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Definición de maltrato infantil: Interfaz entre política e investigación.

Durante el curso de la historia, así como en épocas contemporáneas, todas las


culturas y sociedades han diferido con respecto a sus creencias sobre el maltrato infantil y
sus maneras para erradicarlas (Breiner, 1990; Korbin, 1981; Pleck, 1987; Sternberg, este
volumen). En antiguas y modernas civilizaciones, pueden encontrarse ejemplos de culturas
y subculturas que emplean prácticas evidentes de abuso infantil, incluyendo rituales
sádicos, sexuales y actos homicidas contra niños. En contraste abundan sociedades pasadas
y actuales que se caracterizan predominantemente por la gran devoción al bienestar de sus
hijos. A pesar de estas diferencias, todas las culturas son consistentes en el hecho de que
hay estándares implícitos y explícitos que definen una conducta parental apropiada e
inapropiada. Una revisión de estos relatos históricos y etnográficos de negligencia y
maltrato infantil dan a lugar a dos conclusiones generales. Primero, estas observaciones
indican que el trato perjudicial hacia niños está en el potencial de comportamiento humano.
Más importante y con optimismo, estas cuentas comparativas del maltrato en la infancia
también sugieren que la regulación y el sistema de creencias que funciona en todos los
niveles de la organización social juegan papeles importantes en la disuasión de estas
prácticas inhumanas.

En sociedades en donde los niños comúnmente reciben un cuidado inapropiado, es


necesario que sus costumbres, junto con las políticas públicas fomenten que estas prácticas
sean descubiertas. Las antiguas civilizaciones griegas ofrecen un ejemplo de la manera en
la cual este tratamiento perjudicial hacia los niños ha sido justificado de esta manera.
Durante el primer milenio A.C, los estados griegos fueron conocidos por su despiadada
explotación de los niños, apoyando estas prácticas con cuentos de dioses mitológicos que
defendían tal brutalidad. Similarmente, las publicaciones autorizadas por el estado estaban
disponible, tales como una titulada “Como reconocer a un recién nacido que es digno de
criar” (Breiner, 1990). Las construcciones culturales tales como reforzar las prácticas de las
familias y que juegan un papel importante evitando que los niños sufran al no sentirse
escuchados, se entienden, intentando prevenir. (no entendí bn como darle significado a
esta frase D:!). En sociedades que se niegan a reconocer oficialmente los malos tratos, las
acciones tomadas por los padres que violan la salud de los niños ocurren sin el
reconocimiento. En tales instancias, el maltrato no es construido como un problema social,
y en ese sentido, simplemente es considerado como que no existe.

Siguiendo estos mismos principios, sociedades que se destacan por su compasión, por el
cuidado involucrado de los padres, también están caracterizadas por hacer agenda pública
el bienestar de sus hijos (Hewlett, 1991). En esas instancias, la definición de abuso y
negligencia infantil reflejan las creencias sociales y los objetivos para asegurar un grado
mínimo de cuidado y protección necesitada por los niños. Sin esas actitudes y regulaciones,
la historia documenta que los niños serán utilizados y maltratados de todas las formas
concebibles (Radbill, 1968). Dentro de nuestra sociedad, establecer legislaciones que
defiendan la infancia sigue siendo un proceso lento y conflictivo. Como en cualquier otra
civilización, factores como la cultura, valores y objetivos de la población, determinan el
curso y los resultados de la sanción pública a las prácticas familiares.
En la américa contemporánea, la teoría, opinión y los resultados encontrados por los
científicos sociales y expertos médicos han remplazado las evidentes supersticiones y
mitología. Llegando a preocuparnos por el maltrato infantil, en parte por el creciente
consenso de que la negligencia y el abuso infantil perjudican la adaptación psicosocial del
niño y una vida de productividad, y por lo tanto, en última instancia, el bienestar colectivo.
(Dubowitz, 1986). Por consecuencia, ha habido una creciente convicción moral de que el
derecho y la protección de los niños prevalecen sobre el derecho de privacidad de la familia
y la autonomía en el hogar en donde la salud mental y física de los niños está puesta en
peligro.

Para implementar la agenda pública de proteger a los niños de daños, la precisión de una
definición se ha hecho cada vez más necesaria para tomar decisiones sistemáticas y
relativamente objetivas sobre cuando la intervención en la vida familiar es necesaria. En
donde nuestra sociedad trace la línea entre el maltrato y el no maltrato tiene profundas
implicaciones para millones de personas, incluyendo niños, padres, profesionales del
cuidado de la salud y científicos sociales, así como personal jurídico y aplicaciones de la ley.

Para cumplir con este desafío, teóricos, investigadores y encargados de formulación de


políticas han dado a conocer avances considerables hacia la identificación de temas claves,
ofreciendo soluciones a los dilemas implicados en la definición de maltrato infantil (Aber
Zigler, 1981; Giovannoni, 1989; Giovannoni Becerra, 1979; Zigler, 1976). Sin embargo,
definir el maltrato infantil es un continuo desafío que cambia con los altos y bajos de las
mareas políticas y económicas. En este capítulo examinaremos la compleja interacción de
factores que afectan el trabajo de la definición del maltrato infantil. Explicado por los
factores que influyen en la definición de maltrato infantil, sostendremos que las
definiciones se pueden desarrollar de mejor manera si cumplen con el objetivo social de
asegurar la salud física y emocional de las generaciones futuras.

Visión

Este capítulo está dividido en 4 secciones. Primero, exploraremos las fuerzas culturales,
políticas y económicas que forman parte de la definición de maltrato. Segundo, revisaremos
el impacto que la teoría e investigación desarrollada por científicos sociales han tenido en
la definición de maltrato. Tercero, presentaremos el trabajo de nuestro propio laboratorio
que aborda los problemas inherentes en la definición de abuso infantil y negligencia.
Presentaremos esta investigación como sólo un ejemplo del tipo de investigaciones que son
necesarias para conducir un orden para examinar los supuestos de nuestras políticas
nacionales con respecto a que es maltrato infantil y como debería ser definido. Finalmente,
extraeremos cuestiones claves y conclusiones de los temas que se discutieron y delinear
sus consecuencias para la política social.
¿Qué entendemos por definición?

A lo largo de este capítulo, consideraremos 3 componentes primarios que creemos que son
parte integral de la definición de maltrato: El primer elemento q envuelve la
conceptualización del fenómeno, es si los malos tratos son considerados como
comportamiento criminal, enfermedad psiquiátrica o resultado de circunstancias
ambientales. Aunque son presentados frecuentemente en oposición uno de otro,
sostenemos que estos puntos de vistas no son necesariamente excluyentes. Una segunda
consideración implica los tipos de actos parentales, que están incluidos bajo la etiqueta de
maltrato infantil. Por ejemplo, la mayoría de los estados reconocen que el abuso físico,
sexual y negligencia física son incidentes de maltrato infantil. Podemos describir otros actos
parentales, tales como el maltrato psicológico y la inadecuada supervisión que son más
polémicos, pero sus consecuencias aún no se han definido legalmente. El tercer
componente definicional envuelve la dureza de las acciones paternales necesarias antes de
los acontecimientos considerados en el abuso o negligencia. A pesar del hecho de que las
decisiones clínicas y legales están basadas en nociones implícitas de gravedad, esta ha sido
escasamente delineada. Presentamos nuestros esfuerzos para hacer esas dimensiones más
explícitas para que los investigadores puedan investigar sus implicaciones prácticas de una
manera más sistemática.

Determinantes culturales y políticos de la definición:

La posición de una cultura sobre lo que no es maltrato refleja sus actitudes acerca de las
libertades individuales y la privacidad, y esto concierne al bienestar de sus niños. Además,
las definiciones públicas de maltrato determinan, y consecuentemente son determinadas,
por la disponibilidad y asignación de los fondos monetarios del gobierno. En esta sección,
discutiremos sobre la transacción entre diferentes actitudes culturales, tendencias políticas,
fuerzas económicas, bienestar familiar y definiciones de maltrato infantil.

La dialéctica de estos factores está representada en la figura 1. Examinando la influencia de


fuerzas políticas y económicas en las definiciones de maltrato infantil, podemos entender
cómo construir definiciones futuras que se adapten mejor a las necesidades de la sociedad.

Actitudes culturales y el llamado a la protección infantil:


Ejemplos de abuso infantil han sido registrados en todas las civilizaciones y a lo largo de
toda la historia. Aunque el maltrato infantil no es una invención moderna, una
preocupación centralizada y popularizada de contrarrestar el maltrato infantil por sobre
definirlo es un desarrollo relativamente reciente (Zigler y Hall, 1989). Desafortunadamente,
asuntos privados como las actitudes públicas y las prácticas familiares normalmente no son
sistemáticamente documentados. Entonces, es imposible obtener una representación
acertada de las opiniones y conductas que han cambiado. De cualquier forma, existen
acuerdos sobre varias claves del desarrollo, incluyendo las actitudes que promueven el
movimiento de protección infantil. Algunas de las opiniones públicas que contribuyeron al
levantamiento de una respuesta organizada contra el abuso infantil y la negligencia
incluyeron: un consenso creciente de que los derechos de los niños son tan importantes
como los de los adultos, una creciente simpatía por la vulnerabilidad de los niños, un
cuestionamiento de la efectividad del castigo físico, y el reconocimiento de que las
experiencias en la infancia influencian el carácter adulto.

En adición al levantamiento de un movimiento organizado en pos de la protección de los


niños, también son de interés los cambios en los estilos de paternidad y sus prácticas que
resultaron ser inaceptables. Estos cambios reflejan las fluctuaciones de las opiniones
públicas. Rastreando los cambios en la comunidad sobre el maltrato infantil, los tipos de
actitudes y los factores que afectaron este desarrollo pueden ser completamente
entendidos. El siguiente análisis no es una historia comprensiva sobre el movimiento de
protección infantil, sino que selecciona problemas y eventos que ilustran las fuerzas que
afectan como se definen negligencia y abuso infantil.

En América, los esfuerzos para identificar y combatir el abuso infantil comenzaron en los
albores del siglo 17, en los tiempos precoloniales, cuando representantes de la iglesia
protestante visitaron los hogares de los peregrinos para asegurarse de que los niños
tuvieran una inducción apropiada a los valores de la iglesia (Giovanni y Becerra, 1979). Los
valores puritanos promovidos por la iglesia incluían la idea de que todos los niños necesitan
una fuerte guía y disciplina. Estas nociones aceptaban y justificaban el castigo físico severo.
Así, dentro de esta cultura, el castigo físico muy severo no se consideraba abuso infantil.
Por el contrario, la ausencia de fuerte guía era considerado un maltrato. La preocupación
sobre el carácter moral de los padres y su influencia sobre los hijos ha persistido como un
tema público. En el siglo 19, los estatutos del estado hacían posible cortar los derechos
parentales en casos donde los padres podían poner peligro la moral de sus hijos (Giovanni
y Becerra, 1979). Caían bajo la jurisdicción padres alcohólicos, criminales o prostitutas.

Más controversiales eran las pobres leyes de América temprana comparadas con los
estándares de hoy en día. En un esfuerzo por impedir la destitución económica, se alentaba
a los niños pobres a separarse de sus familias en los comienzos del siglo 20. en estos casos,
los padres podían inculcar en sus hijos la dependencia al estado y la constante pobreza a
través de sus ejemplos de “flojera”. Estas éticas cambiaron muy lentamente. La distinción
entre padres negligentes y padres pobres se comenzó a hacer sólo a mediados de este siglo.
A finales del siglo 19, la pobreza en los padres era mucho más preocupante que los castigos
físicos que los niños recibieran. Cien años más tarde, esta priorización se ha revertido en los
Estados Unidos. A comienzos del siglo 19 la infancia se comenzó a ver como una etapa
particularmente inocente y vulnerable que requería especial consideración y cuidado. Esta
creciente perspectiva llevó a condenar públicamente los malos tratos injustificados a los
niños. Ya en los principios de 1800, las situaciones en las cuales los padres habían sido
especialmente crueles con sus hijos eran juzgadas en la corte. En esa época aún no existían
definiciones oficiales de abuso infantil, y fueron impuestas por la misma corte. La decisión
de los jueces en esos tiempos, sobre si era abuso o no, no estaba regido por la severidad de
las heridas del niño, sino que en si la golpiza había sido o no por un castigo justificado. Así,
si los padres afirmaban que el severo castigo físico era su forma de disciplina, no se seguía
con acciones legales.

El año 1874 es comúnmente reconocido como la fecha en que el abuso infantil se convirtió
en asunto de preocupación nacional, que requería una amplia y organizada respuesta. En
ese año el caso de Mary Ellen, una niña de 10 años que había sido severamente golpeada y
descuidada por sus padrastros, ganó la primera plana en los diarios. Muy importantemente,
notaron como completamente ausentes (no existían) a todos los programas que podrían
proteger y ayudar a los niños en esa situación. Así que su caso tuvo que ser acogido por la
sociedad de protección de crueldad hacia los Animales (SPCA), que se estableció 8 años
antes que la sociedad de protección de crueldad hacia los niños (SPCC). En la época de este
famoso caso, no existían definiciones de abuso infantil, y las acciones legales se tomaban
sólo en casos en que el maltrato violaba también las leyes aplicadas a adultos. En respuesta
al caso de Mary Ellen, la SPCC es establecida y su caso fue oficialmente llamado “Caso
número 1”.

Desde el siglo 19, la negligencia y el abuso infantil ha sido visto como un problema social
que amerita una solución. Las actitudes culturales han demostrado ser favorables cuando
se trata de intervenir cuando las familias muestran poca preocupación por el bienestar de
sus hijos. Sin embargo, aún existe controversia con respecto a qué constituye realmente el
maltrato y qué acciones debería tomar el estado para combatirlo. Desde el siglo 20, se han
utilizado menos las caridades privadas como la SPCC para manejar casos de abuso infantil.
En su lugar, se utilizan más las agencias manejadas por el estado, como el departamento de
servicios sociales (DSS), para la protección de los infantes. Adicionalmente, las nuevas
actitudes públicas han promovido y puesto énfasis en rehabilitar familias negligentes y
ayudarlos a mantener la custodia de sus hijos. Con esto, las familias confían gradualmente
más en trabajadores de la salud mental para proveer estos servicios. Además, el
involucramiento del gobierno en estos temas de protección infantil también reflejó una
creciente atención política a ésta área.

Debates políticos sobre la definición del maltrato infantil.

En general, nunca ha sido fácil decidir dónde termina la libertad de uno y comienza la del
otro. Esto se extiende a lo referido a la familia y a la niñez. Resistencias al abuso infantil
protegido por la ley se han manifestado en variados casos, como decidir a qué edad un niño
debería ser considerado un ser humano. Sociedades pasadas han establecido tal edad en
un punto relativamente tardío en la niñez. Al final del siglo XX, los derechos del niño al fin
fueron considerados tan temprano como los primeros meses de gestación, ejemplificado
en los argumentos sobre los derechos y el aborto y si las madres deberían ser responsables
por el uso de drogas durante el embarazo. Otras cosas relacionadas han aparecido con los
argumentos de los derechos de los padres por liberar a los niños de mandatos del gobierno.
En siglos pasados, la ley agrupaba a los niños con otros objetos de propiedad de los padres.
Bajo esta condición, la intervención pública violaba el derecho del manejo a la propiedad
privada.

Opositores a las políticas gubernamentales que combaten el abuso infantil y la negligencia


continúan en debate si el gobierno tenga el derecho de dictar prácticas parentales. Albert
Solnit (1980) por ejemplo, advirtió que algunos deberían elegir vivir en una comunidad
donde las infracciones parentales fueran claramente definidas y estrictamente reforzadas.
De hecho, el novelista Kurt Vonnegut (1972) ha satirizado tal sociedad en que en un futuro,
los niños puedan demandar a sus padres por lo que los niños perciben ser las deficiencias
de sus padres. Encontrar el balance entre lo jurídico y las prácticas parentales es un
continuo reto para el mundo moderno.

En USA, el cambio entre lo liberal y lo republicano en términos de políticas públicas ha


impactado en las decisiones políticas sobre el maltrato infantil. Las posiciones están
vinculadas a diferentes interpretaciones de los derechos civiles emanados de la
Constitución política. De hecho, la constitución de Usa no hace referencia a la paternidad ni
nada asociado a ello. Aquello se deja a la responsabilidad de cada estado. Theodore
Roosevelt fue el primer presidente en proveer una guía a los estados a través de una
conferencia sobre la niñez en la casa blanca en 1909. En esta cita, el comité declaró que los
niños no pueden ser separados de sus padres por razones de pobreza.

Desde Roosevelt, el cambio gubernamental entre liberales y republicanos ha variado las


políticas sobre el tema. En lo principal, los liberales se han abocado a las definiciones de
maltrato infantil que incorporen amplios rangos de conductas. Ellos afirman que es el
estado el que debe proteger a aquellos que son víctimas de maltrato por parte de sus
familias. Por otra parte, los conservadores piensan que las definiciones de maltrato deben
ser más restrictas. Que sólo se sometan a las formas de abuso físico y sexual y que no
debería considerarse la negligencia como parte de la intervención estatal. Creen en la
promoción de los derechos de privacidad y de la autoridad patriarcal en la familia (goldstein
et al, 1973). = el estado no se debe meter mucho en eso.
Nelson (1984) ha descrito el proceso que permite que los ideales liberales prevalezcan en
lo relacionado al maltrato infantil y que se haya convertido en tema país. En 1974 se crea el
centro nacional del niño abusado orientado a combatir el abuso, el maltrato y la negligencia,
cuya definición de maltrato fue:

El abuso y la negligencia al niño se refieren a un abuso físico, mental, sexual, trato


negligente o maltrato a cualquier niño bajo los 18 años por una persona responsable de su
cuidado que comprometan su salud y bienestar.

Fue criticada esta definición por su contenido vago (Gelles, 1975)

Economía y bienestar familiar.

