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Hipótesis: Las redes sociales son un objeto de interés para el espacio político debido a
que dentro de ellas se generan grupos de interés que ejercen presión para la generación
de discursos que terminan por inferir en las decisiones del poder.
ARGUMENTACIÓN
Toret et al. (2013) comenta que uno de los factores que permitieron que se pueda
considerar a la tecnopolítica como un fénomeno que alcanzo tales magnitudes tuvo que
ver con tres factores, uno de ellos, sino es que el más importante por ser el que originó
este despertar fue el surgimiento de una masa crítica en la lucha del internet; de esta
manera rápidamente entre el 2006 y 2011 el internet cambió de uso táctico radicalmente,
de compartir archivos con fines recreativos y de ocio se transformó en una plataforma
donde las personas compartían información de crítica social, estrategias de intervención
políticas y notas sobre la condición económica y social que estaba pasando en España
en ese momento. Nuevas formas de la práctica de la política se estaban gestando con
respecto a las tecnologías de la comunicación, rápidamente el espacio cibernético se
transformaba en un espacio politizado debido a que ahí mismo se daba la discusión de
propuestas, divergencias y críticas de las políticas públicas. Tanto así que Muñoz (2015)
le da un papel privilegiado a Twitter, de cambiar la manera de consumo de información
y dota a los actores sociales no solo de meros espectadores sino de generadores de
información. Actualmente México está viviendo un proceso de lo que parece ser un
crecimiento en el sentido crítico dentro las redes sociales, debido a la expansión del
conocimiento.
Pese a eso, el país aún enfrenta serios retos de representatividad, participación social y
debilidad de los movimientos sociales en el espacio público, la red se transformó en “...un
espacio de socialización, de sociabilidad extendida, y por último en esfera pública
política.“ (Toret et al., 2013; 36) Lo digital termina por abrir un camino por el cuál se hace
posible un cuestionamiento directo hacia el poder a través de un proceso de politización
de la red. A pesar de que se considera un paso difícil el trasladar la organización socio
digital a la esfera pública, se ha demostrado con diferentes movimiento nacionales e
internacionales la posibilidad de hacerlo, y de hecho, la intención final es llegar a este
punto. Ejemplos como el 15M o #YoSoy132 son ejemplos de cómo organizaciones
dentro del internet logran su proyección a ser un hecho físico.
2. Grupos organizados en redes sociales como grupos de presión y por lo tanto
grupos de interés
También se dice que para que se considere a un actor como grupo de presión es
necesario que tenga poder de ejercer presión sobre decisiones públicas; es importante
aquí aclarar que en ningún momento se específica el tipo de presión que debe ejercer
para ser considerado como tal; en este aspecto encontramos otra coincidencia con los
grupos gestados en redes sociales, debido a que ejercen una fuerte presión mediática
en la población en general. Además, se distinguen tres criterios más para la
conformación de uno: que los grupos tengan una estructura formal y estable que haya
perdurado a través del tiempo, que los medios de presión ejercidos no sean violentos y
que el fin último no sea la adquisición de un puesto gubernamental. De esta manera,
podemos distinguir grupos de interés de movimientos sociales o partidos políticos, entre
otros y a su vez consolidar el a los grupos organizados en redes sociales con el término
de grupos de presión, debido a que cumplen con las tres características: el ejercicio de
su presión no radica en medios violentos, cumplen con una organización mediada por la
tecnología y no están en busca de ocupar un cargo público.
Partiendo de esta definición, se pueden situar a los grupos dentro de redes sociales como
un grupo de presión; específicamente, a los que actúan de manera indirecta controlando
el suministro de información que se provee hacia los votantes y los gobernados, al igual
que el control de la opinión pública, que como se sabe, hoy día se encuentra mayormente
ubicado en las redes sociales debido a las cualidades de instantaneidad y fácil acceso a
estas. Es importante mencionar con base en Bellver (S.F.) que todos los grupos de
presión son grupos de interés, pero no todos los grupos de interés son grupos de presión.
Así pues podemos considerar a las agrupaciones dentro de las redes sociales como
grupos de presión y por lo tanto como grupos de interés, los cuales controlan y
promueven su propia agenda política a través del medio masivo de comunicación que es
el internet, con el fin de mantener una dominación en la opinión pública de los actores
políticos.
