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Fecha: 16 de diciembre del 2001.

Prédica: David Cho.


Título: Un tesoro en vaso de barro.
Versículo: 2° de Corintios 4:7 ~ 10

Dios dijo que el hombre es un vaso de barro. El vaso en sí no es todo su


valor, sino que depende de lo que contenga. Dios hizo al hombre con el
propósito original de habitar en el.
́ La degeneración de Adan hizo que
fracasara ese propósito y en vez de Dios metió al diablo adentro suyo. Y esta
es la causa de la degeneración actual del hombre y de la sociedad. Tambien ́
la razón del derramamiento de la sangre de Jesús en la cruz fue para salvar
al hombre de esa invasión que hizo el diablo, para que sea hijo de Dios, y
para que el Espíritu Santo viniera a morar en el vaso de barro, llamado
hombre. La biblia tambie'n dice que el hombre es un vaso de barro. Como
saben, un vaso de barro es frágil. No fue hecho de oro ni de plata o de un
material valioso, sino un vaso vulgar hecho de barro. La escencia real del
hombre es la de un vaso de barro fácil de quebrarse, y sin valor material.
Pero Dios lo hizo para que dentro habitara el precioso Jesús; para ser un
vaso sumamente precioso y valioso. Entonces, ¿qué ocurre cuando recibimos
a Cristo dentro siendo un vaso de barro?

Primero, Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados.


Piensen! el enemigo nos ha atribulado atacandonos en todo, pero aún así que
podamos resistir, es algo asombroso, verdad? Después de Adan y Eva,
vivimos atribulados en todo por el pecado. Pero Jesús, que está en nosotros,
siempre nos limpia del pecado que nos atribula. El pecado viene como un
ejército a atribularnos, pero el poder de su sangre preciosa llena nuestras
vidas y las hace desaparecer como la nieve cuando se derrite. Hebreos 9;22
dice: Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre. Mas y sin
derramamiento de sangre no se hace remisión. 1° de Pedro 1;18-19 dice:
Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual
recibisteis de vuestros padres, no con sosas corruptibles, como oro y plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación. Apocalipsis 1;5 dice: Y de Jesucristo el testigo fiel, el
pimogénito de los muertos, y el soberano de toda la tierra. Al que nos amó, y
nos lavó de nuestros pecados con su sangre. Aunque el pecado venga como
un ejército a atribularnos, la sangre de Cristo los hace desaparecer en
instantes. Por eso, aunque estemos atribulados en todo, no estamos
angustiados. Lo mismo hace el el diablo y el mundo, cada día nos atribulan,
nos hurtan, nos matan y nos destruyen. Pero como Jesús ya los venció en la
cruz, ellos no nos pueden destruir, porque eĺ está dentro nuestro. Juan 16; 33
dice; Estas cosas os he hablado para que en mí tengais paz, en el mundo
tendreis afliccion,
́ pero confiad, yo he vencido al mundo. El diablo y el mundo
que ya han sido vencidos por Jesús, vienen a habitar en nosotros, que somos
el vaso de barro, pero aunque nos atribulen en todo, no estamos angustiados.
Colosenses 2;13-15 dice: Y vosotros estando muertos en pecados, y en la
incircusición de vuestra carne, os dio vida juntamente con el,́ perdonandoos
todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra
nosotros, que nos era contraria, quitandola de en medio y clavándola en la
cruz, y despojando a los principados y a las potesades, los exibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Aqui la expresión de que
clavó el certificado del acta en la cruz, significa que el Señor anuló en la
