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LA LOTERÍA DE COMODORO PY
Ventajas de los bolilleros mágicos,
en Py tienen lugar las casualidades
menos casuales del mundo
CHALECOS AMARILLOS SI LA
CGT NO DESPIERTA
Los 30.000 desaparecidos son parte
de la historia del movimiento obrero
Ahora quiero exhibir lo que sucede con una situación que es muchísimo más común
que la del Dilema del Prisionero. En este caso, se trata de analizar lo que sucede
cuando uno sale a cenar con un grupo de personas (amigos, compañeros de trabajo,
LA POSVERDAD AL PALO
familiares…) y tienen que decidir cómo pagar. Las alternativas son: Macri preside desde el lunes... ¡un
seminario antima a!
1. Cada uno paga lo que consumió;
2. Suman todo y dividen en partes iguales;
3. Hay alguno de los comensales que advirtió que ‘pagaría el total’.
Aún con estas diferencias, cada comensal interpreta que la extra-large es mejor pero
no TRES veces mejor. Para fijar las ideas, digamos que la más grande es dos
veces mejor.
Supongamos que usted es uno de los comensales. Llegado a este punto razona: “Si
todos van a pedir la hamburguesa común y yo pido la extra-large, con solo agregar
un poco más de dinero a la cuenta final, voy a cenar mucho mejor”. Por lo tanto, si
sus tres amigos piden la hamburguesa común y usted la ‘otra’, la cuenta total será:
Al dividir por cuatro, cada uno tendrá que pagar 150 pesos. De esa forma usted,
pagará 50 pesos más, pero obtendrá un valor de 300 pesos (si hubiera ido sola/o), o
si prefiere, tendrá una hamburguesa (que según su criterio será el doble de mejor
que la común) y terminará pagando una vez y media. En cualquier caso, parece una
buena decisión.
Sin embargo, sus amigos razonan igual que usted. Cada uno pide entonces la mejor
de las dos hamburguesas y por lo tanto, la cuenta total llega ahora a 300 x 4 = 1.200
pesos. ¿Consecuencia? Usted ahora paga el triple por una hamburguesa que ‘a lo
sumo’ debería valer el doble.
Y hay una tercera alternativa: ¿qué pasa si uno sabe que la comida le saldrá ‘gratis’
porque alguna otra persona se ocupará de pagar lo consumido por todos? Ante esta
situación, ¿cómo cambia la elección del número de platos y la calidad? Si uno no
tiene que pagar, ¿comería la misma cantidad? ¿Elegiría los mismos platos?
¿Qué hacer?
Es esperable que cada persona piense: “Me puedo permitir ordenar platos más
caros, porque si vamos a pagar la cuenta entre todos, la diferencia que me va a
tocar a mí es mínima y entonces sí valdría la pena que yo pague un ‘poquito’ más
de lo habitual”.
La teoría
En el año 2004 tres científicos, Uri Gneezy, Ernan Haruvy y Hadas Yafe [3],
combinaron sus especialidades para estudiar aspectos del comportamiento humano,
estrategias y ética en negocios. Los tres tienen múltiples trabajos escritos en
conjunto e individualmente, pero el artículo al que me quiero referir lo publicaron
en la Royal Economic Society bajo el título: The Inefficiency of Splitting the Bill (La
Ineficacia de Dividir la Cuenta) [4].
Si tiene tiempo sugeriría que lo lea, porque dice muchas cosas sobre nosotros, en
tanto que seres humanos, nuestras motivaciones, miserias, virtudes, solidaridad
para con el ‘otro’, respeto y atención a las necesidades que pudieran llegar a tener.
Pero también están analizados comportamientos egoístas y por supuesto, la amplia
variedad entre los dos extremos.
Pero vuelvo al estudio presentado sobre las diferentes maneras de dividir una
cuenta en una cena. Lo que hicieron fue tratar de detectar las distintas reacciones
teniendo en cuenta cómo variaban las condiciones de contorno. Ya verá a qué me
refiero.
Los experimentos los realizaron eligiendo varios grupos de seis personas a quienes
habrían de invitar a cenar. Cada participante recibió una suma de dinero por su
intervención, equivalentes a 20 dólares estadounidenses de hace 15 años.
Más allá de los aspectos técnicos, para garantizar que las muestras cumplieran los
requisitos indispensables para ser consideradas buenas (eligiendo personas al azar,
sin prevalencia de sexo, raza, religión, etc, etc.), el hecho es que invitaron a cenar a
cada grupo de seis personas a un restaurant. Las personas no se conocían entre sí y
no podían conversar entre ellas para establecer una estrategia que favoreciera (o
perjudicara) a unos sobre otros. Las decisiones fueron individuales y la idea era
poder evaluar emociones antes y después de cenar. En el momento de sentarse a la
mesa, cada participante tenía diez minutos para:
Ahora llega una parte importante porque lo que voy a escribir marcó la diferencia
entre cada uno de los grupos. ¿Cómo habría de pagar cada comensal? Es decir, cada
grupo terminaría pagando de acuerdo con una de estas tres modalidades [5]:
Llegado a este punto, tengo algunas preguntas que la/lo involucran a usted que está
leyendo este texto. Primero, un análisis de lo que haría si fuera uno de los
participantes de alguno de los grupos. Después, respecto de la percepción que usted
tiene de lo que hacen otros miembros de la misma sociedad a la que pertenecemos
usted y yo.
