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Definición de Maltrato Infantil PDF
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Siguiendo estos mismos principios, sociedades que se destacan por su compasión, por el
cuidado involucrado de los padres, también están caracterizadas por hacer agenda pública
el bienestar de sus hijos (Hewlett, 1991). En esas instancias, la definición de abuso y
negligencia infantil reflejan las creencias sociales y los objetivos para asegurar un grado
mínimo de cuidado y protección necesitada por los niños. Sin esas actitudes y regulaciones,
la historia documenta que los niños serán utilizados y maltratados de todas las formas
concebibles (Radbill, 1968). Dentro de nuestra sociedad, establecer legislaciones que
defiendan la infancia sigue siendo un proceso lento y conflictivo. Como en cualquier otra
civilización, factores como la cultura, valores y objetivos de la población, determinan el
curso y los resultados de la sanción pública a las prácticas familiares.
En la américa contemporánea, la teoría, opinión y los resultados encontrados por los
científicos sociales y expertos médicos han remplazado las evidentes supersticiones y
mitología. Llegando a preocuparnos por el maltrato infantil, en parte por el creciente
consenso de que la negligencia y el abuso infantil perjudican la adaptación psicosocial del
niño y una vida de productividad, y por lo tanto, en última instancia, el bienestar colectivo.
(Dubowitz, 1986). Por consecuencia, ha habido una creciente convicción moral de que el
derecho y la protección de los niños prevalecen sobre el derecho de privacidad de la familia
y la autonomía en el hogar en donde la salud mental y física de los niños está puesta en
peligro.
Para implementar la agenda pública de proteger a los niños de daños, la precisión de una
definición se ha hecho cada vez más necesaria para tomar decisiones sistemáticas y
relativamente objetivas sobre cuando la intervención en la vida familiar es necesaria. En
donde nuestra sociedad trace la línea entre el maltrato y el no maltrato tiene profundas
implicaciones para millones de personas, incluyendo niños, padres, profesionales del
cuidado de la salud y científicos sociales, así como personal jurídico y aplicaciones de la ley.
Visión
Este capítulo está dividido en 4 secciones. Primero, exploraremos las fuerzas culturales,
políticas y económicas que forman parte de la definición de maltrato. Segundo, revisaremos
el impacto que la teoría e investigación desarrollada por científicos sociales han tenido en
la definición de maltrato. Tercero, presentaremos el trabajo de nuestro propio laboratorio
que aborda los problemas inherentes en la definición de abuso infantil y negligencia.
Presentaremos esta investigación como sólo un ejemplo del tipo de investigaciones que son
necesarias para conducir un orden para examinar los supuestos de nuestras políticas
nacionales con respecto a que es maltrato infantil y como debería ser definido. Finalmente,
extraeremos cuestiones claves y conclusiones de los temas que se discutieron y delinear
sus consecuencias para la política social.
¿Qué entendemos por definición?
A lo largo de este capítulo, consideraremos 3 componentes primarios que creemos que son
parte integral de la definición de maltrato: El primer elemento q envuelve la
conceptualización del fenómeno, es si los malos tratos son considerados como
comportamiento criminal, enfermedad psiquiátrica o resultado de circunstancias
ambientales. Aunque son presentados frecuentemente en oposición uno de otro,
sostenemos que estos puntos de vistas no son necesariamente excluyentes. Una segunda
consideración implica los tipos de actos parentales, que están incluidos bajo la etiqueta de
maltrato infantil. Por ejemplo, la mayoría de los estados reconocen que el abuso físico,
sexual y negligencia física son incidentes de maltrato infantil. Podemos describir otros actos
parentales, tales como el maltrato psicológico y la inadecuada supervisión que son más
polémicos, pero sus consecuencias aún no se han definido legalmente. El tercer
componente definicional envuelve la dureza de las acciones paternales necesarias antes de
los acontecimientos considerados en el abuso o negligencia. A pesar del hecho de que las
decisiones clínicas y legales están basadas en nociones implícitas de gravedad, esta ha sido
escasamente delineada. Presentamos nuestros esfuerzos para hacer esas dimensiones más
explícitas para que los investigadores puedan investigar sus implicaciones prácticas de una
manera más sistemática.
La posición de una cultura sobre lo que no es maltrato refleja sus actitudes acerca de las
libertades individuales y la privacidad, y esto concierne al bienestar de sus niños. Además,
las definiciones públicas de maltrato determinan, y consecuentemente son determinadas,
por la disponibilidad y asignación de los fondos monetarios del gobierno. En esta sección,
discutiremos sobre la transacción entre diferentes actitudes culturales, tendencias políticas,
fuerzas económicas, bienestar familiar y definiciones de maltrato infantil.
En América, los esfuerzos para identificar y combatir el abuso infantil comenzaron en los
albores del siglo 17, en los tiempos precoloniales, cuando representantes de la iglesia
protestante visitaron los hogares de los peregrinos para asegurarse de que los niños
tuvieran una inducción apropiada a los valores de la iglesia (Giovanni y Becerra, 1979). Los
valores puritanos promovidos por la iglesia incluían la idea de que todos los niños necesitan
una fuerte guía y disciplina. Estas nociones aceptaban y justificaban el castigo físico severo.
Así, dentro de esta cultura, el castigo físico muy severo no se consideraba abuso infantil.
Por el contrario, la ausencia de fuerte guía era considerado un maltrato. La preocupación
sobre el carácter moral de los padres y su influencia sobre los hijos ha persistido como un
tema público. En el siglo 19, los estatutos del estado hacían posible cortar los derechos
parentales en casos donde los padres podían poner peligro la moral de sus hijos (Giovanni
y Becerra, 1979). Caían bajo la jurisdicción padres alcohólicos, criminales o prostitutas.
Más controversiales eran las pobres leyes de América temprana comparadas con los
estándares de hoy en día. En un esfuerzo por impedir la destitución económica, se alentaba
a los niños pobres a separarse de sus familias en los comienzos del siglo 20. en estos casos,
los padres podían inculcar en sus hijos la dependencia al estado y la constante pobreza a
través de sus ejemplos de “flojera”. Estas éticas cambiaron muy lentamente. La distinción
entre padres negligentes y padres pobres se comenzó a hacer sólo a mediados de este siglo.
A finales del siglo 19, la pobreza en los padres era mucho más preocupante que los castigos
físicos que los niños recibieran. Cien años más tarde, esta priorización se ha revertido en los
Estados Unidos. A comienzos del siglo 19 la infancia se comenzó a ver como una etapa
particularmente inocente y vulnerable que requería especial consideración y cuidado. Esta
creciente perspectiva llevó a condenar públicamente los malos tratos injustificados a los
niños. Ya en los principios de 1800, las situaciones en las cuales los padres habían sido
especialmente crueles con sus hijos eran juzgadas en la corte. En esa época aún no existían
definiciones oficiales de abuso infantil, y fueron impuestas por la misma corte. La decisión
de los jueces en esos tiempos, sobre si era abuso o no, no estaba regido por la severidad de
las heridas del niño, sino que en si la golpiza había sido o no por un castigo justificado. Así,
si los padres afirmaban que el severo castigo físico era su forma de disciplina, no se seguía
con acciones legales.
El año 1874 es comúnmente reconocido como la fecha en que el abuso infantil se convirtió
en asunto de preocupación nacional, que requería una amplia y organizada respuesta. En
ese año el caso de Mary Ellen, una niña de 10 años que había sido severamente golpeada y
descuidada por sus padrastros, ganó la primera plana en los diarios. Muy importantemente,
notaron como completamente ausentes (no existían) a todos los programas que podrían
proteger y ayudar a los niños en esa situación. Así que su caso tuvo que ser acogido por la
sociedad de protección de crueldad hacia los Animales (SPCA), que se estableció 8 años
antes que la sociedad de protección de crueldad hacia los niños (SPCC). En la época de este
famoso caso, no existían definiciones de abuso infantil, y las acciones legales se tomaban
sólo en casos en que el maltrato violaba también las leyes aplicadas a adultos. En respuesta
al caso de Mary Ellen, la SPCC es establecida y su caso fue oficialmente llamado “Caso
número 1”.
Desde el siglo 19, la negligencia y el abuso infantil ha sido visto como un problema social
que amerita una solución. Las actitudes culturales han demostrado ser favorables cuando
se trata de intervenir cuando las familias muestran poca preocupación por el bienestar de
sus hijos. Sin embargo, aún existe controversia con respecto a qué constituye realmente el
maltrato y qué acciones debería tomar el estado para combatirlo. Desde el siglo 20, se han
utilizado menos las caridades privadas como la SPCC para manejar casos de abuso infantil.
En su lugar, se utilizan más las agencias manejadas por el estado, como el departamento de
servicios sociales (DSS), para la protección de los infantes. Adicionalmente, las nuevas
actitudes públicas han promovido y puesto énfasis en rehabilitar familias negligentes y
ayudarlos a mantener la custodia de sus hijos. Con esto, las familias confían gradualmente
más en trabajadores de la salud mental para proveer estos servicios. Además, el
involucramiento del gobierno en estos temas de protección infantil también reflejó una
creciente atención política a ésta área.