cruz, toda ley que nos acusaba. En la cruz y despojó a los principados y
autoridades y los venció. Por tanto, no nos puede atacar ni la ley, ni el diablo
porque dentro nuestro habita aquel que anuló el acta de decretos de la ley,
destruyó la obra del diablo, y despojó a sus principes y potestades. Así que
no podemos recibir sus atribulaciones. Tambien ́ nos atribulan la tristeza y las
enfermedades. Mientras vivimos, ambos vienen contra nosotros como olas,
pero el Cristo que vive dentro nuestro es aquel que venció a todas las
enfermedades y trisezas. Isaías 53; 4 dice: Ciertemente llevó eĺ nuestras
enfermedades y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado,
por herido de Dios y habatido. Entonces en la cruz Jesús conquistó a la
tristeza y a las enfermedades. Por eso ninguna tristeza ni enfermedad puede
atribularnos. Porque el vencedor Jesucristo, que vive dentro nuestro les hará
volar en instantes con su poder y autoridad. Tambien ́ nos atribulan sin cesar
la pobreza y las maldiciones. Pero, Jesús, ya nos ha redimido de ellas.
Galatas 3; 13 dice: Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición porque escrito esta:́ Maldito todo aquel que es colgado de
un madero. Cristo colgó de un madero y llevó alli en nuestro lugar toda
maldición destruyendo a su poder. 2ª de Corintios 8;9 dice: Y ya sabeís la
gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre,
siendo rico, para que en su pobreza fueseis enriquecidos. El cargó en nuestro
lugar la pobeza durante los 33 años de vida en la tierra. Y como ese Cristo
ha entrado a vivir en nuestro vaso de barro, ninguna maldición puede
atribularnos, ni la pobreza, porque eĺ se manifiesta como la luz en la
oscuridad y estos
́ deben desaparecer. Hermanos! el aguijón de la muerte nos
atribula, más no estamos angustiados. Porque el Cristo que vive en nosoros
venció a la muerte. Hebreos 2; 14-15 dice: Así que. por tanto los hijos
participaron de carne y sangre, eĺ tambien ́ participó de lo mismo, para destruir
por medio de la muerte al que tenía al imperio de la muerte, esto ́ es, al
diablo y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban toda la vida
sujetos a servidumbre. Dice que eĺ murió para librar a los que estaban sujetos
a servidumbre por el temor de la muerte; o sea a nosotros. El murió y al
resucitar destruyó a la muerte y la anuló. Y si ese Cristo mora dentro de
nosotros, podrá la muerte enfrentarnos? Oh muerte ¿donde ́ está tu aguijón? y
Oh sepulcro tu victoria? podemos gritar como gritó el maestro Pablo. En el
Nuevo Testamento vemos que cuando estaba Eliseo con su siervo en Dotan;
el ejército de Aran rodeó la ciudad para capturarlo. Al salir por la manaña a
mirar, vio el siervo de Eliseo que el ejercito
́ de Aram rodeaba la ciudad con
con su estandarte y sus tambores que brillaban. El entró corriendo a la
habitación y dijo a Eliseo: Ay Señor mio! qué podemos hacer? Estamos
rodeados por el ejército de Aran, no tenemos salida! Entonces Eliseo le dijo:
No temas, porque más son los que están con nosotros que los que estan ́
con ellos. Eliseo oró y se abrieron los ojos de su siervo, y vio que tambien ́
estaban rodeados de caballos y ginetes de fuego que los protegían. De esta
forma, aunque el enemigo venga y nos rodee; no nos puede atribular, porque
el que venció a la muerte y a la tumba está en nosotros, que somos el vaso
de barro. Cuando dependemos de el, ́ ninguna fuerza puede atribularnos. No
estamos atribulados.

