aceptarme incondicionalmente y de regular mi emocionalidad descontrolada, sin embargo
descubría que eso ahora lo podía hacer yo misma conmigo. Biodanza me ha dado la
posibilidad de contenerme, Biodanza me ha dado la posibilidad de mirarme con un amor
tan infinito que reconozco mi grandeza y me derrito de amor por mí, Biodanza me ha
ayudado a regular mis emociones, habitarlas y aceptarlas como son. Ya no es otro quien
me da esa posibilidad, soy yo misma. Eso me pone en lugar distinto frente a él, ya no lo
necesito, y eso me lleva a una pregunta fundamental que plantea Rolando Toro, ¿Con
quién quiero vivir?, ¿Quiero vivir con Juli? Mi mente salta inmediatamente y dice SI, mi
cuerpo se queda paralizado, un poco frio, le pido que responda, pero no lo hace, o quizás
no quiero escucharlo. Y recuerdo a Francisco Escorcia repitiendo: “El cuerpo no miente”,
pero ¿y si mi cuerpo está solo confundido por mi mente?. Me duele mi cadera mucho,
entiendo que tengo que tomar decisiones.

Es en ese momento cuando tengo la siguiente visualización en una meditación: “era una
leonsita encerrada, sin embargo la puerta siempre había estado abierta. En el fondo estoy escondida,
sintiéndome muy mal, sola, abandonada, encerrada. Cuando me doy cuenta que está abierta me da aún más
miedo. ¿Y ahora a dónde voy? Para donde voy si no sé a dónde ir?. Cuando me asomo un poco veo a un león
acostado, que ha hecho guardia de la jaula por mucho tiempo, ha estado allí acompañando en silencio, con
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paciencia, amor y sabiduría. En medio de mi dolor y mi miedo, le digo que no quiero su compañía y que no
quiero que se me acerque. Él me dice que tendrá paciencia, que mantendrá distancia y que estará ahí
acompañándome para lo que yo necesite. Me da mucho miedo salir, requiere valentía y confianza. Respiro
varias veces, y muy lentamente me levanto y empiezo a caminar suavemente y con cautela, atenta a mi
cuerpo, de cualquier sonido, cualquier movimiento. Empiezo a respirar el viento de la libertad, el riesgo y la
incertidumbre son frescas, cálidas y el sol me hace un poco de daño en los ojos, pero rápidamente me
acostumbro. El león aún no se para, solo me observa atentamente, su mirada me da seguridad, siento
confianza y tranquilidad. Inicio mi caminar, no se hacia dónde. Él me sigue, toma distancia y me acompaña
con un respetuoso silencio. Yo estoy descubriendo, sintiendo mis emociones, habito el miedo, camino con
incertidumbre, respiro nervios, alegría y emoción. Todo es muy verde, muy vivo, me siento a salvo, sigo mi
olfato que me lleva a un rio. Me observo en su reflejo, aún quedan rastros de cautiverio, odio en mi mirada;
por las piedras voy entrando al agua, que me recibe tibia y fresca y me cobija con su transparencia, y con
suavidad va limpiando mi pelaje y mi alma. Se lleva lo que no necesito y lo remueve, la corriente es mi aliada
y deja fluir en mí. Me dejo llevar por la corriente, me suelto, confío, cada vez más limpia y liviana admiro el
cielo y las orillas del rio que me sorprenden con hermosos animales y plantas. Silenciosamente el león me
sigue por la orilla, solo queda confianza y alegría y lo siento en mi barriga. Aterrizo en una especie de
lagunita y termino de despertarme cuando siento al león entrar al agua. Me salpica, me sorprende y con un
timing exacto me empieza a salpicar agua con su patica. Todo me parece muy gracioso. Me encanta jugar,
hacía mucho que no reía. Reímos y disfrutamos estar juntos. El sol anunciaba su partida y león con su mirada
me hizo entender que debía seguirlo y después de sacudirnos el agua y quedar esponjositos, caminamos cima
arriba, por la montaña rocosa. Estábamos en silencio, un silencio presente, en absoluta presencia; hasta que
encontramos unas rocas que parecían hechas para los dos. Él se sentó a mi derecha y con una postura muy
majestuosa se quedó mirando al horizonte sin pronunciar palabra. Lo miré un poco hasta comprender que
llevarme allí era otro de los maravillosos regalos que me había dado la vida a través de él. En la cima de esa
roca veía con una perspectiva ampliada mi mundo, un pasaje maravilloso. El cielo totalmente despejado
permitía ver con total claridad la puesta del sol. Un sol que nos calentaba, iluminaba y nos daba tranquilidad.
Acompañamos en silencio ese sol que se despedía y que nos llenaba de esperanza, dejándonos a la luna a su
paso. Cuando el último rayo de luz desapareció empezamos a ver la iluminación de muchas estrellas que
tejían juntas un tapiz de muchas figuras que nos llevaban a la luna. El frio nos hizo acercarnos un poco para
recibir el calor de otro, bastó con una mirada dulce de profundo agradecimiento para quedarme dormida en
un sueño infinito.”(Diario, 17 de abril 2014)

Me contengo a mí misma, me habito, me reencuentro conmigo, y es en ese encuentro con


otro que comprendo que ese otro soy yo misma, que es en ese encuentro donde puedo
construir vínculo conmigo misma. No solo me reencuentro conmigo misma, sino
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reconozco en el encuentro con otros, con mi manada, la presencia de seres alados y de


cuatro patas, que son mis guardianes, que me acompañan y contienen. Empiezo a
vincularme aún más con el programa de la vida, soy una expresión de la vida misma, y en
ese sentido mi intuición es el resonar con la frecuencia de la vida, entrar en sintonía con
ese mensaje inmemorial de la vida.

Escucho ahora más claramente los llamados de mi alma, mi intuición, empiezo a discernir
más las voces y a darle más volumen que a las voces de otros. Hay sin embargo un paso
entre escuchar nuestras voces y hacerles caso, y es confiar profundamente en ellas como
para seguirlas.