En general, nunca ha sido fácil decidir dónde termina la libertad de uno y comienza la del
otro. Esto se extiende a lo referido a la familia y a la niñez. Resistencias al abuso infantil
protegido por la ley se han manifestado en variados casos, como decidir a qué edad un niño
debería ser considerado un ser humano. Sociedades pasadas han establecido tal edad en
un punto relativamente tardío en la niñez. Al final del siglo XX, los derechos del niño al fin
fueron considerados tan temprano como los primeros meses de gestación, ejemplificado
en los argumentos sobre los derechos y el aborto y si las madres deberían ser responsables
por el uso de drogas durante el embarazo. Otras cosas relacionadas han aparecido con los
argumentos de los derechos de los padres por liberar a los niños de mandatos del gobierno.
En siglos pasados, la ley agrupaba a los niños con otros objetos de propiedad de los padres.
Bajo esta condición, la intervención pública violaba el derecho del manejo a la propiedad
privada.
Aunque el maltrato infantil abarque todos los estratos socioeconómicos, la mayor parte de
este se realiza en familias pobres. En otras palabras, la privación económica y la falta de
recursos se relacionan con el maltrato infantil y la negligencia. Por cierto. Investigación ha
apoyado una relación entre la crisis económica y el aumento de la incidencia del abuso y
abandono infantil. No obstante, hay que señalar que la mayoría de las familias que viven la
pobreza proporcionar una atención adecuada a sus hijos. El aumento de la tensión
económica en relación con las personalidades de los padres puede aumentar en alto riesgo
los propósitos por los cuales los padres maltratan a sus hijos. Por consiguiente, en tiempos
en que la economía se enciende, las agencias tienen mayores cargas de casos de malos
tratos familiares. Por desgracia, las herramientas de las personas suelen afectados por las
mismas fuerzas financieras que perjudican a las familias. Bajo los intentos económicos de
programas condicionales establecidos para ayudar a las familias maltratadoras a tener más
alternativas que dirigir sus servicios a los casos más graves. A través de ellos, la
disponibilidad y asignación de fondos para la protección de los niños maltratados alteran
directamente la definición de trabajo del abuso y la negligencia. Es tristemente irónico que,
como el número de familias en crisis se convierte en inalcanzable ayuda se eleva cada vez
mayor.
La economía de una nación también está cercanamente relacionada con su motivación para
actuar en contra del abuso y la negligencia contra los niños. Por ejemplo, históricamente,
en tiempos de estabilidad económica, el abuso a los niños ha recibido más atención
gubernamental y pública. Continuando con esta noción, el establecimiento de una gran
burguesía jugó un importante rol, permitiendo que el maltrato en contra de los niños no
fuera visto como un problema social. A menos que la mayor parte de la población tenga
provisiones esenciales como comida y refugio, temas como el maltrato infantil permanecen
con una prioridad baja. Una vez que las familias de la nación tienen sus necesidades
cubiertas, la atención se puede concentrar en la igualmente importante tarea de asegurarse
que los niños reciban atención parental de calidad. Por otra parte, en el pasado, una
agrupación inadvertida de maltrato y pobreza ha sido un obstáculo que ha impedido el
apropiado presupuesto para los programas contra el maltrato infantil. Una falta de voluntad
para destinar dinero para combatir el abuso infantil resulta de los diálogos de los
legisladores, que argumentan que ya suficiente dinero se ha destinado para los
desventajados. De hecho, la fuerte asociación entre abuso infantil y pobreza fue
intencionalmente minimizada para prevenir que los políticos con una actitud positiva hacia
el bienestar votaran en contra del Acto de prevención y tratamiento del abuso infantil
(CAPTA). La separación del abuso y negligencia de otros temas sociales incrementó la
atención hacia el maltrato infantil.
La perspectiva final puede ser descrita como la Definición Ecológica. Este enfoque,
desarrollado de la teoría ecológica del desarrollo infantil de Bronfenbrenner (1979), ha sido
aplicado al estudio del maltrato ante todo por Galbarino (1976) y Belsky (1980). Este punto
de vista sitúa igual énfasis en la contribuciones ambientales y familiares a la ocurrencia de
maltrato infantil, y sugiere una muy amplia definición que incluye condiciones
socioeconómicas (pobreza), que son conocidas por comprometer el desarrollo infantil. De
hecho, de acuerdo con la perspectiva ecológica, el maltrato incluye factores en todos los
niveles del ecosistema que han sido identificados por incentivar la incidencia de maltrato.
Por ejemplo, maltrato en el nivel más alto (el macrosistema) incluye una tolerancia y
fomento social de la violencia y castigo corporal, así como falta de políticas sociales para
asegurarse de que se hayan adoptado disposiciones para que todas las familias tengan igual
acceso a comida y abrigo (Gil, 1975). En el nivel que impacta directamente sobre la familia
(El mesosistema), el criterio de maltrato incluye factores que se ha encontrado ponen en
peligro la parentalidad como falta de apoyo social, e incidentes de conflictos conyugales.
Eventos comúnmente reconocidos como maltrato, como abuso físico, serían capturados en
las definiciones ecológicas del microsistema, las cuales incluyen interacciones padre-niño.
Esta perspectiva es destacable por la premisa de que la sociedad como un todo debe
compartir la responsabilidad por la ocurrencia de maltrato infantil en su dominio.
Propósito y definición:
Además de los conceptos teóricos, otro factor que influye en la definición y por lo tanto vale
la pena considerar es el propósito de la definición (Ross y Zigler 1980) Es decir, por qué se
necesita una definición y la forma en que se utilizará sin duda contribuye a su forma,
descripción y su contenido. Los usos potenciales de las definiciones de maltrato incluyen
ayudar en la toma de decisiones sobre la legislación, disputas sobre la custodia de menores,
protección infantil manejo de casos en determinados servicios, y agrupaciones de
investigación (Aber y Zigler.1981: Giovannoni.1989; Hutchinson.1990). En efecto Aber
señala que cada uno de los enfoques teóricos que son descritos por Zigler, lo son, en parte,
por los propósitos y distinciones.
El propósito de la definición médica de diagnóstico es identificar y curar la psicopatología
que produjo el maltratador niño. El objetivo de la perspectiva sociológica es etiquetar y
controlar la desviación social. El objetivo de la definición legal se esfuerza para estandarizar
la toma de decisiones legales tales como: la estracción de un niño de su casa o la imposición
de una familia a participar en intervenciones terapéuticas.
La lógica que subyace a la perspectiva ecológica es orientar la investigación sobre los
procesos de varios niveles que influyen en los resultados de desarrollo de los niños, y para
fomentar políticas y programas de orden superior para promover el desarrollo humano y
de adaptación.
Aunque algunos han argumentado que hay una única definición puede satisfacer todos los
efectos (Zigler, 1976), creemos que el consenso puede ser alcanzado concentrándose en los
propósitos subyacentes comunes en todas las disciplinas. Común a cada objetivo es el
objetivo de promover el bienestar físico y psicológico de los niños a través de la
identificación y erradicación de las prácticas de crianza perjudiciales y la promoción de
apoyo a una paternidad sensible.
Creemos que una definición unificada del maltrato infantil no es sólo deseable: más bien,
lo vemos como algo esencial. En 1991, la revista “Desarrollo y Psicopatología” (Cicchetti,
1991) dedicó un número completo a un debate profesional de más de un artículo, cuyo
destino propone una definición de investigación de maltrato psicológico (McGee y Wolfe,
1991). Lo más llamativo en los comentarios sobre el artículo fue la reacción en contra de las
definiciones de fraccionamiento según el propósito terapéutico (como por ejemplo, la
investigación frente legal). Ciertas contribuciones argumentaron que los resultados de la
investigación de los estudios que emplean diferentes definiciones y perspectivas serían
irrelevantes para aquellos que realmente se aplica a los resultados, y en ese sentido, las
disciplinas estarían trabajando mediante fines transversales la una a la otra (Barnett, Manly
y Cicchetti, 1991: Galbarino, et al 1991). Este es un cambio notable de las vistas previas que
definiciones distintas de maltrato infantil deben desarrollarse de acuerdo con sus
propósitos diferentes.
Sostenemos que una postura de confrontación frente a los diferentes puntos de vista de la
definición no dará lugar a una definición estandarizada e integrada de maltrato infantil. Los
debates de este tipo tienden a exagerar diferencias entre los campos de estudios y
subestiman las fortalezas de cada uno y los puntos en común entre ellos. Cada una de las
conceptualizaciones de la definición ofrece una consideración válida, sin embargo, cada
una, de forma aislada, es incompleta. Reconociendo las virtudes de cada perspectiva es un
paso importante hacia el logro de un consenso, sin embargo, hay algunos puntos de
conflicto entre los enfoques que deben ser abordados.
