Está en la página 1de 48

LOS 40 VIRREYES DEL PERÚ

Los virreyes del Perú desde 1544 hasta 1824; esta es la lista de los
cuarenta virreyes del Perú durante la etapa colonial. Los gobiernos más
importantes los resaltamos para que puedas repasar los hechos
principales.

Virreyes que gobernaron el Perú

1.- Blasco Núñez Vela

Hijo de don Luis Núñez Vela y doña Isabel de Villalba.


Fue Caballero de la Orden de Santiago en 1533 y
Corregidor de Málaga y Cuenca. Designado virrey en
1543 marchó al Perú. Su función era hacer cumplir las
Leyes Nuevas que pretendían poner fin a los abusos
cometidos con los indígenas por parte de los
encomenderos. Era violento e intolerante. Depuesto de su cargo por
Gonzalo Pizarro en septiembre de 1544 y enviado de vuelta a España,
desembarcó en Tumbes y juntó un ejército con el que se dirigió al sur.
En la batalla de Añaquito, cerca a la ciudad de Quito fue derrotado y
decapitado por los pizarristas el 18 de enero de 1546.

El vivo deseo que siempre alimentaron los monarcas españoles de


procurar el mayor bien y felicidad de los indígenas de sus dominios de
América inspiró al emperador Carlos V las famosas ordenanzas que
sancionó en Madrid: el 20 de noviembre de 1542. Para ponerlas en
vigor, matar el espíritu de insubordinación que mostraban los
conquistadores y extirpar el germen del feudalismo que pretendían
trasplantar a América, juzgó conveniente enviar a la Nueva España y el
Perú, funcionarios altamente caracterizados, que, con el título de
virreyes, desplegando un gran boato y provistos de extensas facultades,
fuesen verdaderos representantes del poder real y de la persona misma
del soberano acompañándolos de una Audiencia compuesta de cuatro
Oidores con alta jurisdicción así en lo civil como en lo criminal. Fijose
para el Perú en Blasco Núñez Vela: "la elección, dice Prescott, no
acredita el discernimiento del monarca".

1.1.- Primer virrey del Perú

Blasco Núñez era natural de Ávila y hombre a la sazón avanzado en


años, aunque todavía gallardo y robusto, honrado, valiente, enérgico,
leal y devotísimo al emperador, a cuya servidumbre había pertenecido y
que mucho le estimaba y favorecía. Era terco, arrebatado, de cortos
alcances, y, por tanto, muy desconfiado, duro como el clima y áspero
como la tierra en que había nacido. De antigua y nobilísima familia, era
caballero de la Orden de Santiago y había ejercido los cargos de
Corregidor de Málaga y Cuenca, Veedor de las Guardias de Castilla y
General de Galeras. Estaba casado con doña Brianda de Acuña, con la
cual tenía tres hijos, a quienes se mencionará más adelante. En abril de
1543 se le confió el título de Virrey, Gobernador y Capitán General de
los reinos del Perú, Tierra Firme y Chile y presidente de la Real
Audiencia, con las atribuciones y preeminencias de la de Valladolid,
debía establecerse en los Reyes, señalándosele por salario.

1.2.- Hacia el Virreinato del Perú

Partió para su destino de Sanlúcar de Barrameda, con gran aparato y


grandeza. El 3 de noviembre del mismo año en una armada, cuyo
mando se le confió, acompañado de los oidores de la nueva Audiencia, y
otros varios ilustres caballeros. Las últimas instrucciones que recibió
del Emperador fueron, "que procurase mostrarse severo castigador de
pecados, para que nadie presumiese de no hacerlo, que los disimulaba
y sufría." No sospechaba S M. cuan caro había de costar a su fiel
servidor el cumplimiento de este mandato! Llegó a Nombre de Dios el 10
de enero de 1544, y pasó de allí a Panamá dando continuas pruebas de
su carácter violento y replicando a las observaciones de los Oidores, que
le aconsejaban más prudencia y mesura en sus procedimientos. "que
había de ejecutar las ordenanzas como en ellas se contenía sin esperar
para ello términos algunos ni dilaciones."
1.3.- Llegada al Perú

Dejando a la Audiencia en Panamá, se embarcó para el Perú y llegó a


Tumbes el 14 de marzo. De Tumbes pasó a Piura. De allí a Trujillo, en
donde se le recibió solemnemente. De Trujillo se dirigió a La Barranca,
donde pudo leer en la pared de la estancia en que comía esta
advertencia de su futura suerte: "a quien me viniere a quitar mi
hacienda, quitarle la vida"; y finalmente e llegó a Lima el 17 de mayo de
1544. En la que fue recibido con una pompa y un esplendor
verdaderamente regios.

Pero Blasco Núñez continuaba en Lima las generalidades y violencias de


que había venido dando muestras en el tránsito, con lo que crecía su
impopularidad la conciencia que de ello tenía, aumentaba su
desconfianza y ésta exasperaba mas su ánimo recelando aún de su
predecesor Vaca de Castro, le aprisionaba en su mismo palacio,
poniéndole después abordo de un buque: suponiéndole autor del
pasquín antes citado pretendía ahorcar en su propia casa a Antonio del
Solar, encomendero de Barranca, por último, en un arrebato de cólera
mataba a puñaladas, con su propia mano y en su propia estancia. Al
factor Illán Suárez de Carbajal, sospechándole cómplice en la fuga de su
hermano Benito y otros caballeros que el temor de sus violencias
obligaba a dejar Lima y refugiarse en el campo de Gonzalo Pizarro, que
so pretexto de reclamar de las ordenanzas, que herían sus intereses y
los de los otros conquistadores se dirigían en son de guerra sobre la
capital, disculpando sus bélicos aprestos con el carácter duro y violento
del virrey.

1.4.- Destitución

El bárbaro asesinato de Juan Suárez, ocurrido en la noche del 13 de


septiembre, colmó las medidas del sufrimiento de la Audiencia, que
creyendo hallar apoyo en Gonzalo, que se aproximaba, resolvió deponer
a Blasco y despacharle a España. Al efecto, formando tribunal en el
atrio de la catedral el 18 de ese mes, pronunció su destitución y ordenó
su prisión con asentimiento general del vecindario. El día 20 fue
embarcado el virrey por el portezuelo de Maranga y conducido a la isla
de San Lorenzo para ser entregado al oidor Álvarez, bajo cuya custodia
zarpó el 24 con rumbo a Panamá. Mas apenas salidos del puerto, se
presentó éste a aquel declarándole que estaba libre y poniéndose con el
navío a su obediencia.

1.4.-Batalla de Añaquito

Blasco Núñez Vela, primer virrey de Perú

El virrey le ordenó dirigirse a Tumbes, donde desembarcó a mediados


de octubre. Ahí comenzó a allegar gente para combatir la rebelión y
restablecer su autoridad. Entretanto, Gonzalo Pizarro realizaba su
pomposa entrada a Lima el 28 de octubre, al frente de mil 200
excelentes soldados provistos de numerosa artillería y desplegando el
pendón real de Castilla, porque, como observa Prescott "en estas
guerras todos realistas o rebeldes, cuidaban de combatir bajo tal
enseña." Siguió una larga campaña, cuyas variadas y extrañas
peripecias no entra en nuestros límites referir y qué terminó el 18 de
enero de 1546 por la batalla de Añaquito que se dio entre las fuerzas
que obedecían al Virrey y a Benalcazar. y las que comandaba Gonzalo
Pizarro. Combatió en ella Blasco Núñez desesperadamente lanza en
mano haciendo prodigios de valor y de fuerza no obstante sus muchos
años, hasta que al fin, rota la lanza, cayó a un golpe de maza que le
descargó Hernando de Torres, vecino de Arequipa.

1.5.- Muerte de Blasco

Benito Suárez de Carbajal, hermano del factor Illan, le halló moribundo


tendido en el campo y auxiliándole el clérigo Francisco Herrera y
después de prodigarle los más groseros insultos, ordenó a un negro su
esclavo que le cortase la cabeza: el viejo Virrey soportó aquellos y recibió
esta con dignidad y entereza. La cabeza cortada fue arrastrada por el
suelo hasta Quito en donde se le puso en la picota de sus blancas
barbas hizo Juan de la Torre llamado el madrileño para distinguirlo de
su homónimo el de los trece de la fama, espejo este de caballeros. Como
aquel dechado de felones, un penacho que colocó en su gorra y lució
como empresa en las calles de Quito y de Lima: y su cuerpo desnudo,
fue recogido del campo de batalla por Vasco Suárez que le enterró allí
mismo, y al que reunió el capitán Juan de Olea la cabeza, que retiró de
la picota. Sobre el lugar de su sepultura se elevó después una capilla
llamada por unos Real y por otros de la Veracruz.

2.- Antonio de Mendoza

Don Antonio de Mendoza y Pacheco, (Mondéjar, entre


1490-1493 - Lima (1552). Caballero de Santiago,
Comendador de Socuéllamos, 1º Virrey de la Nueva
España, 2º del Perú.

Sus orígenes.- Don Antonio de Mendoza, fue hijo de


Don Íñigo López de Mendoza y Quiñones, segundo Conde de Tendilla y
primer Marqués de Mondéjar (a la vez nieto de Don Íñigo López de
Mendoza, el gran poeta), y de su segunda esposa, Francisca Pacheco
Portocarrero (hija de Don Juan Pacheco, Primer Conde de Escalona).

Nunca fue Conde de Tendilla, como muchas informaciones, biografías y


publicaciones erróneamente le adjudican, ya que el título y mayorazgo
recayó en su hermano mayor Luis Hurtado de Mendoza . El único título
perpetuo que tuvo a su merced fue el de Comendador de Socuéllamos.
Se casó con Catalina de Vargas, hija de Francisco de Vargas, Contador
Mayor de los Reyes Católicos, de la que tuvo tres hijos: don Íñigo, el
primogénito, doña Francisca y don Francisco de Mendoza.

Su etapa española: La más desconocida


Según alguna doctrina y opinión como la de Germán Vázquez, Antonio
de Mendoza, y por extensión muchos de los políticos, estadistas y
militares de la época, tuvieron que improvisar estrategias de
organización y políticas en un mundo nuevo del que no tenían
referencias ni modelos anteriores.

Frente a esta idea, están los que creen que la conquista de América
tiene bastantes paralelos con la de las islas Canarias, y la organización
posterior con el reino de Granada como Miguel Molina Martínez y José
Szmolka Clares, pero son pocos los que habían advertido que ambos
protagonistas, los que fueron los primeros encargados del mando del
reino de Granada - después de haber sido conquistado en 1492 por los
Reyes Católicos - y del virreinato de Nueva España, eran padre e hijo
con similares formas de pensar y de entender el gobierno.

En el caso de D. Antonio de Mendoza, el desconocimiento de su


formación anterior, había ocultado la realidad de que era un
diplomático, militar y político con cuarenta años de experiencia, con
fases de gobierno en la Capitanía General-Virreinato de Granada, en el
que la convivencia con una población mayoritaria recientemente
conquistada y convertida a una nueva religión y por supuesto hostil -los
moriscos- tenían a los ojos de la Corte española de la época grandes
paralelismos con los indios americanos.