Ilustración 11- Relato de Vivencia: Maratona Vitalidad – Febrero 2012

6.6 LANZARME AL VACIO: decirle si a la vida y a todas sus manifestaciones

…Pao el poema eres tu porque estas aprendiendo, porque te estas arriesgando a vivir,
Eres poema porque estas desafiando el miedo y saltando y soltando al crecer,
Eres poema porque tu pelo negro cae sobre tu cuerpo como las alas de libertad de un cóndor
Eres poema porque eres como el sol que brilla e ilumina calurosamente, y como el mar profundo al que
invitas a sumergirte sin cesar, para ser amada y amar.
Eres poema porque eres sol, mar, amor, cóndor, libertad, vacío, calor, sensación, humildad, pasión, apertura,
canción, deseo, prosperidad y sanación…
Poema realizado por mí en la extensión de Educación Biocéntrica

Lo colectivo empieza a tomar mucha fuerza, me empiezo a comprender desde las


entrañas como parte de una red que me sostiene, pero que a la vez alimento, ya que el
grupo en Biodanza es un catalizador de procesos integrativos. Me conecto conmigo misma
en la medida en que me puedo conectar con otros, y me conecto con otros en la medida
en que me conecto conmigo misma. “La situación de grupo tiene un carácter deflagrador,
es decir, precipita un proceso de crecimiento. La experiencia es vivida con gran intensidad
y tiene el carácter de un autodescubrimiento conmovedor. Ciertos aspectos de la
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identidad que estaban ocultos pueden revelarse súbitamente.” (Toro Araneda, Material
Metodología V, Pg. 3). Haciéndome cargo de mi misma y reconociéndome parte de algo
más grande que me contenía tuve momentos hermosos, comprensiones maravillosas,
vivencias fantásticas, donde me percibía volando sola, donde encontraba mi libertad,
donde me conectaba con la alegría de estar viva, pero esas vivencias parecían durar tan
poco tiempo, como si vinieran de afuera y no de mi fuente interior, como si me las
inyectaran pero tuvieran caducidad. Volvía la homeóstasis a llevarme a la tristeza
profunda, a la confusión, a la dificultad de tomar decisiones, al dolor de cadera que me
invitaba a accionar, a moverme, a conectarme con la línea de vivencia de la Vitalidad,
conectarme con las motivaciones para vivir y tener la energía disponible para la acción
(ímpetu vital). Me reconocí deprimida, triste, desmotivada, por más meditaciones o
sesiones de Biodanza que hiciera, era como si la vida me estuviera esperando para tomar
una acción concreta, aplicar lo aprendido en Biodanza a mis relaciones fuera del grupo, a
sacar fuerzas y transformarme en un agente de salud dentro de mi medio. Ya no bastaba
con tener visualizaciones sanadoras, danzas expansivas, sueños lucidos, la vida me pedía
una ACCIÓN concreta, en la realidad, con los pies en la tierra. Empezaron a llegar
mensajes de todas partes, señales, la voz interior se hacía cada me más fuerte y
contundente. Tomar la acción que mi nueva conexión con mi fuerza vital me pedía, de
alguna manera lo sentía como ir contra mi instinto, porque significaba morir. En palabras
de Rolando Toro, se origina una angustia frente a la amenaza de pérdida del amor, “Esta
angustia, muchas veces soterrada, es de tal intensidad que las personas prefieren tener
una existencia empobrecida antes que sufrir la agonía de la pérdida amorosa. La
separación de los amantes se experimenta como una vivencia de muerte; vivencia que
tiene fundamentos reales, ya que son múltiples los circuitos ecológicos que
recíprocamente se crean en una pareja.” (Material Sexualidad, Pg. 16). Esto se explica ya
que la convivencia crea circuitos de vínculo que adquieren, un carácter orgánico, e
inducen una complementariedad fisiológica. Por esta razón según Igor Caruso, citado por
Toro (ídem) la separación de los amantes puede constituir “una fenomenología de la
muerte”.
44

Sin embargo reconocí que no podría ser peor que lo que vivía actualmente, mi alegría que
me duraba 10 horas después de Biodanza, no era vida tampoco y prefería arriesgarme,
entregarme, soltar, auto donarme, quizás hacer algo que no había querido hacer como
soltar el control, mirar a los ojos a la muerte y decirle con coraje “aquí estoy”!. Esta
experiencia ya la tuve en una pesadilla, cuando entre dormida y despierta decidí
enfrentarme a mi mayor miedo, mirarlo a la cara y entregarme a la muerte, y me mataron,
y esa muerte resultó ser el momento en que observaba como el miedo se hacía cada vez
más pequeño, y yo podía danzar en movimientos redondos sobre las nubes; me entregué
a la muerte. Miré a los ojos mi miedo de dejar a Julián y enfrentarme al inmenso dolor que
iba a representar, tomé la decisión, pero lo que no sabía era que al mirar de frente la
muerte y darle la bienvenida, le estaba diciendo SI A LA VIDA. “Puedo vivir sin ti, porque
ya estoy para mí.” Reconocer y atravesar mi propia oscuridad, para encontrar mi propia
luz.

