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CARACTERISTICAS GENERALES DE LOS HERBICIDAS

TEMA- Principales familias de herbicidas: de acción foliar y translocación; de contacto; con


actividad en el suelo; con actividad foliar y a través del suelo.

1) HERBICIDAS DE ACCIÓN FOLIAR Y TRANSLOCABLES.-

Son los que actúan a través de la parte aérea de la planta y se translocan por los haces
vasculares. Se pueden clasificar en dos grandes grupos: hormonales y translocables no
hormonales.

1.1) Herbicidas hormonales.-

Se translocan a través del floema, y funcionan de forma similar a las fitohormonas del tipo
de las auxinas; por ello, también se denominan herbicidas reguladores del crecimiento. Destacan
los siguientes:

1.1.1) Herbicidas fenoxi (o fenoxiacéticos).

Son herbicidas muy utilizados; algunos de ellos, como el 2,4-D o el MCPA, fueron los
primeros en ser comercializados, y contribuyeron al nacimiento de la Malherbología como
disciplina agronómica. Son derivados del fenoxi (fig. 1) y actúan en la planta como si fueran
auxinas, es decir, hormonas del crecimiento. Se translocan con facilidad, y actúan de forma
sistémica en las plantas. Lógicamente, alteran el desarrollo y crecimiento de las plantas. En el
suelo son muy móviles y poco persistentes (salvo el piclorán), nunca más de 3-4 meses. Son poco
tóxicos para mamíferos.
Se emplean, sobre todo, para controlar malas hierbas dicotiledóneas en cultivos de
gramíneas, y también en cultivos leñosos. Se suelen aplicar en postemergencia, y es necesario
tomar precauciones para que no dañen a cultivos susceptibles (algodón, tomate, girasol, vid, etc.).
Se debe insistir en la necesidad de no aplicarlos cuando la intensidad y dirección del viento
amenacen con afectar a cultivos sensibles. Son más eficaces en tiempo húmedo y cálido, siempre
que no llueva, por supuesto (se corre el peligro de que los herbicidas sean lavados). Los más
conocidos son (fig. 2): 2,4-D y derivados (el primer herbicida orgánico sintetizado); MCPA(otro de
los pioneros, sintetizado en Gran Bretaña); 2,4,5-T (similar al 2,4-D, aunque más efectivo sobre
leñosas y menos sobre herbáceas; fue muy empleado en la guerra de Vietnam por EEUU para
defoliar grandes áreas de selva; por cierto, si no se sintetiza con cuidado puede salir mezclado con
dioxina, un conocido cancerígeno); 2,4-DP; MCPB; MCPP; 2,4,5-TP.
1.1.2) Herbicidas benzoicos.

Son derivados clorados del ácido benzoico (fig. 3), y actúan de forma similar a los fenoxi
(entran por las hojas, se translocan y provocan transtornos del crecimiento y muerte). Además,
muestran cierta actividad en el suelo (algunos, como el clorambem, tienen una gran actividad en
el suelo, por lo que se usan en preemergencia). Destacan (fig. 4) el dicamba y el clorambem.

1.1.3) Herbicidas picolínicos y otros.

Los herbicidas picolínicos (fig. 5) derivan del ácido picolínico (ej.: piclorán, clopiralid,
triclopir), y son muy activos y más eficaces que otros fenoxi (aunque el piclorán puede resultar
peligroso, ya que tiene una persistencia en suelo mayor de 2 años y puede contaminar los
acuíferos).

Otros herbicidas con estructura química distinta, pero que interfieren la regulación del
crecimiento, son el fluroxipir y el benazolín (fig. 6).

1.2) Herbicidas translocables no hormonales.-

Son productos que actúan a través de la parte aérea de la planta y se translocan por ella
pero, a diferencia de los anteriores, no funcionan como fitohormonas. Se suelen dividir en de
acción total, o bien selectivos con acción antigramínea.

