Está en la página 1de 7

Cómo usar la psicología inversa en el amor.

Si estás tratando de conquistar a alguien que no se fija en ti, quieres que esa
persona especial se enamore más de ti, o buscas recuperar un amor perdido,
debes saber que la psicología inversa podría ayudarte.

¿Quieres saber cómo? A continuación podrás ver cómo la psicología inversa nos
ayuda a que la otra persona reaccione como nosotros deseamos sin que se dé
cuenta.

¿Qué es la psicología inversa?

Hayas o no escuchado el término “psicología inversa”, lo más probable es que sí


la hayas puesto en práctica más de una vez, y seguramente con resultados
positivos.

Me gustaría seguir contándote más del tema, pero voy a pedirte que dejes de
leer. Por favor, ya no continúes, es mejor que nunca te enteres sobre este tema.
Esto te puede meter en serios problemas. Olvídate de todo y ponte a hacer otra
cosa.

Si aún continúas leyendo este artículo, quiere decir que la psicología inversa
acaba de funcionar contigo.

La psicología inversa es cuando le pedimos a alguien que haga exactamente lo


opuesto a lo que realmente esperamos que haga. Esta reacción funciona porque
todos, en el fondo, somos un poco rebeldes.

No nos gusta que nos den órdenes, nos gusta sentir que tenemos el control y,
por supuesto, nos gusta un poco el peligro. Por ello, cuando te pedí que no
siguieras leyendo, desperté automáticamente tu curiosidad y esto te provocó
más ganas para continuar con la lectura.
Veamos otro ejemplo de psicología inversa: A mi hijo de 6 años no le gusta
probar cosas nuevas ni comer verduras, y, por supuesto, yo siempre busco
formas para que las coma. Hace unos días encontré una receta saludable muy
interesante, puse manos a la obra y en pocas horas tenía en el horno un
riquísimo pastel de verduras.

Estaba realmente rico y la presentación era muy atractiva.

Desde que estaba en el horno mi hijo me preguntó qué estaba cocinando y le


respondí: “no te preocupes, no es para ti”. Sin duda, esto le intrigó aún más, por
lo que al rato volvió a preguntarme, de forma insistente.

Cuando al fin puse el pastel sobre la mesa, le dije: “Es un pastelito de verduras
que hice para tu hermano, porque a él le encantan las zanahorias, pero como sé
que a ti no te gustan, para ti preparé pollo con arroz”.

Mi hijo, que es bastante orgulloso, no se atrevió a decirme nada. Serví el


riquísimo pastel para todos y a él le puse un aburrido plato de pollo con arroz.
Mientras mi esposo comía el pastel hacía comentarios muy positivos, del tipo
“realmente te quedó muy bueno”.

No pasó mucho tiempo y mi hijo no resistió más, y me dijo: “Mami ¿puedo probar
tu pastel?”. Mi plan funcionó y mi hijo comió verduras esa noche.

Seguramente estás pensando que una cosa es “convencer” a mi hijo de seis


años y otra muy distinta es conseguir el amor de una persona. Pero en el fondo
todos somos unos pequeños niños rebeldes que nos resistimos a comer las
verduras. No necesariamente porque no nos gusten, sino porque siempre nos
piden que las comamos.

¿La psicología inversa siempre funciona?


Lamentablemente, la respuesta es NO. Puede que la persona realmente no esté
interesada en el tema y prefiera pasar de este, o tal vez su orgullo sea más
fuerte que su curiosidad, y aunque sienta ganas de probar, no se atreva a
admitirlo.

Así mismo, debemos considerar que la psicología inversa servirá para atraer la
atención de alguien, pero no necesariamente para mantener dicha atención. En
nuestro ejemplo anterior, si el pastel estuviera realmente feo, mi hijo no hubiera
pasado del primer bocado.

¿Cuándo funciona la psicología inversa?

Como con casi todos los métodos psicológicos, existen un determinado perfil de
personas susceptibles de ser “manipuladas” por este tipo de estrategias:

Funciona con personas a las que les gusta tener el control: si se trata de una
persona a la que no le gusta que le digan qué tiene que hacer, que le gusta
tomar sus decisiones por sí misma y que, en el fondo, es un poco rebelde,
puede ser un buen candidato para aplicar este método.

Es necesario crear un deseo: las personas funcionamos de manera emocional.


Para que la psicología inversa funcione, deben generarse en la persona “las
ganas” y “el deseo” de obtener lo que le está siendo negado.

No ceder: si estoy aplicando la psicología inversa y percibo que no me está


saliendo bien, no puedo olvidarme de todo y descubrir mi verdadera intención,
porque entonces mi estrategia habrá quedado al descubierto y perderé toda
credibilidad.

Volvamos al caso de mi hijo. En un principio, él no me dijo que quería probar. Si


yo me hubiera puesto nerviosa y hubiera pensado que la situación no funcionó
inmediatamente, le hubiera ofrecido un trozo de pastel, él se habría negado y yo
habría insistido sin éxito. Pero cómo continué en mi postura de no darle, no le
quedó más remedio que pedirlo.

A pesar de todo esto, es posible que en algún momento la psicología inversa no


nos resulte como esperamos. Ese es un riesgo que se corre al aplicarla.

La psicología inversa en el amor.

