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Prestar plena atención a la mente y al pensamiento.

1.- ¿Qué es la atención plena (mindfulness)? Estar presente en lo que se hace a cada momento sin que
interfiera el parloteo mental, que de normal nos bombardea continuamente y determina nuestra forma de
vida y de relacionarnos con los otros. Este constante run-run del pensamiento es el que realmente nos
estresa y nos acaba agotando por dentro hasta llegar a enfermarnos. Mindfulness es tener consciencia del
instante presente y de alguna forma “dejarnos llevar” por lo que acontece en el aquí y en el ahora. La
atención plena puede ser:

·Atención involuntaria: cuando de manera espontánea y natural estamos absortos o muy


concentrados en una tarea que nos gusta. Experiencias de que el tiempo te pasa volando (“flow”).

·Atención voluntaria: cuando de manera deliberada prestamos una total atención a algo concreto
y focalizamos en un punto nuestro pensar y nuestro sentir, p.e, en la respiración, en el latido del
corazón, en el sol en la cara, en la llama de una vela, en nuestro propio caminar; también en el
tic-tac del reloj o incluso en un ronquido.

2.- ¿Qué es zen? Un niño con poca atención se distrae con cualquier cosa. Los adultos, también. La
mente del adulto es a menudo como la de un niño: dice que se aburre si sólo se concentra en una cosa. Si
no dejamos que la mente se distraiga, se concentra en cosas más importantes de las que ocuparse. Pero
eso nos preocupa; por eso la mente se distrae. No te puedes evitar a ti mismo, pero puedes esquivarte.A
los niños les decimos que cuenten cómo saltan ovejitas para poderse dormir. A los adultos les decimos
que cuenten sus latidos o el ir y venir de su respiración. Imagina uno de esos dibujos en los que se ven dos
figuras según cómo fijes tu atención: una anciana o una joven, una copa o dos caras enfrentadas, etc. No
puedes ver las dos figuras a la vez. ¿Qué dice esto de la atención? No se pueden hacer bien dos cosas a la
vez. Eso es zen (“meditación”).

3.- ¿Qué es meditar? Meditar no es pensar en blanco o no pensar en nada sino simplemente “pensar
(concentrarse, prestar atención) en una cosa para no pensar en mil”. Meditar es el cultivo deliberado
(intencionado) y sistemático (cotidiano) de una atención plena (consciente), momento tras momento,
cultivando un tipo especial de atención innata, una capacidad que ya tenemos de forma natural y todos
hemos experimentado algunas veces, aunque no suele ser muy habitual en nuestra actual forma de
vida.Meditar es aquietar o detener los pensamientos pero también es pensar bien: ordenar y tomar el
control sobre nuestra mente, ponerla bajo el yugo (“yoga”) de nuestra voluntad y no identificarse con los
pensamientos ni perderse en ellos. Meditar es también dejar de pensar de forma automática e
inconsciente, saber sujetar los pensamientos y pensar correctamente.

4.- Vivimos más en la mente que en el cuerpo: ¿Cuánto tiempo puedes estar a solas contigo mismo en
silencio sin ruido ni cháchara mental? Todos los problemas de la humanidad proceden de la incapacidad
del hombre para permanecer sentado a solas consigo mismo en silencio. ¿No hay como una voz en tu
cabeza que nunca te deja de hablar y a menudo no te deja vivir en paz? El no poder parar de pensar me
lleva a una guerra mental conmigo mismo. En general, vivimos con el “piloto automático” puesto. Si
cuando volvemos a casa conduciendo estamos pensando qué vamos a cocinar cuando lleguemos, ¿quién
conduce el coche? Cuando llegamos a casa y nos ponemos a cocinar, estamos pensando en otra cosa.
Cuando comemos, pensamos en lo siguiente a hacer. De tanto que la pensamos, no saboreamos la vida en
sus pequeños momentos. La vida es lo que te pasa mientras tú estás pensando otra cosa. Vivimos a
destiempo perdidos en nuestros pensamientos: o recordando cosas o imaginando lo que vamos a hacer.
Pero pasado y futuro no existen: sólo el presente es un hecho.¿Cuántas veces al cabo del día pienso cosas
como: “Ojalá no estuviera aquí…”; “Ya tendría que estar allí”? Una pausa sentida, un momento de
atención es suficiente para darse cuenta. ¿Qué tiene que pasar para que seas consciente de ello?

5.-¿Qué es la mente?La mente es un siervo admirable pero un dueño insoportable. ¿Quién manda a
quién? ¿Tengo yo ciertos pensamientos o esos pensamientos me tienen a mí? Pienso algo. Le doy mil
vueltas. Me obsesiono. Al final, me irrito. ¿Quién posee a quién? En la medida que posees eres poseído.
La mayoría de nuestros pensamientos son hojarasca inútil, parloteo mental automático e inconsciente que
no sirve para nada y hace a la mente inquieta y ruidosa. Más que tener pensamientos propios, nos dejamos
llevar, y a veces arrastrar, por ciertos pensamientos. Romper nuestros viejos hábitos mentales exige años
de trabajo con uno mismo. Pero se rompe la cadena rompiendo sólo un eslabón.