Aunque el maltrato infantil abarque todos los estratos socioeconómicos, la mayor parte de
este se realiza en familias pobres. En otras palabras, la privación económica y la falta de
recursos se relacionan con el maltrato infantil y la negligencia. Por cierto. Investigación ha
apoyado una relación entre la crisis económica y el aumento de la incidencia del abuso y
abandono infantil. No obstante, hay que señalar que la mayoría de las familias que viven la
pobreza proporcionar una atención adecuada a sus hijos. El aumento de la tensión
económica en relación con las personalidades de los padres puede aumentar en alto riesgo
los propósitos por los cuales los padres maltratan a sus hijos. Por consiguiente, en tiempos
en que la economía se enciende, las agencias tienen mayores cargas de casos de malos
tratos familiares. Por desgracia, las herramientas de las personas suelen afectados por las
mismas fuerzas financieras que perjudican a las familias. Bajo los intentos económicos de
programas condicionales establecidos para ayudar a las familias maltratadoras a tener más
alternativas que dirigir sus servicios a los casos más graves. A través de ellos, la
disponibilidad y asignación de fondos para la protección de los niños maltratados alteran
directamente la definición de trabajo del abuso y la negligencia. Es tristemente irónico que,
como el número de familias en crisis se convierte en inalcanzable ayuda se eleva cada vez
mayor.

La economía de una nación también está cercanamente relacionada con su motivación para
actuar en contra del abuso y la negligencia contra los niños. Por ejemplo, históricamente,
en tiempos de estabilidad económica, el abuso a los niños ha recibido más atención
gubernamental y pública. Continuando con esta noción, el establecimiento de una gran
burguesía jugó un importante rol, permitiendo que el maltrato en contra de los niños no
fuera visto como un problema social. A menos que la mayor parte de la población tenga
provisiones esenciales como comida y refugio, temas como el maltrato infantil permanecen
con una prioridad baja. Una vez que las familias de la nación tienen sus necesidades
cubiertas, la atención se puede concentrar en la igualmente importante tarea de asegurarse
que los niños reciban atención parental de calidad. Por otra parte, en el pasado, una
agrupación inadvertida de maltrato y pobreza ha sido un obstáculo que ha impedido el
apropiado presupuesto para los programas contra el maltrato infantil. Una falta de voluntad
para destinar dinero para combatir el abuso infantil resulta de los diálogos de los
legisladores, que argumentan que ya suficiente dinero se ha destinado para los
desventajados. De hecho, la fuerte asociación entre abuso infantil y pobreza fue
intencionalmente minimizada para prevenir que los políticos con una actitud positiva hacia
el bienestar votaran en contra del Acto de prevención y tratamiento del abuso infantil
(CAPTA). La separación del abuso y negligencia de otros temas sociales incrementó la
atención hacia el maltrato infantil.

Además de la distinción en un problema social, la gravedad también influye en la


prevalencia y priorización de problemas. Por las tasas de incidencia, las condiciones
económicas y políticas afectan a la definición de maltrato infantil en formas
contraproducentes. Aunque las crisis financieras aumentan el número de ocurrencias de
maltrato infantil, que también dan lugar a la contratación de definiciones más estrictas de
las que los niños deben ser considerados malos tratos. Definiciones más conservadoras de
maltrato infantil reducen directamente las estimaciones epidemiológicas. En tiempos de
recortes presupuestarios, las prioridades pueden ser manipuladas, centrándose en las
estadísticas que sean sustancialmente inferiores a las estimaciones más generales de
maltrato. Por ejemplo, informando el número de muertes a causa de los abusos por año
puede dar la Ilusión que el abuso infantil está en declive. En resumen, las definiciones
alternas como resultado estimaciones fluctuantes de la incidencia del abuso y la
negligencia. En última instancia, esta información ciclos posteriores a afectar a la
financiación adecuada del gobierno para ayudar a las familias que maltratan. Completar las
asignaciones cíclicas monetarias influye en las definiciones funcionales de malos tratos en
la forma que hemos descrito.

Retos actuales a Definiciones Futuras

Definiciones de abuso y negligencia infantil no son un fenómeno estático, ni tampoco


reflejan temas que serán resueltos en las décadas que vienen. Cuando este capítulo estaba
siendo escrito, fuerzas culturales continuaron afectando futuros cambios conceptuales.

Durante los 1980’s, temas domésticos pertenecientes al bien estar familiar se


descuidaron gravemente. Tendencias conservadoras bajo la administración de Reagan
hicieron indultos de la precaria acta de prevención de abuso y maltrato infantil (CAPTA). Por
otra parte, mientras dólares federales estaban siendo desviados desde programas para
familias y niños desaventajados, una gran deuda nacional estaba acumulándose de otros
gastos. En los 1990’s el gasto gubernamental está siendo aun más restringido. Así,
problemas domésticos como el abuso infantil están en creciente riesgo de ser estafados (?).

Además, hemos atestiguado una mayor redistribución de riqueza en los Estados


Unidos durante esta década pasada. Phillips (1990) ha documentado la desaparición de la
clase media y el porcentaje floreciente de familias clasificables como pobres. Actualmente,
más de un cuarto de todos los niños bajo los 6 años vive bajo el nivel de la pobreza en este
país. Hewlett (1991) ha descrito una letanía de crisis sociales actualmente plagando familias
americanas a través de todos los niveles de ingresos. Ella afirma convincentemente que las
políticas gubernamentales se han vuelto descaradamente “negligentes” de los temas
relevantes a la protección y crianza de los niños de nuestra nación. Por ejemplo,
incrementando el número de nuños sin hogar, aumentando las tasas de divorcio,
aumentando el número de padres solteros, grandes números de dos padres que trabajan,
disminución de standards educacionales y la desregulación de servicios de comunicación de
niños, representan solo unos pocos de los desafíos para la adecuadas provisión de cuidado
a nuestros niños. Ella advirtió además que, a menos que demos paso a revertir la caída de
las regulaciones e infraestructuras que apoyan niños y sus padres, este escalante deterioro
tendrá consecuencias devastadoras para la sobrevivencia de la nación como un todo.

Una examinación del retrato de niños y familias en shows de televisión y películas


en los tardíos 1980’s, revelan que las actitudes culturales sobre niños pueden estar
cambiando. En los 1950’s y 1960’s, programas de televisión representaban típicamente
padres seguros de sí mismos, confiables, e involucrados, y niños como ingenuos,
vulnerables y en necesidad de dirección. En el drama actual, padres son presentados como
ineptos, vulnerables, estresados y abandonando, y los niños ya no están a salvo del estrés
parental. Más significativamente, niños son caracterizados como precozmente maduros, y
cada vez más capaces de tomar el cuidado de sí mismos y de sus padres. Estos programas
pueden ser, tanto reflectores de, como influyentes de actitudes culturales. Las visiones de
niños como prematuramente autosuficientes afectarán definiciones futuras de maltrato,
particularmente en áreas como maltrato psicológico y falta de supervisión. En resumen,
cada uno de los factores señalados para determinar definiciones de maltrato, incluyendo
actitudes culturales, políticas, económicas, y bien estar familiar, han sido alterados en los
años recientes en una dirección que es probablemente reflejada en las más estrechas y
conservadoras definiciones de abuso infantil y negligencia.

La dialéctica entre actitudes culturales, clima político, y economía es compleja.


Muchos factores y subfactores que impactan sobre las actuales definiciones de maltrato
infantil aun no se han identificado. La magnitud y complejidad de estos procesos son
abrumadoras y de este modo aparecen para ser difícil de influenciar. Sin embargo,
identificando y examinando estos factores, cambios pueden ser afectados a través de
medios más planificados e integrales, en lugar de permitir a este problema caer en los
vientos de cambios políticos. Hemos discutido como crisis económicas aumentan la
probabilidad de que niños sean maltratados. Similarmente, hemos descrito como la
proliferación de problemas sociales alteran las definiciones de abuso infantil y negligencia
de modo que solo las causas más serias reciben atención.

A través de estos mecanismos, la actual disminución en bien estar familiar y el


aumento de ideologías políticas conservadoras ponen en peligro en gran medida programas
de ayuda al niño maltratado. Mediante el entendimiento de estas fuerzas, acciones pueden
ser tomadas para prevenir definiciones de abuso infantil y negligencia de ser limitadas en
sentidos que son contraproducentes para el bienestar de los niños. El estudio de estos
fenómenos por cientistas sociales ha incrementado el entendimiento de estos factibles
procesos. Cientistas sociales de un amplio rango de disciplinas han jugado también un
importante rol en el desarrollo de nuestras definiciones de maltrato infantil. Sus
contribuciones son descritas en la siguiente sección.
ENFOQUES SOCIALES CIENTÍFICOS PARA DEFINIR MALTRATO INFANTIL

La conceptualización de maltrato infantil, en parte, determina el sentido en el cual


esta es definida (Aber & Zigler, 1981; Hutchison, 1990). A su vez, la definición teorética de
maltrato dicta el tipo de investigación que es conducida, así como la manera en cual la
investigación puede apoyar o cambiar la política de definición. En esta sección examinamos
cambios históricos en la visiones de maltrato infantil de cientistas sociales y especialistas en
servicio humano.

La primera caracterización “profesional” de maltrato infantil puede ser descrita


como el movimiento de defensa infantil. Remontándose a la época del caso de Mary Ellen,
caridades privadas popularizaron la visión de que el maltrato parental de niños era
inaceptable. Ellos también establecieron “Crueldad a niños” como el primer sello para este
fenómeno (Knudsen, 1988). En ese tiempo el maltrato infantil fue caracterizado como una
conducta criminal desviada. Típicamente, derechos parentales fueron cortados. A menudo,
padres fueron procesados y niños fueron “protegidos” a través de su remoción hacia
familiares, casas cunas e instituciones (Children’s defense Fund, 1979). Con un creciente
apoyo gubernamental y el liderazgo de trabajadores sociales, este movimiento ha
continuado a través del siglo XX.

Cuatro perspectivas teoréticas más recientes en definición de maltrato infantil han


sido comparadas y contrastadas (sdasdasdsdas muchas referencias.). Cada enfoque lleva
sus propios sesgos en cuanto a lo que constituye el maltrato infantil. Por otra parte, estas
definiciones conceptuales fueron derivadas de diferentes teorías sobre la etiología,
secuelas, y tratamiento de abuso y negligencia infantil. Estas teorías divergen de acuerdo a
cuales características deben ser enfatizadas en la definición de maltrato infantil. (Aber &
Zigler, 1981)

La primera perspectiva a ser articulada fue la definición de Diagnóstico médico


(Kempe, Silverman, Steele, Droeguemueller, & Silver, 1962). Cntral para este enfoque es la
noción de que maltrato infantil es un síntoma de una patología, “El síndrome del niño
maltratado”. El enfoque de definición era estrecho y limitado ante todo a las instancias de
maltrato más severas, documentadas por rayos X de niños que evidencian lesiones como
fracturas múltiples y hematoma subdurales (?). Importante, sin embargo, el énfasis estaba
en tratar un desorden que se creía estaba afectando al padre. Caracterizar el maltrato como
una enfermedad psiquiátrica fue un importante paso en la adopción del maltrato como un
tema preocupante en la definición pública e incrementó la atención política. Agrupando el
abuso infantil con otras enfermedades de la niñez, la comunidad médica ha quitado a la
sociedad de cualquier culpa en la etiología de este desorden y ha creado un nuevo
optimismo que esta enfermedad podría ser superada a través de investigación y
tratamiento limitado a los padres (dsffhgshgfgf más referencias.).

Segundo, la definición sociológica emergió, en parte, como una reacción y crítica al


modelo de enfermedad de abuso infantil (Gelles, 1973). La perspectiva sociológica es mejor
ejemplificada por el trabajo de Gelles (1973, 1975), Gil (1970), Giovanni and Becerra (1979),
and Zigler (1976). Central en esta perspectiva es la creencia que la definición de maltrato
infantil es un juicio social. Así, maltrato incluye actos parentales que son considerados ser
inapropiados por standards y prácticas sociales. Teóricos sociales destacan la importancia
de identificar las prácticas y potenciales sesgos de porteros profesionales quienes deciden
si un padre debería ser marcado maltratador y ser forzado a recibir servicios (Gelles, 1975).
Sociólogos creen que las decisiones definicionales son mejor resueltas a través de la opinión
pública y encuestas de opinión profesional sobre qué tipos de acciones parentales deberían
ser consideradas inaceptables. El énfasis definitorio dentro de esta tradición se encuentra
en los actos parentales, con un principio clave de la despatologización del maltrato, y la
examinación del rol de la sociedad en el maltrato perturbador. Además, adherentes a esta
perspectiva defienden una definición más amplia que incluye una clase más amplia de
acciones parentales que afectan adversamente a los niños, como la falla al proveer cuidados
médicos, falta de supervisión, y negligencia educacional.

Tercera en emerger fue la definición legal, mejor caracterizada por el trabajo de


Wald y sus asociados en el Proyecto de Estándares de Justicia Juvenil (JJSP, 1977). Miembros
de este comité de la American Bar Association estaban involucrados con establecer guías
claras con respecto a que acciones parentales justificaron la acción de la corte. Su meta era
proveer estándares nacionales para hacer decisiones judiciales sobre maltrato. De acuerdo
a sus recomendaciones, hacer una definición legal de maltrato infantil requiere las acciones
parentales causen daño emocional o físico, o introduzcan un riesgo sustancial de que el niño
pudiera sufrir daño. Por otra parte, daño físico fue limitado a lesiones graves documentadas
por evidencia como “desfiguramiento y discapacidad de funciones corporales”.
Similarmente, daño emocional tenía que ser documentable y serio, incluyendo instancias
en las que el niño experimente “ansiedad severa, depresión, retraimiento o
comportamiento desfavorable agresivo hacia sí mismo u otros”. Así el énfasis definicional
en el sentido legal está situado en las lesiones o un fuerte potencial de lesión sufrida por el
niño. Con el requerimiento de tener que soportar una audiencia tribunal, la definición legal
limita el sello de maltrato infantil a solo instancias muy severas.

La perspectiva final puede ser descrita como la Definición Ecológica. Este enfoque,
desarrollado de la teoría ecológica del desarrollo infantil de Bronfenbrenner (1979), ha sido
aplicado al estudio del maltrato ante todo por Galbarino (1976) y Belsky (1980). Este punto
de vista sitúa igual énfasis en la contribuciones ambientales y familiares a la ocurrencia de
maltrato infantil, y sugiere una muy amplia definición que incluye condiciones
socioeconómicas (pobreza), que son conocidas por comprometer el desarrollo infantil. De
hecho, de acuerdo con la perspectiva ecológica, el maltrato incluye factores en todos los
niveles del ecosistema que han sido identificados por incentivar la incidencia de maltrato.
Por ejemplo, maltrato en el nivel más alto (el macrosistema) incluye una tolerancia y
fomento social de la violencia y castigo corporal, así como falta de políticas sociales para
asegurarse de que se hayan adoptado disposiciones para que todas las familias tengan igual
acceso a comida y abrigo (Gil, 1975). En el nivel que impacta directamente sobre la familia
(El mesosistema), el criterio de maltrato incluye factores que se ha encontrado ponen en
peligro la parentalidad como falta de apoyo social, e incidentes de conflictos conyugales.
Eventos comúnmente reconocidos como maltrato, como abuso físico, serían capturados en
las definiciones ecológicas del microsistema, las cuales incluyen interacciones padre-niño.
Esta perspectiva es destacable por la premisa de que la sociedad como un todo debe
compartir la responsabilidad por la ocurrencia de maltrato infantil en su dominio.

No sorpresivamente, entonces, cada perspectiva sitúa el énfasis en diferentes


variables para la conceptualización del maltrato. Correspondientemente, cada enfoque se
avoca a diferentes criterios para definir maltrato infantil a lo largo con variados niveles de
intervención en la familia. Para el enfoque ecológico, el énfasis está puesto en el entorno.
El ajuste parental es el criterio clave para la definición de diagnóstico médico. Las acciones
parentales son centrales para la definición sociológica. Finalmente, evidencia de daño físico
y emocional en niños es necesaria para hacer una determinación legal de abuso o
negligencia.

El desacuerdo y puntos de conflicto entre estas perspectivas son en seguida a


aparentes. Sin embargo, estas diferentes también obstruyen un más general y subyacente
acuerdo compartido por estos cuatro puntos de vista. Por ejemplo, ninguno de los
adherentes a alguna de estas perspectivas negaría que alguno de estos elementos
(entorno, padres, acto, outcome infantil) es solo parte de una completa imagen de maltrato
infantil. [Vean cuadro en la página 20]. De hecho, mientras estas perspectivas sitúas el
énfasis en diferentes criterios para hacer un juicio sobre maltrato, cada uno de ellos
también toma en consideración evidencia perteneciente al contexto entero de maltrato,
incluyendo condiciones ambientales, estabilidad emocional de los padres, y las
consecuencias para el niño. Por ejemplo, aunque el punto de vista médico destaca la
personalidad de los padres como el locus del maltrato infantil y el “desorden” que necesita
ser tratado, físicos típicamente identifican maltrato de acuerdo a sus consecuencias físicas
(Ej: piernas rotas).

Además, investigaciones han demostrado que factores ambientales, rasgos de


personalidad de los padres, prácticas parentales, y outcomes del niño están todos
interrelacionados en la manera predicha por las respectivas teorías (Cicchetti & Carlson,
1989). La investigación h revelado claramente que cada perspectiva, por sí misma, es
insuficiente para la contabilidad de las causas y efectos del maltrato infantil. Más bien, una
integración de enfoques parece más garantizada. Consecuentemente, estos diferentes
puntos de vista no deberían ser a través de ellos mutuamente exclusivos ni deberían ser
inapropiada o artificialmente deshuesados (?) uno contra otro. Cada uno inherentemente
contiene fortalezas y cada uno surgió históricamente en un contexto de reacción a las
limitaciones prior-enfoque. Así, juntos ofrecen la más comprensiva perspectiva, fortalecida
por sus revelaciones (insights) combinadas. En los siguientes párrafos, nos avocamos y
presentamos dicha integración de enfoques.