Una vez que existe fuente de incompatibilidad entre algunos de los puntos de vista de la
tradición sociológica y algunos de los principios de la perspectiva legal, el punto de vista
sociológico, en parte, implica que el maltrato incluye aquellos actos padres que se
encuentran fuera de las normas de las prácticas de crianza aceptadas de la sociedad. Por lo
tanto, algunos actos parentales pueden ser perjudiciales para los niños, sino porque se
producen con tanta frecuencia y representan la norma, (maltrato) por lo tanto, no se
considera. Por ejemplo, algunas formas de castigo corporal y que no presenten la
supervisión de los niños que están solos en casa después de la escuela (es decir, los niños
cuyas madres trabajan) pueden ser perjudiciales para los niños, pero no son considerados
como maltrato. Por el contrario, algunos actos se consideran maltrato porque son
inaceptables a la mayoría de la población, a pesar de que estas prácticas no pueden
eventualmente hacer daño a los niños. La incongruencia entre los requisitos legales y
sociológicos nos recuerdan que la opinión pública sobre lo que es perjudicial para los niños
no es lo mismo que la evidencia empírica de la investigación clínica señala. Debido a que los
estados definición legal que los incidentes maltrato son aquellos actos que son los padres
es inequívoca perjudicial para los niños, algunos de los actos definidos por la definición
sociológica entraría en conflicto con la definición legal.
De acuerdo con la perspectiva sociologica, proponemos que el énfasis en la definición de
maltrato infantil debe estar en los hechos los padres ven como inaceptable o "inadecuado"
para la sociedad. Debido a que la mayoría de la población cree que se debe encasillar a los
niños en riesgo de daño físico y psicologico. Hacemos hincapié en acciones de los padres
más de otras variables para definir el maltrato de un niño las siguientes razones:
En primer lugar, hay un número infinito de condiciones que perpetúan la ocurrencia de
abuso y negligencia infantil, Aun reconocemos que en los actos de maltrato toman lugar
dentro de un amplio numero de determinantes ecológicos, los factores de riesgo de perder
su poder de predicción cuando se emplea en forma individual, caso por caso. Por
consiguiente, la utilización de los correlatos etiológicos para definir maltrato daría lugar a
un gran número de identificaciones falsas negativas de maltrato. Por lo tanto, no podemos
definir el maltrato infantil únicamente sobre la base de los factores de riesgo de los padres
o del medio ambiente.
En segundo lugar, no todos los niños maltratados dan lugar a daño inmediatamente o
fácilmente documentable. Por lo tanto, basar las decisiones sobre maltrato únicamente en
la demostración de él, evitaría que un gran número de niños recibiera ayuda antes de que
hubieran sido seriamente afectado. Por lo tanto, no podemos definir el maltrato infantil
basado exclusivamente en la demostración de las lesiones en los niños. También,
específicamente, las teorías y los datos sobre las causas y consecuencias del maltrato deben
influir en las construcciones sociales de maltrato, no deben ser vistos como la información
necesaria para el establecimiento de una definición o maltrato.
Una de las cosas principales para entender la naturaleza multifacética de las causas
y consecuencias del maltrato es el reconocimiento de los aspectos del desarrollo de los
niños abusados y la negligencia. Cada uno de los componentes involucrados en el maltrato
infantil, el ambiente, los padres, y el niño, están en un proceso de transacción en el tiempo.
Porque es más conocido sobre el desarrollo de los niños que sobre el desarrollo de los
adultos y de los ambientes, los factores ontológicos que influencian al maltrato se vuelven
más aparentes cuando se considera la contribución del niño. Por ejemplo, sabemos que las
necesidades de los niños cambian a medida que maduran. La necesidad de autonomía se
expresa de manera diferente en un niño que está aprendiendo a caminar, que en un niño
de edad escolar, o en un adolescente. Lo mismo es cierto para otros niños que necesitan
apego, aceptación, y reforzamiento positivo. Mientras estas necesidades del niño cambian
en el desarrollo, también lo hacen el apoyo de los padres. Los cuidadores deben ser capaces
de adaptarse al crecimiento de sus hijos. Y en este sentido, los actos parentales que son
juzgados de ser no aceptados por la sociedad cambian a medida que la edad del niño
cambia. Más allá, los tipos de actos parentales que pueden aumentar el desarrollo, o que
pueden resultar en daño psicológico para el niño, también cambian con el curso del
desarrollo. Además, actos que pueden ser un maltrato para un niño pueden no serlo para
un adolescente, y actos que son maltrato para un adolescente puede que no lo sean para
un preescolar. Por ejemplo, dejar a un niño sin atención por varias horas sería considerado
como maltrato para un infante, pero no para un adolescente. Por consecuencia, los actos
parentales deben ser vistos dentro del contexto de las preocupaciones particulares en las
diversas etapas específicas del desarrollo.
Además del componente de los niños, cada uno de los elementos en la imagen
sistemática del maltrato están en constante flujo. Ya hemos notado que los actos parentales
cambian de acuerdo con el crecimiento del niño. Además, los padres se están desarrollando
de forma cognitiva, social y emocional. Más aún, los sistemas familiares están en constante
transición a medida que nuevos hijos nacen, y las relaciones parentales y apoyos cambian.
Finalmente, los ambientes extrafamiliares también deberían ser vistos como no-estáticos,
ya que los vecindarios y la economía también sufren transformaciones.
En otras palabras, aunque el rango de severidad difería entre los grupos, había un
acuerdo en el orden en el que los actos de maltrato habían sido nivelados. Basados en la
consistencia de este descubrimiento, se concluyó que las definiciones más operacionales y
precisas podrían ser desarrolladas por los investigadores y practicantes.
Los estudios también han examinado factores que se relacionan con los procesos de
formación de decisiones en el maltrato como el género, el pasado étnico, y la experiencia
del investigador. Otras investigaciones han examinado los factores que afectan a las
decisiones de la corte sobre los derechos parentales de custodia luego de situaciones de
maltrato. Consistente a las investigaciones sobre los procesos de formación de decisiones
sobre definir el maltrato infantil es la ausencia de una definición clara, o las guías y criterios
para tomar esta decisión. Claramente, hay una tremenda necesidad de desarrollar
definiciones precisas. Los investigadores podrían entonces comenzar a enfocarse en la
efectividad y utilidad de las definiciones, además de las opiniones profesionales y no
profesionales sobre maltrato, y diversas variables que afectan este proceso de definición. A
continuación, examinamos el tipo de búsqueda que se requiere para examinar la efectividad
y utilidad de las definiciones de maltrato.
Sin embargo, puede ser además de la capacidad de investigar para proveer evidencia
empírica que puede ser empleada para hacer decisiones sistemáticas acerca de si acciones
parentales especificas pueden ser etiquetadas como maltrato. La información para este
propósito requiere de acumulación de estudios conducidos con un rango de la población.
Por otra parte, porque los actos parentales de maltrato no pueden ser experimentalmente
manipulados una muestra extremadamente grande será necesaria para obtener suficientes
subgrupos de tipos particulares de maltrato bajo condiciones comparables. Estos actos
también necesitan ser confiables y validos documentados y evaluados a priori en una
eventual investigación longitudinal para proveer la base de datos necesaria para informar
decisiones definitivas. Desafortunadamente, las fuerzas sociales y culturales (zeitgeists) que
influyen en la disponibilidad de fondos para investigaciones sobre el maltrato infantil
aumentan la dificultad de acumular sistemáticamente información de esta naturaleza.
Las investigaciones pueden jugar un rol importante en los desafíos comunes y las nociones
que no han sido respondidas acerca de la naturaleza del maltrato. Por ejemplo. Decadas de
investigación sobre la etiología del maltrato ha demostrado que una sola variable modelo
causa y efecto designada a explicar la ocurrencia del maltrato es demasiado simplista
(Belsky.1980;cicchetti&rizley,1981;Wolfe.1985). además, años de investigación sobre las
secuelas del maltrato indican claramente no es sinónimo de los efectos de la pobreza
(Cicchetti,1989). Sin embargo, solo como investigación de la etiología del maltrato ha
avanzado desde lo simple del modelo causa y efecto, y ha tenido que investigar acerca de
las consecuencias del maltrato. Se sabe actualmente que todos los niños maltratados no
evidencian el mismo perfil psicológico y conductual. Y que factores biológicos tales como el
temperamento del niño juega un rol fundamental en como el niño maltratado se enfrenta
con estos eventos estresantes (Barnett,Ganiban.&Cicchetti,1992;
Cicchetti.Ganiban&Barnett,1991).
Las investigaciones realizadas sobre las pasadas 3 decadas de maltrato infantil son un
testimonio para la idea de los investigadores para ayudar a que la población este mas
informada y sea realista en su pensamiento acerca de los tipos de actos que constituyen
maltrato. Además, nuestras teorías e investigaciones acerca de las causas, consecuencias y
tratamientos del maltrato son significativamente más sofisticadas, mucho más ahora que
antes. Por otra parte, es seguro asumir que el conocimiento sobre como el maltrato puede
ser definido continuará probablemente volviéndose más complejo (Aber&Zigler.1981).