5) ¿Hubiera pedido platos más caros de los que ordenaría en otras condiciones?
Más allá de lo que haría usted, ¿qué cree que pasó? Es decir, ¿cómo lee usted la
realidad que la/lo rodea?
7) ¿Cuán solidarios cree que somos, al menos en los términos propuestos por los
que diseñaron el experimento?
Creo que vale la pena puntualizar que hay múltiples factores que cambiarían las
respuestas. Por ejemplo, la condición social, el lugar geográfico, la relación entre los
comensales (si son familiares, amigos, compañeros de trabajo, de escuela, etc.), el
tipo de evento… Creo que usted y yo podríamos escribir una larga lista de
condiciones que habría que considerar, pero aún así….
Sobre el eje vertical aparecen los importes totales de las cuentas pagadas (dice “Cost
of the Meal”, “Costo de la Comida”). En el eje horizontal, las diferentes modalidades
de pago: “Individual Pay” (cada uno pagó lo que consumió), “Even Split” (se dividió
en partes iguales) y “Free Meal” (comida gratis). Como se ve, si el consumidor no
tenía que pagar, en algunos casos la cuenta llegó a triplicar el valor promedio en el
caso individual.
Una breve pausa para una pregunta mía: ¿la (o lo) sorprenden los resultados?
Sigo con las conclusiones. Por un lado es muy difícil extraer ideas finales o
definitivas en el comportamiento y/o conductas que puedan aplicarse en casos
generales sin tener en cuenta la multiplicidad de factores que las condicionan. Por
otro lado, si bien es esperable que ante la oferta de pagar de acuerdo con el
consumo individual o dividir la cuenta en partes iguales, los resultados muestran
que:
tengo 80 años y hemos comidocon mis amigos , cuando comemos en restaurantes,desde los 16 años ,los comensales ,siempre
fuimos distintos,primero compañeros de la secundaria ,y luego segun pasan los años y el bolsillo, con toda clase de bolsillos.
siempre la cuenta fue en comun, y cuando los bolsillos eran mas acos ,en cantinas y bodegones ( de antes ,ahora son todos de
autor). Siempre ,alguno se aprovecha y come por derecha ,osea por los precios (eligiendo lo que no comeria , si pagara cada uno lo
suyo) Querido Adrian , ojala puedas volver pronto a dar tus clases para todos . Horacio Hincha de l Villa Crespo de Battilana , Ferello
Y Ross
Respuesta
Me parece que es imposible hacer abstracción de en qué situación se produce la cena, quienes son los compañeros de mesa y quién
es el que paga.
Voy a poner ejemplos reales de mi vida.
Por razones laborales he tenido que viajar; en esos casos la patronal me pagaba viáticos. Tradicionalmente esos viáticos eran una
suma ja por día, lo que yo realmente usara de ellos era mi problema. Entonces en general trataba de gastar menos de los que me
pagaban para quedarme con el resto.
En un momento dado alguien de la gerencia se le ocurrió que tendríamos que adjuntar los recibos y nos pagarían según el gasto
real; entonces los que solíamos viajar comenzamos a parar en hoteles caros, comer en restaurantes de primer nivel, tomarnos
remises y taxis, etc. Finalmente se retornó al modelo de viatico jo: le resultaba más barato a la patronal.
También tuve que viajar por cuenta del sindicato, por actividad gremial. El sindicato me daba una suma ja para gastos y yo me
esforzaba en todo lo posible para gastar lo menos que pudiera y devolvía lo que me sobraba al sindicato.
O sea las tres actitudes dependían en cómo y quién me pagaba.
Si era la patronal trataba de obtener el mayor bene cio posible, ellos no me hacen participe de las ganancias, de las decisiones ni
nada por el estilo, por lo tanto no me considero ligado por ninguna regla de tipo ética o moral con su dinero.
En cambió con el sindicato es distinto: es mi sindicato y más allá de que muchos se aprovechan de los puestos en los mismos no es
mi caso y considero que es un deber no quedarme con dinero que, de última, es del conjunto de los trabajadores a liados.
Respuesta
Adrián, muy buena columna. De todas maneras me gustaría hacer alguna salvación a las conclusiones.
Tal vez hoy en día, globalización, metropolitanismo y capitalismo hegemónico de por medio, estas conclusiones puedan
universalizarse de alguna manera. Me reservo algunas dudas respecto de qué hubiese pasado de hacer este ejercicio en la Rusia de
los ’70, o en la Cuba de los ’90, por poner algunos ejemplos. Pero podría hacerme las mismas preguntas si el experimento se
hubiese llevado a cabo en algún pueblo del interior de la Argentina.