Razón del nombramiento de Antonio de Mendoza como primer


Virrey
Éste fue, sin duda, uno de los principales argumentos para el
nombramiento de Antonio de Mendoza como primer Virrey americano –
aunque también ayudó mucho que fuera Camarero Real en 1530 -, y su
experiencia junto a los moriscos su ejemplo a la hora de afrontar el
gobierno de la Nueva España- México, donde no pocas veces (en las
ordenanzas, en el urbanismo, en la política económica, en los
descubrimientos, en sus relaciones con la Iglesia, etc.) aplicó
comportamientos aprendidos y heredados en Granada.

El nacimiento en Mondéjar (Guadalajara)


El lugar del nacimiento de don Antonio de Mendoza es muy discutido,
siendo el lugar tradicional Granada, donde su padre era Capitán
General, pero Arthur Scott Aiton ofreció como alternativa Alcalá la Real
(Jaén), y a éste siguieron muchos otros como Guillermo Tovar de
Teresa. También se dice que fue Valladolid, porque su primera
fundación en México fue esta ciudad, actualmente llamada Morelia.
Francisco Javier Escudero Buendía aportó prueba documental del
expediente de caballero de su nieto Francisco Fernández de Córdoba y
Mendoza, en donde su genealogía no deja lugar a dudas, afirmando que
su abuelo nació en Mondéjar (Guadalajara – España).

El aprendizaje en el Virreinato granadino


A pesar de ser de orígenes alcarreños, Antonio de Mendoza marchó al
reino de Granada, donde su padre fue el primer Capitán General con
funciones de Virrey, nombrado por los Reyes Católicos. Es en esta tierra
donde los nobles y militares castellanos vivían encerrados en la
Alhambra rodeados de una población cuya mayoría aplastante eran
moriscos, cristianos nuevos recién convertidos, donde el futuro primer
Virrey de Nueva España forjó su carácter tolerante y negociador, al
estilo de su padre, don Íñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla y
posteriormente Marqués de Mondéjar (Guadalajara).

Allí aprendió el oficio de Virrey sustituyendo a su progenitor, el de


regidor de cabildo, el de tesorero de la Casa de la Moneda, y las
dificultades de gobierno de una población étnica y confesionalmente
distinta a la suya.

Antonio de Mendoza “El morisco”


La identificación con los moriscos entre los Mendoza fue tal, que en
1509 su padre tuvo que recordar que cuando saliera de viaje vistiera a
la castellana, señal de que lo hacía habitualmente con las vestiduras
musulmanas, como nos indican Peggy K. Lyss y Emilio Meneses. Como
veremos más tarde, ésta misma identificación la tuvo con la nueva
tierra americana:
“Da Priesa en que se venga luego tu hermano don Antonio, que me
escrivió el marqués de Denia que lo enbiase, y di a Lázaro de Peralta lo
que le haga de vestir y sea a la castellana, y véngase luego él y los
Añascos con él. De paramentos para su cama no curas que acá se
avrán”

Antonio de Mendoza: ¿Comunero?


El papel de don Antonio de Mendoza en la Guerra de las Comunidades
es contradictorio, habiendo algún autor como Escudero Buendía que lo
califica como “Realista y Comunero”, frente a otros que lo desmienten
como J. Benedict Warren. Efectivamente, la correspondencia de su
hermano D. Luis Hurtado de Mendoza, transcrita por Emilio Meneses
prueba cómo una vez nombrado representante de Granada a las Cortes
de Valladolid de 1518, se puso a favor del Doctor Zúmel y en contra del
monarca, es decir, en la línea de los comuneros, y que por ello no le
querían nombrar procurador de nuevo para las de 1520.

“Que él estovo presto en Valladolid en faser lo que (debe) syn tener


respeto a otra persona alguna y podría ser que se ofreciese cosa”.

En el bando realista de Carlos I: El ejército de los 4000 moriscos [editar]

Sin embargo dos años después, aparece en el bando realista en la


Batalla de Huéscar, Baza y el perdón de Volteruela (actualmente
llamada Puebla de don Fadrique) (1520), donde lidera un ejército de
4.000 moriscos, vestidos a su usanza, frente a cristianos viejos, incluso
religiosos, a cuyos cabecillas castiga con dureza. Esta actitud
mendocina recordará mucho a la Guerra del Mixtón, por muchos
motivos, porque en aquella ocasión también el ejército contaba con un
numeroso contingente indígena, y además porque la respuesta frente a
los sublevados fue similar.

La muerte de Juan Garcés y el destierro en Socuéllamos


Otro de los episodios desconocidos de la vida del futuro virrey fue la
escaramuza que tuvo lugar en Almazán (Soria) donde era señor el
Conde de Monteagudo, su cuñado. Éste se había marchado a Flandes,
dejando en el cargo de alcaide de la fortaleza a Juan Garcés, vecino de
Ágreda (Soria), quien parece ser que impidió a los Mendoza, Antonio y
su hermano Bernardino de Mendoza, hacerse con el control de los
destinos de la ciudad. La partida mendocina atacó el baluarte defensivo
sin piedad, utilizando incluso fuego de alquitrán, apresando en su
huida al desgraciado alcaide, torturándolo y ajusticiándolo después.

Antonio de Mendoza fue condenado a un año de destierro por proceso


ilegal, en el Convento de Uclés (Cuenca), ya que era Caballero de la
Orden de Santiago, momento que aprovechó para ir a residir a
Socuéllamos (Ciudad Real) y rehabilitar la Casa-Encomienda de dicha
localidad manchega.

Los años de esplendor de los Tendilla y Mondéjar.


Antonio de Mendoza y su rama familiar pasaban por sus horas más
bajas, y su futuro no era nada halagüeño. Antonio de Mendoza tenía en
el año 1526 posiblemente treinta y cinco años, toda una vida para la
época, y apenas había conseguido logros fuera de Granada y su entorno
familiar: Nada hacía presagiar que él y todos sus hermanos pasarían de
ser unos nobles y militares asentistas con intereses rurales en
Andalucía, Extremadura y La Mancha.

Sin embargo el destino les tenía guardada una grata sorpresa; el 10 de


marzo de 1526 el rey decide casarse en Sevilla con la Infanta Dª Isabel
de Portugal y realizar un viaje por toda Andalucía, para conocer sus
posesiones más meridionales en alza por el comercio indiano. En
premio a la atención recibida por el nuevo Capitán General de Granada,
D. Luis Hurtado de Mendoza, todos sus hermanos reciben grandes
mercedes, el primero D. Antonio de Mendoza nombrado ese mismo año
Embajador en Hungría, al año siguiente su hermano Diego Hurtado de
Mendoza es nombrado Embajador en Venecia, Bernardino de Mendoza,
Capitán de La Goleta en 1535, y definitivamente Luis Hurtado es
intitulado Grande de España en 1530.

Su carrera diplomática y Camarero del Rey


Antes de partir hacia América, nuestro personaje realizó tantas
misiones diplomáticas en tres etapas, que podemos considerar que éste
era su oficio antes de aceptar el cargo de Virrey: Desde los años 1516 a
1517 en Flandes e Inglaterra, donde incluso pudo conocer a Enrique
VIII, pasando por Hungría, Italia y Alemania (1526-1530), cuando
participó en la Coronación imperial de Carlos V en Bolonia (Italia).
También en el año 1528 fue nombrado Gobernador en la Provincia de
León dentro de la Orden de Santiago, para apaciguar una sublevación
de los moriscos de Hornachos (Badajoz).

Primer Virrey de la Nueva España


Fue Antonio de Mendoza el primer hombre que recibió el cargo de Virrey
en un territorio americano, obteniendo el nombramiento de Virrey,
gobernador, capitán general de la Nueva España y Presidente de la Real
Audiencia de México, el 17 de abril de 1535. Durante su gobierno se
continuaron los viajes de exploración, apoyó a Hernán Cortés en los
viajes que dieron por resultado el descubrimiento de la península de
Baja California, apoyó a Fray Marcos de Niza en 1539 en la empresa
exploratoria en la búsqueda de las míticas ciudades de Cíbola y Quivira,
así como a Francisco Vázquez de Coronado en 1540, en cuya expedición
se exploraron los territorios que constituyen actualmente el suroeste de
Estados Unidos y noroeste de México.

Apoyó el viaje por mar hacía el Pacífico norte del navegante y explorador
Juan Rodríguez Cabrillo que en 1542 reconoció las hoy costas de los
estados de Baja California Sur, Baja California y California (EE.UU.),
quien nombró un cabo en California con el nombre de Cabo Mendocino
en honor del Virrey.
Fundó en 1535 la Casa de la Moneda en la Ciudad de México, en 1536
se empezaron a acuñar monedas de plata y cobre como las españolas,
llamadas por su forma macuquinas, también se fundó el Colegio
Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco, destinado a la educación de los
indios nobles, dictó ordenanzas para dar buen trato a los nativos,
impulsó y ordenó la minería, inició el acondicionamiento del Puerto de
Veracruz, estableció la imprenta que fue la primera de América, fundó
la ciudad de Valladolid (hoy Morelia, Michoacan) y La Barca, e inició las
gestiones para crear la primera universidad. Hacia 1547 ocurrió el
extraño incidente de la llegada del falso Visitador, el Licenciado Vena,
quien, descubierto, fue azotado públicamente y condenado a 10 años de
prisión.

Virrey en Perú.
En 1550 el Consejo de Indias nombra a Luis I de Velasco virrey de la
Nueva España, sustituyendo al Mendoza, el cual pasa a ser virrey del
Perú. Llegó a Lima en 1551, permaneciendo en el cargo únicamente diez
meses, pues murió en 1552; fue enterrado en la Catedral de Lima.

La primera declaración de independencia de América.


Antonio de Mendoza, perdida la posibilidad de crear una estirpe de
virreyes Mendoza tanto en México como en Perú, preparó un memorial
en el año 1551, que envió con su hijo D. Francisco de Mendoza a
España - según Rafael Diego Fernández - para ser entregado al
Emperador Carlos I, que podría ser considerado por su incendiario
contenido la primera declaración de independencia de América, máxime
teniendo en cuenta que el propio virrey dice en ella que "no oso decirle
más porque me va mal de ello", frente a la que tradicionalmente ha sido
considerada hasta ahora - entre otros por Simón Bolívar-, que era la
carta a Felipe II de Lope de Aguirre (1561).

Nació: En 1493 en España, como el sexto hijo de los ocho que tuvo el
segundo conde de Tendilla y primer marqués de Mondéjar, don Ínigo
López de Mendoza, en su segundo matrimonio con doña Francisca
Pacheco y Portocarrero. Estuvo emparentado con el escritor don Diego
Hurtado de Mendoza y con el célebre arzobispo de Sevilla, don Pedro
González de Mendoza, todos ellos descendientes del famoso poeta
hispano, marqués de Santillana. A la muerte de su padre, ocurrida el
16 de julio de 1516, heredó la encomienda de Secuéllanos, en la hoy
provincia de Ciudad Real, y 200,000 maravedís de renta, situados en el
lugar y heredamiento de Almayate. Por tal encomienda fue comendador
y caballero trece de la Orden de Santiago.

