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COMPORTAMIENTO LECTOR DE LOS PANAMEÑOS

El Estado panameño ha excluido de su quehacer cotidiano el estudio sistemático y


continuo del comportamiento lector de la población, no existe en el país un ente que
asuma esta misión con toda su complejidad. Por este motivo, las políticas públicas
dirigidas al fomento de la lectura carecen de indicadores de seguimiento y
evaluación encaminados a “Leer Panamá”1 como una comunidad de lectores. Esta
situación limita las capacidades del país para configurar servicios públicos eficientes
y efectivos, destinados a la formación de lectores capaces de generar las
transformaciones que proclama la sociedad de la información y del conocimiento.

Un estudio del comportamiento lector tiene el propósito de explorar el perfil del


ciudadano a partir de la asociación de los factores socio demográficos, socio
económicos y socio culturales que caracterizan la población, con las prácticas
lectoras, las actitudes hacia la lectura, la adquisición de los materiales de lectura,
las motivaciones lectoras, el tiempo dedicado a la lectura y el uso de espacios de
lectura. También ausculta al ciudadano no lector desde sus razones, sus decisiones
y posiciones.
Esta exploración se nutre con la indagación a los lectores y no lectores desde
cuestiones específicas: ¿leen?, ¿quiénes leen?, ¿quiénes no leen?, ¿con qué
frecuencia leen?, ¿cuánto leen?, ¿cuáles son sus motivaciones para leer?, ¿por qué
leen?, ¿qué leen?, ¿cuándo leen?, ¿dónde leen?, ¿tienen acceso a la lectura?,
¿dónde adquieren lo que leen?, ¿en qué soportes leen?, ¿quiénes los motivan hacia
hábito lector?, comprenden lo que leen?
La interacción con los lectores y no lectores se logra con la conformación de un
equipo de investigación experto, que conoce los antecedentes, se apoya en el
marco teórico, define objetivos, engendra una metodología, selecciona la muestra
de población en el ámbito nacional, aplica instrumentos de recopilación de datos,
tabula y procesa la información concluyente, aprende de sus resultados y se
realimenta, de tal manera que, al concluir, el país cuenta con una suerte de
diagnóstico situacional.
Con base en argumentos cuantitativos y cualitativos, el diagnóstico dibuja las
realidades que rodean a lectores y no lectores y, desde ellas, ratifica el conjunto de
variables e indicadores de seguimiento y evaluación para reorientar el curso de las
políticas sociales hacia el mejoramiento de los hábitos y capacidades lectoras de
los diversos grupos humanos que habitan el país.

1
Para Leer Panamá es el lema que el Foro Nacional de Lectura seleccionó para el Plan Nacional de Lectura
2007.
El diagnóstico, desde las verdades que perfila, promueve reflexiones y debates
mediante procesos de comunicación participativa para el desarrollo; contrasta,
cuestiona, compara resultados con las políticas establecidas para el fomento de la
lectura y levanta la mirada hacia la sociedad de lectores.

En la sociedad lectora prevalece la concepción de la lectura, como “práctica


sociocultural, donde los factores sociales como la democracia, la globalización, las
nuevas tecnologías y la ciencia exigen leer la realidad circundante desde el
pensamiento crítico, la ideología que esconden los textos, las otras lenguas y
culturas, la pantalla electrónica, la evolución de las ciencias. (Cassany, 2006).

En la sociedad lectora el comportamiento lector se concibe como el conjunto de


habilidades, destrezas, competencias y actitudes que asume el ciudadano frente a
los recursos (bienes y servicios) que la sociedad le ofrece para garantizar su
derecho a la lectura.

La sociedad lectora entiende que el lector no nace, se hace a partir de sus “primeras
interacciones con el lenguaje matizadas por un sinnúmero de experiencias a partir
del núcleo familiar” (PLAN, 2008). Se abona en la escuela. Se fortalece en la
universidad, se consolida con la práctica cotidiana y se aplica en el medio social
donde el ciudadano ejerce sus derechos, entiende su entorno y encuentra, en la
observación de lo obvio, avenidas promisorias para transformar su medio.

En la sociedad lectora las políticas públicas de fomento a la lectura, la escritura, el


libro y las bibliotecas proveen al ciudadano acceso a la lectura en sus más variados
formatos, contenidos y soportes; espacios de lectura; formación a todos los actores
sociales en competencias y habilidades lectoras; actividades de promoción de
lectura; prácticas de animación a la lectura, entre otras. Procurando el éxito, las
políticas se apoyan en indicadores de seguimiento y valoración para medir impactos
y realimentar emprendimientos.

