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El Derecho internacional penal es la rama del Derecho que define los crímenes internacionales

( principalmente, genocidio, crimen de guerra, crimenes contra la humanidad y guerras de


agresión ) y regula el funcionamiento de los tribunales competentes para conocer de los casos
en los que los individuos incurran en responsabilidad penal internacional, imponiendo las
sanciones que correspondan. El surgimiento de esta rama supone una importante evolución
respecto del Derecho internacional clásico, que era esencialmente interestatal y no
consideraba a la persona como sujeto de Derecho internacional.

El Estatuto de Roma es el instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional.


Fue adoptado en la ciudad de Roma, Italia, el 17 de julio de 1998, durante la
"Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el
establecimiento de una Corte Penal Internacional".

Durante la Conferencia, los Estados Unidos, Israel y China hicieron causa común en
contra de éste. Pese a esto tanto Israel como los Estados Unidos firmaron pero no
ratificaron el Tratado. De hecho, la firma por la parte norteamericana la realizó el ex
presidente Bill Clinton sólo un día antes de dejar el poder a George W. Bush.

Pese a la experiencia internacional en suscripción de tratados multilaterales, el mismo


estatuto fijó un alto quórum para su entrada en vigencia (60 países). Sin embargo, el
proceso fue sumamente rápido, partiendo por Senegal hasta que diez países en conjunto
depositaron ante la Secretaría General de las Naciones Unidas el instrumento de
ratificación el 11 de abril de 2002. El Estatuto entró en vigor el 1 de julio del 2002.

El 28 de octubre de 2005 los Estados Unidos Mexicanos fueron el centésimo país en


ratificar el Estatuto.

[editar] Estructura1
El Estatuto se estructura de la siguiente forma:

 Preámbulo

 Parte I: Del establecimiento de la corte (artículos 1-4)

 Parte II: De la competencia, la admisibilidad y el derecho aplicable (5-21)

 Parte III: De los principios generales de derecho penal (22-33)

 Parte IV: De la Composición y administración de la corte (34-52)

 Parte V: De la investigación y el enjuiciamiento (53-61)

 Parte VI: Del Juicio (62-76)

 Parte VII: De las Penas (77- 80)


 Parte VIII: De la Apelación y la revisión (81-85)

 Parte IX: De la cooperación internacional y la asistencia judicial (86-102)

 Parte X: De la ejecución de la pena (103-111)

 Parte XI: De la Asamblea de los estados partes (112)

 Parte XII: De la financiación (113-118)

 Parte XIII: Cláusulas finales (119-128)

Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia

El Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY) fue establecido en virtud


de la resolución 827 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptada el 25 de
mayo de 1993, en respuesta a la amenaza a la paz y la seguridad internacional que
representaban las violaciones graves de derecho internacional humanitario cometidas en
el territorio de la ex Yugoslavia desde 1991.

El Tribunal, cuya sede fue establecida en la Haya (Países Bajos), juzga a los
responsables de infracciones graves de los Convenios de Ginebra de 1949, violaciones
graves de las leyes y usos aplicables en los conflictos armados, del crimen de genocidio
y de crímenes de lesa humanidad.

En 1991 estalló Yugoslavia con la independencia de Croacia y Eslovenia. Este fue el


comienzo de un conflicto que duraría cerca de 10 años en la región de los Balcanes.
Este mismo año fue la proclamación de independencia de Bosnia-Herzegovina. La
guerra entre Croacia y Serbia fue el escenario de, entre otras exacciones, la toma de
Vukovar y de Dubrovnik. A pesar de ello, no fue sino hasta agosto de 1992 que la
comunidad internacional tomo conciencia de la matanza que se estaba perpetrando en la
región y de la práctica de “limpieza étnica”.

El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia fue creado en 1993 por el Consejo de
Seguridad de la ONU con el cometido de investigar y juzgar los crímenes de genocidio,
crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra cometidos en la ex Yugoslavia desde 1991.
Su sede está en La Haya, Países Bajos.
Desde su establecimiento, el Tribunal ha iniciado procesos contra más de 100 personas
sospechosas de haber perpetrado crímenes en la región. Pese a que hay personas
formalmente acusadas por el Tribunal que siguen en libertad, el Consejo de Seguridad de la
ONU le ha pedido que concluya su trabajo antes de 2010.

