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Las inclinaciones
criminales de la Europa
democrática
MANANTIAL
Buenos Aires
Tículo original: Les penchants criminels de l'Europe démocratique ÍNDICE
Éditions Verdier
© Éditions Verdier, 2003
1. Filosofía - Política. l. Título II. Europa, la política y la democracia .. ..... .. ........ ............... 29
CDD 30 1
III. La solución definitiva ......... ................. ... ....................... 49
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en la Argentina IV. El instante del 45 ........................................................... 63
© 2007, Ediciones Manantial SRL
Avda. de Mayo 1365, 6° piso
V. La Europa ilimitada............. ........................................... 83
(1085) Buenos Aires, Argentina
Tel: (54-11 ) 4383-7350 / 438 3 ~6059
info@emanantial.com.ar VI. El nombre judío ............................................................. 103
www.emanantial.com.ar
Conclusión .............. -....... _................................................... 127
ISBN 978-987-500-104-6
Derechos reservados
Prohihida la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la
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medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros
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las leyes 11.723 y 25.446.
PREFACIO
posible la articulación cuestión/respuesta. Una respuesta d el dinero. La maravilla de la dialéctica permite que el nom-
siempre puede ser pensada como la reiteración de la cuestión bre judaísmo Uudentum} designe el sometimiento, por el
(la Esfinge, otra vez), de modo que nunca puede haber una dinero, de todos los actores sociales, sean judíos o cristianos.
respuesta suficiente que cierre la cuestión. Cabe sostener Más revelador resulta, justamente por no ser dialéctico, el
entonces que es propio de la cuestión el poder permanecer título de una circular de la cancillería del partido nacional-
a bierta para siempre, y que es propio de la respuesta el no socialista fechada el 9 de octubre de 1941: «Vorbereitende
atentar contra esta condición. Massnahmen zur Endlüsung der europaischen Judenfrage.
Así pues, mejor que los dos términos problema y cuestión, Gerüchte über die Lage der Juden in Osten». En Sur la confé-
son pertinentes los dos pares de términos pro blema/solución y rence de Wannsee (Liana Levi, 1999, traducción francesa de
cuestión/respuesta. Sartre es revelador. Cuando habla de «la Julia Schmidt), muy d ocumentado libro de Christian Gerlach,
cuestión judía», se inscribe por cierto en una tradición pero ese título se traduce así: «Medidas preparatorias para la solu-
, '
ademas desecha la expresión «problema judío». Si desecha el ción final de la cuestión judía en Europa. Rumores sobre la
término problema es justamente porque, para él, el nombre situación de los judíos en el Este» (pág. 137). Funciona aquí
judío no tiene nada de objetivo, y porque creer que este nom- el par Frage/L0sung, que orienta hacia el par problema/solu-
bre tiene alguna objetividad es ya ser antisemita. Más aún, ción.
para él no se trata de cerrar una cuestión, sino de mantenerla Para ser más precisos, la presencia de la palabra Lósung
abierta. Al fin y al cabo, la fuerza y el límite del libro residen indica que la palabra Frage, que no distingue entre objetivo y
en que invierte casi topológicamente la cuestión judía y en subjetivo, está partida como la manzana de Blancanieves
que, a cambio de una respuesta, deja aparecer la cuestión del y que de ella se retiene sólo la parte objetiva. El título alemán
antisemita mismo. Ahora bien, esta cuestión no tiene respues- es esclarecedor, siempre y cuando se modifique la traducción
ta; siempre abierta, lo que existe es su reiteración indefinida: propuesta: no «solución de la cuestión judía», sino «solución
¿cómo es posible el antisemita? En ningún momento hay del problema judío». Sin embargo, no bien se ha tocado ese
lugar para una solución definitiva, ni siquiera transitoria. A la eslabón, otros eslabones saltan. Uno de ellos se lo lleva todo:
luz de Sartre, está claro que, cuando se habla de problema Endl0sung, ¿hay algo más lógico que traducirlo por «solu-
judío, ya se ha respondido a la cuestión, y de la peor manera. ción final»? Todo el mundo lo hace. Seguramente, pero de
este modo se deja escapar un punto esencial.
Cuando se trata del nombre judío, la lengua alemana «Solución fina l» pasó a ser algo así como el nombre propio
importa. Ahora bien, ella oculta la d istinción. Aunque la del exterminio de los judíos europeos, el único nombre ade-
expresión das Judenproblem exista, sobre todo en la termino- cuado para ese exterminio y el único nombre conveniente para
logía nazi, la fórmula más usual, de lejos, es die ]udenfrage. él. Sabemos, sin embargo, que «genocidio», «exterminio »,
El hecho es que Frage parece abarcar en este caso el problema «holocausto» e incluso «Shoá» se emplean hoy con cualquier
o bjet ivo y la cuestión subjetiva. Problema judío o cuestión fin y en cualquier contexto. Pero la cancillería del partido nazi
judía, para ser más exactos, problema de los judíos o cuestión no utiliza nombres propios, ni siquiera apropiados; sólo utili-
de los judíos, die Judenfrage puede orientar indistintamente za nombres generales o paráfrasis edulcorantes. Endlüsung es
hacia una respuesta o hacia una solución. Así sucede en el jo- y debe ser una paráfrasis, y combina únicamente con concep-
ven Marx, quien propone una respuesta - el judaísmo es el tos acordes con la lengua de las cancillerías. El caso es que la
dinero- , y una solución: el judío se emancipará el día que la lengua de las cancillerías no dirá solución final; si habla de
sociedad entera se haya emancipado del judaísmo, es decir, solución, no pued e decir más que solución definitiva.
14 LAS INCLINACIONES CRIMINALES INTRODUCCIÓN 15
Sólo entonces las palabras adquíeren sentido. La cancille- a la supervivencia de los judíos, esto por el momento no
ría del partido nazi aborda el problema judío tal como se le i111porta. Sólo Europa pensó en estos términos; el mundo
planteó siempre a Europa - «die europaische Judenfrage»; musulmán no piensa nada en términos de problema/solución
ante este problema, menciona la situación de los judíos en el y, por lo tanto, tampoco el nombre judío. El Occidente no
Este (entendamos: los campos de exterminio, sobre los que l:uropeo, o sea, Estados Unidos, piensa muchas cosas en térmi-
empiezan a circular rumores por fuera del cerrado círculo de nos de problema/solución -problema negro, problema indio,
los dirigentes); la cancillería nazi pretende aportar por fin la problema de los guetos, etc.-, pero no especialmente a los
solución definitiva de este problema que se le plantea a Euro- judíos. Sólo dentro de la configuración problema/solución es
pa desde siempre. Sobre el hecho de que tal solución pase por posible pensar la idea de solución definitiva. Más amplia y a la
el exterminio sistemático, la cancillería no escribe nada y hace vez más precisa que la de solución final, ella capta un punto
como si no supiera nada. Lo tiene sin duda por un simple decisivo: desde la época de la Ilustración, Europa, esclarecida
detalle de ejecución; de poca impo rtancia frente a la concep- por la ciencia moderna y la política racional, busca una solu-
ción de una solución que resulte efectivamente definitiva. ó ón definitiva del problema judío como buscó, digamos, una
Al no traducir literalmente, se deja escapar el sentido real: solución definitiva del problema de las mareas o del problema
«Medidas preparatorias para la solución definitiva del pro- de Molyneux o del problema de la miseria, etc. Toda gran
blema judío en Europa. Rumores sobre la situación de los nación de la cultura europea moderna ha creído encontrar la
judíos en el Este». Como si un honesto funcionario de Bruse- suya, y aquí el primer puesto lo ocupan Francia y Alemania.
las redactara hoy un informe titulado «Medidas preparatorias El nazismo se ínscribe en continuidad con este paradigma. El
para la solución definitiva del problema de las jubilaciones en nazismo no inventó ni la noción de problema judío, ni la
Europa. Rumores sobre la situación de los jubilados en Fran- noción de solución definitiva, ni el programa para una bús-
cia». Más horroroso que esto, imposible. Sólo que el balizado queda perseverante de esta solución. Sólo inventó nuevos pro-
temporal importa al máximo; en 1942, las coordenadas del cedimientos.
nombre judío están asignadas: pro blema, solución, definitivo,
Europa. En rigor, antes de interrogarme sobre el par problema/
Una de las tesis que presentaré es ésta: la Europa moderna solución en su relación con el nombre judío, convendría que
es el lugar me interrogara por el par en sí. Convendría hacer, a la mane-
ra de Foucault, la arqueología de la forma «problema» y de
a) donde el nombre de judío es pensado como un proble- la forma «solución» . Seré claro: no podré satisfacer ese requi-
ma a resolver; sito. Un arqueólogo digno de este nombre debería hablar del
b) donde una solución sólo es válida cuando pretende ser problema de la «roulette»,2 del triángulo de Pascal, de la
definitiva. colaboración entre expertos, del problema de Molyneux; des-
tacaría el detalle lingüístico, sutil, pero decisivo: ¿un proble-
Más profundamente que la vacilación entre «problema» y ma se formula siempre en forma interrogativa, sea directa o
«cuestión », el par problema/solución determinó la historia indirecta («Nos preguntamos si ... »)? El arqueólogo debería
moderna del nombre judío desde el siglo dieciocho hasta nues- examinar la extensión de la forma «problema», que es, por
tros días. Me propongo establecer el modo en que el dispositi- cierto, fechable, a objetos considerados políticos; tal exten-
vo político y social europeo acabó pensando al judío como un sión implica que lo que Descartes asignaba a lo oscuro y con-
problema necesitado de solución - si favorable o desfavorable fuso (e inadecuado por ello para formularse como problema)
16 LAS INCLINACIONES CRIMINALES INTRODUCCIÓN 17
sea puesto claro y distinto. En este aspecto, el arqueólogo tinto, si no opuesto; un Otro de Europa eventualmente capaz
recordaría la distinción trazada por Wittgenstein entre el pro- de ejercer coacción sobre ella y de violentar su evolución
blema (propio de la matemática) y el «puzzle» (propio de la natural. Esta oscilación es observable a lo largo de la historia
filosofía). Pero sobre todo observaría por qué sendas la gu- de Estados Unidos. Mientras escribo esto, parecería que el
bernamentalidad tomó a su cargo el par problema/solución; péndulo se aparta de toda Magna Europa, pero no apostaría
fecharía con ello, sin duda, el nacimiento de la noción moder- a que la inclinación sea irremediable.
na de administración. No dispongo ni del tiempo ni de la No sería dificultoso citar ejemplos en los que la oscilación
competencia necesarios para semejantes quehaceres. produce variaciones sustanciales; sobre todo, aquellos en que
Daré por admitido, o al menos por admisible, el siguiente los procedimientos norteamericanos, cualquiera sea el proyec-
cuerpo de proposiciones: to al que respondan, modifican profundamente los problemas
y las soluciones de Europa. Pero en cuanto al nombre judío,
- el racionalismo teórico y práctico se define por el escla- vuelvo a decirlo, la vieja Europa es causa de todo, tal como
recimiento de la diferencia entre problema y cuestión; ha existido pero también tal como existe todavía, en continui-
- el racionalismo social consiste en pensar lo social como dad diferencial consigo misma. Ella formuló, definió, inventó
un lugar de problemas; todo. La articulación del nombre judío con la categoría de
- el racionalismo político consiste en pensar la política co- problema. La suposición de que para todo problema es obli-
mo un lugar de soluciones. gatorio buscar una solución definitiva - espiritual o material,
elegante o atroz, indolora o cruel. La suposición de que esta
Todo el Occidente moderno piensa en estos términos. No obligación incumbe a los políticos. La convicción de que el
solamente razona en términos de problema y de solución, problema judío es central, de que el progreso de la sociedad
sino que además se vale de ellos para distribuir los roles entre moderna depende de él y de que, por consiguiente, el estable-
sociedad y política. La sociedad es el lugar de los problemas y cimiento de una solución constituye un deber apremiante e
la política, el lugar de las soluciones: ésta es la máxima. Para incluso el primero de los deberes. Sólo la Ilustración podía
hablar en forma adecuada de una situación propuesta por la concebir innovaciones de tal magnitud y tan numerosas. El
sociedad, hay que pensarla como un problema que los políti- trnyecto entre la concepción y la puesta en práctica comenzó
cos tienen que resolver; para hablar en forma adecuada de los a fines del siglo dieciocho; se llegó a sostener que concluyó a
políticos, hay que afirmar que su obligación más candente es mediados del veinte, con la solución definitiva por extermi-
resolver los problemas que la sociedad se plantea. Cuando se nio. Veremos sin embargo que hay una continuación, y que el
lee un diario, cuando se participa en una conversación, cuan- Estado de Israel es el anillo de transición. Esa continuación
do uno reflexiona para sus adentros, es imposible sustraerse a nos llevará al presente, caracterizado por profundos desplaza-
esto. mientos.
Occidente es, en verdad, doble; hay que distinguir entre
Estados Unidos y Europa - la vieja Europa, expresión que se
NOTAS DE LA TRADUCCIÓN
ha vuelto repentinamente notoria. Es verdad también que
Estados Unidos fluctúa, oscilando entre dos proyectos: o ser
1. El francés question es, en castellano, cuestión, pero también pre-
una Magna Europa -como había una Magna Grecia-, una
gunta. Aunque la primera acepción de cuestión en el Diccionario de la
realización de la Europa histórica pero más a lo grande, más Real Academia Española vincula estrechamente este vocablo a pregunta
poderosa, más rica, más racional; o ser algo enteramente dis- (pues, como allí se dice, cuestión es la pregunta «que se hace o propone
18 LAS INCLINACIONES CRIMINALES
§1
En su primera figura, el todo supone un límite. Esto signi- miar x =O (ejemplo de Lacan, Autres écrits, pág. 458, que se
fica que, pese a las apariencias, el operador «para todo» no ha de corregir según Scilicet, pág. 15).
tiene sentido cuando se lo emplea en una sola fórmula; sólo Ejemplo inverso: la lógica escolástica distingue dos tipos
lo adquiere cuando se establece una correlación entre dos fór- de términos:
mulas, leídas usualmente: para todo x, Fxl existe un x tal que
no-Fx. O, como lo verbaliza Lacan: para todo x, Fx se cum- - los términos divisivos, que separan el universo entre
ple/existe un x para el que la función no se cumple. sujetos que entran en el concepto considerado y sujetos que,
En lo que atañe a la función fálica, esta figura determina al no entrar en él, forman allí límite; así, el término «bípedo»
la inscripción del sujeto como hombre. es divisivo y la colección de bípedos forma un todo limitado
En su segunda figura, el todo es ilimitado. También en este (finito o infinito, no importa);
caso se requieren dos modos. Uno toca a la existencia: no - los términos trascendentes, que no dividen; así, el térmi-
existe x tal que no-Fx. El otro instituye un todo de nuevo no «ser». Todo término, desde que es propuesto, es tributario
tipo: «Al no existir suspensión en la función [... ],todo [pue- del ser. Incluso cuando se dice que no es. La colección de entes
de] aquí decirse [del sujeto], aun si proviene de lo sin razón. es, por lo tanto, ilimitada; pero no por ello es necesariamente
Pero es un todo fuera de universo ... » (Autres écrits, pág. infinita. En un mundo eventualmente imaginario que sólo
466). 1 contuviera una colección finita de entes, el ser no dejaría de
En relación con la función fálica, esta figura determina la ser un trascendente y la totalidad de los entes sería no-toda,
inscripción del sujeto como mujer. aunque finita.
En su incansable afán de claridad, Lacan quiere que al Ejemplo más simple: en el juego de damas, la colección de
todo ilimitado se le reserve un nombre distinto del que se le damas posibles es finita puesto que sólo los peones pueden
da al todo limitado. En su incansable afán de no romper el llegar a dama; a todo esto, el número de peones es finito.
cristal de la lengua heredada, conserva para el todo limitado, Pero la colección es ilimitada, porque no hay peón que no
que es el todo clásico, su nombre clásico: todo. En su incansa- pueda llegar a dama. De ahí el nombre del juego, diría Lacan;
ble afán de simplicidad, fabrica para el todo ilimitado el nom- testimonio de ello es lo que escribe en el Séminaire XX sobre
bre más elemental posible, que dice solamente que no es el las «mujeres no-todas>), cuyo catálogo se establece en el Don
todo clásico: notado (en una sola palabra). juan de Mozart y Da Ponte: «Conjuntos abiertos que consti-
tuyen una finitud y que finalmente se cuentan» (Le Seuil,
1975, pág. 15).
§2
En cualquier caso, el paso decisivo está claro; así como la
Algunas precisiones técnicas. Éstas no se proponen discer- falsedad, que es el reverso de la verdad, la indica (Autres
nir todos los aspectos de la doctrina, sino sólo aquellos que écrits, pág. 459), así la fórmula existe un x tal que no Fx vali-
desempeñan algún papel en el organon que necesito. da la fórmula para todo x, Fx. Paralelamente, el notado re-
Limitado no quiere decir finito; ilimitado no quiere decir quiere, como condición positiva de su emergencia, la no pos-
infinito. El conjunto de valores posibles para la variable x en tulación de ninguna existencia que le forme límite, «que nada
la función I/x es infinito; pero es limitado por cuanto existe existente forme límite a la función» (ibid., pág. 466).
un valor de x para el cual la función no se cumple, en partí-
22 LAS INCLINACIONES CRIMINALES LAS TRAMPAS DEL TODO 23
§5 §6
Toda sociedad puede ser pensada como una función que Los escritores han descripto lo ilimitado. Sea para conde-
asigna a cada ser hablante la propiedad de pertenecer al cuer- nar sus consecuencias y sustraerse a ellas, como el caso del
po social; llamémosla socialidad. Por otra parte, la función de paseo solitario de Rousseau, presciencia del genio que antici-
sociedad tiene algo en común con las funciones proposiciona- pa lo que aún está por venir. Sea para constatarlas y comba-
les: lo mismo que la verdad proposicional, la pertenencia tirlas mediante estrategias de inversión: la gran ciudad y la
social es pensada casi siempre como bivalente. El ser en socie- muchedumbre, de Baudelaire a Brecht. Hasta la conciencia se
dad es tenido por dominante o por dominado, por amo o por ha vuelto tan atravesable como el espejo de Lewis Carroll; la
esclavo, por incluido o por excluido, por poderoso o por mi- noción marxista de ideología teoriza esto, pero Chateau-
serable. briand no desplegaba otra cosa y desde Flaubert la novela
Casi todas las sociedades conocidas admiten casos en los francesa cuenta un perpetuo relato de porosidades mutuas. A
que la función de sociedad se suspende. Con ello se confir- eso se debe quizás el que tan rara vez sea, para tomar la
man. Según Foucault, así se trató a la locura en la época clási- expresión de Natacha Michel, «novela irrebatible»; jamás
ca: como una existencia que, de la socialidad, dice que no. Las ofrece una suspensión indiscutida, épica o lírica, triste o ale-
doctrinas modernas, en tanto son modernas, se sitúan exacta- gre, terrorífica o tranquilizadora, al dominio de la sociedad
mente en el punto opuesto. Su perspectiva sobre la socialidad sobre lo íntimo. En una lengua opuesta al Diario, ella dice lo
se caracteriza del siguiente modo: en rigor, no existe nada que, que el Diario muestra: que la sociedad moderna tiene voca-
de ella, diga que no. Con riesgo de releer el pasado según esta ción de abarcar la tierra entera y de abrazar la totalidad de
grilla para demostrar, por ejemplo, que el encierro clásico es los entes.
una forma desconocida de inscripción en la socialidad. Desde
1815, la sociedad moderna es solamente la puesta en acto del 0
No todos los filósofos se contentaron con repetir sin gra-
punto de vista moderno, incluso antes de que este último se da lo que los escritores habían articulado antes y mejor que
declare en forma expresa; dicha sociedad se inaugura median- ellos. Podría citar a Sartre; está muy claro que la doctrina de
te el designio que ella misma, resueltamente y en forma cada ·Ja serialidad expuesta en Crítica de la razón dialéctica trae a
vez más explícita, se fija: obrar en todos los ámbitos para que remolque una teoría de la ilimitación moderna. Por razones
la inexistencia de derecho de la excepción pase a ser inexisten- contingentes, prefiero comentar a Foucault. Porque tal vez es
cia de hecho. En contraste con las sociedades que la precedie- más oscuro. En Historia de la locura en la época clásica, mos-
ron en la historia, la sociedad moderna pertenece al régimen tró (sin hacerlo explícito) lo que podía ser un caso de excep-
de lo ilimitado. No sólo nadie existente debe ni puede consti- ción a la socialidad; pero se trataba de la sociedad en la épo-
tuir en ella límite o excepción, sino que, desde ahora, la fun- ca clásica, y la socialidad moderna apenas si asomaba en la
ción de sociedad incluye entre sus variables posibles al ente tercera y última parte. En Las palabras y las cosas, Foucault
que sea, humano o no humano, animado o inanimado. No emprende la arqueología de lo moderno. Sabiéndolo o no, en
existe nada ni nadie respecto del cual la función cese de pro- L"ste mismo movimiento emprende una arqueología de lo ili-
ducir sentido. No existe nada ni nadie que produzca suspen- 111 itado. Ésta lo ocupará durante toda su vida como condición
sión de la sociedad. . previa incesantemente necesaria para el retorno incesante,
fragmentario y acumulativo sobre la socialidad.
Es preciso tomar especialmente en serio un término, el de
26 LAS INCLINACIONES CRIMINALES LAS TRAMPAS DEL TODO 27
«cuasi-trascendental». Los tres cuasi-trascendentales Traba- pronuncia en el enigma. Las palabras y las cosa; no no~bran
jo, Vida, Lenguaje, son «como» trascendentales. Pr:ceden a .1 la sociedad ilimitada. Justamente por esta razon, la senalan.
toda, r.epresentación empírica, puesto que toda representación l .os tres cuasi-trascendentales tienen la misma estructura, son
empmca depende de su validez. Nada puede ser articulado en · homológicamente no divisivos; por este hecho, tienden hacia
discurso si ellos no le están dados al discurridor. Pero también 11na fundamental sinonimia. Justamente porque poseen la
son «como» trascendentes; funcionan como si tuvieran su misma estructura lógica, se dejan resumir en uno solo que
propiedad distintiva; no dividen. No hay un ente -persona 0 rnncentra en sí su común y paralela ilimitación. Hasta el pre-
co~a- q~e no se in~criba en el Trabajo, no hay un ente que no sente, dice Foucault, el cuasi-trascendental de los cuasi-tras-
se mscnba en la Vida, no hay un ente que no se inscriba en el cendentales, el cuasi-trascendente de los cuasi-trascendentes,
Lenguaje. d Uno de todos ellos, era el Hombre. Pero el Hombre desapa-
Dicho esto, no es posible comprender Las palabras y las rcc.:e, y con él desaparece el límite. Porque el Hombre era figu-
co~as_ s~ no se violenta el libro, restituyendo las empiricidades ra del límite.
