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Los Pioneros de La Segunda Revolución Industrial en España: La Sociedad Española de Electricidad
Los Pioneros de La Segunda Revolución Industrial en España: La Sociedad Española de Electricidad
JORDI MALUQUER
DE MOTES
Ulliversitat Autbnorna de Barcelona
1. Publiqué una primera y mucho más breve versión, con el titulo de "Els primers temps de l'elec-
trificació", en Exposició Universal de Barcelona. Llibre del Centenari 1888-1988, Barcelona, 1988,
pp. 438-445. Lo expuse casi en su forma actual en el 'I Seminario de Historia de la Empresa', en Grana-
da, 10s días 10 y 11 de enero de 1991. Quiero agradecer a 10s organizadores, especialmente a Gregorio
Núñez y Teresa Castellano, la oportunidad de presentar10 y a 10s asistentes sus comentarios.
2. Se trataba de la empresa creada por Francisco Dalmau Faura, el mis destacado Óptico y cons-
tructor e importador de material científic0 barcelonés de las décadas centrales del siglo XIX. Véase
Cabana (1992), pp. 182-183. Dalmau y su hijo Tomás se venian interessando en el tema desde mucho
tiempo atrás, como 10 prueban 10s ensayos públicos del empleo de la electricidad en fotografia realiza-
dos en 1865. El Porvenir de la Industria, VI1 (1881), 305, pp. 19-20.
Revista de Historia Ir~dustrial
N" 2. Año 1992
Las pioneros de la segunda revolución industrial en España
de 10s ensayos pioneros más ambiciosos, avanzados a nivel mundial, y también en-
tre aquellos que terminaron por fracasar. Muchas de las realizaciones iniciales de la
electrificación en España y algunas de sus orientaciones maestras, no obstante, lle-
van su sello.
3. Tomás José Dalmau Garcia se incorporó pronto al negocio de su padre. La sociedad Francisco
Dalmau e Hijo se constituyó ante notari0 en 1872 sustituyendo a la anterior Dalmau e Hijo, que venia
funcionando en virtud de escritura privada. Véase Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona (en
adelante, A.H.P.B.), Francisco Jordana, 3 1 de julio de 1872. Francisco Dalmau Faura falleció en 1886
a 10s setenta y cuatro años de edad.
4. El primer contacto correspondió, en realidad, al director de 1aEscuela de Ingenieros Industriales
de Barcelona Ramón de Manjarrés, que visitó la Exposición Universal de Viena de 1873 y allí advirtió
las posibilidades de la máquina electromagnética de Grarnme. A propuesta suya, el claustro de la Es-
cuela decidió importarla, para 10 que se sirvió de Dalmau. La dinamo llegó en 1874 y al año siguiente se
adquirió una segundamás potente. El viaje de Dalmau, que comenzó el 16 de abril de 1874, fuerelatado
por 61 mismo en El Porvenir de la Industria, I1 (1876), pp. 80-8 1,99-100 y 138-140. Véase Garrabou
(1982), p. 166 y nota 112. Su confianzaen las dinamos de Grarnrne se evidenció en la tempranisima tra-
ducción y edición de Máq~tinasmagneto-eléctricas de M. Grarnme de Alfred Niaudet Bréguet.
5. Brittain (1974), pp. 108-109. El ensayo de la Vitoria se efectuó el 13 de mayo de 1875.
Jordi Maluquer de Motes
6. Entre ellos, 10s talleres de caldereria de la propia Maquinista Terrestre y Marítima. La primera
fábrica textil que tom6 esa opción fue, según mis datos, la de hilados y tejidos de algodón de Ricart, en
Manresa. Otros establecimientos textiles fueron 10s de Mulleras y Sauqués, Berenguer, Sert Hermanos
y Solh, Tolrh (Castellar del Vallbs), Miguel Buxeda (Sabadell) y la cooperativa La Obrera Mataronense
(Mataró). Véase Sintes Olives y Vidal Burdils (1933), pp. 53-56; y Martin Rodríguez y Ollé Romeu
(1961).
7. "Progreso de la luz eléctrica en España", La Electricidad, I, 17 ( 1 de septiembre de 1883),
PP. 203-204.
8. El ensayo de Xifra fue realizado el 26 de diciembre de 1877. Merece la pena recordar que Bell
realizó la presentación pública de su invento, en el Essex Institute de Salem, el 12 de febrero de 1877.
Aunque sus primeras pruebas, de 1876, fueron ampliamente divulgadas por la prensa internacional.
9. La Energia Eléctrica, 1933,4 (25 de febrero), p. 46. Alberch i Fugueres [1981], p. 34.
10. Real cédula de 20 de febrero de 1878. En fecha casi idéntica, el dia 21 del mismo mes y año, ob-
tuvo el privilegio de introducción por cinco aiíos del fonógrafo, que Edison inventara el año anterior,
y que ya se había encargado de importar antes 61 rnismo.
Los pioneros de la segunda revoluci6n industrial en E5pafia
zaba el equipo técnico dirigido por Xifra por cuenta de aquella misma empresa. Em-
pezaba a resulta evidente el éxito del nuevo procedimiento de iluminación desde el
punto de vista técnico, pero también eran claras las limitaciones que imponia la falta
de un servicio regular de fluido al público: s610 las empresas que contaban con siste-
ma de generación propio podian adoptarlo" .
