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Salto de Eyipantla.

Epiyantla proviene del náhuatl eyi (tres), pantli (barranco) y tla (agua) y puede ser traducida como
“Salto de tres chorros”. El Salto de Eyipantla se ubica en el siempre vivo San Andrés Tuxtla y está
alimentada por el Río Grande de Catemaco. Esta magnífica cascada tiene una caída de 50 metros
de altura y 40 metros de ancho. Su desembocadura llega hasta el Río de San Juan, el cual se
combina con el Río Papaloapan y juntos corren al Golfo de México en Alvarado.
Cerca de 300 escalones separan la cima del Salto de Epiyantla de su punto más bajo. Descender
por esta gran cantidad de escalones es un desafío más de este monumento natural. El sitio cuenta
con un mirador donde se puede contemplar la mayor parte de este espectáculo. La primera gran
mirada al Salto de Eyipantla se puede realizar durante la bajada de la cascada. Una vez llegando a
la base del lugar, se pueden observar una gran cantidad de vendedores que ofrecen variedades de
productos regionales. Sus verdes extensiones fueron parte de la cinta estadounidense Apocalypto.

En tanto su historia, el salto de Eyipantla durante la época prehispánica poseía un gran significado,
ya que se trataba de una “suerte” de emblema correspondiente al paraíso Tlalocan o Señor de las
lluvias. De esta manera, tanto las doncellas, como sacerdotes y caciques arribaban al sitio con la
única finalidad de recibir la bendición del Dios Tláloc, allá por el 2000 a.C.
Hoy en día, continúa siendo un maravilloso sitio con una intensa caída de agua, considerada la
más imponente de Tuxtlas. Además, se encuentra bordeada por un gran caudal de vegetación
donde predominan los manglares, encinales, sabanas y en tanto su fauna, vale señalar a ejemplares
como jabalí, conejos, tigrillos, todo tipo de aves como águilas, faisán palomo silvestre y aves
canoras.
En cuanto a las actividades que podéis realizar aquí, se encuentra la visita a la Laguna de
Catemaco, la cual cuenta con cuatro islas con garzas y monos. Y sino, el Centro Ecológico
Nanciyaga, donde podréis observar un cocodrilario y parte de la selva atravesando un camino
diseñado especialmente para el recorrido.
Otros tantos lugares que vale la pena conocer en San Andrés Tuxtla son la Parroquia de Santa
Rosa, el Palacio Municipal y la Laguna Encantada, la cual debe su nombre a un fenómeno de sus
aguas y, por último, la zona arqueológica de Matacapan.
Como consejo, os sugiero que llevéis ropa bien cómoda y calzado cómodo para que podáis
disfrutar del recorrido por todo el entorno natural. Asimismo, no olvidéis llevar consigo un
protector solar, un sombrero o gorra, un repelente de mosquitos y traten de conservar la ecología
y no tiren basura.
Desde el mirador en la parte superior de la cascada, el imaginarse que una persona pueda caerse
da un sentimiento de terror, pero claro, eso solo puede verse en las películas, como es el caso de
la obra cinematografía de Mel Gibson, Apocalíptica, que ocupó al Salto de Eyipantla como el
escenario perfecto para una de sus escenas más impactantes.

Ahora, pasamos de la espuma blanca del río al lugar de donde proviene toda el agua que cae en él,
la Laguna de Catemaco, que se encuentra ubicada a unos cuantos kilómetros del lugar anterior.
Limpia, espaciosa, de agua dulce y con unas cuantas islas a lo largo de su extensión, este sitio es
poseedor de una gran cantidad de atractivos turísticos como lo es la isla de monos araña y la isla
de macacos cruzados con mandriles. En el recorrido, puedes sentir la cercanía con el agua e incluso
puedes sentir gotas salpicando tu rostro por la velocidad de la lancha y el golpeteo del agua
chocando contra la madera. Por instantes se detiene para lograr apreciar las maravillas que le
rodean, como al pasar por las islas ya mencionadas. Es cierto que es muy extraño ver a los animales
en su habitad natural y al mismo tiempo poder tener una gran cercanía con ellos, por esto, es que
la laguna de Catemaco deja a todos sus visitantes muy contentos, pues les da la oportunidad de
estar en contacto con estas curiosas criaturas que no vemos todos los días.

Al finalizar este recorrido, una inmensa y espesa neblina de agua cubre a todos los visitantes al
pararse cerca de la base. Existe también un puente de concreto donde se puede observar de mejor
manera la caída. Asimismo, el puesto de observación ofrece una mirada al horizonte de Los Tuxtlas
y las orillas de la cascada.
Antes de dejar el Salto de Eyipantla no olvides visitar los diversos restaurantes a las orillas de la
cascada, así como probar los deliciosos Tegogolos, una especie de ceviche. La mejor temporada
para visitar este esplendoroso sitio es en verano, en época de lluvias. Se ubica a tan sólo 12
kilómetros de Catemaco.
Acceso
Su acceso es por una carretera asfaltada que atraviesa montañas y plantaciones de caña de azúcar,
papaya, tabaco y banano. Incluso existe un aparcamiento muy cerca para resguardar el coche o un
autobús. Son 244 los escalones que facilitan la bajada hasta el fondo para disfrutar del espectáculo
de esta cascada, que ruge con toda su fuerza y bien pudiera generar varios kilovoltios de
electricidad.

Servicios y actividades
El Salto de Eyipantla hoy por hoy es una referencia para el turismo nacional e internacional en el
estado de Veracruz. Durante las estaciones de primavera y verano el curso del río se utiliza como
balneario. Muchos practican el senderismo en las elevaciones cercanas y otros hasta intentan
relajarse en las endemoniadas aguas. Desde El Mirador del Eyipantla, se observa la sierra de los
Tuxtlas y el Salto de Eyipantla, lo que permite un ángulo de visibilidad de 180°. La zona cuenta
con varios restaurantes rústicos que ofrecen comida típica de la región.
Cuenta la leyenda que el Salto de Eyipantla, en la época prehispánica, significaba el Paraíso del
Tlalocan o Señor de las Lluvias y a él llegaban doncellas, sacerdotes y caciques a recibir la
bendición del Dios Tláloc, unos dos mil años antes de la Era Cristiana.

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