:histoncas, en el sentido más trivial del término- de las que Un nuevo Uno surge, que Foucault no nombra. Porque,
e~te _se hace compañero. Foucault anuncia que habla del siglo sin duda, en ese momento él no discierne sus rasgos. Yo sos-
diecmueve. Establece además que, por un efecto de retraso tengo que lo nombrará más tarde, en su curso de 1975-1976:
las leyes discursivas del siglo diecinueve continúan desplegan~ se trata de la Sociedad.
do sus efectos cuando él escribe ese libro (en 1966), es decir, Determinar la sociedad moderna, la forma moderna de la
e.n la exacta bisección del siglo veinte histórico. Así pues, el función de socialidad como aquella sociedad que se anuncia-
libro habla también del siglo veinte. Descubre en él índices de ba en las palabras Trabajo, Vida, Lenguaje, en realidad es, en
decrepitud; anuncia y describe un proceso de recomposición- sentido estricto, una tautología; el nombre de sociedad mo-
no determina si el proceso será lento o rápido. En este senti~ derna anuncia aquello por lo cual las tres valen por una. Este
~o, nada ~xcluye que esté hablando, de hecho, del siglo vein- nombre resume su sinonimia. Con una reserva. El valer-por-
tmno vemdero. Del momento en que yo escribo. uno no es ya el hen griego, distinto y limitado. La desapari-
ción del rostro humano deja ver, en un arenoso desierto, que
el tres se confunde en uno, pero que este uno es el uno de lo
§7 indistinto. De modo que la sinonimia se consuma en disocia-
ción y dispersión. Ya no se debe decir solamente que no hay
Las palabras y las cosas concluye con una frase que se ha un ente que no se inscriba en el Trabajo o en la Vida o en el
hecho célebre. El hombre desaparece, escribe Foucault Lenguaje; es preciso completar la frase: todo lo que se inscri-
«como en .el ~ímite del mar un rostro de arena». Se pensó qu; be en el Trabajo o en la Vida o en el Lenguaje se inscribe en
el acontecimiento anunciado consistía en la desaparición del la Sociedad. No bien se inscribe en la Sociedad, sus inscrip-
rostro. Tal vez lo pensó el propio Foucault. Forzando la lite- ciones anteriores -Trabajo, Vida o Lenguaje- pueden persistir
ralidad, o más bien apoyándome en ella, yo afirmo que las o desaparecer, o absorberse unas en otras, en la Vida, por
palabras despiertan un sentido más allá de las significaciones. ejemplo. No hay diferencia. Una vez confundido el Hom~re
Enuncian expresamente la desaparición del límite. Bajo la con la arena, no existe un ente que no se inscriba en la Socie-
arena que el mar desgasta aparecen los adoquines de la socie- dad. No existe un ente que, en tanto ente, produzca la sus-
dad, para los cuales ya no hay límite con rostro humano. pensión de la Sociedad. Todo ente es ente social; pertenecer a~
Según Borges, la clave del enigma es la palabra que no se Ser y pertenecer a la Sociedad son una sola y misma cosa; s1
28 LAS INCLINACIONES CRIMINALES
NOTAS DE LA TRADUCCIÓN
§8
pide a Homero, como después lo hará Platón. Al despedir a w. Recíprocamente, la política está en el presente. Si la h~sto
Homero, despide la epopeya junto con todo lo que ésta relata rilt habla de un pasado no separado del presente, por ~eiano
de la guerra: dioses, reyes, héroes del combate, armas como lJllC' sea, eso la vuelve inmediatamente po!í~ica. Se arnba de
a~ornos, amores, devoción. Despide, por último, el pasado r 11tr. modo a lo que llamaré axioma de Tucidides: la lengua de
le¡ano o, para ser más precisos, inmemorial.
Id historia y la de la política son una sola y misma lengua.
. De la guerra que él cuenta, Tucídides fue actor y luego tes-
tigo. Cuando muere, esta guerra no ha concluido. Se trata
pues, de una historia en curso y muy cercana. Es posible ; §9
oportuno sacar de ella algunas lecciones para el presente. A la
luz de lo que le ha ocurrido, la ciudad ateniense debería com- Los mismos nombres, los mismos verbos, los mismos adje-
prender que le es preciso cambiar. Tucídides fija así un mode- 1ivos. Pero, ¿qué nombres son los de Tucídides? Nombres de
lo qu~ perman~ce_vivo: la historia se ocupa de un tiempo que pueblos, declinados en plural: los atenienses, los teba~os, los
mantiene contmuidad con el tiempo presente. Esta continui- rspartanos, los persas. Muchas veces se los :xpresa en smgular
dad puede sustentarse en la proximidad cronológica, como hiljo nombres de entidades -nombres de cmdades, que ª?un-
sucede en Tucídides; también puede sustentarse en una distan- l'ian los de nación empleados por los modernos-, pero estos
cia ~ue ~utoriza a reconstruir las continuidades verdaderas. resumen solamente los nombres de pueblo. Muchas _veces s.e
El histonador moderno trata casi siempre de un pasado leja- mencionan incluso nombres propios -Alcibíades, Nícias, Pen-
no. Lo cual no le impide ser tucidideano, pues este pasado no des, etc.-, pero son los de quien en un momento dado resume
está separado; dicho más exactamente, su separación es sim- t'l nombre de un pueblo. De hecho, da igual que re~uma,
plemente la forma de su continuidad - un medio indirecto iutcnte resumir o no logre resumir; sólo importa la articula-
~ara explicar mejor el presente, que en última instancia es
siempre el objeto al que se apunta. l'iún. . , .
Podemos dar crédito a Hobbes. Él dice que Tucidides es el
No todos los historiadores se reconocen en esta perspecti- 111 ,\5 político de los historiadores. Su primer libro publicado
va. Fuste! de Coulanges y su discípulo más consecuente será una traducción de La historia de la guerra del Pelop_om;-
Du~ézil, se apartan francamente de ella. A su juicio, la <lis~ .w; al final de su vida, juzgará oportuno completar su Leviatan
tanc1a e~ una ~ractura r_ea_l imposible de llenar. Por ínfima que con un Behemoth, que es una historia tucídideana de la Revo-
sea la distancia cronolog1ca, no se vuelve del punto lejano al lución inglesa y de la República de Cromwell (1640-1660).
presente. El historiador que creyera poder explicar el presen- ( :onsideradas juntas, estas tres obras vienen a consumar u~a
te y, por qué no, aleccionar a pueblos o dirigentes, pasaría a auténtica operación discursiva. Con la mirad.a fiJa. en una his-
ser un nuevo Nostradamus; Dumézil se mofa de él en su céle- toria formada por nombres de pueblos y de mdlVldu?~' Hob-
bre sotie, 1 cruel sátira de la historia no fusteliana. hcs reintroduce sistemáticamente los nombres polit1~os de
La Escuela de los Annales, en cambio, o al menos una de democracia y monarquía. Hasta tal punto está p~rsuad1do de
sus cor_rien~e~, se inscribe en el modelo tucidideano. Digamos, que ambos sistemas de nominación son apropiados el uno
para simplificar, la de Lucien Febvre, aún más que la de
para el otro.
~loch. Es comprensible que, desde esta perspectiva, el histo-
riador ~~eda y deba pensarse como mentor, como político. Si se toma en serio el axioma de Tucídides, se puede soste-
~n Tucid1de~, y en ~l m:>delo que él estableció -es aei, para ner que la historia suministra a la teoría política nombres de
siempre, segun sus termmos-, el momento presente es políti- pueblos y nombres propios que ocasionalmente los resumen.
32
LAS INCLINACIONES CRIMINALES EUROPA, LA POLÍTICA Y LA DEMOCRACIA 33
J?e esto se~ía fácil .concluir que, sin la historia, la teoría polí- ltll'nor y la conclusión, en esto las doctrinas divergen, pero
tica, se ~ac1ar~a, mientras que, sin la política, la historia que- mhre un fondo común.
dana ciega. Sm embargo, también podría sostenerse lo inver- d) Papel del díctum de omni et nullo. Lo que se afirma o
s?: la teoría política cegada sin la historia, la historia vaciada 11it•ga de todos es al mismo tiempo afirmado y negado de cada
sm la política. Sólo que, de todas maneras, aún no sabemos lo 11110; se sabe que este principio funda la posibilidad, recién
que es la política. Para determinarlo, es preciso acudir a Aris- 111r11cionada, de pasar del todos a algunos o al nombre de indi-
tóteles o, para ser más exactos, a la versión que se difundió viduo. El silogismo lógico depende de esto. Pero también la
de él en la tradición filosófica europea.
lroría política depende de esto: sólo el dictum de omni et nullo
1wrmite al dominante que impone su dominación a todos los
§ 10 dominados, imponerla a cada uno. Sólo él permite que el asen-
\ im iento de todos valga por asentimiento de cada cual. Así se
f1111da lógicamente la función política del «todos y cada uno»,
La vulgata aristotélica fija la política en Europa. Con, al il(ualmente importante en los tres regímenes y crucial para la
menos, dos gestos. Uno de ellos emprende la reflexión sobre política misma.
el todo como regla del pensamiento, bajo la forma del univer-
sal; he aquí el objeto de la lógica, cuya primera obra maestra
es el Organon de Aristóteles. El otro emprende la reflexión § 11
sobre el todo como regla de los diversos agrupamientos
humanos; es el objeto de la filosofía política, cuya mayor El dictum de omni et nullo asegura una función capital.
obr~ maestr~ ~s la Política de Aristóteles. Se constituye así, a /\ rticula el omnes y el unus. Precisamente en este punto dero-
partir_de Anstoteles, (pero también, lo veremos, contra él) un ~11. elemento por elemento, el paradigma pastoral de Platón
~aradigma fundamental que llamaré paralelismo lógico-polí- tul como lo reproducía Foucault en «Omnes et singulatim» y
tico Y que se apoya en unos pocos axiomas y definiciones. tul t:omo Benny Lévy, basándose en Foucault, lo aplica en Le
Veamos los principales:
1111•urtre du pasteur (GrassetNerdier, 2002). Benny Lévy apar-
1.1 de entrada a Aristóteles. Porque, escribe, en Aristóteles la
a) El «todos» político y el «todos» lógico son el mismo. política es algo dado (ibid., pág. 20, n. 1 ).
,b) La tripartición de los regímenes (democracia, oligar- [)iscernimos a esta altura razones más poderosas. La dis-
qm~, monarquía) repite la tripartición de las proposiciones l ordancia concierne a la relación de todos con cada cual,
(urnversales, particulares, singulares).
tomados uno por uno (singulatím). Según el paradigma pas-
c~ Ex~ste un, si!ogism? político del mismo modo que existe toral, para que el uno y el todos se articulen se requiere una
un s1log1smo log1co; as1 como el silogismo de los manuales 11t·ci6n específica y positiva - la acción del pastor, que se ocu-
(to~os los hoi:ibres son mortales, Sócrates es hombre, etc.) p11 de cada individuo viviente, uno por uno. En la vulgata
articula lo urnversal con lo singular a través de un término .i ristotélica, por el contrario, la articulación del uno al todos
medio, del mismo modo una constitución política puede ser -<· plantea como un principio irreductible y anterior a todo
pensada como un silogismo que articula el «todos» del cuer- 1uii.:io y a toda acción. No es necesaria ninguna práctica, pas-
?º .P?lítico (?obernados y gobernantes) con lo singular del tor;il o cualquier otra.
m?1v1duo,_ miembro del cuerpo político. A través de qué tér- Se advierte la diferencia con Platón; ciertamente, él acabó
mmo med10 y según qué disposición de la premisa mayor, la pe 1r sacar la política del paradigma pastoral, pero durante
34 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EUROPA, LA POLÍTICA Y LA DEMOCRACIA 35
una etapa del razonamiento reconoció a este último u_n es~~ manera estricta; no admitía en su lógica más que el singular
cio de pertinencia; y lo problem~tizó. En,la vulgata ans:oteh- gramatical («todo hombre es mortal») y reservaba el plural a
ca, no se le otorga ningún espacio. No solo se ~ebe dec_ir que los historiadores, los políticos, los oradores. Correlativamen-
la política viene dada, se debe decir que,_ gracias al ~t~~um, te, excluía de su lógica los nombres de individuos, en especial
viene dado el engranaje esencial que preexiste a la posibil_i~:d los de individuos célebres; los reservaba, una vez más, a los
de la política. En tanto dado, no requiere de ni?~una decis10n historiadores, a los políticos, a los oradores. Para él, pues, la
que lo valide 0 lo implemente, sea humana o divma. escisión entre lógica y política era máxima. Sin embargo, jus-
tamente en nombre de Aristóteles, la escisión se transformará
en su opuesto, dando paso a un vínculo indisoluble.
§ 12 Recordamos el silogismo escolar «todos los hombres son
mortales; Sócrates es hombre; luego, Sócrates es mortal». Este
Una precisión: la vulgata aristotélic~ n,o es Aristóteles. E~ silogismo se aparta en todo punto de Aristóteles. La evidencia
paralelismo lógico-político v~ene, d~ Anstoteles~ ~ero no est~ que reviste da fe del éxito de la Iglesia.
en Aristóteles. La exactitud filologica no es lo umco en cues
tión. Una distorsión se produjo en el trayecto que ~leva de ~os No se trata, obviamente, de técnica; algo grave se ha pues-
textos originales a la vulgata. Se produjo, en ~e~tido prop10, to en juego. Nada menos, en realidad, que la doctrina del
un acontecimiento. Entre sus actores protagomcos hay que pecado y de la salvación.
nombrar a la Iglesia, con todas sus variantes. , ,
Tal vez la Iglesia fue el único actor. A traves d: la escolas-
tica, de larga historia y de influencia más larg,a ~un, constru- § 13
yó pacientemente, tanto en política com~ en logi~a, la cadena
de tres anillos todos/algunos/uno. Aristoteles la ignoraba, en Pablo de Tarso la formula: todos los hombres han pecado
política y en lógica. En política, si s,e trataba ,de respon~e_r, a en uno solo, Adán; todos los hombres se salvan en uno solo
la pregunta «¿quién gobierna?», solo_ conocia la oposic10,n Jesús (Rom. 5, 18). La simetría es decisiva; debe permití;,
muchos/pocos/uno; la noción de «gobierno de todos» r_odia como condición necesaria y suficiente, la superposición de la
· ·,
aparecer ocasionalmente en la descnpc10n, pero para . .
el no
Nueva Alianza a la Antigua y luego, replegando la simetría
era un criterio estructural. Para Aristóteles, el «uno» del mdi- como un díptico, encerrar a la Antigua en la Nueva sin que se
viduo existía hasta el más alto grado en po~ític~, pero no pierda nada y sin que nada se conserve. Para la Iglesia no hay
existía justamente en el silogismo. No hay silogismo so?re que transigir; necesita una teología que sea una ciencia y, si la
Sócrates en Aristóteles. La cadena del dictum de omnt ,et teología debe ser una ciencia, es preciso que se exprese en len-
nullo contiene sólo dos anillos, del «todo hombre» al «algun gua lógica y sin resto. No hay lógica fuera del silogismo. Es
hombre». El unus, en tanto tal, permanece fuera de alcance. preciso entonces que el silogismo exprese integralmente la
Estamos lejos de la vulgata. simetría paulina. Como esta simetría organiza el «todos» y el
La Iglesia, en cambio, habiendo a~e~:ado raz?nar so~re ~l «uno», es preciso que el silogismo sea capaz de hablar válida-
individuo, construyó también la posibilidad de ir Y ~emr sm mente del «todos» y del «uno».
dificultad del singular gramatical (todo hombre!algun hom- Pero, por otra parte, es preciso que, al mismo tiempo, la
bre) al plural gramatical (todos los hombres/algunos hom- teología funde una Iglesia universal cuyas enseñanzas obli-
bres). Aristóteles, por el contrario, repartía las formas de una guen a todos los cristianos -en plural- hasta lo más íntimo de
36 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EUROPA, LA POLfTICA Y LA DEMOCRACIA 37
cada uno de ellos. Se comprende entonces que el plural no entre sí, gobiernan conjuntamente a todos los demás o bien
indica simplemente una multitud -como sí lo hac~a~ «los ate- todos gobiernan juntos a cada uno, por consiguiente ;ambién
nienses» en Tucídides o pantes («todos») en Anstoteles-; el a sí mismos; lo que equivale a decir que la forma del Estado es
rasgo pertinente no es sólo el gran número, sino, por cierto, o bien autocrática, o bien aristocrática, o bien democrática»
la exhaustividad que abraza a todos los hombres pasad.~s, (GF, II, pág. 162). Kant prefiere el término «autocrático» al
presentes y por venir, sin omitir a ninguno. La expres10n término «monárquico». Se explica al respecto, pero el cambio
«todos los hombres han pecado en Adán» debe poder pasar no impide hacer jugar el paralelismo.
por estricto equivalente lógico de «todo hombre ha pecado en
Adán». La expresión «todos los hombres se sal~an _en Jesu- Entre tanto, se advierte el peso de la convicción enunciada
cristo» debe obligar a cada uno a repetir para si m1s~o, en en Crítica de la razón pura según la cual la lógica es una cien-
primera persona, la proposición singular por excelencia: «Yo cia acabada, introducida en su vía regia por Aristóteles. Esta
creo en Jesucristo». rnnvicción no sólo determina a la filosofía del conocimiento
Lengua lógica, lengua teológica y lengua política deben ser sino que, además, prepara, como se ve, el abordaje de la filo-
una sola y misma lengua. La doctrina de Pab_lo de T~rso es la sofía política. La tripartición de los poderes posibles y la tri-
piedra angular; más que ninguna otra, debe imperativamente partición de las formas de Estado posibles son presentadas
dejarse traducir en proposiciones universales de pleno estatus. ambas como evidentes; esta evidencia tiene su fuente en la
Pero, para eso, hay que acondicionar a Aristóteles en dos vulgata aristotélica. En particular, la definición de la forma
puntos, el nombre de individuo y el n~mbre plural. Ef:ctu_ado democrática se asienta sobre una aplicación directa del dic-
esto, lo lógico-político se tornaba posible con:o ?~r anad1du- fum de omni et nullo.
.. ra; puede observarse entonces que, ya en el pn?,c1p10, se trata-
ba también de lo teológico-político. La colecc10n de hom?res
contados por uno respecto del pecado, y la colección de ~ieles § 15
contados por uno respecto de la salvación, l_a ~ikoumene Y la
ecclesia, la humanidad y la Iglesia, han susutmdo a la polis Y Más allá de los diversos rodeos que caracterizan la histo-
el Imperio como modelos del politikon. ria del pensamiento lógico y político, subsiste una certeza: el
todos político es un todo limitado. Lo es en su versión tucidi-
deana escrita en la lengua de pueblos y ciudades. Lo es en su
§ 14 versión lógico-política, ya que la lógica salida de Aristóteles
rnnoce sólo todos limitados. Lo es en su versión cristiana y en
Sabemos que, al final de la época clási~a, lo t:o~ógico-~~lí las variantes laicas de esta versión. La Santa Iglesia universal
tico estaba desarticulado. Pero el paralelismo log1co-poht1co en la que creen todos los cristianos, sin importar la confesión
había adquirido suficiente solidez como para subsistir solo. a la que pertenezcan, puede ser potencialmente infinita en
Encontramos en Kant una expresión particularmente cl~ra de número; pero siempre habrá no cristianos, así se trate de los
su versión laica, en Metafísica de las costumbres, Doctrina del sujetos que antecedieron a la Nueva Alianza. También ella es
derecho, II, § 45: «Todo Estado contiene en s~ tr:s poderes un todo limitado.
[... ] semejantes a las tres proposiciones de un s1log1smo de la Marcado por la triple herencia de Tucídides, Aristóteles y
razón práctica» (GF, U, pág. 128); § 51: «Ü bien uno s?lo, en la Iglesia, el todos político se inscribe en el horizonte de la
el Estado, gobierna a todos, o bien algunos, que son iguales rxistencia, posible o real, de un x que diga, a su respecto, que
38 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EUROPA, LA POLíTICA Y LA DEMOCRACIA 39
no. Este límite puede proceder de la más grosera empiricidad; S!n embargo, no_ hace falta evocar lo ilimitado para que
por ejemplo, una constitución vale sólo para un territorio Y proliferen las oscuridades. La mayoría de ellas han sido co-
un pueblo dados; la existencia empírica de naciones en las mc-ntadas; la más opaca disfruta, no obstante, de una suerte
que esa constitución no se aplica, muy lejos de debilit~rlo, lo dr inmunidad consensual. Por lo menos en nuestros días.
confirma. El límite puede proceder del concepto; por eiemplo, l'on~amos que el paralelismo lógico-político descansa en la
de cierta Idea de justicia o de cierto derecho natural. Al ini- rNt ricta correspondencia de dos triparticiones En los hechos
. .
r.~1a correspondencia se sustenta sobre una violencia lógica:
'
ciarse con una Declaración de derechos, la constitución norte-
americana de 1776 inauguró una tradición que se mantiene <!lit' la mayoría vale por el todo. A esto se le llama regla de la
vigente. Debe entenderse que esta declaración fija los límites m11yoría. Muchos teóricos han sostenido que esta violencia
que la constitución no puede traspasar. lc'J~ica traía inevitablemente aparejada una violencia material.
Opuestamente, se advierte que la consigna «todo es políti- 1lr hecho, ¿por qué los menos numerosos deberían inclinarse
co» lleva en sí la marca del notado y por ello mismo una lllllt: los más numerosos? ¿No hay aquí una simple variante
recusación, consciente o no, de lo lógico-político. Que esta dc-1 derecho del más fuerte? ¿Y por qué el derecho del más
consigna haya sido proferida no hace mucho en nombre de f 11t•rtc debería ser el que vale cuando se trata de tomar una
las masas, figura ilimitada, y que el feminismo de opinión la decisión buena, o justa, o simplemente oportuna? Para col-
recogiera más recientemente como eslogan de lo «política- mo, l~s ~enos numerosos no sólo deben inclinarse sino que,
mente correcto>>, esto es algo que la doctrina prevé. En la por anad1dura -sobre todo en la tradición francesa- deben
medida en que se funda en el todo, lo lógico-político se orien- n·dcr en sus propias convicciones para adherir a la mayoría.
ta hacía el lado de lo masculino, al menos tal como Lacan lo Aun cuando en su fuero interno no adhieran a ella, se les exi-
sitúa. Que el feminismo de opinión lo refute, he aquí propia- Kr actuar en todo punto como si lo hicieran. La decisión de la
mente su definición. Este feminismo puede elegir las armas: lo 111:\y~)ría pasa a ser decisión de todos y de cada uno; por más
políticamente correcto es deudor de lo ilimitado; la paridad pan.:1al y eventualmente parcelaria que sea, se impone a todos
es deudora de lo limitado e incluso de lo finito. ¿Paridad en la Y n cada uno. ¿No desafía esto el buen sentido?
sociedad ilimitada, justamente cuando se comprueba que las Resulta así la idea de que la democracia más campechana
formas institucionales no tienen más consistencia que las r~ de por sí un régimen violento, y de que esta violencia se
maneras de mesa? Decididamente, no es necesario ser un rna11ifestará tarde o temprano. Idea especialmente corriente
caballero para ser Don Quijote. r11trc los Antiguos. De este modo se explica el que la forma
~ra denominada kratia y no archia: régimen de fuerza (kratos)
y 110 de poder reglado (arché).