No habia otro modo de extender aquella línea empresarial que proporcionar fluido,
además de focos e instalaciones. Esto exigia la transfomación de la empresa de modo
que, sin abandonar el negocio ya establecido-el suministroy la instalación de equipos-,
pudiera asegurar a 10s clientes su empleo regular mediante la venta de energia. Asi 10 en-
tendió Dalmau y bien pronto se aplic6 a preparar un proyecto de gran envergadura.
En el primer trimestre de 1881, con las ideas muy claras, mantenia activas ges-
tiones para crear una fábrica central de electricidad capaz de suministrar fluido a
clientes abonados al servicio y, a la vez, ampliar la producción de material eléctrico.
Una vez definida la estrategia, convenia con su padre la disolución de la sociedad fa-
miliar Francisco Dalmau e Hijo y la cesión completa de su participación en el activo
social en maquinaria y modelos, a cambio de una compensación cifrada en 16.941
pesetas". Con el10 se completaban las condiciones para emprender el cambio de es-
cala deseado y contar con una base empresarial de mayor capacidad.
11. En estos casos la superioridadde la electricidadera muy clara. Según el fabricante de tejidos de la-
na sabadellenseMiguel Buxeda, el alumbrado eléctrico le proporcionaba un ahorro del orden de140 % so-
bre la iluminación por gas, además de otros beneficios como la disrninución del riesgo de incendio y una
mejor calidad del trabajo productivo. La posibilidad de desarrollar sin problemas turnos de trabajo noctur-
no en una industria tipicamente de temporada como la textil resultaba una enorme ventaja. Eso explica la
pronta recepción de la electricidad en 10s distritos textiles de España y de muchos otros paises.
12. A.H.P.B., Luis Gonzaga Solery Pla, 27 de abril de 1881. De todos modos, Francisco Dalmau e
Hijo y Francisco Dalmau Faura siguieron operand0 con dedicación a la venta e instalación de pararra-
yos y a la venta de material de óptica e instrumentos de precisión.
13. Se disponia, asimismo, la aplicación de un 5 % de 10s beneficios a remuneración de 10s miem-
bros de la junta de inspección, que controlm'a su gestión, y de otro 5 % adicional a fondo de reserva.
A.H.P.B., Luis Gonzaga Soler y Pla, 30 de abril de 1881. Acta de constitución y estatuos de la S.E.E.
también en Gaceta de Madrid, 22 de mayo dde 1881.
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Entre 10s fundadores aparece un reducido grupo de personajes con papeles des-
tacados en la economia catalana de la época, entre 10s cuales el ingeniero y empresa-
rio Lorenzo Baladia, 10s fabricantes Miguel Buxeda, José Gassó y Juan Bertrand, el
comerciante Bruno Cuadros y el abogado José Pujol, presidente de la entidad em-
presarial Fomento de la Producción Nacional. Además,figuraba con menores apor-
taciones un grupo de empleados de la empresa familiar de Dalmau, con su director
técnico Narciso Xifra al frente.
El programa operativo de la nueva S.E.E. se mostraria desde sus comienzos
bastante ambicioso. El primer paso fue, Iógicamente, solicitar autorización del
Ayuntamiento para realizar 10s cableados necesarios en las calles de la ciudad.
Ahi, en la pasividad municipal, habia de tropezar con uno de sus mayores pro-
blemas.
El segundo paso consistió en completar su patrimoni0 de patentes con la ad-
quisición de las correspondientes a las dinamos y reguladores de Grarnrne, Maxim,
Weston y Nystem, asi como con las lámparas de incandescencia de Swan, Maxim y
Nickols y con 10s acumuladores Kabath14.También se procedió a contratar un equi-
po de ingenieros integrado por Jaime Puig y Moré, Soucheirony Antonio Planas Es-
cubós15,además del telegrafista Casas.
En una antigua fábrica de hilados y tejidos de la barcelonesa calle del Cid se pro-
cedió a instalar rápidamente una maquina de vapor de 20 CV, sistema Alexander, y
otra Corliss de 40 CV, construida por M.T.M. Los dos motores se aplicaron a la ge-
neración de fluido para 10s talleres de la propia empresa y también para la venta a 10s
abonadosI6.La planta baja estaba dedicada a taller de máquinas-herramientas,el pri-
mer piso a depósito general, el segundo a construcción de dinamos, el tercer0 a fabri-
cación de lámparas y el cuarto a taller de carpinteria. En un edifici0 anexo se halla-
ban establecidas la dirección y las oficinas, el laboratori0 de ensayos y la escuela de
10s trabajadores.
Este Último es uno de 10s datos más interesantes de la empresa de Dalmau: 10s
trabajadores recibian enseñanza de matemáticas, física, química, mecánica, francés
y dibujo, siempre bajo la dirección de XifraI7.La planta barcelonesa de la recién na-
14. Dalmau obtuvo, además, patentes de invención propias. Por 10 menos una, junto con Cesáreo
Hernández Losada (solicitada con fecha de 8 de agosto de 1883 y concedida seis meses después), "por
un sistema de canalización semi-subterránea, aplicable a la circulación y distribución del fluido eléctri-
co por las calles de una población".
