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JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

El cuento agua trata de la escasez de agua en el pueblo de “san juan de lucanas”,


esto es apreciado por el cornetero Pantaleón, y el niño Ernesto , la soledad de
su pueblo natal “San Juan de Lucanas”.
Muy dolido el niño Ernesto con su amigo Pantaleón (Pantaleoncha o
Pantocha) contemplaron por un momento, luego dijo Pantocha, antes “san Juan
de Lucanas” era un pueblo rico por la mina de pedregal blanco de Ventanilla; era
una mina de plata, pero abandonado por sus explotadores, y ellos muy tristes,
se preguntaban cómo ha quedado la mina, que parece un corral para vacas,
cerdos, asnos, etc. Los dos Jóvenes se acercaron a la plaza de su pueblo, donde
encontraron a dos pobladores llamado Eustaquio y Ramón que tristemente
contemplaban la soledad de su pueblo por el abandono de las lluvias y el mal
reparto de agua por parte del principal hacendado llamado Don Braulio
Félix, este hombre ordenaba a Don Pascual repartir el agua de la laguna
situado entre San Juan de lucanas y Ventanilla cada semana en la plaza, donde
los beneficiados eran sus parientes, allegados , propietarios blancos o mestizos
como él.
Los comuneros los domingos se reunían en el corredor de la cárcel, pedían agua
lloriqueando y después se regresaban; si no conseguían turno, se iban con todo
el amargo en el corazón, pensando que sus maizalitos se secarían de una vez
en esa semana, Por la mala administración del agua no había producción de las
tierras de los comuneros de San Juan de Lucanas.
Pantaleón empezó a tocar su corneta en la plaza, los primeros en llegar fueron
niños vestidos con trajes rotos, pero muy contentos a recibirlos, y al escuchar la
música todos estos niños, empezaron a bailar y hasta entonar melodías. En el
transcurso del tiempo Los primeros comuneros en llegar a la plaza son los Tinkis,
que se decían de ser los más valientes y osados; luego aparecen los de San
Juan o sanjuanes, los más miedosos.
Una vez reunidos los comuneros en la plaza de San Juan, pantocha empezó a
hablar para llamarles a una reflexión y hacer respetar sus derechos frente al
abuso de los principales de la comunidad, porque él durante su permanencia
observó los abusos de “Braulio, Inocencio, y Vilkas, personas agresivas.Braulio
era una persona muy mala, que buscaba gente de mal vivir para atropellar la
dignidad de algunos comuneros humildes y hacía matar a sus animales que se
le atravesaban en su camino, sin piedad alguna. Toda esta injusticia vivían los
comuneros
Los ánimos de los comuneros se habían fortalecidos por las palabras de
Pantocha, ante este suceso Don Vilkas se acercó a Pantocha, pidió respeto por
el principal don Braulio, pero pantocha le dijo viejo apártate no quiero faltarte el
respeto, Don Vilkas quiso irse a los golpes con Don Wallpa, autoridad de los
Tinkis. Pero don Wallpa fue impedido por
Don Vilkas corrió a casa de Don Braulio, y los sanjuanes asustados se separaron
de los tinkis, se fueron a otro corredor con Don Inocencio, quien aprovechaba
para decirles que Don Braulio es un hombre de plata, y pantocha no es nada,
Mientras tanto llega a la plaza don Pascual, el repartidor de agua o semanero,
quien ya está decidido a contrariar la voluntad de don Braulio dando el agua de
la semana a los comuneros pobres que más la necesitan. Llega finalmente don
Braulio, borracho, quien da la orden para iniciar la repartición, pero al oír que el
semanero solo otorgaba agua a los comuneros, se enfurece, saca su revólver y
balea a todos. Los comuneros huyen, y entonces Pantaleoncha empieza a gritar
para animarlos a la resistencia, pero una bala disparada por don Braulio lo
alcanza en la cabeza de pantocha y cae herido y muere. Ante tal situación, nadie
ya se atreve a enfrentar al enloquecido patrón. Todos corrian desesperados ,
Don Wallpa y Pascual estaban temblando, a la cárcel ordenó don Braulo, Don
Vilka que era el carcelero, llevó a Don Wallpa y Don Pascual a la cárcel, en la
plaza se hizo silencio, en un rato se acabaron las bullas, las rabias, cada
comunero escapo como pudo.
Solo el niño Ernesto se llena de coraje y lo enfrenta, llamándolo ladrón y
arrojándole la corneta de Pantaleoncha, que acierta en la cabeza de don Braulio,
haciéndolo sangrar. Mientras que sus ayudantes le rodean para atenderlo,
Braulio brama ordenando que disparen al niño. Pero éste logra huir y se va a la
comunidad de Utek’pampa, cuyos comuneros, a diferencia de los tinkis y
sanjuanes, eran indios libres que se hacían respetar. fin del cuento agua.

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