En un viaje a Cuba hace unos años, un lugareño de un pueblito me comentaba que durante el período especial se llevaban a cabo
cortes plani cados de luz en todas las urbes. La sociedad se organizaba cada noche para dar hospedaje en aquellas zonas donde
estaba previsto sostener el suministro a aquellos habitantes cuyas residencias iban a verse afectadas por los cortes de luz. De
manera que hoy por tí, mañana por mi, o algo por el estilo. Pero he vivido otras muchas situaciones donde mochileando me han
invitado a cenar sin cobrarme un solo centavo, y en esas situaciones es cuando uno, al menos a mi me sucede, más se limita con su
consumo (y no creo ser ejemplo de nada, jaja).
Por otro lado, aunque desconozco la conformación social de los grupos que se utilizaron para realizar el experimento, me permito
creer que si hubiese habido algún indigente en alguna mesa, más de uno hubiese decidido pagar ecuánimemente y consumir de
manera moderada; o inclusive ofrecerse a pagar esa cena o, a dividir por 5.
En n, entiendo que el entorno también modi ca nuestras decisiones. Me pregunto qué conclusiones sacaría Derrida de todo esto,
jaja.
Que tengas una buena semana, te leo el domingo que viene!
Respuesta
Como siempre Adrián, exponiendo diversas conductas del comportamiento humano, casi como un juego, aprendemos. Y es así tal
como minuciosamente lo planteas. En amistad, se sabe de quien saca ventaja en esta situación como ejemplo pero en el caso del
número que se reúne en la mesa hace que se tolere sin descartar que en el tiempo, bien puede ser causa de alejamiento del
siempre ventajero . Ahora aquí, para los que sumamos años -y netamente porteños – los códigos se mantienen anque la situación
de bolsillo hoy, se encuentre tan afectada para una inmensa mayoría. Y esto de los códigos tiene que ver – como uno sigue
viviendo- con el ser solidario hacia el otro. Bancar en la medida que se pueda y hacerlo con respeto al/los verdaderos gomías y
tener calidad en consecuencia para entender respecto al que menos puede. Cualquier otra “formula” que pueda aplicarse a la mesa
en lo que al pedido y forma de pago se re ere puede atribuirse a la idiosincrasia que corresponde al colectivo humano de cada
pueblo. Bien el ejemplo de los alemanes -me quedé sin cigarrillos en una oportunidad en casa donde me encontraba allá y me
indicaron a metros en la calle una máquina expendedora…- bien vale como ejemplo. Se entiende que la onda bien debe ser otra para
los jovenes hoy, claro. Abrazo cordial Adrián.
Respuesta
Hola Adrián, un placer leerte como siempre!! Quería aprovechar para comentarte que te escuché una vez con VHM y dijiste que
había que ir pensando qué hacer con el ocio xq íbamos a tener mucho tiempo libre en el futuro cercano gracias a la tecnología, y
aprovecho para invitarte a que investigues sobre The Venus Project, se trata de una sociedad diseñada x un tal Jacque Fresco a
quien tuve el honor de conocer personalmente y que falleció a los 101 años en el 2017, dedicó toda su vida a mejorar la calidad de
vida de todos y su trabajo me resultó muy interesante a tal punto que soy un promotor de su legado y me gustaría tener una opinión
tuya al respecto xq pienso que realmente sería una solución viable para la humanidad!!! Gracias abrazo
Respuesta
Paenza, lo admiro profundamente por su vocación y capacidad en la divulgación cientí ca. Su programa era de “lectura obligatoria”
los mediodías de sábado en mi familia. Usted fue de fundamental ayuda en mi esfuerzo por inculcarles a mis hijos el amor por el
conocimiento (así también me salieron medio “nerds”, pero no importa).
Dicho esto le pregunto: ¿es necesario un estudio cientí co para saber que si en mi edi cio pusieran un solo medidor de consumo
eléctrico para los 20 departamentos todos viviríamos con el aire acondicionado prendido todo el día?
Con todo respeto, estudios como esos, cuando son difundidos en medios radiales, son los que mueven a mucha gente a descreer de
la utilidad de la investigación cientí ca al grito de ¡Hay que estar al pedo!
Respuesta
Respuesta
Perdón, pero no considero un insulto lo escrito por el lector previo. Personalmente considero
absolutamente innecesario el método experimental para la producción de conocimiento. Paenza está
formado en ciencias exactas y debe considerar al método experimental como único. A mí me resulta
muy ingenuo creer q este tipo de experimento de laboratorio pueden decir algo sobre la subjetividad,
cuando la ciencia moderna se funda en la exclusión del sujeto.
El etnoarqueólogo Politis, a quien entrevistó el señor Paenza, convivió en la década del 90 con distintas
comunidades de cazadores recolectores en la Amazonía. Politis relataba q con una de estas
comunidades, él acompañaba a los cazadores aún siendo incapaz de cazar, sin embargo, le daban su
parte.
Durante la entrevista a Politis era notable el prejuicio de Paenza, dado por el tipo de formación.
La colonización es también epistémica.
Respuesta
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