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Materiales magnéticos

El magnetismo o energía magnética es un fenómeno natural por el cual algunos


objetos producen fuerza de atracción o repulsión sobre los otros materiales. La
magnetización de un material depende del campo magnético aplicado. Los
materiales responden de diferente manera a los campos magnéticos, por ello,
pueden clasificarse en distintos tipos:

 Diamagnéticos.
Son materiales (mercurio, plata, plomo,…) en los que aparece una
magnetización muy débil que va en sentido opuesto al campo magnético
aplicado. Esto provoca que sean repelidos por los imanes (pero muy
ligeramente).

Mercurio (Hg) Plomo (Pb)

 Paramagnéticos.
Son materiales (aluminio, oro, magnesio,…) que cuando se les aplica un
campo magnético externo, aparece en ellos una magnetización muy débil
en el mismo sentido del campo aplicado.

Aluminio (Al) Oro (Au) Platino (Pt)

 Ferromagnéticos.
Son materiales metálicos (hierro, cobalto, niquel,…) que pueden presentar
una magnetización en ausencia de campo externo (imanes) y que
responden a los campos externos con una elevada imantación adicional en
el mismo sentido del campo aplicado.
Niquel (Ni) Hierro (Fe)

 Ferrimagnéticos o ferritas.
Son óxidos como la magnetita que presentan propiedades magnéticas
similares a los ferromagnéticos, aunque al tratarse de óxidos presentan una
conductividad eléctrica mucho menor que los ferromagnéticos, que son
metales.
De estos cuatro tipos los de mayor importancia son los ferro- y ferri-magnéticos
debido a la magnitud de su imantación. Estos materiales son de amplio uso en
imanes permanentes, electroimanes, memorias magnéticas, entre otros.

Ferromagnetismo.
Es una propiedad de algunos materiales que hace que resulten intensamente
imantados cuando se sitúan en un campo magnético, y conserven parte de su
imantación cuando desaparece dicho campo.
El ferromagnetismo es un fenómeno que no se debe sólo a propiedades atómico-
moleculares sino que es un efecto colectivo que requiere una estructura sólida.
Los materiales ferromagnéticos son elementos de transición, con una
configuración en sus átomos que favorece la interacción entre los dipolos
magnéticos, los cuales se alinean paralelamente dentro de zonas que se llaman
dominios. Como estos dominios se orientan aleatoriamente, no se genera
imantación neta en el material (Figura 1).

Figura 1.
Al aplicar un campo magnético a un material ferromagnético desmagnetizado
(Figura 2), dado que su permeabilidad y la susceptibilidad magnética son
superiores a uno, el campo en el interior del material es mayor al campo
magnético aplicado. Esto se debe a que los dominios del material se orientan con
el campo magnético exterior reforzándolo.

Figura 2

Si ahora se retira el campo externo, los efectos del campo aplicado no


desaparecen por completo, quedando un magnetismo remanente, que es la causa
de la existencia de los imanes permanentes. Este magnetismo remanente se
origina porque los momentos magnéticos de los dominios no vuelven a su
orientación original, quedando mayoritariamente orientados en la dirección del
campo aplicado (Figura 3).

Figura 3
Estos materiales se utilizan para delimitar y dirigir a los campos magnéticos en
trayectorias bien definidas (núcleo de transformadores, motores…). Permitiendo
que las máquinas eléctricas tengan volúmenes razonables.

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