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Hombre
El cogito y el criterio de la verdad. "EGO COGITO EGO SUM ":
Descartes, deseando encontrar la verdad, rechaza como falso todo aquello en que
pudiera imaginar la menor duda. Así, puesto que los sentidos nos engañan, quiso
suponer que no hay nada que sea tal como ellos nos lo hacen imaginar; y como hay
hombres que se equivocan al razonar, juzgó que estaba tan expuesto a error como
cualquier otro y rechazó como falsos todos los razonamientos, que antes había tomado
por demostraciones. Decidió que todas las cosas que hasta entonces habían entrado
en su espíritu no eran más ciertas que las ilusiones de sus sueños.
Llegó a la conclusión de que no existe nada cierto: " La única verdad a la que la duda
fortalece en verdad es a mi propia existencia, pues para ser engañado necesito existir”.
El hombre puede fingir que no tiene cuerpo alguno, pero no puede fingir que no es; el
hombre es una sustancia cuya total esencia o naturaleza es pensar y no necesita para
ser, de lugar alguno ni depende de cosa material.
Mundo
Habiendo demostrado la existencia de Dios, su perfección se convierte en la garantía
de la realidad en sí de los pensamientos claros y distintos.
Vemos que Descartes logra con esta demostración salir del yo pensante y otorgarle
existencia a estos pensamientos.
Pero el mundo existente de Descartes es un mundo de formas geométricas, sin colores,
ni irregularidad alguna, una realidad que denomina extensión.
Por lo tanto, Descartes sólo reconoce como realidad sustancial al yo pensante, a Dios y
a la extensión. El mundo cartesiano es el mundo de la ciencia moderna, que elimina la
cualidad y tiene en cuenta solamente lo que se puede medir. Para Descartes, la
naturaleza está compuesta de puros mecanismos incluyendo al hombre, cuyas pasiones
y emociones son ideas confusas y poco claras que no son reales. Se establece así el
imperio del intelecto y de la razón inaugurando así la era del racionalismo.
Dios
Para Descartes, Dios existe por tres argumentos. En primer lugar Descartes dice que,
si nosotros somos seres imperfectos pero en nuestro interior tenemos la idea de un ser
perfecto, esta idea tiene que haber sido inculcada por alguien. Este alguien es Dios y la
idea de perfección es la huella que nos deja por habernos creado. En segundo lugar,
Descartes parte de la base de la causa de nuestra existencia como tal, si Dios no nos
ha creado, ¿quién lo ha hecho? Para Descartes la respuesta es sencilla, si yo no me he
podido crear a mí mismo ya que soy imperfecto y si me hubiera creado yo mismo sería
un ser perfecto; si no puedo existir en un tiempo infinito; y mis padres solo son la causa
de mis atributos físicos, solo queda Dios como causa de mi existencia.
Con todo ello, y teniendo en cuenta su contexto, Descartes sumó a su demostración su
lealtad al catolicismo como forma de asegurarse el poder seguir con sus escritos. Esta
lealtad la hizo a raíz de la moral provisional, Descartes formula sus cuatro máximas, y
en la primera recalca el sentimiento conservador y religioso y que se basa en; seguir las
leyes de su país, seguir la religión de la infancia y hacer caso de las opiniones de las
personas más sensatas.
Hombre
El alma humana no es una excepción. Su inmaterialidad no es absoluta, sino
únicamente relativa, en el sentido que su región de representación clara es de tal grado
mayor que la región de representación oscura, que esta constituye prácticamente una
cantidad insignificante. Del mismo modo, y hablando absolutamente, la inmortalidad del
alma no es un privilegio único. Todas las mónadas son inmortales, puesto que cada una
de ellas es una fuente autónoma de acción, que ni es dependiente de otras mónadas ni
es influenciada por ellas y puede, consecuentemente, seguir actuando indefinidamente
sin interferencia. El alma humana, empero, es peculiar en este aspecto, en cuanto es
su conciencia (apercepción) la que la habilita para actuar su independencia.
La interpretación del hombre la hace Leibniz estableciendo una relación entre el cuerpo
y alma, mediante la postulación de la armonía preestablecida. Esto significa que Dios
como constructor y artífice del mundo, al crear las monadas las sincronizó en tal forma
que a toda acción del alma corresponde en el cuerpo su respectiva reacción.
Mundo y Dios
El mundo, lo real adquiere consistencia desde Dios. Pero él también es producto de lo
racional, el universo es mirado desde las leyes de la razón y desde la necesidad de la
lógica Pero la realidad como tal es puesta entre paréntesis y no cuenta para la
determinación de la objetividad, Godofredo reacciono en contra del mecanicismo de
Descartes, que redujo todo a extensión y movimiento, las cosas no son elementos
pasivos, inertes, por el contrario, la fuerza o el dinamismo es lo característico de
la materia , lo inerte corre el riesgo de no existir de ahí la necesidad de establecer un
nuevo concepto de sustancia en el que se involucre el carácter dinámico.
La mónada será la que determine el concepto de sustancia, en efecto la monada es
fuerza es actividad, es acción "es una sustancia simple que forma parte de los
compuestos, es decir sin partes" esta opción es puramente lógica pero en ningún
momento podemos darla como cierta en el orden ontológico.
Para Leibniz las substancias infinitas que forman la estructura metafísica de los seres,
las llama "Mónadas", que hacen referencia a la unidad, lo cual nos lleva a representarla
como elemento último e indivisible. “La mónada no tiene partes, no posee extensión,
figura ni divisibilidad. La esencia de la Mónada es ser fuerza, la Mónada absoluta es
Dios, fuente y razón de todo el orden establecido en el universo. Las mónadas tienen la
siguiente jerarquía:
Hombre
Hobbes pretendía ser el iniciador de la Filosofía Política como lo fue Galileo de la Física.
