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JOHN DEWEY

Nació el 20 de octubre de 1859 en Burlington, Vermont, Estados Unidos. Se graduó en Artes por la
Universidad de Vermont en 1879. Tras su graduación trabajó tres años como profesor de
secundaria con el fin de ganar dinero y cursar la licenciatura en Letras.
Obtuvo el doctorado en Filosofía en la Universidad John Hopkins, de Baltimore, estado de
Maryland, en 1884. Enseñó en la Universidad de Michigan y en la Universidad de Minnesota,
también fue profesor en las universidades de Chicago y de Columbia.
Durante su residencia en Chicago, trabajó sobre la necesidad de reformar la teoría y la práctica de
la educación. Llevó a la práctica sus principios educativos en la famosa escuela-laboratorio
experimental, denominada “Escuela Dewey”, creada con el patrocinio de la Universidad de Chicago
en 1896. Cuando vivía en Michigan, Dewey conoció a su futura esposa, Alice Chipman, que era
una de sus alumnas.

En 1894 enseñó las cátedras de Filosofía y Pedagogía en la Universidad de Chicago, en donde


realizó una de las experiencias que mayor trascendencia han tenido para la educación
contemporánea: la creación, en 1896, de la “Escuela-Laboratorio”: la University Elementary School,
conocida más tarde como “Escuela Dewey”, que durante siete años sirvió para experimentar y
comprobar sus ideas pedagógicas.
En 1886 se casó con Alice Chipman, quien luego sería directora de la Escuela-Laboratorio.
Durante la década de 1890, Dewey pasó gradualmente del idealismo puro hacia el pragmatismo y
el naturalismo de la filosofía de su madurez.
En 1946 se casó con Roberta Lowitz Grant, a la vez que recibió el doctorado honoris causa por la
Universidad de Oslo. Su primera esposa, Alice Chipman, había fallecido en 1927.
Fue un estudioso de los sistemas educativos en México (acompañó a Moisés Sáenz Garza en sus
experiencias rurales e indigenistas), China, Turquía, Japón y la Unión Soviética.
En ningún momento de su vida dejó de manifestarse a favor de la democracia, la justicia y la
igualdad entre las razas y las clases sociales, ejerciendo la gran autoridad moral que había
adquirido.
John Dewey falleció el 1 de junio de 1952. Murió en su casa de Nueva York.
Su abundante obra se muestra en libros como: Psicología (1887), La escuela y la sociedad (1899),
El niño y el programa escolar (1902), Cómo pensamos (1910), Las escuelas de mañana (1915), La
escuela y el niño (1926).

APORTES FUNDAMENTALES A LA EDUCACION

Es el primero en formular un nuevo ideal pedagógico que afirma que la enseñanza


debería darse por la acción: aprender haciendo y no por la instrucción.
Centrándose en los intereses y las necesidades de cada edad, Dewey parte de la
experiencia: sólo la acción manual e intelectual promueven la experiencia; y la
educación no es otra cosa que una continua reconstrucción de la experiencia
concreta, activa, productiva, de cada uno. La educación debe basarse en la
experiencia del niño. El principio de la acción hace a un lado el aprendizaje
mecánico y formal, rutinario y tiránico.
La enseñanza por la acción debe recurrir al interés productivo del niño, y a su
libertad e iniciativa para el progreso social.
La educación debe apoyarse en los intereses y aptitudes del educando, siempre
en evolución. Es la enseñanza la que debe adaptarse al desarrollo del niño y del
joven.
La escuela tiene la oportunidad de convertirse en el ambiente natural del niño,
donde aprenda a vivir, en vez de ser un lugar donde se aprendan lecciones ajenas
a su realidad. Logra desarrollar en el niño los sentimientos de cooperación mutua
y de trabajo positivo para la comunidad.
Dewey es el principal representante de la “escuela activa” y de la “educación
nueva” que ha trascendido a toda la pedagogía. Para él la escuela es ante todo
una institución social, la forma de vida en común donde se han concentrado todos
los medios que pueden contribuir eficazmente a que el niño aproveche los
recursos y use sus capacidades para fines sociales.
La escuela ha de representar la vida presente que ha de ser tan real y vital para el
niño como la que vive en su casa, en la calle o en el campo de juego. Dewey es el
inspirador de uno de los métodos activos más conocidos: el “método de
proyectos”, que desarrolló William K. Kilpatrick.
Su doctrina es una pedagogía pragmática, instrumentalista, psicogenética, social y
democrática.

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