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Hijos de Dios
Hijos de Dios
1 No hay, pues, condena alguna para los que están en Cristo Jesús,
Bien San Juan el gran apóstol del Amor, y del Espíritu, dirá, QUIEN NO AMA NO HA CONOCIDO
A DIOS, PORQUE DIOS ES AMOR. (Jn 4, 8)
Y en que consiste, seguirá diciendo San Juan NO EN QUE HAYAMOS AMADO A DIOS SINO EN
QUE EL NOS AMÓ (“primero”). 1 JN 4, 7; 1 JN 5, 1
Esto significa que la capacidad de amar no está en la humanidad, que tiene que ser resucitada o
recreada, por eso le decía Jesús a Nicodemo que HABÍA QUE NACER DE NUEVO. Sólo siendo
amados por Dios, sólo en el calor de su amor, la chispa del amor puede nacer de nuevo.
Dios NOS ENVIÓ A SU HIJO COMO VICTIMA DE NUESTROS PECADOS, QUERIDOS, SI DIOS
NOS HA AMADO DE ESTA MANERA, TAMBIÉN NOSOTROS DEBEMOS AMARNOS UNOS A
OTROS, DIOS MORA (ESTÁ) EN NOSOTROS…. EN ESTO RECONOCEMOS QUE
MORAMOS EN ÉL Y ÉL EN NOSOTROS, EN QUE NOS HA DADO SU ESPÍRITU. Que el amor
está en nosotros, de forma que por amor nos movemos y vivimos, perdonamos porque Dios nos
perdona y nos ama tal como somos.
Por aclarar en Jesús, más que hablar de víctima, Jesús es SEÑAL del MISMO AMOR DE DIOS,
como Dios mismo, porque su acción de amor por el que entrega su vida, refleja al que DA el SER
y la EXISTENCIA a todo ser viviente. TODO EL QUE CREE QUE JESÚS ES EL CRISTO HA
NACIDO; Y TODO EL QUE AMA A AQUEL QUE DA EL SER, AMARÁ TAMBIÉN QUE HA
NACIDO DE ÉL.
Continúa San Pablo
2 pues la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la
muerte. 3 Lo que era imposible a la ley, por cuanto que estaba debilitada a causa de la carne, lo
ha hecho Dios: enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y en orden al pecado,
condenó el pecado en la carne, 4 para que la justa exigencia de la ley se cumpliera en
nosotros, los que actuamos no de acuerdo con la carne, sino de acuerdo con el Espíritu.
5 Pues los que viven según la carne desean las cosas de la carne; en cambio, los que viven
según el Espíritu, desean las cosas del Espíritu. 6 El deseo de la carne es muerte; en cambio el
deseo del Espíritu, vida y paz.
Está claro que todo nuestro ser debe ser Amor, y movidos por este amor, se dice Espíritu, porque
es Fuerza y Esencia o Ser del mismo Dios, dentro de nosotros. Unidos formando uno sólo ser,
más el que se une al señor, se hace un solo espíritu* con él (1 Cor 6, 17), y por lo que ahora no
hay impedimento para el amor, solo habrá crecimiento en el amor para que haya más amor.
San Pablo sigue explicando, la realidad espiritual
7 Por ello, el deseo de la carne es hostil a Dios, pues no se somete a la ley de Dios; ni puede
someterse. 8 Los que están en la carne no pueden agradar a Dios. 9 Pero vosotros no estáis
en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si
alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el
cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. 11 Y si el Espíritu del que
resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos
a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita
en vosotros. 12 Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la
carne. 13 Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las
obras del cuerpo, viviréis.
14 Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. 15 Pues no
habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un
Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». 16 Ese mismo Espíritu da
testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; 17 y, si hijos, también herederos;
herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también
glorificados con él.
18 Pues considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un
día se nos manifestará.
Y podemos preguntar porque se alude al pecado, el hombre en su origen había sido creado A
IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS, Dios no sólo le dio la vida, sino que esa vida Dios estaba
presente como fuente de vida de la vida total de Dios, pero la criatura dejó a Dios de lado, se
puede ver claramente en el relato del pecado la claridad de la simbología, es una enseñanza de
comparación no histórica en la historia, pero real en lo simbólico. Pues el Hijo del hombre ha
venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.(Lc 19, 10)
San Pablo continúa
19 Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; 20
en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la
sometió, con la esperanza 21 de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la
corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que
hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto. 23 Y no solo eso, sino que
también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior,
aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo. 24 Pues hemos sido salvados en
esperanza. Y una esperanza que se ve, no es esperanza; efectivamente, ¿cómo va a esperar
uno algo que ve? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia. 26
Del mismo modo, el Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos
pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. 27 Y
el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los
santos es según Dios. 28 Por otra parte, sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve
para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. 29 Porque a los que había
conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el
primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los
justificó; a los que justificó, los glorificó. (Rom 8, 1-30)
Llamados a reproducir la imagen de su Hijo, del amor de Dios en nosotros, eso es ser hijo de
Dios, se habla de ser otros Cristos, ser hijos en el Hijo. Quiere decir ser hijos de Dios por el amor
de Dios, y participando de Dios, y transformados en Dios. Como dice San Juan de la Cruz LO
QUE PRETENDE DIOS ES HACERNOS DIOSES POR PARTICIPACIÓN, SIÉNDOLO ÉL POR
NATURALEZA, COMO EL FUEGO CONVIERTE TODAS LAS COSAS EN FUEGO.