15. Planas abandonaba la S.E.E. en 1883 para hacerse cargo de la empresametalúrgicade su padre,
tras el fallecirniento de éste. Nadal (1992), pp. 63-93. La empresa fue reorganizada con la incorpora-
ción del ingeniero industrial Alfonso Flaquer, su representante en Barcelona desde 1881. La Planas
vino a ser sucesora real de la S.E.E. en el terreno de las instalaciones eléctricas, puesto que, además del
mismo propietario, un elevado número de especialistas formados por Dalmau y Xifra se incorporaron a
su plantilla cuando la sociedad barcelonesa comenzó a despedir personal.
16. La Gnceta de la Industria, III,59, 11 de febrero de 1882, p. 55.
17. La Gaceta de la Industria, II,35,27 de agosto de 1881,p. 72; y m,5 9 , l l de febrero de 1882,p. 55.
Las pioneros de la segunda revoluci6n industrial en España
cida S.E.E. venia a ser, en fin, la primera central eléctrica de España en la medida en
que comenzó el servicio de fluido al p ú b l i ~ o ' En
~ . realidad, la empresa empleaba 10s
motores de su fábrica de material para generar alumbrado nocturno pero no disponia
de equipo autónomo para la producción eléctrica. De hecho, Dalmau proyectaba
construir dos auténticas centrales, una en cada extremo de la ciudad. El tercer paso
se daba con la adquisición de terrenos, al pie de la montaña de Montjuic, para levan-
tar la futura central y un nueva fábrica19.
Desde su fundación en abril de 1881 y hasta fin de afio, la S.E.E. resultó muy
afectada por las informaciones más o menos fantásticas que circulaban acerca del
espléndido futuro inrnediato de la electricidad y de la telefonia, como también por el
ascenso progresivamente acelerado de 10s valores industriales. En plena fiebre al-
cista de la Bolsa barcelonesa, en las últimas semanas de 1881, se constituyeron dos
empresas rivales: la Sociedad Telefonia, Fuerza y Luz Eléctrica. Compañia General
de Electricidad, con un capital de cinco millones de pesetas, y la Sociedad Gene-
ral de Alumbrado de España y Portugal, con siete m i l l ~ n e s ~ ~ .
Los responsables de la S.E.E. debieron sentirse muy amenazados con la inunda-
ción de la plaza por gran número de valores de las sociedades competidoras, que tra-
taban de aprovechar la confiada disposición de 10s ahorradores y el impacto publici-
tario de las noticias acerca de 10s progresos de la electricidad en el mundo". Se
hallaban, por ello, frente a una incómoda alternativa: o bien se mantenian en posicio-
nes muy modestas, limitándose a explotar a pequeña escala el negocio de instalacio-
nes y servicio que empezaban a desarrollar, o bien se decidian, alternativamente, a
aprovechar a fondo la Óptima disposición del mercado bursátil. En el primer caso, se
arriesgaban a ceder la iniciativa de forma irreversible a sus improvisados rivales. En
el segundo, podian adquirir recursos y dimensión capaces de sustentar una fuerte
presencia en el naciente mundo de la electricidad. Pero con el riesgo de que la res-
puesta por el lado de 10s usuarios de fluido -es decir, de 10s futuros abonados- no tu-
18. Véase, por ejemplo, "Alumbrado público por lámparas Swan", La Gaceta de la Industria, 11,
43,22 de octubre de 1881, pp. 152-153. Se han atribuido, equivocadamente, otras fechas anteriores a la
primera central barcelonesa. Pero 10s trabajos de instalación de electricidad en empresas industriales
autoproductoras, realizadas por Dalmau y Xifra, no suponen la creación de centrales productoras para
el suministro al publico. Tampoco son aceptables las fechas imputadas a otras iniciativas, supuesta-
mente anteriores, por Eduardo Gallego Rarnos que erró al interpretar las primeras estadisticas eléctri-
cas oficiales.
19. El Powenir de la Industria, VII, 354, 23 de diciembre de 1881, p. 428.
20. Ambas partian de una base muy endeble, 10 que confirma la impresión de simple operaci6n es-
peculativa. La Sociedad General de Alumbrado se basaba en Nait, Vilaseca y Cia, empresa dedicada
desde el año anterior a la instalación de gasógenos de la casa Rieber y Grumer de Basilea, cuya patente
de introducción por diez años venia a ser su Único patrimoni0 fundacional. Nait, Vilaseca y Cia habián
instalado aparatos de esa clase en Blanes y Palafrugell. Telefonia, Fuerza y Luz Eléctrica no mostraba
de partida otro activo que la presencia como fundador de Rafael Roig y Torres, director de La Crdnica
Cient@ca. Los estatutos de ambas sociedades en Gaceta de Madrid, 12 de diciembre de 1881.
21. Para entonces, por otra parte, el número y la composición del accionariado de la S.E.E. se ha-
bían modificado sustancialmente. Los accionistas representados en la junta general de 9 de diciembre
de 1881 eran ya cincuenta y seis.
Jordi Maluquer de Motes
viera, por el momento, suficiente volumen para rentabilizar la masa de recursos cap-
tada. Faltaba, por 10 demás, toda experiencia acerca del comportamiento de un mer-
cado que, en definitiva, habia que crear de la nada.
Finalmente, Dalmau rechazó la primera opción, quizá bajo el convencimiento
-bastante razonable- de que condenaba a su empresa a la pérdida de una batalla en la
que se encontraba mucho mejor situado que sus contrincantes. Esta decisión pudo
haber sido la mis acertada de mantenerse un comportamiento algo más prudente.
