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LUIS CARLOS BENÍTEZ TORRES – T00046597

Reseña Crítica: LA POLÍTICA POSMODERNA Y LA BATALLA POR EL FUTURO.


El crecimiento vertiginoso de nuevas manifestaciones culturales y cambios hegemónicos dentro de
la órbita global están directamente relacionados con el deterioro de las tradiciones sociales modernas
y de las costumbres propias del humanismo. Esta mutación de los valores artísticos y de la ciencia,
desde la modernidad hacia el campo de la posmodernidad ha generado una necesidad solemne de
establecer una política posmoderna que vaya a la vanguardia de los conflictos propiciados por
cambios en la estructura socioeconómica mundial y en las teorías modernas.
Uno de los movimientos más relevantes que suscita la aplicación de nuevas formas de política
posmoderna consiste en la Política de la identidad. Esta se fundamenta en la construcción individual
de las identidades culturales a partir de grupos sociales que trabajan por unos intereses generales o
por una inclinación identidad en común. La política de la identidad constituye una manifestación clara
de la conceptualización de las tradiciones posmodernas debido a que critica el reduccionismo
inherente de la modernidad, la generalización abstracta de las teorías y la colectividad política.
Sin embargo, con el fin de superar el egoísmo político se establece una critica hacia las posturas
radicales de la modernidad y la posmodernidad. Tal critica plantea una política solidaria, democrática
e integral a partir de un orden sociocultural basado en la pluralidad de las identidades, la contribución
universal al conocimiento general y la accesibilidad de las artes. A partir de ello, se deja de lado las
corrientes políticas singulares, que plantean una separación de los conceptos individuales e imponen
una exclusividad de las teorías (la cual termina recayendo en una jerarquización del conocimiento).
Considero de gran validez la idea de que el progresismo sujeto a la manifestación democrática y
participativa del posmodernismo, atenúa las corrientes políticas separatistas y exclusivistas. Es
esencial que las políticas de la posmodernidad contemplen una visión equitativa y democrática en
diferentes escenarios del humanismo cotidiano con el fin de construir un mundo influyente en el cual
todas las doctrinas teóricas tengan un valor significativo, se celebre la diversidad política y se acepten
puntos contrarios. Para llevar a cabo este concepto político es vital compaginar las tradiciones del
modernismo y el posmodernismo con el fin de implementar una política incluyente que desligue los
desacuerdos radicales entre los partidarios del modernismo y posmodernismo.
Para llevar a cabo nuevas formas políticas que al posmodernismo es fundamental sobrepasar los
conflictos teóricos entre las corrientes moderna y posmoderna entorno a la variedad de las tradiciones
y la pluralidad de las identidades, teniendo como principal objetivo instaurar políticas solidarias e
igualitarias que sean afines con los desafíos socioculturales provenientes de cambios a futuro.
En la actualidad las formas políticas deben encarar como ejercicio urgente la confluencia de los
valores culturales tradicionales del modernismo con las virtudes globalizadas del posmodernismo.
Por lo tanto, es de vital importancia combinar el sentido solidario y de acuerdo universal con las
perspectivas generales y la diversidad de las identidades, con el fin de superar las tensiones entre los
dos periodos culturales y poder ejercer políticas que vayan en vanguardia con los problemas de la era
actual.

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