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Sociedad(/contenido/categoria/6/sociedad)

Punto de vista

Luchar por el conocimiento. Luchar por la justicia


en Ecuador
Francesco Maniglio y Vicente Barragán, investigadores Prometeo en Ciespal
(https://www.eltelegrafo.com.ec/) - 28 de mayo de 2016 - 00:00

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“Instrúyanse -decía Antonio Gramsci- porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia;


Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo; Organícense, porque
necesitaremos de toda nuestra fuerza”. Es la inteligencia colectiva, la inteligencia de un pueblo
entero la que opera como el motor de las revoluciones sociales.

Es ahí donde radica la importancia de la cuestión del conocimiento. Fue un gran acierto del
sociólogo Pierre Bourdieu cuando planteó que, además del capital económico, hay otras cosas
valiosas que se persiguen en las sociedades actuales, como por ejemplo, el capital político, social y
el capital cultural.

Hoy en día en la sociedad del conocimiento no se puede prescindir del capital cultural. El
conocimiento colectivo es el ingrediente estratégico para el desarrollo del sistema productivo,
forma parte de la lógica histórica de las clases dominantes, que saben que para poder reproducir el
capital económico, necesitan siempre más capital cultural: necesitan de los conocimientos sociales.

El conocimiento sin embargo no es un bien escaso y nunca podrá serlo. Esta es una de las
contradicciones de la ideología liberal para poder transformar el conocimiento en mercancía, se
requiere imponer una estructura artificial de propiedades intelectuales o una serie de barreras para
la transmisión y creación de conocimiento. Las consecuencias son dramáticas, los datos globales
de los últimos 50 años muestran que si bien ha existido una masificación en el acceso a los
servicios con alto valor cognoscitivo, las desigualdades son ahora crecientes y más visibles. Esto se
debe justamente a la lógica de privatización, acumulación y jerarquización de los conocimientos.

El Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos (Ingenios) es por lo tanto una
herramienta política que los ecuatorianos y las ecuatorianas quieren poner en práctica para poder
hacer frente la dinámica de reproducción de las desigualdades. La perspectiva política está clara:
recuperar el sentido público, libre y abierto de los conocimientos orientados hacia la satisfacción de
las necesidades del pueblo. Es emblemático y propio de un país que se ha planteado grandes
transformaciones, confrontar de manera colectiva la dependencia histórica en materia de
conocimientos y desarrollo tecnológico, promoviendo la justicia, a través de la expansión y
democratización de los conocimientos: ciencia, innovación y creatividad, como armas de batalla en
contra de las desigualdades de nuestra sociedad.

Ingenios es la incorporación pública de una alternativa que consiste en luchar para que los
conocimientos y la cultura sean derechos y no se conviertan en mercancías que se compran y
venden en el mercado, cuyo acceso dependerá de la capacidad de los diferentes bolsillos.

El sociólogo argentino Emilio Tenti Fanfani en una reciente entrevista afirmó, y con razón, cómo “la
lucha por el conocimiento es equivalente a la lucha por la tierra en el capitalismo agrario”. La lucha
por el conocimiento es la batalla social del siglo XXI, es política pura porque no hay justicia social
global sin justicia cognitiva.

Sin duda, el Código Ingenios es un instrumento potencialmente revolucionario para construir una
sociedad con equidad y justicia social. Pero con este instrumento tenemos que marcar un principio
y no un fin. Un principio que radica en la construcción de conocimientos otros, el principio de otras
historias, desde la perspectiva de los que han sufrido sistemáticamente las injusticias del
capitalismo, del colonialismo y del patriarcado. Se trata - como dice el sociólogo Boaventura de
Sousa Santos- de descolonizar, democratizar y desmercantilizar los conocimientos, articulando la
lucha en contra de la apropiación capitalista, con la lucha en contra de las imposiciones de la
renovada colonialidad del norte global.

En la actualidad luchar políticamente significa luchar por la colectivización de los conocimientos,


porque al no hacerlo el horror se banaliza y nos acostumbramos a las injusticias como si fueran
algo tan natural que al final nos las merecemos. (O)

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