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Diócesis de La Guaira
Propedéutico
Introducción a la liturgia
Esta Constitución surge por la gran inquietud de los prelados y sacerdotes en cuanto a lo
referente al ejercicio del sacerdocio de Jesucristo en la Iglesia (su Cuerpo Místico), ya que
se encontró en la necesidad de dar respuesta a urgencias pastorales, dando así la oportuna
revisión y adaptación de un buen número de prescripciones y normativas relativas al
desarrollo del culto divino en cuanto a los modos, formas, instancias y disposiciones
generales de celebración. Además de esclarecer los principios conceptuales de la sagrada
liturgia y su preponderancia en la formación de los clérigos, animándolos a descubrir su
esencia no sólo decorosa ni impositiva, sino fundamentada por razones bíblicas bien sabidas
que con su interiorización, logra recrear con perfección y piedad la obra de Jesús en el mundo
para la gloria de Dios y la santificación de los hombres.
Aportes:
Concebir la sagrada liturgia como fuente y culmen de toda actividad de la Iglesia. Como
fuente, ya que esta fue primeramente revelada y perfeccionada por Jesús para atraer a
todos los hombres al seno de su Cuerpo, haciéndolos hijos mediante la gracia que se derrama
en cada rito y heredada a los apóstoles, constituyendo así, el designio de actualización
constante y de difusión universal del verdadero homenaje de alabanza a Dios y expresión
religiosa por parte del hombre en comunidad devota. Y como culmen, porque ella constituye
el anticipo acertado o la primera experiencia humano-colectiva de la adoración celestial
eterna que Jesús, como liturgo y sujeto primario de la liturgia, ofrece al Padre en el Cielo
para la continua santificación de su Iglesia.
Instituciones que promueven el apostolado litúrgico, como los son la comisión de sagrada
liturgia que presenta los sub-comisiones de música sacra y arte litúrgico, para una mayor
profundización y majestuosidad en lo referente a símbolos que reflejen realidades
sobrenaturales importantes, como también el acompañamiento coral e instrumental de las
ceremonias, haciendo de la liturgia, un recinto de esplendor y presentación solemne de los
talentos del pueblo de Dios, sosteniéndola e inspirándola a una contemplación exhaustiva y
su debido seguimiento en conocer su fundamentación, sea bíblica, teológica, espiritual o
1
Marini, Guido, Introducción al Espíritu de la Liturgia, 2010,
cultural de estos elementos, evitando así que pueda malinterpretarse como actos de carácter
teatral, suntuosos, exclusivista o arbitrario:
Adaptaciones del Oficio Divino, revisión del Salterio, aclaraciones sobre las obligaciones
de los consagrados para con este ministerio orante, cambios en su contenido textual
seleccionando fragmentos de la sagrada escritura, himnos y cánticos articulados para una
mejor alabanza y piedad, revisión de las rúbricas y dar algunas aclaraciones sobre la
naturaleza y función contemplativa-deprecativa de esta.
La revisión del año litúrgico, siendo esta mejor compactada y distribuidas en función de
los misterios, fiestas y solemnidades que la Iglesia ha de celebrar y conmemorar de forma
propiamente ordenada.
En primer lugar se debe considerar que cada nación y diócesis tienen diversas formas de
expresión cultual, una jerarquización distinta de sus prioridades en el ámbito litúrgico y
maneras particulares de llevar a cabo estas prácticas.
Opino que la educación litúrgica se debe impartir con más detenimiento y profundización
en las oportunidades que tengan los pastores de almas, formando más a la grey del Señor que
cada gesto, postura, proporción, ademán, decoración, etc. tiene un propósito que la Iglesia lo
2
Kreeft, Peter, ¿Cómo rezan los católicos?: Introducción a la liturgia católica, New Haven, Cristianismo
Católico, 2001, p. 26
toma como especial, histórico y común (o estándar) en cada celebración. Para ello debemos
de aislarla y ulteriormente conjugarla con los demás ámbitos teológicos de la Iglesia:
“La liturgia es una ciencia teológica autónoma, con objeto propio: el culto establecido por
Cristo y la Iglesia; y tiene su método histórico-exegético también propio. Se distingue de
la teología pastoral, que en estos últimos tiempos ha llegado a constituir una rama especial
de la teología; tiene una orientación práctica y aprovecha los datos que le suministran otras
ciencias teológicas, para dar un fundamento científico a la cura de almas. Lo mismo que
otras disciplinas teológicas, tiene también la liturgia una tendencia práctica, por cuanto
instiga al sacerdote a realizar los actos litúrgicos con toda dignidad y comprensión, y le
comunica los conocimientos necesarios para instruir a su vez al pueblo en las cosas de la
liturgia.”3
La fusión de la liturgia con la cultura del lugar la considero como uno de los baluartes
más genuinos de expresión espiritual de colectividad en adoración, la cual la Iglesia debería
proteger, conservar y resguardar. Además de contar con una comisión de Pastoral Litúrgica
que se encargue de explicitar a los cristianos extranjeros las costumbres particulares con
su trasfondo de alabanza interna y comunión con Dios que desea ser alabado con las
formas más auténticas de cada región del mundo, promoviendo así una especie de
identidad litúrgica o tesoro de manifestación viva y participativa de toda la comunidad
convocada como una joya histórica de la presencia universal del Señor.