Ilustración 12 - Maratona Aspectos Míticos y Filosóficos - Julio 2011


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“Mi necesidad de trabajar con las personas y mi misión de conectarlas con la vida, tiene
que ver con que no estoy suficientemente conectada con la vida!. Me da miedo enfrentar
el caos que implica estar viva, creo que no lo voy a lograr, no tengo el valor para hacerlo.
Valor: 1. Coraje de estar viva; 2. Merezco vivir, merezco recibir” (21 febrero 2014). Tengo
miedo, mucho miedo, pero esta vez, a diferencia de hace algunos años, me siento
apoyada, siento que hay una fuerza inmensa que me impulsa a pesar del miedo, un
ímpetu que me recuerda que la vida está en el centro y me contiene. Y entonces
reconozco que lo que tengo que hacer es “Recordar quien soy, de donde vengo, todo lo
que tengo, recordar mi origen, escuchar mis latidos del corazón. Escuchar mi nombre,
escuchar el tambor (…) confío en lo que escucho, que mi alma/dios si ven hacia donde
tengo que ir y pueden guiar mi camino aunque yo no lo vea, confío en su sabiduría y en
que ellos saben bien que es lo mejor para mí, confío y me dejo llevar, no opongo
resistencia. Al recordar mi valentía, amor, fuerza y confiar, soy capaz de dejarme llevar, de
saltar al vacío, arriesgarme a lo desconocido, aceptar la incertidumbre, salir de mi zona de
confort, salto desde la seguridad de que mis alas se van a abrir. Y me lanzo al vacío, voy
más allá de mi propio ego (trascender), ese es el acto más grande de amor, porque es
decirle SI A LA VIDA, es decirme a mí misma: “confío en ti y aunque duela o aunque tenga
miedo, mi amor por ti es más grande” y entonces no queda otra cosa que abrir el corazón
a recibir todo el amor del universo, y sé que
dios/vida está allí diciendo “por fin me ves,
he estado aquí siempre y me muero de la
emoción de que me veas y confíes en mi”. Y
allí la conexión se hace evidente, “tú y yo
somos uno, y conmigo solo hay amor,
prosperidad, éxito y diversión”. Entro en el
flujo, me conecto con la fuente. Yo soy tu,
hago parte del todo.” (Diario- 17 de mayo
2014).

Ilustración 13- Fotos tomadas en la Maratona: Árbol de los Así entonces, lo que pensé que era el fin del
deseos- Enero 2013
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mundo, terminó por convertirse en el mejor regalo de la existencia, ahora me siento


conectada con la vida, me siento tremendamente viva, y asumo todas las manifestaciones
de la vida, mi dolor, mi tristeza, pero también mi alegría y amor por mí misma. Sentirme
viva también empieza a tener un sabor de presencia, de estar allí para mí, de habitarme
profundamente, de aceptarme y mirarme con ojos de amor. Asumo mis decisiones y me
hago cargo de mi presente; “miro mis heridas, las consiento, las cuido, las reparo y me
dejo sanar de mis abuelos, hadas y animales de poder. Un lobo blanco lame mis heridas y
se acuesta a mi lado. Un jaguar ruge, dándome fuerza y acompañando mi sanación. Tengo
paciencia, me rindo, me dejo contener, abro mi mente, mi corazón y mi cuerpo para
recibir el amor, disuelvo mis corazas. Permito que me quiten lo que ya no necesito aunque
me duela (Diario- 16 de junio 2014).

Se requiere valentía para dar el salto, confiar en que nuestras alas ya están listas, que
tenemos todo para enfrentarnos, confiar en la vida y en mí. Tengo una mamá águila como
Myriam Sofía López capaz de empujarme al abismo: “Los llevamos al borde del abismo y
les ordenamos que volaran. Ellos no se movieron. “Volad!”, les dijimos. Pero ellos no se
movieron. Los empujamos hacia el abismo. Y entonces volaron” (Guillaume Apollinaire).

El coraje de vivir es algo que se afianza claramente en Biodanza, asumir la vida tal y como
llega, sin desear ya una realidad de fantasía y perfección. Así es la vida y le apuesto a
vivirla, a embellecer mis heridas “Hoy quiero habitarme, quiero llenarme de mí, quiero
estar conectada con mi vida, con el coraje, con lo que se venga, con mi fuerza, con mi
amor, con mi intuición. No quiero seguir esperando que de afuera llegue la solución, la
mirada es hacia adentro. Estoy dispuesta a abrazar mi sombra, a amarla y a danzar con
ella. Mi grandeza tiene que ver con mi humildad, y mi humildad con mi amor propio” (21
febrero 2014, Diario después del segundo taller Minotauro).

6.7 EROTIZACION DE MI MUNDO

Salto a la vida, me conecto con el coraje de vivir, que me lo da la profundización de mi


conexión conmigo, con los otros y con la naturaleza. En esa conexión empiezo a
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reconocerme heredera de represiones, historias, patrones que nos hacen daño y nos han
convertido en lo que R.A. Chance llama una “sociedad antagónica” (Citado por Toro A,
Material Acción social, Pg. 5). Para Rolando Toro A., la apuesta de trasformación de esa
problemática social estaría en incluir “progresivamente, en un estilo de vida hedónico o,
por lo menos, introducir en el esquema agonístico el elemento fundamental, capaz de
disminuir la tensión interhumana: el contacto, la caricia, la función lúcida de brindar
continente al otro.” (Material Acción Social, pg. 5)

La apuesta en Biodanza entonces tiene ayudar a que podamos orientarnos hacia una
visión integradora del hombre y hacia el respeto por la vida. Esta trasformación no puede
ser sólo ideológica, “Se trataría de activar los núcleos innatos, biológicos, instintivos y
emocionales del contacto corporal.” (Toro, Material Acción Social, Pg. 14).