§ 16
ciclo la dificultad, puesto que han hecho el esfuerzo de sorte- l •I vista, el intento presenta gran interés pues elimina la refe-
arla. Han explicado que la democracia se funda en un co~ 1rm·ia al cuantor todos. Pura apariencia.
trato ficticio que estipula el compromiso, libremente asumi- En verdad, el todos está siempre presente. En la lengua de
do por cada cual, de aceptar la regla de la mayoría. Se Srhmitt, el singular gramatical de «el gobernante» y «el
entiende que este contrato ha sido aceptado por todos; n~ wihnnado» es un elegante sustituto del plural, «los gober-
hay regla de la mayoría que no esté fundada en una unani- 111111tes » y «los gobernados». El lector de Théorie de la consti-
midad. t11li1m descubre en pocas líneas el retorno incontenible de este
Saltará a la vista que tal unanimidad de origen es un ser de plural. Y es el caso que basta usar el artículo definido y el
pura razón. La democracia evita la violencia e.n la exacta plural para postular un todo. La única superioridad de Sch-
medida en que se présenta como ficción. Ahora bien, el mate- mitt -superioridad nada superflua- reside en que él aísla la
rial de la ficción es el bricolaje. La democracia surgida de lo dilkultad al hacer surgir la locución «los gobernados».
lógico-político puede y debe realizarse como bricolaje. Equipa- ¿Designa esta locución un todo limitado? La respuesta de
miento para las formas de escrutinio, órdenes del día, turnos Sd11nitt es: ese todo limitado es un pueblo (ibid., pág. 365);
de habla, temarios de sesión, quórums, etc. Nadie puede decir- p11l'sto que es limitado, un punto capital es poder definir la
se demócrata no violento si no echa mano a estas cosas, crea 11m:iún de «no pertenecer al pueblo». Respuestas en términos
en ellas seriamente o no. En este aspecto, nada más necio que dr nación, de etnia, de raza, eran simples variantes a los ojos
la indignación virtuosa frente a la elección de George W. Bush. dr Schmitt, quien en 1928 estaba más que dispuesto a admitir
Por ajustes de este tipo y por ninguna otra cosa se recon~ce lns reglamentaciones de 1933. No era el único; las almas
que la regla de la mayoría funcío~a, ya ~ue, n? puede ~un~10- ht<llas harían muy bien en leer la impresionante lista de ejem-
nar sino haciendo soportable su v10lencia log1ca constitutiva. plos que él presenta (ibid., págs. 369-371); se asombrarían de
La que ella impone a la definición del todos .. Sólo ~~e n,o p.ue- 111 cantidad de constituciones consideradas democráticas y
de hacerse soportable si no acude a la mampulac1on tecmca. q11c• Jescansan sobre exclusiones declaradas.
Lo propio de un Estado de derecho es que estas man.ip~lacio Sea como fuere, la conclusión se impone: si la colección de
nes sean legales, públicas, conocidas de antemano y limitadas. los ~obernados es un todo limitado, entonces es heterotópica
No alcanza con que sean equitativas. Cualquiera que, por dr la sociedad moderna; no puede expresarla ni representarla
exceso de sinceridad, aspire a que la equidad tenga la última ni abarcarla. Recíprocamente, la sociedad, en tanto sociedad,
palabra en materia de votaciones, siempre corre el riesgo de 110 l'S gobernada. Es, desde el punto de vista de la política,
elegir la cara oscura de la fuerza. llllil nada o un bosque virgen. Lo que viene a ser lo mismo.
¿Designa, al contrario, la locución «los gobernados» un
1mlo ilimitado? Tal es la respuesta norteamericana (a partir de
§ 18 In rc·volución jacksoniana relatada por Tocqueville). En este
111m, la colección de los gobernados es la sociedad misma. Si
Además de ser limitado, y ajeno por ello a la sociedad 111 drn10cracia descansa en la identidad gobernantes/goberna-
real, el todo político es fruto de un bricolaje. La conclusión dos, también la colección de los gobernantes es la sociedad
carece de encanto. Ingenioso como siempre, Carl Schm1tt pro- misma, descompuesta y recompuesta en minorías de manera
pone una escapatoria; define la democracia por la identidad lncl'sante.
entre el gobernante y el gobernado (Théorie de la constitu- l .a terminología utilizada por los expertos muestra las
tion, PUF, 1993, pág. 372; el original data de 1928). A prime- h11c-llas correspondientes. Obsérvese cómo, en Francia, el
b
42 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EUROPA, LA POLíTICA Y LA DEMOCRACIA 43
social-cristianismo sustituyó poco a poco pueblo por socie- a) La democracia como forma de sociedad es la puesta en
dad. Al hablarse gustosamente de pueblo inhallable, se diag- 11do de la democracia como forma política;
nostica la obsolescencia de un todo limitado; una vez que la h) La democracia como forma política es medio y candi-
sociedad, todo ilimitado, ha absorbido al pueblo, éste se con- l iún de la democracia como forma de sociedad.
vierte en algo tan inhallable como el agua en la arena del
desierto. Pero, dada semejante configuración, hay que decirlo ( :ualquiera que ponga en duda uno u otro de los axiomas
sin reservas: fin de lo lógico-político. En particular, fin de la rN denunciado como un malvado; merece condena, piedad o el
regla de mayoría como sucedáneo del todos. En la democra- 111t•nosprecio de la indiferencia, según las circunstancias y los
cia norteamericana, fue sustituida por una regla de las mino- r~tados de ánimo. O más bien según las relaciones de fuerza.
rías, en plural, como conviene al notado. Esta característica Prro la tranquila y virtuosa seguridad de las personas de bien
empieza a observarse también en Europa. 110 convence. No es suficiente para ocultar la existencia real de
1111n contradicción estructural: la sociedad moderna es ilímita-
d11, y la política, tal como fue configurada por la historia y la
§ 19 lroría, maneja todos limitados. Estas dos estructuras entran en
rnlisión.
Se concluye entonces que el equívoco es irremediable. Muy lejos de que la democracia venga a remediarla, su
Experimentado muchas veces, al mismo tiempo fue descono- rnrac.:terística propia es la de estar atravesada en su nombre,
cido. Oponer democracia política a democracia social es un t'N decir, en su ser. El demos que la define oscila incesantemen-
lugar común de los semicapaces. 2 Conduce a la estafa, si no tr c•ntre todo y notado. Como le ocurre al barco presa de la
se lo desarticula en sus elementos: el término democracia, o trmpcstad, la oscilación puede ocasionar incesantes choques
remite a lo lógico-político, o lo niega. La democracia como l111rrnos. En los puntos de colisión surge el problema.
forma política no es lo mismo que la democracia como forma
de sociedad. Nada prueba que tengan que ver la una c-0n la
otra. Hasta podríamos suponer que, en los hechos, cada una ~ 20
revela ser, a su turno, un estorbo para la otra. Después de
todo, la democracia como forma política instaló muchas La estructura del problema se constituye ya sea que el len-
veces en el poder fuerzas abiertamente enemigas de la demo- 1&1111jc de los todos limitados se tope con una figura de lo ili-
cracia como forma de sociedad; a la inversa, la democracia 111itado, ya sea que lo ilimitado se tope con una figura del
como forma de sociedad se declara más y más indiferente a la lf 111itc. En los dos casos, adopta las apariencias de un proble-
democracia como forma política; los lamentos sobre la abs- nrn que la sociedad plantea a la política. Nace al mismo tiem-
tención electoral lo testimonian. Puesto que la fractura es 1'" la estructura de la solución; ésta adopta las apariencias de
real, no nos asombrará que se la niegue tenazmente. La nega- lllHI solución que la política encuentra bajo la presión de la
ción, como conviene, depende de una decisión pura, es decir, •n~·iNlad. Idealmente, toda solución tiende a ser definitiva. De
depurada de cualquier demostración racional. En lenguaje doN maneras alternativas: o bien, para salvar el todo, hacer
teórico, esto se llama axioma. En lenguaje material, se llama ,lrNaparecer la figura del notado (solución europea); o bien
postura. ¡Hmnovcr el notado, introduciendo la excepción en la fluidez
De hecho, las personas de bien se reconocen entre sí por la Llr lo ilimitado (solución antieuropea). En todo caso, resolver
postulación de un doble axioma: 111 lwtcrotopía.
b
44 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EUR OPA, LA POL!TICA Y LA DEMOCRACIA 45
Es previsible que los problemas se multiplicarán en núme- 11111erte; el bombardeo selectivo, simple prolongación de la tec-
ro y se acentuarán en intensidad a medida que la sociedad 111wstructura; la guerra keynesiana, manera de relanzar una
devenga, por su movimiento propio, cada vez más abierta- rrnnomía deprimida apelando a esa intervención disfrazada
mente ilimitada. Paralelamente, la política se descubre cada dl'I Estado que es la política militar. Por último, forma supre-
vez más pertur bada por su herencia tucidideana y aristotélica, 11111, la guerra societal: ésta se fija el objetivo militar de «defen-
precisamente porque está cada vez más imbuida del ideal dn la sociedad» - recojo, con t odo conocimiento de causa, la
democrático. Puede decirse que el siglo veinte consiste en este rx presión de Foucault-; sólo que la sociedad en cuestión no es
descubrimiento repetido. 1111:1 mera acumulación de prácticas y leyendas. Es la sociedad
El problema de las jubilaciones, por ejemplo, mencionado 111odcrna, a la vez única en su género y horizonte de todas las
hoy con frecuencia, nace de la colisión entre dos demandas: la d1·más.
de que la vida humana sea ilimitada y la de que el tiempo de
trabajo sea limitado. Solución europea: introducir la deman- l ,a ilustración es inmediata: la democracia norteamericana
da ilimitada en el dispositivo de la solidaridad, que sólo tiene h11 pasado a ser, de un modo cada vez más exclusivo, una ver-
sentido dentro de una configuración limitada del todo social d11dcra sociedad-nación en vez del Estado-nación legado por
- en verdad, el Estado-nación. Solución antieuropea (elegida, 111 vieja Europa; desde el 11 de septiembre, se halla en estado
por ejemplo, en Estados Unidos): confiarse en lo ilimitado de dr legítima defensa, como sociedad y, por lo tanto, como
los beneficios financieros. 1111c.:ión. Se considera con derecho de emprenderla con todos
Otro ejemplo: el problema de la guerra; por poco que se los eslabones de la cadena enemiga, uno por uno, empezando
piense a la sociedad como ilimitada, se comienza a pensar la por el más débil. Hoy día ya está claro que, en su análisis
guerra como un límite a la sociedad. Y, por lo tanto, como r'itratégico, el eslabón débil era Irak. No hubo aquí ningún
intolerable. rxtravío, ningún salvajismo, sino la consecuencia lógica de
1111a necesidad estructural.
- Solución europea: impedir la guerra. El tipo ideal del A1 partir de la misma estructura de ilimitación, la ideolo-
tratado de paz perpetuo (con t odas sus variantes) consiste en ~ ía europea dice que no a la guerra; la ideología antieuropea
extender el poder de lo limitado a la sociedad mundial: orga- din: que sí. La primera piensa la guerra co mo una puesta en
nizar el mundo como sociedad única, tratar a esta sociedad ~11spenso de la sociedad y por eso le dice que no. La segunda
única como un todo limitado (donde el límite está determina- pic•nsa la guerra como una continuación de la sociedad por
do por la ley moral y mat erializado por una asamblea delibe- 01 ras vías y por eso le dice que sí.
rativa de Estados-nación). Estados Unidos, cada vez que se Último ejemplo, masivo: el problema de la política misma.
considera una M agna Europa o un Estado-nación dilatado, Es decir, el problema de la relación de la política con la socie-
promueve este modelo (SDN y ONU) . Pero se separan de él dnd. Al concluir la guerra del 14, la comprobación se impone;
cada vez que la oscilación los lleva a considerarse el Otro de todo lo que el siglo diecinueve había legado como formas polí-
Europa, tanto por aislacionismo como por intervencionismo 1 iL·as limitadas, se tratara del pueblo, del Estado, de la nación,
extremo. 1•xpcrimentó una mutación brusca. O bien las formas fueron
- Solución antieuropea: sumergir la guerra en lo ilimitado. 1d1sorbidas -pueblo inha llable, pero también Estado inhallable
Variante nazi: la guerra total. Variantes humanistas: el "cero y 11ación inhallable- o bien ellas mismas viraron a lo ilimitado
muertos" de Est ados Unidos, donde el militar es considerado p11cblo total, Estado total, nación total. En cuanto a cons-
un empleado cuyo contrato de trabajo no incluye el riesgo de 1111 ir una política que tome nota de la mutación, puede soste-
46 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EUROPA, LA POLÍTICA Y LA DEMOCRACIA 47
nerse que toda la práctica y la teoría del siglo veinte se habrán N111 i\S llE LA TRADUCCIÓN
topado con el problema y le habrán propuesto una solución,
de coloración ideológica variable. Más allá de las variaciones 1. Este término francés denominaba una farsa satírica de moda en
ideológicas, se diagnostica la oscilación entre dos posibilidades lm ~1Klos XIV y XV, pero designa también, en general, una obra irónica
estructurales: 11111tlca. Justamente, el lingüista e historiador Georges Dumézil escribió
1111 libro titulado: Le Moyne noir en gris dedans Varennes. Sotie Nostra-
1l1m111¡ue, París, Gallimard, 1984.
a) Reinstaurar lo limitado en la sociedad, construyéndola; l. Alusión a la clasificación de Blaise Pascal (Pensamientos, capítulo
b) Apropiar la política a lo ilimitado. • ltin:c'm de los efectos») entre el pueblo, los sernicapaces, los capaces,
lm drvotos y los cristianos perfectos. Los "semícapaces" [les demi-habi-
Una vez más, la primera posibilidad triunfa ampliamente ¡,,J saben que entre ser y parecer no hay relación necesaria, por lo que
en Europa; puesto que la tradición católica provee un reser- rnrlrn alzarse contra el poder de los monarcas y nobles; pero son capa-
1 r- 11 medias, porque ignoran que las leyes que pretenden instaurar son
vorio sobreabundante de técnicas de limitación, se compren-
11111 11rhitrarias como las que quieren suprimir.
de que, enmascarada o no, la referencia a la Iglesia romana
predomine en los espíritus, no menos que la influencia direc-
ta o indirecta de sus mejores servidores. No hay más que des-
cifrar correctamente los desafíos de la extensión actual hacia
los países del Este. En ello cumplen un papel, que irá en
aumento, no sólo la temática ideal (social-cristianismo), sino
los aparatos organizacionales del catolicismo. La segunda
posibilidad triunfa en Estados Unidos y, puesto que la tradi-
ción protestante de los cristianos sin Iglesia provee un reser-
vorio sobreabundante de técnicas de ilimitación -que Bossuet
llamaba, con inigualable discernimiento de ciego, «las varia-
ciones»-, se comprende el predominio de la referencia, direc-
ta o no, a las Iglesias multiplicadas. Sectas incluidas.
Esta solución es entendida, en rigor, como definitiva. /\penas implementada la solución francesa, el escándalo
Obviamente, sólo puede ser aplicada en los países modernos, 'lrl nombre judío volvió a estallar. En forma invertida, pero
o sea, antes de 1914, Alemania, Francia, Inglaterra, Austria- rn11d11ciendo a la misma estructura. El nombre judío había
Hungría y, desde luego, esa Magna Europa que Estados Uni- ut 11do inscripto en el régimen de los todos limitados; ahora
dos es o debe ser. Los países no modernos carecen de acceso a l'rN11haba que resurgía como figura del notado, parasitando lo
ella: la Rusia zarista o el Imperio otomano, o las zonas no l(1~irn-político. Entre los doctrinarios, serán precisamente los
modernas de los países modernos. Aun entre estos últimos drl1·11sores más consistentes de los todos limitados quienes
subsisten variantes nacionales. Por ejemplo, los judíos alema- dr~plegarán el más feroz discurso antisemita. El pensamiento
nes entienden que los judíos franceses o ingleses no disfrutan dr M<rnrras se opone con todas sus fuerzas intelectuales y
en su propio espacio de la solución definitivamente definitiva; mnt1·riales a la ilimitación moderna, y ello hasta el punto de
lo mismo sucede con los judíos franceses respecto de los otros lrmatizar explícitamente la primacía de la política (todos
y así sucesivamente, en una circulación de menosprecios ll111irados) sobre lo social (ilimitado}. Ahora bien, al atribuir
nacionales. Tomados juntos, unos y otros comparten no obs- 1tl 11ombre judío los rasgos de la ílimitación, volverá a tomar-
tante un punto de acuerdo: cada solución definitiva nacional lo por objeto de escándalo: los judíos están en todos lados, no
puede peligrar ante la afluencia de judíos procedentes de paí- 1011 de ninguna parte, no tienen territorio, son el dinero que
ses en los que la solución definitiva no fue implementada. De ,·irrnla sin fronteras, el mercado que se extiende por el mun-
ahí el rechazo a los judíos de Europa oriental (Ostjuden} o a llo l'ntero. La traición y el complot: caso Dreyfus. Ni la femi-
los judíos mediterráneos. El decreto Crémieux1 fue sanciona- nidad se salva de ser invocada; los rasgos femeninos de Léon
do también para disuadir a los judíos argelinos de ir a insta- l\lum suscitan la incesante burla de los panfletarios, y no sólo
larse en la Francia continental. La solución definitiva del siglo dr c•llos. Por supuesto, Otto Weininger es un síntoma: «El
diecinueve ilustrado implica, a la vez, patriotismo y antisemi- ¡11dio está penetrado por la feminidad», «methexis platónica
tismo. Queremos decir: patriotismo de los judíos respecto de rntre el judío y la mujer», escribe en 1903 en un libro que ,¡
la nación europea moderna que habían elegido, y antisemitis- 11lrnnzó instantánea celebridad.
mo de los judíos respecto de los judíos de otros países. Este fue un período de contar y hacer listas. ¿Es paradóji-
rn, frente a lo ilimitado? Todo lo contrario. La única manera
dr abordar numéricamente lo ilimitado es justamente la
§ 23 nirnta uno por uno - singillatim. Uno por uno, es decir,
1111mbre por nombre. La France juive de Drumont (1886) dio
Idealmente, el nombre judío cesa así de presentarse como 11110 de los primeros ejemplos de la designación nominativa; y
límite en el seno de la sociedad ilimitada. Es capturado por lo tuvo una larga posteridad. Bajo esta luz negra, no se temerá
lógico-político. Gracias a este giro, el límite que lo volvía rrro~er lo que Lacan escribía acerca de las mujeres no-todas:
fuente de escándalo ante el notado social, se transfiere al régi- ~A partir del momento en que hay nombres, se puede hacer
men de los todos limitados de la política. El cual es considera- 1111a lista y contarlos. Si hay mille e tre, es porque se las pue-
do no sólo legítimo, sino además fuente de la legitimidad en dr tomar una por una, lo cual es esencial» (Séminaire XX,
sí. Desde ahora, el límite judío queda reinscripto como un p1ÍJ.:. 15}. La radical diferencia de circunstancias no debe
derecho del hombre garantizado por el Estado, tanto sea con orn ltar la unicidad de la estructura. Aquí se trata del notado
¡¡, el nombre de laicidad como con el de libertad religiosa. Es 'nllH> tal. Todo aquello que, sea mujer o no, se inscribe en él,
verdad que, rápidamente, sonó una advertencia. p11dccc sus leyes. Más allá de la sonriente lista de Don Gio-
54 LAS INCLINACIONES CRIMINALES LA SOLUCIÓN DEFINITIVA 55
vanni, otras encuentran en esto su fundamento lógico. Inclui- 1.- la última de sus fuerzas lógicas. Al revelar en pleno siglo
das las más siniestras. ¿Acaso no podría decir el antisemita vr111tc la culminación del diecinueve, al situarse en el cruce de
que a los judíos no-todos hay que tomarlos uno por uno, y 1.- Ilustración y la Aufklarung, Weil llegó a expresar, sin rode-
hasta el último, singillatim y ad unum? 1111 ni adornos, la cláusula real del contrato que los judíos de
Si los judíos son no-todos y están en todas partes, enton- lrllJ.:lHl francesa habían cerrado con la cultura: no hay dioses
ces ninguno puede estar seguro de no serlo, a menos que ni l>ios; si hay dioses, son los del Olimpo; si hay un Dios, es
encuentre alguna seguridad por el lado del único lugar que no ,Jr11111:risto; en todo caso, nunca Israel. Franca y contundente,
miente, porque no habla, pero muestra: la ciencia moderna. rnmo buena histérica, fijó los topes que no había que traspo-
Se habrá reconocido a la biología mensuradora; por poco que 11rr: Homero, Platón y Jesús, la geometría griega y la fe cris-
encuentre en esto a su garante, el nombre de raza tranquiliza 1i1rna. Señaló la condición que no se debía infringir; era preci-
al sujeto social en cuanto a un eventual secreto de su naci- 10 evitar que entre Homero, Platón y Jesús se interpusiera el
miento, siempre de temer en una sociedad ilimitada - el pro- nombre judío. Se jugaba en esto la salvación de la tierra ente-
genitor descarriado por una judía hechicera, la madre seduci- r.-: «Los judíos, ese puñado de desarraigados, han causado el
da por un judío licencioso. De modo que el nombre judío no tlr"arraigo de todo el globo terrestre [... ) los antisemitas,
cesa de causar escándalo en el mismo lugar de colisión entre thtturalmente, propagan la influencia judía. Los judíos son el
todo y notado - se provenga del lado del notodo o del lado Yrncno del desarraigo». El fragmento data de marzo-abril de
del todo. l 942 (CEuvres completes, Gallimard, 2002, tomo VI, vol. 3,
tU!K. 291}; fue publicado en 1947, edulcorado, en La pesan-
t1ur et la gráce (Agora, pág. 190). Si éste es el enunciado de
§ 24 una solución, ¿qué es, entonces, un problema?
mas de la movilización general y de la obediencia bruta, 1icmpo para no comprender. Momento de concluir - los años
podrá prevalecer siempre. Tal iba a ser, según parece, la frac- 1rcinta. Lo atestiguan ciertos movimientos artísticos y litera-
tura que separaría al siglo veinte del diecinueve. rios, la Neue Sachlichkeit en Alemania, el futurismo en Italia,
Fractura profunda que la primera experiencia de la carnice- In escritura de la velocidad en Francia. Lo atestigua eso que
ría mecanizó. Las catástrofes de la Segunda Guerra Mundial podríamos llamar meditación conceptual de los ex comba-
hicieron olvidar su violencia. Conviene no obstante evaluarla tientes, a condición de entender que en esta época los ex com-
con exactitud para comprender esas mismas catástrofes. La hatientes son los jóvenes y que los ancianos no hicieron la
guerra del 14 no hizo desaparecer la sociedad moderna, lejos Kuerra; sólo la desencadenaron. Los liberales, tanto como los
de eso. Pero transformó radicalmente lo que podríamos llamar 11utoritarios. Entre esos jóvenes, enemigos de los ancianos
la modernidad de lo moderno. El signo por excelencia gracias l'mboscados, hay que incluir a Jünger y Heidegger; uno y otro
al cual la sociedad, contemplándose a sí misma, se reconocería tt·matizan la omnipotencia de la técnica sin separar nunca sus
como moderna. Tesis negativa: la modernidad de lo moderno dos vertientes - la desertificación de la naturaleza y el estalli-
no concernía a las formas de Estado ni a las de las naciones do militar. Simplemente porque esa omnipotencia se les impu-
vencidas ni a las de las naciones victoriosas. Élie Halévy de- 110 en la guerra y por la guerra.
mostró tempranamente que las que empezaban a ser llamadas Lo atestiguan, por último, los movimientos políticos.
democracias occidentales habían ganado la guerra renegando l litler es quien más abiertamente resume ese tercer tiempo. Él
de sus principios políticos y jurídicos de funcionamiento. La había concluido. Más aún, a los ojos del pueblo más instrui-
victoria militar no se debió a la superioridad de las formas ''º del mundo y de la historia, a los ojos de algunos de los
políticas sino a la superioridad de las fuerzas militares, en miembros más instruidos de ese pueblo, Hitler fue la encarna-
cuya primera fila debía incluirse la técnica industrial. La tesis dón del momento de concluir. Por tal carácter, y en cada pe-
negativa puede resumirse así: lo lógico-político es cosa del ríodo crítico, sacó provecho de la función de la prisa, dispara-
pasado. dor de las servidumbres voluntarias.