Amnistía Internacional hace campaña para que se proporcione al Tribunal el tiempo y los
recursos necesarios para concluir los casos satisfactoriamente. De este modo, el Tribunal
deberá impulsar los procesamientos en los tribunales nacionales de la ex Yugoslavia y en otros
tribunales que ejerzan la jurisdicción universal, y lograr que todas las personas sospechosas de
cometer crímenes en la región comparezcan ante la justicia en juicios justos en los que no se
imponga la pena de muerte.

Conferencia de Roma - 1998


La Conferencia de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el Establecimiento de una
Corte Penal Internacional, conocida como la “Conferencia de Roma”, se llevó a cabo del 15 de
junio al 17 de julio de 1998 en Roma, Italia. En la conferencia participaron más de 160
gobiernos, muchos de ellos a través de importantes delegaciones. Luego de cinco semanas de
intensas y, por momentos, emocionales deliberaciones, 120 naciones votaron a favor de la
adopción del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI). Sólo 7 naciones votaron
en contra del tratado (entre ellas los Estados Unidos, Israel, China, Irak y Qatar) y 21 países se
abstuvieron. Después de las votaciones el Estatuto fue abierto para su firma y ratificación.

La Coalición por la CPI (CCPI) participó activamente en la Conferencia de Roma – siguió de


cerca las negociaciones, produjo información a diario para su distribución en todo el mundo y
facilitó la participación y las actividades paralelas de más de 200 ONGs que asistieron al
evento. La CCPI coordinó la participación de las organizaciones de la sociedad civil a través de
Equipos sobre temas específicos que siguieron de cerca las discusiones sobre las disposiciones
particulares del boceto del estatuto. La sociedad civil fue responsable de algunos de los
aspectos más importantes del Estatuto, como sus destacadas disposiciones sobre los crímenes
de género y la independencia del fiscal.

El art. 1 del Estatuto determina los alcances de la jurisdicción de la Corte. La jurisdicción de la


CPI presenta tres notas distintivas: es a) voluntaria, b) universal y c) complementaria.

a) Voluntaria:

El ejercicio de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional estará subordinado, ante todo, a


la voluntad de los Estados. En efecto, para que la Corte pueda intervenir en un caso será
necesario que su jurisdicción haya sido aceptada o bien por el Estado en cuyo territorio se
cometiera el delito, o bien por el Estado de nacionalidad del imputado (condiciones que en
doctrina se identifican como "links" jurisdiccionales). Sin embargo, debe destacarse que tal
aceptación de la jurisdicción de la Corte puede efectuarse en dos formas diversas que
producen efectos distintos. Por un lado, la ratificación del Estatuto implica la aceptación
automática de la jurisdicción de la Corte, de manera que los hechos cometidos por los
nacionales o en el territorio de los Estados partes serán en todo caso sujetos a la jurisdicción
de la Corte, sin que sea necesario el consenso Estatal para cada situación en particular. En
cambio, es posible que un Estado acepte la jurisdicción de la Corte sólo con relación a un
episodio específico, es decir, que brinde un consenso ad hoc sin ratificar el Estatuto y, en
consecuencia, sin adquirir la condición de Estado parte. Naturalmente, en esta hipótesis debe
entenderse que dicho Estado acepta la jurisdicción de la Corte sólo en relación con ese
episodio (art. 12 del Estatuto).

No obstante que en la Conferencia de Roma haya prevalecido la propuesta según la cual la


jurisdicción de la Corte debía considerarse automática para los Estados partes, el compromiso
acordado a fin de que ello sea posible no sólo ha dado lugar a la inclusión de los links
jurisdiccionales en el Estatuto, sino también a la disposición transitoria del opting out. Esta
disposición, a la cual los Estados que ratifican el Estatuto son libres de adherir o de no hacerlo,
permite a esos mismos Estados excluir de la competencia de la Corte, durante los siete años
sucesivos a la entrada en vigor del Estatuto para cada uno de ellos, los crímenes de guerra que
eventualmente sean cometidos en sus territorios o por sus ciudadanos. Ello es establecido por
el art. 124 del Estatuto, aun así, al mismo tiempo, se prevé también que esta disposición deba
ser examinada nuevamente en la Conferencia de Revisión que deberá convocar el secretario
general de la ONU en los términos del art. 123.

