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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTIN

Facultad de Medicina Humana

Escuela Profesional de Medicina Humana

CURSO: ANATOMÍA HUMANA I

DOCENTE: Med. César Yrupailla Montes


ALUMNOS:
Mayki Prado Vásquez
Erika Vigo Castro
Cecilia Flores Ruiz
Oscar Paredes Pinedo
Lisber Vásquez Mego
Diego Manuel Bardales Díaz

PARED LATERAL DE LA CAVIDAD NASAL

TARAPOTO-PERÚ

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ÍNDICE
TABLA DE ILUSTRACIONES ................................................................................................. 1
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................ 2
1. VESTÍBULO NASAL ......................................................................................................... 2
2. PARED LATERAL DE LA CAVIDAD NASAL .............................................................. 3
2.1. VASCULARIZACIÓN ................................................................................................ 7
2.2. INERVACIÓN .............................................................................................................. 7
3. ORIENTACIÓN CLÍNICA ..................................................................................................... 8
4. BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 9

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TABLA DE ILUSTRACIONES

Ilustración 1 Pared lateral de la cavidad nasal _________________________ 3


Ilustración 2 Irrigación pared lateral de la cavidad nasal _________________ 7
Ilustración 3 Inervación de la pared lateral de la cavidad nasal ____________ 7

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INTRODUCCIÓN
Las cavidades nasales se encuentran excavadas en el macizo óseo de la cara,
separadas por un tabique vertical mediano y por la mucosa que contiene los
aparatos receptores olfatorios. Estas fosas nasales poseen orificios que las
comunican con el exterior recibiendo el nombre de narinas y orificios posteriores
llamadas coanas, estas últimas comunican las cavidades nasales con la
nasofaringe.

1. VESTÍBULO NASAL
Es la entrada a las cavidades nasales, que se caracteriza por su revestimiento
cutáneo y no mucoso. Se describen tanto a la derecha como a la izquierda:

 Una pared medial, formada por el cartílago del tabique nasal.


 Una pared lateral, que corresponde a la parte profunda del ala de la nariz
y está constituida por el pilar lateral del cartílago alar mayor, que forma
una concavidad orientada hacia abajo y medial.
 Una pared anterior, que se prolonga en el vértice constituyendo un receso
en el vértice de la nariz.
 Una abertura inferior, de forma variable, situada arriba de labio superior,
que corresponde a la base de la nariz, la narina.
 Una abertura superior, que se abre en la cavidad nasal y está señalada
por la unión cutaneamucosa y un relieve sobre elevado: el limen nasal.

El revestimiento cutáneo se caracteriza por la presencia de pelos o vibrisas, que


retienen el polvo y las impurezas del aire inspirado. La piel de las narinas no
contiene glándulas sudoríparas, pero si glándulas sebáceas anexadas a los
pelos que son susceptibles a las infecciones (furúnculos de la nariz).

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2. PARED LATERAL DE LA CAVIDAD NASAL

Las cavidades nasales se tratan de dos cavidades anfractuosas situados


a ambos lados de la línea media, superiores a la cavidad bucal ósea, inferior a
la base del cráneo y medial a las cavidades orbitarias. Para examinar cómo están
formadas las cavidades nasales, se consideran cuatro paredes: lateral, media,
superior e inferior. Pero en esta oportunidad nos dedicaremos a estudiar la pared
lateral de la cavidad nasal.

La pared lateral de la cavidad nasal cuenta con una constitución anatómica


compleja, participan en ella los siguientes huesos: el maxilar (con el hiato del
seno maxilar), el lagrimal (con el surco marginal), el etmoides (una pequeña
superficies del palatino), el esfenoides (por la apófisis pterigoides) y, por último,
el cornete nasal inferior.

La pared lateral se hace más irregular por la presencia de los cornetes superior
y medio, que pertenecen al etmoides ya que los cornetes inferiores, se adhieren
a la pared ósea por su borde superior. Los cornetes se configuran arrollados
sobre sí mismos, convexos medialmente y cóncavos lateralmente.