Desde muy joven empezó a servir en la Corte, y a la muerte del


Rey Católico fue a Flandes, con varios caballeros, a rendir vasallaje a
Carlos V, heredero de la corona española. Volvió a España en 1517 y
poco después tomó parte en la lucha de las comunidades de Castilla,
distinguiéndose en la acción de Huéscar, peleando por la causa del
emperador. Después del triunfo sobre los comuneros, el emperador le
confirió una misión diplomática en Hungría. El 17 de abril de 1535
recibió el nombramiento de primer virrey de la Nueva España, por
cédula dada en Barcelona, y el de presidente de la Audiencia Real, con
un sueldo de 3,000 ducados anuales por cada empleo y 2,000 más para
sostener su guardia palaciega.

El 2 de octubre de ese año llegó a Veracruz y el domingo 14 de


noviembre hizo entrada solemne a la capital de la Nueva España. Fue el
único virrey que tuvo nombramiento por tiempo ilimitado, pues a sus
sucesores se les fijó un término de seis años para su ejercicio. Se le dio
también jurisdicción espiritual, pues debía atender a la conversión y
buen trato de los indios y al castigo de los clérigos revoltosos, a la
represión de los pecados públicos y escándalos de los españoles, no
permitiendo que los frailes que hubieran dejado los hábitos, quedaran
en Nueva España. Traía particular instrucción para repartir tierras
entre los conquistadores y para prohibir que se vendiesen a manos no
hábiles. Debía disponer la creación de una casa de moneda para acuñar
plata, y para que entregara al marqués del Valle, Cortés, los 23,000
vasallos que el rey le otorgara.
En 1536, el virrey Mendoza introdujo a la Nueva España la
primera imprenta que hubo en América, la que funcionó en la casa del
italiano Juan Paolo o Pablos. En ella se publicaron los primeros libros
del Nuevo Mundo. En 1537 fundó el imperial Colegio de Santa Cruz de
Tlatelolco, destinado a la educación de los indios nobles. En 1540, con
su autorización, Francisco Vázquez de Coronado, gobernador de la
Nueva Galicia, marchó al norte, en busca de las famosas Siete Ciudades
de Cibola, fracasando en su misión. El 18 de mayo de 1541, el virey
Mendoza fundó en Guayangareao la ciudad de Valladolid, que hoy es la
de Morelia, Michoacán

El 25 de marzo de 1544, el virrey Mendoza promulgó las Leyes


Nuevas, expedidas en Barcelona el 20 de noviembre de 1542; pero en
vista de la agitación que se provocó en el virreinato, suspendió su
ejecución, hasta conocer la resolución del emperador. Los procuradores
nombrados por él para que gestionaran ante la Corona de España la
revocación de esa legislación, lograron su objeto. El 4 de julio de 1549,
el emperador designó en Bruselas a don Antonio de Mendoza para que
pasara como virrey y gobernador al Perú, siendo además presidente de
la Audiencia de Lima

Por ello hizo entrega del mando en el virreinato de la Nueva


España, a su sucesor, en el mes de noviembre de 1550, ya mediados de
enero del año siguiente salió, por el puerto de Guatulco, hacia el Perú.
No duró mucho en su nuevo puesto, pues el jueves 21 de julio de 1552
murió en Lima, siendo sepultado su cuerpo en la Catedral de Lima,
junto al del conquistador máximo de ese país, don Francisco Pizarro.
3.- Andrés Hurtado de Mendoza

II Marqués de Cañete
Linaje : Casa de Mendoza
Predecesor : Diego Hurtado de Mendoza y Silva
Sucesor : García Hurtado de Mendoza y Manrique
Ocupación : Militar Virrey del Perú
Cónyuge(s) : Magdalena de Manrique
Nacimiento : Granada, 1510
Fallecimiento : Lima, 1561

Andrés Hurtado de Mendoza y Cabrera, II Marqués de Cañete, III Virrey


del Perú entre 1555 y 1561.

Infancia y juventud
Hijo de Diego Hurtado de Mendoza y Silva, I Marqués de Cañete, de la
poderosa Casa de Mendoza, y de Isabel de Cabrera y Bobadilla, hija del
Marqués de Moya.
Sucedió a su padre en sus posesiones conquenses, siendo Guarda
Mayor de Cuenca. Luego, fue Montero Mayor de Castilla y acompañó a
Carlos V a Alemania y Flandes.

Creó una fuerza militar con carácter permanente y promulgó


varias medidas en favor de los indígenas, pero a pesar de la prohibición
real concedió numerosas encomiendas.
En septiembre de 1551 se declara virrey
(Lima, 1561) Virrey del Perú (1555-1561). Terminó con la guerra civil
promovida por Hernández Girón y sometió al príncipe indígena
SayriTupac. Nombró a su hijo García gobernador de Chile (1556) y
envió la expedición de Pedro de Ursúa a El Dorado (1559). Difundió el
cultivo del olivo y concedió encomiendas.

García Hurtado de Mendoza y Manrique "Marqués de Cañete" (Cuenca;


21 de julio de 1535 - Madrid; 1609) Militar español, Gobernador de
Chile y Virrey del Perú.
Fue hijo de Andrés Hurtado de Mendoza, segundo marqués de Cañete y
virrey del Perú, y de María Manrique, hija del conde de Osorno,
pertenecía a una de las más importantes familias de la aristocracia
castellana: la Casa de Mendoza.
En 1552 se había fugado de casa, con la intención de servir a su rey
Carlos V en una expedición que se preparaba contra Córcega. Demostró
gran valor en esta campaña y también en Toscana, cuando esta ciudad
quiso desprenderse del dominio español. Se incorporó al ejército
imperial en Bruselas, y estuvo junto a Carlos V en su victoria en la
Batalla de Renty.

Al conocer que su padre sería designado virrey del Perú, volvió a


España y le pidió que lo llevase a América. Durante el viaje se
encontraba también Jerónimo de Alderete, que había sido designado
por el rey, sucesor de Pedro de Valdivia en la gobernación de Chile.
Sucedió que Jerónimo enfermo y murió durante el viaje, y con el poder
que tenía como virrey del Perú, convocó a gente proveniente de Chile y
viendo que diferían si Villagra o Aguirre calificaban como el sucesor de
Valdivia cortó por lo sano y nombró a su hijo como nuevo gobernador
de Chile, además un nuevo gobernador que no tenía afinidades con
Valdivia haría atraer más españoles hacia Chile, además de unificar a
los bandos en disputa. Dicho nombramiento agradó a García y se
informó de los problemas que existían en Chile, sobre todo el asunto de
la rebelión indígena y la disputa grave entre Francisco de Aguirre y
Francisco de Villagra por el puesto de gobernador de Chile.

Contaba con 21 años de edad y era un joven de demostrada valentía,


orgulloso de su linaje e inteligencia, y como contraparte, poseedor de un
carácter muy altanero y orgulloso, de accesos violentos, muy cerrado y
autoritario, lo que le granjearía ocultos enemigos en su propio círculo.

Virrey del Perú


Hurtado de Mendoza, Villagra y Quiroga, según ilustración de la obra
de Alonso de Ovalle.

Para ello contó con renovados caudales de las arcas del Perú y
apertrechó ocho barcos, aquí resulta paradójico que el entusiasmo de
venir a Chile tuviera una extraordinaria respuesta en contraste con
tiempos pasados, pues se enrolaron 500 hispanos, una parte se vendría
por tierra al mando de Luis de Toledo y Pedro de Castillo; y la otra parte
por mar junto al nuevo gobernador. El primer grupo salió por tierra en
enero de 1557 y el segundo por mar en febrero del mismo año. Cuando
iban a zarpar las naos, el gobernador del Perú agasajó a su hijo y
acompañantes con un proverbial festín y luego zarparon al son de
marchas militares y disparos de cañones. Junto con Garcia Hurtado de
Mendoza venía un séquito de ilustres hombres, entre ellos don Alonso
de Ercilla y Zúñiga, don Francisco de Irarrázaval y Andía, don Fráncisco
Pérez de Valenzuela, don Hernando de Santillán, jurista y erudito, el
fraile dominico Gil González de San Nicolás y el franciscano Juan
Gallegos, hombre muy ilustrado.

Hicieron escala en Arica el 5 de abril y el 9 se renaudó el viaje al sur.


Desembarcó en La Serena el 23 de abril de 1557. Y deslumbró a los
pobres de Coquimbo al ver junto al nuevo gobernador el ejército más
grande hasta entonces visto en estos lugares contando con más de 500
hombres, armados con arcabuces y cañones, vestidos con armaduras y
penachos de plumas. Desde entonces se les llamó los "emplumados".

Francisco de Aguirre le recibió muy hospitalariamente en la Serena,


Francisco de Villagra llegaba en ese momento a La Serena por tierra,
pero conociendo el nuevo gobernador los problemas de litigio entre
Aguirre y Francisco de Villagra por la gobernación de Chile, no dudo un
segundo en tomarlo preso, repitiéndose la misma situación con Villagra
que venía llegando a La Serena, y los colocó en un barco. Este hecho
fue considerado muy injusto por los castellanos avecindados en Chile
ya que ambos tenía méritos más que suficientes para ser enaltecidos.
En la crónica de Mariño de Lobera relata que estando Aguirre a bordo
esperando a Villagra apenas llegó, le tomó la mano y le dijo:
"Mire vuestra merced, señor general, que son las cosas del mundo: que
ayer no cabíamos los dos en un reino tan grande, y hoi nos haça don
García caber en una tabla"

Mariño de Lobera
Lo más natural y dada la aproximación del invierno era que el
gobernador viniese a Santiago, así que el cabildo hizo los preparativos
de bienvenida; Pero don García tenía otros planes, decició seguir por
mar a Concepción a pesar de lo consejos en contra de quienes ya
conocían las inclemencias del tiempo que lo hacía peligroso por esas
fechas, en Coquimbo envió la caballería por tierra y el prosiguió. Zarpó
el 21 de junio de 1557, en pleno invierno. LLegó 8 días después a la
bahía de Concepción en medio de un temporal que hacía correr peligro
a las embarcaciones y en medio de una torrencial lluvia desembarcaron
en la isla de la Quiriquina levantando un campamento provisional. Una
vez asentado en Concepción don García pretendió una política de
aparente allegamiento y buena voluntad hacia los indígenas, quienes
aceptaron los regalos del gobernador pero no estaban dispuestos a que
sus territorios fueran ocupados por los advenedizos españoles.

Lincoyan y otros caciques supieron que la caballería venía por tierra


desde Santiago y concibieron un plan que pretendía cortar dichas
fuerzas atacándolas en Andalicán, cercano a Concepción.

Don Garcia que no era ningún ingenuo, supo del plan indígena y se dio
cuenta que dicha conducta más que promover un acercamiento era
considerado por los mapuches como signos de debilidad y temor por
parte del nuevo gobernador, decidió cambiar entonces radicalmente de
actitud con ellos.

Se dirigió de inmediato a tierra Araucana, levantando el fuerte San Luis


de Toledo con el objeto de abortar esta iniciativa, el que fue
prontamente atacado por los mapuches, los que sin embargo salieron
derrotados, ya que el gobernador logró contrarrestar su número son la
fuerza de los cañones y arcabuces.