Pero, al parecer, la tentación de hacerse con una gran masa de recursos de forma in-
mediata fue demasiado fuerte. 0,quizá, la percepción de que se necesitaba aparecer
con mayor impulso y arnbición que 10s rivales.
Lo cierto es que la decisión final fue la de apostar al juego de ganar dinero fácil-
mente mediante el expediente de lanzar cantidades ingentes de papel al mercado. Es
bastante probable que Dalmau se sintiera, no ya apoyado, sino incluso empujado a
tomar tan peligrosa decisión. En todo caso, la junta general de 9 de diciembre de
1881 aprobó por unanimidad el aumento del capital social a 20.000.000 de pesetas.
Es decir, casi siete veces la cifra prevista en la escritura fundacional de pocos meses
atrásZ2.
En la rnisma linea de comportamiento, las previsiones iniciales de proceder al des-
embolso del 30 % de las acciones se modificaron hasta dejar ese porcentaje reducido al
20 %. Esto obligó a poner en circulación 1.O00 acciones de primitiva pertenencia rnás
de las previstas para compensar la aportación material de Dalmau, que habia sido esti-
mada en el momento de la fundación de la empresa, como se anotó más arriba, en
300.000 pesetas. Asi se alcanzó un total de 7.000 acciones y 700.000 pesetas.
Pero además se emitieron nada menos que 33.000 nuevas acciones, a distribuir
entre 10s tenedores de las acciones prirnitivas en estricta proporción respecto de las
que ya poseyeran, con un desembolso limitado al 5 %, 10 que suponía elevar el nomi-
nal en 16.500.000 y el efectivo en s610 825.00OZ3.Presumiblemente, Dalmau y sus
allegados quisieron aprovechar la euforia desmedida del mercado b a r ~ e l o n é as tra-
~~
vés del sencillo procedimiento de adquirir 10s valores de la S.E.E., al módico precio
de 25 pesetas cada una, para colocarlas entre 10s ahorradores con ganancia grande y
segura. Dalmau y 10s responsables de la S.E.E. pudieron entender que debian conso-
22. Un cronista de la Cpoca refiere que "durante todo el mes de diciembre no hubo dia en que no
apareciesen otras nuevas [sociedades]' ' y añade que "no importaba que 10s títulos fuesen provisiona-
les o de cualquier manera, no se hacia caso de su calidad, del modo ni de la forma, las transacciones se
practicaban con cualquier clase de recibo, documento o promesa de entregar 10s titulos a su tiempo a sa-
tisfacción de todos" (...) "todo el mundo iba en busca de cualquier sociedad, sea la que fuere' '. Un de-
talle pocedente del mismo cronista: para suscribir las 5.000 acciones del nuevo Banco de Tortosa se
presentaron solicitudes por 1.734.180 títulos. Véase Almanaque del Diario de Barcelona para el azo
1883, pp. 102-105.
23. A.H.P.B., Luis Gonzaga Soler y Pla, 3 1 de diciembre de 1881.
24. En 1881 se crearon en Barcelona 23 1 sociedades nuevas con un total de 670 millones de pese-
tas, una cifra cerca de diez veces superior a la del año anterior y veinticinco veces rnás alta que la media
de 10s nueve años anteriores. Véase Tafune11(1989), p. 478, cuadro 11.1.
Los pioneros de la segunda revoluciBn industrial en España
lidar su avance de partida sobre las demás iniciativas. Quizá pensaron, como en la
anécdota clásica, que cuando todo el mundo enloquece es bien razonable decidirse a
enloquecer también. Lo cierto es que, al sucumbir a la tentación especulativa, deja-
ban a la Sociedad en posición muy vulnerable en cuanto que la burbuja del des-
enfreno bursátil se deshinchara. Como efectivamente iba a ocurrir en seguida.
va regulación de la ~ o l s aA~la~vez,
. la junta general reconocia el derecho de 10s ac-
cionista~a obtener valores de la S.E.E. por el mismo monto comprometido en las
emisiones anteriores, con 10 que se emitieron 27.800 acciones más. Una vez que 10s
interesados en suscribir nuevos valores 10 hubieron realizado, en el mes de junio, se
alcanzó un ingreso de 1.433.625 pesetas, 10 que elevó las acciones en circulación a
23.669 y el capital efectivo a 2.958.625 pesetas3'.
Este relativo éxito demuestra que, a pesar del dermmbe de la Bolsa, se mantenia
todavia bastante confianza para 10s proyectos de la empresa. La gerencia de Dalmau
obtenia un margen de actuación, pero, a la vez, comprometia su continuidad al frente
de la empresa al éxito de su gestión en un plazo corto.
Un segundo gran problema procedia de la resistencia pasiva municipal, aparente-
mente producida por vínculos de intereses con las empresas de gas. Después de mu-
chos meses de espera, en marzo de 1882la S.E.E. no habia obtenido aún la autorización
de la Sección de Fomento del Ayuntamiento de Barcelona para realizar el cableado de
las calles, imprescindible para el servicio de la electricidad a 10s potenciales abonados
de la ciudad3'.NO es necesario insistir en 10s perjuicios que la demora administrativa
debió suponer, con cerca de dos años de retraso en 10splanes de construcción de la cen-
tral, y con fábrica y personal a pleno funcionamiento por todo ese tiempo.