Completándola, la tesis afirmativa se enuncia de este El designio nazi se apoya en el desplazamiento de la moder-
modo: en la sociedad moderna, la modernidad de lo moderno 11 idad, de lo moderno hacia la técnica. En cuanto a lo lógico-
es la técnica, y en la técnica no hay que incluir solamente la político, es sabido que el nazismo no se cansó de proclamar su
capacidad de producción sino también, y tal vez sobre todo, rnducidad. Tal vez hizo más que eso. Podría atribuírsele el pro-
la capacidad de destrucción. yecto de construir una forma política que respondiese a la
.~ociedad moderna en tanto moderna. Resumiendo, una forma
política basada en la ilimitación. En cualquier caso, esto es lo
§ 26 ljUe describe Franz Neumann en su gran obra de 1942; la titu-
lú Behemoth, por referencia al texto de H obbes del mismo
Ésta es la clave de lo que se llamó período de entreguerras. nombre. Quería dar a entender que la forma política nazi rom-
En su transcurso se desplegaron las tres escansiones de lo que pe, consciente y enteramente, con el modelo hobbesiano del
Lacan iba a denominar tiempo lógico. Instante de la mirada Estado - el Leviatán. Discípulo de Hobbes, Neumann percibe
ante la omnipotencia como técnica y como destrucción - los la ruptura como puro y simple caos. Es posible otro análisis
cañones, los aviones, los tanques, las ruinas y los muertos. kl infra, § 46), pero la certificación de ruptura subsiste.
Tiempo para comprender - los años veinte, bien llamados
años locos, pues el tiempo para comprender es también el
58 LAS INCLINACIONES CRIMINALES LA SOLUCIÓN DEFINITIVA 59 1
§ 27 § 28 :r
Caos o no, es concebible la negrura burlesca de ciertas Admitamos que Hitler haya querido construir en Europa
aventuras. Carl Schmitt, el más brillante representante del 1111;\ forma política de nuevo tipo que respondiese a la moder-
paradigma lógico-político, se pone al servicio de quienes ace- 11idad de lo moderno. Esto no lo hace menos heredero de una
leran la caducidad del paradigma. Tras haber prestado sus 11'.uropa que le preexiste; en particular, heredero del problema
servicios, se lo despide como a un sirviente; con razón, pues judío, del que antes todo el mundo, incluidos los que no eran
se había conducido como tal. Peor aún, se había conducido 1111tisemitas, sostenían que era absolutamente preciso resolver
como un lacayo de comedia, que cree servir a un amo y luego pura que Europa consumase la modernidad de la que era por-
descubre haber servido a otro. 11\dora. Si los que no eran antisemitas pensaban eso, ¿por qué
Heidegger definía a Alemania como el país que más veci- fl, que era antisemita, habría sido más cauto?
nos tiene. ¿Es posible leer una fidelidad más cabal a las fi- No lo fue en absoluto. Proyectó así la más cruda luz sobre
guras del Todo limitado? A fin de cuentas, éstas sólo eran rl par problema/solución. Presentándose en cierto modo cómo
conocidas por los griegos, a quienes él pretendía volver. En rl Newton de la política, quiso resolver con nuevos medios un
cambio, nada detestaba tanto Heidegger como las figuras de problema tan antiguo como el de las mareas. Del mismo modo
la ilimitación, no sólo la omnipotencia de la técnica sino, más rn que, para admiración de todos, había resuelto los proble-
profundamente, la sociedad moderna que le sirve de sede. mas del desempleo y la inflación. Lo consiguió tomando en
Imaginó a Alemania entera como lugar de retiro que se man- 1rrio el desplazamiento producido por la guerra del 14. Todo
tendría alejado de lo moderno. Gracias a que, según términos rl mundo coincidía en que una solución definitiva del proble-
suyos que siguió utilizando después de la guerra, había en el llli\ judío debía ser moderna, pero la modernidad de lo moder-
movimiento nacionalsocialista verdad interna y grandeza. no era ahora la técnica. Conclusión: la solución del problema
Cuando sintió que el objetivo principal del régimen nazi no judío debía pasar por las vías de la técnica. Cualquier otra, en
era responder a sus esperanzas, se resignó a alejamientos más p11rticular la de lo lógico-político, sólo podía conducir a solu-
modestos: la enseñanza, contrastando con el discurso recto- l'ioncs provisionales.
ral; el paseo por el camino secundario, contrastando con la Pues bien: la modernidad de lo moderno en materia de
ruta; la Selva Negra como claro valle de Ilissos. También él tfrn ica se llama invención. Tras la evidencia de la guerra
fue despedido como si hubiese sido un sirviente, porque se 1111111dial, la tecnicidad de lo técnico se llama destrucción, y lo
había equivocado de amo. En lo cual tuvo quizá mucha suer- d1'.~tru ctivo de la destrucción se llama matanza. Si tiene que
te, ya que se le ahorró la dolorosa necesidad, a la que no l111hcr una solución definitiva del problema judío, deberá des-
estoy seguro de que se hubiese sustraído, de deducir filosófi- L1111sar sobre una invención técnica mortal. Esta invención tie-
camente la legitimidad de las leyes antijudías. Jünger fue más 111· nombre: cámara de gas. En ella se combinan de manera
perspicaz, sin duda porque, por reflexión y por experiencia l11t;dita la química industrial, la taylorización y la arquitectu-
directa, sabía mejor lo que había sido efectivamente la guerra ri1 funcional. Al revés de lo que podría pensarse, no les debe
mecánica: reconoció de entrada en Hitler al agente de la nuda específico a las técnicas de la guerra; no se emplea nin-
sociedad ilimitada. Por eso lo llama el Gran Guardabosques. 141'111 arma, ningún gas de combate. Todo está situado en el
Si el bosque designa el lugar por excelencia en el que uno rr11.imen de la producción; «Auschwitz era una fábrica . Tre-
puede reti rarse de la sociedad moderna, el guardabosques, ltlínka era una cadena de muerte ciertamente primitiva, pero
como cualquiera sabe, es también el que deforesta. q111· funcionaba bien. Belzec era el laboratorio», así se expre-
60 LAS INCLINACIONES CRIMINALES LA SOLUCIÓN DEFINITIVA 61
sa un funcionario SS interrogado por Claude Lanzmann en 11111, la enfermedad mental, no iba a desaparecer. Aquí reside
Shoah. El empleado probo resume así su propia experiencia llll luso el nudo de la cuestión. Para resumir, si los nazis
del campo de concentración en el que se había desempeñado; huhirran tenido que resolver sólo este tipo de problemas, no
con ese fin, recurre al vocabulario industrial. Pero la produc- h11hrían inventado las cámaras de gas.
ción es la paz, aun si el producto es el cadáver. La guerra creó l .os mismos bienpensantes recuerdan que los judíos de
las condiciones de posibilidad material para la invención téc- i(uropa no fueron los únicos en ser gaseados. También se
nica, es cierto, pero se trata de la guerra total, que justamen- 111•l'Ú a polacos. A homosexuales. A comunistas. Pero t ambién
te pone en continuidad lo civil y lo militar. La cámara de gas •&111i t•s válido el razonamiento. Ningún nazi pensó nunca que
no se comprende sólo por la guerra , sino por la paz que la ••luha formando un mundo sin polacos o sin homosexuales.
guerra prepara y que debe ser judenrein. Es incluso el primer 1(11 rnanto a los comunistas, la partida se jugaba en otra parte:
monumento de esa paz venidera que, según dichos de su fil Stalingrado. En Europa central y oriental, el único análogo
arquitecto Speer, Hitler poblaba en sus sueños con edificacio- fll l'il'to del problema judío era el problema gitano. Heredado,
nes gigantescas. Como anticipación de una victoria dada por t11111hit'~ n él; conocemos las ramplonas ex presiones de Husserl
segura, la cámara de gas es, a la vez, Arco de Triunfo y Ara 111lm· el tema. Pero, a los ojos de los nazis, es un problema
Pacis. tfl'\llldario. De nuevo, si sólo hubiesen tenido que resolver ese
rohlcma, pero por razones diferentes, no habrían inventado
r.
11 címaras de gas. Al fin y al cabo, les bastaba tomar el
§ 29 modelo que con tanta eficacia se había usado en Estados Uni-
dm para los amerindios: masacres en serie y luego interna-
En lo que atañe al exterminio de los judíos de Europa, las mlrni-o en reservas. Ahora bien, cuando se ha inventado algo,
declaraciones que no ponen la cámara de gas en el centro del 1r rdia mano a ese invento lo más ampliamente posible. Tam-
dispositivo dejan escapar lo esencial. También lo dejan esca- hlf11 esto es lo propio de una invención técnica.
par las que no conciben el dispositivo en términos de proble-
ma y solución. Mi doctrina es simple: el problema judío es el
problema que, para ser definitivamente resuelto, requería una N111 AS DE LA TRADUCCIÓN
invención técnica; el judío es aquel para quien la cámara de
gas fue inventada. 1. Sancionado el 24 de octubre de 1870, este decreto había concedi-
Los bienpensantes recuerdan que Jos judíos de Europa no 11111,, dudadanía francesa a los 37.000 judíos de Argelia. En cambio, los
11111M1l111anes de ese país eran rebajados a la categoría de «indígenas». El
fueron los únicos en ser exterminados. Les concedo que la 1 dr o~tubre de 1940, el gobierno de Vichy derogó el decreto Crémieux,
muerte no hace diferencias. Pero la política sí. La técnica tam- 1r1 irantlo a los jud íos todos esos derechos y volviendo a considerarlos
bién. La matanza de los enfermos mentales (al margen de que •l11d1gcnas» como a los musulmanes.
suscitó una protesta que la política antijudía no había suscita- }.. ! .levan el nombre de hypokhagne (primer año) y khíigne (segundo
do nunca) se propone, sin duda, resolver algo que los nazis 111011) los cursos preparatorios para el ingreso a la École Normale Supé·
(como los eugenesistas suecos o norteamericanos o franceses) 1lrur, la más importante escuela universita ria de Francia.
§ 30
que se encarnaba en diversos referentes - el Imperio Roma- 1111posible en 1939 y que se declarará por fin posible después
no, la cultura cristiana, la universalidad de la lengua france- di- 1945. Porque en 1945 los askenazíes han muerto y, con
sa, la libertad de los pueblos, etc. Juntar todo lo que es euro- rllos, el problema judío.
peo: desde 1815, los mejores espíritus no hablaban más que Para los alemanes, el nombre de Auschwitz fue durante
de eso. Después de 1918, los escritores franceses -tenían 11111cho tiempo portador de culpabilidad. Quizá todavía lo es.
entonces un poder que hoy cuesta imaginar- repitieron a por- 1:.sto explica, dicen, su apego a Europa. Pero, ¿y los otros?
fía que Francia encerraba entre sus bellezas todo cuanto del ~ l :reemos en serio que los padres de Europa pensaban de
sueño europeo se mantenía vivo. Cuando los tiempos se lllanera diferente que Giraudoux? Algunos eran contemporá-
pusieron difíciles, agregaron que iba a ser, a la vez, la protec- 11<·os suyos; muchos lo habían leído o habían leído textos
tora pacífica y la hospitalaria anfitriona de ese sueño. ~i111ilares. Que pululaban, y en todas las lenguas. En cuanto a
Giraudoux, gran escritor y gran subordinado, lo escribe 111 caterva de altos funcionarios que los asesoraban, ¿qué
en Pleins pouvoirs, publicado en los primeros meses de 1939: rsperar de ellos? Por su profesión, y más allá de sus virtudes
«Francia [... ] ha aceptado en su territorio, además de a nues- priv,a~as, eran gente cerrada a todo razonamiento que no fue-
tros hermanos suizos y belgas, a la raza anglosajona, la ~t· c1mco. Unos y otros medían la distancia recorrida de 1939
escandinava, la germánica, la latina» (pág. 64). «No puedo 11 1945 partiendo de mojones como ésos. Ahora que, por pri-
sino elogiar a nuestros dirigentes por haber hecho de Francia mera vez en su historia moderna, Europa no tenía ningún
un refugio para muchos auténticos europeos» (pág. 69). «El pr.oblema i_udío que resolver, podía plantear por fin, y en tér-
problema [... ] es mantenernos dignos de esa civilización 1111 nos realistas, el problema de su unidad. No ya en nombre
europea que no nos está reservada en exclusividad [... ] » dl' Roma Y Carlomagno, sino en el de un envite proveniente
(pág. 207). Es cierto, pero hay una dificultad. Giraudoux la dc·I . futuro: su adecuación, como espacio geopolítico, a la
señala: «Han entrado en nuestro territorio, merced a una ~111.:1edad moderna ilimitada cuyo lugar de nacimiento había
infiltración cuyo secreto en vano he procurado descubrir, ~ido ella misma. Se comenzó modestamente por la península
cientos de miles de askenazíes escapados de los guetos pola- ~m•:rgen derecho y margen izquierdo del Rin) y por la bota
cos o rumanos [... ] Horda [ ... ] que por su complexión física ltalta~a. Pero los doctos sabían ya que, a la larga, habría que
precaria y anormal acude de a millares a nuestros hospitales, Ir hacia el Este. Antes de Hitler, hubieran temido el debilita-
atestándolos» (pág. 66). El nombre ha sido soltado: el obs- micn~o de los bellos cuerpos y de los bellos espíritus. Después
táculo para la apertura total de las fronteras entre países dl·. H1tler,, ya. no tenían nada que temer; la horda fea y enfer-
europeos son los askenazíes. 1111za habia sido gaseada. Incluso los que eran bellos y sanos.
Giraudoux, se dirá, pero quién es Giraudoux. Pues bien,
Giraudoux es nada menos que Francia, su escuela republica-
na, su rue d'Ulm, su Quai d'Orsay,1 su literatura, su Tercera § 31
República, la belleza de su lengua; en las proximidades de la
guerra, julio de 1939, es nombrado comisario general de Llevado a su término el exterminio de los judíos de Europa,
Información (nombre republicano de la propaganda) en el l.1 muerte de los askenazíes, la emigración voluntaria o forzada
gobierno de Daladier. Tal vez a causa de Pleins pouvoirs, jus- de· los más afortunados, todo esto tiene un nombre: la victoria
tamente. Giraudoux es también más que Francia; es el de• Hitler. En un punto a sus ojos capital, había ganado. Más
encuentro de Siegfried y del Limousin - la puesta en conso- 111loi de la retórica del «eso, nunca más», más allá de la conmo-
nancia de las dos orillas del Rin. Es la Europa que se declara dc'in suscitada por los horrores de la guerra -entendámonos:
66 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL INSTANTE DEL 45 67
los horrores en general, sin distinción de muertes-, esa victoria rnnflicto actual o venidero, en Europa y fuera de Europa, en
expresa el secreto real de la unificación europea. Un secreto rl mundo entero. A partir de ese instante, se puede hablar de
que primero hay que olvidar y luego disimular.. . una verdadera axiomática europea:
El mejor modo de olvidarlo es recusar la h1stona como tal.
Éste es el sentido profundo de la reconciliación franco-alema- - de la historia, sólo puede venir lo peor, es decir, la guerra;
na· hacer como si la historia no hubiese tenido lugar. Decisión - quien quiere la paz, debe rechazar la historia;
de,gran alcance, pues la tomaban dos nacio~es porta~,oras de - nada de lo que precede a la reconciliación importa ni de-
historia. No sólo de la historia-Geschichte, smo tamb1en de la hr importar.
historia-Historie. Los historiadores de lengua alemana y los
historiadores de lengua francesa habían dominado el siglo die- En particular, no hay ni debe haber historia europea que
cinueve; los de lengua francesa dominaban la segunda mitad preceda al proceso de unificación; en general, no hay ni debe
del veinte· hasta se puede afirmar que la Escuela de los Anna- lrn her historia en ninguna parte, excepto el compromiso con
les desarr~llaba esa forma de historia-Historie que, al dejar de rl proceso que conducirá a la resolución de algún conflicto.
poner obstáculos a cualqui~r reconciliaci?n, s.e convertirí_a, P?r '!<ido título de legitimidad basado en una referencia histórica
el contrario en su recurso mtelectual mas eficaz. No mas his- rH considerado inválido de antemano.
toria guerre~a, sino historia de las mentalidades y de las socie- Esta axiomática está en el cerebro de todos los dirigentes
dades· no historia de lo que divide, sino historia de lo que, a la ruropeos, de todos sus asesores y comentadores autorizados.
larga,' debe unir; no historia de las muertes, sino historia de las Ella explica decisiones de detalle; por ejemplo, la eliminación
vidas. dr la enseñanza de historia en los programas escolares. Ella
De Gaulle y Adenauer decidían cerrar el libro, pero sabían rxplica, sobre todo, decisiones de vasto alcance.
que las páginas estaban llenas de texto. De ahí que los ver~a Bajo esta luz son abordados todos los conflictos de todas las
deros europeos recelaran de ellos, justamente por esa razon. 1·r1-:iones del mundo, incluidos el Cercano y Medio Oriente,
Le tocó a Giscard d'Estaing dar el salto: borrar ese texto. Hay donde todo es historia. El hecho es que, fuera de Europa, nadie
que leer y releer las frases finales del discurso que pronunci~ nrc en esta axiomática para bebés. En particular, el pasado his-
al asumir su investidura, el 27 de mayo de 1974: «Se abre as1 tc'lrico o legendario es considerado en todas partes como una de
el libro del tiempo con el vértigo de sus páginas en blanco. !ns mayores fuentes de legitimidad; pero el sabio europeo, polí-
Juntos, como un gran pueblo unido y fraterno, afrontemos la 1lrn, periodista o especialista, alza la mirada al cielo y no tiene
nueva era de la política francesa». Es difícil no entender que r~to en cuenta. Más allá de la probada ausencia de diplomacia
el llamamiento «juntos, como un gran pueblo unido y frater- ruropea coherente, más allá de la ausencia de fuerza militar, se
no» se dirige en verdad a toda Europa, hecha posible al ser disdcrne aquí la fuente profunda del carácter nebuloso, cuando
puestas en blanco las páginas del libro. 111> fantasmático, de cualquier declaración auténticamente euro-
pru. Un ejemplo singularmente revelador: la verdadera locura
q111· se adueñó de las mentes más claras ante el conflicto de los
§ 32 U11lrnnes. Por su causa volvían las figuras de una historia ante-
' ior al tratado de Roma. De hecho, se regresaba al tratado de
La metáfora de la página en blanco da la clave de la unifi- Vrrsailles, si no al Congreso de Viena. Imposible para la axio-
cación europea. En términos más amplios, funda un méto?o 111.üica europea absorber una realidad que la contradecía tan
generalizable. Giscard enuncia la regla para resolver cualqmer din·namente. De modo que hubo que apelar a Estados Unidos.
68 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL INSTANTE DEL 45 69
Puesto que la unificación europea se inició con la reconci- 1111t~1ño; se disolvería mecánicamente gracias a la perseverante
liación franco-alemana, es comprensible que los defensores lucha de lo nuevo contra lo viejo.
más explícitos y persistentes de la axiomática europea hayan Ahora bien, el nombre judío no tenía más consistencia que
sido Francia y Alemania. La vieja Europa, decía Donald rl escándalo que podía suscitar - así se leía a Sartre, quien sin
Rumsfeld en enero de 2003. No se equivocaba; salvo que el r111bargo no decía exactamente eso. Vencido el escándalo, el
motor de la Europa unida es, fantasmática o no, una deman- nombre judío ya no era literalmente nada, y con seguridad no
da de modernidad. Todo descansa sobre la voluntad de acep- 111101 guía para la acción. En cambio, todos y cada uno se sen-
tar la sociedad moderna ilimit-ada, y de la mejor manera posi- ! ían igualmente libres a su respecto, y muy en especial los
ble, por parte de quienes durante tanto tiempo habían portadores del nombre judío. Estos últimos exhibían gustosos
reivindicado los todos limitados. lu indulgencia de los fuertes ante las incongruencias antisemi-
Tras la caducidad de lo lógico-político verificada desde las de unos pocos oprimidos. Recordemos simplemente a los
1918, le llega el turno a Tucídides. Se comprueba así I~ elimi- inmigrantes magrebíes; con mucha frecuencia, su afecto hacia
nación de los dos indicadores fundamentales que balizaban, quienes se interesaban por ellos los llevaba a no poder creer
en Europa, la relación heterotópica entre la sociedad moder- ljllt' algunos de esos generosos franceses fuesen judíos, quiero
na y la política. Queda, es cierto, la transacción. Como con- decir: judíos de raza. Recordemos a los polacos, héroes de los
viene a los presbiterios, refugios de los amores antiguos, la 1111os setenta y ochenta; no siempre se privaban de ciertas
transacción no ha perdido nada de su encanto. Pero no estoy lkencias lingüísticas. Pero uno estaba seguro de que nada
seguro de que vaya a durar. l(rave resultaría de eso cuando la revuelta diera pas.o a la libe-
rnción.
