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ACCIÓN DE GRUPO apuntes de clase LFM

“No es lo que sabemos sino lo que hacemos lo que cuenta. Vivir es hacer”.

Raras veces obramos por el mero hecho de obrar, y nunca con la esperanza de
fracasar. Podemos hacer lo que parece “contrario a nuestro mejor juicio” meramente
para probar “que no debe hacerse de esa manera.”

Detrás de la mayoría de los actos hay una necesidad, un problema, un deseo o un


propósito.

Esto es particularmente cierto en la vida de grupo. Los grupos nunca se forman sin
un propósito y nunca se originan esperando fracasar. Pero, en realidad, muchos
fracasan. Estos grupos fracasan porque su organización no se ajustaba a sus
propósitos. Fracasan porque no tienen habilidad suficiente para resolver sus
problemas. Fracasan porque no han aprendido a regular su vida de grupo. Y
fracasan también, porque no estaban compuestos por la combinación adecuada de
personas. Los grupos fracasan no porque quieran hacerlo, sino porque no saben
cómo tener éxito.

El éxito de cualquier grupo dependerá de las capacidades individuales de sus


miembros, pero dependerá también de cómo logre obtener la suficiente habilidad
para resolver sus propios problemas y para regular, reforzar y perpetuar las
interacciones del grupo. El éxito depende de comprender estos problemas y de
actuar de acuerdo con esta comprensión. Sólo se tiene éxito cuando se hace lo
indicado, en el momento oportuno. Tal cosa en realidad no es posible, ni siquiera
es muy difícil, por lo que no debemos desanimarnos.

POR QUE FRACASAN LOS GRUPOS


La mayoría de los fracasos se deben a una o más de las siguientes razones:

1. La “atmósfera” inhibe la acción de grupo.


2. El grupo no está compuesto por la combinación adecuada de personas.
3. Los miembros no tienen suficiente capacidad para desempeñar sus papeles
respectivos dentro del grupo.
4. La organización no es adecuada para lograr los propósitos deseados.

El valor que le asignemos a cada una de estas cuatro causas determinará, en


grande proporción, lo que pensamos de nosotros mismos como trabajadores de
grupo. Muchos maestros, dirigentes y técnicos de fútbol, se consideran a sí mismo
como individuos que trabajan sobre grupos y por consiguiente, prestan especial
importancia al factor de organización. Las personas que consideran que trabajan
para grupos conceden el primer lugar al factor de la combinación. Aquéllos que
consideran que trabajan con grupos o dentro de grupos, ponen especial énfasis en
los factores de la “atmósfera” o medio ambiente y de los “papeles” desempeñados
dentro del grupo.

Por regla general el autócrata trabaja sobre grupos; el dirigente del tipo “laissez
faire” trabaja para grupos y el dirigente democrático piensa de sí mismo que está
trabajando con o dentro de grupos. El líder democrático se preocupa de la
“atmósfera” y de las personas antes de pensar en la estructura de la organización.
“ATMÓSFERA ERRÓNEA”
Somos lo que somos, no solamente por factores de herencia, sino también por la
influencia que otras personas ejercen sobre nosotros.

Parece claro que la atmósfera que los miembros del grupo encuentren o logren crear
determinará, en gran medida, el éxito del grupo.

Tres atmósferas distintas han sido descritas y probadas en un salón de clases:

1. “Laissez faire” –en la cual el maestro se muestra pasivo y cada alumno tiene
libertad de hacer lo que le plazca.
2. Autocrática –en la que el maestro determina todas las políticas y los detalles.
Las direcciones se daban poco a poco, las recompensas y los castigos se
otorgaban arbitrariamente, sin razón y explicación alguna, y las actividades
futuras nunca se daban a conocer de antemano.
3. Democrática –en la que todas las políticas y los pormenores se discutían
ampliamente. Se estimulaban las críticas y el grupo tomaba las decisiones. El
maestro sugería procedimientos alternativos y sugería también las
consecuencias que debían esperarse de cada uno de ellos. Cuando se
otorgaban recompensas, éstas se daban de acuerdo con un criterio objetivo.

