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Memorias y epistolario de un
preso político comunista y su familia
en Chile
y su familia en Chile.
I.S.B.N.: 978-956-351-536-7.
Índice
Palabras iniciales 5
Prólogo 9
Memorias de prisión 13
Epistolario de prisión 83
Carta a los hijos 155
Fotos familiares 165
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Palabras iniciales
E
l origen de este libro se remonta al verano de 2011, cuando
Rolando Álvarez Araya, luego de leer un nuevo texto
sobre las experiencias de un preso político en los meses
posteriores al golpe de Estado de 1973 en Chile, decidió que debía
dejar en claro su propia experiencia. Algunos de sus cinco nietos
habían crecido y conocían fragmentos de los derroteros de su
abuelo en los campos de concentración de la dictadura. Por su
parte, los más pequeños pronto estarían en edad de querer conocer
la historia de su Tata. Según sus propias palabras, su deseo de
que esta historia no se perdiera entre los retazos de la memoria
familiar, lo decidió al fin a contar su versión de los hechos.
Este ejercicio, luego de 21 años de terminada la dictadura,
puede parecer algo alejado de todo dramatismo, más aún cuando
ya son de sobra conocidas las atrocidades y atropellos cometidos
contra los derechos humanos entre los años 1973 y 1990. Sin
embargo, para la familia Álvarez Vallejos fue una decisión que
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Palabras iniciales
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Prólogo
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uizá una de las cuestiones más estremecedoras de una
dictadura sea el que la vida sigue fluyendo, continúa su
curso, y, mientras muchos sufren la represión y el dolor,
la vida sigue con sus amores, desafíos de sobrevivencia y alegrías.
Más aún, los mismos afectados por la violencia, sus familias y los
otros que son testigos mudos de lo que ocurre, deben seguir sus
vidas y hasta ser felices. La dictadura militar pinochetista vivida
por Chile durante diecisiete años tiene ese doble rostro: el de la
represión contra los partidarios de la derrotada Unidad Popular,
como de cualquier oposición, el del terror que envolvió a toda la
sociedad y la desintegración de los lazos sociales y de solidaridad
mínimos. No obstante, también fueron los años en que miles,
partidarios y opositores al régimen, se casaron, tuvieron hijos y
vivieron momentos de gran felicidad e incluso algunos fueron
completamente felices.
El libro que está en sus manos, “Papá no va a llegar, porque
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Prólogo
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Memorias de prisión
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Mamá, papá y mi crianza
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oy el hermano mayor. Rolando Alberto Arturo, por mi
padre, mi abuelo paterno y materno, respectivamente. Mi
hermano que sigue es Osvaldo Enrique (nombre de dos
tíos), científico destacado de la Universidad de Chile. Finalmente
está María Elvira, que lleva el nombre de mi abuela paterna y el
de su madre y abuela. Ella es enfermera y vive en Argentina con
su familia desde poco después del golpe militar.
Tengo excelentes recuerdos de mis padres, personas íntegras,
cariñosas, responsables, no fueron ricos, pero a nosotros nunca
nos faltó lo necesario, y al revés, nos dieron más que uno y otro
lujo. La familia de mi papito era de Osorno. Mi abuelo, Arturo
Álvarez de la Grande, era inmigrante de España y llegó a Chile
de Asturias, del norte de la península, famosos por lo porfiados
y peleadores. Tenía una pequeña fábrica de bebidas.
Mi abuelita era María Koheler Bielefeld; también llegó a
fines del siglo XIX desde Alemania. Mi padre fue el séptimo de
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Memorias de prisión
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Mi formación
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on esa mentalidad, entré a la Escuela de Medicina. Ahí,
durante toda mi carrera fui un niño, porque entré a
estudiar muy chico, a los quince años estaba en primer
año de medicina. Yo era un niño hasta muy avanzada mi carrera.
Me costaba entrar a la escuela con mi cara de niño chico. Mis
compañeras nunca me vieron más que como tal y no como un
posible pololo.
Durante toda la carrera, no tenía ideas políticas de ninguna
clase, pero tenía esta gran sensibilidad con la gente pobre, sin
que nadie me lo enseñara. Cuando cumplí veintiún años y
tuve que votar, curiosamente decidí votar por una candidata a
regidora que se llamaba María Maluenda, una famosa dirigente
comunista. Voté por los comunistas con mucho susto, y me di
cuenta que no me pasó nada.
En 1963 terminé mi carrera y tuve que ir un mes al sur, a un
pueblo que se llama Purranque, donde conocí a un compañero
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1*
Se refiere a la elección presidencial de 1964, en donde Salvador Allende,
candidato de la coalición de izquierda llamada FRAP, fue derrotado por el
candidato de la Democracia Cristiana Eduardo Frei Montalva.
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2*
Se refiere a Eugenio Vallejos Vallejos, militante comunista, ex gobernador
de Chanco en tiempos de la presidencia de Gabriel González Videla.
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E
l año 1964 estaba a punto de terminar mi beca y mi
compromiso era que tenía que irme a provincia por un
período de dos años. Me fui a Talca y allá se pensaba
que era un comunista más. Después, incluso, me hice militante
comunista, me confesaba comunista y en provincia, siguiendo
fiel a mis ideas, pensaba que ser comunista significaba no ser un
burgués. Allende fue elegido en 1970 y yo ya estaba de vuelta en
Santiago. Me casé en 1966 y ya tenía dos niñitas [para cuando
ganó Allende]. Me acuerdo que el día 4 de septiembre me fui al
centro a celebrar. El discurso, Allende lo hizo en la FECH, un
famoso discurso en que dijo algo así como váyanse a sus casas,
duerman junto a sus hijos porque mañana vamos a empezar a trabajar.
Fue un discurso muy bonito, como todos los que dio Allende. Yo
me acuerdo que le dije a mi señora: ahora es el momento de tener
otro hijo, y justo nació mi hijo Rolando, nueve meses después del
cuatro de septiembre.
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L
a situación se puso cada vez peor, la izquierda lo hacía
muy mal, apareció la ultra izquierda, el presidente
Allende decía vamos a nacionalizar las industrias que estén
botadas, entonces lo que hacían, sencillamente, era expropiar
todo, con justicia o sin justicia. La base ideológica de izquierda
se fue perdiendo. La Unidad Popular en la primera elección,
para regidores, obtuvo una tremenda mayoría. La izquierda
fue lentamente disminuyendo ese apoyo, porque la gente de
clase media empezó a desinteresarse cuando veían desórdenes,
indisciplina. Vino la huelga en octubre del año 1972, en que se
pararon los camioneros. Los médicos y toda la gente de izquierda,
luchando por el control que estaban perdiendo. Las cosas fueron
cada vez peores, empezaron a haber grupos armados y la gente
tenía miedo.
Vino el “Tancazo”, una rebelión militar el año 1973. Trataron
de atacar La Moneda, se resistió y el comandante en jefe paró la
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Memorias de prisión
rebelión. Esto fue como tres o cuatro meses antes del golpe3*. Hubo
una huelga terrible [contra Allende], los médicos en huelga...
nosotros trabajábamos mientras todos estaban en huelga, fue
una cuestión terrible. El día del “Tancazo”, yo estaba operando
cuando se produjo el movimiento de tropas. Ese día en la tarde
nos juntamos para ver qué había pasado, y ahí supimos que
estábamos solos, que el golpe iba a venir. Empezamos a organizar
todos los planes, los médicos tenían una tarea fundamental,
porque [se suponía que] iba a haber una guerra civil. Me di cuenta
que las cosas estaban perdidas. Los médicos íbamos cada uno por
su cuenta y así no íbamos a llegar a ninguna parte. Esto era en el
hospital Barros Luco. Pensé que estábamos sonados, que lo mejor
era hacerse a un lado. Mi destino estaba hecho. Muchos médicos
socialistas se apartaron de la U.P., pero yo dije no puedo retirarme,
iba a caer con todos. Entonces ahí yo pendía de un puñado que se
decía que era de la U.P., pero a mí me quedaban dudas que fuera
así. Sabía que a ellos no les iba a pasar nada. Aunque hubiera
revolución o no, mi puesto sería el Hospital Barros Luco, ahí
iba a atender a los heridos y probablemente la Unidad Popular
se iba a replegar hacia el sur y en caso de guerra civil, no iba a
poder estar con mi familia. Fui donde mi cuñado y le conté lo
que yo temía y le dije: por favor, mi casa de La Reina es conocida por
casa de izquierdistas. Te ruego que cuando pasen las cosas, agarres a mi
mujer y mis tres hijos y te los lleves a alguna parte para que no les pase
nada. Yo era médico de la posta y sabía que en caso de guerra, no
podría atender a mi familia. Mi cuñado no me dijo nada, pero él
iba a cumplir su palabra. Varios años después, estábamos juntos
3*
Se refiere al movimiento militar ocurrido el 29 de junio de 1973, cuando el
Regimiento Blindados Nº 2, coludido con la ultraderecha, intentó derrocar
al gobierno. La resuelta actitud del Comandante en Jefe del Ejército, general
Carlos Prats González y una coyuntura adversa, hizo fracasar este conato
golpista.
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El Barros Luco
Y
o era médico de planta de la posta. Era un cargo que me
había ganado por concurso. Mi cargo estaba en la posta
del hospital. Ahí funcionábamos por turnos. Primer turno,
de 08:30 a las 11 a.m. segundo turno, de 11 a.m. a las 13.30 p.m.
Tercer turno, de 13.30 p.m. hasta las 16 hrs. Cuarto turno, desde
las 16 a las 18.30 hrs. Quinto turno, desde las 18.30 hasta las 21
hrs. Y el último, el turno de noche, desde las 21 hasta las 8 1/2 del
día siguiente. Además estaba el turno volante, que reemplazaba
al turno que hizo noche. Nos tocaba hacer noche una vez a la
semana. Cada turno estaba constituido por un jefe de turno, un
ayudante primero, dos ayudantes segundo, un anestesista, un
internista, un traumatólogo y dos dentistas. Además existía un
turno de día exclusivo, el llamado sector B, que solo funcionaba
en las mañanas y que operaba a pacientes de urgencia diferidos
del turno de noche. Yo era ayudante segundo del primer turno
y el ayudante primero era el doctor Melleli. Ahí fue cuando nos
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La detención
“
...Estaba nerviosa, preocupada, porque sabía lo que podía
ocurrir, sabía perfectamente.... y el día que caíste, el veintiuno de
septiembre, yo ya en esa época no estaba trabajando, porque Rolito
estaba muy chico, y no pude encontrar quién me lo cuidara. Por eso
me tuve que retirar, hacía ya casi ocho meses. Me había perdido toda la
“chimuchina” del año anterior, que fue tremenda en el hospital.