Esta pared revestida por la mucosa nasal está formada por la saliente de los tres
cornetes escalonados de atrás hacia adelante y de arriba hacia abajo. Entre los
cornetes y la pared lateral se encuentran tres espacios o meatos que son, como
los cornetes: superior, medio e inferior. En ellos se abren conductos de las
cavidades anexas que desembocan en las cavidades nasales, estas son:

Ilustración 1 Pared lateral de la cavidad nasal

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 En el meato superior: las celdillas etmoidales posteriores.
 En el meato medio: el seno frontal, el seno maxilar y las celdillas
etmoidales anteriores y medias. El meato medio, en la parte anterior de la
cara lateral, es atravesado diagonalmente por la apófisis unciforme del
etmoides, que marca bajo la mucosa el hiato semilunar oblicuo hacia
abajo y atrás. Éste se prolonga hacia arriba y adelante por el infundíbulo
etmoidal (abertura del seno frontal). Hacia atrás se halla la saliente de la
bulla etmoidal (ampolla), debajo de la cual se ve la comunicación con el
seno maxilar, el hiato maxilar.
 El meato inferior: el conducto lagrimal que pertenece a las vías
lagrimales.

Por esas aberturas, la mucosa nasal comunica con la mucosa que tapiza los
diversos senos paranasales. Delante del meato medio y por arriba del cornete
inferior, la pared lateral es lisa, quedando un espacio triangular denominado atrio
del meato medio. Por arriba del atrio se encuentra una pequeña eminencia, el
agger nasi, inmediatamente por delante del cornete medio.

Como estábamos mencionando seis huesos intervienen en la constitución de


esta pared: el maxilar, el hueso esfenoides, el hueso palatino, el hueso lagrimal,
el cornete nasal inferior y el hueso etmoides. Los que veremos a continuación:

 El MAXILAR pertenece a la pared lateral de las cavidades nasales en


virtud del segmento de su cara medial situado superiormente a la apófisis
palatina.

 El HUESO ESFENOIDES solo interviene en la constitución de esta pared


mediante la apófisis pterigoides. Esta es posterior al maxilar y está
separada de éste por un espacio que se ensancha de inferior a superior.

 El HUESO LAGRIMAL es posterior a la apófisis frontal del maxilar y


anterior al correspondiente laberinto etmoidal. La parte inferior de este
hueso desciende sobre la cara medial del maxilar y recubre los dos tercios
superiores del surco lagrimal del maxilar, que transforma en conducto
nasolagrimal.

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 La LÁMINA PERPENDICULAR DEL HUESO PALATINO se articula a la
vez con la parte posterior del maxilar y con la parte anterior de la apófisis
pterigoides. Inferiormente, ocupa con su apófisis piramidal el espacio
comprendido entre el borde posterior del maxilar y el borde anterior de las
láminas pterigoideas, en la región en que ambas láminas se separan una
de otra, limitando la escotadura pterigoidea. De este modo, dicha
escotadura se encuentra cerrada por la apófisis piramidal, que contribuye
en esta región a formar la fosa pterigoidea.

La lámina perpendicular del hueso palatino cierra medialmente el espacio


comprendido entre el maxilar y la lámina medial de la apófisis pterigoides,
superiormente a la apófisis piramidal del hueso palatino, a excepción de
su parte más superior, donde la escotadura esfenopalatina da acceso al
trasfondo de la fosa infratemporal. La lámina perpendicular del hueso
palatino transforma este espacio en una fosa denominada fosa
pterigopalatina y constituye así el fondo de dicha fosa. La lámina
perpendicular del hueso palatino rebasa anteriormente el borde posterior
del seno maxilar, al mismo tiempo que se une a dicho borde por medio de
una lámina en forma de gancho.
Emite además, superiormente al hiato maxilar, la apófisis maxilar, que se
insinúa en la fisura palatina del maxilar y se une a la apófisis maxilar del
cornete nasal inferior.

Al articularse con la parte posterior de la cara medial del maxilar, la lámina


perpendicular del hueso palatino opone, al canal que presenta el maxilar
en esta región, otro canal cuya concavidad está orientada en sentido
inverso. Así se forma el conducto palatino mayor. Superiormente, el
cuerpo del hueso esfenoides se articula con las apófisis orbitaria y
esfenoidal del hueso palatino, y pasa como un puente superiormente a la
escotadura que separa estas dos apófisis. El hueso esfenoides
transforma así esta escotadura en agujero esfenopalatino. Esta abertura,
practicada en la parte superior de la lámina perpendicular del hueso
palatino, comunica la fosa infratemporal con las cavidades nasales.