1.2.1) De acción total.

Se trata de herbicidas no demasiado selectivos. Los derivados arsenicales contienen As en


sus moléculas. Ya en 1920 se empezó a utilizar el arsenito sódico (AsO3Na2) para controlar la
vegetación en vías férreas y zonas no cultivadas, pero la alta toxicidad hizo que se dejaran de
emplear. Entre los derivados arsenicales más corrientes en la actualidad, destacan los derivados
del ácido metanoarsénico (MAA; fig. 7). Su mecanismo de acción se basa en la interferencia de la
fosforilación oxidativa, o bien la inactivación de enzimas. Son productos económicos, pero su
peligrosidad ha hecho que no se comercialicen en muchos países.

El glifosato (fig. 8), introducido en 1971, es un herbicida bastante utilizado, y controla un


gran número de especies de malas hierbas, especialmente perennes. Se transloca tanto por el
xilema como por el floema, y se distribuye con rapidez por toda la planta. Provoca interrupción del
crecimiento, clorosis y necrosis. Probablemente, inhibe la síntesis de aminoácidos aromáticos, e
interfiere en otros procesos metabólicos vegetales. No muestra actividad en el suelo a dosis
comerciales.

El amitrol, aminotriazol o ATA (fig. 9) provoca fuertes clorosis y albinismo, ya que degrada
los pigmentos de las plantas, las cuales mueren por falta de reservas.
1.2.2) Antigramíneos.

Como su nombre indica, controlan específicamente malas hierbas gramíneas. Se distingue


entre los antigramíneos clásicos, cada vez menos utilizados (dalapón (fig. 10), TCA) y los nuevos,
introducidos a partir de 1975. Entre éstos, destacan: diclofop, setoxidín, fluazifop, haloxifop, DPX-
Yl202, fenoxaprop (fig. 11). En cuanto a su mecanismo de acción, es diverso: el diclofop ataca a las
membranas de los meristemos, el setoxidín impide la acumulación de clorofila, el haloxifop
bloquea el enzima PDC, que interviene en la glicolisis, etc.

2) HERBICIDAS DE CÓNTACTO.-

Se trata de herbicidas de acción foliar pero, a diferencia de los anteriores, no se translocan.


Pueden ser no selectivos (atacan a cualquier especie vegetal) y selectivos.

2.1) Herbicidas de contacto no selectivos.-

2.1.1) Bipiridilos.

Se empezaron a desarrollar en 1955, y destacan el diquat y el paraquat (fig. 12). En general


son solubles en agua y no presentan actividad en el suelo. Penetran rápidamente por las hojas,
sobre todo si se les añade un surfactante, y matan a las plantas en 1-2 días. Aparecen manchas
oscuras en las hojas, que pronto degeneran en necrosis que se van extendiendo. El daño se debe a
que estos compuestos tienden a captar electrones y formar radicales libres que acaban
provocando la desorganización de las membranas. Se suelen emplear, además de para controlar
malas hierbas, para desecar ciertas plantas cultivadas (algodón girasol) y facilitar su recolección en
climas húmedos.

2.1.2) Fosamina.

Se comercializa desde 1974 (fig. 13). Aunque puede translocarse en algunas herbáceas,
normalmente sólo actúa en la zona de aplicación. Provoca clorosis, necrosis y abscisión foliar. No
tiene actividad en el suelo.

2.1.3) Aceites de petróleo.

Se usan desde 1940. La mayor parte derivan del petróleo, aunque otros se obtienen por
destilación de madera o carbón. Al aplicarlos a las plantas, las membranas de la epidermis pierden
su permeabilidad selectiva y se desorganizan, y la planta se deseca. Los aceites de petróleo
aumentan su selectividad si el grado de refinamiento es mayor. Las fracciones menos refinadas
son más fitotóxicas y menos selectivas.
2.1.4) Ácido cacodílico.