Y el veintiuno de septiembre yo te esperé, hice todo en la casa, y tú
llegabas siempre a almorzar, y no llegaste y no llegaste, y nosotros no
teníamos teléfono y en ese tiempo no había celular. Así es que llamé al
hospital, y ahí me dijeron que no me preocupara, que seguramente iban
a tomarte algunos datos y te iban a llevar para la casa. Pero yo no les
creí y llamé a toda la familia, es que era algo que se veía venir. Al otro
día nadie sabía dónde estaban, después averiguamos, no me acuerdo
cómo, que estaban en el Estadio Nacional. Solo te vi una única vez
después de eso, en el Estadio, cuando te trasladaron al barco. Yo me
sentía muy mal porque no sabía lo tremendo que iba a ser esta situación,
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El Estadio Nacional
F
inalmente nos trasladaron en una micro de la Fuerza
Aérea y nos llevaron a la base aérea del Bosque, a la
escuela Politécnica. Ahí estuve desde las dos de la tarde
hasta las dos de la mañana, de rodillas, con las manos en la
cabeza. Como contaba, me tocó que me interrogaran a las doce
de la noche. No tenía ningún antecedente y pensé que me iban
a soltar a la noche, nunca imaginé que me iban a decir ya, sin
cargos, mándenlo al Estadio Nacional. Ahí nos trasladaron una
noche oscura. Iba con compañeros médicos del hospital Barros
Luco. En el traslado había un oficial que les decía a las mujeres
cómo las iban a interrogar, las torturas que les harían. Cuando
llegamos al estadio, a las mujeres las llevaron al sector de la
piscina y a nosotros a los camarines. Cuando llegamos, había un
sector de tierra entre unas graderías, donde había unos hombres
durmiendo, eran unos tipos que tenían el pelo cortado al rape,
y alguien nos dijo que eran de La Legua. Pensamos que era
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Gregorio Mimica Argote era Presidente del Centro de Alumnos de Ingeniería
Mecánica de la Universidad Técnica del Estado, militante comunista y se
encuentra desaparecido desde el 14 de septiembre de 1973.
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hecho para estar ahí. Le dije que no había hecho nada... en fin, me
comunicó que mi señora y mis hijos estaban bien. Fue curiosa la
manera en que él comprobó que me conocía. Se despidió con un
fuerte apretón de mano.
Otro personaje importante en el Estadio fue el capellán, un
cura de origen polaco que era capellán de una cárcel. Era súper
desagradable, nos hablaba para convencernos de ser católicos.
Siempre nos decía que éramos malos.
Una vez fueron a cortar el pasto del Estadio para el partido de
fútbol de Chile y la Unión Soviética. Todos vimos cómo cortaron
el pasto y nos reíamos y aplaudíamos cuando la máquina pasaba
cerca del arco. También veíamos una fila de 200 personas que
iban a ser interrogadas, se iban al velódromo.
Después de los interrogatorios, a algunos se los llevaban
fuera, a otros los dejaban aislados y a otros los dejaban donde
mismo, esos nos contaban cómo los habían interrogado, cómo
les pegaron, cómo les aplicaron corriente, cómo les habían hecho
simulacro de fusilamiento. Después nosotros enfrentábamos los
interrogatorios con un sabor agridulce.
Finalmente, llegó el día de mi interrogatorio, cerca del 15
de octubre. Estaba en la fila, empecé a caminar al velódromo
y nos dejaron en las graderías hasta que nos llamaban por los
parlantes del velódromo para pasar a los interrogatorios. Me
llamaron finalmente, era en los baños. Me vendaron los ojos.
Me dijeron que llevaba un carné falso. Me interrogó un milico
también y él me pegó un par de combos. Eso fue todo lo que
recibí. Me interrogaron sobre mi pasado sindicalista, toda una
red de cosas. Me preguntaron quiénes eran los que trabajaban
en el hospital, si eran socialistas, comunistas, si los conocía. Yo
me fui de negativa, y claro que los conocía. Me preguntaron si
tal había estudiado en Cuba, no sé, respondía yo. Me dijeron que
firmara unos papeles. Aprendí que no había que preocuparse
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os subimos al barco un día 11 de noviembre de 1973,
en Valparaíso. Del Estadio Nacional, 700 personas nos
fuimos en una caravana de buses. Con ropa nueva que
nos habían traído las mujeres, íbamos bastante contentos. Salimos
y en las calles de Santiago había mucha gente que nos saludaba.
En cada micro iban tres milicos y en la parte de atrás todas las
maletas. Eran hartos milicos. Delante iba un vehículo blindado,
helicópteros volando y cada veinte metros, un milico. Nosotros
creíamos que íbamos a ser vigilados por los marinos, la infantería
de marina.
Llegamos a Valparaíso y la gente nos saludaba, una me saludó
así [hace un gesto con las manos, figurando un degollamiento].
La gente sabía a vista y paciencia que íbamos vigilados, que nos
trasladaban. Finalmente, llegamos al muelle Barón, donde estaba
anclado el buque Andalién. No nos explicaron por qué nos iban
a trasladar, solo que nos íbamos al norte, a una oficina salitrera.
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Cuando el Congreso todavía estaba en Santiago, nos juntábamos
para buscar información, ahí fue donde nos avisaron que te iban
a llevar al norte. Cuando llegó la Navidad, entre los familiares de
los detenidos, que ya nos conocíamos un poco, nos pusimos de acuerdo y
nos fuimos a Chacabuco. Yo me fui con la mamá de un compañero tuyo,
el que fue tu mejor amigo en el encierro, no recuerdo el nombre. Tú no
sabías que yo iba. Me habías mandado una carta diciendo que mejor no
fuera, que no era necesario, que ibas a estar bien, pero yo fui igual. Con
la señora tomamos un bus y partimos. Viajamos veintidós horas hasta
Antofagasta, viajamos toda la noche y llegamos al otro día en la mañana.
Me quedé en la casa de una colega matrona que no conocía, pero me
hicieron todas las conexiones, me trataron muy bien. Sabían que iba a
visitarte. Llegué un día veintitrés y el veinticuatro era la visita. Nos
juntamos a tal hora en la Plaza de Antofagasta y nos llevaron en un bus.
Te llevaba otra maletita con ropa y el libro Cien años de soledad. Cuando
me abrieron la maleta, le pasaron el libro a un cura que revisaba todo
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Se refiere a la comitiva encabezada por el general de ejército Sergio Arellano
Stark, que entre fines de octubre y principios de noviembre de 1973, recorrió
el país en un helicóptero del Ejército, cuyo resultado fue el asesinato de
casi 80 personas. La actividad de la “Caravana de la Muerte” fue ordenada
directamente por el general Pinochet y encubierta bajo el eufemismo de
“acelerar los procesos”. En la práctica, fue una operación de ejecución
sumaria de detenidos.
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Anecdotario chacabucano
L
a guardia era muy buena. Cada quince días la cambiaban.
Había algunos tenientes que eran muy desagradables,
como el famoso teniente Ananías. Algunos contaban
chistes, cuentos, hablaban de Pinocho. Un día cambió la
guardia, era el Regimiento “Séptimo de Línea”, una guardia
muy famosa. Usaban uniforme camuflado, una gorra que tenía
un velo atrás. Ese teniente entró a la formación de la mañana,
en la cancha de fútbol, para contarnos. Una vez se dieron cuenta
que no cantábamos la segunda estrofa y ese teniente nos mandó
al día domingo a cantar esa estrofa. Entonces, nos pusimos en
marcha para cantarla. Llegó la mañana que teníamos que cantar,
podíamos estar todo el día hasta que saliera bien, pero nos la hizo
cantar tres veces y salió bien. Ese teniente una vez entró con un
grupo de cincuenta soldados listos para disparar. Nos dijo “aquí
hay ametralladoras punto treinta, que tienen una capacidad de
1.200 disparos por minuto y tenemos fusiles ametralladoras que
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Los tanques
En Chacabuco había dos tanques, uno era un Sherman de la
Segunda Guerra Mundial, con los achaques propios de la edad.
Por ejemplo, una vez no quería encender el motor y aunque
parezca increíble, nos pidieron que saliéramos a empujarlo.
Fueron alrededor de trescientos hombres quienes lograron hacer
partir al monstruo de treinta y dos toneladas, con gran algarabía
nuestra y de los soldados.
El otro blindado era un transporte de personal M-113, artillado
con una impresionante ametralladora punto cincuenta, manejada
por cinco amenazantes soldados con cascos encasquetados hasta
las orejas. Este vehículo recorría todo el perímetro de la reja. Así
fue como un día que yo caminaba al borde de la reja, desde el
tanque me llaman y preguntan por un compañero, quien en ese
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La piscina
Un día encontramos un gran recipiente metálico de 10 por 4
y 2 metros de profundidad. Pedimos permiso para habilitarlo y
llenarlo con agua para usarlo como piscina. Felizmente obtuvimos
ese permiso. Entre todos lo limpiamos y a la hora del calor nos
juntábamos a su alrededor para refrescarnos y conversar. En una
oportunidad descubrí a dos bañistas que no eran presos, sino
soldados paramédicos que yo ubicaba del hospital de campaña y
que aprovechaban la única piscina del desierto.
El estanque de agua
Otro episodio que mostró a los militares nuestra capacidad,
y por qué no decirlo nuestra superioridad, fue la reparación del
estanque de agua. Ahora me asalta la duda si el agua era potable,
ojalá que lo haya sido. Resulta que la torre con el depósito de agua
era alimentada por una cañería y durante la noche se rebalsaba,
formando un riachuelo en la tierra salitrosa. El comandante
ordenó que un equipo de prisioneros hiciera una canaleta para así
dirigir el agua del rebalse fuera del recinto. Se le contestó que era
más fácil, eficiente y menos trabajoso instalarle una válvula tipo
silencioso al estanque. Así se hizo y el problema se solucionó.
El generador eléctrico
El campamento contaba con un generador eléctrico diésel
para el alumbrado público, que incluía la electrificación de
la reja y los focos para las tareas de vigilancia. Era atendido
por personal técnico de INACAP, contratado en Antofagasta,
además contaban con un taller técnico completo para trabajos
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Reparaciones varias
Entre otras cosas, también se reparó el antiguo horno de
la panadería. Don Mario Céspedes limpió la plaza, regó los
antiguos pimientos y tuvimos la satisfacción de verlos revivir.
Reparamos el antiguo teatro, lo limpiamos, pintamos y aquí fue
donde nos encontramos con nuestros familiares en Navidad.
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El “capitán Zabola”
El capitán Zabala se hizo famoso por sus dichos. Tanto que
hasta sus propios compañeros le decían ”Capitán Zabola”. Por
ejemplo, decía que “el desierto era caliente de día y frío de noche”.
Esta frase fue inmortalizada en una canción que fue muy conocida
en el show sabatino, aprovechando el doble sentido de la frase.
En otra ocasión, para animarnos dijo que nosotros junto a los
soldados íbamos a trabajar como amigos hasta lograr “reverdecer
la pampa”. Usaba un corte de pelo al rape, según él, era lo mejor
para el desierto y nos recomendaba que lo imitáramos.
