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En Chile hay dificultades para efectuar la vigilancia epidemiológica de silicosis en aquellos trabajos con

una dinámica demográfica alta, sumado a factores que pueden influir de una manera no tan evidente,
como son los determinantes sociales.

En vista de los resultados poco fructíferos de las estrategias efectuadas en décadas anteriores, en 1995
la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzan el
Plan Global contra la Silicosis, y Chile, por su condición de país minero, adhiere por medio del Plan
Nacional para la Erradicación de la Silicosis, que tiene como meta erradicar la enfermedad a 2030.

En el tema, nuestro país se encuentra en un nivel avanzado dentro de la región; sin embargo, pese a
todos los esfuerzos que se han realizado, existen problemas que han complicado la cobertura y acceso
a servicios de salud ocupacional. En Chile la silicosis es una enfermedad ocupacional reconocida por la
legislación vigente (Ley 16.744); no obstante, hay un porcentaje importante de trabajadores que no
están cubiertos por dicha normativa. Además, hay dificultades para efectuar la vigilancia epidemiológica
en aquellos trabajos con una dinámica demográfica alta, sumado a factores que pueden influir de una
manera no tan evidente, como son los determinantes sociales.

Es importante mencionar que la magnitud de la silicosis puede que sea mayor a lo que hoy se reporta,
ya que existe un grado importante de subnotificación y dispersión en la estadística.

Magnitud del problema

Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), la sílice cristalina está
categorizada dentro del Grupo 1, es decir, hay evidencia suficiente de que dicho mineral es
carcinogénico para los seres humanos.

Para aproximarse a esta problemática, entre 2004 y 2005 el Instituto de Salud Pública de Chile realizó
un estudio sobre los niveles de sílice a que están expuestos los trabajadores en el país. Se evaluaron
132 empresas de 31 rubros y se tomaron 364 muestras de aire. Se encontró que en el 35% de los
rubros fue superado el Límite Ponderado Permisible (LPP) de sílice definido en el DS 594 y que el 33%
de las muestras lo excedía. El porcentaje de trabajadores con alta probabilidad de exposición a sílice
(trabajador que labora más del 30% de la jornada laboral semanal en presencia de este mineral) es de
un 5,4% de la fuerza de trabajo ocupada, esto es, 325.323 personas (Alcaíno J. 2004).

Es importante señalar que no solo el rubro de la minería está expuesto a sílice (0,5%), sino también la
industria manufacturera, con un 0,2% de exposición (vidrio, cerámica, fabricación de ladrillos
refractarios) y la construcción, con un 4,7% de probabilidad de exposición. Otro grupo de riesgo son los
trabajadores de laboratorios dentales, donde se han encontrado concentraciones muy superiores al
LPP.

De acuerdo con esto, se presume que el número de trabajadores expuestos es mucho mayor que los
que se encuentran en programas de vigilancia de los organismos administradores de la Ley 16.744.

De la fuerza laboral ocupada del país, un tercio de los trabajadores no está cubierto por el seguro social
contra accidentes y enfermedades profesionales. En relación con la exposición a sílice, un grupo
importante está constituido por pymes y pirquineros. Frente a esta situación se ha promovido el
financiamiento voluntario del seguro por medio de cotizaciones (0,95% del sueldo imponible), sin
embargo, muchos de estos trabajadores tienen sueldos que varían a lo largo del año, lo que dificulta la
efectividad de la afiliación de los mismos.

Movilidad de trabajadores

Existe un grupo importante de trabajadores expuesto a sílice que cambian constantemente de faenas,
por ende están sometidos a distintos niveles de exposición, haciendo difícil cuantificar el riesgo real en
el que están inmersos, sobre todo si llevan varios años trabajando, siendo esto muy frecuente en el
rubro de la construcción. En un trabajo realizado por Montaña et al. (1986) se observa que más del 50%
de los casos de silicosis estudiados tiene un tiempo de exposición mayor a 20 años, aunque no se
afirma que exista un fenómeno de causalidad entre las dos variables (años de exposición-enfermedad),
pero indudablemente están relacionadas.