Es un compuesto orgánico de arsénico (fig. 14), pero su acción es distinta a los del apartado
1.2.1, ya que no se transloca. Se usa como defoliante y desecante.

2.1.5) Glufosinato.

Es un herbicida recientemente desarrollado (fig. 15), que puede translocarse ligeramente


dentro de la hoja, no fuera de ella. Inhibe la glutaminosintetasa, lo que provoca la acumulación de
amoniaco en las plantas hasta un nivel tóxico (y tampoco se sintetiza glutamina). No tiene efectos
residuales.

2.2) Herbicidas de contacto selectivos.-

Son herbicidas no translocables que actúan selectivamente sobre determinadas especies


(fig. 16). Destaca el bentazón, que se empezó a utilizar contra malas hierbas compuestas, aunque
afecta a especies de otras familias. Inhibe el fotosistema II y a veces la respiración. También se
emplea el bromixinil y el ioxinil contra malas hierbas de hoja ancha en diversos cultivos.

3) HERBICIDAS CÓN ACTIVIDAD EN EL SUELO.-

Son productos fitosanitarios cuya actividad se da exclusivamente a través del suelo.

3.1) Dinitroanilinas.-

Su estructura química se muestra en la fig. 17. Se empezaron a comercializar en 1961, y


algunos son muy empleados. El más conocido es la trifluralina (fig. 18), un herbicida selectivo
aunque de amplio espectro y bien tolerado por cultivos como el girasol, el algodón o la soja. Su
vida media en el suelo es de 3-5 meses. Se absorbe por las raíces, pero apenas se transloca en la
planta. Inhibe la división celular, y las raíces se atrofian. Es especialmente eficaz en las primeras
fases de desarrollo de las malas hierbas, y afecta sobre todo a gramíneas (excepto algunas avenas
silvestres) y dicotiledóneas anuales; es menos eficaz sobre crucíferas y compuestas.

Otras dinitroanilinas empleadas como herbicidas son el orizalín, el pendimetalín, etc.

3.2) Tiocarbamatos.-

Son herbicidas (fig. 19) con un periodo de actividad corto (hasta 6-8 semanas). Controlan
sobre todo a gramíneas anuales y dicotiledóneas. También pueden afectar a malas hierbas
perennes, como la grama o las juncias. Se absorben por la raíz pero, a diferencia de las
dinitroanilinas, se translocan por el xilema y llegan hasta el coleóptilo, inhibiendo su crecimiento.
Las primeras hojas de la planta aparecen dobladas y canijas, y suelen morir.
Dado que su selectividad no está bien determinada, los tiocarbamatos se aplican a veces en
compañía de un antídoto, para proteger a los cultivos. Los herbicidas más conocidos de este grupo
son el EPTC y eltrialato, entre otros (fig. 20).

3.3) Amidas sustituidas.-

Son también denominadas anilidas (fig. 21), y constituyen un importante grupo de


herbicidas en constante desarrollo. En las especies susceptibles, no se dan fenómenos de
resistencia. Afectan a semillas en germinación y plántulas, por lo que es difícil estudiar su
movimiento en las plantas; parece ser que su translocación es escasa. La volatilidad, solubilidad en
agua y persistencia en el suelo varía mucho en las distintas amidas. Una de las más conocidas es
el alacloro (fig. 22), una cloroacetamida, que se aplica en presiembra y preemergencia. Otras
amidas son la napropamida, propizamida, difenamid, etc.

El propanil (fig. 23) es la única amida que no se aplica en suelo, sino como herbicida de
contacto de postemergencia en arroz, un cultivo que lo tolera muy bien. Inhibe la fotosíntesis en
las malas hierbas, provocando manchas cloróticas y necrosis.

3.4) Otros herbicidas de suelo.-

El oxadiazón (fig. 24), comercializado en 1969, se emplea para controlar malas hierbas
dicotiledóneas (verdolaga, cenizo, bledo) y algunas gramíneas. Se aplica en preemergencia,
penetra por las raíces y afecta a las plántulas cuando tratan de emerger del suelo. Se transloca
poco, y se necesita luz para activarlo.