El capitán Santander
Uno de nuestros primeros carceleros fue el capitán Santander.
Usaba una correa de cuero al hombro y se moría de ganas que
le preguntáramos para qué era. Un día no pudo más y nos dijo
que era una correa de tiro al blanco y que había ganado un
campeonato en Panamá. Nos odiaba y nos advirtió que si alguno
intentaba fugarse, él se encargaría de dispararle. La causa de
su odio era por un problema que había tenido con el “estanco
automotriz”, un sistema para comprar automóviles durante el
gobierno de la U.P., y que según él lo habían estafado.
La banda de guerra
Como preparación para los festejos del 21 de mayo de 1974, se
preparaba la banda de música. Algunos vigías – músicos, cuando
hacían turnos de noche, llevaban sus trompetas y aprovechaban
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Los médicos
Llegamos siete médicos desde Santiago, uno desde Valparaí-
so y tres desde Concepción. Además había dos psicólogos, auxi-
liares de enfermería, administrativos y un dentista. Organizamos
un policlínico en una casa de tres piezas, la habilitamos para tres
consultas individuales. Estaba ubicado frente a la reja, a pasos del
hospital de campaña, que se comunicaba con el campamento a tra-
vés de una puerta en la reja, junto a una de las torres de los vigías.
Contamos con la cooperación de todos los funcionarios. Al
dentista se le permitió usar el equipo dental de los militares. Sus
servicios no solo fueron solicitados por los prisioneros, sino que
también por personal militar, a pesar que ellos contaban con uno.
Se confeccionaron fichas y se establecieron horarios de atención.
Había medicamentos básicos entregados por la Cruz Roja y un
auxiliar de farmacia estaba a cargo. En resumen, las necesidades
médicas de los presos no necesitaron al personal sanitario militar,
salvo cuando fue necesario operar. De esta manera, el prestigio
médico de nuestro grupo fue reconocido por todos.
El Dr. Mariano Requena fue el primer presidente del Consejo
de Ancianos y enfrentó con valor y habilidad los difíciles primeros
días, logrando finalmente el respeto de nuestros carceleros.
Cuando recién llegamos nos notificaron que se nos inyectaría
una vacuna antitífica, la cual fue rechazada de plano por los
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El conscripto baleado
En enero de 1974, ocurrió un incidente muy importante
para las relaciones entre prisioneros y militares. Oscurecía en
la oficina salitrera y nos preparábamos para dormir, cuando
de súbito escuchamos una balacera y como no siguió, no nos
preocupamos. Al rato llegó un confuso mensaje hasta nuestra
casa, “ir de inmediato al hospital de campaña, el Dr. Álvarez
recibió un balazo”. Intrigado, me dirigí al hospital siguiendo las
instrucciones para circular en toque de queda: andar despacio
por el medio de la calle, con los brazos en alto y así no ser blanco
de los vigías que estaban en las seis torres de vigilancia con focos
y ametralladora punto treinta. Al llegar al hospital, los soldados
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Las visitas
Hubo dos capellanes destinados al campamento durante un
tiempo determinado. Uno pertenecía a Carabineros y llegaba con
uniforme. Era conocido como “la yegua de las pampas”, porque
demostraba un sospechoso interés por los prisioneros de menor
edad. Nos ofreció servir de mensajero para el Comité Pro-Paz
de la Vicaría. La verdad que nunca confiamos mucho en él. El
otro capellán, de apellido Jorquera, del regimiento Séptimo de
Línea, fue más cercano. En varias ocasiones almorzó en el rancho
de los prisioneros junto a nosotros, en las duras bancas y toscas
mesas que llamábamos comedor. En una ocasión nos contó sobre
los muertos, víctimas de la “Caravana de la muerte”, y cómo él
había tenido que enfrentar a los familiares. En general, nos dejó
un buen recuerdo.
Cuando nos visitó el Cardenal Silva Henríquez, el capellán
Jorquera lo acompañó y asistió en la misa. Lo primero que visitó
el Cardenal fue la casa de José Vega. Este preso, pampino, había
trabajado aquí en 1940 y habitado esa casa. En el período de
González Videla sufrió la represión y fue relegado a Pisagua. En
1973 fue tomado preso y relegado a Chacabuco. Llegó muy mal,
buscó la que había sido su casa y se ahorcó.
El Cardenal, indiferente al suicidio, pecado mortal para
los católicos, realizó un responso en el lugar. Luego celebró
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La Navidad:
el dolor de una lejanía presente...
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Son las visitas de Santiago”. Le dije a mi mujer que no viniera
a verme y eso que tenía unas ganas locas de verla, pero no
teníamos plata. Quería que se quedara tranquila, que se
preocupara de sus chiquillos, de su trabajo. Le dije ‘olvídate de
mí, porque estoy bien’. Sentía que no importaba porque yo era
el que tenía que cuidar a mi familia. Pero unos días antes de la
pascua, me llamaron por altoparlantes junto a la gente que tenía
visitas. Me trajo un paquetito con cosas de Santiago, dibujos de
los niños, besos y abrazos. Me contó que se había alojado en la
casa de una matrona en Antofagasta. Esto no duró más allá de
una hora, ya que no se podían quedar, las habían revisado y todo.
Para muchos, durante varios días fue muy triste. Fue muy
emocionante, que después de las visitas se produjo una depresión
muy grande... Posteriormente en nuestra “casa” nos hicimos un
regalo para cada uno, donde hubo un lagrimeo espantoso. Con
otros dos compañeros nos pusimos a caminar y a hablar mierdas
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osotros esperábamos los interrogatorios con susto y
ansiedad. Nos habían mandado al norte con la idea
que nos iban a interrogar otra vez, porque en el Estadio
Nacional el interrogatorio había sido insuficiente. Esto ocurrió
a finales de enero, esperábamos desde diciembre, es decir, tres
meses. Sabíamos como había sido en el Nacional. Un día nos
reunieron en la cancha de fútbol. Había un milico con una mesita
(también había carabineros). Después de un rato, leyeron una
larga lista donde había más o menos unos quinientos presos. Los
milicos decían que tenían bien claro lo que habían hecho y lo que
le iban a hacer a esos que se nombraron. Les dijeron que se fueran
para la casa. Nosotros seguimos elucubrando. Después leyeron
una lista de doscientas personas más, y les dijeron lo mismo, que
no necesitaban interrogarlos. Quedamos cien presos esperando.
Luego leyeron una lista que incluía a todos, menos veinte presos,
que también les dijeron que no los iban a interrogar. Y de los veinte
que quedaron, estaba yo.
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Memorias de prisión
P
osteriormente a ese día, empezaron a llamar listas de
gente que se iba. A los pocos días, una veintena, después
treinta, así. Esperaba que me soltarían. Estábamos en
febrero; pasó marzo y abril y nada. A mí me habían interrogado
en enero. Terminé saliendo de Chacabuco en abril. Los que nos
quedábamos, seguíamos manteniendo vivo el campamento.
Estábamos cada vez más tristes, porque no se cumplían las
promesas de libertad. Cada vez estábamos más frustrados, cada
vez era más penoso. Una noche nos dijeron mañana se van ustedes.
No nos dijeron que nos iban a liberar, pero creíamos que lo más
probable era que nos íbamos a la casa.
Esa noche realmente no dormí nada, no sabía si me iba a ir
realmente. Me preguntaba qué llevarme, ¿las cartas?. No sabía
si me las iban a quitar. Al día siguiente nos llevaron fuera del
campamento. Dentro de él quedaron unas trescientas personas
más. En la oficina de administración nos dieron todas las cosas
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Memorias de prisión
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Te siento, libertad
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ntramos al Estadio Chile por una fila de pacos que nos
pegaban a medida que íbamos entrando. A nosotros nos
pusieron en el último piso de las graderías. Abajo, en la
cancha, estaban otros presos, la mayoría muy golpeados. En ese
momento había unas doscientas personas. Esa noche teníamos
que dormir en el estadio y después, al otro día, nos iban a soltar.
Como teníamos sacos de dormir, logramos descansar un poco.
Finalmente llegó el otro día, nos llamaron en una lista y
nos sacaron fotos de perfil. Cuando les tocó sacarme la foto, se
les echó a perder la máquina y tuve que esperar a que trajeran
otra. Pero bueno, nos pasaron todas nuestras cosas y estábamos
listos para salir. Teníamos planeado que nos íbamos a ir en taxi.
Pero primero teníamos que llamar a nuestras familias, porque
sabíamos que lo ocurrente era que te soltaran y después te
mataban. Teníamos que llamar, ser serenos y dejar de lado los
sentimentalismos para avisarles a nuestras familias. Salimos y
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a poco... Teníamos una plata ahorrada para comprar nuestra casa y que
nunca toqué. Empezamos a averiguar si se podía pedir un préstamo al
banco. A fines del setenta y cinco, salimos a buscar casa. Ahí la cosa fue
cada vez mejor...”
Al día siguiente me levanté. Mi mujer estaba trabajando y
me quedé ahí con mi suegra y mis cabros. Salí a dar una vuelta
a la manzana y me di cuenta que realmente estaba libre. Poco a
poco fui tomando una rutina. Me preguntaba qué iba a hacer.
Entonces, el esposo de una colega de mi señora, que trabajaba en
una parroquia, me invitó a que atendiera allí a los enfermos, pero
rápidamente empezó a llegar gente perseguida. A poco andar,
me dijeron que me podían pagar por cada enfermo que atendiera.
Era muy poca plata, pero podía atender a los enfermos. Después
me hicieron imposiciones, pero ganaba muy poco, que era lo que
podían pagar. Yo tampoco era muy entusiasta en cobrar, porque
nunca había cobrado ningún peso. Pero estaba trabajando en lo
mío.
Al pasar el tiempo, me llamó una doctora comunista
que no estaba presa y me dijo que ella tenía posibilidades de
conseguirme trabajo en Maipú, porque ella trabajaba allá. Su
marido era Carmelo Soria, un español que había llegado en el
Winnipeg.
Con ella trabajamos en Maipú. Ahí ocurrió uno de los
momentos buenos que me pasó en la vida. Más o menos como
un a mes de estar libre, recibí una llamada telefónica del doctor
Iván Melleli Foresti, mayor y luego general de Carabineros. Me
mandó un recado, que por qué diablos no lo había ido a ver, si ya
llevaba un buen tiempo libre, si él me había ofrecido ayudarme.
No se me había ocurrido recurrir a él. Fui a la posta de San
Bernardo, donde trabajaba. Me dijo mira, ahora estás en libertad,
nadie te persigue, así es que yo te ofrezco trabajo en el hospital. No
tenemos ningún puesto de doctor, solo para que ordenes la farmacia,
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Memorias de prisión
pero te tienes que olvidar de lo que piensas, porque tienes que trabajar
tranquilo. Como comprenderán, para mí fue muy importante,
porque después de salir libre no sabía qué iba a hacer. Él me
consiguió trabajo en el hospital y para mí es un amigo de verdad,
porque me apoyó. Él me hizo comprender que no todos los
carabineros y no todos los fachos eran malos.