A 10 largo de 1882 y 1883 el establecimiento de la S.E.E., que empleaba al-
rededor de 200 trabajadores, tuvo que dedicarse exclusivamente a la fabricación de
material y a efectuar montajes. De hecho, el grueso de su actividad se concret6 en la
realización de nuevas instalaciones de alumbrado o ampliaciones, con focos de arco
voltaic0 y lámparas de incandescencia, en numerosas fábricas y talleres dispersos
por todo el distrito industrial catalán.
Esta parte de la actuación de la Española se estaba saldando, en la práctica, con
un balance muy positivo. En el primer trimestre de 1883 llegaban al centenar 10s
montajes efectuados en las fábricas. Las plantas industriales disponian ya, por su
cuenta, de un generador de fuerza motriz y el acoplarniento de un mecanisrno de pro-
ducción de fluido para el alumbrado no hacia sino optimizar su explotación con una
mínima inversión adicional.
Otra cosa, y bien distinta, iba a suceder, en cambio, con 10s consumidores urba-
nos. La respuesta de la clientela privada, que debía adquirir el fluido a precios aún
poc0 atractivos frente a 10s del gas, fue, en efecto, francamente desalentadora. Ante
la imposibilidad de resolver el problema de fondo, la falta de competitividad de
29. De esa manera, las 40.000 acciones en circulación se redujeron a 12.200. El capital efectivo se-
guia siendo exactarnente igual, de 1.525.000 pesetas, pero el nominal se situaba en 6.100.000.
30. La junta también habia acordado proceder a la amortizaciónde las acciones de primitiva perte-
nencia de Dalmau, por un monto de 300.000 pesetas, con lo que el efectivo habia de quedar en
2.658.625.
31. La Gaceh de la Irtdustria, 11,49,9 de diciembre de 1881, P. 215; 11, 52,24 de diciembre de
1881, pp. 242-243; y 111, 63, 11 de marzo de 1882, p. 95.
Los pioneros de la segunda revoluci6n industrial en España
32. Beltran (1985), pp. 376-377. El alumbrado contratado de grandes espacios, en cualquier caso,
se limitó a la estación del ferrocarrilde Tarragona a Barcelona y Francia, y, dentro del ámbito de la ges-
tión pública, el Paseo de Isabel I1 y la Plaza de la Constitución.
33. La Electricidad, I, 12 (15 de octubre de 19883). p. 238.
34. "Transmisión de la energia eléctrica por la Sociedad Española de Electricidad", Ln Electrici-
dad, 11,s ( 1 de marzo de 1884), pp. 50-52.
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tensión por toda la Península mediante la creación de filiales. Ni una ni otra fórmula aca-
bm'an de funcionar en grado suficiente como para enderezar la difícil trayectoria social.
En 10s últimos meses del año 1882,la S.E.E. habia completado la adquisición de
10s nuevos terrenos y trabajaba en la construcción de la gran central de producción
para cuyo equipamiento ya habia contratado seis máquinas de vapor de 200 caballos
de fuerza3'. Pero 10s planes expansivos que la S.E.E. desarrollaba pronto se revela-
rían francamente inoportunos.
35. Se trata de la central de la calle Mata, hoy sede de FECSA. Véase La Gaceta de la Industria, IV,
94, 14 de octubre de 1882, p. 136.
36. Sociedad Española de Electricidad: Cz~atropalabrasa Ios seiiores accionistas. 28 de marzo de
1883,Barcelona, 1883, p. 9.
37. Zbid., p. 14.
Los pioneros de la segunda revolución industrial en España
38. Sociedad Espaiiola de Electricidad:Memoria descriptiva de una red telefónica con destino al
servicio público proyectada por la ... de que es Director-Gerente D. Tomás J. Dalmau y que fue pre-
sentada al Gobierno de S.M. con ocasión del concurso celebrado en Madrid en Octubre de 1882, Ma-
drid, 1883. Sociedad Espaiiola de Electricidad: Cuatro palabras ..., p. 14.
39. La Electricidad, 111, 1 (1 de enero de 1885). Garcia de la Infanta (1986), p. 56.
40. La Electricidad, I, 2 (15 de enero de 1883), p. 20.
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cional, la S.E.E. barcelonesa retenia, en fin, la titularidad de 250 acciones de 500 pe-
setas cada una4'.
Antes de dos meses, en marzo de 1883, se realizaban ensayos de alumbrado en
las plazas de San Fernando y de la Constitución sevillanas, como paso previo y apor-
tación inicial a la creación de una Sociedad Sevillana de Electricidad, que nunca lle-
gó a nacer. En Zaragoza, con el mismo propósito y bajo la misma fórmula, se contra-
taba el alumbrado eléctrico de 10s talleres de Rodón y Hermano y del Café de la
Iberia por medio de la fuerza hidráulica proporcionada por el rio Ebro.
La creación de su red de filiales habia de completarse con entidades semejantes
en otras ciudades para 10 que se iniciaron trabajos de instalación en Bilbao, San Se-
bastian, Huesca y Lérida. Un equipo de la Sociedad efectuó montajes de alumbrado
en 10s almacenes La Colonial de La Habana y en 10s ingenios azucareros cubanos de
Durañona hennanos, Antonio Olamendi, Marnerto Pulido y Alfredo Morales, entre
otrosj2.