Dirigió una nueva campaña en octubre de 1557, con un poderoso


ejército de más de 500 hombre y miles de indios auxiliares. Ocurrió en
esta campaña la Batalla de Lagunillas (7 de noviembre), en donde los
españoles salvaron vivos principalmente a la valentía demostrada por
Rodrigo de Quiroga y los demás capitanes. Los mapuches se mostraron
desorganizados en el ataque al ser conducidos por varios caciques a la
vez y este desorden produjo fallos tácticos que impidieron la victoria.

Cuenta Alonso de Ercilla, que vino a Chile en el grupo que trajo el


gobernador, que los españoles tomaron prisionero en esa batalla al
cacique Galvarino, al que le cortaron la mano izquierda. Perdida esa
mano sin ninguna mueca de dolor Galvarino coloco la otra, que también
se la cortaron. Pidió la muerte, pero los conquistadores lo dejaron ir y
se fue el araucano con los suyos para planear su venganza. Los
mapuches convocaron una reunión de caciques y elejieron a
Caupolicán.

Este líder dirigió el 30 de noviembre un nuevo ataque contra el invasor,


en la llamada Batalla de Millarapue, en el valle del mismo nombre, que
estaba lleno de accidentes que le facilitaban el ataque sorpresa. Esta
batalla fue otra derrota mapuche, que recibieron como castigo el
ahorcamiento de 30 de ellos, en los que se incluía Galvarino, que peleo
siempre en primera fila.

Las penalidades de la lucha empezaron a molestar a los compañeros de


García Hurtado de Mendoza, los cuales esperaban obtener riquezas por
sus servicios. Para entregárselas, el gobernador dejó vacantes las
encomiendas de Concepción, ciudad a la sazón abandonada,
entregándosela a sus compañeros. Por este motivo, la ciudad fue
refundada por tercera ocasión.
Poco después fundó también la ciudad de Cañete de la Frontera, y
repuestas sus tropas de las batallas, las dividió nuevamente.
Caupolicán, instigado por el indio Andresillo, se decidió a atacar el
fuerte Tucapel. Lo que no sabia era que Andresillo era un traidor que
les contó los pormenores del ataque a los españoles, por lo que los
asaltadores se transformaron en asaltados, produciéndose una fuga en
que dejaron a muchos heridos y prisioneros, y debilitaron gravemente
sus fuerzas.

La moral de los españoles subió y en un asalto sorpresa al campamento


de Caupolicán, lograron darle captura. El jefe mapuche, llevado al
fuerte Tucapel, algunos historiadores dicen que intentó pactar con los
españoles, prometiendo convertirse al cristianismo, pero Alonso de
Reinoso, el jefe del fuerte, decidió aun así, condenarlo a muerte
empalado, es decir, a sentarse en una pica que le destruiría
dolorosamente las entrañas. Aquella condena se cumplió, y aquel fue el
final de Caupolicán.

Una nueva batalla le presentaron los indígenas en el fuerte de Quiapo,


entre Cañete y Concepción, pero fueron nuevamente rechazados.
Confiado en que para apurar la conquista era necesario fundar varios
fuertes, fundó uno con el nombre de Los Infante o San Andrés de Angol,
más tarde llamado Los confines de Angol.

Para ese tiempo, García Hurtado de Mendoza no era bien querido por
quienes le rodeaban, ya que su carácter iracundo, obsecado y su
nebuloso orgullo le granjearon enemistades inclusive con Santillán.
Hernando de Santillán, había establecido la tasa de Santillán que
regulaba la servidumbre indígena. Esta tasa permitió a muchos
españoles abusar de los indios a su cargo sembrando la semilla de
futuras rebeliones, en especial de la raza huilliche.

Tiempo después se enteró de que su padre el virrey había sido


reemplazado por el rey, y que su reemplazo ya se encontraba en
camino. Para peor para el, designaron gobernador de Chile a Francisco
de Villagra, del que debería esperar las mismas humillaciones que el
mismo le hizo sufrir. Por esos motivos decidió abandonar rápidamente
Chile, pasando de paso por Santiago, que no había visitado durante
toda su gobernación.

Allí se enteró de la muerte del sucesor de su padre, por lo que este


seguía en el mando, eso le entregó más confianza, por lo que se
mantuvo un tiempo más en la capital y tuvo oportunidad de
entrevistarse en forma caballerosa con Francisco de Villagra acerca del
estado en que quedaba la colonia. Villagra no lo humilló como el
esperaba, al contrario recibión un trato frío pero caballeroso.

Durante su estancia en Santiago se publicó la tasa de Santillán, que


establecía el sistema de mitad para el trabajo indígena, que en vez de
echar al trabajo a todos los indios de un repartimiento, se fijaba un
turno en el servicio, quedando obligado el cacique de cada tribu a
enviar a la faena un hombre de cada seis vasallos para la explotación de
las minas, y uno de cada cinco para los trabajos agrícolas. Este
trabajador, a quien hasta entonces no se le había pagado salario
alguno, debía ser remunerado con la sexta parte del producto de su
trabajo, y esta cuota se le debía pagar regularmente al fin de cada mes.
Se eximía además del trabajo a las mujeres y hombres menores de 18
años y mayores de 50, y se ordenaba que los indígenas fueran
mantenidos por los encomenderos, quienes además debían mantenerlos
sanos y evangelizados.

Una nueva noticia cambiaría su rumbo, su padre acababa de morir.


Decidió partir inmediatamente al Perú, designando como gobernador
interino a Quiroga, a la espera de Villagra.

En el Perú se le sometió a Juicio de residencia por todas las


arbitrariedades de su gobiernos (la entrega de encomiendas, el mal trato
a los soldados, etc.). Fue el primer gobernador de Chile cuya actuación
fue enjuiciada siguiendo las leyes castellanas. Según el tribunal era
culpable de 196 cargos, pero dejaba a cargo de la Real Audiencia de
Lima fallar en forma definitiva. Según esa sentencia, don García debía
ser detenido allí, dándole la ciudad por cárcel, hasta que se justificase
de todas las acusaciones o pagase las penas pecuniarias a que fuese
condenado.

Vuelta a España.
Pero García Hurtado de Mendoza no se hallaba ya en el Perú. Había
partido para España a dar cuenta al Rey Felipe II y al Consejo de Indias
de sus campañas y de su gobierno en Chile. El prestigio de la familia
Mendoza , la información de sus servicios levantada por la audiencia de
Lima y las recomendaciones que comenzaban a llegar de Chile escritas
por algunos capitanes que le eran fieles, hicieron que se echasen al
olvido las acusaciones de sus enemigos. Además se presentó
prácticamente como el vencedor de la Guerra de Arauco desdeñando
duramente y criticando a los antiguos conquistadores de no haber
hecho lo suficiente para terminar con los indios rebeldes y pacificar la
Araucanía, lo cual era absolutamente falso.

En Madrid, se formó parte de la Guardia Real. También representó al


Rey en Milán.

Virrey del Perú:

En 1588 retornó a América, ahora como virrey del Perú, cargo que
detentó hasta mediados de la década siguiente. Esta designación fue de
gran ayuda para los españoles en Chile, ya que García impuesto y
conocedor de la realidad de la guerra de Arauco supo envíar en forma
oportuna la mayor ayuda posible. Al término de su período en Lima
volvió a España, donde falleció en 1609.
3.- Diego López de Zúñiga y Velasco

IV Conde de Nieva

Linaje : Casa de Zúñiga


Predecesor : Francisca de Zúñiga
Sucesor : Antonio de Velasco y Zúñiga
Ocupación : Virrey del Perú
Cónyuge(s): María Enríquez de Almansa
Nacimiento : Valladolid, 1510
Fallecimiento : Lima, 1564

Diego López de Zúñiga y Velasco (Valladolid c. 1510 - Lima 20 de


febrero de 1564), Conde de Nieva, fue un Virrey del Perú.

Hijo de Francisca de Zúñiga, III Condesa de Nieva, y de Antonio


de Velasco. Fue nombrado Virrey del Perú en 1561, tomando el cargo de
gobernador el 17 de abril. El 14 de diciembre del mismo año ordenó a
Gomez de Tordoya explorar el río Tono, y el 24 de diciembre envió en
comisión a Juan Nieto a conquistar el territorio de Camaná.

En 1562 introdujo varias reformas en la capital y en el mismo año


se fundó la ciudad de Santiago del Estero (actualmente en la República
Argentina) bajo su dirección. En 1563 se instaló la audiencia de Quito.
López fundó la ciudad de Safia, o Santiago de Miraflores, y Diego Pineda
el pueblo de Chancay, antes llamado Arnedo, a donde el Virrey intentó
mudar la Universidad de San Marcos con el fin de separar a los
estudiantes del ruido de la capital.

Hacia el final de ese año el envió en comisión a Cristóbal de


Valverde a fundar un pueblo, que fue llamado San Gerónimo de Ica.
López también organizó y mejoró las escuelas para los hijos de los
Indios Caciques, favoreció los monasterios, fundó parroquias y fue el
primero en establecer en el Perú los ritos y ceremonias de la corte
virreinal

Durante el término de su oficio ordenó y concluyó la construcción


de un acueducto para proveer a la ciudad de agua potable, creó leyes
para mejorar su gobierno y envió al tesoro real 651 000 ducados.
Fue asesinado en la calle de Trapitos a causa de un lío amoroso.
Fue interpretado por el actor Paul Martin en la telenovela peruana "Eva
del Edén"

Francisco de Toledo
Toledo, virrey del Perú.

(10 de julio, 1515 en Oropesa, Toledo-1584 en


Sevilla) conocido también como "El Solón Colonial",
fue un noble y militar español, Virrey del Perú.

Nació en el Palacio de los Álvarez de Toledo


(actualmente Parador Nacional), que en ese tiempo eran Condes de
Oropesa (a cuyo linaje pertenece). Descendiente del rey Alfonso XI de
Castilla y de Doña Leonor Núñez de Guzmán (que a su vez era
descendiente de la familia de Santo Domingo de Guzmán).

En 1535, Toledo se une a la Orden de Alcántara, una orden religiosa-


militar. Por casi veinte años, sirve al emperador en los ejércitos en
Flandes e Italia. Fue un cercano amigo de emperador Carlos V, y estuvo
presente en su lecho de muerte en 1558.

Fue el quinto de los Virreyes del Perú. Ocupó dicho cargo desde el 26 de
noviembre de 1569 hasta el 23 de septiembre de 1581, recibiendo el
cargo de manos del gobernador Lope García de Castro.

Su obra

Durante su gobierno, en 1570, fue instalado el tribunal de la


Inquisición. Se levantaron fortificaciones en la costa contra los ataques
de piratas, y acabó con el reducto inca en Vilcabamba, ordenando la
ejecución de Túpac Amaru. Centralizó los aspectos esenciales de la
administración colonial y estableció las bases de lo que sería el sistema
colonial en el Perú. Además reguló también la encomienda y la mita.

