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IMPLEMENTACIÓN DE LA MECÁNICA DE LOS SUELOS TROPICALES EN EL

ANÁLISIS DE PILAS DE FUNDACIÓN ANTE CARGAS LATERALES

SERGIO ANDRÉS URREGO MORENO

Trabajo Dirigido de Grado presentado como requisito parcial


para optar al titulo de Maestría en Ingeniería Geotécnica

Director: JAIME EDUARDO HINCAPIÉ AGUILAR

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

SEDE MEDELLIN

FACULTAD DE MINAS
AGRADECIMIENTOS

El autor expresa sus agradecimientos:

Al Profesor JAIME EDUARDO HINCAPIÉ AGUILAR por su orientación y


dedicación en la dirección y desarrollo de este trabajo.

A los Profesores MANUEL ROBERTO VILLARRAGA y LUIS GARZA por sus


valiosos aportes y críticas constructivas como jurados del presente trabajo

Al Ingeniero HECTOR URREGO GIRALDO por la lectura, comentarios y


recomendaciones sobre el trabajo.

ii
DEDICATORIA

A mi familia

iii
CONTENIDO
Pág
LISTA DE TABLAS vii
LISTA DE FIGURAS viii

1. INTRODUCCCIÓN 1
2. ANTECEDENTES 2
2.1 INTRODUCCIÓN 2
2.2 MÓDULO DE REACCIÓN LATERAL 3
2.2.1 Recomendaciones de Terzaghi para la evaluación del coeficiente
de reacción lateral 5
2.3 MÉTODO DE BROMS 7
2.3.1 Modos de falla 8
2.3.2 Suelos cohesivos 10
2.3.3 Suelos no cohesivos 13
2.4 MÉTODO P-y 16
2.4.1 Influencia del origen 18
2.4.2 Modelos generalizados de curvas P-y 19
2.4.3 Métodos de solución 20
2.5 CONCLUSIONES 20
3.MARCO CONCEPTUAL DE LA MECÁNICA DE LOS SUELOS
TROPICALES 22
3.1 DEFINICIONES 22
3.2 CARACTERÍSTICAS QUE CONFIGURAN EL MARCO
CONCEPTUAL DE LOS SUELOS TROPICALES 22
3.2.1 Mineralogía 23
3.2.2 Fractura de granos 24
3.2.3 Permeabilidad no relacionada al tamaño y distribución
granulométrica de las partículas 24
3.2.4 Presencia de discontinuidades de baja resistencia 25
3.2.5 Saturación parcial 25
3.2.6 Estructura variable y presencia de uniones entre partículas 26

iv
3.3 INFLUENCIA DE LA ESTRUCTURA 26
3.3.1 Presencia de uniones entre partículas 27
3.3.2 Los esfuerzos in situ 29
3.3.3 Relación entre las variables y el comportamiento mecánico 30
4. SUELOS ESTRUCTURADOS A LA LUZ DE LA MECÁNICA DEL
ESTADO CRÍTICO 33
4.1 INTRODUCCIÓN 33
4.2 CAM-CLAY Y LOS SUELOS ESTRUCTURADOS 34
4.2.1 Hipótesis fundamentales 35
4.2.2 Relaciones esfuerzo-deformación 37
5.OBTENCIÓN DE CURVAS P-y PARA SUELOS ESTRUCTURADOS 40
5.1 INTRODUCCIÓN 40
5.2 METODOLOGÍA PROPUESTA 41
5.2.1 Hipótesis iniciales 41
5.2.2 Relaciones esfuerzo-deformación 44
5.2.3 Curvas P-y 47
5.3 CARACTERÍSTICAS DE LAS CURVAS P-y PARA SUELOS
ESTRUCTURADOS 48
5.3.1 Influencia de la relación e-py 49
5.3.2 Nivel de confinamiento 49
5.3.3 Comportamiento elástico 50
6. ANÁLISIS DE PILAS ANTE CARGA LATERAL PARA SUELOS
ESTRUCTURADOS 52
6.1 INTRODUCCIÓN 52
6.2 INFLUENCIA DE LA FORMA DE LAS CURVAS P-y 52
6.3 SUELO ESTRUCTURADO VS. SUELO DESTRUCTURADO 56
7.IMPLEMENTACIÓN DE LA MECÁNICA DEL SUELO
PARCIALMENTE SATURADO 61
7.1 VARIABLES DE ESTADO DEL SUELO NO SATURADO 61
7.2 DESCRIPCIÓN DE LOS ENSAYOS 63
7.3 CURVAS P-y PARA SUELOS PARCIALMENTE SATURADOS 65
7.4 RESULTADOS 66

v
7.5 LA TEORÍA DEL ESTADO CRÍTICO Y EL SUELO 69
PARCIALMENTE SATURADO
8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 76

BIBLIOGRAFÍA 78

vi
LISTA DE TABLAS
Pág
Tabla 1. Definición de elementos cortos y largos según Broms para suelo
cohesivo 8
Tabla 2. Propiedades de distintos suelos estructurados 45
Tabla 3. Niveles de confinamiento para varias profundidades 45
Tabla 4. Propiedades de la pila para el análisis 52
Tabla 5. Propiedades índice de los suelos 1 y 2 63
Tabla 6. Condiciones de los ensayos triaxiales drenados 63

vii
LISTA DE FIGURAS

Pág
Figura 1.Modelo mecánico de Winckler 3
Figura 2. Bulbos de presiones 6
Figura 3. Desplazamientos máximos según Broms para suelo cohesivo 9
Figura 4. Modos de falla 10
Figura 5. Distribución de presiones según Broms 12
Figura 6. Carga última en elemento corto en suelo cohesivo según Broms 12
Figura 7. Carga última en elemento largo según Broms 13
Figura 8. Desplazamiento máximo según Broms para suelo no cohesivo 14
Figura 9. Carga última en elementos largos 15
Figura 10. Carga última para elementos cortos 15
Figura 11. Modelo mecánico de Reese 17
Figura 12. Curvas P-y para distintos materiales 18
Figura 13. Curvas P-y para distintos elementos 19
Figura 14. Envolvente de resistencia para suelo estructurado 28
Figura 15. Pico máximo en la curva de esfuerzo-deformación independiente de
la dilatancia 28
Figura 16. Variación del comportamiento con el nivel de confinamiento 29
Figura 17. Zona permitida por la estructura 31
Figura 18. Estados posibles para suelos estructurados 32
Figura 19. Relación entre la presión de cedencia y la relación de vacíos 32
Figura 20. Idealización de la compresión y cedencia de suelos estructurados y
reconstituidos 35
Figura 21. Influencia del parámetro b en la destructuración durante la
compresión 36
Figura 22. Superficie de cedencia para suelos estructurados 37
Figura 23. Distribución de presiones inducidas en la masa de suelo por carga
lateral 43
Figura 24. Factor de influencia para el esfuerzo máximo inducido 43
Figura 25. Compresión en suelos estructurados de distintas presiones de
cedencia 44

viii
Figura 26. Curva esfuerzo deformación para el suelo 1 con distintos niveles
de confinamiento, obtenidas con el modelo de Cam- Clay estructurado 46
Figura 27. Curva esfuerzo- deformación para el suelo 2 con distintos niveles
de confinamiento, obtenidas con el modelo de Cam- Clay estructurado 46
Figura 28. Curva esfuerzo- deformación para el suelo 3 con distintos niveles
de confinamiento, obtenidas con el modelo de Cam-Clay estructurado 47
Figura 29. Relación esfuerzo-deformación para arcilla sedimentaria 47
Figura 30. Curvas P-y calculadas por el método de Reese (1984) y por la
metodología propuesta 48
Figura 31. Curvas P-y para el suelo 1 a distintas profundidades 49
Figura 32. Curvas P-y para el suelo 2 a distintas profundidades 50
Figura 33. Curvas P-y para el suelo 3 a distintas profundidades 50
Figura 34. Desplazamiento elástico máximo como porcentaje del diámetro del
elemento, para suelos estructurados con distintos niveles de presión de
cedencia 51
Figura 35. Deformada de la pila (carga lateral de 400 kN), considerando dos
tipos de curva P-y (suelo 1) 53
Figura 36. Diagrama de momentos de la pila (carga lateral de 400 kN),
considerando dos tipos de curva P-y (suelo 1) 53
Figura 37. Deformada de la pila (carga lateral de 600 kN), considerando dos
tipos de curva P-y (suelo 1) 54
Figura 38. Diagrama de momentos de la pila (carga lateral de 400 kN),
considerando dos tipos de curva P-y (suelo 1) 54
Figura 39. Deformada de la pila (carga lateral de 1000 kN), considerando tres
tipos de curva P-y (suelo 3) 55
Figura 40. Diagrama de momentos de la pila (carga lateral de 1000 kN),
considerando tres tipos de curva P-y (suelo 3) 55
Figura 41. Trayectorias de compresión para suelos estructurados y
destructurados con el mismo nivel de confinamiento 56
Figura 42. Relación esfuerzo-deformación para el suelo 2 a 1m de profundidad 57
Figura 43. Relación esfuerzo-deformación para el suelo 2 a 2m de profundidad 57
Figura 44. Relación esfuerzo-deformación para el suelo 3 a 1m de profundidad 58
Figura 45. Relación esfuerzo-deformación para el suelo 3 a 2m de profundidad 58

ix
Figura 46. Curvas P-y para suelo destructurado a varias profundidades. 59
Figura 47. Desplazamientos en la pila en suelo 2, en estado estructurado y
destructurado para carga de 600 kN 59
Figura 48. Diagrama de momentos en la pila en suelo 2, en estado
estructurado y destructurado para carga de 600 kN 60
Figura 49. Curva esfuerzo-deformación para suelo 1 con distintas succiones 64
Figura 50. Curva esfuerzo-deformación para suelo 2 con distintas succiones 64
Figura 51. Curvas P-y para distintas succiones en el suelo 1 65
Figura 52. Curvas P-y para distintas succiones en el suelo 2 65
Figura 53. Desplazamientos en la pila en suelo 1 para distintas succiones 66
Figura 54. Diagrama de momentos en la pila en suelo 1 para distintas
succiones 66
Figura 55. Desplazamientos en la pila en suelo 2 para distintas succiones 67
Figura 56. Diagrama de momentos en la pila en suelo 2 para distintas
succiones 67
Figura 57. Línea de estado crítico para varias succiones, Fredlund (2002) 70
Figura 58. Definición de la línea de estado crítico equivalente 71
Figura 59. Curvas esfuerzo-deformación en el ensayo triaxial con succión 0
kPa (saturado), valores calculados vs. valores medidos por Fredlund (2002) 72
Figura 60. Curvas esfuerzo-deformación en el ensayo triaxial con succión 100
kPa, valores calculados vs. valores medidos por Fredlund (2002) 72
Figura 61. Curvas esfuerzo-deformación en el ensayo triaxial con succión 200
kPa, valores calculados vs. valores medidos por Fredlund (2002) 73
Figura 62. Relaciones esfuerzo-deformación calculadas con el modelo de Cam-
Clay para suelo parcialmente saturado y saturado 74
Figura 63. Curvas P-y para suelo parcialmente saturado y saturado 74
Figura 64. Desplazamientos en pila para condición saturada y no saturada
para carga lateral de 300 kN 75
Figura 65. Momentos en pila para condición saturada y no saturada para
carga lateral de 300 kN 75

x
1.INTRODUCCIÓN
El estudio de la mecánica de suelos puede considerarse relativamente reciente, si bien su
conformación como disciplina de la ingeniería civil se remonta tan solo al primer cuarto
del siglo XX. Dado que su nacimiento y reciente evolución se produjo en el hemisferio
norte, los modelos matemáticos y físicos de la mecánica de suelos clásica fueron
desarrollados para los ambientes geológicos que predominan en estas regiones de la
tierra, fundamentalmente para suelos de origen sedimentario. Por otro lado, la mecánica
de los suelos tropicales no ha evolucionado de la misma forma, debido a que las
condiciones climáticas y ambientales que dan su origen y particular comportamiento se
presentan en regiones de la tierra con un desarrollo económico y tecnológico inferior al
del hemisferio norte. Esto ha propiciado que los modelos de la mecánica de suelos
sedimentaria hayan sido y continúen siendo aplicados de manera inapropiada a los
problemas geotécnicos de los suelos tropicales. Los suelos tropicales, por su origen
producto de la meteorización química de las rocas, poseen unas particularidades
ingenieriles que no son debidamente consideradas por los modelos propuestos por la
mecánica de suelos clásica. El creciente desarrollo urbanístico en el área metropolitana
de Medellín ha generado un desplazamiento de los proyectos de construcción hacia las
laderas, donde se encuentran suelos de espesor considerable, que por su origen
geológico y características geotécnicas deben ser clasificados como suelos tropicales.

Por otro lado, las condiciones particularmente difíciles en la que deben desarrollarse los
métodos de construcción de fundaciones y las características propias de inestabilidad de
nuestras laderas condicionan en muchas ocasiones el uso de pilas preexcavadas
manualmente como sistema de cimentación. A todo lo anterior se suma el nivel de
amenaza sísmica de la ciudad de Medellín que obliga a considerar en el diseño de las
pilas su interacción con el suelo ante cargas laterales. Por todo esto, se hace urgente la
necesidad de implementar los conceptos y desarrollos de la mecánica de los suelos
tropicales en los métodos de análisis de interacción suelos-pila ante cargas laterales.

Dentro del alcance de este trabajo se propone abordar el problema inicialmente desde el
punto de vista teórico, buscando identificar y cuantificar las influencia de las variables
que controlan el comportamiento de los suelos tropicales, para orientar investigaciones
futuras y establecer las bases para el estudio del comportamiento en el campo en una
etapa posterior de la presente investigación.

1
2.ANTECEDENTES

2.1 INTRODUCCIÓN
En 1955 K. Terzaghi publicó su artículo “Evaluation of Coeficients of Subgrade
Reaction” [1], en un intento por explicar los factores que influyen en el comportamiento
del suelo en su interacción con las estructuras, en particular de las cimentaciones
superficiales, y de la forma como estos deben ser representados matemáticamente por
un parámetro, en este caso el módulo de reacción lateral. En realidad los puntos
principales de este artículo ya los había incluido en otro artículo en 1932 [2], sin
embargo recibió poca atención, como el mismo Terzaghi se lamenta: “Aunque este
artículo ha recibido poca atención, en años recientes se han publicado muchos otros, en
la mayoría de los cuales se asignan valores irreales al coeficiente de reacción. Los
resultados obtenidos con estos valores pueden ser bastante engañosos. Se espera que
este artículo pueda ayudar a remediar esta situación”[1]. Aunque, el concepto de
módulo de reacción se emplea comúnmente en cimentaciones superficiales, el
desarrollo histórico lentamente lo extendió para calcular deformaciones laterales en
cimentaciones profundas, de manera que muchos de los conceptos de Terzaghi aplican
para el módulo de reacción lateral. Las limitaciones del método del modulo de reacción,
tanto para cimentaciones superficiales y profundas, son ampliamente conocidas. Sin
embargo desde el punto de vista práctico la mayor dificultad, como lo refleja la
preocupación de Terzaghi, no radica en las hipótesis del método, sino en la manera en
que dicho parámetro se seleccione. En otras palabras, para Terzaghi estaba claro que si
el módulo de reacción se seleccionaba adecuadamente, podrían obtenerse resultados
aceptables desde el punto de vista práctico. En este trabajo se hará una revisión rápida
de los principales conceptos de Terzaghi, por considerar que hacen parte de la evolución
histórica del problema y porque poseen validez general bajo ciertas condiciones, además
es innegable que el uso de los módulos de reacción es muy popular dentro del diseño de
fundaciones. Se menciona también brevemente el método de Broms porque se considera
que fue un paso adelante en el diseño e introdujo el concepto de modos de falla. Sin
embargo, en el caso de los suelos tropicales es muy difícil representar el
comportamiento con cualquiera de estos métodos, por lo cual se empleará mejor el
concepto P-y sobre el cual se expondrán en detalle sus orígenes y estado actual del
conocimiento.