Otros herbicidas que actúan en fase de emergencia, pero que no son útiles una vez
establecidas, son el DCPA (fig. 25) y el bensulide (fig. 26).

4) HERBICIDAS CÓN ACTIVIDAD FOLIAR Y A TRAVÉS DEL SUELO.-

Estos productos pueden absorberse tanto por la parte aérea de la planta (hojas y tallos)
como en los órganos subterráneos.

4.1) Inhibidores de la fotosíntesis.-

Casi todos estos herbicidas pueden absorberse por la raíz y translocarse por el xilema.
Cuando se aplican a las hojas se comportan como herbicidas de contacto. Interrumpen el proceso
fotosintético, y el síntoma más típico es una clorosis foliar que luego pasa a necrosis. Su acción es
rápida, a los pocos días, y es más eficaz si la luminosidad es baja días antes de su aplicación, y alta
después de ella. La persistencia en el suelo es muy variable según productos. Destacan los
siguientes:
4.1.1) Triazinas.

Su estructura química aparece en la fig. 27. Se emplean para controlar malas hierbas
anuales, salvo alguna excepción. Son principalmente absorbidas por la raíz, aunque las muy
solubles en agua pueden entrar por las hojas. Inhiben la síntesis de pigmentos fotosintéticos, y los
síntomas aparacen primero en las hojas jóvenes. Los nervios se vuelven amarillos, y la clorosis se
extiende después al resto del limbo. Finalmente, la hoja se seca. La más conocida es
la simazina (fig. 28), pero también destacan: atrazina, metribuzín, prometina, terbutrina,
cianazina, hexazinona y prometrón.

4.1.2) Ureas sustituidas.

Son derivados de la urea (NH2-CO-NH2), un conocido fertilizante, a la que se le sustituyen


tres de sus hidrógenos por diversos radicales. Normalmente se aplican al suelo, aunque también
presentan actividad foliar, con la ayuda de surfactantes. Su persistencia en el suelo es muy
variable. Además de inhibir la fotosíntesis, pueden desorganizar membranas celulares. No afectan
a los órganos de reserva de las especies perennes. Las más conocidas son el diurón y
el linurón (fig. 29). Otros ejemplos: cloroxurón, fluometurón, sidurón, fenurón,
monurón y terbutirón.

4.1.3) Uracilos.

Se empezaron a utilizar en 1963, y sus propiedades son similares a las de las ureas
sustituidas, aunque se lixivian algo más que éstas, son más persistentes y menos selectivas. Sobre
todo se emplean para controlar malas hierbas anuales en fase de germinación. Actúan
principalmente a través del suelo, aunque también se absorben por las hojas. Destacan (fig. 30)
el bromacilo, el terbacilo y el lenacilo.

4.1.4) Pirazón.

Se usa sobre todo para controlar malas hierbas dicotiledóneas en cultivos de remolacha.
También puede controlar gramíneas. Su persistencia en el suelo es de 1-3 meses (fig. 31).

4.2) Desorganizadores de membranas celulares.-

4.2.1) Difeniléteres.

Son herbicidas que se absorben por raíces, tallos y hojas, aunque su translocación es
limitada. Necesitan luz para activarse, y su acción es rápida (1-2 días). Su acción se debe a la
formación de radicales libres que destruyen las membranas y provocan el derrame del citoplasma.
Controlan sobre todo malas hierbas dicotiledóneas, aunque también pueden dañar a ciertas
gramíneas. Ejemplos (fig. 31): oxifluorfén, nitrofén, bifenox, acifluorfén.

4.2.2) Dinitrofenoles.