Sus Obras:
Implantó la Mita

Mita, sistema de trabajo por turnos, que durante la época incaica se


llevaba a cabo en beneficio de las autoridades incas y durante el periodo
colonial se hacía en beneficio del virreinato del Perú. El sistema de la
mita (`turno', en lengua quechua) existente en el incanato movilizaba
grandes cantidades de mano de obra en beneficio del Estado, con ella
éste ejecutaba grandes obras públicas, tales como canales de irrigación,
andenes y grandes construcciones como Machu Picchu o
Sacsahuamán. El inca, por su autoridad, tenía derecho a pedir mano de
obra a los ayllus y disponer de ella en las labores que se consideraran
convenientes, a cambio devolvía estos servicios con fiestas y bienes que
repartía en determinadas ocasiones. La mita inca no implicaba un
sueldo, pero los mitayos eran mantenidos por el Estado mientras
trabajaban para él y siempre el inca devolvía en servicios o bienes para
todo el ayllu los esfuerzos de sus mitayos.

Durante la época de la existencia del virreinato del Perú, la mita


adquirió otro sentido, pues los españoles intentaron ocupar el lugar del
Estado pero sin que tuviera lugar el reparto de bienes ni las fiestas de la
época inca, así como tampoco se asumió la manutención del mitayo.
Bajo la lógica occidental española, los gobernantes coloniales devolvían
los servicios de la mita con un sueldo, pero éste era muy bajo y no
permitía el mantenimiento del mitayo, así los indígenas sentían que la
mita se había transformado y les resultaba sumamente dolorosa. La
mita fue utilizada, bajo el virreinato del Perú, desde la segunda mitad
del siglo XVI, como una forma de garantizar mano de obra barata y fija
para el desarrollo de diversas actividades, especialmente en la minería.
Esta prestación era temporal, realizada por turnos y con el pago de un
salario. Francisco de Toledo, virrey del Perú (1569-1581), fue el
encargado en 1574 de poner en práctica esta fórmula, que obligó a la
permanente movilización de miles de mitayos, acompañados en muchos
casos por sus familias, que abandonaban así sus trabajos agrícolas y
contribuían a la despoblación de grandes áreas. Existían diversos tipos
de mita: agraria (en haciendas), urbana (para la construcción de los
edificios de las ciudades), de tambo (en las posadas de los caminos),
obrajera (en los talleres textiles), entre otras, pero la más importante era
la minera, vinculada a la producción de plata y azogue.

6.- Martín Enríquez de Almansa

Martín Enríquez de Almansa, IV Virrey del Perú.

(Castilla, España Lima, Perú 13 de marzo de 1583)


Cuarto Virrey de la Nueva España y VI Virrey del Perú.

Primeros años: Enríquez de Almansa nació en Castilla,


España en una fecha desconocida. Era tercer hijo de
don Francisco Enríquez de Almansa, I Marqués de Alcañices y doña
Isabel de Ulloa y Castilla. Su padre, creó el mayorazgo de
Valderrábano (Toro), el 19 de febrero de 1540.

Virrey de la Nueva España.

La primera acción que hizo al llegar al puerto Veracruz, fue expulsar de


la isla de Sacrificios a piratas ingleses que se habían adueñado de ella.
Instalado en la capital, fundó varios establecimientos de beneficencia y
cultura, como el Hospital de San Hipólito y el Colegio de Santa María de
Todos los Santos. Durante su gestión, se estableció formalmente el
Santo Oficio de la Inquisición en 1571. Un año después, en 1572,
llegaron por vez primera los jesuitas a la Nueva España, en la que
abrieron el Colegio de Pátzcuaro en 1574. Tuvo diferencias con el
comisario de los franciscanos. Durante su administración emprendió
una salida en contra de los huachichiles, chichimecas que habían
arribado hasta la ciudad de Guanajuato. Al tiempo de la grave epidemia
de 1576, en la que murieron miles de indígenas, dispuso que los
naturales quedaran exentos del tributo. El virrey Martín Enríquez de
Almansa, al concluir su gobierno en 1580, pasó con el mismo puesto al
Perú.

Virrey del Perú

Asume en mayo de 1581 reemplazando al Virrey Francisco de


Toledo.Organiza el Servicio de Correos.Aprueba la fundación del Colegio
Real de San Martín de los jesuitas,quienes en le dfasn el nombre de su
santo en su honor.Muere en Lima en 1583

Matrimonio y descendencia:

Casado con Ana María Manrique, hija de Juan II Fernández Manrique


de Lara, Marqués de Aguilar de Campo y Conde de Castañeda,
tuvo los siguientes hijos:

 Francisco Enríquez Manrique de Almansa, I Marqués de


Valderrábano.
 Enrique Enríquez de Almansa, agustino, obispo de Osma y
Palencia.
 Juan Enríquez, sacerdote.
 Isabel Enríquez, madre del primer Conde de Fuentidueña.

7.- Fernando Torres y Portugal

I Conde de Villardompardo

Linaje : Casa de Avis Predecesor : Bernardino de Torres


y Portugal, señor de Villardompardo
Sucesor : Juan de Torres de Portugal y Manrique
Ocupación : Corregidor de Asturias Corregidor de
Salamanca Virrey del Perú
Cónyuge(s) : Francisca de Carvajal María Carrillo de Córdoba
Nacimiento : Jaén,
Fallecimiento : Villardompardo, 18 de octubre de 1592

Fernando de Torres de Portugal y Mesía. Noble y funcionario colonial


español. Señor de Villardompardo y Escañuela, fue el VII Virrey del
Perú entre 1585 y 1589.
Hijo de don Bernardino de Torres y Portugal, VII Señor de
Villardompardo y doña María Mesía-Carrillo y Ponce de León.

Virrey del Perú


Nombrado virrey del Perú el 31 de marzo de 1584, dispuso su
viaje con presteza, pero los contrastes de su salud lo obligaron a
prolongar algunas de sus etapas. Desembarcó en Paita el 11 de junio de
1585 e hizo su entrada en Lima el 25 de noviembre de 1585.
Siguiendo las instrucciones que recibiera del rey Felipe II, intentó
ordenar la administración de la Real Hacienda para incrementar la
recaudación de las rentas y contribuir a los gastos de la Armada
Invencible. Logró remitir a España 4,9 millones de ducados durante los
cinco años de su mandato.

En previsión a las incursiones de los piratas ingleses, dispuso el


armamento de algunos barcos y la fundición de cañones para las
defensas costeras. Así fue posible repeler a la flota de Thomas
Cavendish, que atravesó el Estrecho de Magallanes, recorrió la costa
efectuando depredaciones particularmente graves en Arica y Pisco
(1587), y sin aproximarse al Callao, siguió hasta Paita, perseguido por
la Armada.

Presidió el cuarto Auto de Fe dispuesto por la Inquisición de


Lima, que tuvo lugar el 30 de noviembre de 1587. Sin embargo, dos
años después, una peste de viruela se extendió por todo el país,
estableciéndose varios hospitales por disposición del Virrey. Designó a
García Hurtado de Mendoza para sucederlo, y luego de la llegada del
nuevo Virrey, se retiró a la villa de la Magdalena. Finalmente,
emprendió viaje de retorno a España el 2 de mayo de 1590. Llegó a la
Península en 1592.

8-. García Hurtado de Mendoza

García Hurtado de Mendoza y Manrique "Marqués de


Cañete" (Cuenca; 21 de julio de 1535 - † Madrid; 1609)
Militar español, Gobernador de Chile y Virrey del Perú.
Fue hijo de Andrés Hurtado de Mendoza, segundo
marqués de Cañete y virrey del Perú, y de María
Manrique, hija del conde de Osorno, pertenecía a una
de las más importantes familias de la aristocracia castellana: la Casa de
Mendoza.

En 1552 se había fugado de casa, con la intención de servir a su


rey Carlos V en una expedición que se preparaba contra Córcega.
Demostró gran valor en esta campaña y también en Toscana, cuando
esta ciudad quiso desprenderse del dominio español. Se incorporó al
ejército imperial en Bruselas, y estuvo junto a Carlos V en su victoria en
la Batalla de Renty.

Al conocer que su padre sería designado virrey del Perú, volvió a


España y le pidió que lo llevase a América. Durante el viaje se
encontraba también Jerónimo de Alderete, que había sido designado
por el rey, sucesor de Pedro de Valdivia en la gobernación de Chile.
Sucedió que Jerónimo enfermo y murió durante el viaje, y con el poder
que tenía como virrey del Perú, convocó a gente proveniente de Chile y
viendo que diferían si Villagra o Aguirre calificaban como el sucesor de
Valdivia cortó por lo sano y nombró a su hijo como nuevo gobernador
de Chile, además un nuevo gobernador que no tenía afinidades con
Valdivia haría atraer más españoles hacia Chile, además de unificar a
los bandos en disputa. Dicho nombramiento agradó a García y se
informó de los problemas que existían en Chile, sobre todo el asunto de
la rebelión indígena y la disputa grave entre Francisco de Aguirre y
Francisco de Villagra por el puesto de gobernador de Chile.

Contaba con 21 años de edad y era un joven de demostrada


valentía, orgulloso de su linaje e inteligencia, y como contraparte,
poseedor de un carácter muy altanero y orgulloso, de accesos violentos,
muy cerrado y autoritario, lo que le granjearía ocultos enemigos en su
propio círculo.

Virrey del Perú.


Hurtado de Mendoza, Villagra y Quiroga, según ilustración de la
obra de Alonso de Ovalle.

Para ello contó con renovados caudales de las arcas del Perú y
apertrechó ocho barcos, aquí resulta paradójico que el entusiasmo de
venir a Chile tuviera una extraordinaria respuesta en contraste con
tiempos pasados, pues se enrolaron 500 hispanos, una parte se vendría
por tierra al mando de Luis de Toledo y Pedro de Castillo; y la otra parte
por mar junto al nuevo gobernador. El primer grupo salió por tierra en
enero de 1557 y el segundo por mar en febrero del mismo año. Cuando
iban a zarpar las naos, el gobernador del Perú agasajó a su hijo y
acompañantes con un proverbial festín y luego zarparon al son de
marchas militares y disparos de cañones. Junto con Garcia Hurtado de
Mendoza venía un séquito de ilustres hombres, entre ellos don Alonso
de Ercilla y Zúñiga, don Francisco de Irarrázaval y Andía, don Fráncisco
Pérez de Valenzuela, don Hernando de Santillán, jurista y erudito, el
fraile dominico Gil González de San Nicolás y el franciscano Juan
Gallegos, hombre muy ilustrado.

Hicieron escala en Arica el 5 de abril y el 9 se renaudó el viaje al sur.


Desembarcó en La Serena el 23 de abril de 1557. Y deslumbró a los
pobres de Coquimbo al ver junto al nuevo gobernador el ejército más
grande hasta entonces visto en estos lugares contando con más de 500
hombres, armados con arcabuces y cañones, vestidos con armaduras y
penachos de plumas. Desde entonces se les llamó los "emplumados".