Segundo: En apuros, mas no desesperados.


En el mundo, pasamos momentos en que se cierran nuestros caminos y nos
sentimos sumamente desesperados. No vemos salida por ningún lado.
Parecemos unos animales encerrados o que han caido en una red. La
desesperación no tiene fin. Aun así, la biblia dice que si tenemos a Jesús
dentro de ese vaso de barro, nos sentimos en apuros, pero no desesperados.
Porque aunque estemos en apuros, el que tiene toda autoridad en el cielo
como en la tierra, el que da vida a los muertos, el que llama a las cosas que
no son como si ffueran, Jesús, está con nosotros. Tambien ́ dice que aunque
andemos en valle de sombra y de muerte no temeremos, porque eĺ estará
con nosotros, su vara y su cayado nos infundirá aliento. El Señor, con su
vara, es decir su guia y su cayado, es decir su autoridad, nos acompaña y
nos tranquiliza. Aunque no tengamos ninguna señal, aunque no oigamos nada,
aunque no toquemos nada, aunque nuestros caminos sean oscuros como el
barro negro, Jesús está con nosotros. Si dependemos de el, ́ no nos
desesperamos, aunque estemos en apuros, porque eĺ tiene todo el poder para
solucionarlo. Porque el Cristo que está en nosotros, es nuestro castillo y
nuestra esperanza y nuestro Dios en quien podemos confiar. Aunque estemos
en guerra, y nos encontremos al huir en un callejón sin salida y sólo nos
quede ser pisados por el enemigo, y aunque estemos en apuros, no
tememos; pues aquel a quien el enemigo no se atreve a enfrentar, nuestro
castillo, esperanza y el Dios en quien confiamos; no está lejos, sino dentro
nuestro. El Salmo 91; 2-7 dice: Diré yo a Jehová: Esperanza mía y castillo
mío, mi Dios en quien confiare.́ El te librará del lazo del cazador, de la peste
destructora, Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad. No temeras ́ al terror nocturno, ni saeta que
vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en
medio del dia destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a tí
no llegara.¿No
́ es un Dios grandioso en quien podemos confiar, un gran
castillo y una gran esperanza? Ese Dios está dentro de nuestro vaso de barro.
En el versículo 14-16 dice: Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo tambien ́
lo librare;́ lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocara,́
y yo le respondere;́ con eĺ estaré en la angustia; lo libraré y le glorificare.́ Lo
saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación. Un día fui a Colombia para
una asambléa. Al llegar a la capital, Bogota,́ vino el representante y me dijo:
Pastor! ha ocurrido algo terrible. Aún así me baje.́ El me dijo. Ayer, la hija del
presidente fue secuestrada y asesinada por la guerrilla. Además declararon
que si usted venía, lo aprenderían y que lo tomarían de reen para negociar
con el gobierno y liberar a sus compañeros. Yo pense:́ He venido para morir!
He recibido esa noticia de tener cuidado, pero según veo, que Dios tiene
planificado hacer una gran obra; así que fui al hotel y me arrodillé a orar. Al
levantarse al segundo día, el pastor americano que desayunaba conmigo me
dijo: He tenido un sueño de mal agüero. Le pregunté cuaĺ fue y me dijo:
Soñé que unos hombres entraron junto a usted con armas, amenazaron a los
empleados, y cuando entramos el intendente de las asambleas de Dios de
Colombia estaba temblando, y los guerrilleros se lo llevaron a usted atado. Se
me oscurecieron el cielo y la tierra. Y como el que me dijo no era cualquier
persona, sino el pastor Yon Wolkosyn, quien era el conferencista; al oir eso,
los ancianos que estaban conmigo en el 4ª piso se escondieron y no podían
respirar de la desesperación. Todos salieron huyendo del 2ª al 7ª piso. El que
quedó conmigo fue el pastor Park, Yong Son de una de nuestras iglesias.
Todos los demás huyeron; en verdad era desesperante. ¿Pero qué harían los
ancianos con huir? Ellos querían salvarse y se llenaron de ansiedad y
desesperación. ¿Saben hasta qué punto de terror y desesperación tenía? No
podía ver con el ojo derecho. Al instante me quedé sin poder ver, pero como
Jesús está conmigo, es mi castillo, mi esperanza y el Dios en quien confío;
me tomé sólo de el, ́ oré fervientemente, y fui a dar la predica
́ por 4 días con
un sólo ojo. No se puede explicar semejante stress mental. Detrás mío había
un orgasnismo especializado con armas, y si sólo apretaba mal el gatillo me
podía acertar. Así que le temía más a ellos que a la guerrilla. Terminé bien
los dias de la campaña y cuando ya estaba en Miami mi ojo se abrio.́
Cuando estamos en momentos de desesperación, y ni podemos movernos,
cuando todos se van, el que está con nosotros y no nos deja, nuestro
castillo, nuestra esperanza y el Dios en quien hemos confiado, el nos libra del
lazo del cazador, de la peste destructora, esa promesa me dio tantas fuerzas
que no lo puedo explicar. Si fuera como los del mundo, cuando pasase por
algo como esto,
́ hubiera vuelto atrás. Pero por la oración pudimos
experimentar una más profunda gracia y el poder de Dios. Porque el buen
pastor está con nosotros siempre. En Juan 10; 11-12 dice: Yo soy el buen
pastor; el buen pastor da su vida por sus ovejas, mas el asalariado, y que no
es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las
ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Yo soy el buen
pastor; y conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen, así como el Padre
me conoce y yo le conozco, y pongo mi vida por mis ovejas. Hermanos! El
Jesús que perdió su vida en al cruz por mí, resucitó, y como está en ustedes
como el castillo, la esperanza y el Dios en quien pueden confiar, aunque esté
n en apuros no estan ́ desesperados. Sea cual sea la causa de la
desesperación, eĺ la destruye y nos guía.