Seguramente estás pensando que todo este asunto de las verduras y mi hijo de
seis años es muy interesante, pero lo que tú quieres es aplicarlo en el amor. Ha
llegado el momento de tocar ese tema.

La psicología inversa en el amor puede ayudarte a conquistar o a seducir a


alguien, enamorar a una persona y hasta reconquistar al que se fue. Veamos
cómo podemos hacerlo.

Piensa, por un momento en alguien que estaba interesado en ti, pero a quien
nunca le correspondiste. ¿Por qué no lo hiciste? Muy probablemente pensabas
que esa persona estaba demasiado interesada y siempre al pendiente, y esto
era lo que le restaba atractivo al tema.

Ahora tú estas en el lado opuesto: lo que debes hacer es que todo el asunto le
resulte atractivo a la otra persona.

Ten en cuenta que no me refiero a que le resultes físicamente atractivo (eso


puede ser lo menos relevante). Lo que tiene que resultar atractivo es el juego de
la seducción. No importa si es una persona que acabas de conocer o si es tu
pareja de toda la vida. En el amor debe estar siempre presente este juego, pues
es lo que hace que mantengamos el interés en la otra persona.

La psicología inversa para seducir.

Muestra seguridad y confianza: no hay nada más atractivo que un hombre o una
mujer seguro(a) de sí mismo(a). Es muy difícil que una persona tímida y
temerosa, que parece asustada y que no es capaz de entablar una conversación
con nosotros, nos resulte atractiva. Por el contrario, cuando conocemos a una
persona que se muestra segura de sí misma y nos resulta agradable, nos
provoca ganas de conocerla más, y el proceso de atracción puede surgir de
manera natural.

Ni mucho interés ni mucha indiferencia: si logras mostrarte con seguridad y


aplomo, lo más probable es que hayas logrado que la otra persona por lo menos
se percate de tu presencia. Después tocará mostrarle, con la suficiente sutileza,
tu agrado y empatía. Hazle notar que te sientes a gusto, pero no muestres
demasiado interés; no le dejes tan claro que te sientes atraído(a) hacia él (ella).
Deja que le cueste un poquito conquistarte. Hazle entrar en el juego de la
seducción.

Adéntrate en la zona íntima: los psicólogos establecen 4 zonas vitales, según


qué tan cerca o tan lejos pueden estar las otras personas de nuestro espacio
personal:

El área pública: 3.5 metros o más de distancia.

El área social: entre 1.2 y 3.5 metros de distancia.

El área personal: entre 0.45 y 1.2 metros de distancia.

La zona íntima: entre 0.15 y 0.45 metros de distancia.

Cuando intentamos seducir a alguien, debemos buscar la manera más sutil de


entrar en su zona íntima, ya que esto genera una mayor empatía y atracción.
Busca una excusa para poner tu mano en su hombro o acaricia su mano de
forma casual y sin darle mayor importancia.

Si haces esto nervioso, demostrando que te mueres de ganas de acercarte


físicamente, harás que la otra persona se sienta incómoda y obtendrás el efecto
contrario al deseado.
Pásalo bien en grupo: busca espacios en donde podáis divertiros y pasarlo bien,
pero en compañía de otros, de modo tal que no reflejes abiertamente tu interés,
pero que puedas mostrar lo irresistible de tu personalidad.

Muestra interés en alguien más: aunque esta táctica puede ser muy efectiva,
también puede ser un arma de doble filo, por lo que debes tener mucho cuidado
al aplicarla. Mostrarte interesado por otra persona del grupo o por alguien más
podría despertar un sentido natural de competencia en el objeto de tu deseo, lo
que provocaría que se acerque a ti e intente conquistarte. Por supuesto, corres
el riesgo de que más bien se convenza de que no tienes interés en él (ella) y, por
lo tanto, decida mirar para otro lado.

La psicología inversa para enamorar.

En este caso nos referimos a una persona con la que tienes una mayor
confianza y cercanía. No es una conquista inicial, sino que es probablemente tu
pareja, pero crees que sus sentimientos no son iguales a los tuyos, o tal vez es
tu ex a quien quieres reconquistar.

De todas maneras, enamorar no es algo muy distinto de seducir, por lo que


algunos de los consejos anteriores podrían ser de utilidad, como mostrar
seguridad en ti mismo y pasarlo bien en grupo; inclusive mostrar interés en
alguien más podría ser una buena alternativa. Pero lo más importante en este
caso es lo siguiente:

Sorpréndelo(a): muchas veces creemos que ya conocemos a una persona, que


sabemos cómo actuará, por eso nos atrapa la rutina y llega la indiferencia. Pero
si de pronto haces algo inesperado, algo contrario a lo que él o ella pensaba que
harías, llamarás nuevamente su atención, despertarás su curiosidad y con ello
su interés.

Si, por ejemplo, eras tú quien siempre llamaba por teléfono, deja de hacerlo. La
otra persona acudirá a ti, aunque sea solo para saber qué pasó. Si él o ella
están seguros de que le insistirás, le rogarás y estarás pendiente, haz lo
contrario; muéstrate ocupado(a) con otras actividades.

Para terminar, no podemos olvidar que por más que la psicología inversa pueda
generar los resultados deseados en un medio y largo plazo, no existe ningún
método para obligar a alguien a amar a una determinada persona. Estos
sentimientos tendrán que nacer de forma natural y espontánea.

También podría gustarte