Francisco de Aguirre le recibió muy hospitalariamente en la Serena,


Francisco de Villagra llegaba en ese momento a La Serena por tierra,
pero conociendo el nuevo gobernador los problemas de litigio entre
Aguirre y Francisco de Villagra por la gobernación de Chile, no dudo un
segundo en tomarlo preso, repitiéndose la misma situación con Villagra
que venía llegando a La Serena, y los colocó en un barco. Este hecho
fue considerado muy injusto por los castellanos avecindados en Chile
ya que ambos tenía méritos más que suficientes para ser enaltecidos.
En la crónica de Mariño de Lobera relata que estando Aguirre a bordo
esperando a Villagra apenas llegó, le tomó la mano y le dijo:

"Mire vuestra merced, señor general, que son las cosas del mundo: que
ayer no cabíamos los dos en un reino tan grande, y hoi nos haça don
García caber en una tabla"

Mariño de Lobera
Lo más natural y dada la aproximación del invierno era que el
gobernador viniese a Santiago, así que el cabildo hizo los preparativos
de bienvenida; Pero don García tenía otros planes, decició seguir por
mar a Concepción a pesar de lo consejos en contra de quienes ya
conocían las inclemencias del tiempo que lo hacía peligroso por esas
fechas, en Coquimbo envió la caballería por tierra y el prosiguió. Zarpó
el 21 de junio de 1557, en pleno invierno. LLegó 8 días después a la
bahía de Concepción en medio de un temporal que hacía correr peligro
a las embarcaciones y en medio de una torrencial lluvia desembarcaron
en la isla de la Quiriquina levantando un campamento provisional. Una
vez asentado en Concepción don García pretendió una política de
aparente allegamiento y buena voluntad hacia los indígenas, quienes
aceptaron los regalos del gobernador pero no estaban dispuestos a que
sus territorios fueran ocupados por los advenedizos españoles.
Lincoyan y otros caciques supieron que la caballería venía por tierra
desde Santiago y concibieron un plan que pretendía cortar dichas
fuerzas atacándolas en Andalicán, cercano a Concepción.

Don Garcia que no era ningún ingenuo, supo del plan indígena y se dio
cuenta que dicha conducta más que promover un acercamiento era
considerado por los mapuches como signos de debilidad y temor por
parte del nuevo gobernador, decidió cambiar entonces radicalmente de
actitud con ellos.

Se dirigió de inmediato a tierra Araucana, levantando el fuerte San Luis


de Toledo con el objeto de abortar esta iniciativa, el que fue
prontamente atacado por los mapuches, los que sin embargo salieron
derrotados, ya que el gobernador logró contrarrestar su número son la
fuerza de los cañones y arcabuces.

Dirigió una nueva campaña en octubre de 1557, con un poderoso


ejército de más de 500 hombre y miles de indios auxiliares. Ocurrió en
esta campaña la Batalla de Lagunillas (7 de noviembre), en donde los
españoles salvaron vivos principalmente a la valentía demostrada por
Rodrigo de Quiroga y los demás capitanes. Los mapuches se mostraron
desorganizados en el ataque al ser conducidos por varios caciques a la
vez y este desorden produjo fallos tácticos que impidieron la victoria.

Cuenta Alonso de Ercilla, que vino a Chile en el grupo que trajo el


gobernador, que los españoles tomaron prisionero en esa batalla al
cacique Galvarino, al que le cortaron la mano izquierda. Perdida esa
mano sin ninguna mueca de dolor Galvarino coloco la otra, que también
se la cortaron. Pidió la muerte, pero los conquistadores lo dejaron ir y
se fue el araucano con los suyos para planear su venganza. Los
mapuches convocaron una reunión de caciques y elejieron a
Caupolicán.
Este líder dirigió el 30 de noviembre un nuevo ataque contra el invasor,
en la llamada Batalla de Millarapue, en el valle del mismo nombre, que
estaba lleno de accidentes que le facilitaban el ataque sorpresa. Esta
batalla fue otra derrota mapuche, que recibieron como castigo el
ahorcamiento de 30 de ellos, en los que se incluía Galvarino, que peleo
siempre en primera fila.

Las penalidades de la lucha empezaron a molestar a los compañeros de


García Hurtado de Mendoza, los cuales esperaban obtener riquezas por
sus servicios. Para entregárselas, el gobernador dejó vacantes las
encomiendas de Concepción, ciudad a la sazón abandonada,
entregándosela a sus compañeros. Por este motivo, la ciudad fue
refundada por tercera ocasión.

Poco después fundó también la ciudad de Cañete de la Frontera, y


repuestas sus tropas de las batallas, las dividió nuevamente.
Caupolicán, instigado por el indio Andresillo, se decidió a atacar el
fuerte Tucapel. Lo que no sabia era que Andresillo era un traidor que
les contó los pormenores del ataque a los españoles, por lo que los
asaltadores se transformaron en asaltados, produciéndose una fuga en
que dejaron a muchos heridos y prisioneros, y debilitaron gravemente
sus fuerzas.

La moral de los españoles subió y en un asalto sorpresa al campamento


de Caupolicán, lograron darle captura. El jefe mapuche, llevado al
fuerte Tucapel, algunos historiadores dicen que intentó pactar con los
españoles, prometiendo convertirse al cristianismo, pero Alonso de
Reinoso, el jefe del fuerte, decidió aun así, condenarlo a muerte
empalado, es decir, a sentarse en una pica que le destruiría
dolorosamente las entrañas. Aquella condena se cumplió, y aquel fue el
final de Caupolicán.
Una nueva batalla le presentaron los indígenas en el fuerte de Quiapo,
entre Cañete y Concepción, pero fueron nuevamente rechazados.
Confiado en que para apurar la conquista era necesario fundar varios
fuertes, fundó uno con el nombre de Los Infante o San Andrés de Angol,
más tarde llamado Los confines de Angol.

Para ese tiempo, García Hurtado de Mendoza no era bien querido por
quienes le rodeaban, ya que su carácter iracundo, obsecado y su
nebuloso orgullo le granjearon enemistades inclusive con Santillán.
Hernando de Santillán, había establecido la tasa de Santillán que
regulaba la servidumbre indígena. Esta tasa permitió a muchos
españoles abusar de los indios a su cargo sembrando la semilla de
futuras rebeliones, en especial de la raza huilliche.

Tiempo después se enteró de que su padre el virrey había sido


reemplazado por el rey, y que su reemplazo ya se encontraba en
camino. Para peor para el, designaron gobernador de Chile a Francisco
de Villagra, del que debería esperar las mismas humillaciones que el
mismo le hizo sufrir. Por esos motivos decidió abandonar rápidamente
Chile, pasando de paso por Santiago, que no había visitado durante
toda su gobernación.

Allí se enteró de la muerte del sucesor de su padre, por lo que este


seguía en el mando, eso le entregó más confianza, por lo que se
mantuvo un tiempo más en la capital y tuvo oportunidad de
entrevistarse en forma caballerosa con Francisco de Villagra acerca del
estado en que quedaba la colonia. Villagra no lo humilló como el
esperaba, al contrario recibión un trato frío pero caballeroso.

Durante su estancia en Santiago se publicó la tasa de Santillán, que


establecía el sistema de mitad para el trabajo indígena, que en vez de
echar al trabajo a todos los indios de un repartimiento, se fijaba un
turno en el servicio, quedando obligado el cacique de cada tribu a
enviar a la faena un hombre de cada seis vasallos para la explotación de
las minas, y uno de cada cinco para los trabajos agrícolas. Este
trabajador, a quien hasta entonces no se le había pagado salario
alguno, debía ser remunerado con la sexta parte del producto de su
trabajo, y esta cuota se le debía pagar regularmente al fin de cada mes.
Se eximía además del trabajo a las mujeres y hombres menores de 18
años y mayores de 50, y se ordenaba que los indígenas fueran
mantenidos por los encomenderos, quienes además debían mantenerlos
sanos y evangelizados.

Una nueva noticia cambiaría su rumbo, su padre acababa de morir.


Decidió partir inmediatamente al Perú, designando como gobernador
interino a Quiroga, a la espera de Villagra.
En el Perú se le sometió a Juicio de residencia por todas las
arbitrariedades de su gobiernos (la entrega de encomiendas, el mal trato
a los soldados, etc.). Fue el primer gobernador de Chile cuya actuación
fue enjuiciada siguiendo las leyes castellanas. Según el tribunal era
culpable de 196 cargos, pero dejaba a cargo de la Real Audiencia de
Lima fallar en forma definitiva. Según esa sentencia, don García debía
ser detenido allí, dándole la ciudad por cárcel, hasta que se justificase
de todas las acusaciones o pagase las penas pecuniarias a que fuese
condenado.

Vuelta a España
Pero García Hurtado de Mendoza no se hallaba ya en el Perú. Había
partido para España a dar cuenta al Rey Felipe II y al Consejo de Indias
de sus campañas y de su gobierno en Chile. El prestigio de la familia
Mendoza , la información de sus servicios levantada por la audiencia de
Lima y las recomendaciones que comenzaban a llegar de Chile escritas
por algunos capitanes que le eran fieles, hicieron que se echasen al
olvido las acusaciones de sus enemigos. Además se presentó
prácticamente como el vencedor de la Guerra de Arauco desdeñando
duramente y criticando a los antiguos conquistadores de no haber
hecho lo suficiente para terminar con los indios rebeldes y pacificar la
Araucanía, lo cual era absolutamente falso.
En Madrid, se formó parte de la Guardia Real. También representó al
Rey en Milán.

Virrey del Perú


En 1588 retornó a América, ahora como virrey del Perú, cargo que
detentó hasta mediados de la década siguiente. Esta designación fue de
gran ayuda para los españoles en Chile, ya que García impuesto y
conocedor de la realidad de la guerra de Arauco supo envíar en forma
oportuna la mayor ayuda posible. Al término de su período en Lima
volvió a España, donde falleció en 1609.