Los jóvenes de esa época no estaban especialmente con-
§ 33 tundidos, sólo ignoraban hasta qué punto se hallaban deter-
111 inados por un mito. Imaginándose exentos de todo nombre
Condenar a Hitler al olvido recusando la historia, es algo rtnterior a la derrota del fascismo, trazaban a discreción la
que lleva tiempo. En 1945, había urgencia. Antes de olvidar a línea divisoria entre amigos y enemigos sobre toda la superfi-
Hitler, había que disimular su victoria y el regalo que aporta- l it• del globo, sin tener idea de lo que es en verdad un enemi-
ba. El mejor medio para disimularlo todo era pretender que Mº· No era confusión, sino desconocimiento.
la derrota de Hitler fue completa, como lo fue la victoria
sobre el fascismo. «Como Estado, como potencia, como doc-
trina, el Reich alemán está totalmente destruido», declara De § 34
Gaulle el 8 de mayo de 1945. Siguiendo su ejemplo, las voces
más encumbradas declinaron el tema. Puedo dar fe de su éxi- La derrota completa del fascismo era un mito político: el
to· tener veinte años en el decenio 60-70 y pasar a la madurez mito que la paz del 45 necesitaba. A ese mito y a esa paz, lo
e; el 70-80 era creer en el carácter definitivo de la victoria del rral de las cámaras de gas podía asestarles el golpe fatal. ¿No
45 y en la validez eterna de su corolario; nunca más el nom- 1rvclaba acaso que la paz futura de Europa llevaría para
bre judío sería motivo de escándalo en Europa; nunca más -it·mpre la marca indeleble del Zyklon B?
sería motivo de escándalo en ninguna parte. Sí acaso los Ocurrió entonces, como una divina sorpresa, no sólo el
datos empíricos venían a probar lo contrarío (Munich, 1972), ll1ll'imiento de Israel sino además su victoria militar. La exis-
rápidamente eran considerados un vergonzoso resabio de lr11cia de Israel como Estado-nación, al mismo tiempo victo-
EL INSTANTE DEL 45 71
70 LAS INCLINACIONES CRIMINALES
Desde el punto de vista de los procesos empíricos, la Euro- 111nmento en que Israel ya no sirve para justificar a Europa a
pa unificada estructura todas las percepciones. Cuanto más los ojos de Europa, pasa a ser la injusticia en sí: «Estar siem-
se inscribía en los hechos -tratado de Roma, caída del muro, pre listo para cambiar de bando ».
tratado de Maastricht, euro, etc.-, más aparecía el 45 como Oslo no fue otra cosa que esto; una de las últimas circuns-
un obstáculo a superar o más se olvidaba que se le debía la 1ancias en que el judío se afanó en hacerse europeo, registran-
solución definitiva de un problema irritante. Francia es ejem- do el hecho de que los europeos gozaban ahora sin pudor de
plar: después de que, en la persona de De Gaulle, el 45 hubie- la desaparición del problema judío. No es contradictorio que
se sido eliminado del Hexágono, después de que Stalingrado, Estados Unidos haya sido el artesano de tal desaparición, toda
con el final de la Unión Soviética, hubiese sido tachado de la vez que también ellos se afanaron entonces en reafirmar su
lista de acontecimientos mundiales, la mitología europea se }olenealogía europea; una vez más, y siempre, el modelo de la
propuso cada vez más abiertamente como único engranaje Magna Europa. Que se eligiera a Oslo como sede es algo a lo
del consenso. La recíproca se impone: un mito expulsa al que puede prestársele algún sentido; ¿no fueron los escandina-
otro y el mito de Europa vuelve inútil el de la derrota absolu- vos, entre los países europeos, los primeros en decirle que no a
ta del fascismo. Mitterrand, amigo de Bousquet y denuncian- la historia? Siempre un paso por delante de cualquier reconci-
te del lobby judío, es la contrapartida de la Europa exitosa. liación, de cualquier unificación, la que fuere. El punto es que,
Paralelamente, la existencia material de Israel se torna super- rnn Oslo o sin Oslo, la Europa continental no puede sino
flu a. La función de transmutación que aseguraba se desmate- desear la desaparición de Israel, que es el nombre de su propia
rializa hasta el punto de que alcanza con el gesto fútil del vergüenza. Lo sepa o no, lo diga o no, ella toma en serio la
deber: el deber de memoria. La cámara de gas es algo en lo rcuación 45 =Stalingrado =Israel. Así como la Unión Soviéti-
que uno piensa cuando se acuerda de ella. La memoria es un l'<l tuvo que desaparecer para que Europa pudiera extenderse
olvido que se ignora. hacia sus fronteras naturales, del mismo modo Israel deberá
desaparecer para permitir la adecuación de Europa a su ima-
~cn soñada. Así como la Unión Soviética se replegó sobre
§ 40 Rusia, devuelta en la parte occidental a sus fronteras medieva-
les, del mismo modo Israel deberá replegarse sobre lo que
Visto desde Europa, el Estado de Israel es una figura here- l'Xistía antaño: no antes de 1945, tampoco antes de 1815, sino
dada de la guerra mundial. De ahí extraía su utilidad. Desa- 111<1s bien en tiempos de Saladino. Cuando se ignora la histo-
parecida ésta, el Estado de Israel se volvió insoportable. Si ria, todo es posible, incluido el retorno a la Edad Media. Para
antes permitía tapar con el velo de la victoria lo real de la los otros, al menos. Europa, en lo que atañe al nombre judío,
solución definitiva, ahora no hace más que recordar tal solu- súlo admite la Diáspora . Con una sola condición: no retroce-
ción definitiva. Peor aún, revivifica constantemente el instante der en lo obtenido por el continente europeo con la solución
del 45 , mientras que el 45 es, justamente, el instante que se definitiva.
debe borrar. La victoria pasó a ser -ecuación de Weil- el pun-
to de emergencia de la injusticia. Israel servía tan sólo por su
victoria; ahora, en cambio, no sirve para nada; lo único que § 41
queda es su victoria, es decir, su injusticia. Importa en grado
sumo que una y otra sean permanentemente denunciadas. De Fácil sería comprobar que el mundo real no tiene ya nada
lo contrario, Europa cae en la injusticia a su vez. Desde el que ver con Europa. Que Europa es tan sólo un sueño som-
78 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL INSTANTE DEL 45 79
1
80 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL INSTANTE DEL 45 81
Edward Said o a Bernard Lewis, el orientalismo era la manu- imposible afirmar que el Meccano funesto del pequeño orien-
factura de esta obra, en el cruce del saber y el sueño, de la 1alista
esté definitivamente roto.
conquista y el turismo. Los fantasmas personales de algunos
ingleses y franceses, de Lawrence a Genet pasando por Mas-
signon, desempeñaron aquí un papel nada superfluo. Pero N OTA DE LA TRADUCCIÓN
1
V. LA EUROPA ILIMITADA
mayoría de las mentes razonables habían entendido; en el mis- limitados y de Magna Europa; pero Andrew Jackson (presi-
mo momento, las más penetrantes de ellas empezaron a enten- dente de 1829 a 1837) cortó la atadura e instituyó una forma
der que t ambién había que agarrársela con Tucídides. O, lo política nueva llamada democracia. No sería excesivo diagnos-
que es equivalente, dejar la historia-Geschichte a las potencias ticar en esto una ruptura tan profunda como lo fue la revolu-
no europeas: Estados Unidos, la Unión Soviética, India, China. ción de 1776 o como lo será la guerra civil. Por otra parte,
Como contrapartida, se pedirá a los maestros europeos de la algunos de sus contemporáneos calificaron los resultados de
historia-Historie predicar que la historia-Geschichte no existe. monstruosos. Ciertos comentadores sostienen que Moby Dick
O, lo que es equivalente, que es un pecado. O, lo que es equi- (1851), la ballena blanca de Melville, era la metáfora de esa
valente, que ataca el lazo social. Ya se han ocupado de ello. nueva forma política; monstruo ingobernable situado entre el
grueso animal de Platón y la bestia que sube del mar (Apoca-
lipsis 13, 1).
§ 44
Por supuesto, de esta revolución desconocida habla Toc-
Pero con recusar no basta. También hay que construir. queville. Había sido testigo de ella. De la democracia en
Frente al vacío dejado por lo lógico-político, Europa tarda en América (1835 y 1840) nace de un viaje efectuado en 1831-
darse un modelo político que responda a la estructura de la 1832, en cuya oportunidad fue recibido por Andrew Jackson,
sociedad ilimitada. Aún no lo ha conseguido, aunque cada aunque él prefirió frecuentar a sus adversarios. Tanto en los
dfa se le acerque más. En efecto, ya no se trata de encontrar hechos como en la teorización de Tocqueville, la democracia
la forma lógico-política que responda mejor o menos mal a la en América niega lo lógico-político puesto que niega la perti-
sociedad; esto, las democracias occidentales pretenden haber- nencia política del todo limitado. Queda así establecida una
lo alcanzado. Se trata de fabricar una forma política comple- indistinción nueva entre forma política y forma social, inima-
tamente nueva, tan ilimitada como la sociedad. Es decir, un ginable en la Europa anterior al 14. La lengua angloamerica-
modelo en el que: 11 a de la era jacksoniana lleva sus marcas; en ella, la palabra
democratic designa un comportamiento social, tanto y más
a) Los poderes puedan multiplicarse sin límite, en lugar de que una elección política.
que su número quede estrict amente limitado, como sucede
en M ontesquieu o en Kant, quien lo comenta (véase supra,
§ 14). § 45
b) El ámbito de ejercicio de cada poder sea ilimitado y só-
lo se detenga por una pura y simple relación de fuerzas, varia- Tocqueville pensaba encontrar en América la realización
ble según las circunstancias. anticipada del futuro europeo. En un punto al menos, se equi-
c) Las fronteras dejen de valer. vocó; Estados Unidos trató la relación entre política y socie-
d) La organización general de los poderes deje de ser arbo- dad de una manera absolutamente específica y que no pudo
rescente y se vuelva rizomática. ser aplicada en otros sitios. Pues ellos no se empacaron en la
iudistinción; el jacksonismo contiene potencialmente otra
No es la primera vez que el problema se plantea en Occi- rosa, que se afirmará con creciente claridad a lo largo del siglo
dente. Estados Unidos ya lo había abordado. Admitamos que veinte. Estados Unidos había nacido como un Estado-nación
los Padres fundadores hayan razonado en términos de todos destinado, en efecto, a hacerse más grande que los Estados-
86 LAS INCLINACION ES CRIMINALES LA EUROPA ILIMITADA 87
nación de Europa, pero sin abandonar su naturaleza de base. partido y pueblo era inextricable; y esto, adrede (particular-
Con Jackson, abren para sí un sendero nuevo: el de una socie- mente entretenido es el trabajo que se toma Carl Schmitt para
dad-nación donde lo nacional, muy lejos de limitar a la socie- reinscribirla en un modelo de limitación recíproca). Se señaló
dad, participa cada vez más de su carácter ilimitado. Este muchas veces la proliferación de organismos con competen-
sendero será recorrido por masacres, iniquidades, ruinas; lo cias superpuestas y que se paralizaban unos a otros; no siem-
que no le impedirá efectuar, a veces con reticencias, vueltas pre se apreció que el dispositivo caótico llevaba en el reverso
atrás, d esvíos y rodeos. A despecho de los semicapaces, el pun- una necesidad afirmativa: sólo una intervención autoritaria
to de llegada, si alguna vez se alcanza -tal vez ocurre hoy-, no podía decidir entre los aparatos; de ahí el Führer-prinzip, que
tendrá nada que ver con Roma ni con las diversas figuras de es principio de ilímitación, no de limitación. Se comprende
un imperio. Europa no encuentra el análogo de Estados Uni- que, a través del Estado prusiano, se apuntara a t odas las for-
dos en su herencia. Pero tampoco lo encuentra en su futuro. mas surgidas de lo lógico-político. Los intelectuales nazis más
El propio Estados Unidos titubeó. Retornar a lo lógico- explícitos discernían aquí una diferencia radical entre fascis-
político para mantener mejor al país en rango -~e _Mª?,na mo italiano y nazismo alemán, o, para ser más exactos, la
Europa o, por el contrario, acentuar el proceso de 1ltm1tac1on: superioridad del nazismo sobre el fascismo en lo referido a la
las oscilaciones, cada vez más tornadizas, persistieron durante modernidad.
largo tiempo. Ahora parece que la administración Bush se ha Lo importante hoy es que Europa enfrenta en términos
decidido: fin de la Magna Europa y opción por la bestia que nuevos el mismo problema. También en este punto es herede-
sube del mar. Es comprensible que la referencia cristiana le ra de su propia historia hitleriana, que ella niega. Trabada en
sea consustancial; sólo el cristianismo, su historia lo prueba, su expresión por la persistencia enfermiza de referencias a lo
permite evitar la extrema locura a l?s extre~a~~menre_pode lógico-político, se interna no obstante en la senda de la ilimita-
rosos. Los hechos dirán si la eleccion es defm1t1va o simple- ción. La multiplicación de reglamentaciones, controles, instan-
mente soportable. Cualquiera que sea la hipótesis, no podría cias, la superposición de sistemas jurídicos, la multiplicación
ser efectuada por nadie más, tal como es hoy el mundo. de poderes de diverso tipo (poderes de hecho o poderes lega-
les), el desdibujamiento de los Estados-nación en beneficio de
l~nti dades más pequeñas (regiones ) o más amplias (instancias
§ 46 supranacionales), pero sobre todo enmarañadas (descentrali-
zación del gobierno de Raffarin), un funcionamiento de las
En verdad, tampoco es la primera vez que se plantea el instancias europeas que se acerca cada día más a la interven-
problema en Europa misma. Ya dijimos q ue Hitler lo había ción autoritaria, todo esto se organiza en forma de rizoma:
abordado. Al revés de lo que pensaba N eumann, el Behemoth nada le hace de límite a nada, y nada está excluido de antema-
no es solamente negación del Leviatán, es también afirma- no del campo de posibilidades legales o administrativas. De la
ción. El Estado nazi se afirma como ilimitado, y ello aun si, permisividad más descontrolada a la opresión más puntillosa.
en su lengua, «ilimitado» se dice a veces total. Los doctrina-
rios nazis no se cansaban de referirse al Estado prusiano
(cuya eficacia administrativa, recordémoslo, sobrevivió a la § 47
guerra del 14), pero en carácter de contramodelo. Herede~os
de él se afanaron en destruirlo sistemáticamente por med10s Frente al vacío creado por la eliminación de la historia tuci-
mate~iales y doctrinales diversos . La relación entre Est ado, d ideana, Europa no dispone más que de una sola palabra,
88 LAS INCLINACIONES CRIMINALES LA EUROPA ILIMITADA 89
aunque de extraordinaria fuerza. La palabra paz. La paz ilimi- de América; el problema de los tiempos presentes es que el
tada - ilimitada en cuanto a sus ámbitos, ilimitada en cuanto nombre del hijo usurpador, y todavía infantil, se sustituye por
a su intensidad. Paz social, política, militar, e incluso paz inte- el nombre de un padre cargado de sabiduría y de experiencias
rior, garantizada por un mínimo de espiritualidad indiferencia- dolorosas: Europa. La circulación sinonímica no dejaría, así,
da. El buen europeo es, a un tiempo, pacífico en sus conductas de intensificarse; hablar de paz sería hablar de Europa; hablar
y de alma pacificada. Lo habita un mínimo espiritual por de Europa sería hablar de ilimitación; hablar de ilimitación
debajo del cual nadie puede descender so pena de barbarie; el sería hablar de modernidad, etc. El campo podría recorrerse
contenido puede variar según las comarcas. En Europa, y en todos los sentidos.
especialmente en Francia, parece resumirse en un cristianismo
moderado, no confesional y sin curas; al ser el basamento
mental de la sociedad, merece con justo derecho el nombre de § 48
1
social-cristianismo. En los más letrados, incluye a Grecia y .1
Jesús, a ejemplo de Simone Weil; en los iletrados, incluye sola- En su infatigable reiteración, el nombre de paz absorbe en
mente la moderación, con esto alcanza. Habida cuenta de la sí lo que antes de 1914 se entendía era portado por los nom-
historia colonial y las migraciones, el mínimo espiritual debe- bres de cultura y de buen gobierno. Ha pasado a ser el alfa y
ría abrirse a un mahometanismo moderado. A riesgo de t ener el omega de la sabiduría europea. Recíprocamente, cualquier
que contentarse con llamar moderado a lo que no lo es. legado procedente del pasado se valida tan sólo cuando pue-
En este registro, sin embargo, el judaísmo parece suscitar a de inscribirse bajo el acápite de la paz, cualquiera que sea el
menudo una interrogación. Si estas personas han sufrido tan- sentido en que se tome la palabra. Paz social, paz militar, paz
to, si son personas qúe, no contentas con haber sufrido, no de las almas. Fuera de esta inscripción, los gobiernos son inú-
han sacado de ello lecciones de caridad sin límite y de amor a tiles y hasta nocivos. Lo mismo, la cultura. Nada puede justi-
los enemigos; en resumen, si estas personas decididamente no ficarla, salvo una cosa: que sirva a la paz entre los hombres.
se hacen cristianas, pese a dárseles una y otra vez la oportuni- Su eficacia en este terreno se llama comprensión.
dad, ¿se puede confiar en que serán siempre moderadas, es Afortunadamente, la cultura se presta a ello. Basta que se
decir, modernas, es decir, demócratas? atenga a una de sus más caras tradiciones, la de la hermenéu-
Tomada en este sentido, la palabra paz estenografía la tica y el comentario. Es decir, a procesos ilimitados. La paz
recusación de la historia y el asentimiento dado a la sociedad europea se piensa como un proceso cuyos puntos de partida
ilimitada. En su carácter de máquina política, Europa debe y de llegada se llaman «comprensión del adversario». Es
funcionar como una máquina de producir la paz. Volvemos a posible hablar literalmente de modelo hermenéutico de la
encontrarnos con el Leviatán de Hobbes, pero proyectado a paz, no sin hallar aquí el análogo estricto de lo que Schleier-
un universo completamente distinto. La paz, tanto civil como macher llamaba «círculo »: para comprender el todo, hay que
militar, no es obra de un monarca absoluto sino, cabalmente, comprender los detalles; para comprender los detalles, hay
de la democracia. Salvo que, en este caso, «democracia» no que comprender el todo. Más precisamente, para terminar
designa una forma lógico-política sino un tipo de sociedad. por comprender, hay que empezar por comprender. Así suce-
En realidad, lo mismo que la palabra paz, de la que se hace de con la paz a la europea; es un proceso que no puede com-
entonces sinónimo, la palabra democracia designa la ilimita- pletarse sino con la comprensión completa del adversario,
ción como tal. Pero una sociedad democrática ilimitada en la pero, como contrapartida, no puede empezar sino con esta
que reina una paz ilimitada tenía, en otro tiempo, el nombre misma comprensión. En resumen, la paz debe empezar por la
90 LAS INCLINACIONES CRIMINALES LA EUROPA ILIMITADA 91
paz; hacer la paz con un adversario es empezar por darle lo paz puede y debe ser complejo y rico en contenido; el nombre
que él demanda sin reclamar nada a cambio, salvo que acepte de guerra es pobre y merecedor sólo de lágrimas. El que nece-
lo que se le da. Si por ventura no acepta, entonces hay que sita hermenéutica y revelamiento de la verdad es el nombre de
reactivar el proceso intentando comprender qué se le había paz. La verdadera paz se esconde; no podría contenerse, pues,
demandado más allá de la demanda e intentando dar el obje- en la pobreza de la definición anterior; las amenazas sobre los
to más allá del objeto; si con esto no alcanza, se vuelve a cuerpos, las muertes multiplicadas, justamente por saltar a la
empezar dando un paso más y así sucesivamente. «Try, try vista, cuentan poco frente al proceso que, siendo más irrecu-
and try again», decía Chamberlain en 1938 al volver de sable cuanto más imperceptible, puede y debe continuar.
Munich. Basta bautizar este proceso ilimitado como proceso Como las amenazas sobre los cuerpos cuentan poco, no inte-
de paz, para sostener luego abiertamente que la paz ha sido resa que persistan; tampoco interesa obtener su morigeración
producida. Desde siempre. o hasta su cesación. Qué importa que los cuerpos sobrevivan
Quien quiera apartar la vista de las tragedias y distraerse si no se ha comprendido al Otro; qué importa, en cambio,
con Clochemerle,1 no tiene más que pensar en Córcega. sufrir amenazas si se ha iniciado un progreso en la compren-
sión. En otro tiempo se consideraba que el proceso que lleva
a la paz pertenecía a la guerra; hoy se lo entiende parte ya de
§ 49 la paz. De ahí la expresión «proceso de paz», cuya sorpren-
dente novedad se olvida más de lo debido.
Se ha hablado de pax romana y de pax americana. Hay
una pax europaea. Comparada con las otras dos, tiene rasgos
muy diferentes. Antiguamente, la paz era concebida en térmi- § 50
nos elementales, por referencia al cuerpo propio de los seres
hablantes: hay paz cuando este cµerpo no se encuentra amena- De ahí también la extrema arbitrariedad que rige el uso de
zado en su subsistencia más primaria. La guerra, en cambio, las palabras. Cuando hay proceso ilimitado, las circunstancias
invita a un pensamiento rico y, de hecho, a una hermenéutica. !
suelen forzar a decidir a toda prisa. Así pues, ante dos situa-
Tucídides, otra vez él, fijó los términos; no hay objeto más dig- ciones objetivamente poco diferentes, el hermeneuta decidirá:
(
1··
no de comprensión que una guerra, y comprender una guerra «Aquí hay paz y está bien », «allí hay guerra y está mal».
es aceptar un axioma hermenéutico capital: no sólo hay siem- Europa decide así que la paz reina en Argelia, pero que no rei-
pre una diferencia entre las causas verdaderas y las '.~usas na en el Cercano Oriente. Sobre Rusia, está dividida; unos se
confesadas, sino que «la causa más verdadera es tamb1en l_a indignan, pero los otros razonan: ¿y si, pese a las masacres, la
menos confesada» (1, XXIII, 6) . En este dispositivo, la oposi- guerra en Chechenia fuese la condición para que la paz pro-
ción del estado de paz, del que no hay nada para decir, al esta- grese en la sociedad rusa y para que reine el orden en Moscú?
do de guerra, del que hay todo para decir, es absoluta y no El hermeneuta medita, habla, oscila; está en lo suyo. Cuando
está sujeta a gradaciones. El tránsito de la guerra a la paz es la realidad se vuelve demasiado pesada -esto ocurre- , el her-
sancionado por una declaración performativa que se inscribe meneuta prefiere sustraerse.
en el mismo instante y que abre un período de cesación de Bernard-Henri Lévy situó este sustraerse. Al describir lo
amenazas. El proceso que conduce a este instante es considera- que él llama «guerras olvidadas de los siglos veinte y veintiu-
do un período de fin al de guerra y pertenece aún a la guerra. no», que él opone con razón a las clausewitzianas, forja la
En el uso europeo moderno, todo se invierte; el nombre de noción de «guerras intocables» (Réflexions sur la guerre, le
92 LAS INCLINACIONES CRIM INALES LA EUROPA ILIMITADA 93
mal et la fin de l'Histoire, Grasset, 2001, pág. 28). El olvido desfile giraría en círculo. H ay que hablar sin reservas: de lo
al que alude no es puramente incidental; es de estructura, a la que pasó efectivamente en Europa central, en Portugal o en
manera de la intocabilidad en el régimen de castas. El herme- Sudáfrica, de lo que los pueblos arriesgaron, ganaron o perdie-
neuta se desenvuelve muy bien con las guerras clausewitzia- ron, hoy nadie tiene la menor idea clara y distinta porque todo
nas. Ellas continúan la política por otros medios; pues bien, quedó envuelto en brumas interpretativas.
la política del hermeneuta no tiene otro horizonte que la paz; Según las personas de bien, la democratización no podía
y las guerras clausewitzianas son, como se ve, una prepara- tener lugar en la política si no se precedía a sí misma, empe-
ción de la paz por medios especiales - eventualmente muy zando por las mentalidades y por la sociedad (recojo libre-
crueles: el hermeneuta sabe ser duro de corazón cuando es mente el léxico de Solidaridad). Ahora bien, ¿cómo juzgar
preciso . Quedan las guerras que es imposible pensar como que algo se precede a sí mismo, que tiene lugar antes de tener
' procesos de paz en vías de cuajar. El hecho es que se las olvi- lugar si no es por pura decisión de un hermeneuta? Al fin y al
da, que no se las toca. Digamos más; es preciso que se las cabo, se necesita alguien muy sutil para explicar que en Polo-
olvide, es preciso que no se las toque. Este noli tangere de nia la lucha por los crucifijos en las escuelas es una lucha por
nuevo tipo copertenece a la concepción hermenéutica de la la liberación de la humanidad entera, no-cristianos incluidos.
paz. Es su reverso sangriento. O que en otras comarcas la venta libre de los Protocolos de
Hay, de hecho, dos nombres de paz. Uno dice «suspensión los sabios de Sión es una expresión del profundo antirracismo
instantánea, y lo más completa posible, de cualquier amenaza de los oprimidos. Estas evidencias no se imponen.
sobre los cuerpos» , el otro dice «proceso progresivo que debe
acercarse asintóticamente a la comprensión ilimitada del adver-
sario». Estos dos nombres son homónimos; no son sinónimos. § 52
Son, en verdad, tan distintos como el cuerpo y el alma. Europa
eligió el alma. Cuando el hermeneuta se siente acorralado, cuando ha
agotado todos los medios de la retórica y del silencio, siempre
le queda el recurso del nombre propio. De Walesa a Bové, el
§ 51 final del siglo veinte habrá visto así una proliferación de nom-
bres de héroes, muy pocos de los cuales resistieron al desgas-
Se podría generalizar este análisis. Está afectada la palabra te del tiempo. Algunos de ellos eran realmente dignos de
paz, pero no sólo ella. Están igualmente afectados t odos sus admiración; no todos lo eran; en cualquier caso, la longevi-
sustitutos y equivalentes. Sabemos que la ilimitación de la dad de su reputación no dependió en a bsoluto de sus méritos
sociedad moderna tiene su contrapartida en una proliferación efectivos. El punto que tenían en común era su valor herme-
sinonímica - otra vez el «rico alhajero» del que hablaba néutico, eminentemente variable y efímero. En un momento
Renan. No bien la palabra democracia, que era política, se dado, más o menos largo según los casos, cada uno de ellos
hizo social, quedó inmersa en el vocabulario del proceso; flo- tuvo la virtud de representar, concentrado en la finitud de su
reció la expresión «proceso democrático», no sin un cortejo de. notoriedad terrestre, lo ilimitado de un proceso. Y de sat urar
metáforas en las que, como un adiós repetido al espectro de lo wn la unicidad de su nombre el equívoco de las palabras.
lógico-político, aparecía la palabra revolución corregida con Hasraba proferir un patronímico para cortar el nudo gordiano
perifollos de modista: el terciopelo, los claveles, el arco iris. Se en el que se intrincaba la interpretación.
diría un desfile de moda. Pero, comentado por hermeneutas, el Hay dos doctrinas de los derechos del hombre .2 Los dere-
94 LAS INCLINACIONES CRIMINALES LA EUROPA ILIMITADA 95
NOTAS DE LA TRADUCCIÓN
VI. EL NOMBRE JUDÍO
l. Clochemerle, novela escrita en 1934 por Gabriel Chevallier ( 189~-
1969), crónica pueblerina de estilo rabelesiano que alcanzó enorme éxi-
to en Francia y en el exterior. Se narran en ella las reyertas desatadas por
la instalación de un urinario público. El topónimo Clochemerle, inventa-
do por el autor, sirve hoy para designar a cualquier pueblo soliviantado
por disputas grotescas. . . .
