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Nuestro planeta tierra químicamente está distribuidos de una forma que a grandes rasgos es muy
regular, ya que depende de dos grandes factores:
los elementos químicos están distribuidos en la corteza de forma muy amplia, aunque en general
su concentración en las rocas es demasiado baja como para permitir que su extracción de las rocas
resulte rentable.
Como hemos explicado, su concentración para dar lugar a un yacimiento mineral se produce
como consecuencia de algún proceso geológico (ígneo, sedimentario o metamórfico) que provoca
la concentración del elemento. Por ejemplo, el oro que se encuentra concentrado en los
yacimientos sedimentarios de tipo placer puede proceder del oro diseminado en áreas de gran
extensión regional.
Cuando hablamos de Yacimientos Minerales, hay una serie de conceptos que tienen una gran
importancia, ya sea en los aspectos geológicos-geoquímicos, o en los económicos. Los más
importantes son los siguientes:
Mena: es un término que se refiere a minerales metálicos y que designa al mineral del que se
extrae el elemento químico de interés (Cu de la calcopirita, Hg del cinabrio, Sn de la casiterita,
entre muchos ejemplos posibles).
Ganga: Comprende a los minerales que acompañan a la mena, pero que no presentan interés
minero en el momento de la explotación.
Ley de corte
Fc = --------------------
Todo uno: Mezcla de ganga y mena que extrae de la mina o cantera, con un contenido o
ley determinado, que hay que saber previamente (investigación de pre-explotación) y
confirmar tras la explotación.
Todo uno marginal: Aquel producto de la explotación que tiene contenidos ligeramente
por debajo de la ley de cort.
El origen de los yacimientos minerales puede ser tan variado como lo son los procesos
geológicos, y prácticamente cualquier proceso geológico puede dar origen a yacimientos
minerales.
En un estudio más restrictivo, hay que considerar dos grandes grupos de yacimientos:
PROCESOS ÍGNEOS:
El transporte de los clastos por las aguas y el viento, y de las sales por el agua,
modifica la composición química tanto del área que sufre la erosión como del área
a la que van a parar estos productos. Además, durante el propio transporte se
producen procesos de cambio físicos y químicos, nuevas erosiones, depósito de
parte de la carga transportada, etc.
PROCESOS METAMÓRFICOS:
En definitiva, todos estos estudios nos llevan a este conocimiento básico del yacimiento
que nos debe permitir establecer sus características mineras, pero que requieren un
complemento: Su valorización en términos económicos, lo que debe permitir establecer
si la explotación es viable o no desde el punto de vista económico.
Esta cubicación, además de por lo datos puramente geológicos, está afectada por otros
factores, como el geométrico (mayor o menor continuidad de la mineralización el en
yacimiento, que puede hacer que determinadas zonas queden inaccesibles a la
explotación), y por el tipo de minería que se pretende llevar a cabo: no es lo mismo la
explotación subterránea que la a cielo abierto, como diferencias más acusadas. En cada
caso, el planteamiento económico-minero puede ser diferente, puesto que, por ejemplo,
en la explotación a cielo abierto, a menudo el hecho de que la explotación de una zona
rica pueda obligar a desmontar una zona con mineralización pobre puede hacer rentable
la explotación de esta zona, que en otras condiciones sería subeconómica.
Una cuestión siempre importante es el análisis de las perspectivas de futuro del valor
económico de la producción. Es un dato siempre interpretativo, no podemos "conocer el
futuro", saber qué oscilaciones van a poder tener los precios de los minerales, metales o
rocas a lo largo de la vida prevista para nuestra explotación minera, ni de qué oscilaciones
va a tener el dólar, principal divida en que se produce su cotización. No obstante, es
necesario tener alguna indicación en ese sentido: conocer las perspectivas de mercado de
nuestro producto, que no sean negativas de antemano, pues ello afectará negativamente a
este dato del valor económico de la producción.
Para este análisis, un dato primordial es el del plazo previsto para la explotación, que, en
términos generales, no debe ser inferior a 10 años, para obtener la amortización completa
de las inversiones. Para ello, normalmente se divide el tonelaje de las reservas entre 10,
y se obtiene un valor indicativo de la producción anual prevista, lo que a su vez nos da el
valor anual de la producción.
Otro dato importante corresponde a la técnica de explotación a emplear, dado que cada
una requiere unas inversiones determinadas, tanto en instalaciones como en maquinaria.
El tratamiento que requiera la mena implica también unas inversiones, que en general
dependen también del volumen de la producción anual, e implican un coste adicional fijo
por tonelada.
Por último, nos referiremos al coste de la explotación en sí, que incluye los costes del
personal, tanto implicado directamente en el proceso (los mineros), como los necesarios
para el funcionamiento administrativo de la empresa, y los costes de explotación
(consumibles, como energía eléctrica, combustible de maquinarias, repuestos...).
Otro capítulo a considerar como coste es el de la investigación minera que se llevó a cabo
para descubrir el yacimiento, que ha de ser cubierto también por la explotación. Incluso
hay que incluir los costes de otras prospecciones llevadas a cabo son éxito antes de
encontrar este yacimiento, así como de las que se sigan llevando a cabo para descubrir
otros, mientras que no se produzca otro descubrimiento que pueda asumir esos costes.