La importancia de evaluar la documentación de una empresa radica en el hecho de
que ésta hace parte de su capital intelectual, es decir, es el saber hacer que se ha ido adquiriendo con la experiencia y con el transcurrir de los años de operación de la compañía; por consiguiente, si su información no es debidamente documentada y preservada, ese robusto conocimiento se perdería. El hecho de evaluar la información documentada nos arroja una serie de beneficios que no pueden menospreciarse, siendo una de las más importantes el garantizar la estandarización de los procesos; ya que la información que no se encuentra escrita, se transforma en una información de boca a boca, que va perdiendo validez y legitimidad en quienes la trasmiten, y durante ese proceso de comunicación se va tergiversando hasta el punto que sus actividades derivadas originen una serie de operaciones empíricas que no ayudan a cumplir con los requerimientos del proceso. Sin embargo, para alcanzar esa estandarización de procesos, es importante que las organizaciones se referencien de elementos tan significativos como lo es la norma NTC ISO 9001, y acorde con sus requerimientos, ir implementando de manera secuencial, gradual y organizada el Sistema de Gestión de la Calidad. En gran parte de las empresas que implementan el Sistema de Gestión de la Calidad (SGC), se comparten aspectos comunes que se constituyen en errores de no conformidad, es decir, en incumplimiento de los parámetros estipulados por la norma, ya sea de manera completa o parcial. Algunos ejemplos serían el no firmar los documentos por la alta dirección, o el no divulgar tanto al cliente interno como externo el SGC. Estos errores fácilmente se pudiesen evitar si dentro del proceso de implementación del Sistema de Gestión de la Calidad, se adoptase una etapa de EVALUACIÓN; en donde todas las personas involucradas aporten su “granito de arena” para dictaminar si lo que se está documentando es correcto o no, si lo allí estipulado aplica o no a la realidad misma de la compañía, si se está cumpliendo con todos los requerimientos que la norma exige, si lo que se está redactando es explícito y comprensible, o tiende a ser implícito y ambiguo. Es necesario que en ese proceso de evaluación, toda la información a documentar sirva como herramienta de seguimiento, trazabilidad y demostración de las diferentes actividades, acciones, fases, recursos y decisiones que se hayan adoptado en la organización; con el fin mismo de que todas las personas se direccionen al logro de los objetivos y de las metas de calidad propuestas. Una correcta evaluación de la información documentada facilitará el éxito total de sus procesos y la satisfacción final de sus clientes internos y externos; pues se dará cumplimiento a una famosa afirmación de que “la documentación debe servir a los procesos y no los procesos servir a los documentos”, permitiendo un eficiente flujo de la información documentada y una mejor gestión en la administración documental.