Fuimos a conversar con el director del hospital, el doctor Joel
San Martín, que había sido el Presidente del Partido Nacional
en San Bernardo. Mi amigo Melleli era su mano derecha. Le dije
doctor, si usted me da trabajo, yo le prometo que me voy a portar bien,
no voy a dejar mis ideas políticas pero voy a trabajar bien. Solo no tenía
que meterme en líos. El director me dijo que no le prometiera
nada a él, sino que me comprometiera con mi amigo, que mi
lealtad estaba con el doctor Melleli. El hospital de San Bernardo
fue el único hospital de Chile que no fue allanado.
Trabajando me encontré con un médico amigo, Carlos
Godoy, uno de los veintiún médicos asesinados. Él trabajó hasta
el año 1976. A mí me preguntaron si tenía una relación con él,
respondí que sí, pero antes. El doctor Melleli me dijo que si le
preguntaban, él me iba a defender. Una vez le dije tú sabes que en
mi casa tengo escondido un rifle y tengo miedo que me allanen la casa,
lo encuentren y me saquen la cresta... por favor, qué puedo hacer. Él
me dio un papel para que le entregara la pistola a un carabinero,
después ya no habría problema.
A los pocos meses llegó a mi casa una camioneta de
investigaciones. En mi casa vivían también mi papá y mi mamá.
Me citaron a una comisaría de investigaciones y se sabía que
cuando te llamaban no salías más. Fui donde mi amigo Melleli, y
le señalé estoy muerto de susto. Él me dijo que me iba acompañar y
que me iba a esperar afuera hasta que saliera. Entré, pero solo me
querían interrogar por un asunto de un choque. Así era mi amigo
Melleli, mi amigo de toda la vida, porque indudablemente él todo
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El rabanito
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n el hospital de San Bernardo, empecé trabajando como
farmacéutico, después conseguí trabajo en la Posta y a
los pocos meses empecé a trabajar como cirujano. Hice
una carrera muy buena, tuve muestras de aprecio de todos los
directores, incluso de los pertenecientes al Opus Dei. Me tenían
respeto, sobreviví a varias directivas del hospital. Fui respetado
hasta el final, ¡me estoy echando muchas flores! (risas). Una vez, a
todos los doctores que estuvimos presos, nos ofrecieron nuestros
antiguos puestos de trabajo en el hospital Barros Luco. Íbamos
a ganar más, pero no lo quise aceptar porque conocía cómo se
trabajaba en el hospital, con un cariño que no iba a tener en mi
antiguo puesto. Además, tenía miedo que si tomaba ese puesto, se
lo iba a quitar a otra persona que llevaba quince años trabajando.
A la gente le llamaba la atención mis ideales, porque era
médico y no tenía consulta propia. Era muy respetado como
médico, me querían mucho, me decían ‘el rabanito’, porque era
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rojo por fuera y blanco por dentro. Les parecía muy raro, porque
sabían que no era malo. Esto lo sabía el doctor Melleli y todos
sus amigos milicos “fachos”. Me porté bien. Puedo decir que en
comparación con la historia que vivieron mis compañeros, la
mía fue muy distinta. A mí no me pasó nada; o sea, sí, estuve
preso, perdí mi trabajo, mi puesto, pero más allá de eso, a mí no
me pasó nada. ¡A mis compañeros los torturaron! A mí me daba
vergüenza decir que estuve preso, porque fuera de eso, a mí no
me pasó nada. Pero lo peor de estar preso es perder la dignidad.
Uno deja de ser importante, pasas a ser un hueón de mierda asesino.
Lo otro, es estar alejado de mi familia. Es la incertidumbre de
no saber qué iba a pasar conmigo, porque se rumoreaba que me
iban a quitar el título de médico... ¡y yo que nunca he cometido
ningún delito!, ni siquiera un parte de tránsito. Por eso, para mí
era algo desagradable ser considerado como un delincuente. Eso
fue lo más espantoso, además del temor de haber comprometido
a otra gente con mis actividades políticas, las que consideraba
claramente lícitas, pero que eran catalogadas como delictuales
por la dictadura.
Eso de comer comida mala y dormir mal, no me preocupaba ni
importaba tanto, ni el trato rudo de los militares. Así son ellos, así
fueron formados, sobre todo si su nivel no era tan culto (aunque
había algunos que sí). Ellos eran de muy mala leche. Había un
teniente que le gustaba burlarse de un grupo de detenidos, decía
yo puedo pelear a mano limpia con todos ustedes. Era un auto lavado
de cerebro que los hacía mostrarse con mucha crueldad. La idea
era producir en el preso un desgaste psicológico importante.
No me volví más rencoroso y les enseñaba eso a mis niñitos,
que los carabineros estaban ahí para ayudarlos. Al principio,
claro, decía que todos los militares eran unos hijos de perra,
pero al poco andar, me di cuenta que los militares eran seres
humanos y que en ese tiempo, a los milicos que no eran brutos
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7
Se ha respetado la redacción y la ortografía original.
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10 de noviembre de 1973
8
Rosa Álvarez Vallejos, hija mayor de Rolando y Rosa. También nombrada
como Rosita, Mony, Monina y Cucky. tenía 6 años en ese momento.
9
Alejandra Álvarez Vallejos, segunda hija de Rolando y Rosa. tenía 4 años en
ese momento.
10
Osvaldo Álvarez Araya, hermano de Rolando.
11
Irma Guzmán González, madre de Rosa Vallejos.
12
Gladys Vallejos Guzmán, hermana de Rosa Vallejos.
13
Germán Wilson Scappini, esposo de Toya, cuñado de Rosa Vallejos.
14
Roberto Vallejos Guzmán, hermano de Rosa Vallejos. Periodista deportivo.
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7
11 de noviembre de 1973
Pasamos todo el día con tus papás. El tata15 les hizo unos
caballitos a los tres, están muy contentos y el tata muy orgulloso.
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12 de noviembre de 1973
15
Rolando Álvarez Koheler, padre de Rolando Álvarez Araya.
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14 de Noviembre de 1973
7
Para Rosa Eugenia Vallejos Guzmán
Rosita querida:
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16
Rolando Álvarez Vallejos, hijo menor de Rolando y Rosa. Tenía 2 años en ese
momento.
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Stgo 17 de noviembre 73
Mí querido Rolando:
Te estoy escribiendo esta carta desde el correo Central,
necesito pedirte algo en forma urgente. Me imagino que ya
habrás recibido mi primera carta. Resulta que ahora para cobrar
tu sueldo me exigen un poder tuyo. El que tú me dijiste haber
firmado en el Estadio Nacional no se me ha entregado; me dijeron
que lo enviaron por correo, pero hasta el momento nada. ¿Crees
tú que podrás enviarme uno? ¿Conseguirlo con las asistentes
sociales del Ejército? Si así fuera mándamelo certificado.
Y cómo estás, ¿el clima es muy duro? Nos dijeron que no se
podían enviar encomiendas; nosotros estamos muy bien. En la
próxima carta te contaré mi entrevista en el Colegio Médico.
Cuéntame cómo fue tu viaje. Qué hacen; ¿trabajan en algo?
¿Cómo es el lugar? La Villa tiene unas fotos que salieron en una
revista sobre Chacabuco. Se ve una calle polvorienta con 1 Iglesia
y algunas casas con los marcos de puertas y ventana, me imagino
que cerca de ese lugar estarán Uds. ¿Tienen agua de pozo? ¿Luz
eléctrica? En fin cuéntame todo lo que más puedas.
Los niños y yo nos acordamos mucho de ti y espero que esto
terminará pronto.
Te abraza y besa tu esposa
Rosa Vallejos.
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Stgo 19 de noviembre 73
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Querida Rosita
Te escribo otra carta, aunque es claro que ni
siquiera te haya llegado la primera. Sin embargo,
no quiero perder ninguna oportunidad de mantener
este exiguo contacto, que debe reemplazar aquel
contacto cotidiano tan feliz de nuestra vida en
común . Solo podemos escribir 2 cartas al mes y con
extensión limitada, ya que el trabajo de revisar la
correspondencia es excesiva en estas condiciones. Por
lo tanto no podré escribir como yo quisiera, es decir
una carta para ti , otra para mi papá, mamá y para
los niños.
Estoy bien . El poder dormir sin estrecheces sobre
un colchón y servirse una comida satisfactoria sobre
una mesa , marca un apreciable contraste con las
anteriores condiciones de vida. Disponemos, además
de un espacio de 10 x 4 cuadras, con calles y canchas
deportivas donde podemos movernos libremente .
Tenemos múltiples actividades. Las habilidades
y preparación de la gente son múltiples y todos las
están entregando en beneficio del resto. Por ejemplo
yo practico gimnasia diariamente bajo la dirección
de un profesor de educación f ísica, así como sigo un
curso de programación de computadores. Yo en cambio
entrego atención médica en un policlínico que hemos
habilitado todos los ex trabajadores del SNS y me preparo
para hacer clases de Astronomía. Además, existe un
excelente conjunto folclórico formado y dirigido por
Ángel Parra, club de ajedrez, brisca y otros.
No quiero parecer pesimista, pero estoy inscrito para
trabajar en labores de carpintería, específicamente
fabricando juguetes. Es posible que esto signifique un
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17
Elvira Araya Figueroa, madre de Rolando. También mencionada como Nené.
18
María Elvira Álvarez Araya, hermana menor de Rolando y Osvaldo. También
mencionada como Villa.
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Epistolario de prisión
Querida Rosita:
Tu carta del 15 la recibí el 20 de Noviembre ,
bastante rápido el servicio ¿no te parece?. Yo pensaba
que la demora sería mayor.
No se si te diste cuenta, pero tu carta fue distinta
a todas las otras que me habías escrito antes. En ellas
nunca expresaste en forma tan intensa e incluso
dramática tus sentimientos, como lo hiciste ahora.
Bueno, así me gusta que me escribas, ya que aunque
la emoción es mucho más intensa, mas grande es
la alegría de ver expresado en esa forma tu cariño.
También me emocionó mucho las letras que manda
la Monina. Espero que se repitan y aún espero algunos
dibujos de Alejandrita.
No tengo mayores novedades en relación a la
última carta, aunque no recuerdo si te hablé de la
operación efectuada en el campo. Operé a un cirujano
militar, ayudé a Enrique Jenkins y yo controlé la
anestesia. El enfermo tenía una hernia inguinal y se
encuentra perfectamente recuperado.
Te mando esa especie de cuento a las niñitas para
que Rosita pinte los autitos y se lo lea a sus hermanos
menores. Para la próxima carta pienso mandarle un
dibujo para pintar, recortar y armar, ya tengo casi
lista la idea.
