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La roca caliza experimenta un singular proceso de alteración química por la acción del
agua de lluvia. El ácido carbónico formado disuelve la roca tanto en a la superficie
como en el subsuelo dando lugar a un paisaje muy peculiar conocido como paisaje
kárstico.
Elementos del paisaje kárstico de superficie y de subsuelo.
Un karst se produce por disolución indirecta del carbonato cálcico de las rocas calizas
debido a la acción de aguas ligeramente ácidas. El agua se acidifica cuando se enriquece
en dióxido de carbono, por ejemplo cuando atraviesa un suelo, y reacciona con el
carbonato, formando bicarbonato, que es soluble. Hay otro tipo de rocas, las evaporitas,
como por ejemplo el yeso, que se disuelven sin necesidad de aguas ácidas. Las aguas
superficiales y subterráneas van disolviendo la roca y creando galerías y cuevas que, por
hundimiento parcial, forman dolinas y, por hundimiento total, forman cañones.
Existen otras muchas formas kársticas según si estas formas se producen en superficie o
por el contrario son geomorfológicas que aparecen en cavidades subterráneas. En el
primer caso se denominan exokársticas:
Lapiaces o lenares, son surcos o cavidades separados por tabiques más o menos agudos.
Los surcos se forman por las aguas de escorrentía sobre las vertientes o sobre
superficies llanas con fisuras.
Poljés son depresiones alargadas de fondo horizontal enmarcadas por vertientes
abruptas. Están recorridos total o parcialmente por corrientes de agua, que desaparecen
súbitamente por sumideros o pozos y continúan circulando subterráneamente.
Dolinas o torcas son grandes depresiones formadas en los lugares donde el agua se
estanca. Pueden tener formas diversas y unirse con otras vecinas, formando uvalas.
Gargantas son valles estrechos y profundos, causados por los ríos.
Cuevas se forman al infiltrarse el agua. Suelen formarse estalactitas a partir del agua,
rica en carbonato cálcico, que gotea del techo, y estalagmitas a partir del agua
depositada en el suelo.
Simas son aberturas estrechas que comunican la superficie con las galerías subterráneas.
Ponors son aperturas de tipo de portal donde una corriente superficial o lago fluye total
o parcialmente hacia un sistema de agua subterránea.
Y en el segundo endokársticas (simas, sumideros, sifones, foibas, etc.).
Hay dos cosas esenciales que nos ayudan a reconocer un paisaje kárstico: presenta
numerosas depresiones cerradas de distintos tamaños; y no presenta manantiales ni otros
afloramientos superficiales de agua, ni siquiera en zonas muy lluviosas. En cuanto que
cae el agua de la lluvia, esta se filtra por las grietas hasta llegar a grandes conductos que
hacen posible que el agua sea drenada hasta el fondo de los valles, donde vuelve a
emerger en forma de surgencias. Esto ocurre debido a que la roca caliza es bastante
soluble. Además, deben ser los suficientemente puras como para no arrastrar otros
materiales que colmaten las grietas por donde se filtra el agua; y por último, deben ser
lo bastante sólidas como para que no se desplomen los techos.
Estas tres condiciones sólo se cumplen con los mármoles, la caliza y las dolomías. En
los terrenos donde se dan estos tipos de roca, la superficie presenta formas peculiares
que forman el paisaje kárstico, de la cuales las más importantes son:
Lapiaces: Son desiertos de piedra desnudos, agrietados, con canaladuras y cantos vivos
producidos por la corrosión química provocada al contacto de la roca con el agua de
lluvia, el hielo y la nieve.
Simas: Conductos verticales que en ocasiones pueden ser espectaculares por sus
dimensiones. Se pueden formar por hundimiento de la bóveda de algún techo,
disolución exagerada en el fondo de una dolina, o erosión y corrosión en sumideros
activos.
Bibliografía