2. La expresión que consta siempre en el ongmal es «drozts d~
l'homme»; la fórmula «droits humains» , «derechos humanos », empezo
a utilizarse en Francia hace algunas décadas.
3. Literalmente, «pequeño juez, juececito»: denominación popular,
irónica y bastante peyorativa de los jueces de instrucción en Francia.
4. Conferencias mundiales contra el racismo organizadas por las
Naciones Unidas en Durban, Sudáfrica, en el año 2001, y en París,
Francia, en el año 2003.
5. Término latino del que provienen el francés limite y el español
Queda una pregunta. ¿Cómo llegó a ocupar el nombre
«límite»; designaba el sistema de fortificaciones (murallas) instalado a
lo largo de las fro nteras del Imperio Romano. ..
judío esta posición? Parece volver siempre a ella, por más que
6. El término «Pichrocholine» (en griego, «bilis amarga») fue utth- lo moderno se desplace y por más que la sociedad experimen-
:t
zado por Rabelais en Gargantúa y Pantagruel al hace~ burles~o rela- te alguna transformación.
to, justamente, de las Guerras Picrocolinas. Por extens1on, se_ cal~fica de En la Europa anterior al 45, marcada por la heterotopía
tales a conflictos entre instituciones o individuos cuyas penpec1as son entre sociedad ilimitada y política limitada, el nombre judío
grotescas y sus objetivos insignificantes. surgió como escándalo en el punto de colisión. Podía y debía
ser pensado, pues, como un problema. Sabemos cuáles fueron
las soluciones. El escándalo se constituyó t anto a partir del
todo como a partir del notodo. En términos lacanianos esto
equivale a decir que el escándalo daba . '
fe de la disparidad
entre las escrituras del todo. No de la heterotopía del todo
con relación al notodo, ni de la heterotopía del notodo con
relación al todo, sino de la disparidad misma.
§ 58
preciso que la inscripción sexual aparezca como de,terminan- arcaico sino, al contrario, debido a que avanza siempre hacia
te. ¿Fue esto alguna vez diferente? Foucault lo penso y se pro- más y más modernidad.
puso rearmar la historia partiendo del axioma: la sexualidad
no siempre existió.
Esta sexualidad que tuvo un comienzo y que tendrá quizás § 59
un final, se despliega en la sociedad moderna; no se despliega
en otra parte. Supongamos que se la pueda resumir en tres Freud, Lacan, Foucault, ¿he hecho algo más que reencon-
frases: los seres hablantes demandan la relación sexual; pues- trar a Sartre? Él decía esto del antisemita: «Es un hombre que
to que la demandan, creen en ella; puesto que creen en ella, tiene miedo. No de los judíos, ciertamente: de él mismo, de su
les es preciso un saber. Tenemos derecho a añadir una cuarta conciencia, de su libertad, de sus instintos, de sus responsabi-
frase, injertada entre las precedentes: la demanda de relac_íón lidades, de la soledad, del cambio, de la sociedad y del mun-
sexual es la demanda por antonomasia. La demanda que JUS- do; de t odo, salvo de los judíos» (Réflexions sur la question
tífica que haya demanda. juive, Folio, pág. 62), y concluía: «En una palabra, el antise-
Sí acaso algún nombre viniera a soportar la cizalla de mitismo es el miedo ante la condición humana» (pág. 64 ).
imposible de la demanda sexual, la conclusión se imp~ndría: ¿He hecho algo más que reencontrar la fulgurante proposi-
al soportar lo imposible de la demanda por antonomasia, este ción de Frarn;:ois Regnault, quien envuelve en un solo ademán
nombre soportaría lo imposible de cualquier demanda, de la a Freud, Sartre, Foucaulr, Genet, Lacan: el judío es el objeto a
que fuere. Pues bien, el nombre judío surge en esta posición de Occidente? No he hecho más y, me atrevería a decir,
de cizalla en el preciso inst ante en que, bajo el nombre de podría ser bastante.
sexualidad, la demanda sexual aparece como la demanda por He hablado de la Europa anterior al 45. Como ellos. Al
antonomasia. Dejo a los analistas salvajes la tarea de articular hacerlo, he hablado también del presente en tanto es conti-
est o con la circuncisión. nuación de su pasado. H e hablado, pues, de la Europa de
En cualquier caso, es difícil no o bservar la concomitancia siempre. Y he hablado del antisemitismo. Como ellos, otra
cronológica del último cuarto del siglo diecinueve; es difícil no vez. Nadie tiene derecho a pedir más.
observar otra: la promoción d e la sexualidad como demanda Sin embargo, debo reconocerlo, esperaba más de mí mis-
por antonomasia y la constitución de un antisemitismo d~ ros- mo. Anhelaba t ambién responder d el presente en t anto éste
tro moderno van a la par. Dejo a los historiadores de las ideas rompiera con el pasado. Porque el p resente es, en efecto, rup-
la tarea de releer a Weinínger bajo esta luz. tura. En el mundo actual, también Europa cree haber inventa-
La sociedad moderna se presenta como el lugar de la satis- do a su modo una homotopía entre política ilimitada y
facción, a la larga, de toda demanda; esto se llama progreso. sociedad ilimitada. Al respecto, Estados Unidos ya no tiene el
Se negaría a sí misma, pues, si no situara en el primer puesto monopolio; poco falta para que algunos modernos los consi-
de sus preocupaciones la satisfacción de la demanda por deren obsoletos o decadentes. Con ese sentido del tacto que
antonomasia. En este asunto, viene a atravesarse el nombre confiere el poder, Donald Rumsfeld dio en el clavo; hablando
judío; como resultado de lo cual pasa a ser algo más que un de la vieja Europa, puso al desnudo su ambición secreta: que
obstáculo entre otros; se presenta como aquello que, a la lar- Europa vuelva a ser, gracias a la paz y no ya gracias a la gue-
ga, hace que la sociedad se vuelva imposible. No t.al o cual rra, a los valores y no ya a las armas, a la esperanza y no ya
forma de sociedad, sino la sociedad moderna, honzonte de al temor, el lugar ideal de la modernidad.
todas las demás. No por todo lo que permanece en ella d e ¿Qué ocurre entonces con el nombre judío? ¿No debería
106 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL NOMBRE JUDÍO 107
volverse todo más fluido? El problema judío fue resuelto en su que insiste en el fondo de todo pronombre, incluido el de ter-
forma antigua. En el seno del mundo nuevo, la ílimitación cera persona; apunta a él tanto más realmente cuanto que su
impregna a la sociedad por ambos lados de Occidente; gracias enunciado se profiere desde un punto de odio. Pero al apuntar
a esto, la sociedad debería absorber todas las incongrue:ncias a así a él, dice nada más que lo que él mismo es, aunque su
la manera de un grueso secante. Así es en Estados Unidos, enunciado se proponga, justamente, evitarle esa dolorosa
gracias sin duda a la lógica de las minorías, que permite ab- necesidad. El nombre judío es de aquellos que, en lo que dura
sorberlo todo sin perjuicio de utilizar la fuerza cuando algo un relámpago, consuman sobre el enunciador el mandamiento
inabsorbible se presenta. Ya se sabe que no es así en Europa, « Wo es war sol/ Ich werden»; el «es» de la lengua -todo nom-
aunque, cuando le es preciso salir a la calle, necesite disfrazar bre en tanto nombre está en tercera persona- pasa a ser, por
el nombre judío con el nombre de israelí por un tiempo más. un instante infinito y a una velocidad infinita, el «ich» del ser
¿Acaso porque Europa es vieja y decadente? Lo es, con roda hablante. Se comprende la apuesta, más decisiva cuanto más
seguridad, pero por esta vez eso carece de pertinencia. La profundamente ignorada, de reducir el nombre judío a un
fuente del nuevo antijudaísmo no hay que buscarla por el lado adjetivo, incluso como yo mismo lo hago en este momento,
de lo antiguo, sino por el lado de lo moderno. Como tampoco pero con todo conocimiento de causa, para poder hablar de él.
hay que buscarla por el lado de lo que Europa tiene de reac-
il
cionaria (a derecha o a izquierda, ¿a quién le preocupa?). Sino . i,
1
por el lado de los progresistas. § 61
1JI
108 LAS INCLINACIONES CRIM INALES EL N OMBRE JUDÍO 109
márselos judíos, son perseguidos o amenazados de muerte o lugares de la razón: lo lógico-político y la historia. A t od o
asesinados. En resumen, hay judíos progresistas; son muy esto, piensa que las instituciones de Moisés respond en exce-
admirados. Llamémoslos judíos de negación. Aun para estos lentemente a las exigencias de lo lógico-político. Queda la
últimos, el nombre permanece. Llegado el adelgazamiento a historia. No nos sorprenderemos de que Spinoza se apoye
este punto, bien se puede decir que sólo permanece el nombre. implícitamente en Tácito (Hist., V, 2-13 ).
Pero nada, ni Dios ni amo, 1 podría hacer que este nombre, Freud replantea el problema al final de su Moisés; esto
justamente por haberse adelgazado hasta el significante desnu- implica que la solución de Spinoza n o lo satisface . Y que su
do, no sea el mismo nombre que se dan los judíos de afirma- propi a solución para el problema del mon oteísmo no puede
ción. Sincrónicamente, el nombre judío persiste en atravesar la ser ext endida al p roblema de la persistencia: «Nuestro estu-
abertura que separa, unas de otras, a afirmación, interroga- dio ha arrojado quizás alguna luz sobre la manera en que el
ción y negación; diacrónicamente, persiste en un mundo en el pueblo judío adquirió las cualidades peculiares que lo carac-
que los nombres persisten poco. terizan. El problema de la razón por la que pudieron conser-
var hasta hoy su individualidad fue menos dilucidado»
(Folio, pág. 243 ). De ahí que prefiera renunciar: «Para ser
§ 62 equitat ivos, no tenemos d erecho d e exigir ni d e esperar res-
puestas exhaustivas a enigmas semejantes » (Folio, págs. 243 - 'I
Se pide una explicación para la persistencia del nombre 4 ). Estas líneas son las últimas que Freud publicó. No es 1
judío. En otras palabras, ella plantea un problema . Spinoza indiferente que concluya el trayecto de su pensamient o con
había fijado sus términos: quod autem tot annos dispersi abs- un enigma no resuelt o; no es indi ferente que el enigma sea 1
que imperio perstiterint, «su larga existencia como nación justamente éste.
dispersa que no forma ya un Estado» (Traité théologico-poli-
tique, III, Pléiade, pág. 665, traducción Misrahi). N o exami-
. naré en det alle la solución que él formula; sólo recordaré que § 63
consta de tres puntos:
Sobre la persistencia, el judío de afirmación propone una
a) La observación de ritos misteriosos, a la cabeza de los respuesta: la persistencia del nombre judío es el estudio fari-
cuales Spinoza pone la circuncisión. seo. Spinoza conocía esta respuesta y sin duda anhelaba po-
b} La separación que estos ritos operan entre los judíos y nerla en ridículo, confirmándola al mism o t iempo; el estudio,
las demás naciones (en efecto, estos ritos se oponen a los de da a entender él, no es otra cosa que la circuncisión, «Capaz
estas últimas). de asegurar a est a n ación judía una exist encia eterna» (ibid.) .
c) El odio (odium) que la separación desata entre las na- Freud la con ocía más de lo que él mismo dice, y su silencio
ciones (sin embargo, al p arecer el odio es muy a decuado para último equivale a una suspensión de juicio; negarse a asentir,
conservar a los judíos}. Spinoza considera que de este modo pero también negarse a contradecir. Tras el exterminio del
ha obtenido lo q ue buscaba: reinscribir a los judíos en el pa- siglo veinte, el materialista ateo no puede queda rse con eso.
radigma de Tucídides, como nombre de pueblo. Si es consecuente, si es mínimamente instruido, si le ha reco-
nocid o a lguna seriedad a la ciencia antropológica de Lévi-
Porque, para él, aquí está el punto. Él sabe mejor que Strauss, al método h istórico de Fuste! de Coulanges y de
nadie cuáles son los dos fund amentos de la política en los Dumézil, a la arq ueología de Foucault, p uede y debe con-
~¡
i~,I
110 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL NOMBRE JUDÍO 111
cluir: para la persistencia del nombre judío no existe efectiva- persistencia de un nombre a través de una voluntad de olvi-
mente otra base material que la continuación constatable del do, por inflexible que sea. Por mi parte, considero que la
estudio. persistencia del nombre judío encuentra así su fórmula efec-
tiva, mientras afirmación, interrogación y negación han sido
La respuesta vale tanto para los que se consagran al estu- neutralizadas por el rumor cotidiano.
dio como para los que, sin participar de ningún modo en él, Como sucede a menudo, lo cómico devela lo real. Sabemos
saben que existe, así sea para detestarlo. Vale para todos del judío neoyorquino diluido en el dispositivo de las minorías
aquellos que continúan usando el nombre judío respecto de y que, para sostener el nombre, sólo cuenta con unas pocas
sí. Para dárselo a sí mismos, para aceptarlo cuando otros se palabras de ídish o con algunas referencias culinarias. La prue-
lo dan, o para rehusarlo. El judío de afirmación habla afirma- ba está en Woody Allen y en varios otros que hacen las deli-
tivamente y enuncia: «El nombre judío es el estudio fariseo». cias del sitcom. Francia tiene también sus variantes; es verdad
El judío de interrogación habla interrogativamente: «El nom- que aquí lo cómico judío ya no tiene éxito, salvo entre los pro-
bre judío, ¿es el estudio fariseo solo? »; en esta interrogación pios judíos; éstos no interesan lo suficiente como para hacer
tienen su fuente todas las otras que lo habitan. El judío de reír mucho, a menos que se disfracen de pied-noirs 2 y, aún así,
negación habla negativamente: «En todo caso, el nombre esa moda ya pasó. ¿Quién no ve, pese a todo, que esos jirones
judío no es, no será nunca, no fue nunca el estudio »; poco de lengua y esa cocina descuajeringada hablan del estudio?
importa que a continuación proponga Otra materialidad, que Garantizados por la risa que despiertan, constituyen, estricta-
resumiría a sus ojos el nombre judío; poco importa que, a la mente hablando, las ruinas metonímicas del objeto fariseo
inversa, se calle. Está constituido. como tal y, por ello mismo, las ruinas metonímicas del nom-
bre judío, entendido como nombre de afirmación. Porque el
estudio fariseo es el basamento material y significante (son lo
§ 64 mismo) del nombre judío.
judío en la primera solución definitiva. Comprende a todos Sólo el anonimato podía ofrecer una salida para semejante
los que, aún hoy, no se resignan a concluir que esa solución atolladero. La ciencia moderna se prestaba para ello en todas
definitiva esté definitivamente muerta. sus variantes. Se trate de la matemática, de la física matema-
Mal que les pese, está muerta. Como la penúltima de tizada, de la historia literalizada por la filología, del estilo que
Mallarmé. 3 Y por la misma razón. La cuerda que resonaba poco a poco parasitó al yo profundo con el yo superficial, de
tan alto se ha roto. Esto cambia las reglas del juego. Donde la modernidad literaria atravesada por la muerte del autor,
Warburg triunfó, Cassirer, Panofsky, Benveniste conocieron el todas las figuras modernas del saber contribuían al anonima-
fracaso. Después del 45, aquellos que del siglo veinte no to. Hasta el punto de transformar el nombre propio, cuando
aprendieron ni olvidaron nada se lanzaron con bravura a una subsistía, en una forma-límite de desaparición del nombre
Restauración; en primera fila, los judíos franceses. propio. Ligar uno su nombre a un descubrimiento, inscribirlo
Convencidos como muchos otros de que una translatio en la tapa de un libro, transmutarlo en material literario, era
studiorum hizo pasar el saber y el pensamiento de Berlín a lavarlo al mismo tiempo de la tara procedente de los padres,
París, de la lengua alemana a la lengua francesa, se convencie- de los padres de los padres, desde el origen. Freud soñó con
ron oscuramente de que el judaísmo francés tomaría la posta eso, en sentido propio. Cuando la dureza de los tiempos vino
del judaísmo alemán y de que haría las cosas mejor que él. a turbar las artes, las letras y las ciencias, la revolución, rusa
¿No disponía de una auténtica y antigua tradición política o china o mundial, se propuso; en el siglo veinte, ella no era
para apoyar el saber y el pensamiento? Marx lo testimonió en ajena al sa ber, y el anonimato militante, llevado a veces hasta
su tiempo; el nombre de Revolución Francesa era como su el extremo de la seudonimia, relevó con toda dignidad el ano-
engrama; cuando este nombre perdió su brillo, el de Repúbli- nimato del científico.
ca intentó suplirlo. Sin embargo, la empresa había fracasado La notoriedad no cambia aquí nada; muy por el contrario,
antes de empezar. Pues la cámara de gas dejó una huella en confirma. Los nombres propios del científico o del escritor o
los sujetos, lo sepan éstos o no. del revolucionario reconocidos se instalan en la serialidad de
la cultura que se perpetúa; se ordenan en la biblioteca de la
historia universal; su conservación, como flor seca perdida
§ 66 entre las páginas de un herbario, sella la forclusión definitiva
del sujeto. Una vez forcluido, ¿quién preguntará si carga con
Una, al menos. Los judíos cultivados de la primera solu- una tara? Llegado al estadio supremo, el nombre propio noto-
ción no deseaban nada tanto como la absorción de su nombre rio ha devenido en nombre común. El sufijo -ismo como repa-
propio en un Ideal; porque sabían oscuramente que este nom- rador de la circuncisión, es algo que Freud alcanzó; Trotsky
bre propio, nombre del sujeto, seguía siendo en ellos el ina- también.
rrancable aguijón del nombre judío. «Presunciones de origen Pero después del 45, los judíos cultivados no anhelan eso.
israelita atribuido a mi nombre», escribía Simone Weil a Canallas aparte, anhelan ardientemente que su nombre de
Xavier Vallar, y agregaba, evocando un matrimonio puramen- suj etos - su nombre propio- no quede absorbid o. Al mante-
te imaginario con un campesino francés de cepa, «por el mero nerlo, invulnerable, cada uno de ellos sabe, oscura o clara-
hecho de mi nombre tengo una tara original que sería inhuma- mente, que su nombre -nombres de pila y apellido, de fuerza
no de mi parte transmitir a mis hijos» (Quarto, pág. 974). pareja aunque diversa- proclama el fracaso del exterminio.
¿Ironía? Esto es lo que dicen. Cada uno de ellos siente, a veces a su pesar, que, al ponerse
Et nunc manet in te, esto es lo que yo entiendo. en evidencia ese fracaso, algo esencial se encuentra aún sus-
•¡
114 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL NOMBRE JUDÍO 115
pendido. Por eso el nombre, el suyo, debe permanecer, porque dole todo al antiguo es permanecer fiel al antiguo. Es, en
es todo lo que le queda de judío. Así sea judío de negación o, sentido propio, una transustanciación. Pero laica.
más precisamente, porque es judío de negación.
