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Coherencia

La coherencia es una propiedad del texto, de naturaleza pragmática, por la que aquél se
concibe como una unidad de sentido global. Es decir, los conceptos y las relaciones de
significado que se dan en su interior no contradicen el conocimiento del mundo que tienen
los interlocutores.

Algunos autores consideran la coherencia y la cohesión como propiedades textuales, pero


una gran parte de ellos sostiene que la coherencia no es una propiedad textual, sino
pragmática, resultado de la interacción emisor-texto-destinatario. Estas propiedades del
texto han sido descritas por la lingüística textual (R. A. de Beaugrande y W. U. Dressler,
T. van Dijk, desde principios de los años 70 del s. XX), en una aproximación procedimental
a la interpretación de los textos.

Entendida como propiedad textual, la coherencia se definió como la estructura profunda del
texto. Se trata de relaciones en el nivel profundo del significado, que pueden hacerse
patentes en la superficie textual mediante diversos recursos lingüísticos, pero que también
pueden quedar latentes. En el ejemplo [Llovía mucho; decidimos no salir de excursión y
quedarnos en casa] la secuencia forma parte de un texto coherente, puesto que la
experiencia nos dice que la lluvia suele servir de razón disuasoria en situaciones como en
las que aparece esa frase. Las relaciones de coherencia que pueden establecerse en el
interior de un texto son de muy diverso tipo: de causalidad, de pertenencia a una misma
situación, etc.

Entendida como propiedad pragmática, la coherencia de un texto es el resultado de la


acción conjunta y cooperativa de su emisor y su destinatario. No se encuentra, pues,
únicamente en el texto, sino en el contexto cognitivo compartido al que uno y otro recurre
para establecerla. Desde esta óptica, el texto actúa a modo de una serie de instrucciones,
facilitadas a través de los diferentes mecanismos de cohesión, que guían al destinatario en
la interpretación textual. Es, por lo tanto, una propiedad atribuida al texto por el sujeto que
lo interpreta. La coherencia no exige necesariamente coincidencia con el conocimiento que
los interlocutores tienen del mundo real, en el que se produce el discurso; puede coincidir
con el que tengan de un mundo imaginario, creado por el mismo discurso. Una noticia de
prensa, por ejemplo, en la que se dé por supuesto que el periodista puede volar merced a
sus propias fuerzas, presentará problemas de coherencia; dejará de tenerlos si el texto en
lugar de ser una noticia consiste en la crítica de una película cuyo guión permite la
aparición de seres con esos poderes.

En los textos que se manejen en la enseñanza de español a extranjeros, la coherencia


adquiere unas características particulares, por cuanto el conocimiento del mundo que
poseen los aprendientes puede alejarse en muy diversa medida de aquel que el emisor del
texto haya dado por supuesto en sus destinatarios. Un texto perfectamente coherente para la
mayor parte de los miembros de la comunidad social en que ha sido producido puede
resultar incoherente para un miembro ajeno a esa comunidad.
Otros términos relacionados
Análisis del discurso; Competencia pragmática; Estructuras textuales; Proposición;
Referencia textual; Tácticas y estrategias pragmáticas.

Bibliografía básica
Calsamiglia, H. y Tusón, A. (1999). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso.
Barcelona: Ariel.

De Beaugrande, R. A. y Dressler, W. U. (1972). Introducción a la lingüística del texto.


Barcelona: Ariel, 1997.

Bibliografía especializada

Van Dijk, T. A. (1978). Estructuras y funciones del discurso. Madrid, Siglo XXI. 1980.

Cohesión
La cohesión es la propiedad textual por la que los textos se presentan como unidades
trabadas mediante diversos mecanismos de orden gramatical, léxico, fonético y gráfico. La
establece el emisor y el destinatario la reconoce, y se materializa en guías puestas en el
texto por aquél a disposición de éste, con el fin de facilitarle su proceso de comprensión del
mismo. Para ello se recurre a tres grandes tipos de mecanismos lingüísticos: la referencia, la
progresión temática y la conexión. Estos establecen relaciones entre diversas unidades de la
superficie del texto (palabras, frases, párrafos, enunciados...).

Algunos autores habían considerado la coherencia y la cohesión textual como dos


propiedades indiferenciadas, pero actualmente se reserva el nombre de cohesión para las
relaciones de la superficie textual. La cohesión no es una propiedad necesaria ni suficiente
de la textualidad; esta depende en última instancia de la coherencia, como propiedad
pragmática que establecen conjuntamente los interlocutores, recurriendo al conocimiento
del mundo que comparten.

En la didáctica de las lenguas tiene una gran importancia el dominio de la cohesión textual
por parte de los aprendientes. El español, como todas las lenguas, dispone de elementos de
cohesión propios, y previsiblemente diferenciados de los que utiliza la lengua propia del
aprendiente. A modo de ejemplo, el demostrativo neutro [eso] cumple, entre otras, unas
funciones de referencia textual que lo distinguen claramente, por un lado, de las mismas
formas de demostrativo de segunda persona con flexión de género y de número, y por otro
lado de las formas neutras [esto] y [aquello]. Otro caso particular del español es el de la
diferencia de significado y uso de los conectores [pero / sino], o las que se dan entre [ya
que / puesto / que / porque / como].

Otros términos relacionados


Análisis del discurso; Competencia discursiva; Competencia gramatical; Deíxis;
Estructuras textuales; Lingüística textual; Oración; Proposición.

Bibliografía básica
1. Calsamiglia, H. y Tusón, A. (1999). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso.
Barcelona: Ariel.
2. De Beaugrande, R. A. y Dressler, W. U. (1972). Introducción a la lingüística del texto.
Barcelona: Ariel. 1997.

Bibliografía especializada
1. Brown, G. y Yule, G. (1983). Análisis del discurso. Madrid: Visor, 1993.
2. Van Dijk, T. A. (1978). Estructuras y funciones del discurso. Madrid: Siglo XXI, 1980.

Marcadores del discurso


Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas invariables cuya función es señalar
(«marcar») la relación que se establece entre dos segmentos textuales. Estas unidades no
ejercen función sintáctica alguna, sino que constituyen enlaces supraoracionales que
facilitan la cohesión textual y la interpretación de los enunciados.

Los marcadores discursivos han sido uno de los aspectos más y mejor estudiados en la
pragmática del español. De todos modos, su delimitación con respecto a los denominados
conectores no siempre es clara. M.ª A. Martín Zorraquino y J. Portolés (1999) analizan los
conectores como un subgrupo dentro de la categoría mayor marcadores del discurso. Otros
lingüistas, en cambio, utilizan el término marcador con un sentido más restringido para
designar las unidades que articulan el discurso oral, esto es, unidades que Martín
Zorraquino y Portolés denominan marcadores conversacionales: D. Schiffrin (1987), por
ejemplo, define los marcadores como elementos muy vacíos de contenido, a menudo
monosílabos ([bien, ya, eh, etc.]), que adquieren sentido en la interacción conversacional.

Como características definitorias de los marcadores del discurso, M.ª A. Martín Zorraquino
y J. Portolés (1999) describen las siguientes:
1. Desde un punto de vista prosódico, los marcadores se encuentran limitados como incisos
por la entonación; en la escritura, esta entonación peculiar se refleja con frecuencia
situando el marcador entre comas.
2. Morfológicamente, son unidades lingüísticas invariables, que pertenecen a diferentes
categorías gramaticales (interjecciones como eh, adverbios como bien, locuciones
adverbiales como por el contrario).
3. Sintácticamente, son unidades no integradas en la oración, con un grado de autonomía
que varía para cada marcador (bueno puede aparecer independiente en un turno de
habla; por el contrario es menos autónomo). A diferencia de las conjunciones, no
presentan una posición fija (el marcador no obstante puede aparecer al principio, en
medio o al final de un enunciado); en algún caso, de todos modos, es difícil documentar
algunas de estas unidades en una posición que no sea la inicial del miembro discursivo que
introducen (es el caso de a propósito, a saber, pues, entre otros). A diferencia de los
adverbios que funcionan como complementos circunstanciales, no pueden recibir
especificadores ni adyacentes complementarios. Otros rasgos sintácticos destacables son
el hecho de no poder coordinarse entre sí o no admitir la negación.
4. Los marcadores pueden incidir en miembros del discurso que constituyen categorías
léxicas y sintagmáticas muy diversas: desde situarse con nombres ([Muestra ilusión,
imaginación y en definitiva arte]) a encontrarse con oraciones ([Me ha gustado la película.
Los actores, en cambio, no han estado muy bien]).
5. Semánticamente, son elementos que no presentan un contenido referencial o denotativo,
sino que muestran un significado de procesamiento: el de guiar, de acuerdo con sus
distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se
han de efectuar del conjunto de los dos miembros discursivos que conectan.

Se han propuesto múltiples clasificaciones de los marcadores del discurso en español. Una
de las más difundidas y comúnmente aceptada en la actualidad es la de Portolés (1998) y
Martín Zorraquino y Portolés (1999). Estos autores diferencian cinco grupos de marcadores
discursivos:

1. Estructuradores de la información. Señalan la organización informativa de los discursos. En


este grupo se distinguen varios subgrupos: los que introducen un nuevo comentario o
comentadores ([pues, bien, etc.]); los que agrupan diversos miembros del discurso como
partes de un único comentario, llamados ordenadores ([en primer lugar, por último, etc.]);
y los digresores, que introducen un comentario lateral en relación al tópico principal del
discurso ([por cierto]).
2. Conectores. Vinculan un miembro del discurso con otro anterior, o con una suposición
contextual. Se distinguen tres tipos: los aditivos ([incluso, además, etc.]); los conectores
consecutivos o ilativos ([pues, entonces, etc.]); y los contraargumentativos ([en cambio,
ahora bien, etc.]).
3. Reformuladores. Presentan el miembro del discurso en el que se encuentran como nueva
formulación de lo que se quiere decir con un miembro anterior. Se distingue entre
reformuladotes explicativos ([es decir, o sea, etc.]), de rectificación ([mejor dicho, más
bien, etc.]), de distanciamiento ([en cualquier caso, de todos modos, etc.]) y recapitulativos
([en suma, en conclusión, etc.]).
4. Operadores argumentativos. Condicionan de alguna forma las posibilidades discursivas del
segmento en el que se incluyen, pero sin relacionarlo con otro elemento anterior. Se
diferencia entre operadores de refuerzo argumentativo ([en realidad, de hecho, etc.]) y
operadores de concreción ([por ejemplo, en particular, etc.]).
5. Marcadores conversacionales. Son los que aparecen con frecuencia en la conversación. En
este grupo se distinguen los marcadores de modalidad epistémica ([claro, desde luego, por
lo visto, etc.]), de modalidad deóntica ([bueno, bien, vale, etc.]), enfocadores de la
alteridad ([hombre, oye, etc.]) y metadiscursivos conversacionales ([bueno, eh, este, etc.]).

De todos modos, hay que tener en cuenta el carácter polifuncional de los marcadores: por
ejemplo, [entonces] puede funcionar bien como estructurador de la información en un
discurso oral, bien como conector consecutivo; ocurre lo mismo con [en fin], que, además
de su función de adverbio, puede ser un ordenador o un reformulador.

Desde una perspectiva didáctica, el uso de los marcadores discursivos revela el grado de
dominio de una segunda lengua. Son básicos para la interacción conversacional y en el
discurso escrito establecen conexiones clave para lograr coherencia entre las distintas
unidades lingüísticas. Su aplicación a la enseñanza del español como lengua extranjera ha
dado como resultado monografías y diccionarios que describen la semántica y la
pragmática particular de cada uno de los distintos tipos de marcadores.

Otros términos relacionados


Análisis del discurso; Competencia comunicativa; Competencia discursiva; Lingüística del
texto; Presuposición; Teoría de la argumentación.

Bibliografía básica
1. Martín Zorraquino y Portolés, J. (1999). «Los marcadores del discurso». En I. Bosque y V.
Demonte (dirs.). Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid: Espasa Calpe,
capítulo 63.
2. Martínez Sánchez, R. (1997). Conectando texto, Barcelona: Octaedro.
3. Portolés, J. (1998). Marcadores del discurso, Barcelona: Ariel.

