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PSICOLOGIA DEL MANDO.

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MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ

"El valor del mando depende siempre del grado


de inteligencia, del carácter y la abnegación del jefe".

Estudiaremos a los oficiales de Carabineros que mandan "bien",


es decir, a aquellos que obtienen todos los resultados deseados,
pero estudiaremos , especialmente a aquellos que mandan mal,
que a juicio de este autor, son la mayoría. Remontámonos a las
causas de las faltas para llegar al origen de los principios.

La renunciación a sí mismo, resultado de la


consagración individual a la cosa pública, es el elemento
principal de la facultad de mandar.

Un simple examen de esta cuestión, nos hace


comprender fácilmente que TODAS LAS PREOCUPACIONES PERSONALES,
que un oficial introduce en el manejo de su unidad , tanto
individual como colectivamente , constituyen un obstáculo y
producen una desviación de la productividad de la unidad y de
la función, desviando el objetivo.

El amor propio, la vanidad, la ambición. el


hedonismo, el placebismo, la mitomanía, la megalomanía,la flojera,
por ejemplo , son cosas que directamente falsean el mando, sin contar
la desidia, la abulia y los vicios, sexo, alcohól y drogas.

Imaginemos, para hacer resaltar estos defectos,


extremándolos. Un jefe bastante infatuado ( lo que no es un
delito, ni siquiera una falta ) desea que todo el mundo gire
en derredor suyo, un hombre que se instala en su empleo como
un medio organizado especialmente para satisfacer sus deseos,
sus fantasías, sus vanidades, para ponerlo de crelieve y
adornarlo con el brillo de la autoridad...Principal defecto de los “escueleros”
los formadores de funcionarios,. Partimos mal.....

Semejante hombre sólo desea ver en torno suyo


rostros tímidos y admiradores. Llega con aire imponente ( enfermo
de facha ), lanza por doquier miradas arrogantes, interpela
rudamente a todos cuantos se aproximan y, en toda ocasión,
afirma su autoridad por los medios más coercitivos,
amonestaciones duras y públicas, decisiones violentas acompañadas
siempre de múltiples castigos. Desde que él aparece es preciso
que todos corran, se afanen, o se humillen.

Esta clase de personas no toleran en derredor


suyo a nadie que contrarreste su autoridad. Confiadles una tropa
social y abnegada, despierta, vigorosa, llena de iniciativa
y empuje, y os devolverá algunas semanas después, hombres de
cuadros descorazonados, descontentos agriados y recelosos, que
permanecerán inertes frente a vosotros y a los problemas,
resignados y escépticos negativistas.

El "porta galones" habrá logrado, en una vuelta


de mano, hacer de su tropa un rebaño, una piara.

He aquí los resultados prácticos de la acción


mal sana del fatuo que pretende ver en su grado una especie
de pavés, en que su personalidad se impone al temor y a la
admiración de los hombres. ¿ Sabe usted, porqué todos quieren
llegar a ser general, además del asunto económico ?.

Esta primera falta de mando tiene su origen en el complejo de


Inferioridad, lo que induce el abuso de la función empleada para la satisfacción de
pasiones o de conveniencias personales.

Donde más se nota esta carencia es en la función


policial, simplemente porque las estadísticas la delatan y la
sensación de inseguridad ciudadanía se perjudica.

El ambicioso estará inclinado a valerse de su


servicio como de un medio para poner en evidencia sus capacidades
efectivas o para aparentar la posesión de las que le falten.
Adoptar un semblante severo, la palabra cortante y la actitud
imperiosa, que es costumbre atribuir a los grandes generales.

La istrucción diaria, los ejercicios y encargos,


las ejecutará con el deseo constante de llamar la atención y
provocar la admiración, si es posible por el miedo en la tropa;
y a veces impondrá si es preciso, sacrificios inútiles a la
tropa fatigada. Una vez más quedará comprometido el mando, debido
a la falta de abnegación del jefe.

Consideren, si quieren, un carácter más vulgar,


de sentimientos más comunes; un oficial que tenga bastante
conciencia para desear sinceramente el bien del servicio y el
logro de los objetivos, pero sin la suficiente fuerza de voluntad
para imponerse tareas o pruebas demasiado fuertes, como puede
ser el control de la delincuencia en su jurisdicción. El mal
no resultará mucho menor, la acción del mando será débil y
vacilante; a veces escurrirá el bulto, para ahorrase molestias
o diligencias complicadas, otras veces calará súbitamente para
evitar compromisos, como suele decirse, todo quedará esbozado
( hay que...) inconcluso, incierto, o dispuesto ambiguamente
para eludir responsabilidades ( dependencia de dos Ministerios,
por ejemplo ) .
La profesión altiva y emprendedora por excelencia,
no será sino un vulgar empleo y el servicio se transformará
en una verdadera prevaricación.

Para dirigir bien una unidad, los oficiales


deberán hacer abstracción de su persona, de sus intereses, de
sus pasiones ( incluyendo la económica , política y religiosa ), cosas todas ellas para
desviar la acción de la finalidad verdadera.

La autoridad de un oficial de Carabineros, sus


galones , piochas y diplomas, ( les encanta lucirlas ) no han
sido otorgadas para su propia satisfacción, los honores y las
demostraciones de respeto, no se dirigen a la persona, sino
al grado que representan, y , si uno u otro de estos "
militares", sintiese el cosquilleo de la vanidad por las
consideraciones obligatorias de que es objeto, bueno ser que
se reprima y pida consejos al buen sentido ( que nace en los
comentarios de la tropa ( cuando el rio suena...))

Las "estrellas" de grado son como las reliquias,


para llevarlas dignamente hay que precaverse de ciertas ilusiones
vanidosas.

Si un oficial pretende mistificar a vuestros


inferiores respecto del valor personal, por una serie de
artificios, por una exhibición de actitudes, de aires y ademanes
estudiados, y de palabras, se equivoca completamente. Cierta
dosis de inteligencia ( la de la mente ), un gran deseo de
agradar y pocos escrúpulos, pueden ser suficientes para engañar
a un jefe; pero a un subalterno, jamás. Nada escapa a los
subalternos, por la sencilla razón de que todo defecto, todo
error, incluso todo ilícito recae sobre ellos, en forma de
efectos sensibles. Esta es la génesis de la falta de respaldo moral
actualmente en el 2004 en carabineros.

Llenarán al Personal de Nombramiento Institucional


de palabras y arengas efectuosas......pero la comida está mala
y el ranchero sabe perfectamente que ello no le preocupa maldita
la cosa; dará por sentada la autoridad, la estrictez
disciplinaria....pero todo escapa a su acción y sus órdenes
quedan sin cumplir, cosa que, sin gran perspicacia, cualquiera
se da cuenta.

Si el oficial pretende darse aires de personaje,


en lugar de mostrarse como tal, ocurre siempre, sí solo sí ,
tarde o temprano, algún roce que deja asomar la punta de la
oreja ; y el respeto aparente que continúan mostrándole, llega
a ser entonces singularmente irónico, dentro de la gravedad
del mando.
Desear dirigir una unidad artificiosamente, es
procedimiento por demás engañoso y muy poco digno. La acción
de mando debe ser sincera, leal con la patria , no con los
jefes y sería si se desea, que sea educadora moral y fuerte.
Por otra parte, ¨¿ de qué sirve gastar tanto trabajo en obras
falsas, vanas y perniciosas, cuando la obra verdadera es tan
sencilla y honorable ?.

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