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 El CORNETE NASAL INFERIOR se sitúa en la parte inferior de la pared
lateral de las cavidades nasales. Está fijado a la pared por su borde
superior, que se articula con la cresta conchal: anteriormente, con la del
maxilar; posteriormente, con la del hueso palatino. La porción media de
este borde atraviesa de anterior a posterior la parte media del hiato
maxilar. Tres apófisis sobresalen: la apófisis lagrimal se articula
superiormente con el borde inferior del hueso lagrimal y completa,
inferiormente a dicho hueso, la pared medial del conducto nasolagrimal;
la apófisis maxilar oblitera toda la parte inferior del hiato maxilar, situada
inferiormente al borde superior del cornete nasal inferior, y se engarza al
reborde lateral de este orificio; por último, la apófisis etmoidal se articula
con la apófisis unciforme del etmoides.

 Los LABERINTOS ETMOIDALES se unen a las piezas óseas


mencionados para acabar de formar la pared lateral de las cavidades
nasales. Se sitúan superiormente al maxilar, posterior y medialmente al
hueso lagrimal y anteriormente al cuerpo del hueso esfenoides y de la
apófisis orbitaria del hueso palatino. Cada laberinto etmoidal se articula
con los huesos vecinos por medio de sus caras anterior, superior,
posterior e inferior. La cara anterior, tallada en bisel a expensas de las
paredes inferior y lateral del hueso, se une a la parte superior de la cara
medial del hueso lagrimal y de la apófisis frontal del maxilar; la cara
superior se articula con la zona etmoidal de la cara inferior del hueso
frontal; la cara posterior se une a la zona lateral de la cara anterior del
cuerpo del hueso esfenoides; por último, inferiormente se articula con la
cara medial del maxilar, superiormente al hiato maxilar, y con la apófisis
orbitaria del hueso palatino. La cara lateral de los laberintos etmoidales
está orientada hacia la órbita. De la cara medial se desprenden los
cornetes y la apófisis unciforme del hueso etmoides. Esta última se
articula inferiormente con la apófisis etmoidal del cornete nasal inferior.

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2.1. VASCULARIZACIÓN

Es rica y depende de las mismas arterias que irrigan la nariz. Las venas
desembocan en la vena facial, pero existen anastomosis con las venas
profundas y superiores. Los vasos linfáticos se reúnen con los de la cara.

Ilustración 2 Irrigación pared lateral de la cavidad nasal

2.2. INERVACIÓN
El nervio trigémino, por el nervio nasal, asegura la inervación sensitiva de las
narinas y les proporciona una sensibilidad muy viva (estornudos).

Ilustración 3 Inervación de la pared lateral de la cavidad nasal

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3. ORIENTACIÓN CLÍNICA

RINITIS
Es la inflamación de la mucosa de las cavidades nasales. La mucosa nasal
aparece tumefacta e inflamada (rinitis) durante las infecciones respiratorias altas
y las reacciones alérgicas (p. ej., fiebre del heno). El edema de la mucosa se
produce rápidamente debido a su vascularización. Las infecciones de la cavidad
nasal pueden propagarse a:

• La fosa craneal anterior a través de la lámina cribosa.

• La nasofaringe y los tejidos blandos retrofaríngeos.

• El oído medio a través de la tuba auditiva (faringotimpánica), que pone en


comunicación la cavidad timpánica y la nasofaringe.

• Los senos paranasales.

• El aparato lagrimal y la conjuntiva.

EPISTAXIS
La epistaxis (hemorragia nasal) es relativamente frecuente por la abundante
irrigación sanguínea de la mucosa nasal. En la mayoría de los casos, la causa
es traumática y la hemorragia procede del área situada en el tercio anterior de la
nariz. La epistaxis se asocia también a infecciones e hipertensión. La salida de
sangre de la nariz a borbotones es consecuencia de la rotura de una arteria. La
epistaxis moderada también puede ocurrir por el acto de hurgarse la nariz, que
desgarra las venas del vestíbulo nasal. Moore (2013).

SINUSITIS
Como los senos paranasales se continúan con las cavidades nasales a través
de aberturas que comunican con ellos, la infección puede propagarse a partir de
las cavidades nasales y producir inflamación y edema de la mucosa de los senos
(sinusitis), con dolor local. A veces se inflaman varios senos (pansinusitis) y el
edema de la mucosa puede bloquear una o más aberturas de los senos a las
cavidades nasales. Moore. (2013).

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4. BIBLIOGRAFÍA

Latarjet, R. L. (2006). Anatomía Humana. Buenos Aires: Editorial Medica


Panamericana.
Moore. (2013). Anatomía con Orientación Clínica. Barcelona: Wolters Kluwer
S.A.
Rouviere, D. (2006). Anatomía Humana Descriptiva, Topográfica y Funcional .
Barcelona: Masson.

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