A diferencia de la tradición aristotélica, que veía en el hombre a un "animal social", él
sostenía que la sociedad surge de un acuerdo artificial, basado en el propio interés que
busca la seguridad por temor a los demás. Por este acuerdo surge el Leviatán, "dios
mortal" o poder absoluto. Afirma que en el "estado de naturaleza" el hombre vive una
guerra de todos contra todos. «El hombre es un lobo para el hombre.» Pero, al mismo
tiempo, este mismo hombre, incluso en el estado de naturaleza, sigue siendo un ser
racional y tiende a superar el desorden y la inseguridad.
“Tenemos que volver a la naturaleza, porque la naturaleza es buena y el hombre es
bueno por naturaleza” Rousseau. Sin duda esta frase revela la médula del pensamiento
de este filósofo, puesto que con el término naturaleza se quiere referir principalmente a
la razón, ya que para los eruditos de esa época la razón humana proviene de la
naturaleza, al contrario que la iglesia y la civilización.
Mundo
Dios
En los albores de la modernidad, tras la ruptura de la unidad del pensamiento medieval,
los diferentes ámbitos del saber humano comenzaron a experimentar un proceso de
racionalización (secularización) que devino en su separación. Particularmente, el
Leviatán de Thomas Hobbes constituye uno de los primeros esfuerzos por separar la
religión de la política. En este trabajo me ocupo precisamente de analizar esta relación.
Más que exponer la estructura interna del contrato hobbesiano, lo que me interesa
demostrar es que en el Leviatán el propósito político de justificar la autoridad de un
Estado mediante un acuerdo entre sujetos libres e iguales está puesto al servicio de la
consecución de un propósito religioso: la institución en la tierra del reino de Dios.
En su lúcido diccionario sobre Hobbes, A. P. Martinich llama al Leviatán "la Biblia del
hombre moderno". Mediante esta sugestiva analogía, Martinich intenta destacar la
importancia a un tiempo histórica y filosófica de esta obra. En efecto, pocos libros
representan tan profundamente el espíritu de una época y, a la vez, han influenciado
tan decididamente en las generaciones venideras como lo ha hecho el Leviatán.
Kant
Hombre
Kant parte de que el hombre, según su naturaleza, es un conjunto de disposiciones
originales: Disposición a la animalidad como ser viviente (capacidad técnica.) ·
Disposición a la humanidad, como ser viviente y racional (capacidad pragmática) ·
Disposición a la personalidad, como ser racional y moral (respeto a ley moral). Esta es
la estructura radical que constituye al hombre y que pone de manifiesto una dualidad de
dimensiones: Para Kant, el hombre es un ser autónomo que expresa su autonomía a
través de la razón de la libertad, para poder ser autónomo el hombre debe usar su razón
independientemente y debe ser libre.
Para Kant, ilustrado como era el, el hombre es concebido como un ser dotado de razón,
capaz de conocer la realidad por medio de dicha capacidad, un ser emancipado de un
ser superior, secularizado, libre de las ataduras de la ignorancia.
Mundo
Todo ser humano hace su propio plan sobre su destino en el mundo. Están las
habilidades que quiere aprender, están el honor y la paz, que espera obtener de
aquellas, felicidad duradera en la vida conyugal y una larga lista de placeres y proyectos
completan la figura de una linterna mágica, que pinta para sí mismo y con la que se
permite jugar continuamente en su imaginación. La muerte, que acaba con este juego
de sombras, se muestra sólo lejos a la distancia y es oscurecida por la luz, que envuelve
los lugares más placenteros. Mientras soñamos, nuestro verdadero destino nos guía en
una dirección completamente distinta.
Dios
El hecho es éste: la reflexión kantiana sobre Dios da la impresión de resultar
contradictoria e incongruente. Contradictoria en la medida en que en distintos periodos
y momentos de su vida y, por tanto, de su obra, Kant parece haber defendido posiciones
distintas al respecto. Kant sistematizó y resumió los argumentos tradicionales para la
demostración de la existencia de Dios en los tres siguientes:
Fe Racional
Kant defendió respecto de lo metafísico las dos tesis siguientes:
Hegel
Hombre
Objetividad
Verdad
moralidad dentro de ese estado racional
Mundo
El altruismo para Hegel es impedir que las personas se ganen la propia dignidad de lograr
las cosas que le corresponden por sí mismo, por lo tanto, la preocupación por el prójimo no
es la característica de los grandes hombres, así como tampoco la dialéctica de la historia
tiene en cuenta el bienestar de los hombres particulares.
Para este filósofo los momentos felices de la historia fueron páginas en blanco.
Hegel condena al inconformista que se cree superior al mundo en que vive. El mejor hombre
es el que comprende mejor su mundo, su realidad, su tiempo y el que puede reconciliarse
con su circunstancia.
Hegel, al contrario de Marx, es a la vez idealista y espiritualista, porque considera que tanto
la idea como el espíritu son la esencia de la realidad.
El espíritu universal que rige el mundo es la sustancia como principio creador, que a través
de la razón intelectiva de la humanidad toma conciencia de sí mismo y se conoce.
Para Hegel, la idea es la realidad efectiva. Esta idea no se opone a la materia porque la
auténtica realidad tiene una existencia sensible que también es razón y espíritu, que además
de existir tiene una razón para existir.
Dios
La totalidad buscada no puede ser tomada sólo como substancia sino también como
sujeto, cuyo objeto esencial es él mismo: la realidad que se piensa a sí misma. La
naturaleza es una condición necesaria, previa, de la conciencia humana y proporciona
la esfera de lo Objetivo sin la cual no puede existir la esfera de lo Subjetivo; pero ambos
son momentos de la vida del Absoluto.
Bibliografía: