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EL QUEHACER PEDAGÓGICO

Desde pequeña soñé con ser docente, crecí en un barrio lleno de necesidades, anhelaba ver a los
niños humildes entrar a la escuela con uniforme y útiles escolares que les permitiera aprender
algo útil y salir de ese hueco. Me refiero a “hueco” porque en esa época ningún taxista te llevaba
después de las 6 pm, quien lo hacía se exponía a salir en paños menores si tenía suerte, en caso
contrario hallaban el cuerpo a orillas del río Tunjuelito.
Lamentablemente ese sueño sigue siendo un sueño, pero lo importante es que no he dejado de
soñar, no es fácil que todos los chicos asistan a la escuela, algunos lo desean pero no tienen la
oportunidad, otros tienen la oportunidad y no la aprovechan, lo que es bien cierto y he podido
aprender con el pasar de los años es que cada individuo abre su camino al andar por más
adversidades que se presenten en el trayecto. Algunos tienen oportunidades y recursos
inmediatos, otros deben tener paciencia para obtenerlos y otros deben trabajar fuerte para
conseguir sus sueños, sea cual sea el caso, la actitud, el valor hacia lo obtenido y los deseos de
perseverar es lo que se ve reflejado en el camino a la autorrealización.
Soy una persona humilde, sencilla, amorosa, responsable, con valores inculcados desde mi
infancia, activa, organizada, amigable y compañerista, pero como todos imperfecta, metódica,
perfeccionista, temperamental, ante todo un ser humano con caparazón fuerte y corazón frágil
como algodón de azúcar. Mi padre me brindó la oportunidad de estudiar una carrera universitaria
no la aproveche. Viví 4 años en Salónica - Valle del Cauca, un corregimiento hermoso, donde
encontré personas con las palabras apropiadas que me llevaron a tomar la decisión de estudiar
aquello que realmente llenaba mi ser, por ello a mis 39 años estoy culminando la Licenciatura,
no es tarde pero es duro, soy madre cabeza de hogar, no cuento con el apoyo del padre de mis
hijos, en ocasiones he sentido desfallecer por el cansancio, la falta de tiempo, problemas
económicos, no tener una palabra de aliento, pero con todo y ello gracias a mi Dios he podido
afrontar y superar los tropiezos. En mayo de 2015 regrese a Bogotá mi ciudad natal después de
mi separación, con la expectativa de encontrar mejores opciones laborales, cual sería mi sorpresa
dos meses después al recibir una oferta laboral como docente sin estarla buscando pues apenas
terminaba cuarto semestre. El 14 de julio me entrevistaron, contrataron y entregaron mi carga
académica, no podía creer lo que Dios ponía en mi caminar, él siempre nos pone donde debemos
estar. Al siguiente día 7:00 am, me estaba presentando ante el grupo de 601 para dictar
contabilidad, 20 años habían transcurrido desde la última vez que leí algo de la asignatura, de allí
mi decisión de pedir un cuaderno para saber qué temas habían visto, no me creerán pero fue
como si el día anterior hubiese asistido a clase con el profe Héctor Fabio Zipa todo fluyo
instantáneamente, lo mismo hice con las demás asignaturas en cada uno de los grupos que tenía a
cargo, tres días maravillosos terminando semana, luego todo fue cuestión de planear, actitud y
ganas por dar lo mejor. Fui directora de grupo en grado quinto, 29 niños y niñas maravillosos
con quienes empecé a sacar a flote mi amor y entrega por los demás desinteresada, el 5 de
diciembre gradué mi primera promoción, termine mi primer año de experiencia docente y cumplí
20 años graduada como bachiller, que más podía pedir, mi corazón estaba hinchado de felicidad.
Como dato curioso el día de la evaluación institucional agradecí por la oportunidad brindada, ¡oh
sorpresa! Para mis compañeros enterarse que fui primípara y ninguno lo noto. En 2016
renovaron mi contrato en el Liceo Oxford, por ignorancia en el tema acepte una oferta en el
Colegio de mi hijo lo que me permitió estar pendiente de sus asuntos escolares, el costo fue alto
o mejor fue muy bajo, ya que los acuerdos económicos no se cumplieron, lo que no está escrito
se lo lleva el viento, fue un año lleno de sacrificios para solventar los gastos, situación que
vivimos la mayoría de colombianos, en medio de todo una experiencia enriquecedora, fui
directora de grupo en grado cuarto, chicos con quienes interactúe de forma maternal, al contrario
de lo que muchos piensan en un colegio estrato 3 encontré más distancia entre padres e hijos,
lamentablemente lo material se ha convertido en la compañía de los niños dejando de lado los
valores, apoyo y sobre todo el amor, prima lo que está de moda, lo último en tecnología, las
marcas, el que dirán, los compromisos sociales, en fin queda rezagado lo verdaderamente
importante. Son tantas cosas que los alumnos expresan cuando encuentran a alguien que los
escuche, error grandísimo que cometen los padres al dejar pasar esos momentos porque jamás
regresan, los niños y adolescentes toman caminos equivocados porque el mal está merodeando
en cada esquina, cada segundo, y al encontrar un chiquito sin autoestima, autocontrol y
autonomía ríe y entra para hacer de las suyas. Me llevo la satisfacción de haber mediado hasta
donde las circunstancias lo permitieron esperando que en el futuro se vean las consecuencias
positivas.
En 2017 tuve la oportunidad de trabajar para mi primer jefe nuevamente pero en el colegio del
norte, cambio radical, a pesar de estar ubicado en estrato 3, llegan niños desde estrato 1 con
dilemas complicados en sus cortas vidas, directora de grupo en grado segundo donde tuve
empatía total con estudiantes y padres de familia, creo que cuando se ama la profesión por más
que te quieran amargar e indisponer sin haber siquiera iniciado más perrenque se debe, soy de
aquellos que opinan “Hasta no ver, no creer” y si se ve se lucha por cambiar positivamente la
situación, es demasiado reconfortante tener liderazgo, implementarlo e incentivar a otros a
obtenerlo, contar con apoyo, sentir y ver cómo te siguen, fueron 17 hijos putativos con quienes
continua la conexión, a pesar de no estar acompañándolos por cuestiones de salud la
comunicación es permanente, unos muy reservados, otros quienes al cerrar la boca tienen letreros
alrededor, amorosos, extrovertidos, tímidos, inteligentes, con grandes metas, pero especialmente
en mi corazón llevo a un chiquis nuevo en el colegio que inicio sin saber leer ni tomar dictado,
duro reto para él, no se imaginan la satisfacción de contar con el apoyo familiar, esfuerzo y
superación personal que lo llevo a ocupar el tercer puesto en tercer periodo, Sebastián un niño
que al seguir con las ganas de llegar alto logrará todo lo que se proponga.
La vida docente es un reto para quien decide seguirla, no se llega a ella para obtener riquezas
materiales, ni comodidades, por el contrario es una de las profesiones menos valoradas por la
sociedad, pero cuando se hace por amor y convicción no importa cansancio, sacrificio o aporte
económico que se haga, cuando se obtiene una sonrisa, un abrazo, un gracias como recompensa,
al estar inmersa en este entorno no solo he sido guía y maestra del conocimiento, me he
convertido en confidente, amiga, parcera, enfermera, abogada, nutricionista, animadora,
cantante, organizadora de eventos, mamá putativa, alcahueta, consentidora, incluso psicóloga.
He oído críticas por no tener tiempo para nada, pero tengo tiempo para todo, todo lo que me
importa y lo que me importa es estar en compañía de alumnos que me enseñan a diario lo
hermosa que es la vida docente.

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