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Según Roger Prat, existen tipos de audiencia o públicos a la hora de realizar una
presentación.
Es evidente que las presentaciones masivas comportan una mayor dificultad tanto
para conseguir captar su atención como a la hora de interactuar con ellos durante
la exposición. Por el contrario, un grupo reducido de oyentes permite mucho más
la participación de éstos a la presentación y facilita el diálogo.
Así mismo, el nivel de stress que se experimenta cuando uno se somete a un gran
grupo de gente es mayor. Los grupos reducidos permiten llegar a conocer un
poco a los participantes para relajar el ambiente.
Esta pregunta es clave para saber el tipo de presentación que debemos hacer.
Forzosamente, un público experto va a exigir mucho más de nosotros. Una mayor
preparación y dominio del tema. O, en su defecto, mucha participación del
público para que éste enriquezca la sesión. Además también va a condicionar el
registro de lenguaje a emplear. Con un público inexperto deberemos cuidar el uso
de tecnicismos y hablar lo más llanamente posible para no incurrir en
el Síndrome de las Estrellas Michelin.
Los grupos cerrados acostumbran a tener un nexo en común que une a todos sus
miembros (una afición en común, el mismo oficio, pertenecer a una misma
institución o empresa…). Eso hace más fácil encontrar argumentos para conectar
con ellos y sus motivaciones. Los público abiertos, por el contrario, son mucho
más heterogéneos y, por consiguiente, el esfuerzo que debemos hacer para captar
su atención es mucho mayor.
6.- Clasificación según el grado de motivación ¿Se trata de un público que viene
a oírte por iniciativa propia o está sentada delante de ti a la fuerza?