Otra función importante que juegan los investigadores es ayudar a que el maltrato
permanezca como un foco de atención por mucho tiempo. Nelson (1984) noto la
importancia de la atención de los medios como un vehiculo esencial para la mantención de
agendas públicas. (ver también Cicchetti et al…1978;gebner.ross &Zigler,1980). Mas que
casi cualquier otro asunto público, el maltrato infantil ha sido capaz de mantener
constantemente la atención mediática. Además, nuevas historias acerca del maltrato se han
movido desde la cobertura sensacionalista de los tabloides hacia una más persistente
visibilidad en los periódicos más respetados de la nación. El creciente información del
cuerpo científico que fue acumulada acerca del fenómeno ha contribuido a la longevidad y
crecimiento del respeto hacia el maltrato como sujeto de valiosa atención Nelson, 1984. La
relevancia de la pregunta de la definición de, continua siendo científicamente examinada
resultando en la proliferación de tópicos desde un enfoque sobre el maltrato físico de los
niños como anfitrión de hechos relacionados tales como violencia conyugal, negligencia
física,abuso sexual, maltrato psicológico y uso parental de drogas y alcohol. En
consecuencia, la investigación da como resultado la diferenciación de las categorías de
maltrato. La expansión de la investigación en consecuencia contribuyo a la creciente
cobertura mediática. Reportajes de diarios, revistas y televisión encontrando como
resultado una ampliación publica de condenación de las prácticas parentales relacionadas
con el maltrato, las cuales últimamente han llevado a cambios en el estado y definición
nacional del maltrato.
Las investigaciones nunca pueden responder a preguntas morales tales como si el estado
debería condenar particulares prácticas parentales. Preguntas de este tipo solo pueden ser
respondidas a través de la opinión pública. Sin embargo, cuando las políticas son
desarrolladas bajo un supuesto en particular tales como si el estado debe o no cuando los
niños son desplazados a situaciones que pone en peligro su futura salud mental. Las
investigaciones pueden ayudar a examinar si particulares experiencias parentales tienden a
ser asociadas con resultados particulares bajo condiciones particulares. El estudio empírico
del maltrato infantil puede eventualmente conducir a aclarar el entendimiento de las
implicaciones de la restricción en comparación a una amplia definición del maltrato. Los
progresos alcanzados en esta área vital puede conducir a un mejor entendimiento de los
diferentes efectos de varios subtipos de maltrato, quizás lo más importante , es que las
investigaciones pueden ser usadas para informar y evaluar los medios a través de los cuales
las intervenciones y prevenciones pueden ser efectivas. (ver Cicchetti, Toht,&Hennessy;
Daro;toht&Cicchetti : y Wolfe, todo este volumen).
Otra ventaja de uso de los registros de protección infantil es que familias que han tenido
maltrato quienes participan en los proyectos de investigación a menudo sospechan de los
extraños (cicchetti & manly, 1990). Si la información de maltrato fue tomada directamente
de los proyectos de investigación, muchas familias pueden alienarse y rechazar la
participación. Si hay problemas de maltrato dirigido por una autoridad externa a la
investigación facilita la participación de estas familias desconfiadas.
Nosotros reconocemos que el uso de registros de protección de infantes también tiene sus
desventajas. Por ejemplo, muchos incidentes de maltrato pueden no llamar la atención a
las autoridades, esto porque esos eventos no fueron observados fuera de la familia o
porque estos no fueron reportados. Los casos que son reportados la mayoría pueden ser
severos u ocurren en familias disfuncionales. Ciertos tipos de maltrato, como el maltrato
emocional, a menudo son difíciles de documentar y recientemente son reconocidos como
una forma seria de maltrato (mcgee y Wolfe, 1991). Como se ha discutido al respecto de las
implicaciones de factores económicos. Los recortes presupuestarios y la disminución de la
disponibilidad de recursos pueden conducir a una definición de maltrato que sea cada vez
más estrecha. Si esto ocurre, entonces solo los casos extremos y los casos fácilmente
documentables recibirán servicio y estarán presentes en los registros de protección infantil.
Aunque las familias identificadas por los servicios de protección al infante son solo un
subconjunto de las familias maltratadoras en la población general. Esas son las típicas
familias que reciben servicios y quienes son objetivo de intervención (cicchetti & barnett,
1991). Trabajadores que manda la ley quienes trabajan con niños para reportar alguna
sospecha de maltrato ayuda a estar seguro de que ese maltrato será reportado cuando este
ocurra.
Otra desventaja de los registros de protección infantil es que los trabajadores de protección
infantil varían en la cantidad de detalle que dan en sus reportes y en la cantidad de evidencia
que es necesaria para sostener un reporte. El formato narrativo de los reportes es a menudo
difícil de cuantificar. La variabilidad de los reportes nos da el impulso de clasificar
sistemáticamente los registros de acuerdo de criterios de decisión cuidadosos. En nuestro
sistema de clasificación, decidimos no usar etiquetas de protección infantil para los actos
de maltrato, pero en vez de reunimos información de las narraciones y después clasificarlo
de acuerdo a nuestros criterios. Nuestra eventual meta es que es un enfoque sistemático
que provee una claridad y consistencia en la clasificación de maltrato que puede ser
incorporado en las evaluaciones hechas por los trabajadores de protección infantil para
sistematizar las mejoras en el nivel de la investigación original.
Usando los registros de protección infantil provee de una estrategia para superar algunos
de los problemas asociados con métodos alternativos para obtener información. Los auto-
reportes de los padres a menudo son poco fiables y/o incompletos. Por ejemplo, muchos
de los padres en nuestra investigación no reportan un historial de maltrato durante la
evaluación inicial de las posibles familias de comparación (no maltratadoras); sin embargo,
cuando los registros de protección infantil son chequeados, emergen las evidencias de
maltrato, y las familias no pueden ser consideradas familias de comparación.
Adicionalmente, los padres a menudo no dan detalles fiables en los reportes, como las
fechas, reportes médicos, etc. Los auto reportes de las victimas infantes pueden ser
problemáticas debido a la evidencia de investigaciones que demuestran que los niños
tienden a minimizar sus experiencias de maltrato (mcgee, Wolfe, yuen & carnochan, 1991).
Preguntándoles a los niños sobre sus experiencias de maltrato puede alienar a las familias
y retirar el permiso de los niños a participar en la investigación.
Estudios preliminares han examinado factores que discriminan entre varios subtipos de
maltrato. El próximo paso de los científicos sociales a través de las similitudes y diferencias
en los factores etiológicos, los resultados de variables de la infancia, el ambiente familiar, y
los patrones de trato responsable asociado con cada subtipo (cicchetti & rizley, 1981).
Investigadores, intervencionistas y políticos deben considerar la co-ocurrencia de
diferentes combinaciones de abuso a menores y negligencia dentro de muchos
maltratadores de la familia.
La frecuencia con que los subtipos de maltrato se superponen ha sido una dificultad crítica
para investigar estos factores. Evaluando los patrones asociados con subtipos particulares
empieza a ser extremadamente complejo debido a la rareza de subtipos puros (cicchetti &
rizley, 1981). Consecuentemente, muestras de grupos de familias quienes, por ejemplo, son
características por el abuso físico sin negligencia física, abuso sexual o maltrato emocional
son bastante problemáticas. La heterogeneidad de las muestras de maltrato
frecuentemente no es admitido en estudios publicados, y esta omisión contribuye a la
percepción de que múltiples subtipos de maltrato pueden no existir o sean infrecuentes.
De hecho, en nuestra investigación con cerca de 200 familias maltratadoras, nosotros
encontramos que 3 cuartos de las familias tuvieron más de un subtipo de maltrato en los
registros de protección infantil. El patrón más común era la combinación de abuso físico,
negligencia física y maltrato emocional.
Los investigadores se enfrentan a tasas tan altas de comorbilidad que pueden llevar a varias
alternativas para conducir en subtipos de investigación. Un enfoque puede ser el
categorizar familias de acuerdo al subtipo predominante y pasar por alto la existencia de
subtipos adicionales en la historia de la familia. Otra posibilidad puede ser la de incluir solo
aquellas familias que son caracterizadas por un solo subtipo. Un tercer método sería el
control estadístico por el potencial de que ocurra una confrontación de múltiples subtipos.
Alternativamente, uno puede crear múltiples grupos de diferentes combinaciones de
subtipos. Cualquiera de estos enfoques corre el riesgo de arrojar resultados que no sean
consistentes con los estudios, que sean difíciles de interpretar, y/o no pueda ser
generalizado por la heterogeneidad de la población. Desafortunadamente, las agencias de
financiamiento y otros profesionales que no se familiarizan con el maltrato pueden ejercer
cierta presión para sobre simplificar las complejidades naturales de tal investigación sin un
apreciación de los riesgos empíricos. Consecuentemente, las investigaciones de maltrato a
veces pierden financiamiento debido a que la gran cantidad de revisores no aceptan las
ambigüedades presentadas en la evaluación del maltrato. Incluso es un gran riesgo reducir
artificialmente las superposiciones de subtipos puede resultar a que los resultados de tal
investigación puedan ser engañosos o malinterpretados por los profesionales y políticos
quienes deben tomar las decisiones en este tipo de temas. Las decisiones políticas se basan
en sobre generalizaciones de muestras no representativas que pueden ser resultado a que
la intervención no sea muy interesante para los clientes que están siendo afectados.