Propósito y definición:

Además de los conceptos teóricos, otro factor que influye en la definición y por lo tanto vale
la pena considerar es el propósito de la definición (Ross y Zigler 1980) Es decir, por qué se
necesita una definición y la forma en que se utilizará sin duda contribuye a su forma,
descripción y su contenido. Los usos potenciales de las definiciones de maltrato incluyen
ayudar en la toma de decisiones sobre la legislación, disputas sobre la custodia de menores,
protección infantil manejo de casos en determinados servicios, y agrupaciones de
investigación (Aber y Zigler.1981: Giovannoni.1989; Hutchinson.1990). En efecto Aber
señala que cada uno de los enfoques teóricos que son descritos por Zigler, lo son, en parte,
por los propósitos y distinciones.
El propósito de la definición médica de diagnóstico es identificar y curar la psicopatología
que produjo el maltratador niño. El objetivo de la perspectiva sociológica es etiquetar y
controlar la desviación social. El objetivo de la definición legal se esfuerza para estandarizar
la toma de decisiones legales tales como: la estracción de un niño de su casa o la imposición
de una familia a participar en intervenciones terapéuticas.
La lógica que subyace a la perspectiva ecológica es orientar la investigación sobre los
procesos de varios niveles que influyen en los resultados de desarrollo de los niños, y para
fomentar políticas y programas de orden superior para promover el desarrollo humano y
de adaptación.
Aunque algunos han argumentado que hay una única definición puede satisfacer todos los
efectos (Zigler, 1976), creemos que el consenso puede ser alcanzado concentrándose en los
propósitos subyacentes comunes en todas las disciplinas. Común a cada objetivo es el
objetivo de promover el bienestar físico y psicológico de los niños a través de la
identificación y erradicación de las prácticas de crianza perjudiciales y la promoción de
apoyo a una paternidad sensible.

Hacia una definición unificada del Maltrato Infantil:

Creemos que una definición unificada del maltrato infantil no es sólo deseable: más bien,
lo vemos como algo esencial. En 1991, la revista “Desarrollo y Psicopatología” (Cicchetti,
1991) dedicó un número completo a un debate profesional de más de un artículo, cuyo
destino propone una definición de investigación de maltrato psicológico (McGee y Wolfe,
1991). Lo más llamativo en los comentarios sobre el artículo fue la reacción en contra de las
definiciones de fraccionamiento según el propósito terapéutico (como por ejemplo, la
investigación frente legal). Ciertas contribuciones argumentaron que los resultados de la
investigación de los estudios que emplean diferentes definiciones y perspectivas serían
irrelevantes para aquellos que realmente se aplica a los resultados, y en ese sentido, las
disciplinas estarían trabajando mediante fines transversales la una a la otra (Barnett, Manly
y Cicchetti, 1991: Galbarino, et al 1991). Este es un cambio notable de las vistas previas que
definiciones distintas de maltrato infantil deben desarrollarse de acuerdo con sus
propósitos diferentes.
Sostenemos que una postura de confrontación frente a los diferentes puntos de vista de la
definición no dará lugar a una definición estandarizada e integrada de maltrato infantil. Los
debates de este tipo tienden a exagerar diferencias entre los campos de estudios y
subestiman las fortalezas de cada uno y los puntos en común entre ellos. Cada una de las
conceptualizaciones de la definición ofrece una consideración válida, sin embargo, cada
una, de forma aislada, es incompleta. Reconociendo las virtudes de cada perspectiva es un
paso importante hacia el logro de un consenso, sin embargo, hay algunos puntos de
conflicto entre los enfoques que deben ser abordados.
Una vez que existe fuente de incompatibilidad entre algunos de los puntos de vista de la
tradición sociológica y algunos de los principios de la perspectiva legal, el punto de vista
sociológico, en parte, implica que el maltrato incluye aquellos actos padres que se
encuentran fuera de las normas de las prácticas de crianza aceptadas de la sociedad. Por lo
tanto, algunos actos parentales pueden ser perjudiciales para los niños, sino porque se
producen con tanta frecuencia y representan la norma, (maltrato) por lo tanto, no se
considera. Por ejemplo, algunas formas de castigo corporal y que no presenten la
supervisión de los niños que están solos en casa después de la escuela (es decir, los niños
cuyas madres trabajan) pueden ser perjudiciales para los niños, pero no son considerados
como maltrato. Por el contrario, algunos actos se consideran maltrato porque son
inaceptables a la mayoría de la población, a pesar de que estas prácticas no pueden
eventualmente hacer daño a los niños. La incongruencia entre los requisitos legales y
sociológicos nos recuerdan que la opinión pública sobre lo que es perjudicial para los niños
no es lo mismo que la evidencia empírica de la investigación clínica señala. Debido a que los
estados definición legal que los incidentes maltrato son aquellos actos que son los padres
es inequívoca perjudicial para los niños, algunos de los actos definidos por la definición
sociológica entraría en conflicto con la definición legal.
De acuerdo con la perspectiva sociologica, proponemos que el énfasis en la definición de
maltrato infantil debe estar en los hechos los padres ven como inaceptable o "inadecuado"
para la sociedad. Debido a que la mayoría de la población cree que se debe encasillar a los
niños en riesgo de daño físico y psicologico. Hacemos hincapié en acciones de los padres
más de otras variables para definir el maltrato de un niño las siguientes razones:
En primer lugar, hay un número infinito de condiciones que perpetúan la ocurrencia de
abuso y negligencia infantil, Aun reconocemos que en los actos de maltrato toman lugar
dentro de un amplio numero de determinantes ecológicos, los factores de riesgo de perder
su poder de predicción cuando se emplea en forma individual, caso por caso. Por
consiguiente, la utilización de los correlatos etiológicos para definir maltrato daría lugar a
un gran número de identificaciones falsas negativas de maltrato. Por lo tanto, no podemos
definir el maltrato infantil únicamente sobre la base de los factores de riesgo de los padres
o del medio ambiente.
En segundo lugar, no todos los niños maltratados dan lugar a daño inmediatamente o
fácilmente documentable. Por lo tanto, basar las decisiones sobre maltrato únicamente en
la demostración de él, evitaría que un gran número de niños recibiera ayuda antes de que
hubieran sido seriamente afectado. Por lo tanto, no podemos definir el maltrato infantil
basado exclusivamente en la demostración de las lesiones en los niños. También,
específicamente, las teorías y los datos sobre las causas y consecuencias del maltrato deben
influir en las construcciones sociales de maltrato, no deben ser vistos como la información
necesaria para el establecimiento de una definición o maltrato.

Un acercamiento de la psicopatología del desarrollo al definir el maltrato infantil.


A pesar de nuestro enfoque particular sobre las acciones parentales en la integración
de la definición del maltrato infantil, conceptualizamos al maltrato dentro de un contexto
más amplio de transacciones ambientales y familiares de causas y consecuencias.
Utilizamos nuestro acercamiento integrado y multi-sistémico en la definición dentro de una
perspectiva de la psicopatología del desarrollo. La psicopatología del desarrollo es un gran
macro paradigma que tiende a incluir al reconocimiento de la necesidad de múltiples
perspectivas, incluyendo cruces culturales y trabajos multidisciplinarios. El desarrollo de
teorías que son aplicables para entender el fenómeno del desarrollo normal y atípico
también es una preocupación central para la psicopatología. Una perspectiva del desarrollo
sobre el maltrato de los niños provee un gran paraguas bajo el cual múltiples perspectivas
y puntos de vista pueden ser entendidos e integrados.

Una de las cosas principales para entender la naturaleza multifacética de las causas
y consecuencias del maltrato es el reconocimiento de los aspectos del desarrollo de los
niños abusados y la negligencia. Cada uno de los componentes involucrados en el maltrato
infantil, el ambiente, los padres, y el niño, están en un proceso de transacción en el tiempo.
Porque es más conocido sobre el desarrollo de los niños que sobre el desarrollo de los
adultos y de los ambientes, los factores ontológicos que influencian al maltrato se vuelven
más aparentes cuando se considera la contribución del niño. Por ejemplo, sabemos que las
necesidades de los niños cambian a medida que maduran. La necesidad de autonomía se
expresa de manera diferente en un niño que está aprendiendo a caminar, que en un niño
de edad escolar, o en un adolescente. Lo mismo es cierto para otros niños que necesitan
apego, aceptación, y reforzamiento positivo. Mientras estas necesidades del niño cambian
en el desarrollo, también lo hacen el apoyo de los padres. Los cuidadores deben ser capaces
de adaptarse al crecimiento de sus hijos. Y en este sentido, los actos parentales que son
juzgados de ser no aceptados por la sociedad cambian a medida que la edad del niño
cambia. Más allá, los tipos de actos parentales que pueden aumentar el desarrollo, o que
pueden resultar en daño psicológico para el niño, también cambian con el curso del
desarrollo. Además, actos que pueden ser un maltrato para un niño pueden no serlo para
un adolescente, y actos que son maltrato para un adolescente puede que no lo sean para
un preescolar. Por ejemplo, dejar a un niño sin atención por varias horas sería considerado
como maltrato para un infante, pero no para un adolescente. Por consecuencia, los actos
parentales deben ser vistos dentro del contexto de las preocupaciones particulares en las
diversas etapas específicas del desarrollo.

Además, las consecuencias del maltrato infantil se manifiestan de forma distinta


dependiendo del nivel del desarrollo del niño. Por consecuencia, el criterio para
documentar los daños psicológicos variará necesariamente con la edad del niño. Aber y
Zigler notan que la atención especial necesita ser correlacionada al hecho de que los
problemas emocionales, tales como la agresión y depresión se manifiestan de manera
diferente en cada etapa del desarrollo. Además, Cicchetti ha planteado que las secuelas del
maltrato están mejor asesoradas al centrarse en problemas del desarrollo que son más
salientes en el tiempo de evaluación. Por ejemplo, el apego en la infancia, el desarrollo del
self y el lenguaje en los niños pequeños, y la relación entre pares en la niñez media
representan las labores emocionales y sociales centrales que los niños deberían manejar
durante el curso del desarrollo. El abuso infantil y la negligencia subrayan la negociación de
la saliencia de estos problemas en las etapas del desarrollo.

Además del componente de los niños, cada uno de los elementos en la imagen
sistemática del maltrato están en constante flujo. Ya hemos notado que los actos parentales
cambian de acuerdo con el crecimiento del niño. Además, los padres se están desarrollando
de forma cognitiva, social y emocional. Más aún, los sistemas familiares están en constante
transición a medida que nuevos hijos nacen, y las relaciones parentales y apoyos cambian.
Finalmente, los ambientes extrafamiliares también deberían ser vistos como no-estáticos,
ya que los vecindarios y la economía también sufren transformaciones.

Búsqueda de la definición del maltrato infantil.

La investigación sobre la definición del abuso infantil y la negligencia ha examinado


tradicionalmente las opiniones de profesionales y la popularidad de estas sobre los tipos de
actos que constituyen al maltrato. Los investigadores primeramente han explorado estos
problemas tanto al administrar encuestas hipotéticas de maltrato, o a través de examinar
las decisiones profesionales sobre los reportes de abuso infantil y negligencia. La literatura
empírica sobre los resultados de las encuestas, al igual que los reportes legales de los
servicios de protección de menores, oscilan bastante. Aunque un punto de vista compresivo
sobre estos estudios está más allá de lo que se desarrollará en este capítulo, un sumario de
los dos estudios más grandes que abordan estos temas serán presentados como una
representación de estos descubrimientos y las implicaciones de las búsquedas en esta área.

Giovannoni y Becerra condujeron un estudio más comprensivo, examinando los


puntos de vista de profesionales (pediatras, abogados, trabajadores sociales y policía), en
distintos grupos étnicos. Los descubrimientos de sus exámenes indicaron un número de
consistencias transversales. Todos los grupos estuvieron de acuerdo con que el maltrato no
es una entidad singular, y un número de actos fueron consistentemente agrupados en
categorías relacionadas (maltrato emocional, falta de supervisión, fallos al proveer). Más
aún, todos los grupos estuvieron de acuerdo en que los actos de maltrato no son iguales en
el nivel de severidad de impacto en el niño. Sin embargo, también se descubrió que “hubo
una gran similitud en los juicios de seriedad relativa en diferentes tipos de maltrato tanto
como en los profesionales como en las personas que respondieron”.

En otras palabras, aunque el rango de severidad difería entre los grupos, había un
acuerdo en el orden en el que los actos de maltrato habían sido nivelados. Basados en la
consistencia de este descubrimiento, se concluyó que las definiciones más operacionales y
precisas podrían ser desarrolladas por los investigadores y practicantes.

Knudsen examinó los reportes e investigaciones del servicio de protección de menores


de Indiana desde 1965 y 1984. Examinó los procesos de comprobación de reportes de
maltrato infantil como “Abuso físico, abuso sexual, maltrato verbal y emocional, y
negligencia”. En consistencia con Giovannoni y Becerra, encontró que la mayoría del
maltrato infantil viene reportado desde ciudadanos privados. Por consiguiente, son
primeramente gente no profesional los que identifican, y por lo tanto definen, qué eventos
constituyen al maltrato infantil. En adición, Knudsen y otros notan que aproximadamente
un tercio o una mitad de los reportas fueron considerados finalmente como maltrato.

Knudsen centró su investigación en los hechos y procesos que contribuyen a los


resultados de las investigaciones de maltrato. A través de varios subtipos de maltrato, el
descubrimiento más consistente fue la ausencia de un criterio claro para definir al maltrato
y sistematizar la investigación y el proceso de verificación. Por consecuencia, los casos
frecuentemente fueron decididos desde una manera iodiosincrática guiada primeramente
en las creencias y prácticas de los trabajadores individuales del caso. Basándose en su
investigación, Knudsen dedujo tres principios que influencian la verificación de los reportes
de abuso infantil y negligencia: primero está la “regla del optimismo”, en la que un niño no
se considera maltratado hasta que todas las explicaciones alternativas son eliminadas. El
segundo, el criterio que el trabajador de protección infantil tiene acerca del nivel de daño
o peligro para el niño. El tercer factor es la cantidad de tiempo que pasó desde que se refirió
el maltrato hasta la investigación, mostrando la necesidad de la acción inmediata al hacer
decisiones sobre maltrato.

Los estudios también han examinado factores que se relacionan con los procesos de
formación de decisiones en el maltrato como el género, el pasado étnico, y la experiencia
del investigador. Otras investigaciones han examinado los factores que afectan a las
decisiones de la corte sobre los derechos parentales de custodia luego de situaciones de
maltrato. Consistente a las investigaciones sobre los procesos de formación de decisiones
sobre definir el maltrato infantil es la ausencia de una definición clara, o las guías y criterios
para tomar esta decisión. Claramente, hay una tremenda necesidad de desarrollar
definiciones precisas. Los investigadores podrían entonces comenzar a enfocarse en la
efectividad y utilidad de las definiciones, además de las opiniones profesionales y no
profesionales sobre maltrato, y diversas variables que afectan este proceso de definición. A
continuación, examinamos el tipo de búsqueda que se requiere para examinar la efectividad
y utilidad de las definiciones de maltrato.

¿Pueden las investigaciones sobre el maltrato y sus consecuencias en el desarrollo


participar en la definición de políticas públicas?

Un tipo adicional de investigación sobre la definición de maltrato involucra examinar el


impacto de varias acciones parentales sobre el bienestar de los niños. Esta estrategia puede
implicar ciertos tipos de acciones parentales que típicamente resultan en un daño a los
niños; es por esto, que estos actos deberían ser considerados en la definición de maltrato
(Giovanni,1989;McGee&Wolfe,1991b). Esta estrategia de investigación tiene el potencial
de proveer información objetiva que puede ser utilizada para asistir en el desarrollo y la
evaluación de definiciones del maltrato. Sin embargo, los supuestos de maltrato detrás de
este enfoque de investigación se ordena tener cuidado con las consideraciones.

La clave de los supuestos de esta perspectiva de investigación es que un acto parental se


vuelve abusivo cuando el acto se encuentra como estadísticamente asociado con resultados
adversos para el bienestar psicológico del niño (Barnett et al…1991). En el pasado, las
investigaciones psicológicas estaban enfocadas de manera primaria en examinar si el
maltrato infantil tenia consecuencias negativas, cuáles eran esas consecuencias negativas,
y a través de qué mecanismos el maltrato tiene un efecto dado. Como resultado.
Investigaciones sobre las secuelas del maltrato infantil han demostrado claramente que los
niños etiquetados como maltratados por unidades de servicios protectores típicamente
evidencian un ajuste desviado (ver cicchetti.1989; Wolfe.1987.para revisión).

Sin embargo, puede ser además de la capacidad de investigar para proveer evidencia
empírica que puede ser empleada para hacer decisiones sistemáticas acerca de si acciones
parentales especificas pueden ser etiquetadas como maltrato. La información para este
propósito requiere de acumulación de estudios conducidos con un rango de la población.
Por otra parte, porque los actos parentales de maltrato no pueden ser experimentalmente
manipulados una muestra extremadamente grande será necesaria para obtener suficientes
subgrupos de tipos particulares de maltrato bajo condiciones comparables. Estos actos
también necesitan ser confiables y validos documentados y evaluados a priori en una
eventual investigación longitudinal para proveer la base de datos necesaria para informar
decisiones definitivas. Desafortunadamente, las fuerzas sociales y culturales (zeitgeists) que
influyen en la disponibilidad de fondos para investigaciones sobre el maltrato infantil
aumentan la dificultad de acumular sistemáticamente información de esta naturaleza.

Las investigaciones pueden jugar un rol importante en los desafíos comunes y las nociones
que no han sido respondidas acerca de la naturaleza del maltrato. Por ejemplo. Decadas de
investigación sobre la etiología del maltrato ha demostrado que una sola variable modelo
causa y efecto designada a explicar la ocurrencia del maltrato es demasiado simplista
(Belsky.1980;cicchetti&rizley,1981;Wolfe.1985). además, años de investigación sobre las
secuelas del maltrato indican claramente no es sinónimo de los efectos de la pobreza
(Cicchetti,1989). Sin embargo, solo como investigación de la etiología del maltrato ha
avanzado desde lo simple del modelo causa y efecto, y ha tenido que investigar acerca de
las consecuencias del maltrato. Se sabe actualmente que todos los niños maltratados no
evidencian el mismo perfil psicológico y conductual. Y que factores biológicos tales como el
temperamento del niño juega un rol fundamental en como el niño maltratado se enfrenta
con estos eventos estresantes (Barnett,Ganiban.&Cicchetti,1992;
Cicchetti.Ganiban&Barnett,1991).