2
2.2 MÓDULO DE REACCIÓN LATERAL
Todos los problemas que involucren deformaciones en el suelo deben afrontar la misma
limitación, la selección adecuada de los parámetros que alimentan los modelos teóricos.
Esta limitante se debe básicamente a que no es posible eliminar completamente las
discrepancias entre los parámetros medidos en el laboratorio con los reales, debido
fundamentalmente a los efectos de escala y a la representatividad de las muestras. Estas
cuestiones continúan siendo un reto. Aunque para propósitos prácticos estas
discrepancias pueden en muchos casos no ser de importancia, la única manera en que el
problema ha podido ser abordado, ha sido mediante correlaciones entre ensayos de
carga in situ y los de laboratorio. Sin embargo la dificultad de obtener correlaciones de
este tipo que puedan ser universalmente utilizadas puede llevar erróneamente a abusar
de las existentes, desconociendo, por ejemplo, la naturaleza del suelo. Los problemas de
interacción suelo-estructura requieren establecer relaciones esfuerzo-deformación tanto
del suelo como de los elementos estructurales, siendo las del suelo las de mayor
complejidad, de manera que cualquier modelo de interacción que se implemente debe
reconocer que sus parámetros, como el módulo de reacción lateral, por ejemplo, serán
afectados por todos aquellos factores que afecten el comportamiento esfuerzo-
deformación del suelo, menciónense su estructura, el tipo de cargas, el estado de
esfuerzos, el tiempo, su interacción con el agua, etc. Es claro entonces que resulta
errado asignar parámetros como el módulo de reacción a un suelo dado, como es
costumbre en abundantes tablas y cartas presentes en la literatura.

Figura 1.Modelo mecánico de Winckler

3
El problema de interacción lateral comprende fundamentalmente dos problemas, la
distribución de presiones de contacto entre el suelo y el elemento y los
desplazamientos del mismo. Estos no son de ninguna manera independientes,
claramente existe una relación esfuerzo-deformación, que generalmente se establece
idealizando el suelo circundante como una serie de apoyos elásticos. Para este tipo de
modelo, la teoría de la elasticidad ha establecido desde hace mucho tiempo las
ecuaciones que gobiernan el equilibrio y la deformación del sistema. La suposición de
que existe una relación lineal entre la presión de contacto y la deformación en cada
punto es atribuida inicialmente a Winckler (1867):

q=ky (1)

Donde q es la presión de contacto [F/L2], y es el desplazamiento [L] y k es el llamado


módulo de reacción [F/L3]. Para problemas de carga lateral como en pilas o pilotes
esta hipótesis sufre una variación, ya que para estas estructuras es conveniente
representar la reacción del suelo p, como carga por unidad de longitud [F/L] como:

p = Kh y (2)

donde Kh se denomina módulo de reacción lateral u horizontal [F/L2], algunos autores


prefieren denominarlo Es y no debe confundirse con el módulo de Young. La
ecuación diferencial que gobierna las deformaciones del elemento es la conocida
ecuación de la viga-columna y que para las condiciones más generales de carga se
expresa como:

d2  d2y   d2y 
 EI  + N  − p = 0
dx 2  dx 2   dx  (3)

E: Módulo de Young del elemento [F/L2]


I : Momento de inercia de la sección del elemento [L4]
N : Carga axial [F]
p: Reacción lateral del suelo [F/L]

4
La mayor dificultad radica en establecer la relación entre la reacción del suelo y la
deflexión (y) en el elemento. Se ha comprobado además que esta relación no es única
sino que depende de la profundidad (x) :

p = f (x,y) (4)

Desafortunadamente la ecuación (3) solo tiene solución cerrada para el caso particular
en que p = cy , donde c es una constante (hipótesis de Winckler c = Kh). Cualquier
otra forma de la función requiere el desarrollo de series para su solución. Por esta
razón, la hipótesis de Winckler de reemplazar el suelo por apoyos elásticos lineales
iguales a cualquier profundidad, goza de tanta aceptación. Aunque esta hipótesis es
una simplificación bastante burda, una selección adecuada del parámetro Kh arroja
resultados aceptables para propósitos prácticos, sin embargo tal selección solo puede
llevarse a cabo si se reconocen por lo menos intuitivamente los factores que lo afectan.
Se sabe por lo menos, que Kh = f(p,x,y,D) donde D es el diámetro del elemento.

2.2.1 Recomendaciones de Terzaghi para la evaluación del coeficiente de reacción


lateral
Terzaghi define el coeficiente de reacción horizontal o lateral kh [F/L3] de forma
similar al módulo de reacción vertical para fundaciones superficiales. Nótese que kh
[F/L3] es distinto Kh [F/L2] definido anteriormente, aunque ambos reciben el mismo
nombre de coeficiente o módulo de reacción. Sin embargo, para cimentaciones
profundas es mas adecuado Kh porque relaciona la carga por unidad de longitud con la
deformación en el elemento, mientras que en cimentaciones superficiales se
acostumbra trabajar con cargas por unidad de área, obviamente que es cuestión de
conveniencia pues:

Kh = D.kh (5)

5
Las recomendaciones hechas por Terzaghi de los valores de kh son muy populares en
la literatura pero en general no se reconocen las condiciones para las cuales son
aplicables estos valores, por lo cual muchas veces se utilizan inadecuadamente.
Terzaghi propone valores de kh para dos tipos suelos, simplemente porque en ellos es
posible hacer afirmaciones más o menos ciertas sobre la variación de kh con la
profundidad. Además, los valores suministrados por Terzaghi corresponden a los
valores típicos medidos en ensayos de placa de 1 pie2, que deben ser corregidos
considerando el ancho del área cargada, que en este caso corresponde al diámetro D.
El artículo de Terzaghi se ocupa de dos suelos en particular:

Arcilla dura sobreconsolidada


Terzaghi manifiesta que en este tipo de suelos las propiedades de deformación son
prácticamente independientes de la profundidad y por lo tanto es una aproximación
bastante aceptable considerar que kh es constante a lo largo de todo el elemento.

Arena sin cohesión


Dado que el módulo de elasticidad de las arenas se incrementa en proporción directa
con la profundidad es posible aproximar la variación de kh a la forma:

k h = mh . x (6)

donde, mh es una constante, x es la profundidad.

Figura 2. Bulbos de presiones

6
Al igual que en el caso de fundaciones superficiales, Terzaghi demuestra la necesidad
de considerar siempre la influencia de las dimensiones del área cargada en el valor de
kh, para tal efecto hace uso del concepto de bulbo de presiones (Fig 2). Terzaghi
compara las deformaciones asociadas a dos elementos, uno de diámetro D y otro de
diámetro n veces mayor (nD). Si se asume que las deformaciones son proporcionales
a la magnitud del bulbo de presiones, entonces y2 = ny1. Si las presiones q
transmitidas a suelo son iguales puede establecerse la siguiente proporción:

q q
y2 = = n.
k2 k1 (7)

de donde se concluye que k2=k1/n, es decir k disminuye al aumentar la dimensión del


elemento. Terzaghi recurrió a esta sencilla deducción para ilustrar que es imposible
asociar el valor de k únicamente a la naturaleza del suelo.
Del trabajo de Terzaghi se desprende cómo conclusión que el método de selección de
k, es un proceso racional basado en el conocimiento del comportamiento esfuerzo-
deformación del suelo, por lo cual no descarta la necesidad de ensayos de carga, y que
si la selección de k es adecuada las hipótesis simplificadas como la de Winckler
pueden arrojar resultados aceptables para propósitos prácticos. Uno de los métodos
simplificados más aceptados hasta hoy es el propuesto por Broms (1964) [2].

2.3 MÉTODO DE BROMS


Basado en las suposiciones de Terzaghi (kh constante para arcillas y kh aumentando
con la profundidad para arenas), Broms analiza por separado el comportamiento ante
carga lateral de suelos cohesivos y no cohesivos considerando distintas condiciones de
rigidez en los elementos y analizando los efectos de las restricciones introducidas en la
parte superior por el dado de fundación. A partir de la identificación de los modos de
falla, Broms propone un método sencillo basado en los trabajos matemáticos en el
campo de la teoría de la elasticidad realizados por Vesic, Newmark entre otros. Para
la identificación de los modos de falla se introduce el concepto de elemento corto y
largo, pues es claro que en un elemento corto la rigidez es tal que la falla se producirá
por desplazamientos excesivos debidos a la plastificación del suelo. Por el contrario un

7
elemento largo relativamente flexible sufrirá deformaciones que causarán la formación
de articulaciones plásticas en algunas secciones del elemento y eventualmente su
rotura.

2.3.1. Modos de falla


Pueden reconocerse 5 modos de falla, la ocurrencia de uno de ellos en particular
depende de su “longitud” y de las condiciones de restricción. El término “longitud” es
en realidad un factor relativo ya que el comportamiento de un elemento como corto o
largo no depende enteramente de su longitud geométrica, también interviene la rigidez
del suelo. La manera más sencilla de apreciar esto es considerando las soluciones
propuestas por Broms presentadas de forma gráfica. La influencia de las rigideces
relativas queda representada por el parámetro β, definido dentro de la teoría de la
elasticidad [3], considerando kh constante, como:

khD
β = 4
4E p I p
(8)

Se observa de las gráficas adimensionales (Fig. 3) de Broms como, por ejemplo, para
elemento restringido, para valores de βL>1.5 las curvas de deflexión vs. βL
calculadas por la teoría de la elasticidad y las calculadas suponiendo que el elemento
tiene longitud infinita (línea punteada) prácticamente coinciden. De aquí se desprende
que los elementos con restricción en la parte superior pueden considerarse como largos
a partir de βL >1.5 . Un análisis similar puede hacerse para los otros casos y se
obtienen los criterios consignados en la tabla 1.

Corto Largo
Libres βL< 1.5 βL>2.5
Restringidos βL< 0.5 βL>1.5

Tabla 1. Definición de elementos cortos y largos según Broms para suelo cohesivo

8
Figura 3. Desplazamientos máximos según Broms para suelo cohesivo

Para la definición de los modos de falla, Broms establece criterios de falla


independientes para el suelo y para la estructura. Para el suelo asume que la
resistencia última del suelo ante carga lateral se alcanza cuando el suelo se ha
plastificado totalmente en la zona de contacto con el elemento de forma que no es
capaz de tomar carga adicional. La resistencia última del elemento se alcanzará cuando
a lo largo del elemento se formen tantas rótulas plásticas como sean necesarias para
transformarlo en un mecanismo. La resistencia última del sistema suelo-estructura será
la carga para la cual alguno de los estados de falla anteriores se alcanza primero.

Es claro que cuando el elemento es muy rígido (corto) comparado con el suelo
circundante es improbable que se produzca alguna articulación plástica en el elemento,
que por su gran rigidez se moverá como cuerpo rígido y por lo tanto el modo de falla
dependerá de las deformaciones en el suelo. Si el elemento tiene restricción para rotar
en la parte superior debido a la presencia del dado de fundación, el desplazamiento
será similar al de una dovela, como el que se aprecia en la figura (4e). Si el elemento
es libre de rotar lo hará como se aprecia en la figura (4b).

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Figura 4. Modos de falla

Cuando el elemento es flexible (largo), las deformaciones por flexión en el elemento


producirán momentos internos, hasta que una de las secciones alcance el momento
máximo de cedencia y se origine una articulación plástica. Si el elemento no tiene
restricción, una articulación plástica será suficiente para transformar el elemento en un
mecanismo incapaz de tomar carga adicional, esta situación se ilustra en la figura (4a).
Si hay restricción a la rotación, el momento que se genera en el dado de fundación
para mantener dicha restricción es mayor en magnitud y de signo contrario al máximo
que se genera a cierta profundidad, por lo tanto la primera articulación plástica se
presentará en el contacto dado-elemento, sin embargo el elemento no fallará hasta que
el momento máximo a la profundidad intermedia también alcance la cedencia y se
forme la segunda articulación plástica, esta situación se ilustra en la figura (4c).
Obviamente, si la longitud del elemento tiene un valor intermedio entre corto y largo,
es posible que la rigidez impida la formación de articulaciones adicionales y por lo
tanto una sola bastará, esta situación ocurre en la figura (4d).

2.3.2 Suelos cohesivos


El método de Broms propone investigar la carga lateral última y la deformación que
sufre el elemento en la parte superior ante cargas laterales de servicio, que él define
como cargas inferiores al 50% de la carga última. Para tal efecto asume la misma
hipótesis de Terzaghi y considera kh constante para cualquier profundidad, el mismo
Broms reconoce las limitaciones de esta suposición. Al igual que Terzaghi, Broms

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reconoce la importancia de la determinación kh con base en el comportamiento
esfuerzo deformación del suelo, sin embargo debe tenerse en cuenta que las
suposiciones hechas por él (las mismas de Terzaghi) se basan en correlaciones entre el
kh y la resistencia a la compresión inconfinada no drenada, por lo cual sólo es
aplicable a arcillas saturadas con condiciones de carga y drenaje similares a las del
ensayo. Sin embargo, Broms hace importantes anotaciones sobre la variación de kh
asumiendo proporcionalidad con la resistencia al corte no drenada. En arcillas
normalmente consolidadas la resistencia a la compresión no confinada aumenta con la
profundidad, puede asumirse en este caso que kh también aumenta con la
profundidad. Sin embargo, según Broms, en arcillas preconsolidadas la resistencia
puede ser aproximadamente constante con la profundidad si la preconsolidación se
produjo por glaciación, o disminuir si se produjo por desecación de las capas
superiores, de aquí que en arcillas preconsolidadas kh puede ser aproximadamente
constante o disminuir con la profundidad (Broms 1964) [2a].

Deformaciones laterales
Broms presenta los desplazamientos para la parte superior del elemento en forma de
gráficas adimensionales para elementos cortos y largos con o sin restricción, como se
muestran en la figura (3). Independientemente de las limitaciones del método, el
trabajo de Broms permite analizar como influyen las demás variables en la
deformación. Nótese por ejemplo como, si todas la variables se mantienen constantes,
el hecho de proporcionar un dado de fundación reduce dramáticamente los
desplazamientos.

Carga lateral última


Broms asume que cuando el mecanismo de falla corresponde a elementos cortos la
falla se produce cuando se alcanza la plastificación total del suelo circundante. La
presión última a la cual el suelo se plastifica no es constante para cualquier
profundidad. Reese [4] ha demostrado que para condiciones no drenadas en arcillas
saturadas la presión última varía desde 2Su en la superficie hasta 12Su a una
profundidad de aproximadamente 3 veces el diámetro, donde Su es la resistencia al
corte no drenada, otros autores han sugerido que la presión última se alcanza con
valores entre 8Su y 12Su. Broms adopta el valor de 9Su y propone una distribución
equivalente como la que se observa en la figura (5).

11
Figura 5. Distribución de presiones según Broms

Considerando el equilibrio, Broms determina la carga última para los casos de


elemento corto restringido o libre, que se presenta en forma gráfica en la figura (6).
obviamente para que el elemento falle de esta forma debe verificarse que no se forman
articulaciones plásticas , es decir Mmax< Mcedencia.

Figura 6. Carga última en elemento corto en suelo cohesivo según Broms

12
Cuando los elementos son largos, Broms asume que, tanto las articulaciones plásticas
como la plastificación del suelo ocurren de forma simultánea, con lo cual es posible
determinar la carga última. Los resultados se presentan de forma gráfica en la figura
(7).

Figura 7. Carga última en elemento largo según Broms

De nuevo, este método, aunque aproximado, permite analizar las tendencias y el efecto
de cada una de las variables. Por ejemplo, las restricciones en la parte superior del
elemento aumentan la capacidad última, en especial para elementos cortos.

