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Caso Practico Derechos Personales
Caso Practico Derechos Personales
PERSONALIDAD
El Sr Angel Villagra, de 65 años de edad, es diabético y se encuentra
internado en un Hospital de la Ciudad de Córdoba. A consecuencia de su
diabetes sufre una infección en el pie derecho denominada “pie diabético”,
la que ha engangrenado el miembro. La única solución brindada por el
equipo médico es la amputación del miembro hasta la rodilla, operación a
la que Angel se niega.
Su hijo, el Sr Carlos Angel Villagra, de 32 años de edad, concurre
angustiado a su Estudio Jurídico a fin de consultarlo sobre la posible
autorización judicial para efectuar la amputación de su padre contra la
negativa de éste.
JURISPRUDENCIA:
Al realizar la búsqueda de casos relacionados, con el planteado, también se
encontró ponencias en distintos Seminarios de Derecho de Nuestro País, en
donde no solo se mencionaba la aplicación de la ley al marco concreto, sino
también la fundamentacion y legislación relacionada con el caso, con lo que
considero merece ser incluido dentro del este marco teórico.
. Consentimiento informado Por Juan Carlos Alongi
En principio, el médico no puede efectuar ningún tipo de tratamiento, sin recabar
el consentimiento del paciente. El consentimiento está asociado a la idea de
información, la que debe ser clara adecuada, completa y continua
Se debe respetar la voluntad del paciente. Se trata del señorío sobre su propio
cuerpo y el derecho al elegir la forma de vivir su enfermedad.
El profesional que realiza una práctica sin el consentimiento informado del
paciente, comete una agresión, por la cual debe responder. El paciente tiene
derecho a disponer de su cuerpo y la sola violación de éste derecho da
nacimiento a la obligación de resarcir del galeno.
En la relación médico-paciente el consentimiento informado, en los albores del
siglo XXI, presenta aristas aún no resueltas:
- El respeto al principio de la autonomía de la voluntad.- En este punto
resta conciliar la total revelación necesaria para asegurar la libertad de decisión
del paciente.-
- Priorizar la salud del paciente.- Se dice que la total revelación es
perjudicial para la salud del paciente y que estos no son capaces de manejar la
información médica para así tomar decisiones adecuadas.-
- La interacción médico paciente: apunta a establecer en la relación
médico paciente un equilibrio sobre el respeto a la condición del ser humano de
cada uno de ellos. Rechaza el hecho de que sea el médico o el paciente el que
tome la decisión, pues sería incompatible con el respeto mutuo si hay
supremacía de uno sobre el otro. Se transforma en un proceso más emocional
que racional. Si ha de humanizarse la relación médico paciente, debe hacerse
sobre la base del respeto y colaboración mutua.-
Así por ejemplo la negativa injustificada del paciente a someterse a una
revisación o tratamiento médico, no autoriza al enfermo a prevalerse de esa
contingencia, para obtener beneficios en detrimento de terceros.- De no ser así
ello se transformaría en un abuso del derecho personalísimo a la integridad
personal, además de resultar contrario a la moral y las buenas costumbres. (
arts. 1071 y 953 del Cód. Civil).-
El consentimiento es la voluntad convergente o coincidente de dos partes - cum
sentire - : sentir con otro o juntamente con otro.-
EL CONSENTIMIENTO INFORMADO
Consecuente de esta idea, deriva la necesidad de consentir antes de recibir un
tratamiento médico. En tanto el consentimiento informado implica una
declaración de voluntad efectuada por un paciente, por la cual, luego de
una suficiente información éste decide prestar su conformidad a un
procedimiento, tratamiento o intervención, la noción comprende dos
aspectos:
a) que el médico obtenga el consentimiento del paciente,
b) que el médico revele adecuada información al paciente.
Por su parte, la doctrina del consentimiento informado se desarrolló en base a
dos valores:
a) el principio de la autonomía de la voluntad y
b) el principio de maximización de la salud.
Lo cierto es que cuando un enfermo da su consentimiento para un tratamiento,
entra en una relación de intercambio con el dador de salud. El paciente acepta
someterse a procedimientos para llegar a un diagnóstico o a prácticas médicas
o quirúrgicas para su tratamiento; a su vez, el médico, enfermera o terapeuta
acuerda realizar el específico tratamiento dentro de las limitaciones establecidas.