Emprender el estudio del comportamiento lector hacia una sociedad de lectores es


un esfuerzo posible y necesario. Así lo han aprendido Argentina, Brasil, Colombia,
Chile, México, Perú y España, países que exploran de manera periódica y sostenida
la situación de indicadores del comportamiento lector, hábitos de lectura y consumo
de textos, con el fin de “generar otras visiones, otros enfoques, otras tácticas para
alimentar sus políticas sociales” (RETRATOS, 2016). Estos países cuentan con
experiencias, metodologías y herramientas validadas y documentadas que pueden
transferir a otros.
Sus diagnósticos han servido para avanzar en el proceso de moldear sociedades
lectoras desde “la óptica de la lectura como una herramienta de acceso al
conocimiento humano, a la ciencia, a la cultura, al desarrollo del pensamiento crítico
y de inserción en el mundo del trabajo y la sociedad. Concuerdan que el aumento
de la población lectora es una cuestión estratégica y fundamental para cualquier
nación que anhela alcanzar el progreso en niveles sociales y humanos”
(RETRATOS, 2016, contraportada).
Como referencia vale resaltar brevemente, en los próximos párrafos, el esfuerzo de
algunos de estos Estados para avanzar en el seguimiento del comportamiento lector
en esos territorios.
En Brasil el Instituto Pró-Livro, tiene la misión de “transformar Brasil en un país
lector”. Realiza cada tres años la pesquisa “retratos de la lectura en Brasil”. En la
edición 2016, publicada, divulgada y debatida ampliamente, los resultados de esta
investigación anuncian el incremento de los lectores brasileños (56%) en contraste
del estudio de 2012 (50%), pero también alarma sobre el 44% de no lectores. Otro
dato importante apunta a la figura de la madre como la persona que ejerce mayor
influencia en el gusto por la lectura. Un resultado adicional afirma que la falta de
tiempo es el principal motivo para no leer que aluden los no lectores (32%), lectores
(43%) y no estudiantes (50%). (RETRATOS, 2016).
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), a través de la
Dirección General de Publicaciones y el Observatorio de la Lectura, es el ente
responsable de producir la encuesta nacional de lectura y escritura en México, con
el fin de apoyar la formulación de programas públicos y privados de fomento a la
lectura, evaluar los ya existentes, e incidir en la reflexión en torno a sus resultados.
En su edición 2015 la encuesta enseñó que se registró una diversificación en los
materiales y formatos de lectura, se lee más, el principal motivo de lectura es el
entretenimiento, las plataformas y formatos digitales cada vez tienen más
preferencia en la lectura, el estímulo de padres y maestros en la infancia es un factor
importante en la formación de lectores y garantizar el acceso al libro es fundamental.
(CONACULTA, 2015).
En Chile la encuesta de comportamiento lector se realiza en el marco del Plan
Nacional de la Lectura por iniciativa del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes
(CNCA) y la Dirección de Estudios Sociales (DESUC) del Instituto de Sociología de
la Pontificia Universidad Católica de Chile. Tiene el objetivo de contar con
información actualizada y específica respecto del comportamiento y hábitos de
lectura de la población residente en zonas urbanas, a través de dos cuestionarios
aplicados a la población de 9 y 14 años y 15 a 65 años. Entre los resultados 2014
se observa que el 44% de encuestados se auto percibe como poco lector o no lector,
un 36% como lector moderado, y solo un 19% como lector frecuente o muy
frecuente. Entre quienes se perciben como lectores frecuentes y muy frecuentes, se
observa un aumento en la proporción para quienes se encuentran en el tramo de 15
a 24 años, y que provienen de hogares con alto capital cultural. Un 52% de los
encuestados declaran que les gusta o les gusta mucho la lectura. La mayoría
menciona haber aprendido a leer a los 6 años, teniendo a su profesor del colegio
como principal maestro. Un 38% declara que sus padres, familiares o cercanos le
regalaban libros después que aprendieron a leer con frecuencia de algunas y
muchas veces. (CONSEJO, 2014).
En Colombia, la encuesta nacional de lectura y escritura 2017 fue realizada por el
Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, con asesoría técnica del
Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe
(CERLALC) y el apoyo de los ministerios de Cultura, Educación y de las Tecnologías
de la Información y las Comunicaciones (TIC), la Secretaría Distrital de Cultura,
Recreación y Deporte de Bogotá, la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín,
la Secretaría de Cultura de Cali y la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo de
Barranquilla. Entre sus resultados la encuesta sostuvo que “los colombianos de 5
años o más (lectores y no lectores) consumen hoy 2,9 libros por año, frente a los 2
libros del 2016 y los 1,9 libros del 2014. Al analizar el hábito de la lectura como tal,
el 33% de los colombianos de cinco o más años expresaron su identificación con el
placer por leer. Sobre los formatos en los que prefieren leer los colombianos
(lectores de 5 o más años), el 82% consumió impresos. En paralelo, 70,4% leyó en
soporte digital. Entre los del primer grupo, la preferencia la encabezan los libros,
con un 51,7%. Sobre la escritura un 34,7% de los consultados, mayores de 12 años,
dijeron que escriben. (Restrepo, 2018).