La iniciativa a designar una comisión para la creación y revisión de textos rituales propios
de cada nación.
3
Eisenhofer, Ludwig, Compendio de liturgia católica, Barcelona, Herder, 1963, p. 26
de la Iglesia y vive maquineando: ¿cómo se debe sentir aquello?, ya que nuestro espíritu nos
lleva a adentrarnos en el mundo de las oraciones, súplicas, dispensación de la gracia y de ese
servicio público itinerante y apasionante; todo aquello se vuelve para nosotros una curiosidad
que el mismo Cristo nos despierta por medio del Espíritu Santo y que interiorizamos
inicialmente como una ilusión del querer hacer, pero con el tiempo se convierte en el deber
inherente de la vocación que hace de la liturgia el ejercicio de actualizar el recuerdo del
amor que Dios nos tiene, al cual atendemos con entrega viva por hacernos partícipes más
íntima y corresponsablemente de ese plan salvífico universal. Respetando sus condiciones,
cohesionándonos con sus prescripciones, meditando su estructura, viviendo cada misterio
con la intención de conjugar nuestra existencia como una oblación para que Dios actúe, ya
que representamos a Cristo el Señor, en el mundo de forma digna, honorable y bien sabida
es la certera consideración de su valor nutritivo para nuestro espíritu de futuros pastores:
4. Terminología litúrgica:
Signo:
4
Concilio Vaticano II, Decreto Optatam Totius, Lima, Paulinas y EPICONSA, 2007, p. 403, n° 8
5
Azcarate, Andrés, La flor de la liturgia renovada, Buenos Aires, 1979, p.6
6
AAVV, Manual de liturgia, Juventud y Familia Misionera, p. 20
“es una cosa que, además de la forma propia que imprime en los sentidos, lleva al conocimiento de
otra distinta en sí. En el signo se verifican algunas de estas condiciones: a) ser distinto del significado, que está
más allá del significante; b) depender de alguna manera del significado y, por tanto, ser menos perfecto que
éste; c) guardar alguna relación de semejanza con el significado y ser, a la vez, desemejante; y d) ser más
conocido que el significado. El valor de un signo depende precisamente de estas condiciones.”7
Símbolo: La palabra símbolo (del griego: sym-bállo, juntar) entraña la idea de reunir dos
cosas o dos fragmentos de una cosa que, unidos, permiten un reconocimiento. En este sentido,
mediante el símbolo se reconstruye una situación anterior que ha quedado suspendida o que
se prolonga.8
En la Iglesia existen muchas actividades dirigidas con la intención de dar a cada ser humano
la búsqueda de Dios y la sólida esperanza de la vida eterna, pero entre ellas mismas existen
las que podemos contrastar entre liturgia y no liturgia, sin embargo no quiere decir que estas
estando desligadas a la sagrada liturgia sean ineficaces en el proyecto benevolente de Dios.
Se busca concebir e inferir de muchas formas internamente como:
7
López, Julián, La Liturgia de la Iglesia, Madrid, BAC, 1996, p. 142
8
Idem
9
Diccionario Español, RAE
10
Diccionario de términos litúrgicos
- finalmente, el un anticipo de la eterna alabanza celeste, con la cual constituye un culto
único y a la cual tiende incesantemente como a su término."11
Por ende actividades como misionología, evangelización o catequesis no son del todo
tildadas como liturgia, no obstante dichos esfuerzos incesantes tienden a ella, al
entendimiento de su estructura y elementos eficientemente establecidos. Aunque no sea
considerado objetivamente la categorización correcta de lo que pueda conformar la liturgia,
el hombre en senderos de la santidad puede deglutir y distinguir las verdades litúrgicas, ya
que, el que está más cerca de Él sabrá mucho mejor como desea ser alabado y como anhela
estar con el hombre en cada una de sus acciones cotidianas y espirituales: “Ahora bien, el hombre
se vuelve ordenadamente a Dios cuando reconoce su suprema majestad y su supremo magisterio, cuando
11
Azcarate, Andrés citando a Fernández, Pedro, Op. cit., p.6
acepta con sumisión las verdades divinamente reveladas, cuando observa religiosamente sus leyes, cuando
hace converger en El todas sus actividades, cuando -para decirlo brevemente- presta mediante la virtud de la
religión el debido culto al único y verdadero Dios.”12
Bibliografía:
12
PÍO XII, Encíclica: Mediator Dei, Castelgandolfo, 1947, n° 19