Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Son los que actúan a través de la parte aérea de la planta y se translocan por los haces
vasculares. Se pueden clasificar en dos grandes grupos: hormonales y translocables no
hormonales.
Se translocan a través del floema, y funcionan de forma similar a las fitohormonas del tipo
de las auxinas; por ello, también se denominan herbicidas reguladores del crecimiento. Destacan
los siguientes:
Son herbicidas muy utilizados; algunos de ellos, como el 2,4-D o el MCPA, fueron los
primeros en ser comercializados, y contribuyeron al nacimiento de la Malherbología como
disciplina agronómica. Son derivados del fenoxi (fig. 1) y actúan en la planta como si fueran
auxinas, es decir, hormonas del crecimiento. Se translocan con facilidad, y actúan de forma
sistémica en las plantas. Lógicamente, alteran el desarrollo y crecimiento de las plantas. En el
suelo son muy móviles y poco persistentes (salvo el piclorán), nunca más de 3-4 meses. Son poco
tóxicos para mamíferos.
Se emplean, sobre todo, para controlar malas hierbas dicotiledóneas en cultivos de
gramíneas, y también en cultivos leñosos. Se suelen aplicar en postemergencia, y es necesario
tomar precauciones para que no dañen a cultivos susceptibles (algodón, tomate, girasol, vid, etc.).
Se debe insistir en la necesidad de no aplicarlos cuando la intensidad y dirección del viento
amenacen con afectar a cultivos sensibles. Son más eficaces en tiempo húmedo y cálido, siempre
que no llueva, por supuesto (se corre el peligro de que los herbicidas sean lavados). Los más
conocidos son (fig. 2): 2,4-D y derivados (el primer herbicida orgánico sintetizado); MCPA(otro de
los pioneros, sintetizado en Gran Bretaña); 2,4,5-T (similar al 2,4-D, aunque más efectivo sobre
leñosas y menos sobre herbáceas; fue muy empleado en la guerra de Vietnam por EEUU para
defoliar grandes áreas de selva; por cierto, si no se sintetiza con cuidado puede salir mezclado con
dioxina, un conocido cancerígeno); 2,4-DP; MCPB; MCPP; 2,4,5-TP.
1.1.2) Herbicidas benzoicos.
Son derivados clorados del ácido benzoico (fig. 3), y actúan de forma similar a los fenoxi
(entran por las hojas, se translocan y provocan transtornos del crecimiento y muerte). Además,
muestran cierta actividad en el suelo (algunos, como el clorambem, tienen una gran actividad en
el suelo, por lo que se usan en preemergencia). Destacan (fig. 4) el dicamba y el clorambem.
Los herbicidas picolínicos (fig. 5) derivan del ácido picolínico (ej.: piclorán, clopiralid,
triclopir), y son muy activos y más eficaces que otros fenoxi (aunque el piclorán puede resultar
peligroso, ya que tiene una persistencia en suelo mayor de 2 años y puede contaminar los
acuíferos).
Otros herbicidas con estructura química distinta, pero que interfieren la regulación del
crecimiento, son el fluroxipir y el benazolín (fig. 6).
Son productos que actúan a través de la parte aérea de la planta y se translocan por ella
pero, a diferencia de los anteriores, no funcionan como fitohormonas. Se suelen dividir en de
acción total, o bien selectivos con acción antigramínea.
El amitrol, aminotriazol o ATA (fig. 9) provoca fuertes clorosis y albinismo, ya que degrada
los pigmentos de las plantas, las cuales mueren por falta de reservas.
1.2.2) Antigramíneos.
2) HERBICIDAS DE CÓNTACTO.-
2.1.1) Bipiridilos.
2.1.2) Fosamina.
Se comercializa desde 1974 (fig. 13). Aunque puede translocarse en algunas herbáceas,
normalmente sólo actúa en la zona de aplicación. Provoca clorosis, necrosis y abscisión foliar. No
tiene actividad en el suelo.
Se usan desde 1940. La mayor parte derivan del petróleo, aunque otros se obtienen por
destilación de madera o carbón. Al aplicarlos a las plantas, las membranas de la epidermis pierden
su permeabilidad selectiva y se desorganizan, y la planta se deseca. Los aceites de petróleo
aumentan su selectividad si el grado de refinamiento es mayor. Las fracciones menos refinadas
son más fitotóxicas y menos selectivas.
2.1.4) Ácido cacodílico.
Es un compuesto orgánico de arsénico (fig. 14), pero su acción es distinta a los del apartado
1.2.1, ya que no se transloca. Se usa como defoliante y desecante.
2.1.5) Glufosinato.
3.1) Dinitroanilinas.-
3.2) Tiocarbamatos.-
Son herbicidas (fig. 19) con un periodo de actividad corto (hasta 6-8 semanas). Controlan
sobre todo a gramíneas anuales y dicotiledóneas. También pueden afectar a malas hierbas
perennes, como la grama o las juncias. Se absorben por la raíz pero, a diferencia de las
dinitroanilinas, se translocan por el xilema y llegan hasta el coleóptilo, inhibiendo su crecimiento.
Las primeras hojas de la planta aparecen dobladas y canijas, y suelen morir.
Dado que su selectividad no está bien determinada, los tiocarbamatos se aplican a veces en
compañía de un antídoto, para proteger a los cultivos. Los herbicidas más conocidos de este grupo
son el EPTC y eltrialato, entre otros (fig. 20).
El propanil (fig. 23) es la única amida que no se aplica en suelo, sino como herbicida de
contacto de postemergencia en arroz, un cultivo que lo tolera muy bien. Inhibe la fotosíntesis en
las malas hierbas, provocando manchas cloróticas y necrosis.