2.3.3 Suelos no cohesivos


Partiendo de la propuesta de Terzaghi sobre la distribución de kh con la profundidad:

k h = mh . x (9)

donde mh = nh/D, el término nh es denominado por Terzaghi como constante de


reacción horizontal [F/L3] que depende de la densidad relativa y de si la arena se
encuentra en estado seco o saturado. Al igual que en suelos cohesivos, Broms se apoya
en los trabajos matemáticos de diversos autores para proponer sus métodos

13
simplificados, en este caso hace uso de los trabajos de Rifaat, Blum entre otros.
Análogamente a lo hecho con suelos cohesivos, Broms presenta sus resultados en
forma de gráficos adimensionales en función del parámetro ηL, similar a βL en suelo
cohesivo, y lo emplea como criterio para definir si el elemento se comporta como
"corto" o "largo". Haciendo una análisis en la figura (8) similar al hecho
anteriormente, concluye que independientemente de las condiciones de restricción el
elemento se comporta como largo para valores de ηL>4 y como corto ηL< 2, donde
η se calcula como:
1
 n  5

η = h  (10)
 Ep I p 
 

Figura 8. Desplazamiento máximo según Broms para suelo no cohesivo

Para realizar el análisis de carga última, Broms se basa en estudios realizados por
Prakash y asume que la presión máxima que puede soportar el suelo corresponde a 3
veces la presión pasiva de Rankine, lo cual le permite calcular la carga última para
elementos cortos y largos, con y sin restricción. Los resultados se presentan en las
figuras (9) y (10).

14
Figura 9. Carga última en elementos largos

Figura 10. Carga última para elementos cortos

Broms reconoce las limitaciones de su método cuando compara los resultados con
datos de ensayos de campo y hace recomendaciones finales sobre la aplicabilidad de
su método. Para suelo cohesivo reconoce que los valores de las deflexiones medidas

15
varían entre 0.5 y 3 veces los valores calculados, también recomienda que su método
sea empleado para suelos cuya resistencia a la compresión inconfinada sea inferior a 1
ton/ft3 (350Kpa). El método de Broms aunque simplificado permite observar
tendencias y comportamientos generales muy útiles en las etapas de diseño
preliminar. De los criterios de Broms para clasificar los elementos como cortos o
largos se desprende el concepto de profundidad efectiva.
Considerando la figura (3) se observa que para cierta longitud adimensional (βL=1
para restringidos y βL=2 para libres) las deflexiones se pueden considerar como si el
elemento fuera infinitamente largo, indicando que después de esta profundidad los
cambios en la rigidez tanto del elemento como del suelo tienen poca influencia en el
valor de las deflexiones. Esto es muy importante desde el punto de vista práctico, pues
las investigaciones sobre las propiedades del suelo pueden limitarse a esta profundidad
efectiva.

2.4 MÉTODO P-y


El método P-y es el método más popular en la actualidad, porque sintetiza los ensayos
de carga en el campo con ensayos de laboratorio. El primer antecedente de este
método se atribuye al trabajo publicado por McClelland y Focht (1956) [5], en él se
analizan los resultados de un ensayo a gran escala de una pila de 25 m de largo
realizado por The Texas Agricultural and Mechanical Research Foundation. El ensayo
fue realizado en un depósito deltaíco postglacial del río Mississipi para un pilote
cilíndrico de 0.50 m de diámetro hincado hasta una profundidad de 25 m. Para
determinar las deformaciones unitarias en el elemento, fue instrumentado con "strain-
gages" regularmente espaciados. A través de las relaciones dadas por la resistencia de
materiales es posible calcular la distribución de momentos, cortantes y la curva
elástica del pilote, es decir determinar M(x), V(x) y y(x). Paralelamente se realizaron
ensayos de laboratorio a muestras de sedimentos normalmente consolidados,
obtenidas a distintas profundidades, específicamente ensayos triaxiales consolidados
no drenados, consolidados a presiones de cámara iguales a los esfuerzos de
confinamiento estimados "in situ". Al analizar el comportamiento esfuerzo-
deformación para las muestras a cada profundidad, fue posible establecer una
correlación entre el comportamiento en el laboratorio y en el ensayo de carga. Se
determinó que independientemente de la profundidad (confinamiento) la relación

16
esfuerzo-deformación (P vs y) en el pilote estaba relacionada con el módulo secante
de la curva esfuerzo-deformación obtenida en laboratorio por una constante:

∆σ 
( K h ) x = 11.   (11)
 ε x

Donde:
(Kh)x : Módulo de reacción lateral o pendiente de la curva P-y para una
profundidad x .

∆σ, ε : Esfuerzo desviador y deformación unitaria para la profundidad x

Esta fue la primera versión de una curva P-y, ya que esta ecuación permite calcular Kh
a una profundidad x. Basados en este procedimiento Reese y Matlock sugieren una
modificación a modelo de Winckler, representando la reacción del suelo con
parámetros Kh distintos y no lineales (Fig. 11), es decir, proponen la determinación de
curvas P-y a diferentes profundidades para tener en cuenta:

• La variación de Kh con la profundidad


• La variación de Kh para perfiles interestratificados
• La no linealidad
• La plastificación del suelo

Figura 11. Modelo mecánico de Reese

17
Las curvas P-y propuestas solo consideran situaciones de carga estática y de corta
duración y eventualmente carga cíclica. Para otros tipos de carga tales como, cargas
sostenidas o sísmicas los métodos se encuentran aún en etapa de desarrollo. Las
curvas P-y de Reese y Matlock fueron desarrolladas para representar algunas
condiciones particulares de carga fundamentalmente en suelos sedimentarios: arcillas,
arenas y roca. De esta forma, las curvas P-y desarrolladas por Reese y Matlock sólo
requieren parámetros tales como la resistencia al corte no drenada, densidades
relativas y relaciones esfuerzo deformación de ensayos triaxiales CU. Sin embargo,
numerosas publicaciones han demostrado la marcada influencia en las curvas P-y de
parámetros tales como el origen.

2.4.1 Influencia del origen


Como se mencionó al principio, cualquier factor que influya en el comportamiento
esfuerzo deformación del suelo, debe influir en los parámetros de interacción suelo-
estructura. Por lo tanto, las características que el origen del suelo imprime en su
estructura, también son determinantes a la hora de establecer relaciones esfuerzo-
deformación. Por esta razón algunos investigadores han resaltado las diferencias que
pueden obtenerse cuando se aplican los modelos tradicionales desconociendo la
naturaleza del suelo. Un ejemplo claro, lo constituye el trabajo realizado por Dyson y
Randolph (2001) [7], del cual se extracta la figura (12). En el se describen las
diferencias que existen entre su modelo propuesto para arenas calcáreas y las curvas P-y
de Reese . Los investigadores atribuyen estas diferencias al hecho de que los ensayos
que apoyan los modelos de Reese fueron desarrollados en arenas silíceas y destacan
como los modelos silíceos subestiman las deflexiones en arenas calcáreas.

Figura 12. Curvas P-y para distintos materiales

18
2.4.2 Modelos generalizados de curvas P-y
Como el mismo Terzaghi afirmó, el módulo de reacción no es un parámetro del suelo
sino un parámetro de suelo-estructura. Las curvas P-y no son únicas para un suelo,
dependen de las características del elemento, rigidez, forma de la sección y restricciones
en el dado de fundación. Algunos autores (Ashour y Norris, 2000) [8] han intentado, a
través de modelos racionales determinar la influencia de estos y muchos otros factores,
que remplacen su determinación directa a través de ensayos de carga. Sin embargo
estos modelos no han recibido verificación suficiente, e ignoran otros aspectos como el
origen del suelo. Dada la cantidad de variables que intervienen se hace impracticable la
realización de ensayos en escala natural para cada caso en particular y ha crecido una
corriente a favor de los ensayos con modelos en escala reducida en máquina centrífuga.
El modelamiento con centrífuga ha sido descrito por Schofield (Rankine Lecture 1980)
[9], cuyo objetivo clave es alcanzar similaridad de esfuerzos entre el modelo y el
prototipo. Estos modelos permiten considerar también el método de instalación, al
respecto también puede considerarse el trabajo de Dyson y Randolph (2001). Sin
embargo al igual que los métodos racionales estos trabajos requieren mayor
verificación.

Figura 13. Curvas P-y para distintos elementos

19
2.4.3 Métodos de Solución
La determinación de las curvas P-y es sólo el paso inicial, aunque el más importante y
complicado en el diseño ante carga lateral. El objetivo final es la solución de la ecuación
(3). La no linealidad de las curvas P-y dificulta la solución cerrada de esta ecuación, lo
cual puede ser un factor desalentador en contra del uso del método P-y. Reese ha
desarrollado programas comerciales que implementan el método P-y, sin embargo estos
programas tienen algún costo y pueden ser de difícil adquisición. Esperando solucionar
algo esta situación, el autor ha implementado dentro de este trabajo una herramienta de
cálculo sencilla que permite considerar las variaciones del módulo de reacción lateral
con la profundidad y con la carga aplicada, así como distintas condiciones de carga y de
restricción. El programa permite considerar las condiciones más generales de carga, es
decir, carga lateral, carga axial y momento. En cuanto a las restricciones permite
considerar restricción total o parcial de rotación debida al dado de fundación. El
método utilizado para resolver la ecuación (3) es el de las diferencias finitas. Para tener
en cuenta la no-linealidad en las curvas P-y, es posible solucionar la ecuación (3) para
intervalos de carga discretos, modificando para cada uno de ellos el valor del módulo de
reacción lateral de acuerdo con el desplazamiento acumulado tras cada incremento de
carga.

2.5 CONCLUSIONES

• El problema de interacción suelo-estructura ante cargas laterales es bastante


complejo. Las relaciones esfuerzo-deformación no son únicas ni siquiera para
suelos con el mismo origen, ya que las propiedades geométricas y mecánicas
de cada elemento modifican la respuesta del sistema.

• Hasta el momento las investigaciones a nivel mundial se enfocan en la


elaboración de curvas P-y generalizadas que incluyan todos los aspectos que
modifican la respuesta del sistema (origen del suelo, propiedades mecánicas
del suelo y del elemento).

• Aunque el problema presentado aquí es de gran complejidad, debe reconocerse


que solo se ha abordado una fracción del mismo. En este trabajo no se

20
mencionan aspectos tales como el comportamiento de grupos de pilotes o los
efectos de otros tipos de cargas (dinámicas, sísmicas), sólo se ha considerado el
caso de un elemento aislado sometido a carga monotónica de corta duración.

21
3. MARCO CONCEPTUAL DE LA MECÁNICA DE LOS SUELOS
TROPICALES

3.1 DEFINICIONES
Para propósitos del presente trabajo, se entiende por suelo tropical, un material con las
características de suelo descritas por Terzaghi (1967)[10], es decir “todo agregado
natural de partículas minerales separables por medios mecánicos de poca intensidad”, y
cuyas propiedades son producto del predominio de los efectos de la meteorización
química sobre un material parental. Entiéndase por material parental, en este caso, aquel
material, ya sea roca, suelo in situ (residual) o transportado que dio origen al suelo a
través de las modificaciones impuestas por dicha meteorización química. Entiéndase
por suelo residual aquel suelo tropical, que presenta el máximo grado de meteorización.
Cuando se habla de “máximo grado” inevitablemente se ha adoptado una escala para
cuantificar el nivel de meteorización, que en todos los sistemas desarrollados hasta
ahora, varía desde un nivel mínimo que corresponde a la roca fresca hasta un nivel
máximo en el cual no es posible identificar a simple vista rasgos estructurales o
texturales del material parental, ver por ejemplo Little (1969) [11]. Entiéndase por
saprolito aquel suelo tropical que conserva la apariencia y rasgos estructurales y
texturales del material parental. Aunque en la literatura técnica pueden encontrarse
definiciones que se apartan de las aquí expuestas, la tendencia actual unificadora se
dirige cada vez más hacia un acuerdo entorno a las definiciones planteadas, y se
justifican además en el hecho de que, para propósitos de ingeniería, los limites trazados
por estas definiciones agrupan de manera mas o menos congruente, materiales con
rasgos y comportamientos similares. Es claro entonces que el término suelo tropical
comprende una cantidad inimaginable de materiales geológicos con comportamientos
geotécnicos muy variados y complejos, y cuya denominación no necesariamente
implica un componente geográfico. Es decir, es posible encontrar suelos tropicales por
fuera de las zonas tropicales de la tierra.

3.2 CARACTERÍSTICAS QUE CONFIGURAN EL MARCO CONCEPTUAL DE


LOS SUELOS TROPICALES.
La Sociedad Geológica de Londres (1997) [12] reconoce las siguientes características
de los suelos tropicales residuales in situ como las más importantes.

22
• Mineralogía
• Fractura de granos
• Permeabilidad no relacionada comúnmente a al tamaño y distribución
granulométrica de las partículas
• Presencia de discontinuidades de baja resistencia
• Saturación parcial, frecuentemente hasta profundidades considerables.
• Estructura variable y presencia de uniones (“bonding”) entre partículas
• Relación de vacíos variable e independiente de la historia de esfuerzos

Aunque algunas de estas características pueden encontrarse en los suelos de origen


sedimentario, es posible identificar diferencias en los suelos tropicales, no solo en la
influencia en su comportamiento ingenieril, sino también en la forma en que estas
variables se relacionan, pues es claro que entre estas variables existe una estrecha y
compleja relación que motiva intensos esfuerzos en la investigación mundial. Una de
las mas claras diferencias encontradas en los suelos tropicales en comparación con los
suelos sedimentarios es la independencia de la relación de vacíos con la historia de
esfuerzos, pero íntimamente relacionada con su proceso de formación como se explicará
mas adelante. A continuación se hace una breve referencia al significado de dichas
variables en el comportamiento de los suelos tropicales residuales según la Sociedad
Geológica de Londres (1997) [12].

3.2.1 Mineralogía
La mineralogía varía considerablemente en los suelos residuales, pudiendo ser esta en
parte heredada del material parental y en parte producto de los procesos de
meteorización que le dieron origen. Al igual que en los suelos sedimentarios, la
presencia de ciertos minerales reconocidos como activos es responsable en gran medida
por la magnitud del fenómeno de expansibilidad, en particular los minerales conocidos
como esmectitas. Sin embargo, dentro de algunos suelos tropicales cuyo origen se
asocia a materiales volcánicos se reconocen otros minerales cuya presencia controla en
gran medida su comportamiento particularmente diferente a los suelos de la mecánica
clásica, ellos son haloisita y halofana (Wesley 1997) [13]. Una característica
comúnmente encontrada en los suelos residuales es la cementación entre partículas,
generalmente atribuida a la presencia de sesquioxidos. Con una concentración suficiente
de dichos minerales se forman concreciones duras conocidas como lateritas. La forma

23
de los minerales también influye de manera considerable en las propiedades mecánicas.
Minerales aplanados con bajos coeficientes de fricción tales como esmectita y caolinita
pueden orientarse cuando ocurre la falla dando lugar a superficies de falla con baja
resistencia residual. Para una descripción detallada de la influencia de estos y otros
minerales en el comportamiento pueden consultarse Mitchell (1992) [14], Blight et al
(1997) [13], Wesley (1994) [15].

3.2.2 Fractura de Granos


La fracción gruesa de los suelos residuales, usualmente heredada del material parental,
puede contener desde granos duros de cuarzo hasta granos débiles meteorizados de
feldespato. Estas partículas frágiles pueden fracturarse cuando el suelo es sometido a
carga, y obviamente no recuperan su estado original cuando se produce la descarga. Lee
y Coop (1995) [16] atribuyen trayectorias de esfuerzos inusuales en ensayos triaxiales
no drenados al fracturamiento de los granos. Por esta razón el concepto de grano de la
mecánica clásica no es aplicable a muchos suelos residuales (Blight 1997) [13], y
correlaciones de algunas propiedades con la granulometría no son apropiadas. De la
misma forma, la granulometría puede alterarse durante procesos constructivos como
excavación, compactación o mezclado e inclusive durante la realización de ensayos de
laboratorio. Paradójicamente, un ensayo para la determinación de la granulometría de
un suelo, tal como el tamizado, puede modificar considerablemente la gradación del
suelo original.