Teóricos como Stevenson (2002) recurren a modelos naturales para dar explicación
acerca de los comportamientos colectivos y los procesos de auto organización que
presentan los grupos en redes sociales. Si bien es cierto que estos nuevos “movimientos
sociales“ (por llamarlos así) se gestan y toman forma dentro del mundo virtual, también
lo es que tienen afectaciones dentro de la esfera política del país debido a que se
convierten en lugares politizados, es decir, espacios en donde se tratan temas de índole
político. Más allá de la toma de decisiones, se producen y construyen discursos acerca
de valores establecidos. Es por ello que una movilización dentro de las redes sociales
puede adquirir la calidad de colectivo o grupo de interés, el cual se organiza por medio
de las nuevas tecnologías de la comunicación y presenta una semi estructura formal de
carácter discursivo. Ahora bien, es importante mencionar que la organización dentro de
las redes sociales podría parecer de carácter fluctuante y efímera por las cualidades de
los medios digitales; pero es prudente el pesar más allá de una organización formal
(analógica), como ya se veía, no es congruente pensar en formas de organización
anacrónicas que no toman en cuenta el surgimiento de formas de regulación mediadas
por las nuevas tecnologías. De hecho, Caldevilla (2009) menciona que las redes sociales
han traído una serie de cambios drásticos a la manera de hacer política y no solo esto,
dice que “…estamos ante la punta del iceberg: nuevas formas de movilización, liderazgo
y retórica; nuevas formas de planteamiento de campañas electorales; un lugar diferente
y nuevas obligaciones para los partidos políticos.“ (35) Por lo tanto, consideremos que,
primero: un grupo organizado no tiene que existir físicamente; como ya veíamos, la
organización dentro de las redes sociales sigue sus propias reglas y maneras de
autorregulación, segundo el carácter de estructura dentro de las redes sociales no se lo
da la institucionalización de los las agrupaciones, sino la organización alrededor de un
tema en específico, en este caso de tipo discursivo. Entonces podemos dejar sentadas
dos cosas: en el plano de lo digital, los grupo se puede organizar sin la necesidad de
interactuar en un mismo espacio físico siempre y cuando conciban intereses en común;
y que la estructura de organización estable a través del tiempo a los grupos se la da el
discurso con el que se maneja.
Estos actores políticos son los que a través de la participación ciudadana en la esfera de
los espacios políticos –propiamente hablando de ellos– ejercerán presión directa
(algunos) sobre el gobierno con reclamos, cartas, emails, firma de propuestas, cadenas
de información, redes de comunicación; en conjunto, la propagación de un discurso
político con posturas a favor de sus intereses dentro de los canales de comunicación. De
igual manera se puede observar que una gran parte del poder está situada en el punto
de presión principal que es la opinión pública, lo cual nos permite inferir que el verdadero
poder está en la opinión pública con respecto al gobierno (ya sea con respecto a su
candidato, el partido político o hasta sus mismas acciones).
Este proyecto consiste en un servicio de transporte férreo que conectará las principales
ciudades, tanto económica como turísticamente, de la península de Yucatán; esto con el
fin de que la concentración turística no se base únicamente en ciertos sectores. A su vez
planea la generación de nuevas oportunidades laborales, de redistribución de la riqueza
y derrama económica, esto, según la propuesta disponible en la página de internet:
www.tren-maya.mx, la cual propone un modelo de construcción de desarrollo sostenible,
el cual impulsa el crecimiento económico sin comprometer el impacto ambientar de la
afectación; se toman medidas de mitigación, compensación y protección.
Sin embargo, días antes y después de que fue efectuada la consulta ciudadana comenzó
la difusión de un Hashtag en redes sociales, principalmente en Facebook y Twitter:
“#YoPrefieroLaSelva“ el cual brindaba argumentos en contra de la construcción de dicha
infraestructura, entre los principales se situaba que era una expropiación de las tierras
de comunidades indígenas y de campesinos, además de que en el tramo terrestre que
pasa de Escárcega a Calakmul se encuentra una Reserva de la Biosfera y Áreas de
Protección estatal, que con el proyecto se verían afectadas. A través de diferentes
páginas (como Rebelión –@rrebelionn–, Desinformémonos -@Desinformemonos-
incluso el Hashtag #YoPrefieroLaSelva) que tienen como fin el fungir como crítica al
gobierno se propagaron dichos discursos. Estos grupos y su propagación dentro del
espacio público que representa las redes sociales abren nuevos canales de negociación
política en el que los actores fungen con la proporción de información, y por lo tanto de
su agenda, para que se exploren nuevas perspectivas de participación ciudadana.
Conclusión
Por lo tanto, se llegó a la conclusión de que las redes sociales han representado un
avance impresionante en la construcción de la cultura participativa dentro del espacio
político y que además el espacio sociodigital se considera hoy día como un objeto
importante para el análisis político de los grupos de presión y su incidencia dentro de las
decisiones en el país. También es importante destacar la transformación de conceptos
como “grupos de interés“ en aras del surgimiento de factores como son las redes
sociales, su organización y autorregulación dentro del espacio público. De igual manera
se plantea la necesidad del análisis discursivo y los métodos de presión que se aplican
sobre los principales medios de opinión en la esfera política y cómo estos modifican la
persepción del público en general con respecto a la toma de decisiones de los grupos en
el poder.
Referencias
Caldevilla Domínguez, D. (2009) Democracia 2.0: La política se introduce en las redes sociales.
Pensar la Publicidad, vol III, n.2, 31-48. Universidad Complutense de Madrid.
Muñoz, L. (2015). Redes Sociales y democracia. Una aproximación al debate sobre una relación
compleja. Forum de Recerca n.20/2015. P.557-569. Univesitat Jaume.
Ruíz de Azúa, M. Ángel y Vanaclocha Bellver, F. (S.F.) Los Actores Políticos y Sociales. S.L.
Solís Delgadillo, D. (2017) Hacia una definición del concepto grupo de interés. Perfiles
Latinoamericanos, 25 (50) pp. 83-101. Flacso México. México.
Toret, J. (2013) Tecnopolítica: la potencia de las multitudes conectadas: El sistema red 15M, un
nuevo paradigma de la política distribuida. Universitat Oberta de Catalunya. España.