Los gestores de la Sociedad habían optado decididamente por la fabricación e
instalación de material eléctrico y trataban, en todos 10s casos, de ceder la explota-
ción del negocio eléctrico propiamente dicho a terceros "por no creerla ventajosa".
La inversión necesaria para la creación de una central era muy elevada en relación
con 10s propios recursos y, sobre todo, resultaba enormemente difícil el acceso a un
mercado de dimensiones suficientes como para hacerla rentable. Con alcanzarlo en
Barcelona, ya hubiera bastado.
Por las condiciones que la S.E.E. imponia a sus filiales estatutariamente, s610 una
de las partes quedaba con relativa libertad de movimientos. Para las filiales, reducidas
a actuar como productoras y distribuidoras de electricidad, el cierre de acuerdos a lar-
go plazo, sin posibilidad alguna de recurrir al proveedor más conveniente para el su-
ministro de material, significaba la ausencia absoluta de flexibilidad.
Se trataba de un tipo de contrato cerrado que resultaria forzosamente demasiado
costoso, tanto más cuanto que la época en que ambas comenzaron a actuar se carac-
terizó por un flujo diluvial de innovaciones en el terreno de la electrotecnia, con con-
tinuo~perfeccionamientos tecnológicos, baja de precios y una incertidumbre muy
elevada.
Esta era una de esas situaciones en que se evidencia la ventaja de establecer con-
tratos incompletos que permiten revisar el vinculo entre las empresas contratantes,
en función de variables tales como el precio de la energia primaria y, sobre todo, 10s
cambios técnicos. Es fácil comprender el escaso éxito de la iniciativa de la S.E.E. en
la creación de filiales: su implantación en el mercado fue muy lenta y se lirnitó a al-
gunos espacios comerciales de carácter singular. Como ejemplo, se puede apuntar
que la Matritense llegó a tener, en sus momentos álgidos, tan s610 29 abonados.
El final de la aventura
134
Jordi Maluouer de Motes
"escasa aptitud para la parte mercantil del negocio", se acord6 modificar 10s estatu-
tos y destituirle. La nueva dirección decidió también reducir las cifras gigantescas
del capital nominal a la mitad43.
El ejercicio de 1883 se cerrm'a con pérdidas, a pesar de que 10s ingresos genera-
dos por la explotación del negocio fueron prometedores, entre otras razones porque
se habian distribuido beneficios a cuenta para alentar la fracasada operación de sus-
cripción de las acciones en poder de la compañia. Para entonces Xifra decidia esta-
blecerse por su lado con otros técnicos de la S.E.E. para realizar instalaciones eléc-
tricas, a través de N. Xifra y Cia44.
La gestión del nuevo equipo ejecutivo, presidido por Bruno Cuadros, se orient6
en 1884 a "introducir radicales e importantes economías", 10 que quizá era inevita-
ble pero tarnbién constituia una via directa al fracaso definitivo. En diciembre del
mismo año 1884 se habia reducido plantilla y salarios a la mitad y la partida de gas-
tos generales a s610 el 46'4 % de doce meses atris. Se eligió como alternativa la es-
pecialización como empresa productora y distribuidora de electricidad, a la vista de
la creciente competencia en la esfera de las instalaciones4'.
Se intent6 reforzar la prestación de la linea de suministro de fluido, para 10 cua1
se instalaron cuatro motores de gas de 50 CV con la finalidad de mover una maquina
Gramme de 200 voltamperios cada uno de ellos. Persistió, sin embargo, el problema
central que el mismo Dalmau no habia podido resolver: la falta de acogida entre el
públic0 por el elevado precio del servicio.
En todo caso, 10s ingresos se redujeron durante 1884bastante más que 10s gastos y el
ejercicio se saldó con pérdidas cercanas al millón y medio de pesetas, a pesar del artifici0
contable de valorar en el activo las acciones en su poder de las filiales por el
A ~ U Z ~por
X las expresiones contenidas en la Memoria del año 1885, la nueva geren-
cia de la S.E.E. habia puesto, vanamente, todas sus esperanzas en cerrar un contrato con
43. Sociedad Española de Electricidad: Memoria leída en la Junta general ordinaria y extraordi-
nariu de señores accionistas celebrada en 20 de marzo de 1884, Barcelona, 1884. Dalmau fue conver-
tido en simbólico "consultor electricista". La Memoria recordaba que la finalidad de la Sociedad no
era "perseguir especulaciones abstractas científicas (...) sino aplicaciones prácticas y lucrativas de in-
ventos ya conocidos" (pp. 10-1 1).
44. El Powenirde la Industria, XI, 529,l de mayo de 1885, p. 179. En 1890, Xifra abandonaba el
negocio para regresar a la enseñanza de las matemáticas en el Instituto de Cuenca y desde 1894 en el de
Girona. Su empresa dejó paso a Juliá, Ramis, Guillamot y Cia que mantuvo su dedicación a las instala-
ciones eléctricas con más amplios locales y mayor número de trabajadores. Véase Industria e Invencio-
nes, 1890,II, 19 (8 de noviembre), p. 204; y La Energia Eléctrica, 1933,4 (25 de febrero), p. 46. Para su
trayectoria posterior, Cabana (1992), pp. 200-201.