3.2.3 Permeabilidad no relacionada a al tamaño y distribución granulométrica de


las partículas.
Como una consecuencia directa de lo anterior , la permeabilidad de un suelo relacionada
con su granulometría, como se establece a través de la formula de Hazen en la mecánica
de suelos clásica, puede no tener aplicabilidad en los suelos residuales. La
permeabilidad de los suelos tropicales esta controlada fundamentalmente por redes de
micro y macro-poros transformados por el proceso de meteorización desde la fábrica
inicial del material parental. También contribuyen en las propiedades hidráulicas las
estructuras heredadas y los canales de origen biológico, construidos por insectos o
plantas (Blight, 1997) [13]. Por esta razón las permeabilidades “in situ” de los suelos
residuales comúnmente encontradas son generalmente altas, trayendo como
consecuencia fundamental que las velocidades de aplicación de la carga rara vez

24
resultan en condiciones no drenadas y en el desarrollo de elevadas presiones de poros
(Fookes, 1997) [12].

3.2.4 Presencia de discontinuidades de baja resistencia


En general son heredadas de la roca parental. La baja resistencia se atribuye al
recubrimiento de las partículas que conforman dicha superficie con minerales de baja
fricción como algunos compuestos orgánicos de hierro o manganeso (Fookes, 1997)
[12]. Estas discontinuidades son muy difíciles de descubrir a través de los métodos de
perforación y muestreo tradicionales, sin embargo su influencia depende de su
continuidad y de su distribución geométrica y espacial, en particular cuando configuran
mecanismos cinemáticos que pueden activarse con los esfuerzos o acciones generadas
por operaciones de construcción. Consecuentemente, los métodos para evaluar la
estabilidad de un sistema controlado por discontinuidades hacen parte más de la
mecánica de rocas que de la mecánica de suelos tradicional y por lo tanto se hace
necesario en muchas ocasiones implementar dichos métodos en problemas de suelos
tropicales, en particular en saprolitos, donde la presencia de discontinuidades heredadas
son la característica determinante de su comportamiento geotécnico. Recientemente,
Solano y Mesa (2004) [17] han reportado la presencia de discontinuidades de muy baja
resistencia en suelos residuales de gabro de Medellín.

3.2.5 Saturación Parcial


Como se mencionó en el numeral anterior, la mecánica de los suelos tropicales requiere
el apoyo de otras disciplinas por fuera de la mecánica de suelos como tal. Uno de los
campos dentro del estudio de suelos tropicales que debe ser implementado con mayor
urgencia es sin duda la mecánica del suelo parcialmente saturado y es quizás la
diferencia más clara con la mecánica de suelos tradicional, que basa no solo sus análisis
sino también sus ensayos de laboratorio en la hipótesis inicial de que el suelo se
encuentra en un estado de saturación total. La experiencia de la práctica geotécnica en
suelos tropicales claramente indica que las condiciones de saturación parcial
predominan en la mayoría de los casos, inclusive hasta profundidades considerables.
Mas aún, la importancia de las variaciones en el grado de saturación asociadas a
cambios ambientales es reconocida desde hace ya varias décadas como el factor
primordial en la estabilidad de taludes naturales y cortes en suelo residual (Deere 1969)
[18]. No menos importante es su papel en el caso de fundaciones, evidenciado por el

25
número patologías asociadas a cambios en el nivel de humedad en estructuras de diversa
índole. La implementación de la mecánica del suelo parcialmente saturado es una de las
tareas constantes dentro del desarrollo de la mecánica de suelos tropicales y es motivo
de preocupación de diversos investigadores (Fredlung ,1999) [19].

3.2.6 Estructura variable y presencia de uniones entre partículas


Por estructura se entiende en este trabajo la resultante de dos elementos, primero la
distribución y tamaño de los poros y vacíos, y segundo, la unión entre partículas. Dada
la relevancia de estos aspectos dentro del objetivo de este trabajo, son objeto de un
discusión más profunda en el numeral siguiente. Sin embargo, las consecuencias
directas de la estructura en el comportamiento esfuerzo-deformación de los suelos
residuales pueden resumirse, según [12], como:

• El suelo exhibe un esfuerzo de cedencia, caracterizado por una perdida de


rigidez cuando dicho esfuerzo se supera.
• El suelo exhibe un intercepto en la envolvente de resistencia al corte similar a la
cohesión.
• Una vez el esfuerzo de cedencia es excedido, las uniones entre partículas
comienzan a destruirse progresivamente, con una disminución en la porosidad
que tiende hacia el valor que tendría en estado “destructurado” bajo el mismo
nivel de esfuerzos.

3.3 INFLUENCIA DE LA ESTRUCTURA


Como se mencionó anteriormente todas estas variables se relacionan entre si de forma
extremadamente compleja, en muchas ocasiones no completamente comprendida. Sin
embargo desde hace algunos años, han podido identificarse claros rasgos de
comportamiento que evidencian de manera más clara la influencia de algunas de ellas.
Vaughan (1985,1988a 1988b,1990) [20],[21],[22],[23] ha elaborado un marco teórico-
experimental para los suelos residuales, análogo al ya existente para suelos de origen
sedimentario y ha identificado las siguientes variables como las que controlan el
comportamiento geomecánico de estos suelos:

• Presencia de uniones

26
• Relación de vacíos variable e independiente de la historia de esfuerzos
• Estado de esfuerzos in situ.

Vaughan (1888a) [21] ha denominado los suelos que poseen las dos primeras
características como suelos “estructurados”, diferenciándolos de aquellos que no las
poseen o “destructurados”. Aunque esta definición no marca un límite claro entre
suelos residuales y sedimentarios (no meteorizados), ha demostrado que los primeros
tienen un comportamiento análogo a los suelos preconsolidados y los segundos a los
normalmente consolidados. Sin embargo, existen profundas diferencias, marcadas
obviamente por los distintos mecanismos que dieron origen a ambos suelos, entre los
suelos preconsolidados de la mecánica de suelos clásica y los suelos residuales. Dentro
de los objetivos de este trabajo se reconocerá inicialmente la influencia de cada una de
estas variables en el comportamiento ante carga lateral de cimentaciones profundas
representadas en el modelo P-y. Para entender como se relacionan estas variables y sus
diferencias con el marco conceptual de la mecánica de suelos clásica es necesario
considerar inicialmente el origen y su relación con la historia de esfuerzos y con los
esfuerzos efectivos.

3.3.1 Presencia de uniones entre partículas


La presencia de uniones rígidas, cuyo origen se atribuye a menudo a los efectos de la
cristalización durante la meteorización y alteración de minerales y a la precipitación de
material cementante Fookes (1997) [12], puede observarse en algunos rasgos del
comportamiento esfuerzo deformación. En primer lugar, los suelos con uniones entre
partículas poseen una componente de resistencia al corte que es independiente de los
esfuerzos efectivos (Fig 14). Dentro de la mecánica de suelos clásica esta componente
se denomina cohesión, característica propia de los suelos preconsolidados. Ésta es la
primera semejanza entre los suelos preconsolidados y los estructurados. Sin embargo,
según el trabajo de Horvslev (Atkinson y Bransby, 1978) [24], esta componente de
cohesión para suelos saturados sedimentarios (mecánica clásica) está íntimamente
relacionada con la relación de vacíos y por lo tanto con la historia de esfuerzos (Nivel
de preconsolidación). Por el contrario, la componente adicional de resistencia al corte
suministrada por las uniones entre granos es independiente de la historia de esfuerzos,
como consecuencia de su proceso de formación a partir de la meteorización química.

27
Figura 14. Envolvente de resistencia para suelo estructurado

Otra característica que se evidencia en los suelos estructurados es la presencia de un


pico en la curva de esfuerzo deformación después del cual se produce una perdida de
rigidez y resistencia hasta un valor en algunas ocasiones constante (estado crítico). Este
comportamiento de nuevo se asemeja al de un suelo preconsolidado. Sin embargo, la
diferencia más importante radica en el hecho de que el pico de esfuerzo desviador no
coincide con el punto de máxima tasa de dilatancia, como ocurre en los suelos
sedimentarios destructurados. La dilatancia es un fenómeno asociado al cambio de
volumen del suelo, por lo tanto esto es una indicación de que el pico en la curva de
esfuerzo deformación es producto de la unión entre partículas más que de la densidad
(Fig 15).

Figura 15. Pico máximo en la curva de esfuerzo-deformación independiente de la


dilatancia (tomada de [12]).

28
Vaughan et al (1988a) [21] han descrito el proceso de meteorización como un proceso
de descarga vertical. Dado que la meteorización va acompañada de una pérdida de
material a través de la remoción del material soluble, el peso unitario del material tiende
a disminuir. Al igual que en los suelos sedimentarios, los procesos de erosión superficial
pueden inducir el fenómeno de preconsolidación. Sin embargo, en los suelos residuales
el efecto de la meteorización puede ser entendido como un fenómeno de debilitamiento
del estado de esfuerzos de la roca parental, que puede ser medido a través de la
disminución del coeficiente presión de tierras en reposo Ko. Esta disminución del valor
de Ko con el avance de la meteorización , desde su valor inicial en la roca parental
(generalmente K0 >1), es claramente independiente de la historia de esfuerzos. Por esta
razón los esfuerzos laterales en la masa de suelo no pueden determinarse con base en los
procesos de carga o descarga, como tradicionalmente se ha realizado en los suelos
sedimentarios. Más aún, cuando se produce un cambio de esfuerzos por erosión, el
mecanismo de la meteorización puede borrar posteriormente sus efectos.

3.3.2 Los esfuerzos in situ


Si bien el estado de esfuerzos actual en el suelo no depende exclusivamente de su
historia, su magnitud es fundamental a la hora de comprender las relaciones esfuerzo-
deformación. El estado esfuerzo in situ influye de dos maneras en el comportamiento
esfuerzo deformación. Por un lado, a bajos niveles de confinamiento el suelo exhibe un
comportamiento rígido hasta el punto de cedencia, a partir del cual sufre un pérdida de
rigidez drástica propia de una falla frágil hasta alcanzar un valor de esfuerzo constante
(Fig. 16). Por el contrario, con altos niveles de confinamiento el suelo exhibe un
comportamiento dúctil, sin un punto de cedencia bien definido. Por otro lado, los
esfuerzos in situ y la relación de vacíos determinan la magnitud de los esfuerzos
adicionales que puede alcanzar el suelo sin alcanzar la cedencia. Este punto se aclarará
mas adelante.

Figura 16. Variación del comportamiento con el nivel de confinamiento

29
3.3.3 Relación entre las variables y el comportamiento mecánico
La relación entre el volumen de vacíos en un suelo estructurado y su comportamiento
mecánico puede comprenderse mejor cuando se analiza a la luz de la relación esfuerzo-
densidad de los suelos destructurados, que pueden obtenerse en el laboratorio a través
de muestras reconstituidas. En estos últimos, puede establecerse una frontera a partir de
la cual ciertas combinaciones de densidad y de esfuerzos son físicamente imposibles. La
mecánica del estado critico ha establecido que dicha frontera corresponde a la línea de
compresión isotrópica, que puede graficarse en el plano e vs. p (Fig. 17), donde e es la
relación de vacíos y p es el promedio de los esfuerzos efectivos. Sin embargo, una
característica fundamental de los suelos estructurados es que pueden existir por fuera
del límite marcado para el suelo destructurado. El comportamiento de un suelo con
estructura sometido a compresión isotrópica es prácticamente rígido antes de alcanzar el
esfuerzo de cedencia, a partir del cual hay un aumento significativo de la
compresibilidad, acompañado de grandes deformaciones plásticas hasta que finalmente
alcanza la línea de compresión isotrópica del suelo destructurado. Este proceso se
denomina “destructuración”, en el cual el exceso de la relación de vacíos, debido a la
presencia de estructura, con respecto al suelo reconstituido se destruye paulatinamente
hasta alcanzar el estado de un suelo reconstituido sin presencia alguna de estructura.

La mecánica de suelos clásica y en particular la del estado crítico ha definido las zonas
posibles del plano e-p de acuerdo a las variaciones de volumen, dilatante o contráctil,
que se presentan cuando el suelo se aproxima a la falla. La línea de estado crítico separa
estos dos comportamientos, aquellos suelos cuya combinación e-p se encuentra a la
derecha de la línea de estado crítico presentan comportamiento contráctil, mientras que
aquellos que se encuentran a la izquierda presentan comportamiento dilatante. Para los
suelos estructurados un tercer estado es posible, aquel comprendido entre la línea de
compresión isotrópica y la línea de compresión virgen después de la cedencia en el
suelo estructurado, representada por la zona sombreada de la figura (17). Vaughan ha
denominado estas zonas como estable-contráctil, estable-dilatante y meta-estable o
estructura permitida * (Fig. 18). Cada una de estas zonas presenta un comportamiento
mecánico particular. En la zona estable-contráctil, un suelo destructurado sufrirá
contracción, es decir disminución de volumen, antes de aproximarse al estado crítico.
Por su parte en la zona estable dilatante, el suelo sufrirá dilatación o expansión durante
la falla hasta alcanzar el estado crítico. Finalmente, en la zona metaestable, un suelo

30
natural existe con una relación de vacíos imposible para el mismo suelo en el estado
destructurado y puede existir de esta forma debido únicamente a la resistencia y
estabilidad suministrada por la estructura conformada por las uniones rígidas. Es obvio
entonces, que deben conocerse el estado de esfuerzos y la relación de vacíos iniciales y
la zona que ocupan, para poder comprender el comportamiento del suelo. Igualmente,
de la discusión anterior, la relación de vacíos emerge como un índice fundamental del
comportamiento, análogo en importancia a los límites liquido y plástico en las arcillas,
y a la densidad seca en las arenas en la mecánica de suelos clásica. Sin embargo, la
relación de vacíos por si sola no es un indicador claro de la zona de estado en la cual el
suelo se encuentra. Hace falta entonces definir parámetros que permitan evaluar de
forma relativa la incidencia de la relación de vacíos, de forma semejante como se hace
con el índice de liquidez en las arcillas o la densidad relativa en las arenas en la
mecánica de suelos clásica. Un índice de este tipo ha sido propuesto por Vaughan et al.
(1988a) [21] que se indica en la ecuación (12).

e − eopt
eR = (12)
eL − eopt

Figura 17. Zona permitida por la estructura

Donde eopt corresponde la relación de vacíos para la densidad seca óptima del ensayo
de compactación Proctor estándar y eL es la relación de vacíos para el suelo en el limite
líquido.

*N de T: stable-contractive, stable- dilatant, meta-stable or structure permitted

31
Figura 18. Estados posibles para suelos estructurados

Otros aspectos importantes de la relación de vacíos en los suelos estructurados puede


observarse en la figura (19). En general, a mayor relación de vacíos menor es el
esfuerzo de cedencia, pero mayor es la perdida de rigidez y por lo tanto mayores son las
deformaciones después de la cedencia. Vaughan et al. (1988a) [21] han postulado que
esta relación entre el volumen de vacíos y la presión de cedencia se debe a que en la
medida que los vacíos disminuyen, el número de contactos entre partículas que
eventualmente sufren procesos de cementación aumenta dando lugar a una estructura
más resistente, aún cuando la resistencia del material cementante es la misma.