Bibliografía especializada
1. Martín Zorraquino, M.ª A. y Montolío, E. (coords.) (1998). Los marcadores del discurso.
Teoría y análisis, Madrid: Arco/Libros.
2. Montolío, E. (2001). Conectores de la lengua escrita, Barcelona: Ariel.
3. Santos Río, L. (2003). Diccionario de partículas, Salamanca: Luso-Española de Ediciones.
4. Schiffrin, D. (1987). Discourse Markers. Cambridge: C.U.P.
Ejemplos de Oraciones - Tipos
Sintaxis → Oración

Definición de Oración:

La Oración es el fragmento más pequeño capaz de comunicar una idea completamente


y mantener su independencia sintáctica. Está formada por:

 Sujeto: realiza la acción del verbo → mi amigo Juan tiene una bicicleta.
 Predicado: indica lo que hace el sujeto → mi amigo Juan tiene una bicicleta.

Sujeto y predicado concuerdan en número y persona.

Tipos de Oración:

Según el número de verbos que la forma, la oración puede ser:

 Simple: formada por un único verbo en forma personal → ellos trajeron


dulces.

 Compuesta: formada por varios verbos en forma personal. Cada una de


las oraciones que la forman se denomina proposición.
o Coordinada: sus proposiciones son independientes sintácticamente.

 Copulativa: une información → Juan lee y Pedro escribe.


 Adversativa: una proposición corrige la otra → estudia, pero
no aprueba.
 Disyuntiva: presenta dos opciones → o sales o entras.
 Distributiva: distribuye las acciones → ya ríe ya llora.
 Explicativa: una proposición explica la otra → llegó puntual, o
sea, a las 6.
 Consecutiva: expresa consecuencia → pienso, luego existo.
o Yuxtapuesta: sus proposiciones están separadas por comas → Elena
barre, Jose limpia platos, María ordena el salón.

o Subordinada: una de sus proposiciones depende sintácticamente de


la otra llamada proposición principal:

 Adverbial: funciona como adverbio → lo hice cuando me


dijiste.
 Sustantiva: funciona como sustantivo → me gusta que
vengas.
 Adjetiva: funciona como adjetivo → el libro que me dejó es
bueno.

Según su estructura la oración puede ser:

 Unimembre: no es divisible en sujeto y predicado → hasta mañana.


 Bimembre: aquella que tiene dos miembros (sujeto y predicado):

o Averbial: no posee verbo → Alemania, campeona del mundial de


fútbol.
o Verbal: posee verbo → Pedro recogió a María en su casa.

Según la forma del sujeto la oración puede ser:

 Impersonal: no posee ningún sujeto implícito o explícito → hace calor.


 Personal: existe un sujeto explícito o implícito → el niño juega a la pelota.
 Pasiva: el sujeto recibe la acción del verbo → el libro es leido por Jaime.
 Activa: el sujeto realiza la acción del verbo → Jaime lee el libro.

Según el tipo de verbo:

 Copulativa o Atributiva: posee un verbo copulativo → Eva está contenta.


 Predicativa: posee un verbo predicativo → escribí una carta.
 Transitiva: posee un verbo transitivo → Juan lee un libro.
 Intransitiva: posee un verbo intransitivo → el perro ladra.
 Reflexiva: posee un verbo reflexivo → Juan se vistió.
 Recíproca: posen un verbo recíproco → Ana y Teresa se saludan.

Según la actitud del hablante la oración puede ser:

 Enunciativa o Declarativa: informa de un modo objetivo → Julio baila.


 Exhortativa o Imperativa: expresa consejo, ruego o mandato → ven aquí.
 Exclamativa: expresa sentimientos y emociones → ¡qué frío hace hoy!
 Interrogativa: solicita información → ¿qué pone en ese letrero?
 Dubitativa: expresa probabilidad o suposición → puede que mienta.
 Optativa o Desiderativa: expresa deseo → ojalá puedas venir.

Ejercicio de Oraciones:
Señalar el tipo de las siguientes Oraciones:

 Jaime aprobó el examen pero Roberto no.


 Ojalá puedan venir con nosotros.
 Quizá mañana llueva.
 ¡Qué frío hace hoy!
 Prohibido fumar.
 ¿Cómo puedo saber si le gusto a esa muchacha?

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