Figuran entre los herbicidas orgánicos más antiguos sintetizados, aunque ya han caído en
desuso, salvo el dinoseb (fig.32). Su uso se está restringiendo e incluso prohibiendo debido a su
toxicidad. Daña a las células en muchos puntos (mitocondrias, fotosíntesis y síntesis de ARN,
proteínas y lípidos). Los tejidos afectados se oscurecen y mueren en cuestión de horas.

4.2.3) Herbicidas inorgánicos.

Algunos de estos compuestos se empezaron a utilizar como herbicidas a finales del siglo XIX
(cloruro sódico, ácido sulfúrico diluido), pero han sido sustituidos por otros más selectivos y con
menor toxicidad residual.

Se conocen comúnmente como bórax o boratos los herbicidas: Na2B4O7 x 10 H2O,


Na2B8O13 x 4 H2O, y NaBO2. Se absorben sobre todo por las raíces, son bastante tóxicos y se
emplean como herbicidas no selectivos de control total. Su persistencia en el suelo puede superar
2 años.

El clorato sódico (NaClO3) se absorbe bien por la raíz y parte aérea de las plantas, y provoca
una desecación rápida de los tejidos. Es un producto inflamable, por lo que se combina con otros
herbicidas (boratos, atrazina, bromacilo, 2,4-D) para reducir el riesgo de incendio. Es un herbicida
no selectivo.

El sulfamato amónico (NH4NH2SO2), también llamado AMS, se usa como herbicida no


selectivo de acción foliar. También se emplea para controlar árboles, bien mediante inyección o a
través de heridas.

4.3) Inhibidores meristemáticos.-

Son herbicidas que se translocan por la planta hasta los meristemos, inhibiendo el
crecimiento en ápices y yemas (y, en algunos casos, en los extremos de las raíces), y provocando
deformaciones.

4.3.1) Carbamatos.

Su desarrollo se inició en 1945. Derivan del ácido carbámico (NH2-COOH), un compuesto


inestable, si se introduce en su molécula un átomo de S. Algunos actúan a nivel foliar, mientras
que otros lo hacen por el suelo. Además de inhibir la división celular, algunos pueden afectar a la
fotosíntesis. Su persistencia en el suelo es corta, y se utilizan sobre todo contra gramíneas.
Destacan (fig. 33): profán, clorprofán, barbán, desmedifán, fenmedifán, asulán.

4.3.2) Sulfonilureas.

Es un grupo de reciente aparición, con elevada actividad a dosis bajas. Controlan sobre todo
a dicotiledóneas y algunas gramíneas. Se absorben por raíces y hojas, y se translocan con facilidad.
A los pocos días comienzan los síntomas: un color rojizo en las partes jóvenes del vegetal, seguido
de clorosis y necrosis, que va progresando a las más viejas. Su actividad en el suelo es prolongada,
a veces hasta casi 2 años. Destacan (fig. 34): clorsulfurón, sulfometurón-metil, metsulfurón-metil,
DPX-M6316, DPX-L5300, DPX-F6025, DPX-F5384.

4.3.3) Imidazolinonas.

Son herbicidas de desarrollo muy frecuente, derivados del imidazolín. Afectan a gramíneas y
dicotiledóneas, aunque la susceptibilidad varía notablemente en las distintas especies. Cuando se
aplican en preemergencia, las malas hierbas pueden brotar, pero no sobreviven mucho: se
producen necrosis en los meristemos apicales y parada del crecimiento. Si se aplican en
postemergencia la muerte puede tardar 1-2 meses; en gramíneas es típica la coloración púrpura
del nervio central, que luego se extiende al resto de la hoja.

Las imidazolinonas inhiben la enzima AHAS (acetohidroxiácido sintetasa o acetolactato


sintetasa), que cataliza la formación de varios aminoácidos (valina, leucina e isoleucina).
Suministrando estos aminoácidos a las plantas se pueden prevenir los efectos fitotóxicos de estos
herbicidas. Ejemplos (fig. 35): imazetapir, imazaquín, assert.

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