Figura 19. Relación entre la presión de cedencia y la relación de vacíos

32
4. SUELOS ESTRUCTURADOS A LA LUZ DE LA MECÁNICA DEL ESTADO
CRÍTICO

4.1 INTRODUCCIÓN
La mecánica de suelos en general se enfrenta a dos tipos de problemas. El primero
consiste en determinar las deformaciones a las que puede verse sometido el suelo ante
un conjunto de cargas. El segundo es la determinación del conjunto de cargas que
producen la rotura de una porción de la masa de suelo y la transformación de la misma
en un mecanismo. Al igual que otras ramas de la mecánica y la ingeniería, estos
problemas han sido tratados por separado. Inicialmente, para el cálculo de las
deformaciones se emplean algunos conceptos de la teoría de la elasticidad o se utiliza la
teoría de la consolidación unidimensional. Por otro lado, el cálculo de la carga última
que produce la rotura en el suelo se hace suponiendo que se conoce la geometría del
mecanismo falla para luego aplicar los conceptos básicos de la estática. Aunque estas
hipótesis han demostrado su utilidad desde el punto de vista practico, ha sido posible
avanzar hacia una comprensión unificada del comportamiento esfuerzo-deformación.

La teoría del estado crítico es un modelo físico-matemático que busca integrar variables
tales como deformación, cambios de volumen y cambios en esfuerzos efectivos, para
predecir el comportamiento del suelo ante cualquier trayectoria de esfuerzos antes de
alcanzar un estado final en el cual el suelo continua deformándose a volumen y
esfuerzos constantes. Este estado final se conoce como estado crítico. Aunque la
existencia de dicho estado crítico ha sido verificada desde los inicios de la mecánica de
suelos, la elaboración de un modelo matemático que represente de forma adecuada las
observaciones de laboratorio no fue posible sino hasta inicios de la década del sesenta,
cuando el grupo de mecánica de suelos de la Universidad de Cambridge propuso el
modelo Cam-Clay (posteriormente mejorado por Roscoe y Burland ,1968 [25]), un
modelo que integraba las observaciones de Horvslev, Rendulic, Roscoe y los conceptos
de la teoría de la plasticidad, en particular el comportamiento plástico de los metales. Si
bien el modelo tiene sus limitaciones (Brito y Gunn, 1987) [27], el concepto de Cam-
Clay es de una importancia monumental, porque permitió modelar de manera unificada
el comportamiento de los materiales estudiados por la mecánica de suelos clásica. Es
así como las arenas densas y sueltas, las arcillas sobreconsolidadas y en particular las
normalmente consolidadas pudieron ser representadas matemáticamente a través de un

33
único modelo. Aunque el tratamiento de los conceptos del Cam-Clay y de la mecánica
del estado crítico están por fuera de muchos de los programas de formación académica
de los ingenieros, inclusive a nivel de postgrado, cada vez más se hace uso recurrente de
dichos conceptos para exponer las diferencias entre suelos estructurados y
destructurados (Fig. 18). Una revisión de dichos conceptos esta por fuera del alcance de
este trabajo, sin embargo pueden consultarse en Schofield y Wroth (1968) [28], Britto y
Gunn [27], Atkinson y Bransby (1978) [24].

4.2 CAM-CLAY Y LOS SUELOS ESTRUCTURADOS


Una de las fortalezas del modelo de Cam-Clay es que permite representar la influencia
de la historia de esfuerzos en el comportamiento de los suelos de la mecánica de suelos
clásica. Por las razones anteriormente expuestas, los suelos estructurados no pueden ser
representados adecuadamente por el modelo Cam-Clay. Las propuestas para el
modelamiento matemático de los suelos estructurados son relativamente recientes, y
varían según su complejidad matemática, inclusive algunos de ellos requieren gran
cantidad de parámetros que dificulta su aplicación desde el punto de vista práctico. Para
propósitos de este trabajo se requiere un modelo que permita estimar el comportamiento
esfuerzo-deformación bajo múltiples condiciones de confinamiento y trayectorias de
esfuerzos similares a las producidas por la carga lateral.

Carter y Liu (2002) [29] han propuesto recientemente un modelo jerárquico de Cam-
Clay para suelos estructurados. Este modelo tiene la ventaja de que es una extensión del
modelo original de Cam-Clay con la inclusión de solo 3 parámetros adicionales con la
intención de representar la influencia de la estructura. Los autores han reportado la
verificación del modelo con más de 30 tipos de suelos estructurados de distintos
orígenes, desde arcillas meteorizadas hasta suelos de origen calcáreo. El modelo captura
los aspectos que se consideran básicos dentro de la presente investigación,
fundamentalmente, el aumento de la rigidez con la cementación y la degradación de la
misma después del esfuerzo de cedencia. De nuevo, una descripción detallada del
modelo esta por fuera del alcance del trabajo, sin embargo puede consultarse en Carter y
Liu (1999, 2002) [29],[30].

34
4.2.1 Hipótesis fundamentales
Siguiendo la recomendación de Burland (1990) [31], las propiedades de un suelo
reconstituido (destructurado) se denominan propiedades intrínsecas y se denotan por el
símbolo * junto con el símbolo matemático relevante. Así, el símbolo e* se refiere a la
relación de vacíos del suelo destructurado. Por lo tanto el comportamiento volumétrico
del suelo estructurado ante compresión isotrópica puede representarse (Fig. 20) según la
ecuación (13).

Figura 20. Idealización de la compresión y cedencia de suelos estructurados y


reconstituidos.

e = e* + ∆e (13)
b
*  p' y 
e = e + ∆ei   (14)
 p' 

Donde ∆ei es la relación de vacíos adicional al comienzo de la cedencia p = py, y


representa el grado de “estructuración” del suelo, pues es una medida del volumen
adicional que un suelo puede mantener por encima del suelo reconstituido para el
mismo nivel de esfuerzo. En otras palabras, es la estructura la que permite que el suelo
se encuentre a la derecha de la línea de compresión isotrópica, estado imposible para un

35
suelo destructurado. El parámetro b denominado por los autores como índice de
destructuración es una medida de la rapidez con que la estructura se degrada a medida
que el esfuerzo compresivo aumenta mas allá del limite de cedencia. Los autores
reportan que para los 30 tipos de suelo analizado 0 < b < 30, donde b = 0 representa un
suelo que no pierde su estructura adicional después del limite de cedencia, es decir
∆e=∆ei = cte para p>py. A medida que b crece la destructuración es mas abrupta (Fig.
21).

Figura 21. Influencia del parámetro b en la destructuración durante la compresión.

Como analogía del modelo original, la superficie de cedencia representa el límite entre
los estados elástico y plástico. De la misma manera que el modelo original la superficie
de cedencia se asume de forma elíptica en el espacio p'-q (Fig. 22) y puede
representarse matemáticamente a través de la siguiente ecuación:

2 2
 
1= 
q  +  p '−0.5 p ' s 
 (15)
 0 .5 M * p '   0 .5 p '
 s   s 

Donde M* es la pendiente de la línea de estado crítico en el espacio p-q y p's es el


tamaño de la superficie de cedencia medido sobre el eje p', que al momento de
iniciarse dicha cedencia es p's = p'y (Fig. 22).

36
Figura 22. Superficie de cedencia para suelos estructurados.

4.2.2 Relaciones esfuerzo-deformación


De acuerdo con la mecánica del estado crítico (Schofield y Wroth, 1968) [28] y la
ecuación (14) la relación de vacíos para cualquier trayectoria de esfuerzos después de la
cedencia esta dada por la ecuación (16), donde λ*, κ* son los parámetros del modelo
original de Cam-Clay, que representan la pendiente de la las líneas de compresión y
descompresión isotrópica respectivamente.

b
e = e0*
 p' y 
+ ∆ei  ( )
 − λ* − κ * ln p 's − κ * ln p ' (16)
 p 's 

derivando esta ecuación puede encontrarse la deformación volumétrica unitaria:

(
dε v = λ* − κ * ) (1 +dpe') p'
s
+ b∆e
dp' s
(1 + e ) p' s
+κ*
dp'
(1 + e) p'
(17)
s

Como se mencionó anteriormente este es un modelo jerárquico, es decir, representa un


paso hacia adelante en la jerarquía del comportamiento del suelo sin romper vínculos
con el modelo original. Esto puede observarse claramente en la ecuación anterior donde
solo basta con hacer ∆e = 0 para obtener el modelo de Cam-Clay para un suelo
destructurado. Otra de las modificaciones del modelo original se introduce en la ley de
flujo para tener en cuenta el efecto de la estructura. Los autores introducen un parámetro
adicional ω que resulta en la siguiente regla de flujo (flow rule):

37
dε dp 2(1 − ω∆e )η
= (18)
dε vp M *2 − η 2

donde :

q'
η= (19)
p'

Con estos elementos es posible formular las ecuaciones constitutivas diferenciales en


los estados elástico y plástico de las deformaciones volumétricas y de cortante. Para el
caso elástico estas deformaciones son :

 κ *  dp '
dε ve =   (20)
 1 + e  p'
 

dε de =
( )
2 1 + ν *  κ *  dq
(21)
( )
9 1 + 2ν *  1 + e  p '
Las deformaciones después de la cedencia pueden calcularse a través de las ecuaciones

 M *  dp ' s
dε v = κ *
dp '
(1 + e ) p'
(
+ λ* − κ * ) dp ' s
(1 + e ) p' s
+ b∆e * 
 M − η  (1 + e ) p '
(22)
  s

( )
2 1 + ν *  κ *  dq 2η (1 − ω∆e )  *  M *  dp ' s
)( )
dε d =  λ κ *  
 M * − η  (1 + e ) p '
+ − + b ∆e (23)
( ) (
9 1 − 2ν *  1 + e  p ' M *2 − η 2    s

De la misma forma que en el modelo original, si el suelo alcanza la cedencia cuando


p/q > M* (bajos niveles de confinamiento) el comportamiento se asemeja a una falla
frágil seguida de una disminución del esfuerzo con las deformaciones o ablandamiento
(softenig) opuesto al endurecimiento (hardening) que ocurre a altos niveles de
confinamiento introduciendo un comportamiento dúctil. las deformaciones plásticas
durante el ablandamiento pueden calcularse a través de la siguiente ecuación:

38
  M * 
( )
dε dp = 2(1 − ω∆e ) λ* − κ * − b∆e 
(
η dp ' s
)
 M * −η  M *2 −η 2 (1 + e ) p '
(24)
   s

Las ecuaciones (20) a la (25) son la base del modelo constitutivo para suelos
estructurados. Estas ecuaciones aparecen en forma diferencial, por lo cual es necesario
realizar su integración de forma incremental, para obtener las deformaciones unitarias.
La mayor ventaja de un modelo constitutivo es que permite analizar la interacción de las
variables que controlan el comportamiento de la deformación ante cualquier trayectoria
de esfuerzos, inclusive cuando esta trayectoria no pueda reproducirse en el laboratorio.
Para el propósito de este trabajo, el modelo permite simular el comportamiento esfuerzo
deformación para la trayectoria de esfuerzos inducida durante el proceso de carga
lateral.

39
5. OBTENCIÓN DE CURVAS P-y PARA SUELOS ESTRUCTURADOS

5.1 INTRODUCCIÓN
El proceso de formulación de las curvas p-y en suelos sedimentarios, arcillas y arenas
ha cumplido diversas fases en su desarrollo histórico, pasando por formulaciones
empíricas, uso de principios de la mecánica suelos y finalmente, quizás la más
importante, la verificación del comportamiento real a través de ensayos in situ.
Infortunadamente, la información reportada sobre ensayos de esta naturaleza en los
suelos con características de suelos tropicales es escasa, sino nula. Sin embargo, la
mecánica de suelos permite hacer análisis de sensibilidad a través de las variables
relevantes del problema. La contribución de la mecánica de suelos clásica en la
estimación del comportamiento de cimientos profundos ante carga lateral solo es válida
hasta cierto punto, en particular en el cálculo de la carga última.

A diferencia de los problemas de capacidad de carga vertical en cimentaciones


superficiales, el mecanismo de falla en una cimentación profunda ante carga lateral no
es único. En efecto, a poca profundidad las condiciones de confinamiento permiten la
movilización de una cuña de suelo en forma similar a como ocurre en una falla de
capacidad de carga en una cimentación superficial, sin embargo, después de cierta
profundidad dicho mecanismo no se desarrolla y la movilización del suelo se asemeja a
un flujo alrededor del elemento. En el primer caso, la carga última puede ser estimada
vía equilibrio límite dando como resultado un valor en la presión ultima equivalente a
2Su (Reese,1958) [4] que se incrementa con la profundidad, donde Su es la resistencia
al corte no drenado. Por otro lado, en el segundo caso se ha estimado a través de la
teoría de la plasticidad, y con alguna evidencia proveniente de ensayos a escala natural,
que la presión ultima varia entre 8 y 12 Su (Broms, 1964) [2a].

Por otra parte, las deformaciones producidas durante todo el proceso de carga se
estiman generalmente con base en un módulo de deformación horizontal similar al
módulo de Winckler, o en el mejor de los casos a través de curvas carga-deformación
(curvas P-y) que tienen en cuenta la no linealidad del suelo. Si los geomateriales
presentes son de origen y propiedades similares a aquellos sobre los cuales las curvas
P-y fueron obtenidas (arcillas y arenas de origen sedimentario no meteorizadas), los
análisis pueden realizarse con dichas curvas con relativa confianza. Aunque, para la

40
obtención de curvas P-y para suelos estructurados que puedan ser usadas en la práctica
es necesario tener la verificación de dichas curvas a través de ensayos de carga, el
diseño de dichos ensayos requiere de una estimación inicial de las deformaciones de
forma teórica. Esta retroalimentación entre teoría y experimento es común a todos los
campos de la ciencia, donde una hipótesis teórica (de validez incierta) es formulada y
con base en dicha teoría se diseña un experimento que verifique o invalide la hipótesis
inicial. Para hacer una estimación inicial de los desplazamientos, que permita evaluar el
comportamiento de suelos estructurados ante carga lateral, se propone aquí una
metodología simplificada y hasta cierto punto conservadora, pero completamente
racional. La intención de las curvas obtenidas de esta forma no es proveer curvas de
diseño, sino evaluar los posibles efectos del comportamiento esfuerzo-deformación de
los suelos estructurados en la respuesta ante carga lateral de fundaciones profundas.

5.2 METODOLOGÍA PROPUESTA


5.2.1 Hipótesis iniciales
El mecanismo de resistencia lateral en un cimiento profundo se compone
fundamentalmente de la compresión del suelo en la dirección del movimiento y la
fricción lateral desarrollada en la interfaz entre el elemento y el suelo. Sin embargo, esta
discriminación entre ambos mecanismos no se hace comúnmente, a diferencia del
comportamiento ante carga vertical donde se reconocen y se estudian por separado la
capacidad por punta y la fricción en el fuste. No obstante, a poca profundidad, donde el
nivel de confinamiento es bajo, el mecanismo predominante debe ser la compresión del
suelo que se opone al desplazamiento del elemento. Por lo tanto el desplazamiento y
del suelo cuando se somete a una presión lateral P [F/L] puede estimarse como:


y = ∫ ε dx (25)
0

ε corresponde a la distribución de deformaciones inducidas por la carga P en la masa de


suelo. Aunque en teoría estas deformaciones se propagan hasta el infinito, solo son
importantes al interior de una zona que se extiende apenas un par de diámetros
aproximadamente, al igual que en cimentaciones superficiales. Para conocer la relación
entre P y ε(x) debe conocerse la distribución de esfuerzos inducidos en la masa de suelo.
Zeevaert (1983) [32], empleando la teoría de la elasticidad ha presentado la distribución

41
de esfuerzos en un punto i de la masa de suelo ante la aplicación de una carga en un
punto j, esto permite generar coeficientes de influencia para el esfuerzo, agrupados en
una matriz.

 sen3α 0  1  
 senα 0 − (
 1ψ − ψ ) + ( sen 2ψ − sen 2ψ )
2  
3 
2 1
3  2  
I ij =   (26)
2π   3
α  
 sen ' 0 (ψ '1 −ψ '2 ) + (sen2ψ '1 − sen2ψ '2 )
1
+  senα '0 − 3  2 
 
Donde:

r0 (zi − z j ) + λ / 2 (zi − z j ) − λ / 2
α 0 = tan −1 , ψ 1 = tan −1 , ψ 2 = tan −1
(zi − z j )2 + x 2 x x

r0 (zi + z j ) + λ / 2 (zi + z j ) − λ / 2
α ' 0 = tan −1 , ψ '1 = tan −1 , ψ ' 2 = tan −1
(zi + z j )2 + x 2 x x

Sin embargo, con miras a generar las curvas P-y es necesario realizar cierta
simplificación, que consiste en independizar el comportamiento de un elemento de suelo
del comportamiento de los otros elementos en otras posiciones. De hecho esta es la
mayor simplificación del método P-y, sin embargo Reese (Poulos et al, 1990) [34] ha
postulado, basado en sus experimentos, que para propósitos prácticos esta
simplificación carece de importancia. El método de Zeevaert se inicia con una
discretización del elemento y de la masa de suelo (Fig. 23), sobre la cual construye su
matriz de interacción. Aplicando las ecuaciones (26) de Zeevaert para la distribución de
esfuerzos se obtienen su variación con la distancia desde la cara del elemento,
observándose claramente la disminución de las presiones de forma similar a lo que
ocurre en las soluciones de Boussinesq. Un análisis detallado de la figura (23) revela
además que los esfuerzos inducidos se concentran en una pequeña franja, por fuera de la
cual los esfuerzos son prácticamente nulos, lo cual apoya la hipótesis de Reese de
independencia de los esfuerzos inducidos en otras posiciones.