Rosita, ya parezco disco rayado, pero tengo que
decirte una vez más lo mucho que te quiero. Cuando
por fin podamos juntarnos de nuevo, trataré de
corregir mis múltiples defectos y corregir hasta los
más pequeños errores de comportamiento contigo, y
las niñas y el resto de la familia . Cierto es que solo se
sabe lo que uno tiene cuando se pierde algo y nunca
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7
Para mis hijos
Rosita Álvarez Vallejos: En letras imprenta, pues
recién comienza a leer (I año básico).
Rosita:
Tu papito está lejos, pero va a volver. Se fue en un
barco que se llama ANDALIÉN.
[mayúsculas en el original].
Vive en una casa muy bonita y trabaja en un
hospital parecido al que tú conoces.
Pórtate bien y no hagas rabiar a tu mamita.
Para Alejandrita:
[dibujo de citroneta y de papá y ella elevando un volantín]
19
Amigo de la familia.
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Para Rolandito:
[dibujo de un avión tipo Cesna].
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Para mis padres:
Mamita querida:
Rosita te habrá contado cómo estoy, a ti solo te agrego
que estoy perfectamente bien y no debes preocuparte
por mí . No te enojes, pero pensé que tú ibas a ser
la persona más valiente de la familia y espero que
esta carta te ayude a tener confianza y paciencia. Los
puzzles que me mandaste me han servido mucho,
especialmente en el viaje , que duró más de 2 días,
pues llegué en barco. Mamita, mi mujer y mis hijos
necesitan de tu habitual energía y optimismo, por lo
que te exijo que superes tu pena y seas la vieja gorda,
alegre y chistosa que yo recuerdo constantemente .
Tu hijo que te quiere y abraza.
Papito:
Yo estaba muy preocupado por ti , sin embargo
Rosita me ha tranquilizado al respecto. No sabes cuánto
siento haberte causado la pena que debe afligirte pero
se que me comprendes, porque al fin de cuentas soy
tan parecido a ti , aunque a veces tengamos posiciones
contradictorias. Tu hijo está bien y espera confiado el
momento que pueda abrazarte largo, largo. Papito, tus
nietos te necesitan ahora que les falta su padre , por
favor, reemplázame .
Rolando
PD: Sendos abrazos paras mis hermanos Osvaldo y
María Elvira. Dile a Osvaldo que nunca dudé que iba
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Stgo 27 de noviembre 73
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20
Amigo cercano de la familia.
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María Cristina Escobar Jara, amiga cercana de Rosa Vallejos.
22
Luis Gustavo Vallejos Guzmán, hermano de Rosa Vallejos. Militante
comunista, fue detenido en la V Región, donde se desempeñaba en la
Refinería de Petróleo de Concón (RPC). Liberado, debió esperar un par de
meses en casa de su madre para partir al exilio en Alemania.
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Rolando Álvarez Araya n
a casa de tus padres, pero resulta que parece que a fin de mes
les entregan el departamento; ojalá que no sea así, entonces nos
iríamos para allá. Ya veremos, por el momento, como te digo, no
tengo apuros de irme.
La Cruz Roja Internacional me informó que estabas en el
pabellón 18.
Bueno Rolandito ya no te escribo más por ahora, recibe un
beso grande de
Rosa.
La hoja que sigue es de tus hijos.
PD: Te mando estampillas para la respuesta.
7
Chacabuco 27 de noviembre 1973
Querida Rosita
Con mucha alegría he recibido la noticia que
podré escribirte semanalmente , como era mi deseo.
He recibido 3 cartas tuyas con fechas 14, 19 y 17
respectivamente , aunque parece que tú aún no recibes
ninguna de las 3 que te he mandado.
Mucho me tranquiliza saber que aún recibes mi
sueldo, aunque me apena saber que mi cargo en el
SNS [Sistema Nacional de Salud] corre peligro de
perderse . Las autoridades del campo, sin embargo,
nos han insistido que esto no podría suceder si no se
nos prueba algún delito. Triste sería tener que alejarse
de un servicio al que le he dedicado lo mejor que he
podido. Sin embargo, conf ío que podré ganarme la
vida honestamente por humilde que sea el trabajo que
pueda realizar, y apoyado en tu amor y tu valentía,
lograr que nuestro hogar sea feliz.
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Stgo 30 de noviembre
Querido niño,
Esta es la cuarta carta que principio, ojalá sea la definitiva,
quiero expresarte Cuco23 querido, todo lo que te queremos y
lo que te extrañamos. Además decirte, que tú me dices vieja y
gorda, no soy ni lo uno ni lo otro, sino una madre que se creyó
inútil, pero que ahora ha encontrado su verdadero papel. No
solo sirvo para cuidar a mi casa, sino que acompaño y ayudo a
Rosita. El otro día estuve con Cucky viéndole sus tareas y eso me
hizo retroceder varios años y tenerte a mi lado, viendo las tuyas.
¿Cómo estamos?, bien, extrañándote montones y rogando a
todos los Santos para tenerte luego con nosotros. Estoy un As
para fabricar mamaderas sin grumos y entenderle a Rolandito.
El Tata está bien, aún no le aparece ningún dientecitos, ahora, no
es ni campana. Villa, en su trabajo; Walchen y Pancho iguales. Se
me olvidaba el Tito está cada día más ladrador.
Cuco querido: Vengo llegando de un paseo a los ‘refalines’
con tus tres mocositos. La Rosita y ellos pasan todos los fines
de semana con nosotros y así juntos te recordamos con mucho
cariño y esperamos tu pronto regreso. Rolandito está cada vez
más cariñoso conmigo y ya habla sus cositas y su Tata tiene
importancia en su vida. Le tengo hecho para la Pascua (y
esto me recuerda tu trabajo de juguetería allá) un camión con
cabina y de colores muy vivos. Tu mujercita, tal como dices
en tu carta, nuestra muy querida hija, está muy bien atendida,
principalmente por Walchen, quien tiene a disposición de Rosita
sus buenos servicios y la Citroneta. Sé que no debo escribir largo,
por lo que me despido con un fuerte abrazo.
Tu padre.
23
Apodo familiar de Rolando Álvarez Araya.
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Hijo querido
Esta cartita te la entregará Rosita, porque, como tú dices, estos
papeles fueron el único contacto material que hemos tenido en
estos largos pero muy largos meses. No quiero que pienses que
he tenido flojera de escribirte, pero es penoso hacerlo a un hijo tan
lejano y en tus condiciones. Valor, paciencia, fe en Dios, es lo que
te puedo decir, pero para eso tendría que principiar yo mismo a
tenerla. Yo solo puedo ayudarte rogando a nuestros seres queridos
que te den conformidad, aquellos seres, que como tu abuelita,
siempre deseó lo mejor para ti, que cuando principiaste a dar tus
primeros pasos, hizo que se te quitaran todas las piedrecitas del
camino, para que tú no tropezaras. Cuántos recuerdos vienen a mí
y por más que busco, no encuentro nada que puedas pensar que
me hiciste sufrir, solo tus grandes rabietas por tu famosa moto, que
me hacías tener todos los días un despertar intranquilo, pensando
que no te quería partir. Ahora esas angustias me hacen sonreír.
Fuiste siempre un buen alumno nunca un problema fuera de tu
endiablada letra, que ya en ese entonces, te indicaba tu profesión,
médico de letra endiablada.
Tanto para ti como para nosotros, esta pascua será muy
triste, fallarás a la cita, pero te prometo que esa noche no seré
yo la que de el vamos a las lágrimas; María Elvira nos contagió
y está produciendo sus regalos con el mínimo de gasto; todas
las cosas serán fabricadas por ella, con los cachureos de géneros
y recortes, esto hizo renacernos y es así como el Tata se puso en
campaña y les fabricó a las niñitas unas lindas sillitas de playa
para unas muñequitas que les hizo Villa. Al regalón le fabricó un
camioncito con acoplado. Estas cosas lo han mantenido ocupado
y piensa un poco menos en ti y en la fecha que se avecina.
Rolandito, mono o auto que se le rompe, se lo manda o lleva al
Tata para que le ponga ruedas. Ahora mismo tengo en la cartera
un caballito para que le ponga rueda.
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Epistolario de prisión
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3 de diciembre de 1973
Mí querido Rolando:
No sabes tú lo felices que hemos estado de recibir dos cartas
tuyas. Hacia tanto tiempo que no sabía nada de ti. Las niñitas
andaban muy orgullosas con su cartita. Por favor no te olvides en
todas tus cartas de escribirle algo a la Rosita, pues en la segunda
no pusiste nada para ella y se desilusionó un poco. Ojala que ya
hayas recibido alguna de mis cartas.
Nosotros seguimos todos muy bien, sin grandes problemas.
Rolandito estuvo un poco resfriado, pero ya se le pasó.
El domingo estuvimos en la casa de la abuelita Irma, fuimos a
visitar al Tavo y a su familia que están con ella. Ahí nos juntamos
con la Toya y sus niños, además estaba la Claudia24. Hubo un
desorden de niños que gritaban, lloraban corrían, etc. Fue una
locura. Pero ellos estaban felices.
24
Claudia Vallejos Pino, hija de Roberto y Chely.
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Rosa.
25
Mónica Vallejos Guzmán, hermana de Rosa Vallejos.
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Querida Rosita:
He recibido tu cuarta carta, la que trae las
manitos de Alejandra, Rosita y Rolandito. Esta es la
quinta carta que te mando. Calculando la demora
que existe , pienso que esta carta debe llegar muy cera
de la pascua, y me temo que será el único regalo que
podré hacerle a mi familia.
Las noticias que me das son bastante
tranquilizadoras en general , pues ya no me preocupo
del problema económico. Me preocupa eso sí , que
Alejandra no pueda ir a la escuela y los problemas
que se originarán cuando trabajes.
Respecto a una posible visita tuya , quiero que
sepas que sería hermosísimo poder verte , pero creo
que debes calcular muy bien los gastos y debes pensar
que ahora eres padre y madre y los niños te necesitan
todo el tiempo. Piénsalo bien y decide tú.
Respecto a mis necesidades, en realidad insisto en
que solo necesito tus cartas y tu cariño. Tal vez un
poco de dinero, no más de 2000 al mes, para hacer
aportes al fondo común que tenemos para comprar
azúcar y té .
Recibí carta de Enrique26, contándome el
problema del embarazo de Mónica, ojalá que no
hayan problemas en el parto.
Yo estoy bien de salud , acostumbrado al
lugar. Los días son iguales uno al otro y pese a las
múltiples actividades siempre hay tiempo para las
26
Enrique Cisterna, esposo de Mónica Vallejos Guzmán.