§ 68
§ 67
Soñadores así existen todavía, y muchos, y especialmente
!,
Querer leerlo todo, esperar haberlo leído todo, hacer leer a en Francia.
sus hijos, ser inteligente, comprender más rápido que los Algunos descubren un día que el problema que creían
demás, leer filosofía cuando ya nadie la escribe, escribir nove- plantear a todos, sólo se les plantea a ellos mismos. De la
las cuando nadie las lee, nada de esto les está reservado en nominación que esperaban de la cultura, la cultura no sabe
exclusividad a los portadores'del nombre judío. Da alivio a nada y nada tiene que saber. La promesa no habrá sido hecha
todos los inmigrantes, siempre y cuando no se dejen atontar por nadie, salvo por los que creían haberla escuchado. Lacre-
por la humildad viciosa. También, a todos los que, afirmados encia en la promesa imaginada está condenada desde el
en genealogías autóctonas y en sólidos patrimonios, han reco- principio a la decepción - salvo entre los mediocres. La tran-
nocido en sí mismos esa barra de bastardía que llaman talen- sustanciación laica es un cuento de hadas. Todo se estrella
to. Pero los portadores del nombre judío añaden a esto una incesantemente contra un real incesantemente desconocido y
creencia disparatada: que, al esmerarse en conductas de brillo rechazado: no hay sustitución objeto por objeto; no hay más
-el que fuese-, habrán reemplazado su nombre antiguo por sustituto que el metafórico.
un nombre nuevo, el cual tendrá sin embargo la propiedad Cierto portador del nombre judío descubre un día que el
singular del antiguo. Como el antiguo, el nombre nuevo los sustituto era una metáfora. Poco importa entonces que en su
nombrará en tanto sujetos. interior sueñe exclusivamente con Europa y sus pompas, poco
A este precio, habrán ganado todo: a través de la cultura, importa que sea filósofo o novelista o poeta, igual experimen-
tan general o tan especializada como decidan practicarla, tará la sacudida de una evidencia poco soportable. La cultura
participan en la solución definitiva del problema que aún que él venera era la metáfora del fariseo al que él desprecia.
creen plantear a todos; habrán salvado, a cambio, su inscrip- La nominación que esperaba del noble sustituto le viene del
ción subjetiva y mantenido las virtudes del nombre antiguo. sustituido miserable. Porque lo propio de la metáfora es que
La cultura, en ellos, se dice en «yo» [je]; es el medio para la sustitución significante deja siempre una huella. Lo susti-
decir «yo» [je]. Yo no soy ni sabio ni inteligente ni talentoso, tuido insiste en el sustituto. Insiste, pues, una figura negra
sueñan; el saber, la inteligencia, el talento me nombran, cuyos rasgos fijó el Evangelio para siempre en la cultura:
como me nombran aquellos que odian en mí el saber, la inte- aquel que agradece a Dios por no ser como el resto de los
ligencia, el talento. El nombre judío habrá desaparecido en hombres. Bajo la dura ley de la metáfora, el significante nom-
su sustancia y, con esta sustancia, habrá desaparecido la bra tanto más realmente al sujeto cuanto que el sujeto no se
pesadez que entorpecía todas las gracias; pero sus propieda- reconoce en él. O se reconoce con horror.
des, desprendidas del nombre, subsisten, transportadas a un Tras lo cual, cada uno se las arregla como puede. 1 i
nombre de sustancia distinta - una obra, un saber, un aura, Pero, ¿de veras se las arregla? Había empezado por la sus-
«ein Glanz auf die Nase» , una excepcionalidad cualquiera, titución, que es imaginaria. Luego descubre en ella lo que se
su propio nombre de sí. Darlo todo al nuevo nombre retirán- le parece, pero no tiene nada que ver: la metáfora, que es real. 1
' 1
' 1
1
11
todos los sentidos, la persistencia no dice otra cosa que la do de lo que creemos. Como en el trile,4 parece realizar el
cuatriplicidad misma. Nada prevalecerá contra ella, dice el movimiento moderno pero para escamotear luego el objeto
¡li
judío, sea de afirmación, de interrogación o de negación. Si codiciado. La sexualidad de la que habla le viene de las cien-
1
nada prevalece contra ella, entonces nada prevalecerá contra cias humanas (en el sentido de Las palabras y las cosas), pero
el nombre judío, dice el judío, sea de afirmación, de interro- es asimismo su factor letal. Él la presenta en el registro de la 1·1
gación o de negación. ciencia moderna, pero ella es también lo imposible de lo
moderno como tal. Ahora bien, una vez devuelta a ella misma
Ahora bien, la apuesta de la sociedad moderna consiste y retirada del balizado cuasi trascendental, la sexualidad freu-
justamente en esto: algo puede y debe prevalecer contra la diana no nombra más que una cosa: la cuatriplicidad. La
cuatriplicidad. figura de Edipo propone su resumen más compacto, no
menos que las preguntas de la Esfinge; el cuatro de la maña-
na, el dos del mediodía, el tres de la tarde. Se aprecia a poste-
riori la profundidad de la paradoja; la respuesta que Freud
120 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL NOMBRE JUDÍO 121
juzgaba imposible en las últimas líneas del Moisés estaba al [... ].También cabe imaginar entre las tecnologías del futuro
alcance de la mano, replegada en lo que había ocupado su la posibilidad de transferir los recuerdos y todos los elemen-
vida y su pensamiento. tos emocionales de un individuo. Ese día, la clonación será
Lacan se mantiene bien cerca de la doctrina cuando, en una técnica que dará acceso a una forma de eternidad )} . El
1938 -época de la redacción del Moisés-, la sintetiza para pasquín concluye, enfático: «Tal como es actualmente· posi-
una Enciclopedia con el título de «Les complexes familiaux ble, la clonación humana es la primera etapa en los caminos
dans la formation de l'individu» (Autres écrits, págs. 23-84 ); de la inmortalidad. Prohibir no sirve de nada. Cuando la caja
reitera la doctrina cuando, después de más de treinta años de de Pandora se abre, ya nunca más se recobrará la inocencia»
práctica y de teoría, se burla de la ética kantiana llamándola (fragmento de un pasquín distribuido en febrero de 2003).
«ética de soltero» ( «Télévision», ibid., pág. 541); renueva la Poco importa quiénes son los raelianos. Fanfarronada o
doctrina cuando, mediante las escrituras del Todo y del nota- no, poco importa. Son denunciados universalmente, ése es el
do, vuelve a examinar con nuevos costos el enigma Was will punto. La indignación que despiertan es proporcional a un
das Weib? y descubre su proton pseudos: el artículo definido dato insoslayable: causan horror porque han respondido a una
singulaL Nadie puede decir lo que quiere la mujer, porque La demanda.
mujer no se deja escribir (Séminaire XX, pág. 68 y pág. 75). Rael sería, en efecto, una simple nota de actualidad si la
Se comprende por inferencia que la antifilosofía abre el cami- invención técnica -fantaseada o no- no se encontrara con una
no de una ética que no sería la del soltero: una ética de la demanda inmemorial. Tan antigua, quizá, como la humanidad
cuatriplicidad. Según Freud y Lacan, la ciencia misma, que lo hablante. Disociar la perpetuación de la especie humana del
puede todo, no podría hacer que la cuatriplicidad se disuelva. contacto sexual; liberarla de la coacción del Otro sexo y con-
¿Será en este sentido como se sostendrá que el psicoanálisis es vertirla en puro pasaje de lo Mismo a lo Mismo; quitarle todo
una ciencia judía? Dejo esto a los historiadores de las ideas. sentido a la posibilidad de que el hijo pueda nombrar a sus
El lector informado percibirá al menos cuánto pesa en un padres; hacer que el padre no pueda nombrar entre las muje-
freudiano la expresión «la ciencia no podría hacer que», res a la que lleva al niño que él engendró; hacer que la madre
recordando si es preciso todo lo que pesaba en Descartes la no pueda nombrar entre los hombres a aquel cuyo hijo ella lle-
expresión análoga: «Ni siquiera Dios podría hacer que lo que va, hacer que los nombres de padre y madre pierdan cualquier
fue no haya sido». sentido que no sea contractual, e incluso convencional: con
todo esto los seres hablantes han soñad o siempre. La filosofía
lo demuestra. En Platón, la comunidad de las mujeres, el mito
§ 72 de Aristófanes, el apartamiento de la esposa y los hijos en la
hora última. En Rousseau, el surgimiento de la figura del hijo
Ahora bien, el caso es que, en los siglos veinte y veintiuno, absoluto, arrancada de la menor relación parental: resignado a
lo ilimitado la emprende contra la cuatriplicidad. Aliada a la la irreductible conexión entre nacimiento y contacto sexual, el
técnica, la ciencia del viviente es capaz a hora de modificar el filósofo los separa a post eriori mediante el a bandono y
reparto masculino/femenino, de disociar nacimiento d e un mediante la pedagogía, anverso y reverso de la misma mone-
hijo y encuentro de los sexos, de disociar hijo y parentalidad. da. En un caso y otro, el niño ya no será «hijo de», sino
Vale la pena citar a los raelianos: «La clonación reproduc- «niño», niño encontrado, es decir, perdido, o alumno ideal de
tiva humana permite tener un hijo a parejas homosexuales. un preceptor que no es su progenitor. En Kant, separación ·1
La clonación permite la recreación de un individuo muerto análoga, pero mucho más explícita: el acto sexual es un cani- 1
122 LAS INCLJNACIÓNES CRIMINALES EL NOMBRE JUDf O 123
balismo imposible de moralizar; como por otra parte es inelu- cristianos suponiendo que ignoran el sentido de la Nativi- 1
I·
dible, tan bárbaro y necesario como la muerte, sólo queda dad-: es preciso que la cuatriplicidad no valga nada. Todo lo
civilizarlo, formal y superficialmente, gracias al contrato; que vale de veras se supone que viene de otra parte.
pompa fúnebre y matrimonio son deudores de una sola y mis- Lo que es verdad de las religiones es verdad de todos los l
ma lógica. conglomerados de seres hablantes y, al cabo, de la humanidad ~!
Podríamos continuar. La filosofía demanda a la vez lo que misma en el instante de pensarse como un todo ilimitado (la
no puede conciliarse: que la ética cese donde empieza la cua- humanidad durbaniana). Pero ¿es tan grande la diferencia
triplicidad -ética de soltero- y que sin embargo la especie entre religiones y humanidad? Alain Finkielkraut lo niega, y ¡;
humana no cese. Salvo las excepciones que no cambian nada: yo me inclino a creerle. Entre cien citas, ésta, en la que me '¡':
1
'I
Schopenhauer no habría objetado que el ideal de negación del agrada encontrar una consonancia con Lacan: «Con el hom-
querer-vivir testimonie la demanda perpetua que la humani- bre de los derechos del hombre, la humanidad cree haber
dad dirige a todos y a nadie: «Líbranos de la cuatriplicidad». dicho su última palabra [ ... ]cree haber desposado lo univer-
sal, es decir, la visión divina de una razón sin límites» (L'im-
parfait du présent, Gallimard, 2002, pág. 221; las itálicas son
§ 73 de A. F.). El hombre de los derechos del hombre nuevos y her-
menéuticos mira desde arriba al hombre de los derechos del
Hoy se nos promete esta liberación. Con ella, la sociedad hombre salido de la Ilustración; lo tacha de abstracto; se bur-
moderna se legitima ante sus propios ojos; la imagen que pro- la de su universalidad formal; opone a ella su propia plenitud
mueve de sí misma es justamente ésa: no fabricar demandas y su universalidad numerosa. Pero cuando se arriba a lo real,
nuevas sino cumplir, desplegando nuevos recursos, los sueños el hombre nuevo está lleno nada más que de vacío. No es
que acompañaron siempre a la humanidad. Digan lo que hombre ni mujer, no tiene padre ni madre ni hijo. Su única
digan, las religiones no tienen nada que temer; si acaso un ser esposa es una forma, cuya ley, entre todo y notado, él ignora.
hablante naciera por manipulación genética, ¿imaginamos a Ha puesto la cuatriplicidad fuera de sí mismo.
las iglesias cristianas negarle el bautismo con el pretexto de
que salíó de lo que se comienza a llamar crimen contra la
especie humana ? ¿Imaginamos a un imán negarle la condi- § 74
ción de musulmán que, según él, todo ser hablante porta en
sí? ¿Imaginamos a los que creen en la metempsicosis escanda- Creo recordar, sin poder precisar las circunstancias, que
lizarse por lo que bien podría no ser, a sus ojos, sino una Lacan emitió un día el logion: «El racismo tiene porvenir».
variante de ella apenas remozada ? Una vez más, hay que Espejismo de la memoria, tal vez. Cita inasignable o fabrica-
hablar claro: todas las religiones reconocidas como tales bus- ción involuntaria, un anudamiento significante se propone; es
can no hacer depender su continuación y su extensión sólo de imposible comprenderlo si no se lo articula con el título de
la cuatriplicidad. Se consagran a reemplazarla por otra cosa. Freud, El porvenir de una ilusión, y si no se recuerda que,
En líneas generales, eso se llama conversión. con ese título, Freud pretendía hablar de la religión. Lacan - o
A través de la conquista armada, de la persuasión, de la mi elaboración mnémica- dan a entender, a quien acepte
imitación y sus variantes, el intento es siempre proponer un hacerlo, que la religión del futuro es el racismo. Ellos impo-
Sustituto de la reliquia bárbara. Un Otro de la cuatriplicidad. nen al mismo tiempo una interpretación de la frase, demasia-
Nada importa que se la venere de palabra -no injuriaré a los do célebre, atribuida a Malraux (aquí la fabricación es casi
il 1
124 LAS INCLINACIONES CRIMINALES EL NOMBRE JUDÍO 125
ran la cuatriplicidad. Que son su sustituto más exacto, aquel trumento musical que, al final del verso, se rompe. . . .
que permite expulsar la cuatriplicidad por medio de un nom- 4. Juego callejero de apuestas fraudulenta s que consiste e~ ad1vmar
bre infamante. Tanto más infamante cuanto que se lo honra. en cuál de tres lugares se encuentra una pieza manipulada (Dtcctonano
de la Real Academia Española ).
Existen devotos de la raza; existen devotos de la cepa; son
incluso innumerables. Con la sustitución, el antirracismo no
cambia nada. Después de lo cual, todo está permitido en
I'
materia de segregación.
En la lengua de un hombre del siglo veinte, que predice lo J.:
que iban a ser éste y el veintiuno, racismo debe entenderse de
una sola manera: odio a la cuatriplicidad. La sociedad moder-
na pone este odio en práctica; el medio para ello será la multi-
plicación ilimitada de sustitutos, tanto materiales como
simbólicos; el procedimiento técnico no se hará esperar mucho; .r¡
,.
el procedimiento de opinión tampoco y el nombre de raza •
seguirá siendo durante largo tiempo un recurso disponible -
bajo las dos formas del racismo y del antirracismo, demasiado
opuestas para no ser equivalentes cuando la tontería y la igno-
rancia llevan las riendas.
Permanece el nombre judío; él requiere la cuatriplicidad
porque no subsiste sino por ella. Hasta el punto de que la
conversión, podríamos decir, no es su fuerte. Al requerir la
cuatriplicidad, rechaza un sueño humano y se expone al
odium de las naciones. Si lo moderno se define por la creencia
en una realización ilimitada de los sueños, entonces el porve-
nir está totalmente trazado. Pasa por el antijudaísmo teórico
y práctico absoluto. Si se sigue a Lacan más allá de lo que él
enuncia expresamente, están echadas las bases de una religión
nueva: el antijudaísmo será la religión natural de la humani-
dad venidera.
CONCLUSIÓN
l
únicos en conservarlo, frente a una Europa que pretendía no par en la desaparición definitiva del problema. En la segunda
saber nada más de él. mitad del siglo veinte, la más amarga de las ironías condujo a
Cuando un contretemps es perpetuo, debe de tener una los judíos a consentir en todos los sacrificios, y en los más
causa radical. Propondré una: el contretemps no es solamente dolorosos, para ayudar a resolver un problema que ya se
el precio de la voluntad de imitación; es esta voluntad misma; había disipado en humo: el problema judío. O a resolver un
dicho esto, la voluntad de imitación sólo le concierne a Euro- J
problema nuevo no más consistente que si se hubiera disipa-
pa. Que hoy se presente más y más a menudo como volunt ad do, puesto que jamás comenzó: la paz europea en el Cercano ~
J
de imitación de Estados Unidos, en nada cambia el asunto: Oriente. Todo lo que hay que entender es que, en Europa, los
Estados Unidos es aquí la Magna Europa. La voluntad de judíos ya no le interesan a nadie. N i siquiera a los que se
imitación, que concierne sólo a Europa, no es otra cosa que la dedican, en forma cada vez más abierta, a las prácticas y
asunción del problema judío por parte de los judíos; quiero declaraciones antijudías. El antijudaísmo moderno se ha con-
decir, del p roblema que los judíos de Europa le planteaban a vertido en la forma natural de la indiferencia; la persecución,
Europa. Mientras que, justamente, Europa considera este en la forma n atural de la desidia; la negación del antijudaís-
problema resuelto. Otro contretemps. mo y de la persecuci ón, en la forma natural de la opinión
En una última inversión, y tras tantas décadas de imita- razonable.
ción, los judíos se creyeron en condiciones de pagar su deuda Es oportuno que el contretemps cese. El primer deber de
con los imitados. Se habían vuelto ejemplares. Menudo ejem- los judíos no es, como imaginaba H erzl, librar a Europa de los
plo, en efecto, superar el exterminio con una victoria justa. judíos. El primer deber de los judíos es librarse ellos de Euro-
130 LAS INCLINACIONES CRIMINALES
NOTA DE LA TRADUCCIÓN
INTRODUCCION
«Télévision», pág. 539). Sin embargo, cuando acudimos a los sino por su correlación opositiva con la / b /sonora. Asimismo,
textos y sobre todo a los que cita Brunschwig, observamos que según Lacan, la fórmula universal {para todo x, Fx) no existe
Aristóteles usa el singular gramatical me panti, dativo, comple- como fórmula del todo sino por su correlación opositiva con la
mento de un verbo análogo a «convenir a». La proposición par- fórmula existencial (existe un x tal que no-Fx).
ticular enuncia que un predicado no conviene a todo sujeto. La Si se le da a x la misma trayectoria de valores, estas dos pro-
memoria de Lacan pasó del singular al plural, por influencia de posiciones son contradictorias, de tal forma que la verdad de
una mutación producida en la lengua lógica después de Aristóte- una trae aparejada la falsedad de la otra y recíprocamente.
les. C(. infra, el comentario del § 12. Lacan no razona de esta manera; no tiene, pues, que sortear la
dificultad {por ejemplo, anotando la variable con dos letras dife-
rentes x e y). Pues él reinterpreta la contradicción en términos de
§2 oposición pertinente; así como, según Jakobson, los dos fonemas
opuestos I p I y I b I existen uno por el otro gracias al mismo
La noción russelliana de «totalidades ilegítimas» es pertinen- rasgo de sonoridad, afectado solamente por un valor opuesto
te. Cf por ejemplo Russell, «Mathematical Logic as based on (-sonoro/+ sonoro), así también las dos fórmulas lógicas exis-
the Theory of Types» (artículo de 1908, recogido en Logic and ten una por la otra. Son verdaderas una por la otra, justamente
Knowledge, Londres, 1956 [Lógica y conocimiento, Madrid, porque se oponen.
Taurus, 1966)). Una proposición que hable de «todas las propo- Paralelamente, el notado requiere la conjunción de dos
siciones» debe, dice Russell, ser exterior a esa totalidad, pues de modos; «de que nada existente haga de límite a la función» (pág.
lo contrario la expresión «todas las proposiciones» constituiría 466), se sigue que la categoría de universo pierde todo asegura-
una totalidad ilegítima y sería fuente de paradojas. miento: «nada puede asegurarse de un universo» (ibid.).
134 LAS INCLINACIONES CRIMINALES
ACLARACIONES 135
.Ir
§3 §7
:.1
La filosofía no se reduce a su versión común. Kant, entre El cu rso de Foucault de 1975-1976 se titula: «H ay que defen-
i
otros, tropezó con las trampas del Todo, y Lacan no lo i~n~ra~,ª· der la sociedad» . Se publicó con el título, Il faut défendre la 1
Es posible que, al utilizar la palabra límite, invoque la d1stmc10n '
société, en París en 1997, por Hautes Études/Gallimard/Le Seuil.
ka ntiana entre el tope (Schranke) y el límite (Grenze) . El tope es
1
pura negación y no proporciona ningún conoc_imi.ento acerca de
lo que choca con él; el límite tiene alguna pos1t1V1dad y propor- §8
ciona cierto conocimiento de lo limitado (Prolégomenes, § 57;
Critique de la raison pure, apartado «La discipline de la raison Sobre T ucídides, léase L. Strauss, «Sur la guerre des Athé-
pure relativamente a son usage polémique», GF, págs. 631-633 niens et des Péloponnésiens de Thucydide», La cité et l'homme,
[Crítica de la razón pura, Buenos Aires, Losada, 1974]). París, Agora, 1987, págs. 179-303; «Thucydide: la signification
de l'histoire politique», La renaissance du rationalisme politique
Según Kant, el juicio infinito es el juicio afirmativo del t_ip~: classique, París, Gallimar d, 1993, págs. 130-165. 11
«El a lma es no mortal ». La colección de los no-mortales es mfi- El conjunto de la compilación La cité et /'homme atañe a
nita, pero está limitada por el hecho de que la colección de los cuestiones mencionadas en los § 8-1 4. Basado en una estimulan-
mortales se sustrae de ella (Critique de la raison pure, apartado te hipótesis, Luciano Canfora a borda la cuestión de las relacio-
«De la fonction logique de l'entendement dans les jugements» , nes entre T ucídides y la política de su tiempo en Le mystere
ibid., pág. 158 [Crítica de la razón pura, op. cit.]). _ Thucydide, París, Desjonqueres, 1997. Se ve instado así a recon-
Véase igualmente la discusión de la Idea de totalidad abs?lu- siderar la influencia de Tucídides sobre Aristóteles. Véase igual-
ta de condiciones, Critique de la raison pure, apartado «Systeme mente Cario Guinzburg, «Aristote et l'histoire., encore une fois»,
des idées cosmologiques», ibid., págs. 423-425 [Crítica de la Rapports de force, París, Hautes Études/Gallimard/Le Seuil,
razón pura, op. cit.]. 2003, págs. 43-56.
Guy Lardreau toma en detalle los análisis ka ntianos en La
véracité, París, Verdier, 1993; en esta ocasión, somete a crític~ la § 9
lectura de Kant por Lacan. Monique David-M énard confronto la 1
doctrina kantiana de la universalidad con las escrituras lacania-
«El más político de los historiógrafos que haya escri to nun-
nas, en Les constructions de l'universel, París, PUF, 1997. ca», es una expresión de Hobbes cit ada y comentada con fre- l.
cuencia.
El gran historiador y erudito prusiano J oha nn Gustav Droy- ·I
§4 sen formuló la recíproca: «Ser hombre de Estado es ser historia-
do r en el orden práctico» (der Staatsmann ist der praktische
La expresión «París, capital del siglo diecinueve» fue hecha Historiker). Cf. Précis de théorie de /'histoire, París, Éditions du
célebre por Walter Benjamín. La tomó de la carta de Marx a Cerf, 2002, pág. 102 (el original data de 1882).
Ruge, fechada en septiembre de 1843 y publicad~ en los Annales
franco -allemandes; se califica aquí a París de dze neue Haupts-
tadt der neuen Welt, «la nueva capital del mu ndo nuevo».