Así que nuestro fracaso proporciona un subtipo que incluye la negligencia de los
padres de las necesidades de los niños por la comida, la ropa, abrigo, cuidado médico, e
higiene adecuada.
Una forma alternativa de negligencia física, un subtipo de la falta de supervisión, fue vista
como particularmente importante porque la ocurrencia es frecuente en sus registros de
protección infantil y por la escasez de investigaciones acerca de los subtipos, porque la
supervisión inadecuada es cualitativamente diferente del no cumplimiento de las
necesidades físicas del niño (zuravin ,1991) y esto fue visto conceptualmente distinto por
los profesionales en el estudio de Giovannoni y Becerra. La falta de supervisión fue definida
como una subcategoría separada de la negligencia física. La falta de supervisión incluye
dejar a un niño desatendido o al cuidado de un cuidador inadecuado, como alguien con un
conocido historial de violencia hacia los niños. La categoría ha sido difícil de descubrir
porque existen pocas normas con respecto a la edad apropiada en que se puede dejar solo
a un niño y las constricciones culturales aprobadas parecen estar cambiando a “ niños con
madres trabajadoras” y son cada vez más y más comunes. Adicionalmente, la falta de
supervisión es uno de los tipos de maltrato en los cuales se pone en peligro al niño en
cuestión más que el daño actual que éste ha sufrido. De hecho algunos argumentan que la
falta de supervisión no debiera ser considerada como maltrato porque las lesiones no son
sostenidas. (see JJSP, 1977,discussed earlier).
En nuestra definición de falta de supervisión, hemos incluido factores que plantan un riesgo
para el niño. Sea el resultado lesión física o no. Esos factores de riesgo incluyen la longitud
de tiempo en que el niño ha sido desatendido, los peligros presentes en el ambiente, y en
las necesidades individuales del niño, como la historia de peligros o acciones destructivas
que sugieren la necesidad de supervisiones más intensivas. Y nosotros incluimos
consideraciones de las necesidades del desarrollo de los niños en los criterios para algunos
niveles severos dentro de la falta de supervisión. En efecto, el periodo del desarrollo es
evaluado por separado, como se discutirá en las secciones siguientes.
Los resultados de varios estudios conducidos en nuestro laboratorio sugieren que los
diferentes subtipos de maltratos están asociados con diferentes patrones de desarrollo. Por
ejemplo, Kaufman and cichetti (1989) encontraron que los niños abusados físicamente
fueron calificado como más agresivo con sus compañeros que los niños con maltrato sin
abuso físico o los no maltratados. Además, en un estudio sobre la vulnerabilidad de
depresión infantil entre niños con múltiples subtipos de maltrato. Toth, Manly and Cichetti
(1992) encontraron que los niños provenientes de familias con abuso físico diferían
significativamente de los niños ya sea de familias negligentes o sin maltratos. Esos niños
que vivieron en hogares abusivos evidenciaron significativamente más sintomatología
depresiva que los grupos con negligencia o el grupo de comparación. Un gran porcentaje
significativo de niños en el grupo de abuso físico exhibió puntajes de depresión lo
suficientemente altos para considerarlos en el criterio clínico de la depresión más que los
otros dos grupos. Adicionalmente, los niños de hogares con abuso físico evidenciaron
autoestimas significativamente más bajas que los niños no maltratados. Por lo tanto, se está
acumulando evidencia que el subtipo de maltrato que un niño experimenta puede afectar
diferencialmente su desarrollo.
Otros investigadores han encontrado que el subtipo de maltrato está relacionado con los
patrones de interacción familiares. Por ejemplo, Burgess and Conger (1978) encontraron
que las familias abusivas y negligentes tenían diferentes patrones familiares en áreas como
la frecuencia de interacciones positivas y negativas con los niños y los roles de las madres y
padres en la familia. Los padres abusivos fueron señalados por su infrecuencia en las
interacciones físicas y verbales con sus hijos mientras que los padres negligentes fueron
especialmente negativos y tenían muy pocas interacciones con sus hijos. Adicionalmente,
Crittenden (1988) encontró que las madres abusivas eran más controladoras con sus hijos,
mientras que las madres negligentes eran más insensibles. Ella encontró diferencias en los
patrones de apego y en la conducta de los niños abusados versus los niños con negligencia.
Las interacciones familiares que acompañan los diferentes subtipos de maltrato pueden
mediar en los resultados de desarrollo del niño maltratado. Nuestra investigación está
comenzando por explorar no sólo el impacto directo de los subtipos de maltrato en el
desarrollo de los niños, sino que también los procesos a través de los cuales el maltrato
ejerce efectos negativos. Por lo tanto, estamos examinando las relaciones de los subtipos
de maltrato en los resultados del niño, con los patrones de interacción familiar y la
interacción de la familia y las variables del niño.
Entonces, estamos examinando las relaciones de los subtipos de maltrato para los
resultados de los niños, para los patrones de interacción familiar y para las variables de
interacción entre niños y padres.
2.- Severidad. Como fue discutido previamente, muchas de las decisiones clínicas en los
casos de maltrato están basadas en la asunción de que las instancias más severas de
maltrato son peores para los niños víctimas y conducen a consecuencias más perjudiciales.
Sin embargo, la investigación sobre las relaciones entre la severidad del maltrato y los
resultados de los niños son virtualmente inexistentes. Como la investigación informar a la
policía de las decisiones es necesario porque la intervención legal puede ser afectada por
la seriedad del acto de maltrato.
Si bien tuvimos cuidado en evaluar el maltrato psicológico del niño de forma independiente,
la condición física del niño fue incluida en la escala de nuestro sistema de casos severos de
abusos físicos y falta de cuidados. Así, si el padre infligió una quemadura de tercer grado
para el niño, ese acto sería considerado como más grave que provocar simples hematomas.
La condición física del niño es un indicador de la fuerza con la que fue agredido físicamente
y/o el grado de falta física que experimentó. Nosotros estamos interesados en estudiar el
impacto resultante en el desarrollo socio-emocional del niño, que se evalúa por separado
de la historia de maltrato del niño o su salud física.
En cada punto del continuo de severidad, hemos proporcionado descriptores, así como
ejemplos que ilustran lo que se entiende en cada nivel. Debido a que cada posible acto de
maltrato no se pudo incluir en la escala, los descriptores están destinados a ser vistos como
anclajes de los niveles de severidad necesitados para codificar en cada nivel: programadores
pueden tomar decisiones acerca de donde en la escala de un evento en particular es más
adecuado. Los ejemplos se extrajeron de los casos archivados de las familias de la muestra
original y que ofrecen pautas en los eventos que se haya más comúnmente en los registros.
En cada informe de maltrato se evalúa la gravedad dentro de cada subtipo, y luego la
variable de resumen de la media y las puntuaciones más graves para cada subtipo se
calculan para cada familia. . (Véase el apéndice para el descifrado de las definiciones de
maltrato y la clasificación de gravedad de nuestro sistema de clasificación de maltrato).
En nuestra investigación, se ha encontrado par cada subtipo una amplia gama de gravedad.
Con la excepción de la clasificación de los abusos físicos severos, tenemos familias en
nuestra muestra representativa de cada punto del continuo de la gravedad obtenida para
cada subtipo. La más severa provienen del abuso físico que no presenta daño fatal o
lesiones incapacitantes permanentes que se oponen los resultados de las evaluaciones
longitudinales de los niños que se llevan a cabo por separado.
La cronicidad del maltrato es evaluada por la cantidad de tiempo que la familia ha sido
monitoreada por los Servicios de Protección Infantil. La experiencia de maltrato evaluada
por la cantidad de tiempo que la familia ha sido monitoreada por Servicios de Protección
Infantil. Nuestras muestras han incluido a familias entre 1 mes a 23 años de participación
activa en Protección de Menores. Un primer examen de los datos de maltrato a la familias
ha puesto en manifiesto que familias con participación aguda SPI. También se han
encontrado diferencias significativas entre las familias crónicas y maltratadas de forma
aguda en su nivel de estrés y percepción de apoyo, factores que pueden tener un
importante a potenciador que amortigua los efectos en la etiología del maltrato.
Nuestra experiencia ha sugerido que la cantidad de tiempo que la familia es activa en los
servicios de protección infantil pueden impactar también de manera considerable en lo
financiero. A menudo el servicio de protección infantil podría terminar con los casos donde
la cantidad sea demasiado grande, con lo de menor gravedad o casos más resistentes siendo
los primeros que terminan. En muchos casos que tendremos que seguir clínicamente.
Protección de niños terminan de monitorear cuando se hace una remisión a otra agencia, a
pesar de que el bienestar de los niños sigue siendo una preocupación importante. Por lo
tanto, realidades fiscales pueden afectar a la adecuada cobertura de las familias
maltratadas, dado lugar a la terminación prematura de algunas familias necesitadas.