Estos alcances, producto del esfuerzo de investigaciones sucesivas, son muestra


de la intervención experta del Estado en las políticas públicas, de tal manera que
actúen eficiente y efectivamente sobre los indicadores esenciales para la formación
de lectores. A partir de estos estudios se observan en los países avances
significativos en los planes nacionales de lectura que han introducido más y mejores
prácticas con la visión de alcanzar la anhelada sociedad de lectores. Un esfuerzo
especial se ha dado a los encuentros regionales para comparar resultados y
compartir experiencias.
Mientras Panamá desconoce el comportamiento lector de los ciudadanos, aparecen
síntomas de precariedad en la formación de lectores. Su efecto está claramente
consignado en los estudios regionales e internacionales que miden la comprensión
de la lectura, una de las variables del comportamiento lector.

El Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE, 2008), situó a


Panamá entre los países más rezagados. Las pruebas aplicadas a estudiantes de
16 países, entre ellos 13 mil panameños de 3ro. y 6º. grados, demostraron que el
50% de los niños llegan a tercer grado sin haber adquirido la habilidad de leer y
entender un texto. (Unesco, 2008).

Posterior al SERCE se llevó a cabo el Tercer Estudio Regional Comparativo y


Explicativo (TERCE, 2013), que reiteró las pruebas de comprensión lectora en
alumnos de 3º. y 6º. grados en 15 países de la región. Los resultados mostraron un
mejoramiento en los estudiantes panameños, sin embargo, los promedios
nacionales aportaron una media significativamente inferior al resto de los países
evaluados. (Unesco, 2013).
El Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA - 2009) de la
OCDE, colocó a Panamá en la posición 62 entre los 65 países que aplicaron
pruebas de destrezas de lectura a alumnos de 15 años. Ante los resultados el
Ministerio de Educación desestimó la participación de estudiantes panameños en
las pruebas de 2012, (aplicadas a 540.000 estudiantes en 72 países) y 2015. Según
medios de prensa, la OCDE actualmente asesora al país con miras a lograr su
inserción en la cita de 2018 (OCDE, 2010).

Los expertos internacionales que analizan los resultados de las pruebas, han
recomendado a las autoridades panameñas iniciar estudios cualitativos y observar
lo que ocurre en los países que salieron mejor librados. También han expresado
que si bien es cierto los resultados para el país son negativos, ofrecen la
oportunidad de conducir acciones basadas en el real conocimiento de la situación
actual.

En medio de los debates en torno a estos estudios, las reacciones de profesionales


locales apuntan a: 1) la necesidad de renovar el clima escolar haciendo énfasis en
el respeto, valores, educación integral para la vida y el trabajo; 2) la urgencia de
superar el papel de la escuela como entes "reproductores de desigualdades" o
trampas de desigualdad, 3) la obligación de compartir los resultados de los estudios
entre todos los actores que influyen con sus acciones diarias en la educación
nacional; 4) la valoración social de la profesión docente; 5) la voluntad política para
abordar los problemas; 6) la ausencia de continuidad en las políticas, planes y
programas que lejos de establecerse a largo plazo se ejercen en función de periodos
presidenciales de cinco años.

Otros síntomas de precariedad del comportamiento lector se dejan ver en las


pruebas de primer ingreso aplicadas a estudiantes de las Universidades Públicas.
Así el Departamento de Admisión de la Universidad de Panamá reveló en 2009
datos “de 12,116 estudiantes que presentaron la prueba de conocimientos
generales, donde solamente 6,740 lograron el índice mínimo (1.00) de ingreso,
mientras que 5,376 estudiantes obtuvieron un índice inferior al mínimo. En el área
humanística, específicamente en español, el 61.24% de los estudiantes inscritos
obtuvo un mal rendimiento, cifra alarmante si se compara con el 2006, cuando el
porcentaje fue del 41%” (FRACASO, 2009). Las pruebas de primer ingreso de la
Universidad Tecnológica reflejan resultados similares.