Ilustración 14- Relato de Vivencia: Maratona Sexualidad – Mayo 2012

Me sentía desconectada de la vida, me sentía un poco más cósmica pero sin raíces, y
como decía Rolando Toro, “no hay la menor posibilidad de evolución hacia lo divino sin la
base instintiva de la vida, la vida es la más grande hierofanía.” (Material Aspectos
Psicológicos, Pg.14). Inmanencia y trascendencia son una sola pulsación que no está
separado. La vida es la expresión máxima del sentido del Universo (Albert Schweitzer). Mi
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deseo de conectarme con lo oriental, con lo espiritual, de meditar por horas, y viajar al
otro lado del mundo, lo hacía sin una conexión clara con mis raíces, olvidando mi cuerpo
mismo. Hay que ir más allá de una de las catástrofes que atraviesa nuestra identidad: la
herencia cartesiana de su “Cogito, ergo sum”, la cual ha separado nuestra mente de
nuestro cuerpo, relegando nuestro cuerpo a un simple contenedor de nuestra razón. Esa
separación sigue teniendo efectos negativos, y esa es una de las grandes misiones de la
Biodanza, tejer puentes entre la razón y el cuerpo, y reconocerlos como una unidad
indivisible y única. Soy mi cuerpo y lo escucho, cada vez presto más atención a sus
lenguajes silenciosos, y su profunda sabiduría, a sus ciclos que cada vez se restablecen con
los de la naturaleza. “Cuerpo y alma, materia y energía, son dos aspectos de una sola
realidad. El ser humano es una unidad integrada al cosmos. Unidad del hombre, de la
vida y del universo son correlativas.” (Toro Araneda. R, Material Acción Social, pg. 15).
Conectado a lo anterior, al escuchar mi intuición que reside en las células de mi cuerpo,
decido volver a hacerle caso y no viajar a la segunda beca que me gané para meditar, esta
vez por dos meses, pues sabía que mi trabajo era aquí en Colombia, poniéndole la cara
paciente y valientemente a mi vida, dejar de escapar, para empezar a resistir, insistir y
persistir. La posibilidad de poner límites, decir no, tomar la decisión de Julián, ser paciente
con mi apuesta profesional y no rendirme a pesar delas dificultades, abrir mi grupo como
facilitadora y hacerme cargo, me ha dado raíces, me ha conectado con la vida, mi vida es
ahora más real, y me siento más viva que nunca!

El placer se transforma en el elemento organizador de las vivencias. Me reconozco ahora


más integrada, mi dimensión sexual es igual de importante y fundamental como la
afectiva a la cual le he dado tanta importancia. En palabras de Rolando Toro “La identidad
humana se organiza en el flujo natural de la energía erótica. La energía erótica es energía
cósmica que genera vida.” (Material Sexualidad, Pg. 4). La sexualidad un camino más para
recorrer y aprender. Honro su energía y me abro a fundirme en ella. Si antes me sentía tan
fragmentada como en la foto, ahora siento que asumir mi sexualidad como algo sagrado y
fundamental, ha unido todas mis partes y me ha permitido conectarme con el placer de
estar viva, con los pequeños placeres de lo cotidiano. Esa sensación de estar viva tiene
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que ver con que “La vivencia de la sexualidad es una expresión del inconsciente vital que
se manifiesta como sensaciones de placer cenestésico de intensidades variables y que
pueden conducir al estado de éxtasis. La fuerza secreta de nuestras motivaciones
existenciales es la sexualidad. La vivencia de la sexualidad es primordialmente corporal y
luego puede derivar en fantasías o en acciones.” (Toro Araneda, R. Material Sexualidad, Pg
5).

Es hermoso traer la sexualidad a nuestra cotidianiadidad, erotizar nuestro mundo,


permitir que todas nuestras células se permeen de ella, permitir que nos acompañe en
todos los ámbitos de nuestra vida. Es un reto pues no nos han enseñado, realmente para
la sociedad no somos seres sexuales, ¿y entonces que hacer con toda esa fuerza? El deseo
sexual constituye una fuerte motivación para vivir e integra de todo mi ser: “Entrenar la
capacidad para experimentar deseos implica un aprendizaje a nivel cortical (fantasías
eróticas), a nivel emocional (potencia de las emociones) y a nivel visceral (activación del
hipotálamo, la hipófisis, las glándulas sexuales y el sistema neurovegetativo). La
preparación para el placer, por lo tanto, no puede estar reducida al entrenamiento de la
sensibilidad genital.” (Toro Araneda, Material Sexualidad. Pg 6).

Exploro mi sensualidad y la reconozco, mis compañeras la reconocen más integrada,


menos estereotipada, ya no es que quiero seducir al mundo, buscando aceptación
externa, o destacarme, ahora la Paola que seduce surge fluidamente, hay más
magnetismo y sin hacer esfuerzo. Ya no me siento como una entidad de la barriga a la
cabeza, sino una unidad integrada, donde cada dimensión es igualmente importante y
poderosa, y reconozco en la sexualidad un poder inigualable que me mueve, me motiva y
me llena de energía. Aún sigo en esa exploración de esa fuerza en mí, de la capacidad de
conectarme con el mundo desde la sexualidad, comprendiendo los límites y
funcionamientos.

Ahora es el momento de llevar afuera lo que había aprendido en mi útero biogenerador,


volver a nacer. Ese nuevo nacimiento implica darle expresión a mis instintos, y empiezo a
comprender la apuesta de Rolando Toro por fortalecer los instintos, para poder
50

evolucionar hacia lo divino. Ir más allá de la herencia castradora de la Vertiente


Judeocristiana en la cual se castiga el placer, y la sexualidad se relega a lo privado, oculto y
en muchos casos castigable. Se pregunta Toro ¿Cómo podría la sexualidad alcanzar su
cualidad de encuentro encantador y jubilosamente sensual bajo la fuerte atmósfera de
evanescentes redes de depresión existencial que constituyen el inconsciente colectivo de
esta civilización enferma?. Cuanto miedo genera en mi ese mundo desconocido, pero
decido abrirme a experimentarlo, a dejar fluir su fuerza en mí, a usar a mi favor esa fuerza
abrumadora que me conecta con la vida misma, que produce vitalidad y creatividad en mi
cotidianidad.

La energía sexual lo contiene todo y lo impulsa, me mueve, me da energía, me conecta,


me expande, a la vez permite que fluya, que se movilice dentro. Es una energía poderosa y
quizás por eso asusta, pero entrar en conexión con ella revitaliza y renueva.