4. Periodo de desarrollo. Una cuarta dimensión sobre nuestro sistema de clasificación en
el periodo de desarrollo del niño. El periodo de desarrollo del niño es crítico por graves
razones. Primero, decisiones sobre si constituyo e o no un acto de maltrato puede verse
afectada por la etapa de desarrollo del niño. Como se ha mencionado, un acto que es
maltrato para un infante puede o no ser considerado para un adolecente y viceversa.
Señalar que esto es especialmente cierto para no proporcionar la supervisión adecuada. La
cantidad de supervisión necesaria depende de la edad del niño y desarrollo de capacidades.
Adicionalmente, ciertas formas del maltrato emocional se ven afectadas por lo que
necesita el desarrollo de los niños. Por ejemplo, el aislamiento de un adolescente de las
experiencia con sus pares es perjudicial dada la etapa importancia de formar relaciones
fuera de la familia. Por el contrario, la prevención de un bebé de la interacción con pares
no podría ser considerado como maltrato emocional. Para otros subtipos, la edad no es
crítico para determinar si un evento puede ser considerado como maltrato. El abuso físico
es reconocido como el maltrato a través de los periodos del desarrollo. Se debe reconocer,
sin embargo, que las consecuencias del abuso físico podrían ser diferente para los niños en
distintas edades.
Gran parte de la investigación sobre el desarrollo que se ha llevado en niños con maltrato,
ha examinado el impacto de malos tratos en cuestiones del desarrollo temprano, sobre
todo en la infancia primaria y posterior. Una pregunta distinta pero a la vez relacionada, es
si el maltrato tiene impacto diferente según la etapa del desarrollo del niño en el momento
del incidente. El mismo acto de maltrato podría afectar a los niños de manera diferente, al
menos una parte debido a la forma de interpretar el acto y como este es entendido por el
niño. Estas diferentes percepciones serían influenciadas por la etapa de desarrollo del niño.
La forma en que el maltrato es visto por la sociedad también cambia en función a la edad
del niño. El abuso físico en un adolescente es percibido de manera distinta a que si el
mismo tipo de abuso fuera cometido a un niño pequeño. Muy poca investigación se ha
realizado sobre las consecuencias de los malos tratos en relación a cuando el maltrato se
produjo en el desarrollo. Un factor que complica la situación es que, en los casos de
disfunción familiar crónica, se hace difícil de separar el impacto de los problemas del
desarrollo de la cronicidad de los malos tratos. El maltrato que se produce en varias etapas
del desarrollo puede ser perjudicial, pero el impacto puede ser mayor, no porque afecte a
las múltiples etapas del desarrollo, pero si a causa de la larga duración o la alta frecuencia
de los actos de maltrato. En otras palabras, puede ser que los efectos acumulativos o
multiplicativos del maltrato crónico resulten mucho más dañinos, sin importar la
simultaneidad de los hechos.
Aunque retirar al niño de su hogar temporalmente puede garantizar mayor seguridad, tales
separaciones de sus cuidadores principales también pueden generar un impacto nocivo
sobre el funcionamiento del domino de las tareas del desarrollo, tales como la formación
de una relación de apego seguro. Es probable que gran parte de la investigación que se lleva
a cabo con los niños maltratados están constituidos por al menos un porcentaje de niños
que han experimentado tales separaciones: sin embargo, esta información rara vez se
denuncia o se examina empíricamente. El registro sistemático de información relacionada
con colocaciones fuera del hogar se incluye en nuestro sistema como una forma de explorar
las cuestiones relacionadas con esas separaciones. Es difícil llevar a cabo la investigación
controlada que implica la colocación acogimiento familiar debido a las limitaciones éticas
que impiden la experimentación empírica. A menudo, la investigación sobre la colocación
se confunde con la gravedad de los malos tratos y de otros factores; sin embargo, las
investigaciones empíricas son esenciales para determinar la mejor manera de intervenir y
mejorar la eficacia de la colocación cuando se producen. La información que se recoge en
nuestro sistema incluye el número de colocación que se han producido, el número de meses
de separación, y el tipo de colocación. Además, el período del desarrollo del niño en el
momento de la colocación se evalúa con el fin de examinar el impacto de la separación en
la relación de apego y otras tareas de desarrollo en las etapas más destacadas. En nuestra
investigación longitudinal, aproximadamente un tercio de las familias maltratar han tenido
al menos un niño colocado en cuidado de crianza.
También es posible que alguien fuera de la familia pueda perpetrar el abuso (por ejemplo,
molestar a un niño), sino también el cuidador principal puede estar implicado en permitir
que el niño tenga contacto con el perpetrador, sobre todo si el perpetrador tenía un
historial conocido de actos violentos o sexuales hacia los niños. Nuestro sistema incluye la
identificación del perpetrador (es) de cada informe de malos tratos. En el estado de New
York los informes de Protección de niños están limitados por una definición estrecha de
perpetrador, porque las personas que cometen actos de maltrato a que no son primarios
o cuidadores sustitutos son procesados a través de la corte criminal, ya menos que también
está implicado el cuidador principal, el informe pueden ser investigados por el
departamento de policía en lugar de a través de Servicios de Protección Infantil. Sin
embargo, la información sobre el autor es un componente importante del incidente
maltrato que requiere atención empírica adicional.
En este capítulo examinamos factores políticos, sociales, económicos y científicos que nos
ayudan a dar definiciones del maltrato infantil. Presentamos historias que cambian las
concepciones del abuso y negligencia infantil, describiendo así como estas definiciones se
ven influenciadas por los procesos implicados. Luego, presentamos nuestro trabajo en el
desarrollo de definiciones claramente delineadas de varias formas de maltrato y las
aplicaciones de un sistema de clasificación para el estudio de la etiología y las secuelas del
abuso y el abandono.
Un tema implícito que se ejecuta a través de este capítulo es que las definiciones de
maltrato no son estáticas. Nunca habrá una definición final de maltrato que sea satisfactoria
para profesionales y familias y que sea relevante para las generaciones futuras. Ésta
afirmación, sin embargo, se aplica principalmente a la "zona gris" que se encuentra entre
los padres insensibles, abusadores y abandonadores.
Existen en cuanto a definiciones acuerdos relativos han sido alcanzados por la mayoría de
las sociedades del pasado y del presente. Éstos elementos comunes no deben ser
trivializado. Por el contrario, deberían ser sistemáticamente delineados, y entonces actúar
como una guía de debate que se puede extender a más áreas de controversia. Nuestra
definición representa un esfuerzo para alcanzar estas mismas metas.
En las investigaciones hay muchas preguntas esenciales que se deben abordar, muchas de
estas ya han sido respondidas, por lo que sabemos más que cualquier otra generación sobre
la prevalencia del maltrato infantil. Sus límites, todavía están sujetos a las mismas políticas
que limitan nuestra capacidad de actuar en nuestro conocimiento. En este capítulo se
presentó la combinación de la crisis económica actual y la derrota del titular ejecutivo del
condado como resultado la eliminación de la línea directa de abuso de menores. Además.
Nuestra experiencia clínica ha demostrado que los actos de los padres que han sido
considerados como maltratadores por parte de los niños, en la década de 1980 a finales de
él están siendo vistos muy inferiores como para justificar el tiempo y el dinero que se
requiere para su investigación. Estos eventos son ejemplos simples pero poderosos de
cómo la economía y los vientos políticos pueden paralizar, y ser una marcha atrás y romper
lo que se ha logrado en el campo de las ciencias sociales y la salud pública.
Una meta deseada de este capítulo es que se podrían hacer esfuerzos para desacoplar los
efectos coercitivos de la economía en los esfuerzos para ayudar al maltrato y familias en
riesgo a medida que avanzamos hacia el siglo 21.
Tratamiento
Entrenamiento
Definición de estandarizado y
trabajo. mantenimiento de
registros
Investigación
Apéndice
Definiciones de los subtipos de maltrato y clasificaciones de gravedad
Cada subtipo contiene cinco niveles de severidad. En nuestro sistema, la gravedad se refiere
a la gravedad relativa de la ley en relación con el impacto psicológico negativo potencial
que ley del cuidador pueda tener sobre el desarrollo socioemocional del niño. Reconocemos
que en una base del caso-por caso-, instancias individuales tendrán significación
idiosincrásica a niños particulares. Al mismo tiempo, hemos querido darle líneas guía que
permitiría estandarizar la estimación del nivel de potencial al impacto psicológico.
Investigación empírica explorará las relaciones entre las clasificaciones de gravedad y varios
dominios del desarrollo del niño con el fin de evaluar la validez de la escala.
Aplicar las escalas a los registros reales de CPS requiere codificadores para tener un
conocimiento profundo del sistema y para poder aplicar los criterios de definición flexible.
