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Unidad 2

Elementos constitutivos del estado:

 Territorio: concepto estratégico y geopolítica. Latinoamericanismo.


Globalización: ¿el fin del estado nación?
 Población: el componente social y la superación del enfoque estrictamente
jurisdiccional.

Reflexiones sobre el uso de la categoría “territorio”. Política y derechos, Sofía


Tiscornia

No se trata de una categoría ontológica asociada a la noción de suelo o de mero


soporte de la vida humana o animal. El territorio es siempre un espacio social y como
tal adquiere forma antes que por su geografía por el carácter que le imprimen quienes
lo habitan en un periodo de tiempo.

La categoría de territorio, pese a sus diversos usos, connota principalmente las


relaciones de poder y los flujos de personas y bienes que en él ocurren en procesos
de apropiación y modificación del espacio.

Quizás sea útil pensar en la categoría de “territorios nacionales” en nuestra historia.


Los territorios nacionales fueron los márgenes del estado nacional y como tales,
espacios en los que tuvieron lugar procesos profundamente desterritorilizadores para
aquellos grupos, a través de las campañas militares: campañas de exterminio,
sumisión, dispersión y deportación y traslado a otras localidades, todas prácticas de
disciplinamiento y violencia explícita.

Me parece que entre nosotros, en los usos cotidianos y bastante heteróclitos de la


categoría, queda un residuo de significación de las formas de apropiación, lucha y
demandas que ocurrieron en los llamados territorios nacionales. Es mi hipótesis que
ese residuo de significación es el que alimenta buena parte de su uso actual como
categoría política.

Es común escuchar: “es necesario el trabajo territorial”, “hay que implementar políticas
territoriales”, “tal grupo tiene dominio del territorio”, el acceso a la justicia, salud y
educación debe llegar al territorio, etc. En todos estos ejemplos, territorio representa
para quien lo menta el reconocimiento de un espacio social que merece y/o demanda
un tipo de intervención particular porque de alguna manera se trata de un espacio en
el que la soberanía –del estado, del grupo político, de los derechos, del grupo social
dominante- no está asegurada, antes bien, está en un proceso de disputa y definición.

La autora pone como ejemplo el Cuerpo de Policía Barrial, en algunas villas de la


ciudad de Buenos Aires, en el año 2012.

Fundamentos de la república democrática. Curso de teoría del estado, Raúl


Alfonsín

Soberanía

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Uno de los atributos primigenios del poder estatal es la soberanía. Al precisar el


componente histórico de este concepto, Jellinek sostiene: “En un principio, la
soberanía es una concepción de índole política que más tarde evoluciona en concepto
de índole jurídica”.

En el pensamiento griego de la Antigüedad el concepto de soberanía no aparecía. Se


hablaba de “autarquía”, que significa “bastarse a sí mismo sin depender de los
demás”. Es lo que especifica al estado según Aristóteles. Para que el estado exista se
requiere la independencia potencial y activa respecto al exterior, que a su vez se funda
en la situación que le es propia al estado: “de ser en sí mismo suficiente para
satisfacer todas sus necesidades”. Por lo cual “la polis no necesita del mundo bárbaro
ni de sus hermanas las otras ciudades griegas”.

La idea de soberanía comienza a tomar forma en la lucha del Imperio Romano-


germánico y la iglesia con los estados particulares, así como en las luchas entre el
poder central, los señores feudales y las corporaciones. Pero es recién en los textos
modernos cuando se encuentran las primeras doctrinas políticas importantes acerca
de la soberanía del Estado. Bodin, en los Seis libros de la República define la
“soberanía” como “la potencia absoluta y perpetua de una república”. A través de ella
se asegura la unidad del estado y su existencia como un cuerpo político
independiente.

Desde esta perspectiva la soberanía es indivisible, imprescriptible e inalienable por lo


que no puede haber en un territorio dos poderes supremos. Ese poder inalienable, sin
embargo, puede delegarse en el monarca, que al recibirlo se convierte en su
poseedor. Observamos de qué modo el pensamiento de Bodin servirá de base al
absolutismo monárquico en los orígenes de los estados nacionales europeos.

La soberanía es un poder supremo porque es la facultad de imponerse a todos los


otros poderes sociales que puedan darse dentro de una comunidad política concreta, y
oponerse a la acción de cualquier otro poder internacional que trate de inmiscuirse
dentro de su particular esfera política. Se tratará, en este último caso, de relaciones
ente Estados soberanos.