En 2013 el Instituto Nacional de Lectura (INAC) desarrolló por primera vez una
encuesta de lectura, que se aplicó de forma directa a 4000 personas de todos los
estratos sociales del país, con distintos niveles de escolaridad, en edades de 20 a
60 años y de ambos sexos. La encuesta se llevó a cabo en áreas urbanas, entre
personas ubicadas en centros comerciales, centros educativos, en las calles y en
las residencias, de manera personal, con el objetivo de informar editores, escritores,
así como otros actores del mundo del libro, la lectura y público en general. Aunque
los resultados de la encuesta confirman debilidades en la práctica de la lectura en
las zonas estudiadas, no se abordó la creación de indicadores de seguimiento y
evaluación de las políticas públicas de lecturas, ni la participación en los estudios
regionales en materia de comportamiento lector, además, transcurridos cinco años
del sondeo inicial, no se ha planificado la continuidad y sistematización de este
ejercicio. (INSTITUTO, 2013).

Algunos tópicos del comportamiento lector también se evidenciaron en la Encuesta


Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología que, en su quinta
versión (2017), examinó diferentes variables de opinión de la sociedad. Sobre el
consumo de información en materia científica, la pesquisa desveló la preferencia
del panameño por “la televisión como principal fuente de acceso, casi el 30% de las
personas dijo sintonizar con frecuencia programas o documentales sobre ciencia o
naturaleza; mientras que casi la mitad de los entrevistados afirma que lo hace de
vez en cuando. Internet y los diarios son la segunda fuente de acceso a la
información utilizada por la mitad de la población, seguida por la programación
radial. Las revistas y los libros de divulgación científica –como cabía esperar- son
medios que utilizan con frecuencia una parte minoritaria de la población. En rigor, la
gran mayoría de las personas (siete de cada diez en promedio) casi nunca o nunca
realiza este tipo de lecturas” (Senacyt, 2017, p.26).

La serie histórica de datos con resultados acumulados de la encuesta en diversos


períodos, evidencian que la lectura de textos escritos en medios impresos o digitales
es propia de una minoría ciudadana.

Esta encuesta incluyó por primera vez una pregunta específica para conocer la
proporción de ciudadanos que visitó alguna vez la Biblioteca Nacional. Un tercio de
la población asegura haber visitado esta institución al menos una vez, el motivo
fundamental de la visita, expresado por la inmensa mayoría de las personas, fueron
las consultas académicas escolares o universitarias. Razones vinculadas con la
cultura general, la curiosidad científica o el desarrollo de emprendimientos solo
fueron mencionadas por grupos muy específicos y minoritarios de la población.
(Senacyt, 2017)

Estos datos, que apenas esbozan los estudios citados, son señales alarmantes
contrarias a la formación lectora. Los propios especialistas del Ministerio de
Educación han declarado que la falta de lectura comprensiva vulnera las
capacidades cognitivas del individuo, entre ellas el pensamiento crítico, aprendizaje,
fortalecimiento de la identidad, comunicación, análisis, inferencias lógicas.

A pesar de las alarmas, poco avanza el sector educativo en escudriñar las causas
y consecuencias de las realidades enunciadas y en emprender acciones para
revertirlas, sin embargo, los ejemplos de naciones cercanas son baluartes para
creer que una sociedad de lectores, capaces de alcanzar las habilidades necesarias
para leer la realidad desde una conciencia crítica es posible, desde la claridad
conceptual que el proyecto exige, claro está. Es necesario iniciar con el
conocimiento del comportamiento lector.
Este estudio tiene la pretensión de cubrir el vacío existente entre el comportamiento
lector y las políticas públicas en materia de lectura, mediante la generación de las
claves esenciales para allanar el camino hacia la sociedad lectora.
Bibliografía:

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enero 2012.Fecha de consulta: 5 de abril 2018]. Disponible en
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Disponible en
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CONACULTA. Encuesta nacional de lectura y escritura. 2015. [Fecha de consulta:


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RESTREPO, Carlos. En 3 años, el país agregó un libro a su promedio de lectura. El
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