En consecuencia, la codificación requiere capacitación para establecer uso válido y fiable de
las escalas. Somos plenamente conscientes de las limitaciones de los registros del CPS, en
que a veces este puede contener relativamente escasos detalles sobre un caso de maltrato,
dificultando la codificación. Hemos escrito las escalas para que debajo de los calificadores
de óptimas condiciones pueden manejar todavía menos información de manera
sistemática. Manera similar, la redacción de las escalas de modo bajo estos inferiores a las
óptimas condiciones de evaluadores puede todavía manejar informes de manera
sistemática. Manera similar, la redacción de las escalas fue escrita para ser lo más claro
posible. Sin embargo, cierto nivel de ambigüedad permanecerá siempre teniendo en cuenta
los criterios que las escalas que deben ser lo suficientemente adaptable para manejar
fenómenos inusuales de malos tratos, así como registros de CPS que pueden ser confusos.
Cabe señalar que las definiciones no fueron desarrolladas con el fin de la toma de decisiones
clínicas o legales referente a si un acto o no constituye maltrato. ¿Cómo aplica estas escalas
son para las investigaciones de CPS y toma de decisiones es una pregunta sin respuesta,
pero que creen que vale la pena perseguir? A nuestro conocimiento, ningún criterio
claramente operacionalizado existe para ayudar a los trabajadores de CPS. En consecuencia,
la investigación CPS está sujeta a inconsistencias y subjetividad en las decisiones – proceso
y en la documentación del maltrato infantil. La utilidad y conveniencia de estas escalas para
estandarizar las investigaciones de CPS y llevar un registro requiere una cuidadosa
evaluación. Aunque no apoyamos su aplicación a las funciones no investigadas, incitamos a
evaluar su utilidad para estandarizar el mantenimiento de registros. Creemos que si la
escala se utilizó en la fase inicial de la investigación de la CPS, contribuirían a la
simplificación y estandarización de la documentación de CPS. Una nota de precaución se
aplica a la utilización de estas escalas para decisiones – propósitos debido al potencial de
mal uso de las escalas. Por ejemplo, tomar una determinación no para justificar un informe
porque recibió una baja calificación de gravedad sería un grave error. Creemos que los actos
menos graves pueden llevar consecuencias perjudiciales para un niño, y participar en actos
de maltrato en toda la gama de la severidad de las familias puedan estar necesitadas de
intervención.
"Historia del desarrollo" de las escalas. Una breve declaración sobre el proceso de diseñar
y escribir las definiciones y las escalas de gravedad del maltrato está en orden. Esta breve
revisión proporciona a los lectores con un contexto más amplio dentro del cual evaluar las
definiciones operacionales. Comenzó a desarrollar las escalas en 1987, y fue 5 años antes
de que consideráramos que eran publicables. En un cierto sentido, las escalas
evolucionaron a través de una serie de muchas revisiones impulsado por cuatro fuentes
principales de entrada y comentarios: (a) su aplicación práctica para CPS real records, (b)
un estudio cuidadoso de la literatura sobre definiciones de maltrato infantil(c) un estudio
completado por profesionales con experiencia en maltrato infantil o una clasificación de
gravedad de viñetas de ejemplos en los registros y (d) una serie de críticas por los
investigadores y médicos que se especializan en el trabajo con niños maltratados y las
familias. Aunque sabíamos que esta obra iba a ser difícil encontramos complejidades sutiles
y penetrantes en el establecimiento de definiciones operacionales que nunca esperábamos.
A menudo estábamos asombrados que CPS y servicios legales nunca estableció
estandarizados, líneas guías no ambigüas para los subtipos tales como falta de supervisión.
Después, empezamos a entender por qué algunas definiciones claramente
operacionalizadas de maltrato eran suficiente para detener la existencia en la investigación
o la práctica clínica. ¡Es una tarea de Hércules! Sin embargo, consideramos que la
importancia de la tarea se había justificado frente a los retos que supone. Sin duda hemos
aprendido mucho en el camino, y planeamos continuar la tarea de capturar las dimensiones
adicionales de la dinámica familiar de maltrato que no están presentes en los archivos de
CPS. Le recomendamos a los interesados en la evaluación y cuantificación de maltrato para
dedicar el mismo esfuerzo en la medición general crianza contexto en que ocurre el
maltrato, incluyendo crianza sensible y de apoyo que puede estar presente dentro de las
familias de maltrato.
Subtipos:
Abuso físico.
El abuso físico es codificado cuando un cuidador o adulto responsable infringe un daño físico
a un niño por un medio que no sea accidental. Las lesiones no incluyen los motivos
culturales, tal como la circuición o los piercing en las orejas.
Hay algunas situaciones en las que la distinción entre abuso físico y otros se vuelve ambigua.
Los siguientes criterios son promovidos como guías para asistir a los codificadores para
hacer las distinciones. La restricción física es típicamente anotada como maltrato
emocional. Sin embargo hay casos en que un niño recibe daño físico cuando un padre lo
está sujetando (por ejemplo, quemaduras de cuerda) entonces, el daño es anotado como
abuso físico y las restricciones que haría también serian anotadas como abuso emocional.
Si el cuidador amenaza al niño pero no hay contacto físico es maltrato emocional. El
maltrato emocional que se haría más bien, se anotara como abuso físico. Por favor vea una
escala de maltrato emocional para ver la elaboración de estos puntos.
Las lesiones físicas que ocurren como un resultado directo de la interacción sexual (por
ejemplo vaginal o rectal) son codificadas solamente como abuso sexual. Otras lesiones que
pueden ser del acompañamiento del acto sexual en un esfuerzo para forzar al niño a la
relación sexual (por ejemplo Golpizas o quemaduras), son codificadas bajo como abuso
físico y como abuso sexual.
Clasificación de severidad.
3) El cuidador infringe marcas en la cabeza del niño, rostro o cuello (ej, un ojo
morado/negro).
El cuidador manipula bruscamente al niño resultando en serios moretones o
laceraciones (ej, requieren puntos de sutura o atención medica menor).
El cuidador infringe moretones menores (ej, una quemadura menor con un
cigarrillo) en el cuerpo del niño.
Ejemplo:
El niño recibe una marca de la mano en el cuello, después de que uno de los padres
lo agarro.
El niño tiene un ojo negro resultado de ser golpeado en la cara.
Pequeñas quemaduras circulares en las manos son identificadas como quemaduras
de cigarros.
El abuso sexual es codificado como cualquier contacto sexual o intento de contacto sexual,
ocurren entre un cuidador o adulto responsable y un niño. Con los propósitos de dar al
cuidador gratificación sexual o un beneficio financiero. En casos de abuso sexual el cuidador
o adulto responsable se refiere a cualquier miembro familiar o amigo que tiene una relación
con el niño, o esta en una posición de autoridad sobre el niño (ej, la niñera), porque este
sistema tiene acceso solo los registros de protección de menores. Hay instancias de abuso
sexual que no están disponible en estos registros, por ejemplo el abuso sexual que ocurre
afuera de la casa que es perpetrado por no familiares, este es típicamente investigado en
las cortes familiares, y como consecuencia no se puede tener registro de eso. Toda la
información pertinente de los registros relacionados con el abuso sexual debe ser anotada.
Los investigaciones deben ser consientes e este problema, nosotros fomentamos que los
investigadores para usar métodos adicionales por ejemplo maltrato extrafamiliar que
puede no estar disponible en los registros de protección familiar.
Por favor note que cuidadores pueden usar maltrato físico o psicológico u otra coerción en
ellos para enganchar a los niños en una relación sexual. En casos donde el cuidador amenaza
verbalmente a un niño en un esfuerzo para tener relaciones sexuales, entonces el maltrato
emocional y el abuso sexual estarian anotado como abuso físico. Las lesiones físicas que
ocurren como resultado directo de la interacción sexual (ej, lesiones vaginales o rectales)
son codificadas solamente como abuso sexual. Otras lesiones que irían acompañadas al acto
sexual en in esfuerzo para forzar a aun niño para entrar en una relación sexual (ej,
quemaduras o golpes) son anotadas bajo abuso físico y abuso sexual.
Clasificación de gravedad
Ejemplos:
•El cuidador no hace intento para evitar que el niño se exponga a la actividad sexual.
•El cuidador discute contenido sexual explícito en frente del niño en una forma no
educativa. Una discusión no educativa de sexo incluye descripciones graficas de la actividad
(sexual) de los padres o fantasías para el niño. estas discusiones se llevan a cabo sin ningún
intento de evitar que el niño se exponga a tales descripciones.
2 = El cuidador hace solicitudes directas de contacto sexual infantil. El cuidador expone sus
genitales al niño con efectos de grafication sexual adulto o en un intento de simular
sexualmente al niño.
Ejemplos:
•Elcuidador le pregunta al niño que participe en las relaciones sexuales, pero no hay
contacto físico involucrado.
3 = El cuidador hace participar al niño en contacto sexual mutuo, o hace que el niño toque
al cuidador para su gratificación sexual.
Ejemplos:
Ejemplos:
•El niño tiene una enfermedad venérea. Ninguna información sobre el contacto sexual se
conoce.
El cuidador prostituye al niño. Esto incluye el uso de los niños para la pornografía, lo que
permite, alentar o forzar al niño a mantener relaciones sexuales con otros adultos.