Es interesante señalar algunas objeciones que hace Duguit al concepto de soberanía.


Según Porrúa Pérez, Duguit sostiene que el concepto de soberanía contradice el
concepto capital de que el estado, al igual que todo individuo o institución humana,
está sometido al derecho. Dice que no es posible compaginar la existencia del poder
soberano con la idea de que ese mismo poder se encuentre sujeto a la regulación de
un orden jurídico. Pero afirma Porrúa Pérez en realidad “es posible conciliar el
concepto de soberanía con el de sumisión del estado al derecho, porque por
soberanía no se entiende un poder desorbitado sino que por esencia está sometido al
derecho”.

Según Benn y Peters, Bodin y Hobbes consideran que “la soberanía tiene que
localizarse en alguna persona o conjunto de personas determinadas que ejercen el
poder supremo sobre los ciudadanos y los súbditos, sin estar atadas por el derecho”.
Afirman estos autores que esta definición de soberanía comparte la ambigüedad con
el concepto de poder. Por poder supremo cabe entender:

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a) Autoridad, competencia o facultad


b) Capacidad superior para inducir a los hombres a adoptar un cierto
comportamiento deseado, poniendo en juego alguna forma de presión sobre
ellos.

Así, atribuir soberanía a alguien en el primer sentido, será remitir a las disposiciones
de un orden normativo, por ejemplo a la Constitución; hacerlo, en el segundo sentido
sería exponer las determinaciones fácticas de actividades políticas.

La soberanía que se atribuye a una norma constitucional es lo que se denomina


“soberanía jurídica”. En cuanto al poder de facto digamos que es la capacidad para
imponer una coacción física, mediante el uso de la fuerza, es el “poder coercitivo”. La
coerción es una característica necesaria del estado, lo que no significa que sólo con
coerción un estado pueda sostenerse.

El territorio: concepto estratégico y político

El territorio constituye el ámbito del poder estatal, lo cual significa que este excluye de
su área el ejercicio de todo poder extranjero. La dimensión territorial del estado abarca
el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo y el espacio marítimo, a partir del litoral
marítimo.

Sin embargo, la relación entre territorio, Estado y poder es más compleja que la simple
consideración del territorio como un elemento físico pasivo que compone el estado, o
como el ámbito donde ese ejerce el poder. En ocasiones es un factor de fortaleza, de
la capacidad efectiva de un estado al momento de ejercer la función del poder; en
otras, puede constituirse también como un factor de debilidad. La posesión de un
territorio, además de significar que allí se aplica una determinada política nacional a un
conjunto de habitantes o que, formalmente al menos, un Estado ejerce su poder,
también puede representar la viabilidad o inviabilidad económica de un país, la
existencia de una relación de dominación o de subordinación.

Globalización. La nueva pretensión hegemónica

Safranski sostiene que la globalización ha dado motivos a la aparición de teorías


ideológicas de lo global, ya sea para rechazarla o afirmarla. Sostiene que estas
circunstancias han hecho que apareciera el “globalismo” como ideología en sus tres
variantes:

a) Neoliberal: pretende legitimar el movimiento sin trabas del capital en busca de


condiciones que favorezcan la rentabilidad. De esta manera, pretende eliminar
los impedimentos (ecológicos, sociales, sindicales, impositivos) para la
inversión del capital.
b) Anti-nacionalismo. Según esta variante, a través de una red plural de uniones
transnacionales y apoyándonos en las técnicas de la comunicación y del
tráfico, hemos de liberarnos de las incubadoras nacionales y de los estímulos
asociados a esas.
c) Existe un globalismo que ha comenzado una nueva reflexión sobre lo global.
Como si nos encontráramos en el espacio cósmico, miramos compasivos y

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alarmados a la tierra, a la que estamos a punto de destruir, y que, por otra


parte, hemos de salvar.

Lanús sostiene que la globalización está socavando la arquitectura del Estado Nación
y la organización de sus sociedades regidas por su autoridad política, en una
dimensión cuyas consecuencias de todo orden aún no pueden evaluarse;
particularmente en lo que hace a la mundialización de las finanzas, favorecida por la
desregulación.