El otorgamiento de este consentimiento se basa en una relación especial
de confianza. El dador de salud debe actuar para mejor servir al paciente.
El consentimiento llega luego de un largo proceso que parte de la
enfermedad o lesión, pasa por la obtención de la historia del paciente, el
arribo a un diagnóstico o plan de cuidados, la revelación de su mal o estado
al enfermo, la posibilidad que éste haga preguntas y obtenga respuesta a
sus inquietudes, para recién concluir con el consentimiento al propio
tratamiento a realizar.
En la República Argentina, la doctrina se pregunta si hace falta el consentimiento,
si debe requerirse siempre para que el obrar sea legítimo y si cuando se
interviene sin él el obrar es antijurídico; y se llega a la conclusión de que la
dignidad de la persona humana exige una correcta información de todo lo relativo
a la salud y al tratamiento .
Aunque se afirma que en nuestro medio, todavía (aunque cada vez menos) es
usual ocultar al enfermo la información referida a un mal incurable que pueda
padecer (o deformar la realidad), se reconoce que en principio debe
respetarse la voluntad del enfermo, pues todo tratamiento requiere del
consentimiento del paciente, por el principio de libertad personal y porque
el enfermo dispone de su cuerpo. De ahí que, si una persona se niega a la
acción sanitaria compulsiva, no puede sometérsela por la fuerza. Sin
embargo, tal conducta puede tener otros efectos: la imposibilidad de
acceder a un empleo, o de contraer matrimonio, etc.
El respeto por la voluntad del paciente se halla previsto en la ley 17.132, que
dicta las normas para el ejercicio de la medicina, odontología y actividades de
colaboración, que en su Art. 19, inc. 31 dispone que "Los profesionales que
ejerzan la medicina, sin perjuicio de lo que establezcan las demás disposi-
ciones legales vigentes, están obligados a: ...inc. 3) "respetar la voluntad
del paciente, en cuanto sea negativa a tratarse o internarse, salvo los casos
de inconsciencia, alienación mental, lesionados graves por causa de
accidentes, tentativas de suicidio o de delitos ...En los casos de
incapacidad, los profesionales requerirán la conformidad del representante
del incapaz".
En definitiva, el respeto de la libertad del paciente constituye un acto tendiente a
cumplir con una expresa directiva legal que exige expresamente tal respeto,
evitándose así, incurrir en un supuesto de responsabilidad profesional.
Por fin, existe una posición que está por el principio de libertad personal y
responde a la noción de que el enfermo dispone de su cuerpo,
considerando que el Art. 19 inc. 31 de la ley 17.132, conduce a intentar
persuadir al paciente, pero dentro de ciertas limitaciones.
Coincidimos plenamente con el criterio y con el favorecimiento de la
libertad y autonomía de la voluntad en esta materia, pues lo que parece ser
daño para uno -por ejemplo el hijo en el caso concreto- no es tal y
constituye el mejor o único camino para la persona, desde el punto de vista
propio del paciente y ello hace a su dignidad. Frente a la informada decisión
del paciente, no debiera considerarse que hubo daño y -probada que
fuera- es la más completa defensa para el médico pese al empeoramiento
de la salud del enfermo.
Como abogada del Sr. Villagra (hijo) , solicitaría acción inhibitoria al órgano
jurisdiccional, para que se impida la realización del acto dañoso, que seria la no
amputación.
En la postura de un Juez, resolvería a favor del Sr. Villagra (padre),
fundamentaría mi postura en:
-La integridad física relativa al cuerpo y a la salud
-La integridad personal
-Porque revisten carácter de orden publico y no son solamente derechos
subjetivos,
-Además, nadie puede ser obligado a someterse contra su voluntad a un
tratamiento medico determinado de cualquier especie o índole, cuando tiene
plena capacidad para manifestar su voluntad, sin amparar la Eutanasia. Ya que
el paciente es el que va afrontar la situación, por ende debe ser el único que
debe decidir.