Contexto cultural VIII Héctor Omar González Romo 13 de septiembre del 2018

REPORTE DE LECTURA: MÁS ALLÁ DE EUROPA

Llega el siglo XIX y la presencia europea se extiende más allá de los territorios que
habían dominado, causando emigraciones que impactarían en la composición
demográfica de otras naciones, como fue el caso de Estados Unidos. Sumado a
ello, las expediciones aumentaron, principalmente a los continentes africano y
asiático, en contrapunto a la América hispana, la cual desde su descubrimiento
había sido blanco de explotación por parte de los colonos que arribaban en masa.
Estos sucesos, fueron el detonante para que la lucha de los países imperialistas
por el control de otros territorios por medio de las rutas comerciales, aumentara de
manera considerable.

Poco antes de la Revolución Francesa, la Compañía de las Indias Orientales había

sido vencida por los británicos, renunciando al monopolio mercantil, lo que condujo
a la decadencia de Holanda, dejándola sin ninguna capacidad de acción exterior;
por lo que gran Bretaña se adelantó a apropiarse de los territorios por medio de
tratados o utilizando la fuerza militar. Por otra parte, la América española se vio
envuelta en una serie de revoluciones por la soberanía, a causa de que Napoleón
invadió España. Sin embargo los españoles pusieron resistencia, pero fueron
derrotados en Ayacucho en 1824. Al final del proceso, surgió un puñado de
repúblicas independientes que respetaban sus fronteras entre sí.

Inglaterra, después de su derrota por Estados Unidos, con el propósito de evitar otro
conflicto de tal magnitud, se enfocó en consolidar su dominio sobre los océanos.
Para ello se armó de puntos comerciales en cada uno de los continentes, los cuales
aseguraron su control sobre las rutas marítimas. Al mismo tiempo, Estados Unidos
procedió a ocupar el territorio que le había sido asignado en el tratado de Versalles
para redefinir sus fronteras, expandiéndolas mediante la creación de nuevos
estados y la compra de territorios.

En África el contacto con los europeos había sido limitado, siendo el litoral del
atlántico el único lugar explorado y del que se extraían esclavos para enviarlos a
América; además del norte de Egipto que había sido estudiado por Napoleón. En
Asia, China se había cerrado a la presencia de misioneros desde el siglo XVIII, y
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Japón no pudo mantener mucho más tiempo su aislamiento después de que en

1845 el comodoro Perry lo pusiera en el trance de elegir entre el bombardeo y la
apertura de sus puertos.

Preciso es decir que la presencia europea en otros continentes supuso dos factores
relevantes: el territorio como lugar de destino y la consumación del conocimiento
del planeta por medio de las exploraciones realizadas. En este contexto ocurrió la
emigración masiva más importante de la historia, un total de 40 millones de
europeos abandonaron su continente hacia otras latitudes, en un periodo
comprendido desde el Tratado de Viena hasta el inicio de la Primera Guerra
Mundial. Estados unidos fue el destino predilecto para esta emigración; causa de
ello fueron las atracciones que este país comenzaba a ofrecer, por ejemplo el bajo
precio de la tierra, ligado a su expansión hacia el oeste.

Por otro lado, las expediciones fueron una determinante para el dominio de nuevos
territorios, teniendo como trasfondo un interés científico y expansionista. Sumado
a ello se volvió latente una lucha por el control colonial entre las diversas potencias
en América, principalmente entre Francia, gran Bretaña y España. En el caso de
Asia, la base de este fenómeno se apoyó en la lucha entre los rusos y los ingleses,
pero la única base que dio origen a un imperio colonial fue la conquista de Indochina
por parte de Francia.

Rusia no se quedó atrás en su política expansionista, sino que esta se vio reforzada
con la construcción del ferrocarril transiberiano, hecho que permitió colonizar dicho
territorio, integrándolo como parte de su economía. En contrapunto, China terminó
el siglo asediada por la intervención de las potencias extranjeras, con el
establecimiento de una política de puertas abiertas, mientras que Japón mantuvo
su cerramiento hasta 1854. En África, la repartición de territorios entre los europeos
sucedió en 1880, sin tomar en cuentas las particularidades y conflictos de cada uno
de los territorios.

Como pudo apreciarse, el imperialismo fue una constante para la configuración

territorial y económica durante el siglo XIX, pero la expansión de Estados Unidos
llevó a que se convirtiera en la nación industrializada más poderosa del mundo,
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resultando sorprendente la manera en que iba dejando atrás a los países europeos
que en la mayor parte de la centuria habían controlado diversas partes del mundo.