Zygmunt Bauman sostiene que en un mundo que se globaliza rápidamente, las


instituciones políticas que se crearon para ayudar a las personas en su lucha contra la
inseguridad, en realidad le ofrecen poca ayuda, porque gran parte del poder político, la
herramienta más importante, queda fuera de la política y, en consecuencia, las
instituciones ya no pueden brindar certezas o seguridades. La gran trampa es que en
este marco “todas las medidas adoptadas en nombre de la seguridad tienden a dividir,
siembran la suspicacia mutua, separan a la gente, inducen a suponer conspiradores y
enemigos ante cualquier disenso o argumento y acaban por volver más solitarios a los
solos”.

La globalización del capitalismo reaviva la controversia “mercado o planificación” en


los sectores productivos, las economías nacionales, los bloques regionales y,
finalmente, en la economía mundial. En definitiva comprende patrones y valores
socioculturales, que promueven la sustitución de un principio de organización básico y
general, como el de la “planificación”, por otro principio de organización, también
básico y general, como el de “mercado”.

Pero no hay que suponer que la planificación está descartada. Existe como siempre,
pero en otro sitio: en las empresas transnacionales, precisamente las beneficiarias de
la liberalización de los mercados.

La globalización puede ser entendida como un proceso irrefrenable de transformación


del capitalismo, diversificación y multipolarización de los sistemas de producción,
aceleración de los cambios producidos por la revolución científico-tecnológica y el
poder de las comunicaciones; todo lo cual invitaría a subrayar el lugar estratégico de la
política para las sociedades nacionales.

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Unidad 3 Teoría del Estado A

RESNIK, MARIO. Sobre los conceptos de poder y soberanía

El término “poder” pertenece al léxico de los científicos políticos y se refiere a la


tensión entre los gobernantes y los gobernados en el sistema político. En tal caso, la
teoría política se ocuparía de estudiar la conquista, ejercicio, pérdida o modificación
del poder.

La dominación de los gobernantes respecto de los gobernados se fundamenta en


técnicas que pueden ser la persuasión o la imposición. En el primer caso, los
destinatarios se encuentran genuinamente convencidos de la conveniencia de
obedecer. En el segundo caso se recurre a la apelación a la coerción.

Cuando hablamos de soberanía estamos hablando de la superioridad del poder dentro


del estado y de la independencia de ese poder respecto de cualquier poder exterior a
ese estado.

ALFONSO RUIZ, MIGUEL. Una filosofía del derecho en modelos históricos. De la


antigüedad a los inicios del constitucionalismo.

El iusnaturalismo racionalista propio de la modernidad va a dar lugar a dos fenómenos:


la codificación y el constitucionalismo.

¿Qué es una constitución y cuál es su función? Es una especie de ley ordenada,


código o supra-código. Su función es regular el orden político.

Características de una “constitución”:

1. Primacía de la legislación
2. Su valor renovador y transformador de la realidad.
3. Someter a límites pre-establecidos el poder político.
4. Garantizar ciertas libertades individuales, mediante la atribución de derechos y
deberes correspondientes.
5. Búsqueda de seguridad jurídica mediante el conocimiento que persiste en un
texto escrito, simple y claro.

Toda constitución tiene dos partes

Una parte orgánica en la cual se trata de la organización del poder (supremacía del
poder, división de poderes y representatividad popular del parlamento como sede del
poder legislativo).

Una parte dogmática en la cual se trata la declaración de derechos (igualdad ante la


ley, seguridad frente a detenciones arbitrarias, propiedad privada, relativos a
salvaguardar la dignidad humana).

Esta distinción entre parte orgánica y dogmática tiene que ver con la realización de
dos pactos que hacen los iusnaturalistas: 1) pactum societatis y 2) pactum
subiectionis.

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Cabe aclarar que el constitucionalismo se produjo de diferentes maneras en Francia y


en América de acuerdo a dos revoluciones que dieron lugar a procesos diferentes y a
textos constitucionales diferentes.

La revolución americana, cuyo elemento inspirador es Locke. Promueve una


constitución que se enfrenta contra un enemigo que son los legisladores antiguos que
no respetaban el derecho de propiedad. Esta constitución dicta una Declaración de
derechos que no diferencia entre derechos del hombre y derechos del ciudadano.

La revolución Francesa, cuyo elemento inspirador es Rousseau. Promueve una


constitución que se enfrenta a un enemigo que es el Antiguo régimen. Esta
constitución dicta una Declaración de derechos que sí diferencia entre derechos del
hombre y los del ciudadano.

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