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Santiago 5 de diciembre de 1973
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Chacabuco 10 de diciembre de 1973
Querida Rosita:
He tenido una gran alegría en saber que ya has
recibido una carta mía. Las cartas de los niños me
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Stgo 15 de diciembre 73
Mi querido Rolando:
Hace poco más de una semana no recibo carta tuya y parece
que hiciera mucho más tiempo. Todos los días espero y espero
y nada. Bueno, en realidad ya tendría que haber aprendido a
esperar, pero es tan difícil. Cuéntame cómo estás. Progresa tu
trabajo en juguetes? Se practica medicina?
Te contaré que conocí a Mónica, la esposa de tu colega Díaz.
Claro que apenas conversamos, pues cuando llegué no estaba en
casa, lo hizo cuando ya me iba. De todas maneras quedamos de
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Querida Madrecita:
La última carta tuya llego hace un par de días y
era la de fecha 5-6 de diciembre . Me da la impresión
que cuando la escribiste estabas sola y muy triste .
Creo que no debes seguir escribiendo sola, pues eso
es lo mejor para acentuar la angustia, las penas y la
desesperación .
Creo que debes seguir viviendo en nuestra casa
de Loreley, la casa en que cada cosa que hay ha
sido adquirida con nuestro trabajo, con dificultades
mayores o menores, pero que lo hicimos juntos.
Acuérdate de lo que te decía hace muchos años acerca
del pajarito que forma un nido pluma a pluma. Creo
además que alguien debe acompañarte , alguien que
sea capaz de cuidar a los niños, la casa, para que tú
puedas ir tranquila a tu trabajo. Aunque me perdone
tu mamá, creo que esa persona es precisamente ella.
Sé que tiene otros problemas, pero tú eres la hija
querida que se enfrenta a una terrible situación ,
que ella mejor que nadie conoce , y evidentemente es
quien más la necesita . Mi madre es muy buena, pero
lo que tú necesitas ahora es tu madre . Tu mamá sabe
que no soy pedigüeño ni me gusta forzar a nadie con
argumentaciones chuecas, así que hazle saber que me
cuesta mucho hacerle este pedido, ya que comprendo
que la coloco en un dilema bastante dif ícil . Insisto
en pensar que el mejor lugar para que vivas tú y los
niños es nuestra casa. Hazle saber mi pensamiento a
la familia.
Rosita: No te apenes ni preocupes tanto. Nuestra
separación se terminará algún día, ojalá que pronto,
pero si no es así , habrá que esperar con confianza el
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Chacabuco, 25 de diciembre de 1973.
Querida Rosita:
Ya pasó la pascua y no fue tan terrible como
temía. Durante la tarde de ayer, en la noche y la
madrugada hubo un surtido de actividades y hoy
he amanecido bastante trasnochado. Después de la
comida, a las 20 hrs, pudimos gozar de una excelente
velada artística en la que destacó el coro, el conjunto
folclórico y el grupo de teatro. Esta velada contribuyó
poderosamente a levantarnos el ánimo y ayudarnos
a sobrellevar la pena por la ausencia de los seres
queridos. Posteriormente se celebró la misa del gallo,
con la participación del grupo folclórico y del coro.
El grupo de Ángel Parra interpretó una especie de
oratorio con letra del Nuevo Testamento y música
chilena, lográndose una elevada calidad artística.
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Epistolario de prisión
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Rolando Álvarez Araya n
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Epistolario de prisión
Querida Rosita:
Finalmente ha llegado 1974 y ya han pasado
10 días desde tu visita. Estos diez días han estado
cargados de emociones y ahora que se han ido me
siento extrañamente cansado, como si esas emociones
hubieran sido extenuante actividad f ísica. Primero
tu visita que no esperaba, pero que al mismo tiempo
deseaba con toda mi alma. Después la Navidad
tan lejos del hogar, y en tan triste situación . El
cumpleaños de mi hermana, el de mi padre en dos
días más, y finalmente el año nuevo. Son demasiadas
descargas emocionales, pero ya han pasado y he
logrado enfrentarlos en buena forma.
Ahora el campamento vuelve a la rutina que
fue alterada por estos días tan agitados, llenos de
celebraciones, visitas y emociones. Nuestra situación
es buena dentro de las evidentes limitaciones, y
las autoridades militares se afanan por solucionar
nuestros problemas en la medida que ello es posible .
Sobre la definición de nuestra situación parece
haber novedades, y se nos ha asegurado que se está
agilizando el estudio de nuestros antecedentes. Y tan
evidente es esto que ya han salido libres algunos de
nosotros.
En realidad no tengo nada más que contarte . Solo
volver a insistir en expresarte el inmenso amor que
siento por ti . A veces este amor me ahoga y no puedo
menos que llorar al no poder vivirlo junto a ti , pero
eso es pasajero y vuelve a mí la confianza que este
nuevo año pronto nos verá juntos, amándonos sin
limitaciones y juntos ganándonos el sustento y el
bienestar para nuestra familia . Te he dicho en otras
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Epistolario de prisión
Mí querido Rolando:
Te escribo ya desde la casa de mi mamy en la cual estoy
viviendo desde el 30 XII. Y en la nuestra se trasladó Chely y
Roberto. Estamos muy bien. Los primeros días los niños querían
irse, pero ya eso lo superaron. En cuanto a mi trabajo, te contaré
que me inscribí para atender por Sermena y creo que me irá bien.
Rolando ponte muy orgulloso pues tu hija mayor sacó el
primer lugar en su curso. Por esto recibió un regalo consistente
en 2 libros de cuento. Ella estaba feliz. Y en la fiesta de fin de
año del colegio bailó en una ronda. Si la hubieras visto lo bonita
que se veía. Le sacamos fotos que una vez desarrolladas te
mandaremos.
No sabes Padre lo bien que me hizo verte, pues te veía muy
bien, más gordo incluso. Esto me ha dado más fuerzas aún para
seguir adelante y esperar, esperar...
Ya presenté la apelación al Ministerio de Salud por tu
calificación.
Los niños quedaron matriculados en los mismos colegios
mientras tanto, aunque yo creo porque así como van las cosas,
tendré que hacer su traslado al barrio de mi mamy.
Por ahora no tengo más novedades que darte, mi nueva
dirección: Exequiel Fernández 2420 – Ñuñoa.
Rolando cuéntame cómo fue el temblor por allá, nos
asustamos mucho pues decían que era terremoto, pero después
supimos que alcanzo grado 6. De todas maneras es fuerte y esas
casas tan viejas en que Uds. viven.
(Hay un dibujo de una casa con una chimenea y un camino
hacia la entrada. Al lado dice: Esta casa la hizo Alejandra)
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Chacabuco, 9 de enero 1974
Querida Rosita:
El atochamiento del correo no ha permitido que
reciba carta tuya desde antes de la Navidad . Me
imagino que tú tampoco habrás recibido noticias mías.
Bueno, ya llegarán tus cartas y tú recibirás las mías.
Tengo confianza que no tendrás problemas
económicos y que hayas podido solucionar los
problemas y podido trabajar.
Yo estoy bien , saludable y resignado, o mejor dicho
acostumbrado a la vida en el campamento. Tengo
confianza en que mi solución se defina y que pronto
recupere mi libertad .
Entre las menos actividades me he dedicado a la
costura y llevo confeccionado 4 Jockeys con la tela de
mis pantalones verdes que se gastó. Me han quedado
bastante bonitos. Además estoy enseñándoles anatomía
a 2 alumnos de Medicina, lo que me ayuda a mantener
frescos mis conocimientos. Contamos con un tratado de
anatomía y es una actividad que me agrada mucho.
Recibí una carta de una mujer desconocida
que se identifica como la esposa de un enfermo que
había operado hace tiempo en el hospital . Su carta
contenía una estampa de una Santa y manifestaba su
preocupación por mi situación y el deseo de visitarte
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Epistolario de prisión
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Mi querido Rolando:
Recién ayer acabo de recibir tu carta del 25 de diciembre.
Y por lo que me cuentas, la Navidad fue celebrada en forma,
aunque siempre con mucha pena por la separación. Yo no sé
si te conté en la otra carta que llegué justo el 24 a las 20:30 hrs
a la casa de tus padres desde Antofagasta. Fue una odisea el
conseguir pasajes de vuelta, solo tenían para el 29 de diciembre,
te imaginas. La otra posibilidad era un avión, pero el pasaje
cuesta E17.200, ¡es carísimo!... resumiendo, al fin me vine en
avión LAN [Chile], que demoró una hora 40’, en circunstancia
que el bus demoró 22 horas. El dinero para el pasaje me lo
prestó la colega en cuya casa me alojé. Se portaron maravillosos
conmigo. Algún día la conocerás. Mi llegada constituyó toda
una sorpresa, pues no me esperaban ya. Los niños ya habían
abierto sus regalos y estaban todos desparramados por el suelo
junto al árbol de Pascua. Las niñitas recibieron más muñecas
de trapo preciosas de la tía Villa, además el Tata les hizo unas
sillitas de playa para las muñecas. La abuelita Nené les hizo
unos pollos, conejos de género muy bonitos. A Rolandito, el
Tata le hizo un camión con acoplado muy lindo. Te contaré que
tu hijo tiene una flota de autos, camiones, pues fuera de los
que tú le mandaste, recibió otro camión de regalo de la Sylvia
y el Tata se ha dedicado a refaccionarle todos los autos que no
tenían ruedas, haciéndoles una de madera. Estaban muy felices.
Ya después más tarde comimos los grandes, faltando solo tu
puesto. Pero no lloramos, yo creo que cada uno en su interior se
hizo el propósito de no claudicar, pues si uno lo hacía quedaba
la escoba. No pusimos el disco de Noche de Paz. Brindamos
con champaña pensando en ti, deseando tu pronto regreso y
rogando para que esto nunca más nos vuelva a suceder.
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Epistolario de prisión
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Viera Vallejosova, esposa de Luis Gustavo Vallejos Guzmán, de nacionalidad
checoeslovaca.
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Chacabuco, 13 de enero 1974
Querida Rosita:
Recibí tu carta del 4 de enero, en la que cuentas
del premio obtenido por Rosita. Es muy agradable
saber que los desvelos y cuidados prodigados a nuestros
hijos dan resultados y que podemos esperar con
confianza que llegarán a ser personas de mundo. El
primer fruto que obtuvo Rosita es una demostración
de que nuestro matrimonio es exitoso y una medida
más de nuestro amor. Quisiera que me contaras en
detalle todos los aspectos de la ceremonia de entrega
de premios, la reacción tuya , de la niña y del resto
de la familia. Igualmente me podrían escribir sus
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Epistolario de prisión
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Chacabuco 21 de enero de 1974
Querida Rosita:
Hoy cumplo 4 meses pero parece increíble que
durante este tiempo no haya visto a los niños, a mis
padres y solo he estado un par de horas contigo. Hoy
también es el cumpleaños de mi madre , espero que tú
no lo hayas olvidado. Sin embargo también este día
me ha dado alegría: recibí el bonito pantalón y las
alpargatas que me mandaste . Llegaron justo a tiempo,
pues los otros acaban de expirar, perforados por todos
lados, perdidos burdamente . Por lo tanto hoy estreno
pinta nueva.