7. REFLEXIONES FINALES

El camino es una espiral…

En este transitar por el maravilloso mundo de la


Biodanza surgieron en mí varias transformaciones que
condensé en los siete saltos importantes y definitivos
que describo anteriormente, dentro de las cuales
pude evidenciar los diferentes elementos que la
Biodanza me ha brindado para llevarme a una mayor
integración de mi identidad, a partir de la conexión
con la vida. “La vivencia fundamental de la identidad

Ilustración 15- Clase Supervisada - Agosto 2014 surge como la sensación endógena del estar vivo. La
experiencia primordial de la identidad es la conmovedora e intensa sensación de estar
vivo, generándose a sí mismo. La vivencia de estar vivo, según pienso, es el dato primario
de la identidad psicológica.” (Toro A. Material Identidad e Integración, Pg. 6). Este proceso
de fortalecimiento de mi identidad ha tenido y seguirá teniendo cambios ya que “el
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proceso de identidad de sí mismo, del prójimo y de los objetos no es estático, sino


esencialmente dinámico y transitivo; podríamos decir que existe una sincronicidad
perfecta entre las transformaciones de la identidad del sujeto y la identificación del
mundo”. (Toro, Araneda. R. Material Identidad e integración, pg. 10).

En un principio los siete saltos los identifiqué en una secuencia cronológica, ya que hubo
situaciones específicas que me llevaron a identificar los elementos más fácilmente, y que
además están enmarcados por los relatos de vivencia y por algunos escritos de mi diario
personal. Además cada uno de los momentos está conectado con los otros y tienen una
secuencia lógica en sí misma, sin embargo al unificar la narración reconozco que la
transformación no ha sido lineal, sino ha sido una evolución en espiral que ha venido
ocurriendo incluso antes de mi maravilloso encuentro con la Biodanza y que continuará
con el mismo impulso. Es un gran tejido, es un gran sistema de conexión, que está en
movimiento continuo, y en el cual día a día se generan nuevas conexiones y nuevas
sinapsis; al releer el proceso sigo descubriendo nuevas conexiones entre ellos. Alguna de
las emociones, y reflexiones que parecen que surgen en un momento especifico, después
descubro que ya las había tenido antes, pero es como que en cada momento las
redescubro como si fueran novedosas para mí. Somos un producto inacabado y el proceso
continúa, y disfruto lo que la vida me traiga. Es como un espiral que va subiendo y
bajando. Cada vez que llego a lo que reconozco como un pico o el punto más alto, me
recuerda que es solo la falda de una nueva montaña, interminable…Biodanza no es un
camino hacia la perfección, es un camino para conectarnos con la vida. “Es una espiral que
crece, pues eso explica la evolución, y la evolución, que significa un acercamiento más
profundo a ella misma y a su realidad, no se da omitiendo el pasado, sino volviendo a él,
resinificándolo. Significa que ella nunca va a dejar de ser ella misma, por más que algunas
veces lo desee, sino que con el tiempo, tal vez lograra ser una versión más consiente de
ella misma.” (Escrito para la Universidad- Septiembre 2007)

Los siete momentos se enriquecen entre sí, y están profundamente conectados, aunque
los exponga por separado. Descubro que la sensación de no querer dejar una huella, de
reconocerme parte fundamental pero a la vez no imprescindible en la vida, está
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relacionado con la conexión con la música, como única forma de articularnos con el
mundo y crearlo: “El ritmo es un padrón de regularidades cósmicas que se manifiestan en
los sistemas vivientes (ritmos metabólicos, sexuales, hormonales, respiratorios y
cardíacos). En la naturaleza están los ritmos del día y de la noche, de las estaciones, y del
comportamiento de los átomos y de los astros” (Toro A. Material Música, Pg, 46). Mi
conexión con la música se sigue profundizando, ahora mi relación es mucho más directa,
empiezo a adentrarme en el mundo de la música, su riqueza, y su sabiduría, sentarme solo
a escuchar piezas de música se ha convertido en un placer en sí mismo, y espero seguir
aprendiendo cada vez más de ese mundo que expande mi mente. La relación con la
música también ayudó a mi vinculación con mi entorno, con la manada y con el universo,
a través del ritmo me puedo vincular con los otros, pues la música es el elemento
unificador, es vinculación biológica, es el corazón. El ritmo fortalece mi identidad, y es
desde mi identidad fortalecida que me puedo vincular con otros, con la totalidad. Cuando
me vínculo con otros, y me siento parte de lo colectivo, ya no tengo que estar
protagonista, ya no me importan si me estoy destacando o no, lo que importa es estar con
todos, ser parte, no me interesa dejar una huella.

La conexión con la música ha ayudado a entrar en vivencia más profundas y más


fácilmente, a estados de expansión de conciencia, de conexión conmigo misma y con el
universo, lo cual me ha permitido experimentar nuevas formas de estar presente para mí
y para los otros. La posibilidad de entrar en vivencias de regresión, que fortalecen mi
identidad, sin duda me ha dado la capacidad de estar realmente presente para mí y para
otros, y en esa presencia crear y transformar. Ha sido un hermoso ejercicio maravilloso el
ser testigo activa de la consolidación del grupo del cual soy co-facilitadora y reconocer los
vínculos que se van creando, y el camino a ser una manada y una matriz de contención. Se
sigue trasformando la relación con los otros, y mi cuidado frente a las relaciones, y el
instinto de hacer y ser fuego que da calor.

La música apoya mi capacidad vivencial, y me ayuda a soltar, confiar y fluir. Mi nueva


relación con ella permite que se permee en mi cuerpo y me induzca a estados de trance
donde dejo de danzar para “Ser la danza”, y allí sintonizar mi “biosistema humano con el
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biosistema cósmico. Esta es la más poderosa fuente de renovación y energetización.”


(Toro A. Material Música, p.29). Mi danza se ha transformado, es más suave, más fluida,
más redonda, más intensa y expresiva.