En cuanto a la movilidad de los trabajadores, más de un 52% de los afectados ha trabajado en cinco o
más faenas mineras diferentes, haciendo compleja la vigilancia ambiental y médica. Del análisis de este
último dato se puede inferir que existen factores sociológicos y económicos que inciden en esta actitud
migratoria, como en la de mayor expectativa de ingresos. Además, se observa que un gran número de
los casos inició su vida laboral antes de los 20 años (35% de ellos).

La reubicación y sus consecuencias

La discapacidad que conlleva la silicosis trae como consecuencia una alteración al núcleo familiar,
partiendo por la pareja, y puede afectar el nexo padre-hijo, dado que la actividad física es imposibilitada
por la enfermedad.

En tanto, la reubicación genera trastornos psicosociales no solo en el trabajador afectado, sino en el


núcleo familiar y en el grupo de trabajadores que está expuesto a un mismo agente, lo que conlleva una
“depresión sistémica” tanto a nivel de la familia como en el ambiente laboral.

El proceso mismo de la reubicación de trabajadores con silicosis altera los ámbitos personales y
sociales. Esto, debido principalmente a la espera que tienen los trabajadores y a la angustia de no saber
en qué lugar serán reubicados. Según Delgado y cols. (2011) en su investigación sobre efectos de
reubicación laboral, los mineros estudiados estiman que sus competencias no son consideradas en la
toma de decisión del nuevo puesto de trabajo, lo cual genera desesperanza.

El problema de la reubicación en trabajadores con silicosis ha sido elemento controversial desde los
años 50. Ángela Vergara (2002) hace un análisis historiográfico de la enfermedad, señalando que “no es
siempre fácil al obrero cambiar de especialidad y de ambiente, sobre todo si es mayor de 40 años; al
conocerse el hecho de que padece una enfermedad profesional, le es difícil encontrar ocupación; si
encuentra trabajo, pocas veces lo logra con el mismo o superior jornal, con las consiguientes secuelas
económico-sociales”.

Silicosis y tabaquismo

En España el tabaquismo se considera un factor de riesgo para la silicosis, por lo que dentro de los
programas de prevención de la enfermedad se incluye la abstención de fumar (Plan de Seguridad
Minera, 2006). De igual manera, en México una de las medidas para el tratamiento de la silicosis es
ingresar a un programa de cese del tabaquismo, con el argumento de que el cigarro tiene un efecto
sinérgico con la sílice (Guía Práctica Clínica del Diagnóstico y Tratamiento de la Neumoconiosis por
Sílice).

Estrategia de prevención y control

La silicosis es una enfermedad ocupacional que no solo debe controlarse en la minería y la


construcción, sino que debe ser evaluada en todos los rubros industriales y en la totalidad de los
trabajadores expuestos a sílice. Para esto es necesario crear estrategias que permitan el acceso a
evaluaciones tanto cuantitativas como cualitativas.

Los programas de vigilancia epidemiológica se dificultan en aquellos trabajadores del rubro de la


construcción, puesto que en muchas ocasiones las faenas duran menos de un año, por lo tanto, el nivel
de riesgo al que están expuestos cambia constantemente. En relación con esto sería interesante crear
un sistema estadístico nacional, en el cual se pueda registrar el historial del trabajador, incluyendo el
tipo de operaciones que ha realizado, las concentraciones y el tiempo al que estuvo expuesto a sílice,
de manera de poder valorar de forma cualitativa el riesgo al que estuvo sometido y, además,
implementar estrategias de prevención oportuna.
Otro problema es la difusa estadística y registros sobre los casos notificados, y el alto grado de
subnotificación producto de esta. Para ello, junto con el sistema estadístico sugerido, es necesaria una
mayor regulación y fiscalización, con una mayor incorporación de profesionales del área de la salud para
el diagnóstico y reconocimiento de signos y síntomas relacionados con silicosis.

Algo que aún tenemos que mejorar es el desconocimiento del peligro y del riesgo por parte de los
trabajadores y empleadores, dando como resultado trabajadores con bajas condiciones de seguridad en
el trabajo.

El Estado, como ente fiscalizador, debe fortalecer el rol de la salud ocupacional y la prevención, por
medio del aumento de profesionales del área, reforzar o reformular la educación hacia los trabajadores y
empleadores sobre el peligro y el riesgo de la exposición a material particulado de sílice, promoviendo la
participación activa de los trabajadores en las decisiones en materia de seguridad.

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