Tercero: Perseguidos, mas no desamparados.


Si creemos en Jesús y vivimos en el mundo, tendremos por dentro y fuera
persecusiones, tribulaciones, y sufrimietos. ¿Pero será que eĺ nos dejará
cuando seamos perseguidos? Puede ser que lo hagan los que esten ́ cerca
nuestro, pero en esos momentos el Señor está con nosotros. ¿Abandonó el
Señor a Sadrac, Mesac y Abeg-nego cuando fueron perseguidos por el rey
Nabucodonosor? Cuando este rey los arrojó al horno de fuego por no
postrarse ante el,
́ una cuarta persona estaba con ellos en ese horno; uno
semejante al Hijo de los dioses, Jesús les salvó del fuego y danzó con ellos.
Ellos experimentaron que Jesús estaba con ellos en el momento de la
persecusión y fueron rescatados de ese horno. Tambien cuando Daniel y sus
amigos fueron perseguidos y lanzados a la fosa de los leones, el Señor envió
un angel
́ que tapó la boca de los leones y no les pudieron morder. Por eso
cuando estamos siendo perseguidos, el Señor nos dice que mas bien
debemos gozarnos y alegrarnos. Parece que es triste, lamentable y
desesperante, pero nos dice que nos alegremos y gocemos. Mateo 5; 11-12
dice: Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y
digan toda clase de mal contra vosotros mintiendo, gozáos y alegráos, porque
vuestro galardón es grande en los cielos; porque sí persiguieron a los
profetas que eran antes de vosotros. Entonces a la medida que seamos
perseguidos, así será grande nuestro galardón en los cielos. Durante el
reinado en Roma, Cristo Tomy fue apresado y llevado ante el rey, quien le
dijo: Si no renuncias a tu Jesús te tiraré en aquel pais lejano. El le conestó:
De todas formas, nunca lo hare.́ El me prometió que nunca me dejaría, así
que si me tira alli, eĺ estará conmigo. Entonces el rey le dijo: Entonces te
quitaré todos tus bienes. Eso tampoco será posible, porque todas mis
riquezas estań amontonadas en el cielo. El rey le dijo ¿Te estaś burlando de
mí? Te mataré al instante! El le dijo: Yo ya morí hace 40 años cuando creí en
Jesús. He muerto para el mundo. Sólo Cristo vive en mí. Aunque quiera
cortarme el cuello no servirá para nada. ¿Cómo va a matarme su majestad?
Entonces el rey lo hachó afuera del palacio. Hermanos! los del mundo y los
incredulos,
́ nunca vencerán. Así que si somos perseguidos, cuanto más lo
seamos, Jesús más nos bendice, está mucho más con nosotros, y somos
perseguidos con el. ́ Cuando Saulo iba a apresar a los cristianos para
perseguir a la iglesia en su caballo, en plena tarde, le apareció una luz más
brillante que el sol y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, por qué me
persigues? Saulo le dijo¿quien ́ eres? Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Pablo no pudo verlo, pero aunque no lo hacía a eĺ directamente, cuando lo
hacía a los que creían en el, ́ le dijo en el camino a Damasco: Yo soy Jesús,
a quien tú persigues. Así cuanto más seamos perseguidos, Jesús lo es con
nosotros, y más valor gracia y fuerzas nos da.

Cuarto, Derribados, mas no destruidos.