De esta manera, aunque parece verdad que se haya tratado de una "condición indispensable
para lograr el éxito de las negociaciones", la incorporación en el Estatuto de los links
jurisdiccionales y de la cláusula del opting out dan cuenta de una realidad concreta: la
jurisdicción de la Corte está todavía muy lejos de representar la posibilidad de una aplicación
incondicionada del principio de universalidad (el cual será analizado a continuación), mientras
en materia de crímenes de guerra parece destinada a sufrir una larga e indefinida
postergación.[1]

b) Universal (“Relativa”):

La responsabilidad de los estados de procesar a las personas acusadas de los crímenes más
graves conforme al derecho internacional no se limita a los crímenes tipificados en el Estatuto
de Roma ni a las circunstancias en que la CPI puede ejercer jurisdicción bajo el Estatuto de
Roma (como antes mencionamos, cuando el estado de la nacionalidad del acusado o el estado
en cuyo territorio fueron presuntamente cometidos los crímenes, se ha integrado al Estatuto de
Roma). Bajo el principio de la jurisdicción universal, un Estado tiene jurisdicción para
procesar a las personas por ciertos crímenes internacionales, sin importar el lugar en que
dichos crímenes hayan sido cometidos y con independencia de la nacionalidad del perpetrador
o víctima. Esta autoridad se deriva del principio de que todo estado tiene un interés de aplicar
la justicia a los perpetradores de crímenes particulares de preocupación internacional. En el
caso de crímenes de lesa humanidad, por ejemplo, un estado puede, y tiene la obligación, de
ejercer la jurisdicción universal bajo el fundamento de que el crimen cometido es uno de lesa
humanidad.

La piratería, por ejemplo, fue el crimen clásico “universal”, al que se añadió posteriormente la
trata de esclavos. Conforme se produjeron estos crímenes más allá de las fronteras y en aguas
internacionales, ningún estado pudo establecer la base usual para tener jurisdicción, la relación
entre su territorio y el crimen. La jurisdicción universal le permitió a los estados aplicar la justicia
a los perpetradores sin que existiera dicha conexión territorial. Esto ilustra la razón pragmática
principal del porqué el derecho internacional contempla la jurisdicción universal: para asegurar
que no existan refugios de impunidad para los responsables de los crímenes más graves.
Desde la segunda guerra mundial los crímenes por los cuales se invoca la jurisdicción universal
han aumentado para incluir las muchas atrocidades cometidas dentro de las fronteras
nacionales, tales como las infracciones graves de los Convenios de Ginebra de 1949, el
genocidio, la tortura, el “apartheid” y otros crímenes de lesa humanidad. Si bien en muchos
casos los Estados se encuentran ahora bajo la obligación legal internacional común o
convencional de proceder a los enjuiciamientos sobre la base de la jurisdicción universal,
desafortunadamente, el hecho de que un país haya ratificado un tratado que manda procesar a
presuntos torturadores o criminales de guerra, o de que el derecho internacional exija el
enjuiciamiento de los perpetradores de genocidio u otros crímenes de lesa humanidad, no es
siempre suficiente para garantizar que se proceda a los enjuiciamientos sobre la base de la
jurisdicción universal. En muchos estados la jurisdicción universal sólo puede ser ejercida si se
ha implementado internamente. En otros estados, tales como aquéllos inspirados en la
tradición del derecho civil, aun cuando las leyes nacionales sobre jurisdicción universal pueden
no ser estrictamente necesarias, las cortes nacionales se han mostrado reacias en ejercerla en
ausencia de un mandato legislativo claro. Como algunos Estados ya lo han reconocido, la
preparación de las leyes de implementación del Estatuto de Roma es la oportunidad propicia
para incluir esto en la ley. Por ejemplo, Canadá y Nueva Zelanda aprovecharon la oportunidad
de la preparación de la ley de implementación de la CPI para ejercer la jurisdicción universal
sobre los crímenes de competencia de la CPI.