Profundizar en la vivencia y estar presente me abrió a la posibilidad de soltarme en el


trance, de abandonarme y soltar el control, pero soltarme por la confianza al grupo, a la
manada, permitirme disolver con otros, para volver a mi identidad más nutrida y
fortalecida. La posibilidad de tener vivencias profundas me ha permitido escuchar mi
intuición, volver a las fuerzas originarias dela vida, ir más allá de las represiones y las voces
de los deberías, para darle voz a mi intuición, a mi ser más auténtico.

Mi intuición se sigue fortaleciendo, y me sigue invitando a escucharla, y sigue habiendo


momentos donde no es tan fácil escucharla ni hacerle caso. Pensé que ese lanzarme al
vacío era definitivo y que quizás no vendrían más, pero si han venido más, y no han sido
menos difíciles, sigue siendo un reto; y descubro que esa es la vida, y que lo que he vivido
es parte de un gran proceso maravilloso que seguirá ocurriendo, y que en ese transitar
seguirán llegando retos y obstáculos. Obstáculos que podré vivenciar desde el placer de
estar viva, desde mi fuerza erótica, desde mi energía vital al 100%. Desde la manifestación
plena de mis potenciales genéticos, desde la posibilidad de ser cada vez más yo misma,
más auténtica, recordando siempre que estoy en una continua trasformación, en un
eterno ciclo de vida/muerte/vida creativa.

Sin duda ahora me siento más viva que nunca, pero en otros momentos también me había
sentido viva, en otros momentos también me había lanzado al vacío. Allí está lo
maravilloso de volver al origen, de volver a pasar por lo mismo, pero con otras
herramientas, con otras comprensiones, con nuevas experiencias que nutren. Sin embargo
no recuerdo que antes, como ahora, quisiera realmente ser parte de este mundo. Siempre
había sentido como un bicho raro, y eso llevaba a querer escaparme, a través de viajes, a
través de la meditación, a sentirme como un hada que se había equivocado de lugar, pero
ahora si quiero ser parte de esta realidad, incluso con lo difícil que a veces es.
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Reescribirme y releerme…

La posibilidad de escribir acerca de mi proceso me ha llevado a profundizar en él, poder


mirar atrás y ponerlo en palabras, ha sido un gran relato de vivencia en el cual “al emplear
el lenguaje, genera un proceso de duración del significado de la propia vivencia en el
tiempo, porque a través del lenguaje se manifiestan componentes simbólicos y se
aumenta la conciencia de la experiencia vivida. Este proceso constituye un pasaje de la
vivencia a la emoción y de la emoción al sentimiento, porque al relatar su vivencia el
alumno asume la experiencia vivida. Este es un proceso de refuerzo de la identidad a
través de la expresión de sí mismo dentro de un grupo.” (Toro A. Metodología V, pg. 10)

Y así ha sido, la posibilidad de seguir reforzando mi identidad, comprendiéndome más,


conectando mis vivencias con la razón, dejar de pelear con mi corteza cerebral y entender
que es un gran regalo y a la vez una herramienta que ha evolucionado en nuestra especie
y que nos ha llevado muy lejos también. Ahora puedo empezar a explicar con más
argumentos lo que vivo, lo que me pasa es subjetivo pero también hay evidencias
teóricas. Puedo hablar con otros, puedo conectar mi mundo interior con el exterior,
generar diálogos entre mi mismidad y la otredad. Escribir para conectar, para seguir
tejiendo e integrando los pedazos de mí, los potenciales oxidados, las historias olvidadas,
para crear puentes entre el Micro-Mundo Grupal que he creado dentro de mi grupo de
Biodanza (manada) y el Macro-Mundo Social, que es mi cotidianidad, mi apuesta frente a
la vida. Llevar afuera lo que he estado aprendiendo en mi nido. Vincularme con otros
desde relaciones nutritivas y no tóxicas. Llevar mis aprendizajes y experiencias del
laboratorio, a mis prácticas relacionales y profesionales. Poder poner en palabras mi
proceso me ayuda a seguir integrándome, y esa integración tiene que ver con tejer con el
mundo/realidad que no tiene la experiencia de la Biodanza y el que quizás está más
sediento de esa información. Esto es un gran alivio ya que venía sintiendo una ruptura
irremediable entre lo que vivía en Biodanza y en mi cotidianidad, y los vivía como
opuestos y sin puentes posibles. Afuera de Biodanza no encentraba interlocutores
posibles, no había conexión con la realidad, con la sociedad y no encontraba palabras que
pudieran explicar lo que vivía. El proceso de maduración, para Rolando implica “que el
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alumno se transforme en un agente de salud dentro del medio en que vive. Los
procedimientos de Biodanza deberán ser aplicados progresivamente en sus relaciones
familiares, en el trabajo y en el medio social en general” (Toro A, Metodología V, pg. 14).
Es así como, al hacer ese tejido, al nutrir la integración, puedo reconocer como mi ser y mi
estar en el mundo es distinto y empieza a tener un verdadero impacto en mi realidad,
incluso sin proponérmelo.

Biodanza deja de ser otro de mis escapes del mundo, y se convierte en la plataforma de mi
revolución que ahora soy yo misma, mi presencia. No tengo que hacer nada, solo debo
SER para transformar. Se ha generado una integración de mi pensamiento con mi núcleo
afectivo, generando diferentes acciones, desarrollando así una dinámica de compromiso
con la vida. En mi diario escribo que “Me apasiona redescubrir y recrearme, reconocerme
interminable e infinita. Disfrutar lo que me regala la vida, querer saborearlo todo,
degustarlo, aprehenderlo y afectarlo todo. Disfruto habitar la libertad de ser y
expresarme, ser cada vez yo misma. Preguntarme, discutirme, argumentarme, escribir,
pensar, conversar, poner en palabras las vivencias y sobre todo vivenciar. Ser una con la
vida, ser una con el movimiento, con el cambio, fluir, soltarme, entregarme a las curvas,
abrir los brazos y gritar mientras me golpea el viento. ESTAR tranquila, querer no
aferrarme, reír sin limitaciones, querer tocarlo todo. Embriagarme con el aire, con el
fuego, profundizar mis
raíces en la tierra y
desvanecerme en el
agua profunda de la
vida. Me siento feliz,
libre, bendecida, y
expandida, no juzgada y
placentera. Me gusta,