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Epistolario de prisión
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Stgo. 21 enero 73 (Pero debe haber un error y es del ‘74)
Mí querido Rolando:
La semana pasada no te escribí pues lo he pasado muy
ocupada, además te contaré que pasó un tiempo largo en que, al
igual que tú, no recibí ninguna carta. Incluso llegué a pensar que
no me escribirías porque estarías libre. Pero no es así, por ahora,
pues tengo muchas esperanzas en que ahora podrás salir por fin
en libertad.
Como te conté en la otra carta, se nos mantiene informadas
sobre los presos libres en una oficina de informaciones del
congreso, además se puede escribir para entrevistas con el
coronel Espinoza, me imagino que para aportar algún informe o
documentos y así acelerar vuestros procesos o estadía en ese lugar.
Yo tengo entrevista para el 25 de este mes, ojalá me vaya bien.
Padrecito te mandé un paquete con una señora que viajo
el 20 a visitar a su marido. Éste contenía 1 pantalón, 1 par de
alpargatas, 2 cuadernos de 100 hojas y 3 lápices Bic. El sr. se
llama Pedro Ormeño Hernández.
En tu última carta del 13 I me pides que te cuente como fue la
ceremonia de entrega del premio a Rosita por su 1er puesto. En
realidad esto se hizo en la sala de clases donde solo estábamos
los padres y la profesora. Fue algo muy sobrio. La Rosita no
captó muy bien el significado del premio, solo se interesó en el
regalo en si lo mostraba orgullosa a sus compañeros. Yo me sentí,
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Epistolario de prisión
31 de enero de 1974
Querida Rosita :
Hace 1 semana que fui interrogado nuevamente .
Esta vez fue un interrogatorio tranquilo, cordial ,
sin presiones de ninguna especie . El teniente de
Carabineros que me interrogó incluso fue muy atento
y ofreció llevarte una carta mía que a lo mejor ya
la has recibido. No te puedo negar que he concebido
muchas esperanzas en este interrogatorio, pero no
vale la pena creer que mi libertad es cosa de muy
corto tiempo. En todo caso parece que la cosa se acerca
a una definición y eso ya es una gran cosa. A lo mejor
pronto nos veremos.
Sigo sin novedades, orgulloso con mis pantalones
nuevos y la rutina del campo no se modifica.
El capellán me expresó que puedes dirigirte a un
señor Fernando Salas en el arzobispado (calle Santa
Mónica), y que es posible que te den trabajo estable en
una clínica u hospital que depende de la Iglesia. Tú
debes ver si eso te conviene .
Amorcito, debes tener mucho cuidado al manejar,
no quiero que tengas algún accidente .
En realidad nada más tengo que contarte y
solo espero con esperanza que la definición de mi
situación signifique nuestra pronta reunión .
Por favor cuéntame cómo estás de plata, cosa que
me preocupa muchísimo.
Saluda a toda la gente y diles que tengo la esperanza
de poderlos ver muy pronto.
Un fuerte abrazo de tu enamorado marido.
Rolando.
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Rolando Álvarez Araya n
Mí querido Rolando:
Empiezo esta carta con el pensamiento de que sea una
de las últimas que tenga que enviarte a ese lugar, pues han
surgido en mi las esperanzas de que muy pronto estés libre
entre nosotros. Me imagino que tú debes estar pensando lo
mismo. Tanto tiempo separados, parece increíble cómo pasa el
tiempo, ya van más de 4 meses. Tengo mucha fe en que esta vez
sí se te hará justicia. Estos días que faltan para confirmar esta
esperanza serán muy largos, pero como lo he hecho hasta aquí,
sabré esperar una vez más.
Padre, no te olvides de hacerle las pulseritas a tus hijas, pues
están muy felices con esto. Los niños están muy bien, grandes.
Fíjate que les sacamos unas fotos y han salido tan malas, pero de
todos modos te mando algunas.
Mi trabajo está muy bien, no nos falta nada. Y me he alegrado
mucho que hayas recibido el pantalón que fue un regalo de la
Villa y que además te haya quedado bien. Claro que no sigas
engordando mucho, si no nada te quedará bien.
La citroneta se ha portado bien hasta aquí y no te preocupes
de que si hay que cambiarle aceite u otra cosa, pues tengo un
magnifico asesor en tu hermano. Todo se lo consulto a él. Pienso
sacar carnet de chofer este próximo lunes, ya veremos cómo me
va. Ojalá que bien.
Una muy buena noticia, la Mónica tuvo bien su guagua y fue
mujer. Las dos ya están en su casa en perfectas condiciones. No te
contaré cómo está Enrique, más chocho que si fuera el primero.
Y sabes que nombre le puso? Afírmate, uno muy rebuscado para
mi gusto, se llama Constanza Isabel ¿Qué te parece? La chica es
muy bonita, no se parece a Enrique, con eso te lo digo todo. Otra
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Epistolario de prisión
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Chacabuco 12 de febrero de 1974
Querida Rosita:
Estos largos días transcurridos desde la visita
del Coronel Espinoza y el mismo interrogatorio
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Irma Vallejos Guzmán, hermana de Rosa Vallejos.
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Epistolario de prisión
POEMA
Cuando se haga familiar el paisaje
Y conozca la calle el eco de mis pasos
Cuando de puertas y ventanas se asome el vecindario
Y el ladrido del perro anuncie la llegada.
¡Entonces olvidaré todo!
Cuando el temblor de tu cuerpo convulsione el mío
Y entre risas nerviosas se confunda el llanto
Cuando tus senos, tu vientre , cansado por la espera
Revivan en mi cuerpo.
¡Entonces, amor, lo olvidaré todo!
Cuando en el pecho paterno se acurruque
El cuerpo de los hijos
Y sus caras morenas se partan en sonrisas
Cuando busquen sus manos mi barba crecida
¡Todo lo olvidaré!
Cuando en medio de la noche despierte sobresaltado
Y no se escuche ya los roncos sonidos anhelantes
Si no tú aliento
Y no tenga junto a mí el frío
Si no tu cuerpo cálido
¡Entonces de nuevo amor, lo olvidaré todo!
Pero cuando los hijos crezcan
Y las voces de otros niños
Llenen la casa vacía
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Santiago 12 de febrero de 1974
Rolando Querido:
No te había escrito antes pensando que muy pronto te
tendría por aquí, pero no ocurrió así. Pero, yo creo que no debes
perder la fe y las esperanzas de que en cualquier momento se te
notifique tu libertad, pues según lo que se dijo aquí, esto seguirá
ocurriendo. Tú debes seguir teniendo la moral muy alta, es tu
obligación por nosotros, y piensa que nosotros desde aquí (Yo,
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Epistolario de prisión
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Querido mío:
Ayer recibí carta tuya y ya hacía más de una semana que no
recibía y me hacía mucha falta este contacto tan sutil que tenemos,
pero que nos estrecha mucho más en un vínculo indisoluble y
para siempre.
Son las 10 de la noche y acabo de acostar a los niños. Si los
vieras, saltan, se arrancan y lloran por ir a la pieza de la Claudia
a jugar con ella. No se cansan de jugar todo el día, sin descanso
y Rolandito detrás de ellas. No sé si te conté que a la Rosita le
dice “Mony” y a la Alejandra “Tandy” y a mí me llama Mamy.
Ya habla mucho y aunque no lo creas se acuerda de su papá y
pregunta por ti.
Padrecito tienes que mantener siempre la esperanza que vas
a salir, porque esto sucederá algún día, y espero que sea luego,
tengo muchas esperanzas de nuevo para la próxima quincena de
Marzo. Espera siempre con fe, pues es lo único que mantiene la
moral alta.
No me has contado qué te pareció el libro que te llevé. Si te
aburrió, te divirtió, qué. Aunque yo creo que es un libro ante el
cual es difícil mantenerse indiferente. Cuéntame sinceramente
cómo lo encontraste.
Te contaré que tu hermano está dedicado a leer libros de
ciencia ficción como loco, pues está viviendo en una casa llena
de estos libros, la tuya.
Te insisto que me mandes tu Curriculum Vitae lo más luego
posible. ¿Recibiste el giro que te mandé? Aquí estamos todos bien
y mucha gente me pegunta por ti, amigos, pacientes y siempre te
mandan muchos saludos.
No tengo nada más que contarte.
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Epistolario de prisión
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Chacabuco, 23 de febrero de 1974
Querida Rosita:
Hace 2 días se cumplieron 5 meses de mi ausencia del
hogar. Es harto tiempo ya no me imagino cómo es vi-
vir en una casa con todas las comodidades que antes
parecían absolutamente indispensables. No te escribía
desde hace como 10 días, pero debes entenderme: pa-
recía casi inminente mi evacuación de Chacabuco y
ya me veía llegando a la casa. No han sucedido así
las cosas, pero aún no deja de ser posible que ocurra
en cualquier día de estos. Confianza, pero tampoco
crearse falsas esperanzas. Debes pensar que esto, dure
lo que dure , es pasajero y que cuando nos veamos será
para no volver a separarnos. Me encuentro bien , tra-
bajando, incluso operando bastante frecuentemente .
Muchos de los detenidos me piden que les extirpe
lunares, verrugas y otras lesiones similares, por lo
que casi no doy abasto. Tal vez me has visto en la TV,
pues fuimos filmados en el hospital junto a otros cole-
gas. Aunque mi amigo Raúl Díaz salió del campo, no
estoy solo y tengo otras personas con las que juego y me
relaciono. En resumen estoy bien de salud y ánimo,
y espero confiado mi libertad , llegue esto pronto o no
tan luego. Tú debes hacer lo mismo.
Rosita, me preocupa el colegio de Rosita chica.
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Rolando Álvarez Araya n
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Stgo 4 de marzo de 1974
Mí querido Rolando:
Ya hace más de 10 días que no recibo carta tuya y esto me
tiene muy inquieta, pues generalmente recibo una por semana.
¿Qué pasa?, ¿cómo estás? No sé cómo podría averiguarlo. Solo
me queda esperar el cartero y espero que esta semana que
empieza me traiga noticias tuyas. He sabido por otra Sra. que
tiene su hijo allá que tampoco ha recibido nada, así es que la
demora es para todos, me imagino.
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Epistolario de prisión
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Stgo 11 de marzo de 1974
Querido Rolando:
Ya hoy día empiezan tus hijas sus clases. Están muy felices y
ansiosas por empezar luego. La Mony no ha dicho nada porque
fue cambiada de colegio, espero que todo ande bien. Estuvimos
repasando matemáticas y está muy bien. Claro que aún confunde
la d con la b, espero que con la práctica esto lo supere luego. La
Alejandrita va al Kinder junto con la Claudia, imagínate como
están. Van a una escuela que está a 4 cuadras de la casa, eso es
maravilloso, pues no tendremos el problema de ir a dejarlas o ir
a buscarlas.