Ejemplos:
•El cuidador del niño ata a la cama y viola al niño. (tenga en cuenta que el maltrato
emocional también se anotó.)
•El cuidador invita a uno o más compañeros para tiener relaciones sexuales con el niño.
b. Asegurar que el niño tenga la ropa limpia, adecuada para el clima y que permita al niño
la libertad de movimiento.
Cada uno de los dominios de la escala de gravedad puede puntuarse dentro de un rango de
5 puntos por no proporcionar cuidados, esta pretende ser una guía útil para hacer juicios
acerca de la gravedad del impacto del incidente en el desarrollo del niño. Sin embargo,
como con cada subtipo de maltrato, habrá acontecimientos en los que la naturaleza
específica del incidente requiere un grado mayor que el indicado por las directrices del
sistema. Por ejemplo, el fracaso de los padres para seguir adelante con el tratamiento de
una baja a moderada elevación en el nivel del plomo en la sangre, se tratará de dar un
puntaje de 3. Sin embargo, si el niño tiene niveles de plomo muy altos que no reciben
tratamiento por negligencia parental, sería un 4 o un 5 de puntaje dependiendo de la
gravedad de la discapacidad del niño. En general, en caso de duda, los evaluadores deben
centrarse en la discapacidad del niño. En general, en caso de duda, los evaluadores deben
permanecer dentro de los lineamientos del sistema. Sólo cuando una situación va
claramente más allá de la naturaleza del ejemplo, un evaluador debe ajustar el nivel de
gravedad.
1=
El cuidador ha perdido varias citas médicas o dentales del niño, y con frecuencia no
lleva al niño al médico o al dentista para "chequeos" o citas. El cuidador no asegura
que el niño es llevado al médico o clínica de salud para las inmunizaciones adecuadas
y personal médico han expresado su preocupación.
El cuidador no asiste el problema leve de comportamiento del niño sobre la que los
profesionales o paraprofesionales han comentado (por ejemplo, el niño presenta
alguna sintomatología, pero muestra relativamente leve deterioro en el
funcionamiento social o escolar).
Ejemplos:
- Un niño de 9 años de edad fija sus tiempos de la cena sólo varias veces por semana,
ya que los cuidadores están durmiendo.
- El niño siempre use ropa que es tan pequeño que restringe el movimiento.
- El cuidador no ha firmado los papeles para la evaluación de un problema de
comportamiento que se ha reportado en la escuela.
- El niño está sucio y con frecuencia el pelo enmarañado y tiene arañazos.
- La ropa esta sucia y huele a orina.
2=
El cuidador no garantiza suficientes arreglos para dormir para el niño (por ejemplo,
no hay camas o colchones, o los colchón está sucio y mojado con orina u otras
sustancias que puedan favorecer el crecimiento de moho y hongos).
El cuidador no cambiar el pañal del bebé con frecuencia, a menudo deja los pañales
sucios por varias horas, dando como resultado dermatitis por el pañal.
Ejemplos:
- Un niño que ha caminado a la escuela varios días consecutivos vistiendo sólo una
camisa fina sin abrigo o guantes. La temperatura tiene un promedio de 25 grados
Farrenheit.
- Una trabajadora social ha visitado la casa varias veces, cuando va no hay comida
disponible. Los niños reportan que no tienen el almuerzo o la cena dos o tres veces
por semana.
- El niño ha sido diagnosticado con una infección en el oído, pero el padre no sigue
adelante con la administración del antibiótico prescrito.
3=
El cuidador no busca o seguir con el tratamiento médico para los problemas médicos
de gravedad moderada (por ejemplo, el cuidador no seguir las medidas preventivas
para una afección cardíaca crónica, o los niveles en sangre moderadamente
elevados de plomo se deja sin tratar). o la cuidadora administra tratamiento médico
que es inapropiado sin consultar a un médico (por ejemplo, cuidador da sedantes
suaves al niño para controlar su conducta, sin la consulta de un médico).
El cuidador mantiene una situación de vida insalubres, donde los alimentos en mal
estado o basura se presentan con frecuencia y / o donde la infestación de ratas o
alimañas es extrema y no tratada.
La mujer embarazada pone en peligro la salud de su futuro hijo con alcohol o drogas
durante el embarazo. Pero no hay síntomas fetales evidentes del uso de alcohol o
drogas.
Ejemplos:
- Los niños no se alimentan con frecuencia. Han perdido dos comidas consecutivas un
promedio de cuatro veces por semana durante los últimos meses.
- La familia ha sido desalojado porque el padre no hablaba acciones apropiadas ti
mantener la asistencia pública y otros no hizo los arreglos para hacer pagos de
alquiler. La familia no ha arreglos de vivienda estable durante 2 semanas
- El padre ha sido beber varias veces durante el embarazo.
- El niño ha llegado a la escuela con una herida infectada. A pesar de las notas de la
enfermera de la escuela recomiende la atención médica de la corte sigue siendo
tratada.
- Un trabajador social ha visitado la casa varias veces, y cada vez que la casa ha sido
un desastre. Platos sucios y la comida eran mimados por toda la mesa de cocina,
mostradores, y lavabo. Las ratas se observaron en los contenedores de basura
abiertos por la puerta principal.
- El niño está emocionalmente perturbado y se encuentra en un programa de
tratment. El cuidador no ha enviado al niño al programa durante 6 semanas.
4=
Ejemplos:
- Los niños viven en una casa sin calefacción porque el padre no han logrado
garantizar que la calefacción estaba disponible. Durante el invierno, los niños llegan
a la escuela con indicios de hipotermia.
- El niño fue atropellado por un coche, recibiendo un corte, fractura severa o
moretones. El niño viene a la escuela quejándose de dolor y dijo que el padre no lo
llevaría al hospital.
5=
El cuidador dio desatención grave a las necesidades médicas del niño, que el niño
muere o se ha enfermado permanentemente como resultado de la falta de
tratamiento médico (por ejemplo, la inanición o deshidratación severa).
El cuidador no busca ayuda profesional para la amenazando la vida del niño con
problemas emocionales (por ejemplo, suicidio o intentos homicidas).
Ejemplos:
Moral-Legal / Maltrato Educativo se codifica cuando ocurre cualquier conducta por parte
del cuidador o adulto responsable que no demuestran un grado mínimo de cuidado para
ayudar al niño a integrarse con las expectativas de la sociedad, que incluye asegurar una
adecuada educación del niño. El cuidado expone o bien involucra al niño en actividades
ilegales u otras actividades que puedan fomentar la delincuencia o conducta antisocial en
el niño. Alternativamente, el cuidador no garantiza que el niño esté correctamente
socializado por asistir regularmente a la escuela.
1.- ML: El cuidador permite al niño estar presente en las actividades de adultos para las
que el niño es menor de edad.
ED: El cuidador a menudo permite al niño ir a la escuela, y las ausencias no son el resultado
de enfermedad o emergencia familiar (por ejemplo, una muerte en la familia). Las ausencias
se producen menos del 15% del periodo reportado.
Ejemplos:
ML: El cuidador lleva al niño a fiestas y bares de borrachos adultos que no son claramente
las situaciones familiares.
ED: El cuidador permite que el niño falte a 25 días de escuela en un año escolar sin ninguna
explicación.
2.- ML: El cuidador participa en conductas ilegales con conocimiento del niño (por ejemplo,
robar en las tiendas, la venta de mercancía robada)
ED: El cuidador permite que el niño falte a la escuela hasta en un 15% - 25% del período
informado, no debido a una enfermedad.
Ejemplos:
ED: El cuidador no envió a su hijo a la escuela para que el niño pueda cuidar a sus hermanos
menores. El niño perdido 9 de cada 45 días.
3.- ML: El cuidador sabe que el niño está involucrado en actividades ilegales, pero no intenta
intervenir (por ejemplo, el vandalismo permisos, hurto, beber)
ED: El cuidador mantiene al niño fuera de la escuela o sabe que el niño está ausente durante
largos períodos (26% - 50% del año, o como puede hasta 16 días escolares consecutivos) sin
la intervención del médico.
Ejemplos:
ML: El cuidador ha sido informado de que el niño ha robado, pero el cuidador no ha hecho
nada.
4.- ML: El cuidador implica al niño en delitos menores (por ejemplo, el niño es alentado a
robar en las tiendas, niño recibe fármacos). Adultos alientan o fuerzan la participación en
actividades ilegales.
ED: El cuidador frecuentemente mantiene al niño de la escuela por una cantidad
significativa de tiempo (más de un 50% del período informado, o 16 días o más en una fila),
pero el niño mantiene la matrícula escolar.
Ejemplos:
ED: La familia se ha mudado varias veces, y cada vez, el niño ha faltado períodos
significativos de la escuela. El niño está inscrito, pero ha perdido más de la mitad del año
escolar.
5.- ML: El cuidador implica al niño en delitos graves (por ejemplo, el niño participa en robo
a mano armada, secuestro).
Ejemplos:
ML: El niño ha vivido en un recorrido casa de drogas por los cuidadores. El niño ha estado
involucrado en la venta de drogas y ha participado en conflictos armados con otros
traficantes.