42
Figura 23. Distribución de presiones inducidas en la masa de suelo por carga lateral.

Si se grafican los esfuerzos máximos para varias distancias y para distintas


profundidades se descubre que la distribución presenta una variación muy ligera con la
profundidad (Fig. 24) y puede entonces asumirse que la distribución de presiones
inducidas es igual a cualquier profundidad. Para propósitos de facilitar la integración es
posible realizar un ajuste numérico de dicha distribución con una aproximación a una
curva exponencial. Finalmente, si se conoce la relación esfuerzo-deformación es posible
calcular la curva P-y que representa la zona de suelo estudiada.

0,8 0,5
Factor de Influencia

1,5
0,6 2,5
3,5
0,4
4,5

0,2

0
0 50 100 150 200 250
Distancia x (cm)

Figura 24. Factor de influencia para el esfuerzo máximo inducido

43
5.2.2 Relaciones esfuerzo-deformación
Como se mencionó anteriormente, la relación de vacíos y el esfuerzo de cedencia están
íntimamente relacionados y determinan el comportamiento esfuerzo deformación del
suelo. Para estudiar de manera confiable la interacción de estas variables se hacen
comúnmente ensayos sobre suelos obtenidos artificialmente, ya que esto permite
garantizar el control sobre ciertas variables dependientes del proceso de cementación,
que de otra forma serían imposibles de controlar. En efecto, a través de suelos
artificiales es posible garantizar que distribuciones granulométricas, tamaño y forma de
los granos sean homogéneas en todas las muestras, algo que sería prácticamente
imposible de obtener mediante muestreo. Adicionalmente, el proceso a través del cual
se introducen las uniones rígidas, que en general es un proceso de cocción a altas
temperaturas, garantiza que la resistencia de dichas uniones sea equivalente en todas las
muestras. De esta forma es posible obtener especimenes que difieren exclusivamente en
la relación de vacíos, mientras las otras variables se mantienen aproximadamente
constantes. Para una descripción más detallada de los procedimientos de laboratorio
para la obtención de suelos estructurados artificialmente, ver por ejemplo, Vaughan
(1988a) [21]. Resultados sobre estos tipos de suelos han sido reportados por Maccarini
(Vaughan, 1990) [23], ver figura (25).

Figura 25. Compresión en suelos estructurados de distintas presiones de cedencia


según Maccarini (1987)

44
Estos suelos son tomados aquí como base para estudiar el comportamiento esfuerzo-
deformación en función de la relación de vacíos y/o el esfuerzo de cedencia. La tabla 2
presenta ciertas características de los suelos estructurados estudiados por Maccarini que
pueden ser obtenidas directamente de la figura (25), como los parámetros intrínsecos de
estado crítico M*, κ*, λ* y los demás parámetros requeridos por el modelo de Cam-
Clay estructurado. Los parámetros del suelo 3 de la tabla 2 fueron interpolados de los
suelos de la figura (25). El parámetro b del modelo (ec. 14) puede obtenerse a través de
un ajuste exponencial de las curvas de compresión virgen de cada uno de los suelos,
dando como resultado un valor de 1.5. Un valor típico de ω es 1. Con esta información
es posible modelar el comportamiento de estos suelos para cualquier trayectoria de
esfuerzos.

Suelo e0 ey ∆ei py (kPa) M* κ* λ* b ω


1 1.37 1.30 0.340 80 1.2 0.032 0.11 1.5 1
2 1.09 1.05 0.185 150 1.2 0.032 0.11 1.5 1
3 0.95 0.90 0.130 350 1.2 0.032 0.11 1.5 1

Tabla 2. Propiedades de distintos suelos estructurados

Como ha sido indicado por Bligth (1997) [13] los esfuerzos in situ en suelos residuales
usualmente responden a la relación Ko < 1 con valores comúnmente cercanos a 0,5.
Asumiendo este valor pueden estimarse los niveles de confinamiento para distintas
profundidades como se presentan en la Tabla 3.

prof (m) p'0 (kPa)


1 15
2 30
3 45
4 60

Tabla 3. Niveles de confinamiento para varias profundidades

Con ayuda del modelo de Cam-Clay estructurado puede modelarse la trayectoria de


compresión que sufre el suelo, que es similar al caso de compresión triaxial a

45
confinamiento constante (McClelland, 1958) [5]. Los resultados de las curvas
esfuerzo- deformación se presentan en las gráficas siguientes.

120
p'o = 15 kP a
100 p'o = 30 kP a
p'o = 45 kP a
p'o = 60 kP a
80
Esfuerzo (kPa)

60

40

20

0
0 0,05 0,1 0,15 0,2
Deform ación

Figura 26. Curva esfuerzo deformación para el suelo 1 con distintos niveles de
confinamiento, obtenidas con el modelo de Cam Clay estructurado.

120

100

80
Esfuerzo (kPa)

60

40 p'o = 15 kP a
p'o = 30 kPa
20 p'o = 45 kPa
p'o = 60 kPa

0
0 0,05 0,1 0,15 0,2
Deform ación

Figura 27. Curva esfuerzo- deformación para el suelo 2 con distintos niveles de
confinamiento, obtenidas con el modelo de Cam Clay estructurado.

46
250

200
Esfuerzo (kPa)
150

100
p'o = 15 kP a
p'o = 30 kP a
50
p'o = 45 kP a
p'o = 60 kP a

0
0 0,05 0,1 0,15 0,2
Deform ación

Figura 28. Curva esfuerzo-deformación para el suelo 3 con distintos niveles de


confinamiento, obtenidas con el modelo de Cam-Clay estructurado.

5.2.3 Curvas P-y


Estas relaciones-esfuerzo deformación pueden usarse para obtener las curvas P-y por
medio de ecuación (25). Para evaluar la validez de las curvas P-y obtenidas a través de
la metodología anterior se comparan con las curvas P-y obtenidas con la metodología
propuesta por Reese (1984) [33], para una arcilla cuya relación esfuerzo deformación se
presenta en la figura (29). La figura (30) ilustra esta comparación y se aprecia que el
método propuesto arroja valores razonablemente similares a los del método
semiempírico de Reese. Esto sugiere que la metodología propuesta reproduce de manera
adecuada el mecanismo de deformación del suelo ante carga lateral.

2,5

2
Esfuerzo (kg/cm 2)

1,5

0,5

0
0 0,05 0,1 0,15
Deformación

Figura 29. Relación esfuerzo-deformación para arcilla sedimentaria.

47
600

500 Método de Reese (1984)


Método Propuesto
400
P (kg/cm)

300

200

100

0
0 5 10 15 20 25 30 35 40
y (cm)

Figura 30. Curvas P-y calculadas por el método de Reese (1984) y por la metodología
propuesta.

En el caso de suelos estructurados es necesario tener en cuenta la destrucción de la


estructura y el consecuente ablandamiento (softening). Para modelar este fenómeno
comúnmente se asume que el ablandamiento ocurre como un proceso exactamente
opuesto al endurecimiento, como puede observarse en las ecuaciones (23),(24). En cada
una de ellas se observa claramente que los términos correspondientes a la deformación
plástica pura son exactamente iguales excepto por el signo. Esto significa que la parte
correspondiente a las deformaciones plásticas es de igual magnitud independientemente
de la dirección la trayectoria de esfuerzos ( dp's>0 hardening, dp's<0 softening). Se
asume que este comportamiento se preserva en los procesos de carga lateral y que la
distribución de deformaciones de la integral en la ecuación (25) es idéntica cuando se
producen incrementos o reducciones de carga de la misma magnitud, ya sea durante
endurecimiento o ablandamiento en el material, respectivamente. De esta forma es
posible calcular los desplazamientos durante el ablandamiento como un proceso inverso
al endurecimiento.

5.3 CARACTERÍSTICAS DE LAS CURVAS P-y PARA SUELOS


ESTRUCTURADOS
Las curvas P-y para cada tipo de suelo, obtenidas a través del procedimiento propuesto,
se presentan en las figuras (31) a (33). De estas curvas pueden observarse las siguientes
características.

48
5.3.1 Influencia de la relación e - py
Como puede observarse en las figuras (31), (32), (33) a medida que e disminuye (py
aumenta) las curvas P-y presentan un pico máximo mayor, atribuido al mayor esfuerzo
que puede soportar la estructura del suelo. De igual forma la falla postpico o
ablandamiento es mas pronunciada en los suelos con mayor py.

5.3.2 Nivel de confinamiento


Para un mismo valor de e-py, un suelo experimenta variaciones en su comportamiento
cuando el nivel de confinamiento aumenta. Como se observa en las curvas P-y para el
suelo con esfuerzo de cedencia de 150 kpa (suelo 2), el nivel de confinamiento elevado
puede trasformar el comportamiento frágil con ablandamiento postpico en un
comportamiento dúctil con endurecimiento. Para valores altos en el valor de cedencia
como los que ocurren en suelos altamente cementados se requerirían altos valores de
confinamiento para eliminar la falla frágil. Para demostrar esto basta observar las
curvas P-y de un suelo cuyo esfuerzo de cedencia es de 350 Kpa (suelo 3), para los
mismos niveles de confinamiento que el caso anterior este suelo conserva el
comportamiento frágil.

100
1m
2m
80 3m
4m

60
P (kg/cm)

40

20

0
0 5 10 15
y (cm )

Figura 31. Curvas P-y para el suelo 1 a distintas profundidades

49
140
1m

120 2m
3m
4m
100
P (kg/cm)
80

60

40

20

0
0 5 10 15
y (cm )

Figura 32. Curvas P-y para el suelo 2 a distintas profundidades.

250
1m
2m
200 3m
4m

150
P (kg/cm)

100

50

0
0 5 10 15
y (cm )

Figura 33. Curvas P-y para el suelo 3 a distintas profundidades.

5.3.3 Comportamiento elástico


En todas las curvas P-y calculadas, el desplazamiento sigue un comportamiento elástico
hasta alcanzar un valor máximo a partir del cual la destructuración se evidencia como
una caída drástica de la rigidez. El desplazamiento máximo a partir del cual la
destructuración comienza está relacionado con la presión de cedencia, como se observa
en la figura (34).

50
8
7
6
5
Ymax/D %

4
3
2
1
0
0 100 200 300 400 500 600 700 800
Presión de cedencia p y (kPa)

Figura 34. Desplazamiento elástico máximo como porcentaje del diámetro del
elemento, para suelos estructurados con distintos niveles de presión de cedencia.

51
6. ANÁLISIS DE PILAS ANTE CARGA LATERAL PARA SUELOS
ESTRUCTURADOS

6.1 INTRODUCCIÓN
La mejor manera de analizar la influencia de las variables descritas es resolver una pila
típica y comparar los resultados. Para resolver la pila en cuestión se hará uso del método
de diferencias finitas. Las ecuaciones resultantes se resuelven a través de una hoja de
calculo diseñada para este propósito. Los resultados que se presentan a continuación
incluyen la curva deformada del elemento y el diagrama de momentos flectores a lo
largo del elemento. El elemento seleccionado para realizar el análisis es una pila típica
de 20 m de longitud y 1m de diámetro suficientemente reforzada para evitar la falla
estructural. Las propiedades de dicha pila se consignan en la siguiente tabla. Se
asumirá que las propiedades del suelo corresponden a las del suelo 1 de la Tabla 2, es
decir py de 80 Kpa.

Diámetro (m) 1.0


Longitud (m) 20
EI (kN.m2) 2 x 106

Tabla 4. Propiedades de la pila para el análisis

6.2 INFLUENCIA DE LA FORMA DE LAS CURVAS P-y


Como se mencionó anteriormente, es costumbre realizar los análisis de deformación
usando un módulo de deformación constante con el nivel de desplazamiento, esto
equivale a usar una curva P-y completamente recta. Una manera de estimar la influencia
de la forma de las curvas P-y calculadas para suelos estructurados es comparar los
resultados con los análisis hechos usando curvas P-y rectas. Los resultados de los
desplazamientos de la pila y del diagrama de momentos de ambos análisis se muestran
en las figuras (35), (36) para una carga lateral de 400 kN. Se observa claramente una
diferencia significativa en los resultados, tanto de las deformaciones como de los
momentos flectores. El desplazamiento máximo en la pila se incrementa en un 33%
cuando se considera la degradación en la estructura. El momento máximo, por su lado,
se incrementa en un 21%. Sin embargo, estas diferencias se incrementan cuando

52
aumenta el nivel de carga. Para una carga de 600 kN en el mismo sistema, las
diferencias son mucho mas notorias como se observa en las gráficas (37), (38). En este
caso, el desplazamiento máximo considerando la degradación en la resistencia es algo
mayor al doble del calculado asumiendo comportamiento perfectamente elástico. El
momento flector máximo se incrementa en un 60%.

Desplazamiento (m)
-0,01 0 0,01 0,02 0,03 0,04
0
2
4 Tipo 1
Tipo 2
6
Profundidad (m)

8
P
10
Tipo 1
12 y
14
P Tipo 2
16
18 y
20

Figura 35. Deformada de la pila (carga lateral de 400 kN), considerando dos tipos de
curva P-y (suelo 1).

Mom ento (kN.m )

0 200 400 600 800 1000


0
2
4
6
Profundidad (m)

8
10 Tipo 1
12 Tipo 2

14
16
18
20

Figura 36. Diagrama de momentos de la pila (carga lateral de 400 kN), considerando
dos tipos de curva P-y (suelo 1).

53
Desplazam iento (m )

-0,02 0 0,02 0,04 0,06 0,08


0
2
4 Tipo 1
Tipo 2
6
Profundidad (m)

8
P
10 Tipo 1
12 y
14 P Tipo 2
16
18 y
20

Figura 37. Deformada de la pila (carga lateral de 600 kN), considerando dos tipos de
curva P-y (suelo 1).

Mom ento (kN.m )

0 300 600 900 1200 1500 1800


0
2
4
6
Profundidad (m)

8
10
12 Tipo 1
Tipo 2
14
16
18
20

Figura 38. Diagrama de momentos de la pila (carga lateral de 600 kN), considerando
dos tipos de curva P-y (suelo 1).

Otra suposición común es asumir que después de cierto valor de la presión, el


comportamiento es perfectamente plástico. Para ilustrar las diferencias en los resultados
de cada una de estas suposiciones se presentan los resultados para la pila con un suelo
con características del suelo 3, es decir el suelo cuya presión de cedencia es de 350 Kpa.