Ilustración 16- Mi vida está en consonancia con mis sueños más fantásticos! Agosto 2014
me gusto, me agradezco y me entrego a seguir explorando. Agradezco los personajes que
me ha regalado la vida, conocer otras formas de volar, de vivir y de soñar. Encuentros
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fugaces y a la vez eternos, danzando la vida, afectando mi existencia, respirando el humo


de otros e inhalando el mío. Exhalando mis miedos, para mirarlos de frente y tomarlos de
la mano. Inhalando la pureza y la aventura de abrir el corazón para flotar y surfear las olas
del mar de la incertidumbre (Diario - 7 julio 2014).

Puedo disfrutar aún más mi vida, incluso con las cosas difíciles que ella trae. La Biodanza
en mi ha tenido en mi efectos terapéuticos incomparables, pues como dice Rolando Toro
“el goce de vivir aumenta logarítmicamente según el grado de integración de los
potenciales genéticos y es independiente del éxito profesional o económico. El nivel de
integración de las cinco líneas de vivencia es un referencial profundo respecto a las
motivaciones para vivir.” (Toro A, Material La vivencia, pg. 18). No se transforma al mundo
desde una pretensión mesiánica, no se trasforma el mundo desde el deseo egóico de
querer dejar huella, no se trasforma desde una ideología ni desde el discurso, no se
trasforma desde una lucha política llena de odio y resentimiento, y tampoco desvinculada
del mundo y solo conectada con la espiritualidad. Se trasforma disfrutando estar viva y
siendo “horriblemente libre” (como decía Rolando Toro), se trasforma en la cotidianidad,
desde una identidad integrada, encarnada en un cuerpo expandido y nutrido, a través de
una danza como expresión de nuestros potenciales genéticos. Se transforma con acciones
específicas, que se traducen por ejemplo en solidaridad, desde la certeza de que cuando
te doy, me doy, y cuando estoy para mí, entonces, estoy para ti. Desde ese lugar nuestra
existencia por sí misma es trasformadora, porque simplemente ES. Y es allí donde nuestro
quehacer tiene impacto, no por nuestras acciones en sí mismas sino por la conexión de
esas acciones con la vida, con su trascendencia, por su tejido con lo cósmico, por la
sacralidad de esas acciones. Rolando Toro en la Conferencia a los estudiantes sobre una
nueva visión de los problemas sociales e humanos dice de una manera magistral que: La
primera obligación que tenemos como creadores es parirnos a nosotros mismo. Darnos a
luz, nacer de nuevo. Eso es lo primero que tenemos que hacer. Morir a nuestro cuerpo
rígido, lleno de preconceptos, tenso, lleno de dolencias psicosomáticas, sin energía,
angustiado, sometido al stress. Morir para renacer a un cuerpo con más energía, más
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vitalidad, y sobre todo, con más amor, más ternura. (Citado por Cezar Wagner, pagina
web).

Cuando tengo la valentía de ser yo misma nace en mí el impulso innato de la


transformación social, de encantar al mundo y de contagiar a otros con mi alegría y
conexión con la vida. Y el mundo mismo te buscará porque hay algo en ti que los atrae,
esa felicidad auténtica, llama, genera curiosidad, genera adrenalina, porque a la vez
caotiza. Lo que quería obtener en Biodanza, ahora se hace presente de una forma distinta
a lo esperado, se ha recreado como un sueño hecho realidad, pero en una mejor versión:.
“Transformar los vínculos insanos” y reconocer al “cuerpo como escenario de
trasformación”, dos de mis objetivos al iniciar Biodanza se materializan, y ya no afuera
sino en mí. Se han trasformado los vínculos conmigo y con los otros, y todo eso ha
ocurrido en mi cuerpo, como escenario real y no efímero, como realidad palpable y no
imaginable, pero con una conexión inexplicable con lo infinito y trascendente, como una
expresión de salud, armonía y belleza. Decía Rolando que “Cada individuo, al vincularse
consigo mismo en un proceso de integración y al desarrollar una conciencia comunitaria,
ofrece su propio patrón genético de respuestas vitales. La libertad individual se postula
aquí como la forma adecuada de un desenvolvimiento interior de potencialidades innatas.
Libertad y desenvolvimiento son sinónimos. (Toro A. Material Trascendencia, Pg 20)

Conexión de lo que soy y de lo que hago…

Mi impacto en el mundo ocurre sin intención, ocurre por el mismo hecho de existir, y cada
vez me convierto en un ecofactor positivo para el mundo en la medida en que mi
identidad está más integrada. El aporte tiene que ver con mi identidad misma, con mi
conexión con la vida, con la nueva perspectiva que habita en mí y me permite pararme
desde un lugar distinto en la vida, desde una postura más Biocéntrica. Sin surgir desde el
concepto, sino que mis propuestas se manifiestan a partir de mis células, mi presencia
empieza a ser trasformadora por sí misma.

El impacto que observo como facilitadora, como jefe y como terapeuta en mis pacientes,
van más allá de las metodologías que uso, tiene que ver con mi presencia, con estar allí
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con todo mi ser, con mis potenciales genéticos, con todas mis dimensiones. “El ejercicio
de sí, que esto tome la forma de la educación, de la terapia o de la experiencia espiritual,
debe encontrar un punto de apoyo. Debe anclarse en el fondo de la naturaleza que, sola,
determina el proceso de individuación en la perspectiva del otro hombre y de la vida. Este
debe disponer un espacio para la experiencia, facilitar el contacto inmediato y particular
con los sentidos y la sensibilidad. Este debe tratar de omitir en parte el saber y aceptar la
búsqueda itinerante, el recorrido en el ser y en la vida que nos llama todos en la comunión
de los vínculos y que llama a cada uno en la particularidad de su proyecto.” (Allain Antille.
citado por Toro A, 2007. pg.19.)