45. Además del mismo Xifra, en 10s últimos meses de 1883 actuaba ya en Barcelona, efectuando
algunas grandes instalaciones, la nueva Sociedad Anglo-Española de Electricidad dirigida por el inge-
niero inglés Jorge St. Noble. El Pontenirde la Industria, 453,16 de noviembre de 1883, p. 450. Planas,
Flaquer y Cia, a su vez, obtendrían la exclusiva de la casa Ganz de Budapest en 1885 y desde entonces
se dedicarfan a la fabricación de material eléctrico y a la realización de instalaciones.
46. Sociedad Española de Electricidad: Memoria leída en la Junta General ordinaria de señores
accionistas celebrada en 31 de marzo de 1885, Barcelona, 1885.
I
el Ayuntarniento para el alumbrado publico. Ante las disputas acerca de esa cuestión, el
consistorio barcelonés decidió organizaruna especie de "batalla de la luz' ' .La S.E.E. y la
Sociedad Eugenio Lebon y Cia de gas fueron seleccionadaspara instalar el alumbrado de
dos trarnos consecutivos de las Ramblas barcelonesas, a titulo de ensayo, por seis meses.
Las reseñas de la prensa coincidieron en la superioridad de la electricidad en la
lucha con el gas. Pero si la S.E.E. habia jugado la carta de la intensidad lumínica, Le-
bon ofrecia costes mucho más bajos4'. El municipio tuvo argumentos pararetrasar la
decisión, aunque acabaria inclinándose por la electricidad. Para la S.E.E., necesita-
da de un gran cliente que le permitiera reducir costes medios y precios, la espera sig-
nificaba prolongar la agonia y para Lebon mantener activo un negocio rentable.
En 1885 se mantuvieron las tendencias anteriores, quizá incluso agravadas por
la incidencia de la epidemia de cólera y la crisis industrial que atravesó la economia
catalana. Para colmo, la creación de la red telefónica oficial por parte del Gobierno,
les redujo una de sus esferas de negocio. Como pequeña compensación, se efectua-
ron algunas instalaciones para la Armada. Pero el ejercicio se volvió a saldar con nú-
meros rojos, para dejar a la S.E.E. al borde de la quiebra y, de cualquier modo, parali-
zada4'. La falta absoluta de noticias en 10s ámbitos que venian ocupándose
regularmente de ella sugiere que la empresa se mantuvo en situación de inactividad
salvo en aquellos servicios ya contratados.
S610 muchos meses despds, a fines de 1887, dos miembros del consejo de ad-
ministración, José Bertrand y Manuel Marqués, tomaron la iniciativa de situarla en
condiciones de aprovechar la oportunidad extraordinaria que suponia la celebración
de la Exposición Universal de Barcelona el año 1888. La S.E.E. recibió el encargo de
instalar el alumbrado de las principales calles de la ciudad que se dirigian hacia el re-
cinto y, además, una buena parte de la Exposición rnisma. También Xifra por su cuen-
ta y otras empresas nacionales y extranjeras, entre las cuales la casa Ganz de Budapest,
intervinieron en aquella operación. La Exposición de 1888 vino a ser, a efectos de la
difusión de la electricidad en España, una especie de inmenso escaparate que consoli-
daria su introducción generalizada. Por fin la S.E.E. pudo acceder al mercado urbano
propiamente dicho y comenzó a crecer de forma regular el número de abonados.
El10 permitió trabajar en el tendido de una red urbana, contando con la base sóli-
da que suponia el gran consumo del municipio. Habian pasado, sin embargo, casi
ocho años de espera y de desgaste, sin cosechar otra cosa que pérdidas, y faltaban 10s
medios para renovar todo el equipamiento ya obsoleto. El esfuerzo fue excesivo
para las fuerzas de la empresa, mucho mis debilitadas de 10 que expresaban 10s ba-
lances puesto que se seguian contabilizando por su valor nominal las acciones en
cartera de las filiales cuyo valor efectivo era prácticamente nulo.
47. El Powenir de la Industria, X I , 553, 16 de octubre de 1885, p. 41 1-412; y XI, 557, 13 de no-
viembre de 1885, p. 458.
48. La Electricidad: 1885,3 (1 de febrero). Sociedad Española de Electricidad: Memoria leída en
la Junta General ordinaria de Sres. Accionistas celebrada el dia 3 de abril de 1886, Barcelona, 1886.
136
Jordi Maluquer de Motes
CUADRO 1
RESULTADOS DE LA S.E.E. (103ptas)
Recursos
propios Resultados
49. Sociedad Española de Electricidad: Memoria leída en la Junta General ordinaria y extraordi-
nnria de Sres. Accionistas celebrada el dia 17 de marzo de 1890, Barcelona, 1890.
50. El nuevo consejo de administración reflejaba 10s cambios en la composición del accionariado y
quedaba integrado por el banquero Luis Martí Codolar (presidente), Albert Hoster (vicepresidente), sir
John Sokes, Manuel Maria Pascual de Bofarull, Frederick Rawson, José Pinós Stocklein, Frederick
Ashby, José Bofill y Martorell, Thomas Harrison Lambert, Enrique Parellada y Henry Rawson (voca-
les). Véase Industria e Invenciones, 1890, I , 14 (5 de abril), p. 155.