9.- Luís de Velasco y Castilla

Linaje : Casa de Velasco


Predecesor : Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón
Sucesor : Luis de Velasco e Ibarra
Ocupación : Militar
Virrey de la Nueva España
Virrey del Perú
Cónyuge(s) : María de Ircio y Mendoza
Nacimiento : Carrión de los Condes, 1539
Fallecimiento : Sevilla, 1617

Luis de Velasco y Castilla y Mendoza, Conde de Santiago y Marqués de


Salinas (Carrión de los Condes, Palencia, 1539 - Sevilla, 1617).
Administrador colonial español. Fue virrey de la Nueva España en dos
ocasiones (1590-1595; 1607-1611) y también Virrey de Perú (1596-
1604). Era hijo del también Virrey Luis de Velasco.
Siendo muy niño, acompañó a su padre al Nuevo Mundo. A la muerte
de su padre, siguió en Nueva España como regidor, pero a consecuenda
de sus enfrentamientos con Álvaro Manrique de Zúñiga, el nuevo Virrey,
volvió a España donde Felipe II lo nombró Embajador en Florencia.
Durante su primer mandato como Virrey en Nueva España ayudó a
sofocar la oscura conjura en la que Martín Cortés, el hijo del
conquistador, estaba involucrado. Continuó la labor de su padre con
sus medidas a favor de los indígenas. Conquistó a los chichimecas
fundando establecimientos de tlaxcaltecas, más españolizados, entre
ellos, en varias ciudades en los actuales estados de Jalisco,
Guanajuato, Zacatecas y San Luis Potosi, ó como la de San Luis de la
Paz. Duplicó el tributo que pagaban los naturales. Embelleció la Ciudad
de México, abriendo el parque de la Alameda, mejoró las fortificaciones
de Veracruz y encargó a Juan de Oñate la exploración y conquista de
los territorios conocidos posteriormente como Nuevo México.
En 1595 fue nombrado virrey de Perú, cargo que comenzó a
desempeñar en junio del año siguiente. Como había hecho en Nueva
España, trató de mejorar las condiciones de trabajo de los indígenas,
particularmente en las minas. En 1604 volvió a Nueva España, siendo
nombrado de nuevo virrey en 1607 a la edad de 70 años.
Durante su segundo mandato en Nueva España comenzó las obras del
desagüe del valle de México, remedio propuesto por el ingeniero y
cosmógrafo Enrico Martínez para resolver el problema de las frecuentes
inundaciones que sufría la Ciudad de México. Sofocó una revuelta de
esclavos negros cerca de Orizaba y financió las exploraciones de
Sebastián Vizcaíno al Japón (1611).
Concluido su mandato, regresó a España donde se le confió la
presidencia del Consejo de Indias. Considerado uno de los
administradores coloniales más capaces, en recompensa a sus servicios
recibió el título de Marqués, con lo que pasó de Señor a Marqués de
Salinas.
Se casó con la primera virrena criolla; Maria de Ircio y Mendoza, y tuvo
una descendencia muy ilustre en la Colonia
11.- Gaspar de Zúñiga y Acevedo

V Conde de Monterrey
Linaje : Casa de Zúñiga
Predecesor : Jerónimo de Acevedo y Zúñiga
Sucesor : Manuel de Acevedo y Zúñiga
Ocupación : Militar
Virrey de la Nueva España
Virrey del Perú
Cónyuge(s) : Inés de Velasco y Aragón
Nacimiento : Monterrey, 1560
Fallecimiento : Lima, 1606

Gaspar de Zúñiga y Acevedo, 5º Conde de Monterrey. Político español,


nació en Monterrey, Galicia y murió en Lima (Hacia 1560-1606).
Noble español, Gaspar de Zúñiga y Acevedo, hijo mayor del cuarto
Conde de Monterrey, Géronimo de Acevedo y Zúñiga. Estudió en
Monterrey bajo la dirección de sacerdotes jesuitas. En 1578 entró en el
servicio del Rey Felipe II. Participó en la campaña portuguesa, donde
condujo la milicia de Galicia, pagándola de su propio bolsillo. Zúñiga
también participó en la defensa del Puerto de La Coruña cuando fue
atacado por el corsario inglés Francis Drake en 1589.
Virrey de Nueva España [editar]
Después de presentar excelentes servicios al Estado, pasó a ser Virrey
de la Nueva España. Llegó al puerto de Veracruz a mediados de
septiembre, como sucesor del Virrey Don Luis de Velasco y Castilla. El 5
de noviembre de 1595 hizo su entrada solemne en la Ciudad de México,
tomando las riendas del gobierno. El cargo de Virrey lo desempeñó
desde el 5 de noviembre de 1595 hasta el 26 de octubre de 1603, fecha
en que fue nombrado Virrey del Perú y desempeñó ese nuevo cargo
hasta su muerte en 1606.
Aumentó impuestos sobre los indios, pero él, como se decía, prestaba la
atención personal a los ajustes requeridos de los indios para prevenir
su explotación.
Durante su gobierno, se llevaron a cabo las exploraciones de Nuevo
México y California por Sebastián Vizcaíno.
El 20 de septiembre de 1596, Don Diego de Montemayor fundó la
entonces Villa de Monterrey, Nuevo León. Esta ciudad fue llamada en el
honor del Virrey.
En 1597 los piratas atacaron el puerto de Campeche, tomando el centro
de la ciudad y aterrorizando a los habitantes. Zúñiga pidió una mayor
protección para los puertos. Y trasladó la ciudad de Veracruz de su viejo
sitio a su posición actual, por ser más segura.
En 1598 Felipe II murió, y Felipe III llegó a la corona española.
En 1601 los indios de Topia se elevaron contra el gobierno español, pero
por la influencia de Alfonso de la Mota, obispo de Guadalajara, fueron
pacificados. Los jesuitas posteriormente establecieron misiones en la
zona tarahumara.
Uno de sus primeros actos como Virrey fue organizar una expedición
por tierra para explorar y colonizar Nuevo México, siguiendo una
política de su precursor. Esta expedición se hizo bajo el mando del
Capitán Lope de Ulloa, que fundó la ciudad de Santa Fe, pero no
encontró las Siete Ciudades legendarias de Oro de las provincias de
Cibola y Quivira.
Zúñiga también envió dos expediciones para explorar la costa del
Pacífico mexicano. Sebastián Vizcaíno fue en tres barcos desde
Acapulco en 1596. Por esta expedición Vizcaíno fundó La Paz, Baja
California, llamada así debido a su recepción amistosa por los indios.
También descubrió el Cabo San Sebastián.
Una expedición posterior se realizó por Vizcaíno con la misma misión,
navegada el 5 de mayo de 1602 con cuatro barcos. Esta expedición fue
más fructuosa. Con ella se fundó Ensenada, Baja California. Se exploró
la Bahía de San Diego y la Isla Santa Catalina. Los exploradores
alcanzaron como límite al norte la Bahía Monterey, Alta California, a la
que Vizcaíno llamó así en honor del virrey.
El 19 de mayo de 1603, Zúñiga y Acevedo fue nombrado virrey del Perú
pero permaneció en la Nueva España hasta septiembre, esperando la
llegada de su sucesor, Juan de Mendoza y Luna, Marqués de
Montesclaros.
Después de la llegada del nuevo virrey, los dos se encontraron en
Orizaba, a medio camino entre Veracruz y Ciudad de México. Aquí
Zúñiga recibió un festival de bienvenida, dijo que en toda una semana
se gastó lo que hubiese costado el sueldo virreinal de más de un año.
El nuevo Virrey asumió la administración de Nueva España en octubre,
y recién el 1º de abril de 1604, Zúñiga y Acevedo se embarcó en
Acapulco.
Virrey del Perú [editar]
Llegado a Paita el 24 de mayo de 1604 tras una penosa travesía que
acentuó los malestares de su quebrantada salud, siguió el 14 de julio
por tierra hacia Lima. Finalmente tomó posesión del gobierno, el 8 de
diciembre de 1604.
Para ordenar la administración de la Real Hacienda estableció el
Tribunal Mayor de Cuentas. Se esforzó por reglamentar el servicio
personal de los indios; y dictó ordenanzas para algunos gremios de
Lima, como los espaderos y zapateros. Pero el precario estado de su
salud lo inclinó a prodigar sus demostraciones de piedad: concurrió al
auto de fe celebrado el 13 de marzo de 1605; favoreció la erección de la
Iglesia de la Soledad, así como las fundaciones del Monasterio de Santa
Clara y de las recolecciones de frailes mercedarios, dominicos y
agustinos; y con tanta largueza aplicó la renta de su cargo a la
distribución de limosnas, que la Real Audiencia tuvo que sufragar los
gastos requeridos por su sepelio. Murió el 16 de febrero de 1606.

11.- Juan de Mendoza y Luna


III Marqués de Montesclaros
Linaje : Casa de Mendoza
Predecesor : Juan Hurtado de Mendoza y Luna
Sucesor : Luis de Velasco (hijo)
Ocupación : Militar
Virrey de la Nueva España - Virrey del Perú
Cónyuge(s) :
Nacimiento : Guadalajara (España), 1571
Fallecimiento : Madrid, 1628

Juan de Mendoza y Luna, (Guadalajara, España, Enero de 1571 -


Madrid, ibid., 9 de octubre de 1628), de la Casa de los Mendoza, III
Marqués de Montesclaros y administrador de las colonias españolas en
América. Fue sucesivamente el décimo Virrey de Nueva España (1603-
1607) y del Perú (1607-1615).
Juan de Mendoza y Luna era el hijo póstumo de el II Marqués de
Montesclaros. Fue criado por su madre, Isabel Manrique de Padilla.
Se distinguió en el servicio en el ejército del Duque de Alba en la
campaña portuguesa, como un Capitán de lanceros. Para su servicio, le
concedieron el honor de ser Caballero de la Orden de Santiago en 1591.
Más tarde sera Gobernador de Sevilla.
Virrey de Nueva España [editar]
Sirvió en el ejército con distinción en la campaña de Portugal. Fue
nombrado Virrey de la Nueva España el 19 de mayo de 1603,
acompañado de su esposa, Ana de Medoza , llegando el 27 de octubre
de el mismo año. Al poco de su llegada, en Agosto de 1604, una
inundación asoló a la Ciudad de México, por lo que propuso el traslado
de la capital a Tacubaya. Ante lo costoso del plan, pues los palacios
virreinales no se podían abandonar, pues su construcción fue muy
cara, ordenó una serie de obras para el desagüe de las lagunas de la
Ciudad de México (desagüe de Huehuetoca, que no fue terminado hasta
el mandato de su sucesor), de forma que se evitasen nuevas
inundaciones. También mandó empedrar las calles de la Ciudad de
México, construir un acueducto para el abastecimiento de agua potable
desde las fuentes de Chapultepec al centro de la ciudad (que no sería
finalizado tampoco durante su mandato) y una serie de calzadas que de
la Ciudad de México llevaban a Guadalupe, San Cristóbal, San Antonio
Abad, Chapultepec y otras; Terminose su gobierno en el 2 de julio de
1607, embarcándose en Acapulco, destino: Lima.
Virrey del Perú [editar]
Durante su mandato como Virrey del Perú, que comenzó desde el 21 de
diciembre de 1607, fomentó la flota, mandó confeccionar el primer
censo de Lima, construyó el famoso Puente de Piedra sobre el río Rímac
y la Alameda de los descalzos, y se hizo conocido por su protección de
los indios, por la denuncia ante el Rey de las excesivas riquezas que
atesoraban las órdenes religiosas, así como por la institución del primer
tribunal mayor de cuentas del virreinato. Durante su mandato (que
termino el 18 de diciembre de 1615) se descubrió una mina de mercurio
en Huancavelica. Después de devolver a España en el 1616 , se
convirtió en Consejero de estado y de Guerra del Rey, Presidente del
consejo de Hacienda, también de Aragón y un alto funcionario en el
Tribunal; El Rey Felipe IV lo hizo Grande de España.

