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CAPÍTULO 10
Este capítulo en particular, nos refleja como el resto del mundo utiliza respuestas fáciles en
relación con la prolongada crisis de África. Todos recurren una y otra vez a la corrupción. La
política no puede explicar por sí sola la prolongada crisis económica de África. Los países
africanos van rezagados en el crecimiento económico aún cuando se percibe en ellos menos
corrupción. El crudo legado colonial y los verdaderos estragos del período poscolonial
tampoco explican la crisis de desarrollo a largo plazo.
La mala salud causa pobreza y la pobreza contribuye a empeorar la salud. El mundo rico
debería aportar al mundo pobre una cifra de aproximadamente una milésima parte de la
renta del mundo rico para invertir en salud. Se creó el Fondo Mundial para la Lucha contra
el Sida, la Tuberculosis y la Malaria en el 2001 y se consiguió el apoyo del presidente
Bush y de los líderes del G-8. Desde que el fondo comenzó a operar, la batalla permanente
ha constituido en obtener los recursos necesarios para desarrollar un trabajo a largo plazo
y a contribuir a que los países con rentas bajas elaboren y pongan en práctica planes acordes
con el reto que se les presenta.
África requiere soluciones no solo para el control de las enfermedades, sino también para
el hambre crónica, el aislamiento de las zonas rurales y la creciente degradación
medioambiental, a menudo, resultado de que la población sigue creciendo. La geografía y
la economía han convergido para dotar a África de unas condiciones de partida
especialmente malas. África carece de regadío, y más del 90% de los cultivos se nutren solo
de la lluvia. Los agricultores carecen de acceso a carreteras, mercados y fertilizantes.
Los problemas de África son especialmente difíciles. Pero, no obstante, son solubles
mediante tecnologías prácticas y eficacia probada. Las enfermedades se pueden controlar,
los rendimientos de los cultivos se pueden incrementar y las infraestructuras básicas se
pueden extender a las aldeas. Una combinación de inversiones en sintonía con las
necesidades y condiciones locales puede permitir que las economías africanas escapen de
la trampa de la pobreza.
EL FIN DE LA POBREZA
CAPÍTULO 11
Como el nombre del capitulo nos lo indica, es el comienzo de un nuevo milenio, y este
empezaba con una nota de esperanza. El mundo sobrevivió sin incidentes al temor
generalizado ante la crisis informática del efecto 2000. La economía estadounidense
continuó tomando la delantera. El progreso económico en China, la India e incluso Rusia
daban la sensación de que la globalización todavía podía cumplir sus promesas.
En septiembre del 2000 se celebró la Asamblea del Milenio. Fue la reunión de líderes más
grande de la historia. Los líderes transmitieron la esperanza de que la pobreza extrema, las
enfermedades y la degradación medioambiental podrían mitigarse con la riqueza,
las nuevas tecnologías y la conciencia global con la que se había ingresado al siglo XXI.
Se presentó el documento “Nosotros, los pueblos: la función de las Naciones Unidas en el
siglo XIX” y este se convirtió en la base de una importante declaración mundial, la
Declaración del Milenio, que suscribieron los líderes reunidos en la ONU. El documento
expone una serie de objetivos cuantificados y con asignación de plazos para reducir la
pobreza extrema, la enfermedad y las penurias. Esos objetivos fueron extraídos
posteriormente de la Declaración del Milenio para convertirse en los ocho Objetivos de
Desarrollo del Milenio.