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DESARROLLO FÍSICO DEL ADOLESCENTES

Según Delval, (2000) se refiere que el desarrollo físico del adolescente no se da


por igual en todos los individuos, por lo cual en muchos casos este
desarrollo se inicia tempranamente o tardíamente. Los adolescentes que
maduran prematuramente muestran mayor seguridad, son menos
dependientes y manifiestan mejores relaciones interpersonales; por el
contrario, quienes maduran tardíamente, tienden a poseer un auto-concepto
negativo de sí mismos, sentimientos de rechazo, dependencia y rebeldía. De
ahí la importancia de sus cambios y aceptación de tales
transformaciones para un adecuado ajuste emocional y psicológico.

En la adolescencia se producen trasformaciones que generan cambios. En tu


cuerpo, en tus emociones, sensaciones; todas las dimensiones de la
personalidad se ven influidas por los cambios que se producen en este momento
vital. Los cambios puberales son las trasformaciones anatómicas y fisiológicas
en organismo, producidas principalmente por las hormonas sexuales
(testosterona, progesterona y estrógenos). El proceso de maduración de los
genitales es una características fundamental de esta etapa de la vida, que
finalmente indicada que estas potencialmente preparado/a para tener hijos/as.

Así, en la adolescencia comenzamos a experimentar el mundo con” un nuevo


cuerpo”. El deseo sexual aparece de una forma más clara, la atracción hacia
otras personas, el deseo de disfrutar de su compañía de sus sentimientos, de
una forma distinta a la que venias experimentando como niño/a. las prácticas
sexuales y genitales tienen un lugar privilegiado. Cuidarnos, querernos,
disfrutamos y disfrutas de una sexualidad plena y sin riesgos es muy importante;
para ello es necesario estar informado/a conocer tu cuerpo, saber cómo es, que
te conozcas, que te mires, toques, sientas.

CAMBIOS EN LA MUJER:

 Acné juvenil
 El cuerpo transpira más, comenzás tener que usar desodorante.
 Aparece el vello en las axilas, brazos y piernas
 Se ensanchan las caderas.
 Se destacan los pezones, crece el vello público
 Aparece la primera menstruación (menarca) y el ciclo menstrual
 Se desarrollan y maduran los genitales

CAMBIOS EN EL VARÓN:
 Crece bigote y barba
 Acné juvenil
 El tono de voz va cambiando y se hace más grave
 Aparece el vello púbico y crece vello en el pecho las axilas, piernas y
espalda.
 El cuerpo transpira más, comenzás a tener que usar desodorante
 Los testículos y el pene aumentan de tamaño

MITO RELACIONADO CAMBIO FÍSICO DEL VARÓN Y LA MUJER


Mito: El acné aumenta por no tener relaciones sexuales:
Los adolescentes sufren un aumento de esta hormona (testosterona y
progesterona) porque están en desarrollo y esto produce el deseo sexual y
también acné. Sin embargo, las ganas de tener sexo no están relacionadas con
el acné y el hecho de tener relaciones o no tener no aumenta ni disminuye el
acné.
Es de las enfermedades más comunes en la adolescencia, en ambos sexos. Las
hormonas (andrógenos) que están presentes en hombres y mujeres aumentan
su actividad durante esta etapa de la vida, haciendo que las glándulas sebáceas
de la piel, que se encuentran en el rostro, en la parte superior de la espalda y
también en el pecho, se agranden y produzcan más sebo (grasa).

Mito: La masturbación puede causar acné


Dermatólogos y científicos de todo el mundo afirman que el surgimiento de las
espinillas en el rostro y cuerpo no tiene nada que ver con la masturbación. Para
quitar el acné debes tratar de comer más frutas y verduras, no comas alimentos
ricos en grasas, ni comida chatarra. Trata de limpiar tu rostro con agua sin usar
ningún tipo de jabón, para poder tenerlo libre de impurezas, ya que pueden
taponar los poros de tu piel, produciendo acné.

Mito: Sí el niño/a o el/la joven reciben educación sexual se los incentivará


precozmente a comenzar su vida sexual.
Existe un total de aproximadamente 30 programas de Educación de la
Sexualidad en el mundo. Si bien, se reconocen diferentes resultados vinculados
con las diferencias culturales de cada país que aplica el programa, ninguno ha
demostrado que a mayor información entregada se disminuya la edad en la que
se inician las relaciones sexuales. Al contrario, se ha visto que los jóvenes que
reciben educación sexual formal en la escuela desde etapas tempranas inician
su vida sexual más tarde y tienen menos parejas sexuales y adoptan el ejercicio
de una sexualidad más sana y responsable
Mito: Siempre es bueno hacer una celebración por la primera menarquia.
En las adolescentes la menarquia es un evento muy significativo que es
importante que sea abordado por los padres, pero teniendo muy en cuenta, en
que está la joven. Para algunas púberes esta situación provoca mucho pudor y
necesitan que el tema sea tratado como algo íntimo. Otras lo viven muy
contentas, y les resulta grato celebrarlo. Todo cambio y crecimiento trae consigo,
ambivalencias, por un lado, se quiere crecer, pero por otro hay temor y angustia
hacia lo nuevo. Esto se puede ver claramente en las dificultades que muchas
veces inconsciente o conscientemente presentan las púberes para afrontar la
nueva etapa.
MITO: Si mi hijo/a no habla de los cambios corporales y psicológicos que
está viviendo, no le interesa entrar en el tema. No es conveniente que sean
los adultos, quienes pongan el tema.
El púber puede tener muchas fantasías y confusión respecto de lo que le está
ocurriendo y tener temor a preguntar. El que no hable no significa que no le
interese el tema. Es importante hablar acerca de los cambios por los que
transitan los púberes, hacerlo progresivamente, comunicarse acerca de estos
temas con naturalidad al ritmo que los púberes necesiten, apoyarse en ejemplos:
libros, revista, películas. Es necesario hablar tanto de los aspectos biológicos,
como de las ambivalencias que puede generar este momento en el desarrollo.
La pérdida del cuerpo infantil implica la necesidad de dejar atrás las
identificaciones infantiles y encontrar nuevas maneras de plantearse en el medio.
En esta etapa se viven diversos duelos: la pérdida del cuerpo y el status infantil
así como de la imagen de los padres seguros y protectores de la niñez, según lo
plantea Arminda Aberasturi psicoanalista argentina.
MITO: La masturbación es mala y sucia, no es necesario pasar por eso.
La masturbación es un elemento sano y parte del desarrollo, ayuda al
conocimiento del propio cuerpo. Durante la pubertad el cuerpo está cambiando,
aparecen nuevas sensaciones y el tocarse y provocarse placer es la base del
autoerotismo, elemento necesario, para luego desarrollar una sexualidad junto a
otro del sexo opuesto.
MITO: Si mi hijo/a tiene una amiga íntima, con la que se ve mucho o se
encierra en la pieza, y a los 12 años no se interesa por el sexo opuesto es
muy probable que sea homosexual.
El conocimiento del propio cuerpo muchas veces, en esta etapa, se da mirando
a un otro parecido, se van conociendo a través del otro. Por eso le amigo íntimo
de esta etapa es muy importante. Cuando un adolescente se encierra con otro
“igual” a puerta cerrada, puede estar buscando un mundo propio del que están
excluidos los adultos, una relación cercana con otro, que por tener su misma
edad y sexo está pasando por cosas parecidas. Es necesario respetar la
cercanía que se da en esta etapa con alguien del mismo sexo; por supuesto,
esta es una etapa y lo natural es que poco a poco también vaya habiendo deseo
de relacionarse con el sexo opuesto. En esto las mujeres avanzan antes que los
hombres, más pronto quieren relaciones heterosexuales y los hombres necesitan
más tiempo para relacionarse con ellas, durante toda la pubertad privilegian
juntarse entre ellos.
Mito: mayoría de las mujeres luego de la primera vez, creen que sus
caderas las van a delatar que tuvieron relaciones sexuales.
Esto es falso, las caderas no van a “delatar” que ya tuviste contacto íntimo. Si
hay cambios después de la pubertad en tus caderas, será por aumento de grasa
corporal.
Mito: Hay personas que empiezan su vida sexual a temprana edad, antes
de que se completen los cambios normales de la niñez a la adolescencia.
Es por eso que hay quienes asocian el aumento de senos o el ensanchamiento
de caderas con las relaciones íntimas. La realidad es que esos cambios
hormonales y físicos son parte del desarrollo y suceden tengas o no tengas
relaciones sexuales a esa edad.
Mito: las mujeres tienen sexo por primera vez se les arqueen las piernas o
se ensanchen las caderas.
El haber tenido sexo no provoca ningún cambio físico en la mujer, ni en el
hombre. No es posible saber si una mujer ha tenido sexo mirando su estructura
física.
Mito: Luego de la primera relación sexual, a las mujeres le crecen los senos
y las caderas.
El cuerpo de la mujer no cambia después de su primera relación sexual. El
crecimiento de los senos, el ensanchamiento de las caderas y el aumento de la
estatura están determinados genéticamente.
Mito: Durante la menstruación la mujer no debe practicar deportes, o
lavarse el pelo, porque si lo hace se le puede cortar la regla.
Durante su menstruación, o regla, la mujer puede realizar todas las actividades
que desee en forma normal y natural. Los cuidados que ella deberá tener tienen
que ver con mantener su higiene personal, por lo que el bañarse, lavarse el pelo,
etc. Durante la regla son acciones recomendadas. Sólo en caso de que sienta
molestias específicas, puede disminuir la actividad deportiva y tomar algún
analgésico.
Mito: El tamaño del pene no importa
Está claro que un centímetro más o uno menos no es relevante, pero si la
carencia es considerable, la penetración no puede ser muy buena. Otra cosa es
que el tamaño se supla mostrando una gran habilidad en el sexo oral o en el
juego sexual previo; pero esto ya es una cosa diferente.
Mito: Los que calzan grande, lo tienen grande el pene
Según la morfología de cada individuo, si una persona tiene los pies grandes,
debería tener el resto del cuerpo grande, es lógica pura; no obstante, la realidad
es otra y en muchos casos más de los que imaginamos esta regla no aplica
absolutamente para nada.
Mito: El tamaño del pene es muy importante
Está científicamente comprobado que esto es falso. La zona más sensible de
vagina se encuentra a dos centímetros de la entrada, además, la vagina está
compuesta por tejidos musculares que se adaptan al tamaño promedio del pene,
y el clítoris reacciona directamente al tacto, por lo que no se necesita
penetración.
Mito: “Un hombre con un pene pequeño no puede proporcionar el mismo
placer a una mujer que otro con un pene grande”
Como decíamos, que una mujer disfrute durante una relación sexual depende de
muchos factores psicológicos, el tamaño del pene no es uno de ellos. Se tiene a
pensar que los hombres con un pene de gran tamaño tienen más potencia
sexual, pero en realidad no hay ningún dato científico que demuestre esta
afirmación. Más vale que los hombres se preocupen de que su pareja esté
relajada y en sintonía que él que de los centímetros de su pene.
Mito: Cuanto más grande tenga el pie, más grande será su pene