12.- Francisco de Borja y Aragón


II Conde de Mayalde
Linaje : Casa de Gandía
Predecesor : Juan de Borja y Castro
Sucesor : Fernando de Borja y Aragón
Ocupación : Virrey del Perú
Cónyuge(s) : Ana de Borja y Pignatelli, V Princesa de
Esquilache
Nacimiento : Madrid, 1581
Fallecimiento : Madrid, 26 de setiembre de 1658

Francisco de Borja y Aragón (Madrid, 1581-1658). Noble, militar y


escritor español. Segundo Conde de Mayalde. Conocido por su
matrimonio como el Príncipe de Esquilache.
Descendiente de los reyes de Aragón. Fueron sus padres don Juan de
Borja y Castro, I Conde de Mayalde (tercer hijo de San Francisco de
Borja), y doña Francisca de Aragón y Barreto, I Condesa de Ficalho.
Aprovechado en los estudios desde su infancia, se inclinó
tempranamente por las artes y las letras. Por méritos familiares, fue
nombrado caballero de la Orden de Montesa en 1588, así como de la de
Santiago con dos encomiendas. También fue gentilhombre de cámara
del rey Felipe III. Contrajo matrimonio en 1602 con su pariente doña
Ana de Borja, Princesa de Esquilache y condesa de Simari.
En el Perú [editar]
Nombrado Virrey del Perú el 19 de julio de 1614, obtuvo licencia para
llevar consigo un séquito de 60 validos y servidores, además de las 24
criadas que acompañaron a su esposa. Hizo su solemne entrada en
Lima el 18 de diciembre de 1615, reemplazando al Marqués de
Montesclaros. Para atender las funciones de gobierno solicitó la
asesoría de Leandro de Larrinaga y Salazar.
Amenazado el litoral peruano por incursiones piráticas, proveyó de
inmediato la defensa de la costa merodeada por marinos holandeses,
como Jacob Le Maire y Willem Schouten. Favoreció la reglamentación
de los repartimientos para evitar los abusos cometidos en perjuicio de
los indios. Creó en Lima el Colegio del Príncipe, para la educación de los
hijos de indios nobles (1620), y en Cuzco los colegios de San Francisco
de Borja y San Bernardo (1619) para los hijos de caciques y de
conquistadores, respectivamente. Dio cumplimiento a las bulas de
erección de las diócesis de Trujillo, Concepción y Buenos Aires (1616).
Favoreció la entrada de Diego Vaca de Vega a las tierras habitadas por
los nativos de Maynas y la fundación del pueblo que, en su homenaje,
lleva el nombre de Borja (8 de diciembre de 1619). Procedió a
reglamentar e instalar el Tribunal del Consulado (20 de diciembre de
1619).
A su solicitud, se le nombró sucesor y sin esperarlo, emprendió viaje de
regreso a España el 31 de diciembre de 1621.
Obra literaria [editar]
De regreso a la Península, dedicó su tiempo libre a la producción
poética, llegando a publicar:
Obras en verso (1630, 1652 y 1663)
La pasión de Nuestro Señor Jesucristo en tercetos (1638)
Nápoles recuperada por el rey don Alonso (1651 y 1658), poema heroico
Oraciones y meditaciones de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, con
otros dos tratados de los tres tabernáculos y soliloquios del alma
(1661).

13.- Diego Fernández de Córdoba


I Marqués de Guadalcázar
Linaje : Casa de Aguilar
Predecesor : Francisco Fernández de Córdoba, señor
de Guadalcázar
Sucesor : Francisco Antonio Fernández de Córdoba
Ocupación : Virrey de la Nueva España - Virrey del
Perú
Cónyuge(s) : Ma. Ana Riederer de Paar
Nacimiento : Sevilla, 1578
Fallecimiento : Córdoba (España), 1630

Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar (Sevilla, España,


1578 - Córdoba, ibid., 1630), administrador de las colonias españolas
en América. Fue sucesivamente virrey de la Nueva España (1612-1621)
y del Perú (1621-1629)
A lo largo de su mandato en Nueva España terminó con la revuelta de
los tepehuanes en Sinaloa y fundó numerosas ciudades, como Lerma
(1613), Córdoba (1618) y Guadalcázar (1620). Construyó el Fuerte de
San Diego en Acapulco y mejoró el saneamiento y el abastecimiento de
aguas de la Ciudad de México, finalizando el acueducto que desde
Chapultepec abastecía la ciudad. Debido a todo ello, recibió el
sobrenombre de el Buen Virrey.
Como virrey de Perú, reformó el sistema fiscal y acabó con las luchas
entre familias rivales que ensangrentaban el virreinato. También
fortificó Lima para hacer frente a los ataques de piratas. En 1629
abandonó su cargo y regresó a España, donde murió el año siguiente.

14.- Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla

IV Conde de Chinchón
Linaje : Casa de Cabrera
Predecesor : Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla
Sucesor : Francisco Fausto Fernández
Ocupación : Virrey del Perú
Cónyuge(s) : Ana de Osorio Francisca Enríquez de Ribera
Nacimiento : Madrid, 20 de octubre de 1586
Fallecimiento : Madrid, 28 de octubre de 1647

Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, (*Madrid,1589-


†1647), cuarto conde de Chinchón y funcionario colonial español. Fue
Virrey del Perú desde 1629 hasta 1639.
Biografía
Fernández de Cabrera Bobadilla nació en Madrid en 1589 perteneciente
a una familia cercana al trono español. Sus padres fueron Diego
Fernández de Cabrera, tercer Conde de Chinchón e Inés Pacheco, hija
del Marqués de Villena y Duque de Escalona, Diego López Pacheco, y de
Luisa Bernarda de Cabrera Bobadilla, tercera marquesa de Moya. Los
padres de Don Luis eran primos.
De la época de su mandato datan el hallazgo de minas de plata en el
Cerro de Pasco y el hallazgo de las propiedades febrífugas de la corteza
de quina.
El 3 de noviembre de 1639, San Martín de Porres fallece en Lima. La
veneración hacia el fraile mulato era tal, que el Virrey fue a besarle la
mano cuando se encontraba en su lecho de muerte.
Al concluir su mandato como Virrey en 1639, Fernández de Cabrera
regresó a España, donde llegó a ser Consejero de estado y acompañó al
Rey Felipe IV en la campaña de Navarre, Aragon y Valencia.
Falleció el 28 de octubre de 1647 en Madrid.
Enlaces externos.

15.- Pedro Álvarez de Toledo y Leiva


I Marqués de Mancera
Linaje : Casa de Alba
Predecesor : Luis de Toledo, señor de Mancera
Sucesor : Antonio Sebastián de Toledo Molina y Salazar
Ocupación : Militar - Virrey del Perú
Cónyuge(s) : Luisa Feijóo de Novoa y Zamudio María de Salazar
Enríquez de Navarra
Nacimiento : Úbeda, 1585
Fallecimiento : Mancera, 1654

Pedro (Álvarez) de Toledo y Leiva, I Marqués de Mancera (Úbeda, Jaén


1585 - Mancera, Salamanca 1654). Noble, militar y XV Virrey del Perú.
Hijo de Luis de Toledo e Isabel de Leiva. Tempranamente iniciado en la
carrera de las armas, combatió en Italia (1600); se halló en la campaña
que el príncipe Doria condujo contra Argel (1601); y al mando de cinco
galeras concurrió a la defensa del estrecho (1607), atacado por los
moros. Después ejerció cargos de gobierno: como miembro del Consejo
Colectoral de Nápoles, gobernador y capitán general de Galicia y
gobernador de Orán. Honrado entonces con el título de Marqués de
Mancera (17 de julio de 1623), pasó a integrar el Consejo de Guerra; y
nombrado virrey del Perú (24 de febrero de 1638), empleó más de un
año en los preparativos de viaje, pues salió de Cádiz el 20 de mayo de
1639.
En el Perú [editar]
Tomó posesión de su cargo el 18 de diciembre de 1639, y lo entregó al
Conde de Salvatierra el 20 de septiembre de 1648; de modo que rigió los
destinos del Perú durante ocho años, nueve meses y dos días.
Ante las frecuentes incursiones de los piratas, y aconsejado por su
experiencia militar, dispuso la fortificación del Callao (1640), la erección
de fuertes en Arica y Valdivia, y aun la defensa de Buenos Aires.
Introdujo el uso del papel sellado (1641). Visitó las minas de azogue de
Huancavelica (1645), para reformar su administración y asegurar el
aprovisionamiento del metal; intentó ordenar la explotación del mineral
de Potosí. Dispuso la venta y composición de tierras, y mediante su
ejecución obtuvo 2 millones de pesos para la Corona. Aunque tendió a
"la conservación, buen tratamiento y alivio de los indios", reconoció que
éstos tenían por enemigos a corregidores, curas y caciques, "atentos a
enriquecer de su sudor", y que ninguna preocupación mostraban por
obedecer las providencias dictadas para amparar a aquéllos.
Para conocimiento de su sucesor preparó una Relación del estado del
gobierno del Perú (al parecer impresa en Lima hacia 1648). De vuelta en
la corte, murió el 9 de marzo de 1654.

17.- García Sarmiento de Sotomayor


II Conde de Salvatierra
Linaje : Casa de Sarmiento
Predecesor : Diego Sarmiento de Sotomayor
Sucesor : Diego Sarmiento de Sotomayor y Luna
Ocupación : Militar
Virrey de la Nueva España -Virrey del Perú
Cónyuge(s) : Soltero
Nacimiento : Valle de las Hachas,
Fallecimiento : Lima, 26 de abril de 1659

García Sarmiento de Sotomayor y Luna (Lima, 1659). Noble y


funcionario colonial español. Virrey de la Nueva España y XVI Virrey del
Perú.

Infancia y juventud
Hijo de Diego Sarmiento de Sotomayor, primer Conde de Salvatierra y
Marqués del Sobroso, y Leonor de Luna Enríquez Sarmiento y
Manrique, hermana del Conde de Fuentidueña.
Visto su celo en el cumplimiento de diversos cargos cortesanos, el 31 de
marzo de 1631 fue nombrado maestre de campo de la infantería
organizada en Galicia para marchar a Flandes; y sucesivamente pasó a
ser asistente y maestre de campo general de Sevilla (1634), y
gobernador de la armada real.

Virrey de la Nueva España


Elegido Virrey de la Nueva España, el 1º de julio de 1642, tomó
posesión de su gobierno el 13 de noviembre de 1642, y lo ejerció hasta
el 13 de mayo de 1648. Allí se enemistó con el obispo de Puebla, Juan
de Palafox y Mendoza, debido al apoyo que brindó a los jesuitas en las
disputas que mantuvieron con el prelado y, llegadas algunas quejas a la
corte, se resolvió su traslado al Virreinato del Perú, el 8 de julio de
1647. Sin embrago, demoró su viaje para hacer entrega del gobierno a
su sucesor.

Virrey del Perú


Llegó al Callao el 28 de agosto de 1648, pero su entrada oficial en Lima
se efectuó el 20 de setiembre de 1648. Ante posibles incursiones de los
portugueses, dispuso que los comerciantes de esa nacionalidad
vendieran las nevas que poseían para sus operaciones en el Océano
Pacífico, y para cortar la circulación de la moneda de baja ley, limitó
primero su valor cancelatorio y luego declaró su invalidez. Ordenó la
Real Hacienda, cobrando los adeudos al fisco y promoviendo la
actividad minera. Favoreció las misiones de Maynas, atendidas por los
jesuitas. Afectado el Cuzco tras el terremoto del 31 de marzo de 1650,
comenzó las tareas de reconstrucción. En Lima dispuso la construcción
de la pila ornamental de la plaza mayor.

Concluyó su mandato el 24 de febrero de 1655, pero permaneció en


Lima, debido al estado de guerra entre España e Inglaterra.

También podría gustarte