I
138
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Jordi Maluauer de Motes
La S.E.E. figura por derecho propio en el limitado grupo de 10s primeros proyec-
tos empresariales que se plantearon la aplicación industrial de la electricidad en el
continente europeo. Además de sus principales protagonistas, Dalmau y Xifra, la
crema del empresariado industrial catalán estuvo vinculada al proyecto. Los empre-
sarios innovadores de la época, como Baladia y Buxeda (géneros de punto y tejidos),
Parellada o Bertrand (energia y comunicaciones), participaron en la empresa. Prác-
ticamente todas las fábricas importantes y las mayores realizaciones de ingenieria
de aquellos años, como Batlló o Sedó, contrataron sus servicios. Los promotores de
la S.E.E., además, estuvieron en estrecha relación con buen número de 10s primeros
grandes técnicos del sector eléctrico, desde Maxim y Deprez a Grarnrne y Fontaine.
Una de sus principales debilidades fue, precisamente, una anticipación excesi-
va: la S.E.E. actuaba ya como una gran empresa en el sector antes incluso de que
Edison diera a conocer su lámpara de incandescencia. Sus decisiones en materia tec-
nológica se tomaron prematuramente, en un momento anterior a la consolidación de
un equipamiento técnico más o menos estándar a nivel internacional. Sin embargo,
sus mayores dificultades no le vinieron de ese lado.
55. En todo caso, la société Lyonnaise des Eaux et de l'Eclairage, promotora de Aguas de Barcelo-
na, se hizo con cerca de1 25 % de las acciones de la nueva Compañia Barcelonesa de Electricidad y un
gmpo catalán articulado alrededor de la Banca Arnús con un 5 '36. Compárese el capital de la Barcelo-
nesa con el de la vieja S.E.E. -cuatro millones de pesetas contra veinte-, aunque la Última cifra nunca
llegó a ser realmente cierta.
56. Compañia Barcelonesa de Electricidad: Memoria leida en la Junta General de Accionistas ce-
lebrada el dia 27de junio de 1896, Barcelona, 1896, pp. 8-9. En el Consejo de Administración que fi-
gura en esta primera Memoria de la Barcelonesa ya está incorporado, como administrador delegado, el
director general de la Sociedad General de Teléfonos y vocal del Último consejo de la propia S.E.E. En-
rique Parellada. El fue al parecer, junto con el banquero Manuel Arnús, el hombre clave de esta opera-
ción y del desembarco de A.E.G. en Barcelona.
Los pioneros de la segunda revolución industrial en España
Más trascendencia habia de tener su incapacidad para hacerse con nuevos recur-
sos cuando la continuidad del negocio 10 exigia. A mediados de 1883, en efecto, re-
quirió apoyo de 10s ahorradores sin lograr ninguna respuesta. Su salida al mercado a
trompicones, a causa del enloquecimiento especulativo barcelonés de fines de 1881,
y la posterior atonia de la plaza la habian dañado gravemente. Pero tampoc0 estaba
ahí el verdadero problema, que no era otro que la incapacidad para producir benefi-
c i o ~y la nula confianza del públic0 en que pudiera alcanzarlos a corto plazo.
De modo que la dificultad Última estuvo en el mercado. Simplemente, la S.E.E.
vendia pocos KWh. Una parte de el10 se explicaria por la debilidad de la demanda: el
relativamente bajo nivel de la renta de 10s consumidores frente a sus equivalentes de
10s paises más avanzados. El argumento no es demasiado contundente, puesto que
algunos años después 10s consumidores comenzaron a responder de forma generali-
zada, sin que se hubieran producido grandes variaciones en 10s niveles de renta. La
explicación está, más bien, del lado de la oferta: la electricidad era aún demasiado
cara, 10 que tiene que ver mucho, a su vez, con la escasez y alto precio del carbón en
la ciudad y con el elevado consumo del mismo a causa del empleo de una tecnologia
aún poc0 eficiente.
El Ayuntamiento de la ciudad pudo ayudar de una forma decisiva, en la medida
en que, al tomar grandes consumos, hubiera permitido importantes economias de es-
cala y una sensible reducción de costes y precios para 10s demás usuarios. Pero el
consistorio barcelonés no se mostró interesado en apoyar la iniciativa de 10s electri-
cistas. Desde el punto de vista de la gestión de las finanzas municipales, no es seguro
que se le pueda reprochar.
Cuando menos, si hubiera podido mantener una disposición neutral. La autori-
zación del cableado de las calles de la ciudad no implicaba costes para el Municipio.
La S.E.E., sin embargo, permaneció poc0 activa por dos años en espera de 10s permi-
sos municipales. Lo cierto, en fin, es que el Ayuntamiento se empleó más bien, por
un tiempo largo, y en fase decisiva -al comienzo- en bloquear la expansión de la pri-
mera empresa eléctrica de la ciudad y del país. Y con mucho éxito.
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Los pioneros de la segunda revolución industrial en España
This article examines the first commercial applications of electricity and telephone since
1874 in Spain. It focuses on the first industrial enterprise devoted to the man~lfactureof
electrical material and to the distribution of electricity, the Sociedad Espa fiola de Electricidad
of Barcelona (1881-1894)and its a f f i l i a t in Madrid and Valencia. It exposes the enterprise's
proyect, the technological choices, financing and developement as well as the obstacles to its
definitive consolidation.