54
Los resultados se presentan para una carga lateral de 1000 kN. Al observar estas curvas
es claro que la suposición de comportamiento perfectamente plástico puede no
representar de manera adecuada el comportamiento real y los resultados pueden diferir
de manera considerable y generalmente por fuera del lado de la seguridad. En este caso
el incremento entre los resultados para el caso perfectamente plástico y el caso real es
del 20 % para el momento máximo y del 27% para el desplazamiento máximo,
suficientes para obligar a replantear un diseño inicial.

Desplazamiento (m)
-0,02 0 0,02 0,04 0,06 0,08 0,1 0,12
0
2
4
6
Profundidad (m)

8 Modelo Elástico
10 Modelo Propuesto
Modelo Elasto-Plástico
12
14
16
18
20

Figura 39. Deformada de la pila (carga lateral de 1000 kN), considerando tres tipos de
curva P-y (suelo 3).

Momento (kN.m)
0 1000 2000 3000 4000
0
2
4
6
Profundidad (m)

8
10
12
14 Modelo Elástico
16 Modelo Propuesto

18 Modelo Elasto-Plastico

20

Figura 40. Diagrama de momentos de la pila (carga lateral de 1000 kN), considerando
tres tipos de curva P-y (suelo 3).

55
6.3 SUELO ESTRUCTURADO VS. SUELO DESTRUCTURADO
Si bien estos ejemplos son clara muestra de la sensibilidad del problema a la forma de
las curvas P-y, no menos interesante resulta el análisis entre el comportamiento en un
suelo estructurado versus el mismo suelo con su estructura completamente destruida.
Este caso es de particular importancia práctica por dos razones fundamentales. La
primera de ellas es que aún si fuese posible obtener muestras perfectamente inalteradas
de una calidad tal que los ensayos de laboratorio reprodujeran de manera confiable el
comportamiento de un suelo estructurado, las prácticas de construcción pueden alterar
de alguna manera la estructura del suelo in situ, que a fin de cuentas será el material que
resistirá la carga. En segundo lugar, si las muestras no son inalteradas, el
comportamiento observado en ensayos de laboratorio no reflejará la influencia de la
estructura y por lo tanto pueden llevar a conclusiones erróneas. Aunque es poco
probable que los procedimientos de construcción modifiquen las propiedades de toda la
masa de suelo involucrada en el problema y que el muestreo sea tan deficiente que
elimine por completo la estructura en la muestra obtenida, conviene analizar los casos
extremos de carga lateral en un suelo estructurado y en otro destructurado. Para tal
efecto, puede usarse el modelo de Cam-Clay estructurado para modelar la respuesta de
un suelo que ha perdido completamente su estructura. La situación en el plano e vs. p
esta representada por la figura (41), donde se observa la trayectoria para ambos casos,
partiendo desde el mismo nivel de confinamiento hasta el estado crítico.

Figura 41. Trayectorias de compresión para suelos estructurados y destructurados con


el mismo nivel de confinamiento.

56
Las curvas de esfuerzo-deformación para la trayectoria de compresión lateral se
presentan en las figuras (42) a (45) , para los suelos 2 y 3. En ellas se incluyen las
curvas para el suelo estructurado y destructurado, con notables diferencias que como es
de esperarse se reflejarán en las correspondientes curvas P-y.

90
80
70
60
Esfuerzo (kPa)

50 Destructurado
Estructurado
40
30
20
10
0
0 0,05 0,1 0,15 0,2
Deform ación

Figura 42. Relación esfuerzo-deformación para el suelo 2 a 1m de profundidad

100
90
80
70
Esfuerzo (kPa)

60
50
40
30
Destructurado
20 Estructurado
10
0
0 0,05 0,1 0,15 0,2
Deform ación

Figura 43. Relación esfuerzo-deformación para el suelo 2 a 2m de profundidad

57
180
160
140
120
Esfuerzo (kPa)
100
80
Destructurado
60 Estructurado
40
20
0
0 0,05 0,1 0,15 0,2
Deform ación

Figura 44. Relación esfuerzo-deformación para el suelo 3 a 1m de profundidad

200
180
160
140
Esfuerzo (kPa)

120
100 Destructurado
80 Estructurado
60
40
20
0
0 0,05 0,1 0,15 0,2
Deform ación

Figura 45. Relación esfuerzo-deformación para el suelo 3 a 2m de profundidad

A través de la metodología propuesta en la sección 5.2 pueden obtenerse las curvas P-y
para el suelo destructurado para varias profundidades, variando el nivel de
confinamiento. Dichas curvas P-y calculadas se presentan en la figura (46).

58
140
1m
120 2m
3m
100 4m
P (kg/cm)

80

60

40

20

0
0 5 10 15
y (cm )

Figura 46. Curvas P-y para suelo destructurado a varias profundidades.

Un análisis de la pila en un suelo con las características del tipo 2 ante una carga de 600
kN, considerando la pérdida de la estructura, permite obtener una idea de las dos
situaciones extremas y de la magnitud de la influencia de la estructura tanto en los
desplazamientos como en los momentos flectores. Los resultados se presentan en las
figuras (47), (48).

Desplazam iento (m )

-0,05 0 0,05 0,1 0,15 0,2


0
2
4
6
Profundidad (m)

8 Estructurado
Destructurado
10
12
14
16
18
20

Figura 47. Desplazamientos en la pila en suelo 2, en estado estructurado y


destructurado para carga de 600 kN

59
Mom ento (kPa)

0 500 1000 1500 2000 2500 3000


0
2
4
Estructurado
6
Profundidad (m)

Destructurado
8
10
12
14
16
18
20

Figura 48. Diagrama de momentos en la pila en suelo 2, en estado estructurado y


destructurado para carga de 600 kN.

En el caso extremo, la hipótesis de suelo sin estructura resulta en desplazamientos


máximos de aproximadamente el doble de los obtenidos para el caso estructurado, y en
un importante incremento del 40% en el momento flector máximo. No obstante, la
situación más crítica se presenta en otros puntos de la pila distintos al punto de
momento máximo, donde pueden observarse valores hasta del doble.

60
7.IMPLEMENTACIÓN DE LA MECÁNICA DEL SUELO NO SATURADO

7.1 VARIABLES DE ESTADO DEL SUELO NO SATURADO


Sin lugar a dudas, el concepto de esfuerzo efectivo representa el punto de partida en el
desarrollo de la mecánica de suelos como ciencia. Por primera vez fue posible
comprender que dicha variable controlaba el comportamiento mecánico del suelo, es
decir, su deformación y resistencia. Este concepto permitió posteriormente elaborar
teorías para entender los problemas fundamentales que habían permanecido
incomprendidos hasta entonces, como el fenómeno de la consolidación. El pilar
fundamental de la mecánica del suelo saturado lo constituye el hecho de que tanto las
deformaciones y la resistencia están controladas única y exclusivamente por la variable
σ ', denominada esfuerzo efectivo y definida por la ecuación (27):

σ ' = σ − u w (27)

Donde σ es el esfuerzo total y uw es la presión en el agua.

Por otro lado, el comportamiento de los suelos parcialmente saturados está controlado
por más de una variable de esfuerzo. A través de la mecánica del medio continuo se ha
podido demostrar que existen 3 pares de variables, cada uno independiente del otro que
controlan el equilibrio estático de un elemento compuesto por suelo, agua y aire.
Aunque cualquiera de estos pares de variables puede usarse para modelar los cambios
de deformación y la resistencia del suelo parcialmente saturado, solo uno de ellos es
usado comúnmente para describir el estado de esfuerzo en el elemento. Dicho par de
variables es:

(σ − u a ) (28)

(u a − u w ) (29)

La primera variable (28) recibe el nombre de esfuerzo neto, mientras la segunda se


conoce como succión matricial. Esta combinación parece ser la más satisfactoria para
los problemas de ingeniería (Fredlund, 1993) [35]. Las ventajas de usar esta
combinación radican fundamentalmente en el hecho de que permiten separar los efectos

61
del cambio en el esfuerzo total de los efectos del cambio en la presión en el aire.
Adicionalmente, la presión en el aire ua puede suponerse en la mayoría de los problemas
prácticos como atmosférica (ua = 0), simplificando notoriamente los cálculos. La
mecánica del suelo parcialmente saturado se dedica entonces a relacionar de manera
teórica y experimental los cambios en estas variables (28, 29) con las deformaciones y
la resistencia. De esta forma, la mecánica del suelo parcialmente ha replanteado las
ecuaciones tradicionales del suelo saturado en términos de esfuerzo efectivo (27), como
el criterio de falla de Mohr-Coulomb o la ley de Hook, para extenderlas en términos de
las variables de esfuerzo (28) y (29). Por ejemplo, el criterio de falla de Mohr-Coulomb
extendido al suelo parcialmente saturado se expresa como:

τ f = c + (σ − u a ) tan φ '+ (u a − u w ) tan φ 'b (30)

De igual manera la ley de Hook para suelos parcialmente saturados puede ser extendida
en términos del esfuerzo neto y la succión matricial siguiendo la forma propuesta por
Biot (1941), (Fredlund, 1993) [35].

(σ x − u a ) ν (u − u w )
εx = − (σ y + σ z − 2u a ) + a (31)
E E H

Al analizar esta última ecuación es claro que en el caso de suelos parcialmente saturados
un cambio en la succión produce un cambio en la deformación. Sin embargo, el estudio
de la influencia de la succión en la rigidez del suelo se ha llevado a cabo a nivel
experimental en un número limitado de instituciones, debido a la poca disponibilidad de
los equipos especiales requeridos para el control de la succión. Solo algunos centros de
investigación poseen aparatos triaxiales modificados para ensayar suelos parcialmente
saturados. Por esta razón es difícil encontrar información sobre parámetros mecánicos
relacionados con la succión y más difícil aún es encontrar relaciones constitutivas para
suelo parcialmente saturado con parámetros que puedan ser evaluados con los equipos
tradicionales. Sin embargo, la influencia de la succión en el comportamiento esfuerzo-
deformación es indiscutible, como puede observarse en los resultados del programa de
ensayos realizados por la Oficina de Control Geotécnico de Hong Kong sobre suelos
residuales derivados de granito (GCO, Fredlund et al, 1996) [36]. Estos resultados serán

62
usados en este trabajo como base para evaluar la influencia de la succión en el
comportamiento esfuerzo deformación del suelo parcialmente saturado.

7.2 DESCRIPCIÓN DE LOS ENSAYOS


En total se ensayaron 8 especimenes en el aparato triaxial sometidos a distintos niveles
de succión. Para el propósito de este trabajo se seleccionaron dos especimenes cuyas
características se ilustran en la siguiente tabla.

Suelo 1 2
Contenido de Humedad (%) 9.93 12.86
Densidad Seca (Mg/m3) 1.416 1.394
Relación de Vacíos 0.850 0.859

Tabla 5. Propiedades índice de los suelos 1 y 2

Los ensayos en cada espécimen se realizaron variando la succión matricial, para


observar la diferencia en el comportamiento esfuerzo neto-deformación. Para tal fin,
cada espécimen fue ensayado en dos etapas cada una con distintos valores de succión.
Las condiciones de cada ensayo se detallan en la siguiente tabla.

Etapa Suelo 1 2
σc (kPa) 53 63
ua (kPa) 33 43
1 uw (kPa) 3 3
ua-uw (kPa) 30 40
σc - ua (kPa) 20 20
σc (kPa) 103 113
ua (kPa) 83 93
2 uw (kPa) 3 3
ua-uw (kPa) 80 90
σc - ua (kPa) 20 20

Tabla 6. Condiciones de los ensayos triaxiales drenados

63
En todos los casos se mantuvo el mismo confinamiento neto efectivo de 20 kPa,
representado por el esfuerzo neto. Este nivel de confinamiento es muy similar al
encontrado en el primer metro de profundidad de un suelo, y dado que las propiedades
de estos niveles superficiales son fundamentales en la respuesta, deflexiones y
momentos, de las pilas ante carga lateral, la información de estos ensayos puede
emplearse para obtener un estimativo de la influencia de los cambios en la succión en
dicha respuesta. Los resultados en términos de esfuerzo-deformación medidos por
Fredlund y sus colaboradores se presentan en las gráficas siguientes.

300

250

200
Esfuerzo (kPa)

150
succión = 30 kPa
100
succión = 80 kPa
50

0
0 0,01 0,02 0,03 0,04 0,05 0,06
Deform ación

Figura 49. Curva esfuerzo-deformación para suelo 1 con distintas succiones (GCO,
1996)

400
350
300
Esfuerzo (kPa)

250
200
150
succión = 40 kPa
100 succión = 90 kPa
50
0
0 0,02 0,04 0,06 0,08 0,1
Deform ación

Figura 50. Curva esfuerzo-deformación para suelo 2 con distintas succiones


(GCO,1996)

64
7.3 CURVAS P-y PARA SUELOS PARCIALMENTE SATURADOS
Estos resultados en términos de esfuerzo-deformación pueden ser empleados para
construir las curvas P-y según la metodología propuesta (sección 5.2). Estas curvas
tendrán en cuenta la variación de la rigidez con la succión y con el nivel de
confinamiento.

300

250

200
P (kg/cm)

150

100
succión = 80 kPa
50 succión = 30 kPa

0
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3
y (cm )

Figura 51. Curvas P-y para distintas succiones en el suelo 1

400
350
succión = 90 kPa
300 succión = 40 kPa
250
P (kg/cm)

200
150
100
50
0
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3
y (cm )

Figura 52. Curvas P-y para distintas succiones en el suelo 2

65
7.4 RESULTADOS
Para ilustrar el comportamiento en las pilas, se realizaron análisis similares a los hechos
anteriormente para los suelos estructurados. En este caso se analizaron ambos suelos,
suelos 1 y 2, para una carga lateral de 500 kN. Por simplicidad, se asume que la
variación en la succión se produce en toda la masa de suelo. Los diagramas de
momentos y desplazamientos en ambos casos se presentan en las gráficas siguientes.

Desplazam iento (m )

-0,005 0 0,005 0,01 0,015 0,02 0,025 0,03


0
2
4
6
Profundidad (m)

8
succión = 80 kPa
10
succión = 30 kPa
12
14
16
18
20

Figura 53. Desplazamientos en la pila en suelo 1 para distintas succiones

Mom ento (kN.m )

-200 0 200 400 600 800 1000


0
2
4
6
Profundidad (m)

8
10
12
14 succión = 80 kpa
16 succión = 30 kpa
18
20

Figura 54. Diagrama de momentos en la pila en suelo 1 para distintas succiones

66
Desplazam iento (m )

-0,01 0 0,01 0,02 0,03 0,04


0
2
4
6
Profundidad (m)

succión = 90 kpa
8
succión = 40 kpa
10
12
14
16
18
20

Figura 55. Desplazamientos en la pila en suelo 2 para distintas succiones

Mom ento (kN.m )

-200 0 200 400 600 800 1000 1200


0
2
4
6
Profundidad (m)

8
10
12
14 succión = 90 kpa
16 succión = 40 kpa
18
20

Figura 56. Diagrama de momentos en la pila en suelo 2 para distintas succiones

De las figuras anteriores queda claro que la variación en la succión tiene un efecto
significativo en el comportamiento mecánico del elemento de fundación aún cuando
esta sometido al mismo nivel de carga. Por lo tanto las variaciones en el perfil de
succión son una variable de diseño fundamental, pues no cabe duda que dos suelos del
mismo origen pero con succiones distintas corresponden a dos materiales distintos
desde el punto de vista mecánico. Las variaciones en la succión ocurren
fundamentalmente debido a los fenómenos de infiltración y evaporación, que
introducen o liberan humedad a través de la superficie del terreno. Por lo tanto los

67
cambios en la succión en la parte superficial del estrato son mayores que en cualquier
otro punto de la masa de suelo y ocurren de forma inmediata, inclusive las altas tasas de
infiltración producto de lluvias intensas pueden eliminar la succión por completo a
medida que el frente de saturación penetra a mayor profundidad. Esta situación es
crítica en los casos de carga lateral en fundaciones profundas, pues como se sabe, son
las propiedades de los primeros metros las que controlan el comportamiento del
elemento. Un avance del frente saturación hasta los primeros metros iniciales es
suficiente para eliminar la succión y modificar las propiedades de estos materiales con
consecuencias en los resultados como los ilustradas en las gráficas. El diseño en suelos
parcialmente saturados se fundamenta sobre la base de que las propiedades mecánicas
del material son variables ambientales y es completamente equivocado tratar el suelo
como un material inerte con propiedades intrínsecas. Es necesario entonces incluir
como variable de diseño los cambios en el perfil de succión probables, producto no solo
de factores ambientales, sino también a factores de tipo antrópico.

