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Himno Nacional: reverencia y civismo

Todo ecuatoriano siente emoción al cantar el Himno Nacional, melodía que resalta la historia,
los valores cívicos, alentadores permanentes del espíritu de ecuatorianidad, el carácter del
pueblo y el esfuerzo cotidiano que alimenta la libertad, la justicia y el derecho.

Letra y música caracterizan al trabajo y a la heroica pujanza; señalan la lid de la victoria en épicas
jornadas y la armonía que indica las rutas por donde deben seguir los ecuatorianos.

La historia de Ecuador se encuentra reflejada en sus 6 estrofas. Su letra y notas musicales


proyectan las virtudes propias que dirigen a su pueblo. Muestra todo aquello que realizaron
nuestros antepasados por la libertad, igualdad y fraternidad.

La lucha fue para acabar con un gobierno que no era propio; aquella sangre derramada en los
siglos anteriores de la independencia sembraba la esperanza de di ́as mejores, en la que los
gobernantes debían ser parte de los gobernados o haber surgido entre ellos, porque solo así ́ la
justicia y el derecho pueden ser alcanzados por un pueblo.

Los versos describen ese momento histórico, recuerdan a los héroes que, en el campo de batalla,
buscaron una patria completa, un estado en el que exista poderes empapados del acontecer
histórico, de una sociedad que pueda elegir y ser elegida, para dirigir o ser elegida.

El Himno Nacional reúne las más sentidas características de la Patria y los más grandes ideales
del pueblo. Su música es la voz íntima de las entrañas geográficas, su inspiración, sus aires
marciales y épicos concilian la historia de opresión y se elevan con las auroras al ritmo libérrimo
del cóndor.

El Himno Nacional en su conjunto constituye sello sagrado de lealtad, fraternidad y unidad


nacionales. Es la epopeya de una raza rebelde, trabajadora y optimista que día a día glorifica el
pasado, lucha en el presente para defender los ideales del porvenir.

Obligación de todos es respetarlo, cantarlo con unción cívica, enorgullecerse de él, comportarse
con fe cívica mientras se canta o se lo escucha. Proyectarlo en horas de dolor, alegría,
transformaciones y reivindicaciones sociales.
Deber nuestro es glorificarlo en el trabajo diario para cantándolo cuidar nuestras glorias y el
patrimonio material y espiritual. El Himno nos enseña a practicar los principios cívicos, activarlos
en la mentalidad del pueblo como esencia de trabajo porque la presencia de los símbolos patrios
nos encamina conscientemente hacia la redención social.

El himno no debe ser interpretado en cualquier acto público, solo en aquellos de contenido
educativo, académico, cultural y patriótico. Se deben evitar las gorras o sombreros cuando se
cante la canción patria. Al finalizar la interpretación, no se debe aplaudir.

Nuestro Himno en el coro personifica a la Patria radiante de paz y libertad. En las estrofas sacude
al yugo español y se afirma el proceso de lucha para mediante el vigor de héroes y patriotas,
reconocer el primer grito de independencia y la sangre derramada en aras de la libertad. Valles
y alturas escuchan el estruendo de los combates y miran al león español destrozado e impotente
en el Pichincha.

En las demás estrofas, la fuerza española reconoce el triunfo convirtiéndose en magnífica


herencia que nadie podrá arrancarla. El Himno advierte conservar ese heroísmo de los patriotas
porque nos miran desde la eternidad. Si algo se prepara para ultrajarla, el tirano solo encontrará
cenizas y en vano buscará rastro de ser.

Los mandatos del Himno invitan a respetar la libertad y la justicia frente a los autoritarismos y
augura renovación de las generaciones, pero ejecutando los mandatos con firme convicción y
confianza por mejorar el porvenir, sin prescindir del honor, la moral, la dignidad y seguridad de
todos los ecuatorianos. La luz de la libertad ilumina la frente de ayer y de hoy para con austeras
virtudes ofrendar la vida si fuere necesario.

El Himno Nacional vibra y obliga a defender a la sociedad condenando la corrupción y los


intereses personales de quienes se arrastran para aprovecharse de sus recursos y acrecentar
sus intereses económicos perjudicando a las mayorías ecuatorianas.

Sin duda el Himno fortalece nuestra identidad. Como jóvenes de esta ciudad debemos sentirnos
orgullosos que Mera, un ambateño que ha sido reconocido por su virtuosismo literario en el país
y en el extranjero, sea el autor y nos haya dejado tan amplio legado poético y cívico”

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