Algunos de los cambios que he evidenciado ha sido en mi quehacer como terapeuta, “la
Biodanza nos invita a salir de la mecanización impuesta por el estilo de vida alienante y
entrar en la plenitud existencial donde el encuentro humano es factor primordial para la
revelación de nuestra identidad. Su acción provoca un efecto trasformador sobre la
persona en todos los aspectos de la vida, física, mental, comportamental, expresión plena
de la identidad. El participante de este abordaje tiene como resultado práctico en su vida,
el desarrollo de sus potenciales y alcanza una armonía interior que irradia en la
convivencia diaria, en el trabajo, estudio y en las relaciones interpersonales” (Pessoa
Santos, M, L. 2010, Pg. 25)

No percibo mi trabajo ahora como una terapia, sino más bien como un acompañamiento
(he querido llamarlo Acompañamiento Biocéntrico), ya que su propuesta está atravesada
por los principios de la Biodanza. Su enfoque es sobre la salud y no en la enfermedad, la
idea es enfocarnos en la luz, dejarnos guiar desde lo luminoso, la postura es simétrica
(horizontal), y reconozco que en el proceso debe haber un enriquecimiento mutuo. Es un
espacio de contención y experimentación amorosa, donde se articulan nuevas formas de
ver la vida y actuar en coherencia, donde el terapeuta y el espacio que se construye
mutuamente, se convierten en un ecofactor positivo. Propongo un espacio donde se
genere un proceso de desarrollo personal que no se enfoca en sanar un síntoma sino en
conectar a las personas con la vida, con el coraje y la alegría de estar vivos. El objetivo
transversal de cada acompañamiento debe ser la conexión con la vida, con la especie y
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con el universo. Entender que no voy a dejar una huella en el mundo, me lleva a no
pararme en la postura de experta, pero mi conexión con el ritmo de la vida, me lleva a
contagiar de vida a otros, de ponerla en el centro, para generar solidaridad y sensibilidad
hacia sí mismo y otros. En palabras de Rolando Toro “despertar la arcaica función de
conexión a la vida representa uno de los objetivos más esperados de una terapia. Esta
función que permite la existencia misma de la vida, puede convertirse, a través de un
proceso de maduración interior, en una actitud consciente desde donde se inicia de nuevo
el contacto con lo primordial”. (Biodanza, 2007, pg.41). Puedo estar presente para ellos y
sumergirme en vivencias profundas con ellos mientras conversamos, puedo escuchar más
mi intuición y dejarme llevar por lo que el otro necesita y no por lo que el modelo
terapéutico diría. Afirmo que “Nuestra tarea no es simplemente ejercer una profesión sino
realizar la misión de indicar un cambio interior de respeto y profunda solidaridad humana.
Es desde esa presencia que "el médico es el medicamento" (Rof Carballo), y se establece
el circuito ecológico-interhumano que fomentaría vida y salud (Toro A, Ars Magna. Pg. 6).

La Biodanza se ha integrado en mi
quehacer como terapeuta y he
reconocido que en mis consultas cinco
elementos fundamentales: 1) Valoro más
las vivencias que las historias; 2)
Reconozco el cuerpo como fuente de
información, 3) Busco la integración del
cuerpo, emoción, y la palabra, 4)
Profundizo en la experiencia de la
emoción para expandir la conciencia, 5)
Uso la música y el movimiento.

Finalmente descubro que para ser una


gran profesional y que mi existencia sea en sí misma trasformadora necesito estar
conectada con la vida, VIVIR, atreverme a explorar y profundizar lo que implica estar viva.
Y para eso es necesario estar conectados con el ARTE. El arte de la existencia, que se
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manifiesta a través de la música, de la danza, de la naturaleza, el arte visual y plástico, que


es enriquecido por tantas personas valientes que desde su gran sensibilidad aportan un
poco de su encuentro con lo cósmico. Para ser un gran terapeuta se requiere de arte! El
arte de vivir, el arte supremo de la sanación.
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BIBLIOGRAFIA

Materiales del Curso de Formación Docente de Biodanza escritos por Rolando Toro
Araneda

- Inconsciente Vital y Principio Biocéntrico


- Música
- Identidad e integración
- La vivencia
- Trascendencia
- Ars Magna
- Material Biodanza y Acción social
- Sexualidad
- Material Aspectos Psicológicos,
- Metodología V

García, C. (2011.) La vivencia y el encuentro. Revista Argentina de Biodanza. Primavera

Hijos e Hijas por la Memoria y en contra de la Impunidad. (2006). Documento no


publicado.

Maturana, H. Entrevista Programa La Belleza de Pensar.


(https://www.youtube.com/watch?v=ElvGUSpD3rs)

Ortiz Lachica, F. (1999). La relación cuerpo-mente. Pasado presente y futuro dela


terapia corporal. México: Pax.

Pessoa Santos, M.L. (2010) Biodanza. Vida y Plenitud. Metodología y Aplicabilidad.


Belo Horizonte: Edición de la autora.

Toro Araneda, R. (2007) Biodanza. Chile: Indigo/Cuarto propio.

Toro, V y Terrén. R. (2008) Biodanza Poética del Encuentro. Argentina: Lumen, Serie
Roja.
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Wagner, C. (2004). Percibir y tejer la vida. Educación Biocentrica, un movimiento de


construcción dialógica. Fortaleza: Expressao.

Wagner. C. (2014) Conferencia de rolando toro aos estudantes uma nova visão dos
problemas sociais e humanos. Tomado de la Página web:
http://cezarwagner.blogspot.com/

Zuleta, E. (1985) Sobre la idealización en la vida personal y colectiva. Procultura.

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