PERSONAS ERRÓNEAS
La segunda razón por la cual fracasan los grupos reside en la combinación de
personas que intentan formar el grupo.
La experiencia nos ha enseñado que los grupos de éxito no pueden formarse con
cualquier combinación de personas. Debemos seleccionar cuidadosamente a cada
miembro que ingrese al grupo. Y para hacer un buen trabajo de selección
deberemos comprender por qué las personas son lo que son, por qué hacen lo que
hacen, por qué ciertas personas quieren mantener unidas y porque unas pueden
cooperar y otras no.

Debemos señalar al grupo tareas que no sean demasiado fáciles hasta el grado de
no producir estímulo, ni demasiado fáciles hasta el grado de deprimir a los miembros
del grupo. Para que el hombre aprenda debe actuar; todos los programas
educativos son programas de acción.

A primera vista parece que hemos seguido un círculo en nuestra explicación. El


hombre actúa por lo que es y es según lo que actúa, y escoge lo que acede acuerdo
con sus preferencias y sus rechazos. Algo muy parecido sucede con la selección en
sus gustos y disgustos. Por regla general, la mayoría de nosotros gustamos de las
personas que están de acuerdo con nuestro pensamiento, y nos disgustan las que
no lo están.

Pero los grupos formados por personas que piensan igual tienen poca oportunidad
de tener éxito. El progreso se construye sobre diferencias. Desde luego,
necesitamos cierta similitud en nuestros intereses y actitudes, pero también
necesitamos diferencias bien definidas en nuestros conocimientos y habilidades. A
menos que cultivemos estas diferencias y nuestra actitud de preguntar, examinar,
criticar y desilusionar a la lealtad identificada con la obediencia, no tendremos una
verdadera democracia.

Las personas tienen muchas facetas, muchos objetivos y muchas afiliaciones.


Podrán desear afiliarse a un grupo por una razón, y a otro grupo por una razón
completamente distinta a la primera. A continuación ofrecemos una lista de las
principales razones por las que las personas se afilian a los grupos.

1. Porque buscan un escape para sus impulsos agresivos.


2. Porque quieren rehuir la responsabilidad de las decisiones y la acción.
3. Porque buscan protección contra las tentaciones.
4. Por el miedo.
5. Por admiración y deseo de imitar.
6. Por respeto o temor a determinados miembros.
7. Porque les permite hacer algo que no podrían hacer por si solos.

No siempre se expresan las verdaderas razones, y los deseos exteriorizados no


siempre indican las esperanzas verdaderas.

El momento más oportuno para descubrir la mejor combinación de personas para


un grupo es cuando ésta comienza a seleccionar sus problemas. En este momento,
se deberán usar las formas de selección de grupo.
PAPELES ERRÓNEOS
La tercera razón por la cual los grupos fracasan, es nuestra falta de conocimientos
y nuestra incapacidad en el desempeño de papeles de grupo. Todos nosotros
desempeñamos papeles y el que seleccionamos para una ocasión específica,
depende de cómo nos vemos a nosotros mismos dentro de esa situación. No
nacemos con estos papeles; los aprendemos, en primer lugar, por las enseñanzas
de nuestros padres y posteriormente por nuestros éxitos y fracasos al tratar con
nuestros compañeros y maestros.

En términos muy generales, podemos clasificar estos papeles de la siguiente


manera: 1) Constructivos para el grupo, 2) Destructivos para el grupo, y 3)
Dependientes del grupo.

ORGANIZACIÓN ERRÓNEA

La organización de un grupo es un problema de dos caras y ningún grupo podrá


sobrevivir a menos que 1) el grupo sirva a sus miembros y 2) los miembros lo sirvan
a él. Individualmente considerados, los miembros de un grupo se reúnen por
diversas razones. Algunos pueden desear seguridad, otros reconocimiento, y otros
quizá deseen hacer lo que no pueden hacer por sí solos. El grupo debe servir y
satisfacer dichas necesidades. Por otra parte, las necesidades del grupo también
deben satisfacerse; este, pues, necesitará un plan, necesitará reglas, necesitará
datos e información, y necesitará acción. Tales son las cosas que los miembros
tienen que hacer por el grupo.

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