Averigüé que tu causa está “en revisión” y que de esto saldrá
una decisión final, que creo, este mes lo sabremos. Ojalá que así
sea, pues después de seis meses lo único que uno desea es tener
algo concreto, ¿no es así? Creo que está de más decirte que sea
cual sea esta decisión final, la sabré afrontar y tú también me
imagino. Como bien dices, no importa cuán larga sea nuestra
separación, pues llegará un día en que nuevamente juntos
olvidaremos esto, no importa cuánto tiempo haya transcurrido.
Rolando, cuéntame cómo estás de zapatos, ropa interior,
camisas, otra chomba, etc. Por favor dime lo cierto, pues aquí
tienes más ropa y no se trata de comprar más. Próximamente
n
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Epistolario de prisión
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Chacabuco, 11 de marzo de 1974
Querida Rosita:
Hoy he recibido tu carta del 4 del presente , en
la que viene tu foto y que ya está colocada en el
marco al lado de mi cabecera. En realidad ha habido
problemas con la correspondencia y esa debe ser la
explicación por no haber recibido noticias mías.
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Rolando Álvarez Araya n
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Santiago 19 de marzo de 1973
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Chacabuco, 24 de marzo de 1974
Querida Rosita:
He sido gratamente sorprendido con la visita de tu
hermano. Imagínate mi sorpresa al ser llamado. Roberto
te contará que llegué de lo más arregladito y perfumado
y arrepentido de haber comido cebollas a la hora de
almuerzo. Sin embargo no creas que me decepcionó el
no verte a ti . No, yo prefiero seguir esperando hasta
n
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Epistolario de prisión
7
Santiago 5 de abril de 1974
Mi querido Rolando:
No te había escrito pues como tuviste la visita de Roberto,
he pensado que él te habrá dado noticias muy frescas nuestras.
En general estamos bien, sin grandes problemas, claro que sin ti.
Las niñitas se acuerdan mucho de ti y no te olvides de escribirle
a la Rosita, pues ella es la primera en abrir tus cartas y buscar si
n
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Rolando Álvarez Araya n
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Chacabuco, 5 de abril de 1974
Querida Rosita:
Ha pasado otra semana más sin mayores
acontecimientos. Sigo con muy buena salud y mi
ánimo se conserva bueno. El clima no muestra cambios
en relación a las veces anteriores, por lo que la ropa
y calzado que tengo son apropiados. En las últimas 2
semanas me he pegado unos banquetazos con chancho
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Epistolario de prisión
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Mí querido Rolando:
De nuevo Roberto tiene la oportunidad de viajar a Antofagasta
y por ende tratará de visitarte. Yo no iré, pues mi tiempo es muy
estrecho. Te mando tu pipa y un poco de tabaco, ojalá te guste.
Igualmente otro pantalón que me fue regalado por la Toya, pues
le quedó corto a Germán. Me imagino que a ti te quedará bien.
Tu mamá te hizo unas galletas que están del uno. Ojalá
lleguen bien.
Rolando, nos dijeron en el Congreso que a más tardar el 16
tendremos una respuesta concreta a la situación de cada uno de
ustedes.
Chao Padrecito, te quiero mucho.
Rosa.
7
[FECHA POCO CLARA, DICE: I 20 04]
Querida Rosita:
Hoy he sido re interrogado y espero que esto me
acerque al momento en que podamos reunirnos en
nuestro hogar. El trato fue muy cordial y te repito que
las esperanzas de libertad renacen en mí .
Estoy bien de salud , tanto f ísica como mental , e
incluso, tal vez haya engordado un poco. Sin embargo
el pantalón que me mandaste me quedó perfecto.
No quiero crearte falsas ilusiones, pero tal vez no
esté muy lejano el día en que pueda abrazarte a ti , los
niños y mis padres.
Confianza, paciencia y valentía para enfrentar
estos días malos que algún día olvidaremos.
Rolando.
n
154 n
Cartas a los hijos
Cartas a los hijos
7
Este cuento es para que Rosita se lo lea a Alejandrita
y Rolandito.
El papito antes de casarse con la mamita tenía
una moto. Esta moto era de color negro y el asiento
era rojo. La mamita nunca quiso subirse a la moto
porque le daba miedo.
Después el papito vendió la moto y se compró un
huevito azul . En este huevito azul el papito y la
mamita se fueron a Talca cuando se casaron .
Cuando iba a nacer la Rosita, el papito vendió el
huevito porque era muy chico y no cabía la cunita
que le habíamos comprado a la Rosita.
Se compró un auto rojo que era muy malo y que
pasaba enfermo y el papito rabiaba mucho porque
tenía que irse en micro al hospital .
Cuando iba a nacer Alejandrita, el papito cambió
ese auto por una citroneta, la misma que tiene
todavía. Y en la citroneta caben el papá, la mamá, la
Rosita, Alejandrita y Rolandito. También caben las
maletas cuando vamos a la playa.
¿Te gustó el cuento?
Pinta el cuento y se lo lees a tus hermanitos [ña
carta viene con cuatro dibujos, la moto, el huevito, el
auto rojo y la citroneta].
Rosita yo se que te estás portando bien y que cuidas
a tus hermanitos.
Dale un besito a tu mamita y a tus abuelitos.
n
157 n
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Rolando Álvarez Araya n
7
Monina
Quiero que me escribas una carta bien larga. En
esa me mandas dibujos bien lindos, con hartos colores.
También debes contarme cómo te fue en la Escuela y
qué notas te sacaste . Cuéntame qué te regalaron para
la Pascua y si te gustó el regalo que mandé con la
mamita.
Dile a Alejandrita que también me mande hartos
dibujitos, porque me gustan mucho.
A Rolandito debes cuidarlo y no dejar que se porte
mal .
Quiero que me digas si quieres que te mande
dibujos y qué cosas quieres que te dibuje .
Chao Rosita y no te olvides que papito te quiere
mucho.
Tu Papá
n
158 n
Cartas a los hijos
7
Rosita Álvarez Vallejos
Querida Monina estoy muy contento de saber
que vas a pasar a segundo año y que te has portado
bien . Ojalá que te guste el dibujo que te mando. Yo
no soy muy bueno para dibujar, pero se parece harto
a la casita de nosotros. Si te fijas bien , vas a ver la
citroneta y hasta el columpio. No pude dibujar la
casita que les hice para jugar.
La mamita me contó que lloraste con el cuento que
te mandé . No debes llorar porque a tu mamá le da
mucha pena.
Sigue portándote bien , cuida a tu mamita y dale
muchos besitos a los abuelitos.
Dile a la Alejandrita que la quiero mucho y un
abrazo bien fuerte a Rolandito. Yo voy a llegar luego
así que estén muy contentos.
Tu papito.
n
159 n
n
Rolando Álvarez Araya n
7
Señorita Rosa Álvarez Vallejos
Me ha dado gusto saber que sacaste el primer
puesto en el curso y que la señorita Jeanette te dio dos
libros como premio. Esto se debe a que eres una niñita
buena y estudiosa . Cuando me acuerdo de todos los
largos ratos que pasamos en la pizarra aprendiendo a
leer y escribir, me alegro mucho de haberte ayudado
a ganarte ese premio.
Debes seguir portándote bien y ayudar a tu
mamita, cuidando a tus hermanitos.
Dale muchos besitos a la abuelita Irma, al Tata y
a la abuelita Nené .
Te quiere mucho
Tu papito.
n
160 n
Cartas a los hijos
7
Rosita linda:
¿Cómo te has portado?. Yo creo que te has portado
muy bien porque eres una niñita muy buena. Yo te
estoy haciendo una pulsera muy bonita y otra igual
para Alejandrita. Cuando la termine te la voy a
mandar en una encomienda.
Dale muchos besitos a tu mamita, a tus abuelitos y
a tus tíos y diles que yo los quiero mucho.
Tu papito
7
Señorita Rosita Álvarez Vallejos
Querida Moni: ¡Feliz cumpleaños! [27 de febrero
de 1974]. Cumples siete años y ya eres una niñita
grande . Así me di cuenta cuando vi las fotos que
me mandó la mamita. Estás muy grande y bonita.
También Alejandrita y Rolandito están muy lindos.
Yo estoy muy bien , te echo de menos, pero pronto
estaré contigo y te voy a dar muchos besitos.
Sigue portándote bien y cuida a tu mamá y
hermanitos.
Chao y hasta luego.
Tu papito
n
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Rolando Álvarez Araya n
7
Rosita Álvarez Vallejos
Me gustó mucho la casa, el sol y las flores que me
mandaste . He sabido que confundes la “d” con la “b”
y que le pones la panzita al revés. No olvides que la d
es para el lado de la mano con que tú escribes.
Dile a Alejandra que me gustó mucho el dibujo
que mandó, lo mismo que las rayas de Rolando.
Monina: tu papito te quiere mucho, pero todavía
no puede volver. Vas a tener que seguir durmiendo
en mi cama para cuidar a tu mamá. Además, debes
enseñarle a Alejandra, porque no puede ir al colegio.
Chao Rosita
7
Para la mamá
Rosita, no sabes cuanto siento no estar para el
cumpleaños de Alejandra [18 de diciembre de 1973], por
favor cómprale algo y dile que yo se lo mandé .
Para la Pascua saluda a todos los que han sido
nobles con nosotros, Aliste , Escobar, ambos hermanos,
el Dr. Girón y cualquier otro que se haya acordado
de mí en esta situación .
De más está decir que mi recuerdo y cariño también
se extiende a la familia, que veo crece día a día.
Especialmente a tu mamá, mis hermanos, cuñadas
y cuñados. Deseos de éxito para Mónica.
Hasta pronto Madrecita
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Cartas a los hijos
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Señorita Rosa Álvarez Vallejos
Querida hija: me ha dado mucho gusto saber
que vas a pasar a segundo año y que ya sabes leer y
escribir. Cuando vuelva me vas a tener que leer tus
libros de cuentos. Ahora que yo no estoy, tienes que
enseñarle las letras a Alejandra, igual como yo te las
enseñé a ti .
Te mando un dibujo de un trencito para que lo
pintes. Para Alejandra va un buque y un avión para
Rolandito.
También recibí tus dibujos y los de tus hermanos,
muy bonitos, pero serían más bonitos si los pintaras
con lápices de color.
Sigue portándote bien y cuida a tus hermanos.
Para la Pascua le das hartos besitos a tu mamá,
hermanos, abuelitos y tíos.
Chao Rosita.
Tu papito que te quiere mucho.
A la Alejandrita dile que le voy a escribir cuando
aprenda a leer y que ahora solo le mandaré dibujos.
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Fotos familiares
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Rosa Vallejos.
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