Las investigaciones realizadas sobre las pasadas 3 decadas de maltrato infantil son un
testimonio para la idea de los investigadores para ayudar a que la población este mas
informada y sea realista en su pensamiento acerca de los tipos de actos que constituyen
maltrato. Además, nuestras teorías e investigaciones acerca de las causas, consecuencias y
tratamientos del maltrato son significativamente más sofisticadas, mucho más ahora que
antes. Por otra parte, es seguro asumir que el conocimiento sobre como el maltrato puede
ser definido continuará probablemente volviéndose más complejo (Aber&Zigler.1981).

Otra función importante que juegan los investigadores es ayudar a que el maltrato
permanezca como un foco de atención por mucho tiempo. Nelson (1984) noto la
importancia de la atención de los medios como un vehiculo esencial para la mantención de
agendas públicas. (ver también Cicchetti et al…1978;gebner.ross &Zigler,1980). Mas que
casi cualquier otro asunto público, el maltrato infantil ha sido capaz de mantener
constantemente la atención mediática. Además, nuevas historias acerca del maltrato se han
movido desde la cobertura sensacionalista de los tabloides hacia una más persistente
visibilidad en los periódicos más respetados de la nación. El creciente información del
cuerpo científico que fue acumulada acerca del fenómeno ha contribuido a la longevidad y
crecimiento del respeto hacia el maltrato como sujeto de valiosa atención Nelson, 1984. La
relevancia de la pregunta de la definición de, continua siendo científicamente examinada
resultando en la proliferación de tópicos desde un enfoque sobre el maltrato físico de los
niños como anfitrión de hechos relacionados tales como violencia conyugal, negligencia
física,abuso sexual, maltrato psicológico y uso parental de drogas y alcohol. En
consecuencia, la investigación da como resultado la diferenciación de las categorías de
maltrato. La expansión de la investigación en consecuencia contribuyo a la creciente
cobertura mediática. Reportajes de diarios, revistas y televisión encontrando como
resultado una ampliación publica de condenación de las prácticas parentales relacionadas
con el maltrato, las cuales últimamente han llevado a cambios en el estado y definición
nacional del maltrato.

Las investigaciones nunca pueden responder a preguntas morales tales como si el estado
debería condenar particulares prácticas parentales. Preguntas de este tipo solo pueden ser
respondidas a través de la opinión pública. Sin embargo, cuando las políticas son
desarrolladas bajo un supuesto en particular tales como si el estado debe o no cuando los
niños son desplazados a situaciones que pone en peligro su futura salud mental. Las
investigaciones pueden ayudar a examinar si particulares experiencias parentales tienden a
ser asociadas con resultados particulares bajo condiciones particulares. El estudio empírico
del maltrato infantil puede eventualmente conducir a aclarar el entendimiento de las
implicaciones de la restricción en comparación a una amplia definición del maltrato. Los
progresos alcanzados en esta área vital puede conducir a un mejor entendimiento de los
diferentes efectos de varios subtipos de maltrato, quizás lo más importante , es que las
investigaciones pueden ser usadas para informar y evaluar los medios a través de los cuales
las intervenciones y prevenciones pueden ser efectivas. (ver Cicchetti, Toht,&Hennessy;
Daro;toht&Cicchetti : y Wolfe, todo este volumen).

El uso de registro de protección de menores


Los métodos de clasificación de información de maltrato deben ser entendidos dentro del
contexto de las estrategias de medición. Nosotros elegimos usar los registros de los
servicios protectores de infantes como nuestro principal medio para obtener datos de
maltrato. A través de negociaciones con el departamento de servicio social, esos registros
se nos habilitaron. Los registros de protección infantil proveen de muchas ventajas y
estrategias de valoración. Estos reportes incluyen fechas de incidentes de maltrato, los
nombres de quienes estaban involucrados, una narración del evento con declaraciones de
los padres, del niño, y de la fuente del reporte. Una investigación es conducida por un
profesional entrenado quien integra la información de los múltiples recursos, incluyendo
hospitales, escuelas, oficinas de policía, vecinos y miembros de la familia. Se realiza una
determinación en cuanto a si está presente pruebas suficientes para justificar la afirmación
de acuerdo a los estatutos legales. Estas determinaciones son hechas independientes del
proyecto de investigación de los trabajadores sin conocimiento de la participación de la
familia o de las hipótesis de la investigación. Adicionalmente, el personal de investigación
no tiene conocimientos del registro de maltrato del sujeto, esto para prevenir sesgos
relacionados al estado de maltrato de la familia.

Otra ventaja de uso de los registros de protección infantil es que familias que han tenido
maltrato quienes participan en los proyectos de investigación a menudo sospechan de los
extraños (cicchetti & manly, 1990). Si la información de maltrato fue tomada directamente
de los proyectos de investigación, muchas familias pueden alienarse y rechazar la
participación. Si hay problemas de maltrato dirigido por una autoridad externa a la
investigación facilita la participación de estas familias desconfiadas.

Adicionalmente, ya que los 49 de los 50 estados tienen registros estatales de reportes de


maltrato (us department of health and human services, 1988), un sistema de clasificación
usando estos registros puede ser implementado a nivel nacional. Nuestro sistema fue
desarrollado en el estado de Nueva York, pero nosotros creemos que, con las menores
modificaciones, puede ser adaptado para su uso en otros estados.

Nosotros reconocemos que el uso de registros de protección de infantes también tiene sus
desventajas. Por ejemplo, muchos incidentes de maltrato pueden no llamar la atención a
las autoridades, esto porque esos eventos no fueron observados fuera de la familia o
porque estos no fueron reportados. Los casos que son reportados la mayoría pueden ser
severos u ocurren en familias disfuncionales. Ciertos tipos de maltrato, como el maltrato
emocional, a menudo son difíciles de documentar y recientemente son reconocidos como
una forma seria de maltrato (mcgee y Wolfe, 1991). Como se ha discutido al respecto de las
implicaciones de factores económicos. Los recortes presupuestarios y la disminución de la
disponibilidad de recursos pueden conducir a una definición de maltrato que sea cada vez
más estrecha. Si esto ocurre, entonces solo los casos extremos y los casos fácilmente
documentables recibirán servicio y estarán presentes en los registros de protección infantil.

Aunque las familias identificadas por los servicios de protección al infante son solo un
subconjunto de las familias maltratadoras en la población general. Esas son las típicas
familias que reciben servicios y quienes son objetivo de intervención (cicchetti & barnett,
1991). Trabajadores que manda la ley quienes trabajan con niños para reportar alguna
sospecha de maltrato ayuda a estar seguro de que ese maltrato será reportado cuando este
ocurra.

Otra desventaja de los registros de protección infantil es que los trabajadores de protección
infantil varían en la cantidad de detalle que dan en sus reportes y en la cantidad de evidencia
que es necesaria para sostener un reporte. El formato narrativo de los reportes es a menudo
difícil de cuantificar. La variabilidad de los reportes nos da el impulso de clasificar
sistemáticamente los registros de acuerdo de criterios de decisión cuidadosos. En nuestro
sistema de clasificación, decidimos no usar etiquetas de protección infantil para los actos
de maltrato, pero en vez de reunimos información de las narraciones y después clasificarlo
de acuerdo a nuestros criterios. Nuestra eventual meta es que es un enfoque sistemático
que provee una claridad y consistencia en la clasificación de maltrato que puede ser
incorporado en las evaluaciones hechas por los trabajadores de protección infantil para
sistematizar las mejoras en el nivel de la investigación original.

Usando los registros de protección infantil provee de una estrategia para superar algunos
de los problemas asociados con métodos alternativos para obtener información. Los auto-
reportes de los padres a menudo son poco fiables y/o incompletos. Por ejemplo, muchos
de los padres en nuestra investigación no reportan un historial de maltrato durante la
evaluación inicial de las posibles familias de comparación (no maltratadoras); sin embargo,
cuando los registros de protección infantil son chequeados, emergen las evidencias de
maltrato, y las familias no pueden ser consideradas familias de comparación.
Adicionalmente, los padres a menudo no dan detalles fiables en los reportes, como las
fechas, reportes médicos, etc. Los auto reportes de las victimas infantes pueden ser
problemáticas debido a la evidencia de investigaciones que demuestran que los niños
tienden a minimizar sus experiencias de maltrato (mcgee, Wolfe, yuen & carnochan, 1991).
Preguntándoles a los niños sobre sus experiencias de maltrato puede alienar a las familias
y retirar el permiso de los niños a participar en la investigación.

Otra posible estrategia para recolectar información de maltrato es la directa observación


de la familia. Este enfoque puede ser muy útil para acceder a las dinámicas familiares y
patrones de interacción. Sin embargo, una estrategia de observación puede perder los
episodios más agudos de maltrato al niño, y ciertos subtipos, como el abuso sexual, que la
mayoría ocurren en privado. Aunque algunos incidentes de manipulación brusca de los
niños o negligencia emocional de los niños han ocurrido con investigadores presentes en el
hogar, la mayoría de las familias no les gusta maltratar a los niños en frente de un
profesional que está facultado legalmente para reportar cuando maltrato a los servicios de
protección infantil. Consecuentemente, un historial completo de maltrato no puede ser
obtenido con datos de observación. Nosotros abogamos el uso de múltiples estrategias de
evaluación para conseguir información de maltrato, como las entrevistas con el trabajador
social de la familia, auto reportes de los integrantes de la familia y observaciones de las
interacciones familiares durante las visitas al hogar y en evaluaciones en laboratorio
(cicchetti & barnett, 1991; mc gee et al, 1991). Los registros de protección infantil proveen
de un componente invaluable para el paquete de evaluaciones comprensivas.
En resumen, nosotros elegimos recolectar información de los registros de protección
infantil, los cuales clasificamos de acuerdos a nuestro criterio sistemático. Nosotros hicimos
el uso de información relacionada a severas dimensiones que para nosotros son factores
importantes de maltrato que anteriormente le dimos una pequeña atención en la literatura.
Usamos estas dimensiones para resaltar las características dentro de la amplia rúbrica de
maltrato que pueden jugar un rol en cómo es definido el maltrato, cual es el impacto que
tiene el maltrato en el niño, y qué decisiones se toman con respecto a la intervención para
el niño maltratado. Estas dimensiones incluyen subtipos de maltrato, la severidad de los
incidentes dentro de cada uno de los subtipos, la frecuencia y la gravedad de los reportes
de maltrato y la participación de protección infantil, el periodo del desarrollo durante el
cual ocurrió el maltrato, el tipo y número de lugares que visitan afuera de la casa, y el
perpetrador del incidente. Estas dimensiones son presentadas en la figura 3 (aparece en el
texto), y estos serán descritos a continuación, con información respecto a por qué la
dimensión fue elegida para enfocarse, y algunas de las relaciones que pueden emerger si
nosotros aplicamos nuestro sistema de otros datos en el medio familiar y en los resultados
del niño.

1. Subtipos: de las múltiples dimensiones que nosotros evaluamos en nuestro sistema de


clasificación, este ha sido el más extensamente reconocido y el más frecuentado en
investigaciones que involucran subtipos de maltrato (aber & cicchetti, 1984). Algunos
subtipos son recibidos con más atención empírica que otros. Por ejemplo, algunas muestras
de niños maltratados han sido restringidos de quienes han experimentado abuso físico.
Otro subtipo que ha sido investigado independiente de otros tipos de maltrato es el abuso
sexual, en parte debido a los aspectos únicos de explotación sexual. La negligencia física ha
recibido menos atención, particularmente respecto a la falta de supervisión, que es una de
las formas más frecuentes de maltrato (starr, dubowitz & bush, 1990; wolock & horowitz,
1984).

Estudios preliminares han examinado factores que discriminan entre varios subtipos de
maltrato. El próximo paso de los científicos sociales a través de las similitudes y diferencias
en los factores etiológicos, los resultados de variables de la infancia, el ambiente familiar, y
los patrones de trato responsable asociado con cada subtipo (cicchetti & rizley, 1981).
Investigadores, intervencionistas y políticos deben considerar la co-ocurrencia de
diferentes combinaciones de abuso a menores y negligencia dentro de muchos
maltratadores de la familia.

La frecuencia con que los subtipos de maltrato se superponen ha sido una dificultad crítica
para investigar estos factores. Evaluando los patrones asociados con subtipos particulares
empieza a ser extremadamente complejo debido a la rareza de subtipos puros (cicchetti &
rizley, 1981). Consecuentemente, muestras de grupos de familias quienes, por ejemplo, son
características por el abuso físico sin negligencia física, abuso sexual o maltrato emocional
son bastante problemáticas. La heterogeneidad de las muestras de maltrato
frecuentemente no es admitido en estudios publicados, y esta omisión contribuye a la
percepción de que múltiples subtipos de maltrato pueden no existir o sean infrecuentes.
De hecho, en nuestra investigación con cerca de 200 familias maltratadoras, nosotros
encontramos que 3 cuartos de las familias tuvieron más de un subtipo de maltrato en los
registros de protección infantil. El patrón más común era la combinación de abuso físico,
negligencia física y maltrato emocional.

Los investigadores se enfrentan a tasas tan altas de comorbilidad que pueden llevar a varias
alternativas para conducir en subtipos de investigación. Un enfoque puede ser el
categorizar familias de acuerdo al subtipo predominante y pasar por alto la existencia de
subtipos adicionales en la historia de la familia. Otra posibilidad puede ser la de incluir solo
aquellas familias que son caracterizadas por un solo subtipo. Un tercer método sería el
control estadístico por el potencial de que ocurra una confrontación de múltiples subtipos.
Alternativamente, uno puede crear múltiples grupos de diferentes combinaciones de
subtipos. Cualquiera de estos enfoques corre el riesgo de arrojar resultados que no sean
consistentes con los estudios, que sean difíciles de interpretar, y/o no pueda ser
generalizado por la heterogeneidad de la población. Desafortunadamente, las agencias de
financiamiento y otros profesionales que no se familiarizan con el maltrato pueden ejercer
cierta presión para sobre simplificar las complejidades naturales de tal investigación sin un
apreciación de los riesgos empíricos. Consecuentemente, las investigaciones de maltrato a
veces pierden financiamiento debido a que la gran cantidad de revisores no aceptan las
ambigüedades presentadas en la evaluación del maltrato. Incluso es un gran riesgo reducir
artificialmente las superposiciones de subtipos puede resultar a que los resultados de tal
investigación puedan ser engañosos o malinterpretados por los profesionales y políticos
quienes deben tomar las decisiones en este tipo de temas. Las decisiones políticas se basan
en sobre generalizaciones de muestras no representativas que pueden ser resultado a que
la intervención no sea muy interesante para los clientes que están siendo afectados.

En el orden de desarrollar un entendimiento más completo de los subtipos de maltrato, un


claro método comprensivo definido operacionalmente para identificar y delinear subtipos
separados es necesario que pueda ser comunicado a través de los laboratorios de
investigación y línea profesionales (besharov, 1981). Tal sistema puede identificar múltiples
subtipos cuando estos ocurran, pero a esto debería definirse cuidadosamente criterios de
inclusión y exclusión para poder minimizar la confusión lo más que se pueda. La información
descriptiva característica de la muestra puede ser incluida en los estudios publicados, y esta
información puede ayudar en la interpretación de los resultados. El uso de estos datos en
estudios longitudinales puede permitir a los investigadores a explorar la contribución de
cada uno de los diferentes subtipos y las diferentes combinaciones de subtipos por
etiología, secuencial, y responsables del trato.

En la persecución de esta meta, nuestro sistema provee claramente, definiciones


semánticas, criterios de inclusión y exclusión, y ejemplos de cada subtipo. Los subtipos que
son incluidos en nuestra taxonomía es el de la negligencia física (el cual está compuesto por
la falta de apoyo y la falta de supervisión), el abuso físico, abuso sexual, maltrato emocional,
y el maltrato moral/legal/educacional. Estos subtipos fueron derivados por distinciones
dentro de la literatura sobre el maltrato, y estos están ampliamente reconocidos como
fenómenos separados. Nosotros señalamos especialmente el trabajo seminal de giovannoni
y becerra (1979) en el desarrollo de las definiciones de los subtipos. Sin embargo, nosotros
colapsamos algunas de las categorías que estuvieron en el trabajo de giovannoni y becerra
en el orden de la parsimonia y facilitar el análisis de datos. Por ejemplo, nuestra categoría
falta para proporcionar incluye la falta de conocimiento nutricional del niño, médicas o
necesidades de limpieza. Giovannoni y becerra (1979) tenían estas tres áreas por separado;
ellos encontraron que estas áreas han tendido a ser tratadas similarmente por evaluadores,
y que por lo tanto se agrupan juntas en los análisis. Esto eran, faltas para proveer las
necesidades físicas y que eran conceptualmente parecidas y fueron agrupadas juntas.

Así que nuestro fracaso proporciona un subtipo que incluye la negligencia de los
padres de las necesidades de los niños por la comida, la ropa, abrigo, cuidado médico, e
higiene adecuada.

Una forma alternativa de negligencia física, un subtipo de la falta de supervisión, fue vista
como particularmente importante porque la ocurrencia es frecuente en sus registros de
protección infantil y por la escasez de investigaciones acerca de los subtipos, porque la
supervisión inadecuada es cualitativamente diferente del no cumplimiento de las
necesidades físicas del niño (zuravin ,1991) y esto fue visto conceptualmente distinto por
los profesionales en el estudio de Giovannoni y Becerra. La falta de supervisión fue definida
como una subcategoría separada de la negligencia física. La falta de supervisión incluye
dejar a un niño desatendido o al cuidado de un cuidador inadecuado, como alguien con un
conocido historial de violencia hacia los niños. La categoría ha sido difícil de descubrir
porque existen pocas normas con respecto a la edad apropiada en que se puede dejar solo
a un niño y las constricciones culturales aprobadas parecen estar cambiando a “ niños con
madres trabajadoras” y son cada vez más y más comunes. Adicionalmente, la falta de
supervisión es uno de los tipos de maltrato en los cuales se pone en peligro al niño en
cuestión más que el daño actual que éste ha sufrido. De hecho algunos argumentan que la
falta de supervisión no debiera ser considerada como maltrato porque las lesiones no son
sostenidas. (see JJSP, 1977,discussed earlier).

En nuestra definición de falta de supervisión, hemos incluido factores que plantan un riesgo
para el niño. Sea el resultado lesión física o no. Esos factores de riesgo incluyen la longitud
de tiempo en que el niño ha sido desatendido, los peligros presentes en el ambiente, y en
las necesidades individuales del niño, como la historia de peligros o acciones destructivas
que sugieren la necesidad de supervisiones más intensivas. Y nosotros incluimos
consideraciones de las necesidades del desarrollo de los niños en los criterios para algunos
niveles severos dentro de la falta de supervisión. En efecto, el periodo del desarrollo es
evaluado por separado, como se discutirá en las secciones siguientes.

El subtipo más fácilmente documentado y más frecuentemente estudiado es el


abuso físico. Este subtipo es anotado cuando un cuidador infringe una lesión física al niño
por medios que no sean accidentales. Mientras que las formas extremas de abuso físico son
generalmente consideradas como maltrato, los límites inferiores de la categoría son más
controversiales por la aceptación de los castigos en el país (Giovannoni and Becerra, 1979).
Típicamente, los informes de protección infantil sobre castigo excesivo no son sustanciales,
a menos que la lesión en el niño sea sostenida.
Otro tipo que tiene literatura considerable asociada es el abuso sexual. El abuso sexual ha
sido una forma cualitativamente diferencial de maltrato, porque las relaciones sexuales
entre adultos y niños son vistas como tabúes sociales, y existe un amplio consenso que
identifica este tipo de maltrato como desviado socialmente. (Garbarino. l99l: Giovann()ni &
Becerra.1979). Aunque este subtipo ha recibido atención empírica, el abuso sexual es
estudiado raramente en conjunto con otros subtipos.

Pero lejos el subtipo más problemático y dificultoso de definir es el maltrato emocional.


Como fue mencionado anteriormente, el número especial de Desarrollo y Psicopatología es
un reflejo de la lucha que se está llevando a cabo en el campo para operacionalizar y
cuantificar las muchas maneras en las cuales las interacciones psicológicas entre padres y
niños pueden tener un impacto negativo en el desarrollo social y emocional del niño.
(McGee & Woll.e. 1991 a.b. En nuestro sistema, el maltrato emocional fue conceptualizado
como esos actos que los servicios de protección de menores juzgaron por ser instancias de
maltrato que implican frustrar las necesidades emocionales básicas de los niños. Estas
incluyen la necesidad de seguridad psicológica y seguridad en el ambiente, para su
aceptación y consideración positiva, y para la autonomía apropiada para su edad, con
suficientes oportunidades para el explorar el ambiente y las relaciones extra familiares. No
separamos subtipos dentro del maltrato emocional, pero incluimos la dimensión que ha
sido identificada por Garbarino et al. (1986) and Hart and Brassard (1987). Adicionalmente,
reconocemos esto, porque nuestro sistema de clasificación utiliza registros de protección
de menores, que es probable que sean dinámicas familiares que constituyen maltrato
emocional que no están disponibles en los registros. Sin embargo, consideramos que era
fundamental documentar y analizar los elementos psicológicos que estaban contenidos en
los reportes. Restringimos la categoría para excluir otros subtipos de maltrato, aunque
estamos de acuerdo con otros (Brassard. Cermain.l & H;. l9g7: Carbarino et rl.. l9g6: Han &
Brassar.. r99 l) que todas las formas de maltrato contienen un componente emocional,
para propósitos de investigación nosotros y otros (e. g.. McGee & Wolfe. l99l a) hemos
sentido la necesidad de limitar la cantidad de confusión entre los subtipos tanto como sea
posible.

El maltrato legal/moral/educacional es un subtipo sumado por Giovannoni y Becerra (1979)


las categorías moral/legal, escuela, drogas y alcohol. Estas fueron áreas que todos sentimos
que minan la adecuada socialización de un niño a la sociedad y pueden fomentar la
delincuencia. Este subtipo incluye a niños que están siendo expuestos a actividades ilegales
a través de la participación de miembros del hogar, y envueltos en actividades ilegales como
resultado de una falta de intervención adulta o por el fomento o coerción de un adulto.
Adicionalmente, el fracaso de los cuidadores para proveer una adecuada educación a los
niños también está incluido en esta categoría. No enviar a un niño al colegio también fue
considerado por ser medio para la missocializing del niño y dificultar las expectativas de
integración de éste a la sociedad. La negligencia educacional puede ser identificada
independientemente o combinada con el maltrato moral/legal, en nuestra investigación
hasta la fecha, se han combinado los grupos porque la ocurrencia poco frecuente de estos
subtipos ha resultado en muestras que son demasiado pequeñas para ser analizadas por
separado.
Basado en el criterio definicional para cada uno de esos subtipos, los actos de maltrato de
los padres son puntuados para cada subtipo presente en nuestra taxonomía. Ese enfoque
permite el registro de la superposición de categorías directamente. Cada reporte de
maltrato fue transcrito desde una narración descriptiva del incidente más la determinación
hecha por el investigador de protección infantil a raíz de la investigación del informe. Cada
reporte fue evaluado por la presencia de cada subtipo. Un solo reporte debería contener
elementos de diferentes subtipos. Por ejemplo, un niño podría haber sido golpeado durante
un episodio de abuso sexual, en tal caso, ambos abusos, físico y sexual deberían ser
anotados. Para la identificación de cada tipo de maltrato que ocurrió en las familias de
nuestra investigación , exploramos la heterogeneidad inherente en la muestra y
examinamos varias combinaciones de los subtipos empíricamente.

Los resultados de varios estudios conducidos en nuestro laboratorio sugieren que los
diferentes subtipos de maltratos están asociados con diferentes patrones de desarrollo. Por
ejemplo, Kaufman and cichetti (1989) encontraron que los niños abusados físicamente
fueron calificado como más agresivo con sus compañeros que los niños con maltrato sin
abuso físico o los no maltratados. Además, en un estudio sobre la vulnerabilidad de
depresión infantil entre niños con múltiples subtipos de maltrato. Toth, Manly and Cichetti
(1992) encontraron que los niños provenientes de familias con abuso físico diferían
significativamente de los niños ya sea de familias negligentes o sin maltratos. Esos niños
que vivieron en hogares abusivos evidenciaron significativamente más sintomatología
depresiva que los grupos con negligencia o el grupo de comparación. Un gran porcentaje
significativo de niños en el grupo de abuso físico exhibió puntajes de depresión lo
suficientemente altos para considerarlos en el criterio clínico de la depresión más que los
otros dos grupos. Adicionalmente, los niños de hogares con abuso físico evidenciaron
autoestimas significativamente más bajas que los niños no maltratados. Por lo tanto, se está
acumulando evidencia que el subtipo de maltrato que un niño experimenta puede afectar
diferencialmente su desarrollo.

Otros investigadores han encontrado que el subtipo de maltrato está relacionado con los
patrones de interacción familiares. Por ejemplo, Burgess and Conger (1978) encontraron
que las familias abusivas y negligentes tenían diferentes patrones familiares en áreas como
la frecuencia de interacciones positivas y negativas con los niños y los roles de las madres y
padres en la familia. Los padres abusivos fueron señalados por su infrecuencia en las
interacciones físicas y verbales con sus hijos mientras que los padres negligentes fueron
especialmente negativos y tenían muy pocas interacciones con sus hijos. Adicionalmente,
Crittenden (1988) encontró que las madres abusivas eran más controladoras con sus hijos,
mientras que las madres negligentes eran más insensibles. Ella encontró diferencias en los
patrones de apego y en la conducta de los niños abusados versus los niños con negligencia.

Las interacciones familiares que acompañan los diferentes subtipos de maltrato pueden
mediar en los resultados de desarrollo del niño maltratado. Nuestra investigación está
comenzando por explorar no sólo el impacto directo de los subtipos de maltrato en el
desarrollo de los niños, sino que también los procesos a través de los cuales el maltrato
ejerce efectos negativos. Por lo tanto, estamos examinando las relaciones de los subtipos
de maltrato en los resultados del niño, con los patrones de interacción familiar y la
interacción de la familia y las variables del niño.

Entonces, estamos examinando las relaciones de los subtipos de maltrato para los
resultados de los niños, para los patrones de interacción familiar y para las variables de
interacción entre niños y padres.

L a experiencia clínica y los resultados encontrados en las familias maltratadoras han


sugerido que los actos de maltrato suceden dentro de una variedad de contextos. Por
ejemplo, el abuso físico puede ocurrir dentro de un ambiente familiar caracterizado por
rigidez y fuerte énfasis en la estructura y disciplina estricta. Esto también puede ocurrir en
hogares en los cuales los patrones desordenados, caóticos e indisciplinados son más
prevalentes. Los resultados preliminares de nuestro estudio indican que el contexto dentro
del cual ocurre el maltrato es tan importante como el acto de maltratar, para entender el
impacto que los subtipos de maltrato tienen sobre los resultados del desarrollo de los niños.
(Barnett, Manly & Cichetti,1992). Consecuentemente, los estudios sobre el maltrato deben
continuar moviéndose en dirección hacia la investigación de las interacciones reciprocas y
los procesos transaccionales dentro del sistema familiar.(Cichetti & Howes, 1991): el
subtipo de maltrato que un niño experimente pude afectar la dirección futura de su
adaptación, o pude tener asociado efectos indirectos en los patrones de interacción
presentes en la familia. Las investigaciones empíricas deben dirigirse a la conducta
individual de los padres y el niño tanto como a las dinámicas familiares. Incluyendo
episodios discretos de maltrato y estilos familiares perdurables. Las definiciones claras de
los subtipos de maltrato son esenciales para entender la interfaz entre el ambiente familiar,
los actos de maltrato paternos, y los efectos sobre los resultados del niño.

2.- Severidad. Como fue discutido previamente, muchas de las decisiones clínicas en los
casos de maltrato están basadas en la asunción de que las instancias más severas de
maltrato son peores para los niños víctimas y conducen a consecuencias más perjudiciales.
Sin embargo, la investigación sobre las relaciones entre la severidad del maltrato y los
resultados de los niños son virtualmente inexistentes. Como la investigación informar a la
policía de las decisiones es necesario porque la intervención legal puede ser afectada por
la seriedad del acto de maltrato.

Un mayor obstáculo para la investigación de secuelas diferenciales por la severidad, es la


dificultad en cuantificar la seriedad de un evento considerado con potencial para un
impacto psicológico. Es obvio que un moretón es menos grave que un daño fatal, pero la
evaluación de grano más fina en medio de las secuencias es mucho más dificultosa.
Adicionalmente, cuantificar el nivel de severidad es especialmente complejo por los
subtipos en los cuales el peligro está involucrado más bien con el daño documentado.
Considerando el maltrato emocional, existen pequeños acuerdos sobre la definición del
subtipo, y las investigaciones están en una fase temprana. En algunos casos las distinciones
entre los niveles de severidad son difíciles de establecer porque no hay estándares
apropiados de conducta. La falta de supervisión en los subtipos es particularmente
problemática porque existen pocas directrices para determinar la edad en la cual un niño
puede dejar de ser supervisado, o la edad en la cual un niño puede supervisar a un niño
menor. En los pocos estudios de maltrato que han incluido una evaluación de la severidad
, los investigadores han tenido diferentes aproximaciones para la clasificación de la seriedad
de un incidente. La severidad ha sido determinada por el resultado de un niño (Claussen &
Crittenden, 1991: Kazdin, Moser, Colbus& Bell, 1965) o por las listas de chequeo de las
escalas (Giovannonni & Becerra, 1979: Kaufman, 1991:McGee & Wolfe, 1989). En nuestro
sistema, hemos establecido una escala ordinal para cada subtipo de maltrato que está
basado primariamente en el acto parental. Varios autores han notado la importancia de
identificar separadamente la definición de maltrato y las secuelas psicológicas con el fin de
evitar una tautología. (McGee & Wolfe, 1991ª: Zuravin, 1991).

Si bien tuvimos cuidado en evaluar el maltrato psicológico del niño de forma independiente,
la condición física del niño fue incluida en la escala de nuestro sistema de casos severos de
abusos físicos y falta de cuidados. Así, si el padre infligió una quemadura de tercer grado
para el niño, ese acto sería considerado como más grave que provocar simples hematomas.
La condición física del niño es un indicador de la fuerza con la que fue agredido físicamente
y/o el grado de falta física que experimentó. Nosotros estamos interesados en estudiar el
impacto resultante en el desarrollo socio-emocional del niño, que se evalúa por separado
de la historia de maltrato del niño o su salud física.

En cada punto del continuo de severidad, hemos proporcionado descriptores, así como
ejemplos que ilustran lo que se entiende en cada nivel. Debido a que cada posible acto de
maltrato no se pudo incluir en la escala, los descriptores están destinados a ser vistos como
anclajes de los niveles de severidad necesitados para codificar en cada nivel: programadores
pueden tomar decisiones acerca de donde en la escala de un evento en particular es más
adecuado. Los ejemplos se extrajeron de los casos archivados de las familias de la muestra
original y que ofrecen pautas en los eventos que se haya más comúnmente en los registros.
En cada informe de maltrato se evalúa la gravedad dentro de cada subtipo, y luego la
variable de resumen de la media y las puntuaciones más graves para cada subtipo se
calculan para cada familia. . (Véase el apéndice para el descifrado de las definiciones de
maltrato y la clasificación de gravedad de nuestro sistema de clasificación de maltrato).

En nuestra investigación, se ha encontrado par cada subtipo una amplia gama de gravedad.
Con la excepción de la clasificación de los abusos físicos severos, tenemos familias en
nuestra muestra representativa de cada punto del continuo de la gravedad obtenida para
cada subtipo. La más severa provienen del abuso físico que no presenta daño fatal o
lesiones incapacitantes permanentes que se oponen los resultados de las evaluaciones
longitudinales de los niños que se llevan a cabo por separado.

Resultados preliminares de nuestra investigación han indicado que existen algunas


relaciones entre la gravedad de los malos tratos y su entorno familiar. Además que el abuso
físico severo es asociado con la familia. La gravedad de la negligencia física se relaciona con
el grado de desorganización de la familia. Sin embargo, no hemos encontrado una relación
directa entre la gravedad de los malos tratos y de los resultados del niño. Dentro del grupo
maltratado, los que habían experimentado maltratos menos graves se han visto afectados
por igual que los que han experimentado maltratos más graves.

El hecho de no encontrar diferencias significativas dentro de la misma dimensión de


gravedad puede ser igualmente relevante para las decisiones de la política social. Como los
recortes presupuestarios afectan a los recursos disponibles, es probable que los servicios se
han reducido para todos, pero sobre todo a los casos más graves de maltrato. Esta
estrategia podría conducir a una omisión desafortunada de intervención de formas
relativamente de hechos de maltrato leve que han soportado las consecuencias
perjudiciales, pero los servicios son cada vez más disponibles. Un continuo puede estar
pasando por alto un número importante de niños maltratados que también sufren
consecuencias psicológicas que perjudican el desarrollo.

4.Frecuencia/cronicidad: Otra dimensión que se evalúa dentro de nuestro sistema consiste


en la cantidad de tiempo que la familia ha estado experimentando problemas de maltrato.
La experiencia de maltrato puede variar de un caso aislado a un patrón crónico con
repetidos casos de disfunción a través de décadas dentro de una familia. El periodo de
tiempo del maltrato también puede interactuar con la gravedad de tal manera que solo un
incidente muy grave puede ser considerado como maltrato, si se produce repetidamente
o en un patrón crónico. En nuestro sistema, la dimensión temporal se ha evaluado de dos
maneras, al documentar la frecuencia i la cronicidad del maltrato. La frecuencia se mide
utilizando el número indicado por el reporte del niño sobre los protectores que están locos
en la familia. a. En nuestra investigación, las familias han recibido maltrato entre 1 y 27
informes distintos actos maltratar, lo que sugiere que existe una variabilidad considerable
a lo largo de esta dimensión.

La cronicidad del maltrato es evaluada por la cantidad de tiempo que la familia ha sido
monitoreada por los Servicios de Protección Infantil. La experiencia de maltrato evaluada
por la cantidad de tiempo que la familia ha sido monitoreada por Servicios de Protección
Infantil. Nuestras muestras han incluido a familias entre 1 mes a 23 años de participación
activa en Protección de Menores. Un primer examen de los datos de maltrato a la familias
ha puesto en manifiesto que familias con participación aguda SPI. También se han
encontrado diferencias significativas entre las familias crónicas y maltratadas de forma
aguda en su nivel de estrés y percepción de apoyo, factores que pueden tener un
importante a potenciador que amortigua los efectos en la etiología del maltrato.

Nuestra experiencia ha sugerido que la cantidad de tiempo que la familia es activa en los
servicios de protección infantil pueden impactar también de manera considerable en lo
financiero. A menudo el servicio de protección infantil podría terminar con los casos donde
la cantidad sea demasiado grande, con lo de menor gravedad o casos más resistentes siendo
los primeros que terminan. En muchos casos que tendremos que seguir clínicamente.
Protección de niños terminan de monitorear cuando se hace una remisión a otra agencia, a
pesar de que el bienestar de los niños sigue siendo una preocupación importante. Por lo
tanto, realidades fiscales pueden afectar a la adecuada cobertura de las familias
maltratadas, dado lugar a la terminación prematura de algunas familias necesitadas.
4. Periodo de desarrollo. Una cuarta dimensión sobre nuestro sistema de clasificación en
el periodo de desarrollo del niño. El periodo de desarrollo del niño es crítico por graves
razones. Primero, decisiones sobre si constituyo e o no un acto de maltrato puede verse
afectada por la etapa de desarrollo del niño. Como se ha mencionado, un acto que es
maltrato para un infante puede o no ser considerado para un adolecente y viceversa.
Señalar que esto es especialmente cierto para no proporcionar la supervisión adecuada. La
cantidad de supervisión necesaria depende de la edad del niño y desarrollo de capacidades.
Adicionalmente, ciertas formas del maltrato emocional se ven afectadas por lo que
necesita el desarrollo de los niños. Por ejemplo, el aislamiento de un adolescente de las
experiencia con sus pares es perjudicial dada la etapa importancia de formar relaciones
fuera de la familia. Por el contrario, la prevención de un bebé de la interacción con pares
no podría ser considerado como maltrato emocional. Para otros subtipos, la edad no es
crítico para determinar si un evento puede ser considerado como maltrato. El abuso físico
es reconocido como el maltrato a través de los periodos del desarrollo. Se debe reconocer,
sin embargo, que las consecuencias del abuso físico podrían ser diferente para los niños en
distintas edades.

Gran parte de la investigación sobre el desarrollo que se ha llevado en niños con maltrato,
ha examinado el impacto de malos tratos en cuestiones del desarrollo temprano, sobre
todo en la infancia primaria y posterior. Una pregunta distinta pero a la vez relacionada, es
si el maltrato tiene impacto diferente según la etapa del desarrollo del niño en el momento
del incidente. El mismo acto de maltrato podría afectar a los niños de manera diferente, al
menos una parte debido a la forma de interpretar el acto y como este es entendido por el
niño. Estas diferentes percepciones serían influenciadas por la etapa de desarrollo del niño.
La forma en que el maltrato es visto por la sociedad también cambia en función a la edad
del niño. El abuso físico en un adolescente es percibido de manera distinta a que si el
mismo tipo de abuso fuera cometido a un niño pequeño. Muy poca investigación se ha
realizado sobre las consecuencias de los malos tratos en relación a cuando el maltrato se
produjo en el desarrollo. Un factor que complica la situación es que, en los casos de
disfunción familiar crónica, se hace difícil de separar el impacto de los problemas del
desarrollo de la cronicidad de los malos tratos. El maltrato que se produce en varias etapas
del desarrollo puede ser perjudicial, pero el impacto puede ser mayor, no porque afecte a
las múltiples etapas del desarrollo, pero si a causa de la larga duración o la alta frecuencia
de los actos de maltrato. En otras palabras, puede ser que los efectos acumulativos o
multiplicativos del maltrato crónico resulten mucho más dañinos, sin importar la
simultaneidad de los hechos.

Otro impedimento para la realización de investigaciones sobre el maltrato es la


heterogeneidad del fenómeno, lo que hace que sea difícil encontrar muestras lo
suficientemente grandes de ciertos tipos de maltratos que se producen en periodos
específicos del desarrollo. A pesar de las dificultades en la realización de las investigaciones
sobre el desarrollo, es imperativo que los problemas del desarrollo se examinen de manera
más sistemáticas.
En nuestra investigación hemos abordado los temas del desarrollo de dos maneras. En
nuestro sistema de clasificación, hemos registrado cuidadosamente la edad en que se
produjo cada informe de maltrato para cada niño. Hemos seguido los periodos del
desarrollo para cada sub tipo de maltrato. Además, hemos evaluado muchas cuestiones de
las etapas más destacadas, incluyendo los aspectos del desarrollo socio-emocional que son
relevantes en la medida que surjan en el desarrollo, así como en la vida. Estos han incluido
la relación de apego, la regulación emocional, la percepción de uno mismo, la organización
cognitiva, la amistad y la relación entre los pares, el desarrollo del lenguaje, el razonamiento
moral, y los síntomas de psicopatologías. Al medir tanto las edades en las que fueron
maltratados los niños y su dominio en las cuestiones del desarrollo, será capaz de explorar
la relación entre el maltrato en su inicio y su impacto en la aparición de los aspectos más
destacados del desarrollo.

5. Separaciones/colocaciones. Una quinta dimensión que es evaluada en nuestro sistema


de clasificación, es la historia de separaciones que los niños han sufrido de sus cuidadores
primarios. La intervención de la Corte en los maltratos de las familias a menudo da como
resultado en la colocación del niño bajo la custodia de un familiar o de un hogar para
menores. Decisiones difíciles son requeridas en tales circunstancias para ver si el traslado
es la mejor solución.

Aunque retirar al niño de su hogar temporalmente puede garantizar mayor seguridad, tales
separaciones de sus cuidadores principales también pueden generar un impacto nocivo
sobre el funcionamiento del domino de las tareas del desarrollo, tales como la formación
de una relación de apego seguro. Es probable que gran parte de la investigación que se lleva
a cabo con los niños maltratados están constituidos por al menos un porcentaje de niños
que han experimentado tales separaciones: sin embargo, esta información rara vez se
denuncia o se examina empíricamente. El registro sistemático de información relacionada
con colocaciones fuera del hogar se incluye en nuestro sistema como una forma de explorar
las cuestiones relacionadas con esas separaciones. Es difícil llevar a cabo la investigación
controlada que implica la colocación acogimiento familiar debido a las limitaciones éticas
que impiden la experimentación empírica. A menudo, la investigación sobre la colocación
se confunde con la gravedad de los malos tratos y de otros factores; sin embargo, las
investigaciones empíricas son esenciales para determinar la mejor manera de intervenir y
mejorar la eficacia de la colocación cuando se producen. La información que se recoge en
nuestro sistema incluye el número de colocación que se han producido, el número de meses
de separación, y el tipo de colocación. Además, el período del desarrollo del niño en el
momento de la colocación se evalúa con el fin de examinar el impacto de la separación en
la relación de apego y otras tareas de desarrollo en las etapas más destacadas. En nuestra
investigación longitudinal, aproximadamente un tercio de las familias maltratar han tenido
al menos un niño colocado en cuidado de crianza.

6. El perpetrador(autor). La identidad del perpetrador afecta la definición de malos tratos,


así como el impacto que tiene en el desarrollo del niño. Ya sea que se adopte una definición
amplia o estrecha de perpetrador, influye en los criterios de inclusión para los actos de
maltrato. Bajo una definición estrecha, sólo los actos cometidos por el cuidador principal
serían considerado maltrato, mientras que una amplia definición podría incluir a los adultos
que se alternan en el hogar, como niñeras, así como los adultos en otro lugar, dicho personal
escolar, o el grupo de miembros del personal en casa. Además, la identidad del perpetrador
del delito, en partículas la relación que existe entre éste y el niño. Por ejemplo, si el maltrato
es cometido por alguien conocido y de confianza como el cuidador principal, puede ser
percibido de manera diferente que si fuera cometido por un extraño, la niñera u otro
familiar. La identidad del perpetrador puede interactuar con el subtipo de maltrato,
también. Zuravin (1991) recomienda la adopción de una definición amplia de ciertos
subtipos (maltrato físico) y una definición estrecha de los demás (negligencia física). Ella
afirma que cualquier persona que abusa físicamente de un niño pone en peligro su
bienestar, a pesar de las secuelas psicológicas pueden variar en función de la identidad del
autor: sin embargo, debido a que son los padres los responsables de asegurar que el
cuidado sea proporcionado cuando están sin preocuparse directamente de su hijo, en la
mayoría de los casos, los padres deben ser considerados como el perpetrador (es) si no se
satisfacen las necesidades físicas del niño.

También es posible que alguien fuera de la familia pueda perpetrar el abuso (por ejemplo,
molestar a un niño), sino también el cuidador principal puede estar implicado en permitir
que el niño tenga contacto con el perpetrador, sobre todo si el perpetrador tenía un
historial conocido de actos violentos o sexuales hacia los niños. Nuestro sistema incluye la
identificación del perpetrador (es) de cada informe de malos tratos. En el estado de New
York los informes de Protección de niños están limitados por una definición estrecha de
perpetrador, porque las personas que cometen actos de maltrato a que no son primarios
o cuidadores sustitutos son procesados a través de la corte criminal, ya menos que también
está implicado el cuidador principal, el informe pueden ser investigados por el
departamento de policía en lugar de a través de Servicios de Protección Infantil. Sin
embargo, la información sobre el autor es un componente importante del incidente
maltrato que requiere atención empírica adicional.

RESUMEN E IMPLICACIONES POLITICAS.

En este capítulo examinamos factores políticos, sociales, económicos y científicos que nos
ayudan a dar definiciones del maltrato infantil. Presentamos historias que cambian las
concepciones del abuso y negligencia infantil, describiendo así como estas definiciones se
ven influenciadas por los procesos implicados. Luego, presentamos nuestro trabajo en el
desarrollo de definiciones claramente delineadas de varias formas de maltrato y las
aplicaciones de un sistema de clasificación para el estudio de la etiología y las secuelas del
abuso y el abandono.

Un tema implícito que se ejecuta a través de este capítulo es que las definiciones de
maltrato no son estáticas. Nunca habrá una definición final de maltrato que sea satisfactoria
para profesionales y familias y que sea relevante para las generaciones futuras. Ésta
afirmación, sin embargo, se aplica principalmente a la "zona gris" que se encuentra entre
los padres insensibles, abusadores y abandonadores.
Existen en cuanto a definiciones acuerdos relativos han sido alcanzados por la mayoría de
las sociedades del pasado y del presente. Éstos elementos comunes no deben ser
trivializado. Por el contrario, deberían ser sistemáticamente delineados, y entonces actúar
como una guía de debate que se puede extender a más áreas de controversia. Nuestra
definición representa un esfuerzo para alcanzar estas mismas metas.

Nuestras presentaciones también apuntan a la paradoja de montaje. Es decir, el científico


ha sido quien ha aumentado nuestro conocimiento del maltrato infantil. Sin embargo,
nuestro país ha sido relativamente poco exitoso en beneficiarse de los avances de estas
investigaciones.

En las investigaciones hay muchas preguntas esenciales que se deben abordar, muchas de
estas ya han sido respondidas, por lo que sabemos más que cualquier otra generación sobre
la prevalencia del maltrato infantil. Sus límites, todavía están sujetos a las mismas políticas
que limitan nuestra capacidad de actuar en nuestro conocimiento. En este capítulo se
presentó la combinación de la crisis económica actual y la derrota del titular ejecutivo del
condado como resultado la eliminación de la línea directa de abuso de menores. Además.
Nuestra experiencia clínica ha demostrado que los actos de los padres que han sido
considerados como maltratadores por parte de los niños, en la década de 1980 a finales de
él están siendo vistos muy inferiores como para justificar el tiempo y el dinero que se
requiere para su investigación. Estos eventos son ejemplos simples pero poderosos de
cómo la economía y los vientos políticos pueden paralizar, y ser una marcha atrás y romper
lo que se ha logrado en el campo de las ciencias sociales y la salud pública.

Una meta deseada de este capítulo es que se podrían hacer esfuerzos para desacoplar los
efectos coercitivos de la economía en los esfuerzos para ayudar al maltrato y familias en
riesgo a medida que avanzamos hacia el siglo 21.

La demografía americana, relativas a, la estructura familiar, nivel de ingresos, la


disponibilidad de los padres y la educación están cambiando rápidamente en distintas
direcciones demostrando estar asociada con una mayor susceptibilidad al maltrato infantil.
Por lo que la deserción escolar, abuso de sustancias, actividad criminal y la psicopatología
seguirá aumentado en proporciones epidémicas.

Si bien la protección de nuestros niños y promover su desarrollo óptimo es claramente un


esfuerzo humano, también es una inversión esencial en el futuro económico de nuestra
nación. Los esfuerzos de prevención y de protección de la infancia se reflejan directamente
en dólares ahorrados a través de disminución de la productividad y el aumento de la
psicopatología cuando estos niños sean adultos. Por ejemplo, los legisladores y empresarios
del sector privado que se adhieren a la filosofía "supervivencia del más apto" consideran
invertir en los niños, inculcar la competitividad de nuestro país aunque les cueste
desembolsos monetarios. Por ejemplo, la industria del tabaco, tiene la clave para conseguir
fondos para la investigación y la intervención en maltrato infantil, será el establecimiento
de grupos de presión para los niños con el mismo grado de representación, organización y
poder de otros grandes grupos como la Asociación Nacional del Rifle y la Asociación
Americana De Personas Jubiladas. Un paso hacia la ruptura de las repercusiones negativas
de la economía sobre la protección de los niños sería establecer muy detalladas definiciones
y operacionalizaciones de abuso infantil y negligencia, así como los esfuerzos sistematizados
para investigar y erradicar su presencia.

Mediante el establecimiento de una definición clara de maltrato, podríamos vigilar el área


gris alrededor del extremo menos grave de maltrato, área la cual suele ser pasada por alto
durante aprietos económicos y recortes. La investigación preliminar describe en este
capítulo, que los niños que han sido sometidos a formas relativamente menos graves de las
tasas más altas de maltrato tienen problemas de comportamiento tal y como los tienen los
niños no maltratados. Por consiguiente, respecto a que si las familias reciben o no reciben
servicios no debe basarse simplemente en la gravedad del incidente de maltrato.

Tratamiento
Entrenamiento
Definición de estandarizado y
trabajo. mantenimiento de
registros

Investigación

Apéndice
Definiciones de los subtipos de maltrato y clasificaciones de gravedad

Resumen. En este apéndice presentaremos definiciones de investigación y subtipos de seis


calificaciones de gravedad del maltrato. Los aspectos adicionales del sistema de
clasificación de maltrato (frecuencia/cronicidad. Periodo de desarrollo. Separaciones /
colocación y pertetradorr) se describen en el capítulo de acompañamiento y presentado en
la figura 3. También puede obtenerse información adicional sobre estas dimensiones
poniéndose en contacto con los autores. Dentro de este anexo, los siguientes subtipos de
maltrato se presenta: Abuso Físico – Abuso Sexual. Negligencia Física - si no se proporciona.
Negligencia Física, falta de supervisión. Maltrato emocional y maltrato Moral / Legal /
educativo. Cada subtipo consiste en una definición semántica con criterios de inclusión y
exclusión. Estos criterios especifican la clase general de actos englobado dentro de cada
subtipo, (b) los puntos que distinguen a un subtipo de otro y (c) las más comunes las
condiciones bajo las cuales dos o más subtipos ocurren. Para cada uno de los seis subtipos,
también se incluyeron varios ejemplos que proporcionan una mayor clarificación de cada
dominio.

Los subtipos no pretenden ser mutuamente excluyentes. Cada informe narrativo de un


incidente de maltrato evalúa la presencia de cada subtipo. Un solo informe puede contener
características de múltiples subtipos. Por ejemplo, un niño podría ser diagnosticado con
daño inorgánico como consecuencia de la falta del cuidador para proporcionar alimentación
adecuada al niño. Además, evidencia de un síndrome del bebé sacudido podría estar
presente. En este caso ambos negligencia física – falla en proporcionar y abuso físico se
anotó. Las descripciones vienen de puntos comunes de superposición entre subtipos para
permitir codificadores determinar cuando se deben anotar múltiples subtipos y cuando los
actos se capturaran mejor bajo un único subtipo.

Cada subtipo contiene cinco niveles de severidad. En nuestro sistema, la gravedad se refiere
a la gravedad relativa de la ley en relación con el impacto psicológico negativo potencial
que ley del cuidador pueda tener sobre el desarrollo socioemocional del niño. Reconocemos
que en una base del caso-por caso-, instancias individuales tendrán significación
idiosincrásica a niños particulares. Al mismo tiempo, hemos querido darle líneas guía que
permitiría estandarizar la estimación del nivel de potencial al impacto psicológico.
Investigación empírica explorará las relaciones entre las clasificaciones de gravedad y varios
dominios del desarrollo del niño con el fin de evaluar la validez de la escala.

Hemos incluido descripciones y ejemplos en cada punto a lo largo de la serie continua de


gravedad de cada subtipo. Estos grados de operacionalización asiste a los codificadores en
la difícil tarea de tomar decisiones más objetivas sobre el nivel de gravedad. En
consecuencia, contribuyen a aumentar la consistencia y fiabilidad.
Las escalas fueron diseñadas para ser utilizadas para categorizar casos registrados por
Servicios de Protección Infantil (CPS), y que pretendían ser flexible. Porque es imposible
catalogar todos los posibles incidentes de maltrato, las escalas fueron construidas para ser
tan específica como sea posible para promover clasificaciones "objetiva" consistente y
calificaciones lo suficientemente general para proporcionar a codificadores con directrices
y margen de maniobra para evaluar casos inusuales de maltrato.

Aplicar las escalas a los registros reales de CPS requiere codificadores para tener un
conocimiento profundo del sistema y para poder aplicar los criterios de definición flexible.
En consecuencia, la codificación requiere capacitación para establecer uso válido y fiable de
las escalas. Somos plenamente conscientes de las limitaciones de los registros del CPS, en
que a veces este puede contener relativamente escasos detalles sobre un caso de maltrato,
dificultando la codificación. Hemos escrito las escalas para que debajo de los calificadores
de óptimas condiciones pueden manejar todavía menos información de manera
sistemática. Manera similar, la redacción de las escalas de modo bajo estos inferiores a las
óptimas condiciones de evaluadores puede todavía manejar informes de manera
sistemática. Manera similar, la redacción de las escalas fue escrita para ser lo más claro
posible. Sin embargo, cierto nivel de ambigüedad permanecerá siempre teniendo en cuenta
los criterios que las escalas que deben ser lo suficientemente adaptable para manejar
fenómenos inusuales de malos tratos, así como registros de CPS que pueden ser confusos.

Propósito. Las escalas surgieron de un pozo, necesidad establecida para un método


estandarizado de cuantificar las experiencias de maltrato infantil. Estas necesidades son
elaboradas dentro de nuestro capítulo de acompañamiento. Así, estas definiciones
operacionales y escalas de gravedad fueron desarrolladas para registrar, cuantificar y
analizar sistemáticamente las familias registradas del servicio de protección infantil para la
investigación de la psicopatología del desarrollo. Estas escalas fueron desarrolladas para su
uso con casos que trabajadores de CPS que ya habían investigado y considera justificados
casos de maltrato infantil.

Cabe señalar que las definiciones no fueron desarrolladas con el fin de la toma de decisiones
clínicas o legales referente a si un acto o no constituye maltrato. ¿Cómo aplica estas escalas
son para las investigaciones de CPS y toma de decisiones es una pregunta sin respuesta,
pero que creen que vale la pena perseguir? A nuestro conocimiento, ningún criterio
claramente operacionalizado existe para ayudar a los trabajadores de CPS. En consecuencia,
la investigación CPS está sujeta a inconsistencias y subjetividad en las decisiones – proceso
y en la documentación del maltrato infantil. La utilidad y conveniencia de estas escalas para
estandarizar las investigaciones de CPS y llevar un registro requiere una cuidadosa
evaluación. Aunque no apoyamos su aplicación a las funciones no investigadas, incitamos a
evaluar su utilidad para estandarizar el mantenimiento de registros. Creemos que si la
escala se utilizó en la fase inicial de la investigación de la CPS, contribuirían a la
simplificación y estandarización de la documentación de CPS. Una nota de precaución se
aplica a la utilización de estas escalas para decisiones – propósitos debido al potencial de
mal uso de las escalas. Por ejemplo, tomar una determinación no para justificar un informe
porque recibió una baja calificación de gravedad sería un grave error. Creemos que los actos
menos graves pueden llevar consecuencias perjudiciales para un niño, y participar en actos
de maltrato en toda la gama de la severidad de las familias puedan estar necesitadas de
intervención.