Luego de analizar la extensión del concepto de jurisdicción universal y el porque debe ser
respetado por los Estados en forma “casi” obligatoria, debemos observar el lugar que ocupa
como rasgo distintivo de la jurisdicción de la CPI. En este punto debemos mencionar, que si
una situación es remitida a la Corte por parte del Consejo de Seguridad, la jurisdicción de la
CPI, en los términos del Estatuto, puede superar los límites del lugar de comisión del delito y
de la nacionalidad de los imputados (art. 12 párr. 2º). Teniendo en cuenta que la resolución del
Consejo de Seguridad de remitir una situación a la Corte se basa en el Cap. VII de la Carta (art.
13 letra b), obligará a todos los Estados miembros de las Naciones Unidas, sin importar que
sean o no parte del Estatuto. Por lo tanto, la diferencia entre los efectos que se produce cuando
la jurisdicción de la Corte es activada por el mencionado órgano (Consejo de Seguridad) y los
que producen las dos restantes situaciones previstas en el art. 13 del Estatuto es notoria, ya
que en el primer caso se tratará de una jurisdicción de carácter extraordinaria y universal.
Esto demuestra que la CPI posee una jurisdicción universal relativa, es decir, solo será
universal, en los casos en que una situación sea remitida por el Consejo de Seguridad
basándose en el Cap. VII de la Carta y de esta forma pueda obligar a todos los estados
miembros de la ONU, hayan o no ratificado el Estatuto de Roma. Es decir sólo cuando éste
órgano active el procedimiento, el mismo será el único caso en que la Corte podrá ejercer una
jurisdicción universal.

A ello se suma, que durante los trabajos preparatorios del Estatuto, mientras que unos Estados
proponían que la Corte ejerza una jurisdicción universal, otros propugnaban la aceptación de
la jurisdicción por el Estado del que fuera nacional el autor y por el Estado en cuyo territorio se
hubiera cometido el crimen. Este último, fue el criterio que adoptó el Estatuto, por lo que no
podemos afirmar que la Corte tenga jurisdicción universal.

Además, la relatividad, queda demostrada como mencionamos anteriormente, en la utilización


de diferentes formas de negociación (links jurisdiccionales, cláusula de opting out) sólo
tendientes a buscar la tan mentada universalidad, a través de la obtención de la mayor
cantidad posible de ratificaciones del Estatuto por parte de la mayoría de los Estados.

Fuera de esta situación excepcional (referida a la remisión de una situación por parte de
Consejo de Seguridad), la jurisdicción es relativa, es decir, aplicable solo a los Estados que
hayan ratificado el mencionado documento.

c) Complementaria:

De acuerdo con este principio, la Corte sólo actuará cuando los tribunales nacionales no
tengan la capacidad o la voluntad de hacerlo (Art. 1). Sin embargo, este postulado no es
absoluto y reconoce diversas excepciones que serán analizadas a lo largo del presente
trabajo.

) CARACTERISTICAS GENERALES DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL.

Con arreglo al Estatuto de la Corte Penal Internacional, ésta se caracteriza por ser una
institución de carácter permanente, subsidiaria de las jurisdicciones penales nacionales,
dotada de personalidad jurídica internacional y vinculada a Naciones Unidas. A
continuación se hace una pequeña explicación de las mencionadas características

“JURISDICCION DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL”


Sumario: a) Clasificación de la Jurisdicción. 1.- Jurisdicción rationae loci, 2.-
Jurisdicción rationae personare, 3.- Jurisdicción rationae tempores, 4.- Jurisdicción
rationae materiare, b) Crímenes sometidos a la Jurisdicción de la Corte. 1.- 1.- El
Crimen de Genocidio, 2.- Los Crímenes contra la humanidad, 3.- Los Crímenes de
Guerra. A) Crímenes de Guerra cometidos en conflictos armados internacionales. 1.-
Crímenes contra personas protegidas en poder del enemigo o del ocupante, 2.- Empleo
de métodos de guerra prohibidos por el Derecho Internacional, 3.- Ataques
internacionales contra objetivos no militares. B) Crímenes de guerra cometidos en
Conflictos Armados Internos.

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