Dado que muchas ocasiones la carga lateral no es permanente, sino que ocurre
esporádicamente como en el caso de sismos, debe explorarse la posibilidad de
ocurrencia de la carga bajo las condiciones de succión más desfavorables. Por otro lado,
al igual que en casos de estabilidad de taludes, es posible controlar los cambios en la
succión mediante la implementación de obras de control de drenaje, infiltración y
escorrentía. Igualmente importante es la determinación de las propiedades mecánicas y
su relación con la succión. Quizás debido a que, como afirma Fredlund (2002) [37], los
ensayos para determinar el comportamiento esfuerzo-deformación de suelos
parcialmente saturados son aún limitados en número, dada su naturaleza compleja y
dispendiosa, la información sobre la variación de las propiedades mecánicas con la
succión es escasa. Mas aún, solo recientemente (Fredlund 2002, Toll 2004) [37], [38] se
ha abordado el problema de las deformaciones del suelo parcialmente saturado antes de
la falla de manera consistente con la teoría del estado crítico y estas investigaciones solo
han permitido hacer algunas extensiones de la teoría clásica, sin hacer generalizaciones
o propuestas en términos de relaciones constitutivas para suelos parcialmente saturados.
Sin embargo, se propone en este trabajo una manera de afrontar estas deficiencias
actuales con base en herramientas existentes y se muestra la efectividad de las mismas
desde el punto de vista práctico.

68
7.5 LA TEORÍA DEL ESTADO CRÍTICO Y EL SUELO PARCIALMENTE
SATURADO
Como se ha mostrado, la evolución de la mecánica de los suelos parcialmente saturados
se ha centrado en extender la teoría clásica del suelo saturado para abarcar la condición
más general del suelo parcialmente saturado. Esta evolución resulta obvia, pues el suelo
saturado representa solo un caso particular del suelo parcialmente saturado que se
alcanza cuando ua= uw. Como consecuencia de esto, la teoría del estado crítico ha
comenzado a ser revisada para incluir las variables de estado responsables del
comportamiento del suelo parcialmente saturado. La extensión natural resulta al
considerar que la línea de estado crítico y de consolidación isotrópica son funciones de
del esfuerzo neto y de la succión, como se observa en la reciente propuesta de Toll
(2004), donde la ecuación de la línea de estado crítico en el espacio q'-p' para el suelo
saturado, q' = M*p' se extiende como:

q ' = M a ( p − u a ) + M b (u a − u b ) (32)

De la misma forma en el espacio ν-ln p' , donde ν = 1+ e, la ecuación de estado crítico


ν = Γ - λ ln p' se convierte en

ν = Γab − λ a ln ( p − u a ) − λb ln (u a − u w ) (33)
Donde M, λ, Γ son los parámetros clásicos de la teoría del estado crítico y los
subíndices a y b corresponden a las variables de estado crítico esfuerzo neto y succión
matricial respectivamente. Aunque la información sobre los valores de Ma, Mb, Γab, λa,
λb, es escasa hasta el momento dada la naturaleza reciente de estas propuestas, Fredlund
(2002) [37] ha publicado interesantes hallazgos relacionados con estos parámetros,
fundamentalmente que Ma y λa son valores independientes de la succión y son
numéricamente iguales a los valores M*, λ del suelo saturado. Estas conclusiones
fueron obtenidas de ensayos sobre suelos reconstituidos. Toll (2004) [38] ha reportado
evidencia de que en suelos con fábricas complejas (no reconstituidos) todas las variables
Ma, Mb, Γab, λa, λb, son función de la fábrica (origen) y del grado de saturación
(succión). Ante este panorama, parece verdaderamente lejana la posibilidad de
implementar este conocimiento en la ingeniería práctica, no solo por la dificultad de
realizar ensayos con control de la succión, sino también por lo incipiente de las
propuestas, que aún no proporcionan información experimental ni teórica que permita

69
evaluar aspectos tan importantes de la mecánica del estado crítico, tales como la
cedencia y el endurecimiento (hardening). Sin embargo, aquí se ilustrará que el
problema puede abordarse, y que los modelos tradicionales de estado crítico, en
particular el de Cam-Clay modificado, pueden extenderse para involucrar las variables
del suelo no saturado, con resultados excelentes entre los valores calculados y los
medidos experimentalmente hasta el momento. Tanto Fredlund como Toll coinciden en
afirmar que la variable de esfuerzo en el estado crítico para los suelos parcialmente
saturados corresponde a p'' =( p-ua) y la representación del estado crítico tanto en el
espacio e-lnp'' como en el espacio q-p" debe incluir el efecto de la succión. Fredlund
(2002) [37] sugiere que esto puede lograrse mediante la introducción de constantes que
dependen de la succión :
q = Mp ' '+ q o ( s ) (34)

La variable qo(s) es función de la succión. Según las consideraciones anteriores puede


observarse que la propuesta de Fredlund equivale a la propuesta de Toll si :

q o ( s = u a − u b ) = M b (u a − u b ) (35)

En suelos reconstituidos Fredlund (2002) ha medido la influencia de la succión en la


relación representada por la ecuación (34). Los resultados se presentan en la figura (57).
Se observan claramente dos aspectos, primero, la independencia de M (o M*) de la
succión y segundo se verifica la forma de la ecuación (34). Aunque no hay suficientes
resultados para generalizar, en este caso es interesante notar que el valor de qo (s) es
prácticamente igual a la succión, o en otras palabras Mb = 1.

Figura 57. Línea de estado crítico para varias succiones, Fredlund (2002)

70
En la mecánica del estado crítico del suelo saturado el significado del parámetro M es el
de una constante puramente friccional que relaciona el esfuerzo desviador con el
esfuerzo de confinamiento en el estado crítico. Para tener en cuenta la ecuación (34) y el
comportamiento observado en la figura (57) es necesario modificar la relación entre p''
y q. Para tal efecto se considera la geometría de la figura (58) y se concluye que la
superficie de cedencia es interceptada por una línea denominada línea de estado crítico
equivalente, cuya pendiente Meq equivale a :

Mp' '+ q o ( s )
M eq = (36)
p' '

Figura 58. Definición de la línea de estado crítico equivalente

Si se tiene en cuenta que Ma y λa son valores independientes de la succión y son


numéricamente iguales a los valores M*, λ del suelo saturado, pueden usarse las
ecuaciones de Cam-Clay modificado para modelar el comportamiento esfuerzo-
deformación para distintos niveles de confinamiento y succión, sustituyendo el valor de
M* por Meq. Para demostrar la efectividad de este procedimiento se presentan los
resultados medidos por Fredlund (2002) [37] para distintas condiciones de
confinamiento y succión y se comparan con los resultados de la modelación usando las
ecuaciones constitutivas de Cam-Clay modificado y usando el parámetro Meq. Esta
comparación se ilustra en las figuras (59), (60) y (61).

71
1000
900 Cam-Clay
σ-u a = 400 kPa
Esfuerzo Desviador (kPa) 800 Fredlund (2002)

700
600
500
σ-u a = 200 kPa
400
300
σ−u a = 100 kPa
200
100
0
0 5 10 15 20
Deform ación Axial (%)

Figura 59. Curvas esfuerzo-deformación en el ensayo triaxial con succión 0 kPa


(saturado), valores calculados vs. valores medidos por Fredlund (2002)

1000
900 Cam-Clay
σ-u a = 300 kPa
800 Fredlund (2002)
Esfuerzo Desviador (kPa)

700
σ-u a = 200 kPa
600
500 σ-u a = 100 kPa
400
300
200
100
0
0 5 10 15 20
Deform ación Axial (%)

Figura 60. Curvas esfuerzo-deformación en el ensayo triaxial con succión 100 kPa,
valores calculados vs. valores medidos por Fredlund (2002)

72
1000
900 Cam-Clay σ-ua = 300 kPa
Fredlund (2002)
Esfuerzo Desviador (kPa) 800
700
σ-ua = 200 kPa
600
σ-ua = 100 kPa
500
400
300
200
100
0
0 5 10 15 20
Deform ación Axial (%)

Figura 61. Curvas esfuerzo-deformación en el ensayo triaxial con succión 200 kPa,
valores calculados vs. valores medidos por Fredlund (2002)

Claramente se observa, que la correlación entre valores medidos y calculados es muy


buena y casi perfecta para valores de confinamiento menores de 200 kPa. Esto significa
que para propósitos prácticos, la modificación del modelo de Cam-Clay a través de la
ecuación (36) es efectiva para modelar la influencia de la succión en el comportamiento
de esfuerzo-deformación del suelo no saturado reconstituido. Esta alternativa permite
disminuir la limitación existente a nivel experimental para el ensayo de suelos
parcialmente saturados y considerar por lo menos de forma analítica la influencia de la
succión y del esfuerzo neto. Para el caso de carga lateral, pueden obtenerse curvas P-y a
través de la metodología propuesta, usando las curvas esfuerzo-deformación generadas
con el modelo de Cam-Clay corregido con la ecuación (36). A manera de ejemplo se
presentan los resultados del análisis de un suelo con las características de los suelos
ensayados por Fredlund (Fig. 59, 60, 61) para succiones de 30 kPa y 0 kPa (saturado).
Para estas condiciones, las curvas esfuerzo-deformación en cada caso se presentan en la
figura (62) y las curvas P-y calculadas se aprecian en la figura (63). Usando estas
curvas en el análisis de carga lateral puede compararse la respuesta en ambos casos,
como se observa en las figuras (64) y (65) calculadas para carga lateral de 300 kN. De
estas figuras es clara la influencia de la succión y del grado de saturación en la respuesta
estructural de los elementos y es evidente que el caso más desfavorable se presenta

73
cuando la succión desaparece a causa de la saturación que se traduce en una notable
disminución en la rigidez del suelo. En el caso particular de las figuras (64) y (65) la
desaparición total de la succión desde un valor inicial de 30 kPa, se traduce en
desplazamientos del orden del doble de los iniciales y en un incremento en el momento
máximo del orden del 30%.

100
90 succión 30 kPa

80 succión 0 kPa

70
Esfuerzo (kPa)

60
50
40
30
20
10
0
0 0,05 0,1 0,15
Deform ación

Figura 62. Relaciones esfuerzo-deformación calculadas con el modelo de Cam-Clay


para suelo parcialmente saturado y saturado

140
succión 0 kPa
120
succión 30 kPa
100
P (kg/cm)

80

60

40

20

0
0 5 10 15
y (cm )

Figura 63. Curvas P-y para suelo parcialmente saturado y saturado

74
Desplazam iento (m )

0 0,02 0,04 0,06 0,08 0,1


0
2
4
6
Profundidad (m)

8 succión 0 kPa
10 succión 30 kPa
12
14
16
18
20

Figura 64. Desplazamientos en pila para condición saturada y no saturada para carga
lateral de 300 kN.

Mom ento (kN.m )

0 200 400 600 800 1000 1200


0
2
4
6
Profundidad (m)

8
10
12
14
16 succión 0 Kpa
18 succión 30 kPa
20

Figura 65. Momentos en pila para condición saturada y no saturada para carga lateral
de 300 kN.

75
8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

1. La suposición de linealidad en el módulo de deformación lateral no es adecuada


cuando el nivel de carga induce esfuerzos en la masa de suelo que producen la
destructuración del suelo. A mayor carga, mayor es la destrucción de la estructura y
mayores son la diferencias en los resultados de desplazamiento y momentos flectores
con respecto al modelo lineal. El modelo lineal subestima el valor de los momentos y
desplazamientos.

2. La suposición de comportamiento perfectamente plástico después de la cedencia no


representa adecuadamente el fenómeno de la destructuración. Esto se refleja en los
resultados de los análisis, donde tanto los desplazamientos como los momentos flectores
son subestimados por el modelo elasto-plástico en comparación con los resultados de
los análisis con curvas P-y para suelos estructurados.

3. Los análisis realizados con propiedades medidas en suelos reconstituidos o altamente


remoldeados sobrestiman de manera considerable los resultados. Esto se debe a que no
toman en cuenta el aporte estructural a la rigidez y a la resistencia proporcionado por las
uniones entre partículas.

4. Los análisis deben tener en cuenta la influencia del procedimiento constructivo en la


variación de la estructura, pues la destrucción de la misma afecta de manera
desfavorable los resultados.

5. La presión de cedencia junto con la relación de vacíos son índices aceptables del
comportamiento de los suelos estructurados. Su implementación debe llevarse acabo de
manera similar a como se ha hecho en los suelos sedimentarios con el límite liquido o la
densidad. Es posible realizar correlaciones entre la relación de vacíos y la presión de
cedencia con variables del comportamiento geotécnico de fundaciones. Por ejemplo, es
posible observar que la deformación límite para la cual el suelo comienza su proceso de
destructuración aumenta al aumentar el valor de la presión de cedencia.

6. La respuesta ante carga lateral en pilas, tanto en los desplazamientos como en las
fuerzas internas en el elemento, es influenciada drásticamente por las variaciones en la

76
succión, producto de la variación ambiental o antrópica de la humedad del suelo. Por lo
tanto el diseño de los elementos no puede llevarse a cabo asumiendo la existencia de un
módulo de deformación constante, como el módulo de reacción lateral, sin tener en
cuenta el perfil de succión y las posibles variaciones futuras del mismo.

7. No es necesario que el suelo pierda completamente la succión para que se evidencien


variaciones significativas en la respuesta de pilas ante carga lateral. Variaciones de la
succión aún dentro del rango no saturado son suficientes para modificar los resultados
en términos de desplazamientos y momentos flectores. Una variación en la succión de
90 kPa a 40 kPa representa aproximadamente un incremento en el desplazamiento
máximo del orden del 100% (Fig 55).

8. A pesar de la escasez de información correspondiente a los parámetros de estado


crítico para suelo parcialmente saturado, la introducción del parámetro Meq propuesto en
la ecuación (36), permite emplear las ecuaciones constitutivas tradicionales del estado
crítico del suelo saturado para modelar la influencia de la succión en las relaciones
esfuerzo-deformación del suelo parcialmente saturado. La evidencia disponible
demuestra que se obtienen resultados aceptables y comparables con los medidos en el
laboratorio.

9. El papel de los modelos constitutivos y de los métodos analíticos dentro del diseño
geotécnico deben comprenderse a la luz del método observacional. Esto quiere decir,
que su función es la de mostrar al ingeniero la sensibilidad de un problema geotécnico
frente al cambio en una o varias variables, permitiéndole tomar decisiones basadas en
su juicio, y no la de predecir con exactitud el valor numérico de dichas variables. Bajo
esta concepción, se considera necesario y se recomienda introducir en la estructura de
los cursos de pregrado la enseñanza de las teorías del estado crítico y del suelo
parcialmente saturado.

10. Con base en los análisis y propuestas de tipo teórico formuladas en dentro del
alcance de esta etapa de la investigación, se recomienda que los ensayos de campo sean
diseñados teniendo en cuenta las siguientes variables: relación de vacíos y valor del
esfuerzo de cedencia, perfil de succión y método constructivo.

77
BIBLIOGRAFÍA

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