"Historia del desarrollo" de las escalas. Una breve declaración sobre el proceso de diseñar
y escribir las definiciones y las escalas de gravedad del maltrato está en orden. Esta breve
revisión proporciona a los lectores con un contexto más amplio dentro del cual evaluar las
definiciones operacionales. Comenzó a desarrollar las escalas en 1987, y fue 5 años antes
de que consideráramos que eran publicables. En un cierto sentido, las escalas
evolucionaron a través de una serie de muchas revisiones impulsado por cuatro fuentes
principales de entrada y comentarios: (a) su aplicación práctica para CPS real records, (b)
un estudio cuidadoso de la literatura sobre definiciones de maltrato infantil(c) un estudio
completado por profesionales con experiencia en maltrato infantil o una clasificación de
gravedad de viñetas de ejemplos en los registros y (d) una serie de críticas por los
investigadores y médicos que se especializan en el trabajo con niños maltratados y las
familias. Aunque sabíamos que esta obra iba a ser difícil encontramos complejidades sutiles
y penetrantes en el establecimiento de definiciones operacionales que nunca esperábamos.
A menudo estábamos asombrados que CPS y servicios legales nunca estableció
estandarizados, líneas guías no ambigüas para los subtipos tales como falta de supervisión.
Después, empezamos a entender por qué algunas definiciones claramente
operacionalizadas de maltrato eran suficiente para detener la existencia en la investigación
o la práctica clínica. ¡Es una tarea de Hércules! Sin embargo, consideramos que la
importancia de la tarea se había justificado frente a los retos que supone. Sin duda hemos
aprendido mucho en el camino, y planeamos continuar la tarea de capturar las dimensiones
adicionales de la dinámica familiar de maltrato que no están presentes en los archivos de
CPS. Le recomendamos a los interesados en la evaluación y cuantificación de maltrato para
dedicar el mismo esfuerzo en la medición general crianza contexto en que ocurre el
maltrato, incluyendo crianza sensible y de apoyo que puede estar presente dentro de las
familias de maltrato.

Solicitud de materiales. Como con cualquier paradigma utilizado para construcciones


complejas de evaluar, revisiones adicionales pueden ser incorporadas en el sistema de
clasificación como se completan los estudios de validación y confiabilidad. El objetivo del
sistema es el tratamiento a través de laboratorios de investigación. Por lo tanto, solicitamos
que los individuos que se interesan en utilizar las definiciones y escalas se pongan en
contacto uno de los autores para hacer arreglos para recibir consulta y material didáctico.
Formación formal facilitará la comunicación y mejorar la fiabilidad en los laboratorios de
investigación. También proporcionará a los autores con los medios para recibir
retroalimentación de profesionales que emplean el sistema. Además, ponerse en contacto
con los autores se asegurará que las versiones más actuales del sistema de clasificación
estén a disposición.

Sistema para cuantificar los servicios de protección infantil, definiciones de subtipo y


severidad de las escalas.

Subtipos:

1) Abuso físico (PA).


2) Abuso sexual (SA).
3) Fallar al no proporcionar (ftp, negligencia física).
4) Falta de supervisión (LOS, negligencia física).
5) Maltrato Emocional (EM).
6) Maltrato moral/legal /educacional.

Nota= la escala va de 1 menos severo a 5 muy severo

Abuso físico.
El abuso físico es codificado cuando un cuidador o adulto responsable infringe un daño físico
a un niño por un medio que no sea accidental. Las lesiones no incluyen los motivos
culturales, tal como la circuición o los piercing en las orejas.

Hay algunas situaciones en las que la distinción entre abuso físico y otros se vuelve ambigua.
Los siguientes criterios son promovidos como guías para asistir a los codificadores para
hacer las distinciones. La restricción física es típicamente anotada como maltrato
emocional. Sin embargo hay casos en que un niño recibe daño físico cuando un padre lo
está sujetando (por ejemplo, quemaduras de cuerda) entonces, el daño es anotado como
abuso físico y las restricciones que haría también serian anotadas como abuso emocional.
Si el cuidador amenaza al niño pero no hay contacto físico es maltrato emocional. El
maltrato emocional que se haría más bien, se anotara como abuso físico. Por favor vea una
escala de maltrato emocional para ver la elaboración de estos puntos.

Las lesiones físicas que ocurren como un resultado directo de la interacción sexual (por
ejemplo vaginal o rectal) son codificadas solamente como abuso sexual. Otras lesiones que
pueden ser del acompañamiento del acto sexual en un esfuerzo para forzar al niño a la
relación sexual (por ejemplo Golpizas o quemaduras), son codificadas bajo como abuso
físico y como abuso sexual.

Clasificación de severidad.

1) El cuidador infringe marcas menores en el niño durante una conversación; no hubo


marcas en el cuello ni la cabeza. Los reportes indican que el cuidador había vencido
al niño. No fue dada otra información.
Los niños que recibieron lesiones fueron documentadas como de ocurrencia no
accidental. Los detalles de los reportes no fueron especificados lo suficiente para
garantizar a rango alto.
El cuidador fue reportado por dar una palmada al niño. Con la maño abierta o un
objeto probablemente se infligen solo marcas menores en la mayoría de los casos.
(por ejemplo, con un pañal, un cinturón suave o una regla). El niño tiene estas
marcas por debajo de los hombros.
Ejemplos:
El niño recibe una contusión en un brazo después de ser golpeado con la mano
abierta.
Contusiones menores en el niño que fueron reportadas después de un golpe con un
cinturón

2) El cuidador infringe numerosas marcas no menores al cuerpo del niño desde un


incidente.
El cuidador golpea al niño con un objeto, probablemente dejara ligeras marcas (ej.
Un cepillo de dientes, una hebilla de cinturón, un cordón eléctrico). O golpear al
niño con un puño. Dejando marcas en el cuerpo debajo del cuello.
Ejemplos:
El niño sufrió ronchas en la espalda después de ser golpeado con un cepillo de pelo.
El niño fue golpeado con un cordón eléctrico resultando en numerosas marcas.

3) El cuidador infringe marcas en la cabeza del niño, rostro o cuello (ej, un ojo
morado/negro).
El cuidador manipula bruscamente al niño resultando en serios moretones o
laceraciones (ej, requieren puntos de sutura o atención medica menor).
El cuidador infringe moretones menores (ej, una quemadura menor con un
cigarrillo) en el cuerpo del niño.
Ejemplo:
El niño recibe una marca de la mano en el cuello, después de que uno de los padres
lo agarro.
El niño tiene un ojo negro resultado de ser golpeado en la cara.
Pequeñas quemaduras circulares en las manos son identificadas como quemaduras
de cigarros.

4) El cuidador golpea al niño con un objeto (ej, un bate de baseball, un teléfono)


probablemente resultara en una lesión seria (ej, laceraciones no menores,
quemaduras de segundo grado, fracturas o contusiones), o lanzo al niño contra un
muro. Pero las lesiones que se causaron no requirieron hospitalización. Acorde con
la información medica disponible.
El cuidador intento ahogar o asfixiar al niño, pero no fue requerido cuidado medico
de emergencia.
El cuidador infringe serias quemaduras (segundo grado) al cuerpo del niño, pero las
lesiones no requieren hospitalización.
El cuidador infringe una lesión que requiere algún cuidado hospitalario, tal que
recibe tratamientos en una sala de emergencia. Pero no requiere hospitalización por
más de 24 horas (por ejemplo puntadas, fracturas o esguinces no menores).
Ejemplo:
El niño fue golpeado con una tabla que tenia clavos en ella, el niño recibió moretones
y cortes.
El niño fue lanzado abajo por las escaleras y se ha fracturado un brazo.
El niño recibe severas quemaduras por sus padres y fue tratado en una sala de
emergencias.

5) El cuidador infringe una lesión al niño que requiere hospitalización (ej.


Severas/múltiples quemaduras o lesiones internas) y/o causa daño físico
permanente o desfiguraciones (ej. Resultando en daño cerebral, cicatrices o
paralisis). El cuidador infringe una lesión fatal.
Ejemplo
El niño fue sentado en fuego, resultando en severas quemaduras que dejaran
desfiguración permanente
El niño fue hospitalizado por una semana por lesiones internas y evidencias del
síndrome del niño sacudido.
Abuso sexual

El abuso sexual es codificado como cualquier contacto sexual o intento de contacto sexual,
ocurren entre un cuidador o adulto responsable y un niño. Con los propósitos de dar al
cuidador gratificación sexual o un beneficio financiero. En casos de abuso sexual el cuidador
o adulto responsable se refiere a cualquier miembro familiar o amigo que tiene una relación
con el niño, o esta en una posición de autoridad sobre el niño (ej, la niñera), porque este
sistema tiene acceso solo los registros de protección de menores. Hay instancias de abuso
sexual que no están disponible en estos registros, por ejemplo el abuso sexual que ocurre
afuera de la casa que es perpetrado por no familiares, este es típicamente investigado en
las cortes familiares, y como consecuencia no se puede tener registro de eso. Toda la
información pertinente de los registros relacionados con el abuso sexual debe ser anotada.
Los investigaciones deben ser consientes e este problema, nosotros fomentamos que los
investigadores para usar métodos adicionales por ejemplo maltrato extrafamiliar que
puede no estar disponible en los registros de protección familiar.

Por favor note que cuidadores pueden usar maltrato físico o psicológico u otra coerción en
ellos para enganchar a los niños en una relación sexual. En casos donde el cuidador amenaza
verbalmente a un niño en un esfuerzo para tener relaciones sexuales, entonces el maltrato
emocional y el abuso sexual estarian anotado como abuso físico. Las lesiones físicas que
ocurren como resultado directo de la interacción sexual (ej, lesiones vaginales o rectales)
son codificadas solamente como abuso sexual. Otras lesiones que irían acompañadas al acto
sexual en in esfuerzo para forzar a aun niño para entrar en una relación sexual (ej,
quemaduras o golpes) son anotadas bajo abuso físico y abuso sexual.

Clasificación de gravedad

1= el cuidador expone al niño a los estímulos sexuales explícitas o actividades sexuales ,


aunque el niño no esté directamente involucrado.

Ejemplos:

•El cuidador expone al niño a material pornografico.

•El cuidador no hace intento para evitar que el niño se exponga a la actividad sexual.

•El cuidador discute contenido sexual explícito en frente del niño en una forma no
educativa. Una discusión no educativa de sexo incluye descripciones graficas de la actividad
(sexual) de los padres o fantasías para el niño. estas discusiones se llevan a cabo sin ningún
intento de evitar que el niño se exponga a tales descripciones.

2 = El cuidador hace solicitudes directas de contacto sexual infantil. El cuidador expone sus
genitales al niño con efectos de grafication sexual adulto o en un intento de simular
sexualmente al niño.
Ejemplos:

•Elcuidador le pregunta al niño que participe en las relaciones sexuales, pero no hay
contacto físico involucrado.

•El cuidador invita al niño verlo masturbarse.

3 = El cuidador hace participar al niño en contacto sexual mutuo, o hace que el niño toque
al cuidador para su gratificación sexual.

Ejemplos:

•El cuidador toca al niño para gratificación sexual.

•El cuidador acaricia al niño para su gratificacion sexual.

•El cuidador participa en una mutua masturbacion con el niño.

4 = El cuidador físicamente intenta penetrar al niño o penetra en realidad al niño


sexualmente. esto incluye el coito, sexo oral, sexo anal, o cualquier otro de la sodomía.

Ejemplos:

•El cuidador molesta al niño

•El cuidador participa o intenta el coito con el niño.

•El niño tiene una enfermedad venérea. Ninguna información sobre el contacto sexual se
conoce.

•Una madre tiene sexo oral con su hijo.

5 = El cuidador ha forzado a tener relaciones sexuales o de otras formas de penetración


sexual. Fuerza incluye el uso de la restricción manual o mecánica, con el propósito de
involucrar al niño en las relaciones sexuales. La fuerza también incluye el uso de las armas,
la brutalidad física y lo que físicamente sea abrumador para el niño, especialmente para
tener relaciones sexuales. Tenga en cuenta que el abuso físico puede anotar, además de
abuso sexual en los casos en que se lesionó el niño como resultado de la penetración sexual.

El cuidador prostituye al niño. Esto incluye el uso de los niños para la pornografía, lo que
permite, alentar o forzar al niño a mantener relaciones sexuales con otros adultos.

Ejemplos:

•El cuidador del niño ata a la cama y viola al niño. (tenga en cuenta que el maltrato
emocional también se anotó.)

•El cuidador del niño lo sodomiza a punta de pistola.


•El cuidador obliga al niño a participar en el rodaje de películas pornográficas.

•El cuidador invita a uno o más compañeros para tiener relaciones sexuales con el niño.

Negligencia física, el no proporcionar (FTP)

Negligencia física, el no proporcionar, cuando se cataloga un adulto cuidador o responsable


de no ejercer un grado mínimo de atención para satisfacer las necesidades físicas del niño.
Cuando las familias están por debajo del nivel de pobreza, puede darse el abandono físico
si las necesidades físicas de los niños no se cumplen porque los padres no pueden acceder
a los recursos disponibles en la comunidad para el bienestar de sus hijos, además no han
dado el paso necesario para solicitar alimentos básicos o buscar fuentes alternativas de
sustento de emergencia.

Ocurre la no satisfacción de las necesidades físicas de los niños si se da cualquiera de los


siguientes dominios:

a. El suministro del niño a una alimentación adecuada.

b. Asegurar que el niño tenga la ropa limpia, adecuada para el clima y que permita al niño
la libertad de movimiento.

c. Proporcionar una vivienda adecuada.

d. Garantizar una atención adecuada de la salud médica, dental y mental.

e. Asegurar una higiene adecuada al niño.

Cada uno de los dominios de la escala de gravedad puede puntuarse dentro de un rango de
5 puntos por no proporcionar cuidados, esta pretende ser una guía útil para hacer juicios
acerca de la gravedad del impacto del incidente en el desarrollo del niño. Sin embargo,
como con cada subtipo de maltrato, habrá acontecimientos en los que la naturaleza
específica del incidente requiere un grado mayor que el indicado por las directrices del
sistema. Por ejemplo, el fracaso de los padres para seguir adelante con el tratamiento de
una baja a moderada elevación en el nivel del plomo en la sangre, se tratará de dar un
puntaje de 3. Sin embargo, si el niño tiene niveles de plomo muy altos que no reciben
tratamiento por negligencia parental, sería un 4 o un 5 de puntaje dependiendo de la
gravedad de la discapacidad del niño. En general, en caso de duda, los evaluadores deben
centrarse en la discapacidad del niño. En general, en caso de duda, los evaluadores deben
permanecer dentro de los lineamientos del sistema. Sólo cuando una situación va
claramente más allá de la naturaleza del ejemplo, un evaluador debe ajustar el nivel de
gravedad.

1=

 La cuidadora no garantiza la disponibilidad de alimentos para las comidas regulares.


El niño (menos de 10 años de edad) a menudo ha tenido que preparar la cena para
sí mismo y / o de vez en cuando echa de menos las comidas debido a la negligencia
parental.
 el cuidador no proporciona ropa adecuadamente limpia a el niño o que permita la
libertad de movimiento (por ejemplo, la ropa es tan pequeña que la dificultad de
mantener la ropa puesta).
 El cuidador no intenta limpiar la casa. La basura no se ha eliminado, platos sucios
están incrustadas con los alimentos, y los pisos y otras superficies están muy sucias.
Un olor desagradable de la basura y los escombros impregna la vivienda.

 El cuidador ha perdido varias citas médicas o dentales del niño, y con frecuencia no
lleva al niño al médico o al dentista para "chequeos" o citas. El cuidador no asegura
que el niño es llevado al médico o clínica de salud para las inmunizaciones adecuadas
y personal médico han expresado su preocupación.

 El cuidador no asiste el problema leve de comportamiento del niño sobre la que los
profesionales o paraprofesionales han comentado (por ejemplo, el niño presenta
alguna sintomatología, pero muestra relativamente leve deterioro en el
funcionamiento social o escolar).

 El cuidador no asistir a un problema de comportamiento suave sobre la que los


profesionales o paraprofesionales han comentado (por ejemplo, el niño presenta
alguna sintomatología, pero muestra relativamente leve deterioro en el
funcionamiento social o escolar).

 El cuidador no trata de mantener al niño limpio. El cuidador del niño no lo baña y /


o lava el niño con muy poca frecuencia. No se cepilla los dientes o con poca
frecuencia o nunca, y los signos de caries dental o decoloración son evidentes

Ejemplos:

- Un niño de 9 años de edad fija sus tiempos de la cena sólo varias veces por semana,
ya que los cuidadores están durmiendo.
- El niño siempre use ropa que es tan pequeño que restringe el movimiento.
- El cuidador no ha firmado los papeles para la evaluación de un problema de
comportamiento que se ha reportado en la escuela.
- El niño está sucio y con frecuencia el pelo enmarañado y tiene arañazos.
- La ropa esta sucia y huele a orina.

2=

 El cuidador no garantiza la disponibilidad de un alimento. La casa está menudo sin


comida, y dos o más comidas consecutivas se pierden 2-3 veces por semana. El
cuidador no alimentar al niño durante 24 horas.
 El cuidador no viste al niño con ropa que sea apropiada para el clima (por ejemplo,
el niño usa ropa ligera durante el invierno).

 El cuidador es consciente de que la casa está infestada de cucarachas y otros


parásitos y no ha tratado de mejorar las condiciones.

 El cuidador no garantiza suficientes arreglos para dormir para el niño (por ejemplo,
no hay camas o colchones, o los colchón está sucio y mojado con orina u otras
sustancias que puedan favorecer el crecimiento de moho y hongos).

 El cuidador busca atención médica, pero no sigue constantemente las


recomendaciones médicas para una enfermedad leve o una infección (por ejemplo,
la medicina prescrita no es administrado por una infección leve, los pediculosis
crónica no es tratada).