ACLARACIONES 137
136 LAS INCLINACIONES CRIMINALES
(«uno por uno ») . La forma habitual es singillatim. Indicació n,
§ 10 indudablemente voluntaria, de que la fórmula fue inventada y de
que, bajo un latín falsamente antiguo, disimula una inn ovación
En el conjunto de la filosofía medieval, sólo Europa tomó radical. 1
como referencia la Política de Aristóteles. La filosofía judía Y la En un contexto jurídico, que no carece de pertinencia para 1:
musulmana se apoyan, por supuesto, en Aristóteles, pero no en una crítica de la razón política, el Digesto escribe: Non possunt Ji
j¡
materia política; cuando tratan de política, se r:miten ~ Pla,tó~. omnes singillatim aut legibus aut senatus consultis comprehendi,
Cf. L. Strauss, «Pour commencer a étudier la phdosoph1e med1e- 'I
«no todos pueden ser tratados uno por uno, ni por las leyes ni
vale», La renaissance ... , págs. 300-301. por los decretos del senado » (Dig., 1.3.1 2) . Hay, pues, casos no
previstos directamente por la ley; el juez debe razonar entonces
Beccaria (1764) sostiene que sólo el silogismo puede formali- por analogía. Se restablece así, sea cual fuere la letra de los tex-
zar adecuadamente la relación entre la ley y el caso concreto: «El tos legales, la validez del dictum de omni et nullo.
juez debe componer un silogismo perfecto: la premisa mayor Según Foucault, el poder moderno rompe justamente con esta
debe ser la ley general, la menor el acto conforme o no a la l.ey, concepción y anhela tratar el caso por caso (singulatim) y encon-
en tanto que la conclusión es la absolución o la condena. St el trarse así con el individuo vivo. Ta l es su conexión con el poder
juez forma [ ... ] aunque sólo sean dos silog~smos en lug~r de uno pastoral.
solo, la puerta a la incertidumbre queda abierta (Des delits et des
peines,§ IV, GF, pág. 67). Así nace el silogismo judicial, que se
enseña aún hoy en las facultades. _ § 12
Durante la Revolución Francesa, todas las discusiones referi-
das a la función del juez están dominadas por el modelo de Bec- Nunca se insiste lo necesario en que la escolástica es una dis-
caria. Como tales discusiones se enmarcan en una perspectiva ciplina enteramente eclesiástica y exclusivamente cristiana. Por
constitucional, el ideal del silogismo tiende a extenderse más allá lo general, se la hace empezar en el siglo once. Fuera de Francia, ;
'I
de la esfera jurídica. . permanece vigente hasta por lo menos el dieciocho, y ello tanto
Condorcet se basa en él para definir el papel del poder e1ecu- entre los católicos como entre los protestantes.
tivo. Kant (cf. § 11) reinterpreta desde ahí la teoría de los tres
poderes. Benjamín Constant lo coloca en el centro de su argu- Sobre la Política de Aristóteles, remito a Francis Wolff, Aris-
mentación a favor del sistema representativo. Hegel lo eleva a tote et la politique (París, PUF, 1991). Sobre su silogística, el
esencia de la idea de constitución. Véase el análisis de Franz impulso decisivo lo dio Lukasiewicz, Aristotle's Syllogistic,
Rosenzweig, Hegel et l'État, París, PUF, 1991, págs. 335-355. Oxford, 1957. Desde entonces, los estudios continuaron. Será
Para Kant y para Hegel, Beccaria es una fuente, pero no, por productivo consultar la obra de G. G. Granger citada anterior-
cierto, la única. Cf. infra, el comentario del § 13. mente.
Cuatro precisiones:
§ 11
a) Para responder a la preg un ta «¿quién gobierna? », tanto
M. Foucault, «Omnes et singulatim»: vers une critique de la Aristóteles como Platón siguen la tradición griega. Esta tradición
raison politique, texto publicado primero en inglés en 1981, .e no es lógica (uno/algunos/todos), sino mucho más contable y
incluido luego en Dits et écrits, bajo el nº 291, tomo 11 de la edi- descripti va: uno/poco numerosos/ numerosos. Así pues, no reto-
ción Quarto, págs. 953-980. El latinista habrá notado _que Fo_u- maré la fórmula (tal vez estrictamente exotérica) de L. Strauss:
cault se sirve de una fórmula extremadamente rara: szngulatzm
138 LAS INCLINACIONES CRIMINALES
ACLARACIONES 139
«Tanto en la época de Grecia como en la actua l, la democracia
cuencia la vers10n a uténticamente a ristotélica del dictum de
siempre significó el gobierno de todos », «La crise de la philoso-
phie poli tique», Nihilisme et politique, París, Rivages, 2001,
e/
omni nullo no permite ir del todos al uno, sino únicamente del
singular gramatical panti al singular gramatical tini, indetermi-
pág. 118.
nado entre uno y var ios (cf. por ejemplo Top., 109 a 3).
Obsérvese que, al excluir del silogismo el plural (fantes}, .el
b) Aristóteles habla ocasionalmente de pantes («todos») a
nombre propio y muy especialmente el nombre propio notono
propósito de la democracia; lo que él seña la del todos es su
(del tipo Sócrates), Aristóteles excluye precisamente los nombres
carácter numeroso (de ahí el plural) y no su exhaustividad. En
que T ucídides considera decisivos. En realidad, separa de modo
este sentido, el todos no es para él más que un caso límite (e ine-
radical la lengua lógica de la lengua del historiador. No obstante, ·!
sencial) de la forma fundamental , que es el gran número. Si la
siguiendo a Tucídides, considera que la lengua del historia?or y I•
i
democracia es en definitiva el régimen más justo (libro III), ello
la lengua política son una sola y misma lengua. Lo prueba ¡usta- 1
1
se debe a que una pluralidad de individuos ve más cosas que un
mente el hecho de que, en su Política, utiliza nombres de pueblos,
individuo aislado. Este razonamiento conserva su validez siem-
nombres propios y el plural pantes. Separar la lengua lógica de, l.a
pre que la pluralidad no incluya a todos los individuos de la co-
lengua histórica es, en consecuencia, separarla de la lengua polit1-
lectividad considerada. El pantes aristotélico, ,variante inesencial
ca· no hay ni puede haber para lelismo lógico-político,
del gran número, es distinto por principio del todos kantiano,
' En el mundo antiguo, y especialmente en Grecia, el instrumen-
ideal regulador del que la noción de mayoría {numerosa o no ) es
un sustituto pragmático. to capita l de la política es el discurso público. Po.r eso ~a lengua
de los oradores es la lengua de los políticos y al mismo tiempo de
Deberá tenerse en cuenta que los mejores comentadores
los historiadores. Plurales y nombres propios sobreabundan en
emplean a menudo la palabra todos, mientras que el griego usa
ella. Se explica así que la cuestión de la retórica intervenga nece-
plethos (m ultitud), polloi (numerosos) o incluso to koinon (la
sariamente en la cuestión de la historia.
comunidad). Así lo hace F. Wolff en su presentación, por lo
La doctrina de Aristóteles en cuanto a la historia y en cuanto
demás excelente, de la búsqueda del régimen más justo por par- 1
a las relaciones entre historia y retórica ha sido objeto de vivas
te de Aristóteles (ibid., págs. 83-123 ).
discusiones entre los especialistas. Cf. la síntesis de C. Ginzbur g, 1:
citada más arriba.
¡·
c) En sus escritos lógicos, Aristóteles emplea el singular gra-
matical: no «todos los hombres», sino «todo hombre es mortal»
(en griego, pas; dativo: panti). La misma observación vale res-
§ 13
pecto de «algunos». Lo que así se traduce se expresa en Aristóte-
les mediante un indefinido en singular grama tical (en griego, tis;
La integración de las proposiciones singulares en la silogística
dativo: tini). De acuerdo con un uso perfectamente documentado
reviste una importancia decisiva en la formalización del cristianis-
de la lengua griega, Aristóteles da a tis una interpretación inde-
mo. Es a tri buida a Ramus, de mediados del siglo dieciséis. Ramus
terminada entre uno y varios. La lengua francesa encuentra difi-
estaba próximo a la Reforma (fue asesinado en la noche de San
cul toso expresar esa indeterminación; el singular que/que
Bartolomé). De hecho, la teología puritana se asienta de modo
[«algún, alguno, alguna» ] de la lógica clásica es poco claro;
explícito en un recurso al silogismo. Particularmente interesante
Lachelier parafrasea «uno o varios»; los modernos dicen «al
menos un o». es el silogismo místico, derivado al parecer de Teodoro de Beza .
. ·Cómo puede estar seguro el calvinista de ser uno de los elegidos?
d) Aristóteles no integra en el razonamiento silogístico las
~espuesta: Mayor (universal): es elegido cualquiera que sienta en
sí mismo la confirmación del Espíritu santo. Menor (mística ): Yo
proposiciones singulares del tipo «Sócrates es mortal» . En canse-
siento en mí mismo la confirmación del Espíritu santo. Conclu-
f
140 LAS INCLINACIONES CRIM INALES ACLARACIONES 141
sión: luego, soy uno de los elegidos. Llevar el silogismo hasta el sición de modelos. La expresión «todo el pueblo» es tributaria
extremo de absorber esa singularidad absoluta que es el Yo UeJ es de lo lógico-político; la expresión «la mayor parte», no. Con-
revolucionar a Aristóteles. El silogismo político de Kant y Hegel trasta con la definición monolítica de Kant.
no sería posible sin esta transformación. Es lícito suponer que
ambos conocían la teología silogística de los calvinistas.
§ 16
Es obvio que, en el teologema de Pablo de T arso, la extensión
de los dos «todos» no es la misma (o bsérvese que el griego Sobre la democracia ateniense han escrito los más grandes y
emplea el plural pantes). La simetría, aunque decisiva, es frágil. todo debe ser leído. Para orientarse, consúltense los capítulos
La Lógica de Port-Royal (U, XIII, obs. IV) analiza en detalle la pertinentes de la síntesis de L. Canfora, Histoire de la littérature
proposición «todos los hombres son salvados en uno solo». En grecque d'Homere a Aristote, París, Desjonquieres, 1994.
sentido estricto, dicen Arnaud y Nicole, es fa lso sostener que
todos los hombres son salvados por Jesucristo, ya que los paga- Los Antiguos distinguían claramente dos casos:
nos no lo son.
La solución está en entender: «Todos los salvados lo son por a) La toma de decisión;
J esucristo». Al cumplirse esta condición, la proposición puede b) La elección de los «gobernantes».
ser concebida como una universal. f. Una decisión, sea política o judicial, es óptima cuando es
Se evitan así tres catástrofes. La primera sería que la simetría
se quebrara; pero queda a salvo desde el punto de vista formal
puesto que de uno y otro lado hay una universal, aunque su
1 toma da por la mayoría de los votantes (cf. supra, el comentario
del § 12; así ocurre en la Asamblea del pueblo o en el tribunal:
extensión no sea la misma. La segunda sería que la teología pau- véase el final de la Odisea o de la Orestíada. Pero la elección de
lina se fundara en una proposición particular: «Algunos son sal- los «gobernantes» es absolutamente democrática sólo cuando se
vados por Jesucristo»; el cristianismo ya no podría aspirar al la deja por entero en manos del azar; se trata del procedimiento
universalismo en extensión. La tercera sería proyectarse hacia del sorteo, fundamento de la democracia ateniense. Sólo lo alea-
una proposición universal clásica en la que «todos» incluiría tan- torio, combinado con la duración estric tamente limitada del
to a los paganos como a los cristianos; el cristianismo se trans- mandato, otorga realidad efectiva a lo «numeroso».
forma ría entonces en una religió n ilimitada , sin ba utismo, sin Introducir en semejante alternativa la elección por mayoría es
conversión, sín profesión de fe. En resumen, pasaría a ser la reli- (a los ojos de Aristóteles, por ejemplo) mitigar la democracia y al
gión de la humanidad. Grotescamente o no, los adversarios de mismo tiempo hacerla menos salvaje. El razonamiento se expli-
los jesuitas en el seno de la Iglesia les atribuyeron precisamente ca: los Antiguos entienden la mayoría como una fracción del
esta doctrina. Sospechamos que hoy es profesada efectivamente todo, no como un equivalente del todo; es tributaria, en conse-
por los social-cristianos. cuencia, de una forma de oligarquía. Cf. infra, el comentario del
§ 17.
La democracia moderna interpreta la mayoría de una ma nera
§ 14 radicalmente distinta, ya que, por una decisión estrictamente
axiomática, la convierte en un equivalente del todo. Por supues-
En su definición de la democracia, Rousseau señala que no se to, el fundamento de esta decisión es la teoría de la representa-
ha olvidado de los Antiguos: «El soberano puede encomendar el ción popular, que es una invención moderna.
gobierno a todo el pueblo o a la mayor parte del pueblo» (Con- El carácter axiomático de la regla de mayoría se muestra de
trato social, III, m). La conjunción o disimula una auténtica opo- lleno cuando la mayoría es de hecho minoritaria, lo que sucede
144 LAS INCLINACIONES CRIM INALES ACLARACIONES 145
senhower (1958) no revela en absoluto una adhesión al progre- como tal en el nódulo del protestantismo, y su sentido de la lengua
sismo pacífico; muy por el contrario, lo que expresa es un libera- le indicó que, cuando se trata del notado, es preferible la forma
lismo económico clásico: aun disfrazada de necesidad de defensa plural. Su error fue diagnosticar aquí un principio de debilidad,
nacional, se considera que la intervención del Estado en la eco- mientras que, muy por el contrario, el protestantismo, gracias a su
nomía es mala. principio de variaciones, ya había fundado el poder económico de
En este punto como en otros, está claro que la administración los Países Bajos, fundaría en poco tiempo el poder a la vez econó-
Bush constituye una mutación en la doctrina republicana. Lo mico y militar de Inglaterra y más tarde el de Estados Unidos. De
que llaman su neoconservadurismo es algo así como un roosevel- ningún modo por las razones que alega Max Weber, sino porque
tismo sin N ew Deal. la ílimitación es muy apropiada al capitalismo.
En cuanto al papel cumplido por la guerra en la reactivación La Iglesia romana dejó escapar ese momento. Es verdad que
económica, me contento con recoger los análisis marxistas de P. anhela recuperarse. Organizaciona lmente heterotópica de la ili-
Baran y P. Sweezy, Monopoly Capital, Londres, Penguin, 1968. mitación y, por lo tanto, estructuralmente reacia a la ley del mer-
Me sorprendería que los asesores de Bush los ignoraran. cado, sabe jugar la carta de la transacción. Desde hace ya un
tiempo, algunos de sus más brillantes represen tantes aceptan
Uso la palabra · «societal » [sociéta/J porque las palabras transigir con el mundo moderno; esperan obtener a cambio que
«social» o «civil » generarían un contrasentido. Sin embargo, el mundo moderno transija con las limitaciones devotas. ].-A.
tomadas al pie de la letra, serían más apropiadas. M entes razo- Miller y Le neveu de Lacan establecieron que estos buenos servi-
nables negaron que el 11 de septiembre fuera un acto de guerra, dores sacan su brillo de los aparatos de los que son engranajes,
puesto que no respondía al esquema clausewitziano: del lado de más que de sus talentos personales.
quienes lo concibieron no había Estado, no ha bía política, no En cambio, en Estados Unidos el protestantismo no hace
había continuación de la política por otros medios. Pero el vuel- mayor caso de los brillos, sean de aparato o de personas. Puede
co consiste justamente en eso. Quienes concibieron el 11 de sep- valerse de ellos, cosa de la que no se priva, pero para él no son
tiembre la emprendieron contra la sociedad norteamericana; fundamentales. Porque no tiene que transigir con la ilimitación;
pues bien, esta sociedad incluye al Estado entre sus componen- ésta se encuentra en su princ1p10.
tes. La acción alcanzó al Estado desde el momento en que alcan-
zó a lugares centrales de la sociedad. Al alcanzar al Estado, se
f La expresión «construir la sociedad » es de P. Rosanvallon,
convirtió en un ataque militar y, por lo tanto, en un acto de gue- L e peuple introuvable, París, Folio, 1998, pág. 459.
rra. Por retroacción, después del hecho queda definida una polí-
tica: ella es esa x, tan fútil como se quiera, de la que el ataque j
~
puede ser considerado un medio . En este asunto, Clausewitz está § 21
tan obsoleto como el casoar 1 y los guantes blancos. Es importan-
te apreciar que la masacre del 11 de septiembre pertenece a la
guerra en la exacta medida en que afecta a la sociedad. En este
M e baso en H . Arendt, La tradition cachée. Todos los artícu-
los de esta compilación analizan, directa o indirectamente, la 1
sentido, las Twin Towers importan infinitamente más que el versión de lengua alemana de lo que yo llamo p rimera solución !
Pentágono. definitiva.
1
§ 22 Pero está lo que efectivamente escribió. Durante los últimos i:
meses de su vida compuso su texto mayor, publicado por Albert ji;
La bibliografía es inmensa. Sólo mencionaré, en lo relativo a Camus en 1949 bajo el título de L'enracinement [El arraigo},
Alemania, la síntesis de Philippe Simonnot, Juifs et Allemands. '!I
como volumen inaugural de la colección «Espoir». En este libro,
Préhistoire d'un génocide, París, PUF, 1999. El tema de los Ost- Weil pretendía echar las bases de la sociedad futura. Provenga el ·I
juden es objeto del capítulo VIII. título de ella o de Camus, la temática del arraigo está presente en
t
cada página. A la luz de las notas de 1942, ¿es ir demasiado lejos
percibir una llamada a combatir la influencia judía sobre el mun-
§ 23 do? Quedamos pensativos cuando, en un texto de la Resistencia
1¡:
a H itler, leemos: «[Hitler] t omó su modelo de máquina de las .!
Las citas de Weininger fueron tomadas de Geschlecht und personas que lo obsesionaban continuamente por la repuls ión 1
Charakter (Sexe et caractere, L'Áge d' homme, 1976, pág. 248 que le inspiraban. Eligió simplemente como máquina la noción 11:
[Sexo y carácter, Buenos Aires, Losada, 2004]). Nacido en Viena de raza elegida [. .. ]» (Quarto, pág. 1179) . 1
en 1880, Otto Weininger publica su libro en 1903; se suicida ese El lecto r curioso agregará los textos de la sección titulada
mismo año. Cf. P. Simonnot, ibid., pág. 221. A menudo se lo «L'antijuda'isme de Simone Weil» de la edición Quarto.
considera un para ngón del judío antisemita; en todo caso, fue i"
1
utilizado como tal por los ideólogos nazis. Escritas alrededor de octubre de 1944 (cf. pág. 86 de la edi- ¡
ción Folio) y publicadas en 1946, las Réflexions sur la question
El título de prensa «Estoy en todas partes » se asienta en la juive de Sartre echan napalm sobre este mantillo discursivo. Hoy
estructura del mensaje invertido: el antisemita debe estar en todo hace pensar que está en vías de reverdecer.
todas partes porque los judíos están en todas partes.
Neumann termina su libro en diciembre de 1941; aparece en no coinciden («Le virage », págs. 162-163). Reconocemos aquí
Gran Bretaña en 1942; en 1944 se publica una segunda edición una problemática recurrente del siglo veinte (cf. § 20). Compren-
aumentada. Habrá que esperar más de cuarenta años para que demos también que, bajo el nombre único de Estado total, hay
haya una traducción en Francia, tal vez porque parecía insopor- dos modelos opuestos funcionando: o bien el Estado impone su
table pensar el Estado nazi en discontinuidad con el Estado pru- totalidad limitada a la sociedad, o bien la sociedad impone su ili-
sia no. mitación al Estado.
El comentario que hace Neumann de las consecuencias del El nazismo eligió el segundo modelo; Schmitt, conservador 1
atentado del 24 de julio de 1944 contra Hitler es particularmen- católico, parece haber elegido el primero, pero creyó posible 'I
te revelado r: «El edicto de Hitler del 25 de julio de 1944, que hacer jugar la reversibilidad. En apariencia, Himmler y los ideó- !¡,
encarga a Goring adecuar el frente interno a la guerra total [ ... ] logos SS eran menos ingenuos que lo que él creía. El Estado total 1
puede conducir a la desaparición del dualismo que aún subsisti- schmittiano debe obstaculizar, y no acelerar, la evolución que
ría entre el Estado y el partido. El partido destruiría entonces de conduce la sociedad moderna a lo ilimitado (encontramos el
veras los vestigios del Estado racional y administrativo, sustitu- tema del katechon o «retardador »; véase el comentario de W.
yéndolo de veras po r el Movimiento amorfo e informe y trans- Palaver, «Car! Schmitt, mythologue politique», en Schmitt, Le
formando así los pocos restos de Estado en anarquía más o Léviathan ... , ibid., págs. 240-243 ). Como el Estado total hitle-
menos organizada» («Préface a la deuxieme édition», fechado el riano se fijó la meta exactamente inversa, es comprensible que
1° de agosto de 1944, págs. 14-15). Schmitt le haya sido cada vez menos útil. Quien se pretendía
Babo se descubrió Benito Cereno; los lectores de Melville y Sch-
mitt entenderán (cf. Palaver, ibid., págs. 221-222).
§ 27
Para un abordaje diferente de la noción de Estado total, con- il
La historia del compromiso nazi de Car! Schmitt es relatada súltese Jean-Fran\:ois Kervégan, Hegel, Carl Schmitt, París, PUF,
con detalles por Dominique Séglard en su presentación de Les 1992.
trois types de pensée juridique, París, PUF, 1995. A consecuencia 1.1
de sus múltiples bajezas, Schmitt fue definitivamente apartado en La alusión al bosque remite al libro de Ernst Jünger, D er 'I
1936 por presión del aparato SS. Agreguemos que sus notas per- Waldgang (1 951), traducido al fra ncés por Henri Plard baj o el I'
sonales de los años 1947-1951 (publicadas a título póstumo en título de Le traité du rebelle, ou le recours aux forets . Para un
j
1991, bajo el título Glossarium) dan fe de un an tisemitismo estudio general del bosque como refugio, léase Simon Schama, ¡·
.. inveterado . Le paysage et la mémoire, París, Le Seuil, 1999 y en especial la
En el curso de este juego de engaños, cierta noción teórica primera parte, titulada «Le bois». De paso, se encontrará aquí el
cumple un papel decisivo: el Estado total. Schmitt la define ya en modo dé interpretar las metáforas del árbol - arraigo, desarraigo,
1931. Véase «Le virage vers l'État total», Parlementarisme et tocón, tronco, etc.- recurrentes en los diálogos eruditos de café
démo cratie, París, Le Seuil, 1988, págs. 153-170. Los nazis la (cf. supra, el comentario del§ 24).
reivindican en el período de toma del poder, para abandonarla a La figura del Gran Guardabosques (der Oberforster) aparece
fines de 1933 y sostener que el Estado es sólo un instrumento en Sur les falaises de marbre (1939). Está ampliamente admitido
subalterno al servicio del partido nazi (Neuma nn, ibid., págs. que se trata de Hitler. Obsérvese que el lugar de la ignominia
61-76; D. Séglard, ibid., págs. 26-28). (capítulo XIX) es un claro del bosque o, mejor dicho, un des-
Desde el punto de vista doctrinario, el vuelco es fácil de monte (Rodung).
explicar. El Estado total se define por la identidad del Estado y
la sociedad, opuesta al sistema liberal, donde Estado y sociedad
150 LAS INCLINACIONES CRIMINALES
ACLARACIONES 151
l.
negativa a continuar el mundo» (carta a Sartre citada por
Edmund White en fean Genet, París, Gallimard, 1993, pág.
La teología cristiana parece haber llevado In sofisticación a
385).
un punto extremo. Podría afirmarse que la combinación del ~res
En su muy notable «]ean Genet a Chatila » (Bref séjour a
'