6.- ¿Cómo pensar en no pensar?El pensamiento es dual y tiende a comparar y a analizar basándose en
los pares de opuestos o contrarios binarios (alto-bajo, dulce-amargo, etc). Por eso engendra conflicto y
tensión fácilmente. Es su trabajo. La mente fragmenta la realidad, crea división y se pierde en temores
infundados y pensamientos ingobernables. Así es como empiezo una relación conmigo mismo, creo la
dualidad sujeto-objeto y con ella la separación del otro y el sufrimiento... es el ego. El deseo sólo desea
desear no el objeto de deseo. La mente nunca tiene suficiente y siempre quiere tener razón: es el mejor
torturador, verdugo y dictador. ¿Cómo podemos pensar en no pensar? No pienses, ¡mira! Si piensas que
tienes que dormir... ¡no duermes la siesta!Las tijeras que acabas de usar y no encuentras encima de la
mesa: sólo cuando dejas de pensar en ellas, las ves. ¿Cómo puede ser? El pensar en un regalo que la vida
nos hace; lo que nosotros pensamos es el regalo que uno se hace a sí mismo. ¡Piensa bien y acertarás! Lo
semejante atrae a lo semejante: éste es el secreto.

7.- ¿Qué son los pensamientos? Un pensamiento ordinario dice: “¡Mírame!”. Cada pensamiento quiere
captar toda tu atención y tener gran importancia. Su existencia depende de ello. No te tomes tus
pensamientos demasiado en serio: tú no eres ellos. Las nubes no son el cielo; las olas no son el océano.
Surge mucho sufrimiento cuando uno cree que es verdad cada pensamiento que le pasa por la cabeza. Son
mis pensamientos los que me hacen infeliz, no los hechos. Dolor no es sufrimiento. Deja de identificarte
con tus juicios mentales para ver el espacio que se abre entre pensamiento y pensamiento.En toda ráfaga
siempre hay un intervalo entre bala y bala, aunque el ojo no pueda verlo.Un pensamiento extraordinario
dice: “Mira más allá de mi…”.

8.- Observar los pensamientos. Cuando los pensamientos son observados con atención se crea una
distancia, pierden poder y automáticamente se disuelven. Cuando lo dejamos de alimentar, los
pensamientos se disipan y olvidan: nos liberamos de ellos. Vuelven otros. Empezamos de nuevo. Cobra
conciencia de qué poca importancia tiene tu último pensamiento; el anterior y el siguiente. Tú
simplemente contempla tu peli mental sin juzgar lo que estás viendo, en la medida que puedas. Observa
como surgen los pensamientos uno tras otro como si se tratara de nubes que surcan el cielo. Al darte
cuenta de ellos, simplemente al tocarlos con tu atención, desaparecen como una pompa de jabón. No te
dejes atrapar por el contenido de ninguno de ellos.Pregúntate: “¿cuál va a ser mi próximo pensamiento?
¿En qué estoy pensando ahora?”… y estate atento. Al hacerme la pregunta me puedo dar cuenta que justo
en ese momento no hay pensamiento. ¿Me puedo llegar a percibir a mí mismo sin pensamientos?

9.- Ser consciente del observador. Somos el pensador no los pensamientos, somos quien observa un
pensamiento, y con la meditación tratamos de ser testigos mudos de ello. “Pienso, luego existo”. Pero,
¿quién se da cuenta de que estoy pensando? ¿Quién observa la mente? ¿Quién es testigo de cómo viene y
cómo pasa tal o cual pensamiento? “Estoy estresado”. “Me aburro”. ¿Quién sabe esto? Tú no eres el
estado conocido, tú eres el conocimiento. ¿Quién es el pensador del pensamiento? Cuando pienso, no soy.
Tú eres el que por un instante observa atento un pensamiento. Juego de adivinar el último número de una
serie: 2, 4, 8… El quid es el tiempo de espera hasta el siguiente número. En actitud expectante, la
atención localizada y desnuda de pensamientos y emociones, la mente se aquieta: por un instante no
pienso. Luego viene un pensamiento y desaparece esa consciencia. Pero por un segundo he sentido ese
observador silencioso, he sido consciente de ese espacio abierto. Trata de cobrar conciencia del espacio o
intervalo que hay entre pensamiento y pensamiento: siente ese testigo mudo por detrás de la bruma
mental. Observa que detrás del ruido hay silencio: ¿cómo te das cuenta de ello si la mente no puede estar
en silencio? “Quédate en silencio para que sepas que soy yo”.

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