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Test de inteligencia

Aunque no existe una definición universalmente aceptada del constructo Inteligencia,


podemos definir operativamente a un test de inteligencia como una tarea diseñada para
"medir" la capacidad de efectuar abstracciones, de aprender, y de procesar información
novedosa. Para algunas posturas teóricas el concepto de "medir" implica una ideología de
la cuantificación, la cual presupone la cosificación de algo inasible como la "inteligencia".

Principales pruebas

Entre las pruebas más utilizadas para la medición de la inteligencia podemos citar el test
de Stanford-Binet o las escalas de Wechsler. La primera es una actuación del texto original
desarrollado porAlfred Binet y Theodore Simon en Francia a principios de siglo. Fue
presentado en 1916 por el psicólogo norteamericano Lewis Terman en la Universidad de
Stanford, y fue revisado en 1927, 1960 y 1972. Orientado fundamentalmente a la
valoración de la inteligencia en niños, la prueba consta de una serie de problemas
graduados en dificultad que requieren para su solución de habilidades aritméticas,
memorísticas y lingüísticas.

Los tests de inteligencia son usados con profusión en distintos ámbitos, como la Psicología
educativa, la Orientación educativa o la Selección de personal.
Coeficiente de Inteligencia

Los test de inteligencia arrojan una puntuación denominada coeficiente de inteligencia o


C.I., un término introducido por el alemán William Stern y que fue adoptado por Terman en
su revisión del test de Stanford-Binet. Originalmente, el valor de este coeficiente se
calculaba dividiendo la edad mental de la persona por su edad cronológica, y multiplicando
este valor por 100. Por ejemplo, un sujeto de 15 años con una edad mental de 13 años
tendría un coeficiente intelectual de (13/15) x 100 = 86. Una puntuación de 100 significa
así que el individuo posee una edad mental ajustada a su edad cronológica, mientras que
puntuaciones inferiores o superiores a esa cifra indican que el sujeto se sitúa por debajo o
por encima respectivamente a la media de la población general. Sin embargo, la mayoría de
los test de inteligencia actuales han abandonado esta estrategia metodológica , y el cálculo
del C.I. se realiza ahora mediante una comparación estadística respecto a un grupo de
muestra.

Las puntuaciones en inteligencia siguen una distribución estadística normal en campana,


con la mayoría de las puntuaciones agrupadas en torno al valor medio de 100.
Aproximadamente dos de cada tres personas arroja una puntuación entre 85 y 115,
mientras que el 19 de cada 20 personas tiene una puntuación entre 70 y 130. Una persona
con una puntuación de 130 es considerada generalmente bajo el pronóstico
de sobredotación, mientras que una puntuación inferior a 70 generalmente apunta a una
deficiencia.
Críticas

El uso de estas herramientas ha provocado una gran cantidad de controversias, que han
girado, fundamentalmente, en torno a tres cuestiones, a saber:

 ¿Cuáles son las habilidades mentales que constituyen la inteligencia?


 ¿Representa el C.I. adecuadamente estas habilidades?
 En caso de que no podamos definir la inteligencia, ¿cómo es posible medir algo que ni
siquiera sabemos lo que es?
Algunos críticos han señalado las deficiencias en la construcción y estandarización
estadística de estas herramientas, mostrando además su inadecuación dada la naturaleza
cualitativa, multidimensional y no mensurable de la inteligencia.1 Otros han mostrado la
carga cultural de estos instrumentos, que favorecen a ciertos grupos étnicos o
socioeconómicos mayoritarios, discriminando a sujetos pertenecientes a etnias con grupos
sociales minoritarios.2 Finalmente, un tercer grupo de investigadores se han centrado en la
denuncia del hecho de que la Psicología de algunos psicólogos, mediante la invocación a
criterios supuestamente científicos, y el uso de estas herramientas, han querido justificar
prejuicios meramente raciales

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