El oxadiazón (fig. 24), comercializado en 1969, se emplea para controlar malas hierbas
dicotiledóneas (verdolaga, cenizo, bledo) y algunas gramíneas. Se aplica en preemergencia,
penetra por las raíces y afecta a las plántulas cuando tratan de emerger del suelo. Se transloca
poco, y se necesita luz para activarlo.
Otros herbicidas que actúan en fase de emergencia, pero que no son útiles una vez
establecidas, son el DCPA (fig. 25) y el bensulide (fig. 26).
Estos productos pueden absorberse tanto por la parte aérea de la planta (hojas y tallos)
como en los órganos subterráneos.
Casi todos estos herbicidas pueden absorberse por la raíz y translocarse por el xilema.
Cuando se aplican a las hojas se comportan como herbicidas de contacto. Interrumpen el proceso
fotosintético, y el síntoma más típico es una clorosis foliar que luego pasa a necrosis. Su acción es
rápida, a los pocos días, y es más eficaz si la luminosidad es baja días antes de su aplicación, y alta
después de ella. La persistencia en el suelo es muy variable según productos. Destacan los
siguientes:
4.1.1) Triazinas.
Su estructura química aparece en la fig. 27. Se emplean para controlar malas hierbas
anuales, salvo alguna excepción. Son principalmente absorbidas por la raíz, aunque las muy
solubles en agua pueden entrar por las hojas. Inhiben la síntesis de pigmentos fotosintéticos, y los
síntomas aparacen primero en las hojas jóvenes. Los nervios se vuelven amarillos, y la clorosis se
extiende después al resto del limbo. Finalmente, la hoja se seca. La más conocida es
la simazina (fig. 28), pero también destacan: atrazina, metribuzín, prometina, terbutrina,
cianazina, hexazinona y prometrón.
4.1.3) Uracilos.
Se empezaron a utilizar en 1963, y sus propiedades son similares a las de las ureas
sustituidas, aunque se lixivian algo más que éstas, son más persistentes y menos selectivas. Sobre
todo se emplean para controlar malas hierbas anuales en fase de germinación. Actúan
principalmente a través del suelo, aunque también se absorben por las hojas. Destacan (fig. 30)
el bromacilo, el terbacilo y el lenacilo.
4.1.4) Pirazón.
Se usa sobre todo para controlar malas hierbas dicotiledóneas en cultivos de remolacha.
También puede controlar gramíneas. Su persistencia en el suelo es de 1-3 meses (fig. 31).
4.2.1) Difeniléteres.
Son herbicidas que se absorben por raíces, tallos y hojas, aunque su translocación es
limitada. Necesitan luz para activarse, y su acción es rápida (1-2 días). Su acción se debe a la
formación de radicales libres que destruyen las membranas y provocan el derrame del citoplasma.
Controlan sobre todo malas hierbas dicotiledóneas, aunque también pueden dañar a ciertas
gramíneas. Ejemplos (fig. 31): oxifluorfén, nitrofén, bifenox, acifluorfén.
4.2.2) Dinitrofenoles.
Figuran entre los herbicidas orgánicos más antiguos sintetizados, aunque ya han caído en
desuso, salvo el dinoseb (fig.32). Su uso se está restringiendo e incluso prohibiendo debido a su
toxicidad. Daña a las células en muchos puntos (mitocondrias, fotosíntesis y síntesis de ARN,
proteínas y lípidos). Los tejidos afectados se oscurecen y mueren en cuestión de horas.
Algunos de estos compuestos se empezaron a utilizar como herbicidas a finales del siglo XIX
(cloruro sódico, ácido sulfúrico diluido), pero han sido sustituidos por otros más selectivos y con
menor toxicidad residual.
El clorato sódico (NaClO3) se absorbe bien por la raíz y parte aérea de las plantas, y provoca
una desecación rápida de los tejidos. Es un producto inflamable, por lo que se combina con otros
herbicidas (boratos, atrazina, bromacilo, 2,4-D) para reducir el riesgo de incendio. Es un herbicida
no selectivo.
Son herbicidas que se translocan por la planta hasta los meristemos, inhibiendo el
crecimiento en ápices y yemas (y, en algunos casos, en los extremos de las raíces), y provocando
deformaciones.
4.3.1) Carbamatos.
4.3.2) Sulfonilureas.
Es un grupo de reciente aparición, con elevada actividad a dosis bajas. Controlan sobre todo
a dicotiledóneas y algunas gramíneas. Se absorben por raíces y hojas, y se translocan con facilidad.
A los pocos días comienzan los síntomas: un color rojizo en las partes jóvenes del vegetal, seguido
de clorosis y necrosis, que va progresando a las más viejas. Su actividad en el suelo es prolongada,
a veces hasta casi 2 años. Destacan (fig. 34): clorsulfurón, sulfometurón-metil, metsulfurón-metil,
DPX-M6316, DPX-L5300, DPX-F6025, DPX-F5384.
4.3.3) Imidazolinonas.
Son herbicidas de desarrollo muy frecuente, derivados del imidazolín. Afectan a gramíneas y
dicotiledóneas, aunque la susceptibilidad varía notablemente en las distintas especies. Cuando se
aplican en preemergencia, las malas hierbas pueden brotar, pero no sobreviven mucho: se
producen necrosis en los meristemos apicales y parada del crecimiento. Si se aplican en
postemergencia la muerte puede tardar 1-2 meses; en gramíneas es típica la coloración púrpura
del nervio central, que luego se extiende al resto de la hoja.