 El cuidador no cambiar el pañal del bebé con frecuencia, a menudo deja los pañales
sucios por varias horas, dando como resultado dermatitis por el pañal.

Ejemplos:

- Un niño que ha caminado a la escuela varios días consecutivos vistiendo sólo una
camisa fina sin abrigo o guantes. La temperatura tiene un promedio de 25 grados
Farrenheit.
- Una trabajadora social ha visitado la casa varias veces, cuando va no hay comida
disponible. Los niños reportan que no tienen el almuerzo o la cena dos o tres veces
por semana.
- El niño ha sido diagnosticado con una infección en el oído, pero el padre no sigue
adelante con la administración del antibiótico prescrito.

3=

 El cuidador no ofrece comidas de forma regular, lo que perpetúa un patrón de


comidas frecuentemente perdidas: hasta cuatro o más períodos de por lo menos dos
comidas consecutivas por semana no están disponibles para el niño.

 El cuidador no hace provisiones adecuadas de vivienda para la familia. Por ejemplo,


el cuidador no adquiere o mantiene la asistencia pública, lo que resulta en una
pérdida de la residencia o la pérdida de la ayuda financiera durante siete días o más.

 El cuidador no busca o seguir con el tratamiento médico para los problemas médicos
de gravedad moderada (por ejemplo, el cuidador no seguir las medidas preventivas
para una afección cardíaca crónica, o los niveles en sangre moderadamente
elevados de plomo se deja sin tratar). o la cuidadora administra tratamiento médico
que es inapropiado sin consultar a un médico (por ejemplo, cuidador da sedantes
suaves al niño para controlar su conducta, sin la consulta de un médico).

 El cuidador no sigue adelante el tratamiento de un trastorno de conducta. Este


trastorno interfiere con la capacidad del niño para relacionarse con sus compañeros
de manera apropiada para el desarrollo o el funcionamiento de la escuela.

 El cuidador mantiene una situación de vida insalubres, donde los alimentos en mal
estado o basura se presentan con frecuencia y / o donde la infestación de ratas o
alimañas es extrema y no tratada.

 La mujer embarazada pone en peligro la salud de su futuro hijo con alcohol o drogas
durante el embarazo. Pero no hay síntomas fetales evidentes del uso de alcohol o
drogas.

Ejemplos:

- Los niños no se alimentan con frecuencia. Han perdido dos comidas consecutivas un
promedio de cuatro veces por semana durante los últimos meses.
- La familia ha sido desalojado porque el padre no hablaba acciones apropiadas ti
mantener la asistencia pública y otros no hizo los arreglos para hacer pagos de
alquiler. La familia no ha arreglos de vivienda estable durante 2 semanas
- El padre ha sido beber varias veces durante el embarazo.
- El niño ha llegado a la escuela con una herida infectada. A pesar de las notas de la
enfermera de la escuela recomiende la atención médica de la corte sigue siendo
tratada.
- Un trabajador social ha visitado la casa varias veces, y cada vez que la casa ha sido
un desastre. Platos sucios y la comida eran mimados por toda la mesa de cocina,
mostradores, y lavabo. Las ratas se observaron en los contenedores de basura
abiertos por la puerta principal.
- El niño está emocionalmente perturbado y se encuentra en un programa de
tratment. El cuidador no ha enviado al niño al programa durante 6 semanas.

4=

 El cuidador no ha hecho arreglos para una vivienda adecuada (por ejemplo, el


cuidador no ha buscado abrigo y refugio durante el invierno: la familia vive en un
coche porque la vivienda alternativa no se busca). La condición se prolonga durante
períodos prolongados.
 El cuidador mantiene el ambiente del hogar de tal manera que las condiciones de
vida son muy poco saludables (por ejemplo, heces y la orina están presentes en las
áreas comunes).

 El cuidador no busca o no cumple con el tratamiento médico para las enfermedades


o lesiones potencialmente mortales (por ejemplo, el niño no es llevado a la sala de
urgencias por hemorragia severa, quemadura de tercer grado, fractura de cráneo).

 El cuidador ha proporcionado alimentación tan pobre que el niño no aumenta de


peso o no crecer al ritmo esperado para su desarrollo. Además, cuando el fracaso en
el desarrollo como se esperaba no se debe a ningún factor orgánicos identificables.

Ejemplos:

- Los niños viven en una casa sin calefacción porque el padre no han logrado
garantizar que la calefacción estaba disponible. Durante el invierno, los niños llegan
a la escuela con indicios de hipotermia.
- El niño fue atropellado por un coche, recibiendo un corte, fractura severa o
moretones. El niño viene a la escuela quejándose de dolor y dijo que el padre no lo
llevaría al hospital.

5=

 El cuidador ha proporcionado alimentación tan pobre o malos cuidados para el niño


que las consecuencias físicas han sobrevenido, como la pérdida de peso en un niño,
desnutrición severa, o la insuficiencia para crecer no orgánica grave.

 El cuidador ha abusado de las drogas o alcohol durante el embarazo en la medida


en que el bebé nazca con síndrome alcohólico fetal o una adicción a las drogas
congénita.

 El cuidador dio desatención grave a las necesidades médicas del niño, que el niño
muere o se ha enfermado permanentemente como resultado de la falta de
tratamiento médico (por ejemplo, la inanición o deshidratación severa).

 El cuidador no busca ayuda profesional para la amenazando la vida del niño con
problemas emocionales (por ejemplo, suicidio o intentos homicidas).

Ejemplos:

- Al nacer, el niño es adicto a la heroína.


- El niño es diagnosticado como severamente desnutridos.
- El cuidador se le informó que el niño había expresado ideación suicida, pero el
cuidador no hizo nada para garantizar la seguridad del niño.
- La negligencia física, falta de supervisión (LOS)
-
-
- En la actualidad la falta de control es uno de los subtipos más frecuentes de
maltrato, sin embargo, es particularmente ambiguo en parte, porque no existen
criterios o normas claras divergentes en cuanto a lo que constituye la supervisión
apropiada para cada edad. Dentro de este sistema la falta de control se codifica
cuando un cuidador o adulto responsable no toma las precauciones adecuadas para
garantizar la seguridad de los niños dentro y fuera del hogar, teniendo en cuenta las
necesidades emocionales y de desarrollo propias de los niños. La incapacidad de los
padres para asegurar la seguridad del niño puede incluir tanto que el niño se
exponga a situaciones peligrosas (por ejemplo, permitiendo que el niño juegue en
una zonas inseguras, lo que permite al niño un historial de actos violentos), así como
no tomar las precauciones adecuadas para evaluar las condiciones relativas a la
seguridad del niño (por ejemplo examinar las competencia de los cuidadores
suplentes, no pudiendo determinar el paradero del niño).
-
- Hay cuatro elementos generales que los cuidadores pueden atentar para poner en
peligro la seguridad física de los niños:
-
-
- 1 - Supervisión-no tomar las medidas necesarias para garantizar que el niño está
participando en actividades seguras. De acuerdo con esta dimensión, como el
número de horas que el niño está sin supervisión aumenta, también lo hace el
potencial de daño. Por lo tanto, la puntuación de la gravedad de la falta de
supervisión es aumentada con períodos más prolongados de supervisión
inadecuada. Para ayudar a los programadores a hacer distinciones acerca de la
gravedad relativa de los casos particulares de la falta de supervisión, hemos
proporcionado duraciones aproximadas de supervisión inadecuada que tienen por
objeto servir de guía y no como criterios firmes. Somos conscientes de que estos
puntos de corte son algo arbitrario y que los tiempos exactos son frecuentemente
encontrado en las historias: sin embargo, nos pareció que el establecimiento de
rangos de tiempo era necesario para aclarar las decisiones de codificación y por lo
tanto para aumentar la confiabilidad entre codificadores.
-
- 2 - Medio ambiente-no asegurarse de que niño está jugando en zonas seguras. Esta
dimensión se caracteriza por la falta de higiene o las condiciones médicas poco
saludables. En el caso de la falta de supervisión, el medio ambiente se refiere a
peligros físicos inmediatos dentro o fuera del hogar, tales como vidrios rotos,
aparatos eléctricos sin vigilancia, los productos químicos tóxicos y armas de fuego.
-
- 3 - Cuidado Suplente-no proporcionar la atención sustituta adecuada en ausencia
del cuidador o incapacidad mental o física. En este sentido, la falta de cuidado
sustituto incluye situaciones en las que no se obtiene supervisión auxiliar, cuando
los padres no garantizan que los cuidadores sustitutos son capaces de supervisar
adecuadamente a los niños, cuando los médicos son incapaces de controlar
adecuadamente la seguridad del niño ya que los cuidadores están intoxicados con
alcohol o drogas, o cuando los médicos tienen una enfermedad psiquiátrica grave
que hace que la supervisión adecuada de los niños altamente improbable (por
ejemplo, los cuidadores tiene delirios o alucinaciones).
-
- 4 – La necesidad del desarrollo- no reconocer las necesidades del desarrollo del niño
en la prestación de una supervisión adecuada para garantizar la seguridad del niño.
Porque, en general, las consecuencias de no supervisar a los niños más jóvenes son
potencialmente más graves la influencia del nivel de desarrollo del niño debe
considerarse al tomar decisiones sobre la gravedad de la insuficiencia de los padres
para proporcionar la supervisión adecuada.
- Además los niños que tienen un historial de comportamiento peligroso, impulsivo o
inmaduros requieren una supervisión más intensa y pueden dar una calificación de
mayor gravedad si no son supervisados. Por ejemplo, un adolescente que presenta
falta de criterio en comportamientos impulsivos y destructivos requeriría más
supervisión que la mayoría de los niños de la misma edad. Es difícil cuantificar la
cantidad de supervisión que se requiere en cada nivel de desarrollo. Los ejemplos
que dar algunas pautas de gravedad relativa, pero la información disponible para
cada caso debe ser considerado en relación con el particular, las necesidades de
desarrollo de cada niño en edad.
-
-
- En resumen, cuando se toman decisiones individuales sobre la gravedad del
codificador debe tener en cuenta la cantidad de tiempo que el niño fue dejado sin
supervisión, de la cantidad de peligros presentes en el entorno físico, de la
adecuación de los posibles cuidadores sustitutos y las necesidades de desarrollo del
niño.
-
- Clasificación de gravedad
-
- 1 = Los cuidadores no proporciona una supervisión adecuada o disponen adecuada
supervisión por períodos cortos de tiempo menos de 3 horas sin fuente inmediata
de peligro en el ambiente.
-
- Ejemplo:
-
- - a los 8 años de edad se queda solo durante el día algunas horas.
- - Niños en edad preescolar juegan afuera sin supervisión o se quedan al cuidado de
un niño de 8 años de edad supervisor por la tarde (en el caso los preescolares que
están sin supervisión en un ambiente con riesgos que se codifica 2 igualmente la
supervisión de los niños en edad preescolar por un niño un poco mayor
representaría ligeramente inadecuada supervisión alternativo que también se
codifica 1. la presencia de maltrato emocional también debe ser evaluada en los
casos en que los niños con 8 años no se espera asumir la responsabilidad del
cuidado de niños.
- - Los niños se quedan al cuidado de las hermanas del bebé cuestionando la seguridad
adecuada (por ejemplo, preadolescente media deteriorada u persona de edad
avanzada)
-
- 2 = los cuidadores no proporciona supervisión o los arreglos para la supervisión
adecuada u alternativa o proporciona una supervisión deficiente por varias horas
(aproximadamente tres a ocho horas) sin fuente inmediata de peligro en el
ambiente.
- El cuidador no proporciona supervisión por períodos cortos de tiempo (menos de 3
horas), cuando los niños están en un área de juegos segura.
- Los niños reciben una supervisión inadecuada a pesar de una historia de
comportamiento problemático (por ejemplo, el comportamiento impulsivo.
Hiperactividad)
-
- Ejemplo:
-
- - El niño se queda solo con frecuencia durante el día sin unos cuidadores
responsables disponibles,
- - Un bebé se deja en el cuidado de un niño de 8 años de edad durante varias horas
en este caso, el bebé se le da un código de 2. Los 8 años de edad se les da un código
de l similar a la del ejemplo 1.
- - El niño se le permite jugar en el área de juegos insegura (por ejemplo, vidrio roto,
sótano o garaje viejo lleno de productos químicos tóxicos, herramientas eléctricas o
refrigerador de edad) sin supervisión.
- - Los niños se meten en problemas con los vecinos debido a la falta de supervisión.
-
-
- 3 = los cuidadores fallan en una supervisión adecuada para períodos prolongados de
tiempo (por ejemplo, aproximadamente de 8 a 10 horas). El cuidador permite que
el niño en un área de juego inseguro por varias horas (aproximadamente de 3 a 8
horas).
-
- Ejemplo:
-
- - El niño se queda solo en la noche (por ejemplo, de 8 a 10 horas)
- - un niño a los 6 años de edad está fuera de la casa solo y el cuidador no vuelve
hasta la noche.
- - El niño queda al cuidado de cuidadores no confiables (por ejemplo, el que se
conoce que es alcoholico o es muy desatento o el padre no intenta asegurar que los
cuidadores eran fiables) durante varias horas.
-
- 4 = los cuidadores no proporciona supervisión durante largos periodos de tiempo
(por ejemplo, durante la noche o aproximadamente 10 a 12 horas).
- Los cuidadores permite que el niño juegue en un área que es muy peligroso (es decir,
alta probabilidad de que el niño va a ser golpeado por un coche o caer por una
ventana, quemarse o ahogarse)
- Un niño con una historia conocida de actos destructivos o peligrosos (por ejemplo,
el establecimiento de fuego, ideación suicida) se deja sin supervisión.
-
- Ejemplo:
-
- - Un niño de la escuela primaria se queda solo durante la noche.
- - El niño se le permite jugar por la autopista o la terraza de un edificio
- - El niño se le permite ir con un cuidador que tiene un conocido historial de violencia
y / o actos sexuales contra los niños o que han pedido la prohibición de contacto con
el niño.
-
- 5 = el cuidador no puede proporcionar una supervisión adecuada durante más de
12 horas.
- El cuidador coloca al niño en una situación potencialmente mortal o no toma las
medidas necesarias para evitar que el niño está en una situación peligrosa para la
vida.
-
- Ejemplo
-
- - Un niño en edad preescolar se queda solo durante 24 horas.
- - El niño es expulsado de la casa sin arreglos de vida alternativos.
- - Los cuidadores mantienen armas de fuego cargadas en un lugar que sea accesible
para el niño.
- - Un niño juega cerca de una piscina sin supervisión. (Tenga en cuenta que para el
niño, y están sin supervisión cerca del agua se considera en peligro la vida debido a
la alta frecuencia de muerte por ahogamiento a este niño en edad.)

Moral-Legal /Maltrato Educativo

Moral-Legal / Maltrato Educativo se codifica cuando ocurre cualquier conducta por parte
del cuidador o adulto responsable que no demuestran un grado mínimo de cuidado para
ayudar al niño a integrarse con las expectativas de la sociedad, que incluye asegurar una
adecuada educación del niño. El cuidado expone o bien involucra al niño en actividades
ilegales u otras actividades que puedan fomentar la delincuencia o conducta antisocial en
el niño. Alternativamente, el cuidador no garantiza que el niño esté correctamente
socializado por asistir regularmente a la escuela.

1.- ML: El cuidador permite al niño estar presente en las actividades de adultos para las
que el niño es menor de edad.

ED: El cuidador a menudo permite al niño ir a la escuela, y las ausencias no son el resultado
de enfermedad o emergencia familiar (por ejemplo, una muerte en la familia). Las ausencias
se producen menos del 15% del periodo reportado.

Ejemplos:

ML: El cuidador lleva al niño a fiestas y bares de borrachos adultos que no son claramente
las situaciones familiares.

ED: El cuidador permite que el niño falte a 25 días de escuela en un año escolar sin ninguna
explicación.

2.- ML: El cuidador participa en conductas ilegales con conocimiento del niño (por ejemplo,
robar en las tiendas, la venta de mercancía robada)

ED: El cuidador permite que el niño falte a la escuela hasta en un 15% - 25% del período
informado, no debido a una enfermedad.

Ejemplos:

ML: El niño estuvo presente cuando el cuidador estaba vendiendo drogas.

ED: El cuidador no envió a su hijo a la escuela para que el niño pueda cuidar a sus hermanos
menores. El niño perdido 9 de cada 45 días.

3.- ML: El cuidador sabe que el niño está involucrado en actividades ilegales, pero no intenta
intervenir (por ejemplo, el vandalismo permisos, hurto, beber)

ED: El cuidador mantiene al niño fuera de la escuela o sabe que el niño está ausente durante
largos períodos (26% - 50% del año, o como puede hasta 16 días escolares consecutivos) sin
la intervención del médico.

Ejemplos:

ML: El cuidador ha sido informado de que el niño ha robado, pero el cuidador no ha hecho
nada.

ED: El niño ha perdido 3 semanas consecutivas de la escuela, no debido a una enfermedad.

4.- ML: El cuidador implica al niño en delitos menores (por ejemplo, el niño es alentado a
robar en las tiendas, niño recibe fármacos). Adultos alientan o fuerzan la participación en
actividades ilegales.
ED: El cuidador frecuentemente mantiene al niño de la escuela por una cantidad
significativa de tiempo (más de un 50% del período informado, o 16 días o más en una fila),
pero el niño mantiene la matrícula escolar.

Ejemplos:

ML: La cuidadora anima al niño a robar comida de la tienda de comestibles.

ED: La familia se ha mudado varias veces, y cada vez, el niño ha faltado períodos
significativos de la escuela. El niño está inscrito, pero ha perdido más de la mitad del año
escolar.

5.- ML: El cuidador implica al niño en delitos graves (por ejemplo, el niño participa en robo
a mano armada, secuestro).

ED: El cuidador fomenta un niño (menor de 16 años de edad) a abandonar la escuela o no


enviar al niño a la escuela.

Ejemplos:

ML: El niño ha vivido en un recorrido casa de drogas por los cuidadores. El niño ha estado
involucrado en la venta de drogas y ha participado en conflictos armados con otros
traficantes.

ED: El cuidador no ha inscrito al niño en la escuela, y el niño no está recibiendo instrucción


educativa.

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