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INTERSTELLAR: ELLOS SOMOS NOSOTROS.

No entres dócil en esa buena noche.

En Melancolía (Melancholia, 2011; Lars Von Trier), John (Kiefer Sutherland) personaje que por sus
conocimientos de astronomía, encarnaba la voz de la ciencia, apenas se confirmaban las peores previsiones acerca
de la trayectoria del planeta, se suicidaba. Como dijo Tiresias, malo es el conocimiento que no aporta beneficio al
sabio. El sujeto moderno convertido en centro y fundamento, en medio de referencia de todo lo existente, no espera
la salvación más allá de sus medios, ni acepta dejar su destino en manos ajenas, de modo que en un acto de total
coherencia, pone fin a esa existencia por su propia mano. La ciencia, la técnica y el subjetivismo son aquellos
fenómenos de la modernidad que dominan la interpretación del ser, el sentido de la verdad y la posición del
hombre en el mundo. La racionalidad científica tiene lugar como modo de interpretar y experimentar el mundo.
Christopher Nolan y su hermano Johnn athan (presente en los mejores trabajos del británico) suscriben esta tesis y
exploran las consecuencias del mesianismo científico como correlato lógico al "desdiosamiento" moderno, que
lejos de excluir la religiosidad, convierte el nexo hacia los dioses en vivencia religiosas. El vacío que éstos dejan
se sustituye "por la exploración histórica y psicológica del mito." 1 El mesianismo científico de Interstellar (2014)
implica una reinterpretación de la cosmovisión cristiana acorde con la modernidad. Cooper (MM) y el grupo de
científicos que lideran la operación Lazarus, se servirán de un agujero de gusano para acceder a otra galaxia en la
que se han localizado tres planetas potencialmente habitables donde la especie podría tener un futuro lejos de un
planeta Tierra moribundo.
De inmediato surge la cuestión acerca de quiénes y porqué han situado cerca de Saturno el citado agujero, sin
embargo, no es una pregunta acuciante ni relevante para la resolución del problema. Sólo importa el cómo
instrumentalizar ese portal, qué uso puede hacerse de él para explorar su más allá. Lo óntico desplaza la pregunta
por el ser y su verdad, la técnica no es un proceder interrogativo sobre los objetos sino que los dis-pone sin
mediación, todo lo que es aparece como material disponible para la voluntad del hombre. En la misma línea,
cuando Murph (Mackenzie Foy) hable a su padre acerca del fantasma que tira sus libros, él le propone que afronte
el fenómeno científicamente, trasladando el horizonte de la trascendencia que implica el concepto común de
"fantasma" al ámbito más cercano de una investigación en el dominio de los entes. Así descubre que se halla ante
una situación comunicativa. Los desórdenes constituyen varios mensajes, codificados naturalmente, aunque
pasarán varios años hasta que Murph (Jessica Chastain) llegue percatarse de quién es el emisor y aquilatar
debidamente la importancia de la información que se le está ofreciendo.
La súplica desesperada, camuflada por una arrogancia malherida, que profería el personaje de Mel Gibson en
Señales, "estamos solos", Nolan la convierte en un, "sí, estamos solos, y qué". Un nihilismo activo que acepta la
ausencia de trascendencia en todas sus versiones. Cuando se alude a "Ellos", no podemos dejar de pensar en Von
Daniken, en Arthur C. Clarke, Prometheus (2012, Ridley Scott), en las criaturas luminosas de Spielberg que salvan
a David en I.A. (2001) distintas versiones secularizadas y pasadas por el tamiz de la ciencia de la divinidad judeo-
cristiana creadora y redentora, aunque no siempre ambas cosas. Sin embargo, esas expectativas no se
afortunadamente cumplen. Carl Schmitt afirmó que vivimos realmente en la teogonía cuando aceptamos el
concepto de nihilismo y no queremos quedarnos detenidos en él.

"Ellos", esos seres que habitan cinco dimensiones acabamos siendo los hombres
El mesianismo científico se erige en elnuevo relato maestro, la nueva ideología que deilimita un horizonte de
sentido.
Hemos de agradecer a Nolan que apueste los rostros. Rostros cercanos, ajados, sin afeites ni filtros. Rostros que
miden la tempretaura de las almas y traducen la borrasca de las emociones. El rostros poderoso de McConaughey,
que últimamente hace de cada interpretación suya un milagro. El rostro milagroso de la Chastain. Su primera
aparición en una pantalla de escasa calidad de imagen, es el momento más poderoso del filme.

1
Heidegger, Martin: "La época de la imagen del mundo"

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