Esto significa estar muertos. Cuando creemos podemos llegar a ser
derribados. Pero aunque muramos, no nos pueden destruir. Ser destruidos
significa ir a parar en el infierno. Nosotros somos personas para el cielo. Juan
14, 1-3 dice; No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed tambien ́ en
mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo
hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os
preparare lugar vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo
estoy, vosotros tambien ́ esteís. Hace 2 mil años ya Jesús fue a preparar lugar
para nosotros en el cielo. Y como tenemos un lugar mas ́ allá de la muerte,
aunque muramos no nos destruye. Pero si no tuviesemos lugar o si fuesemos
abandonados, se dice destruidos, pero la verdad es que seremos como la
basura del mundo arrojados en el infierno, pero a nosotros nos espera un
lugar donde no habrá llanto ni dolor, ni lamento ni despedidas, un pais
eterno, nuestro nombre está escrito en los cielos, así que aunque seamos
derribados no seremos destruidos. Jesús está dentro nuestro, y en ese
momento nos despojaremos de este templo de carne y entraremos al cielo
tomados de sus manos. 2° de Corintios 5,1 dice: Porque sabemos que si
nuestra morada terrestre, este tabernáculo se deshiciere, tenemos de Dios un
edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. En Filipenses 1,
21-23 Pablo dijo: Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, entonces
no sé qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho,
teniendo deseos de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor.
Pablo estaba entre la vida y la muerte. Si vivía podía ganar muchas almas,
pero el dijo que prefería estar con Cristo. Entonces las personas que tienen
una morada en los cielos no se asustan por la muerte. Aunque venga la
muerte, o aunque nos sacrifiquen en vida, podran ́ derribarnos pero no
destruirnos. 2° de Corintios 5,8-9 dice: Pero confiamos, y más quisieramos
estar ausentes en el cuerpo, y presentes en el Señor, por tanto, procuramos
tambien,́ o ausentes o presentes serle agradables. Aqui Pablo está diciendo
que era mucho mejor partir y estar con el Señor. Así que la verdad de que
tenemos un lugar allá en los cielos, es la base de nuestra esperanza. Todos
conocemos la experiencia de Esteban. Hechos 7;55-60 dice: Pero Esteban,
lleno del Espíritu Santo, puesto los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a
Jesús que estaba en la diestra de Dios y dijo: He aqui veo los cielos
abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos
dando grandes voces, se taparon los oidos, y arremetieron a una contra el. ́ Y
hechándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus
ropas a los pies de un jóven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban,
mientras eĺ invocaba y decía: Señor, Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de
rodillas, clamó a gran voz; Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y
habiendo dicho esto ́ murio.́ Fue el primer mártir. Pero antes de serlo, vio los
cielos abiertos, el trono de Dios, y a su diestra a Jesús que le esperaban
para recibirlo. Entonces la muerte sólo es la puerta para que entremos al
cielo. La muerte no puede destruirnos ni arruinarnos. El que venció a la
muerte y resucitó ya está en nosotros como rey de reyes y señor de señores.
Y como está dentro de este vaso de barro, aunque se rompa, podemos ir al
cielo eterno junto con Jesús.2° de Corintios 4; 10-11 dice: Lllevando en el
cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que tambien ́ la vida
de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos
siempre estamos entregados a la muerte por causa de Jesús, para que tambié
n la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Aunque las fuerzas
de aquel que clavó a Jesús en la cruz siempre venga y nos ataque, sin parar,
Jesús que ha resucitado, lo resiste, lo hecha fuera, lo vence, y nos da
libertad, y victoria. Y aunque en el mundo vengan los enemigos que mataron
a Jesús, a atacarnos, como eĺ está dento nuestro, juntos lo vencemos
siempre. Vivimos rodeados siempre de pequeños o grandes enemigos que nos
atacan, pero lo que debemos recordar siempre es que; aunque seamos un
débil vaso de barro, dentro está el precioso Jesús. Por tanto, pase lo que
pase; no dependamos de ese vaso debil ́ de barro, sino del precioso Jesús
que está dentro nuestro, que por su resurrección nos tiene atajados, se
manifiesta a traves ́ de nosoros, nos proteje, nos guia, y nos hace victoriosos.
Es por esto que no creemos en una religión muerta. Ni en ceremonias
muertas, Y debemos ser cristianos que creen, reconocen, dan la bienvenida,
reciben, dependen, alaban, a ese Jesús que es la resurrección y la vida; el
mismo ahora, antes y siempre, el que vive en nosotros, y no temer ni
turbarnos.

(Oracion)
́
Amado y santo Padre, Gracias porque el precioso y victorioso, el que tiene
poder en los cielos y en la tierra, no está allá en el firmamento, sino dentro
de nosotros que somos debiles
́ e insignificantes. Gracias porque eĺ es la
fuente de todo para que tengamos salud, nos vaya bien en todo y
prosperemos espiritualmente. Ayudanos
́ a que no miremos al mundo, ni a
nuestros sentidos, a la razón humana, o a las experiencias, a que no digamos
la palabra imposible, a que miremos a Jesús que tiene todo poder en los
cielos como en la tierra, y que está en nosotros. Ayudanos
́ a que
dependamos de el, ́ que lo alabemos, a que llevemos una vida valiente en la
fe. En el nombre de Jesús. Amen. ́

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