Este mito, como muchos otros, se encuentra ampliamente extendido. Por esto
Julian Shah del Departamento de Urología del Hospital St. Mary de Londres
decidió llevar a cabo un estudio con el objetivo de averiguar si esta afirmación
tenía alguna base científica. Después de examinar a 104 hombres concluyó que
no había ninguna correlación y que, por lo tanto, nada tenía que ver el número
de zapato con el tamaño del pene del sujeto.

Mito: Es malo que los hijos e hijas vean desnudos a sus padres.
La desnudez no es mala, es parte de lo que somos como humanos y algo
totalmente normal y natural. El problema es que el cuerpo, al estar atado a la
sexualidad, se ha convertido en un tabú. Los expertos recomiendan que desde
muy temprano los niños y niñas conozcan y exploren su cuerpo, porque entre
otras cosas así es más fácil ayudarlos a protegerse de cualquier violencia que
pueda ser ejercida en contra de ellos, especialmente la sexual. Para conocer su
cuerpo, los niños y niñas deben estar desnudos y si entienden que no tiene nada
de malo estarlo y ven que sus padres también lo asumen como algo normal,
podrán relacionarse con su cuerpo de forma natural y respetuosa. Sin embargo,
se recomienda que los padres y madres estén atentos al momento en que los
pequeños expresen a través de gestos o actitudes, pero también de manera
explícita, que no desean ver el cuerpo de otras personas (incluidos sus padres)
ni que les miren el suyo.

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