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Si nosotros realizamos una compra, por ejemplo de una casa y previamente hemos
buscado información en la web, de manera constante recibiremos información y
publicidad sobre esa compra. Se estima que una persona para realizar una compra
por internet realiza entre 8 y 10 búsquedas previo a concretar la adquisición.
De hecho todos intuimos que nuestros datos son almacenados, pero no sabemos o no
alcanzamos a entender que estos datos esconden patrones de comportamiento. Los
servidores de internet tienen registrado entre otros los siguientes parámetros: a donde
viajamos, cuánto gastamos, qué comemos, a qué hora nos levantamos, cuántas
horas trabajamos, qué leemos, qué escribimos, cuáles son nuestras preferencias
políticas, etc., etc..
Todos estos datos en su conjunto son tan abundantes que poco o nada significan
para las personas que no tienen las herramientas para procesarlos. Es en este punto
que aparece un término nuevo y es la minería de datos. Algunos especialistas dicen
que se debe procesar la información como si fuese una montaña de datos y luego de
mucho trabajo encontrar un diamante escondido.
Procesar los datos almacenados escapa a las capacidades de un ser humano, para
ello se utilizan complejos algoritmos que son analizados en supercomputadoras, la
pregunta que se hace no es que quiero saber?, la pregunta es qué es lo que no sé?.
Inmediatamente surge un dilema moral, es correcto usar ese tipo de argumentos para
ganar una campaña electoral?. La respuesta es muy sencilla, si no lo hace el propio
candidato, el otro lo hará sin ningún problema. Esa es la causa para que personajes
como Donald Trump y Jair Bolsonaro ganen. Si no se tiene la capacidad enfrentar una
campaña electoral moderna lo mejor es no presentarse.
Cómo se influye en estas personas?, la respuesta es bastante sencilla: con las fake
news, es decir con las noticias “falsas”. Pongo falsas entre comillas porque debemos
preguntarnos primero qué es la verdad. Por definición la verdad tiene que ser algo en
lo que estemos de acuerdo, por ejemplo la fecha de la batalla del Pichincha, sin
embargo cuando preguntamos cuál es el origen del Universo, la respuesta es distinta
dependiendo si la persona es creacionista o un ateo. Para los dos una respuesta
diferente será verdadera y así en una infinidad de dualidades. Entonces debemos
reconsiderar que es una noticia falsa y que es una noticia veraz.
Asimismo la minería de datos ha revelado que una gran mayoría de personas tiene
firmes creencias que se pueden considerar tradicionales y que son comunes a todas
las civilizaciones. Este es un tema polémico porque entramos en afirmaciones que no
son políticamente correctas, pero están presentes. Los temas son de naturaleza
moral y se refieren entre otros: a la existencia de Dios, al aborto, a la adopción de
niños por parte de parejas gay, etc..
Los temas antes descritos son polémicos y pronunciarse a favor de ellos de manera
pública es complicado, pero lo que ocurre es que en el nuevo concepto de ganar
elecciones no estamos en busca de los votos del centro político, estamos en búsqueda
de los votos de las personas fácilmente influenciables. Es decir, de votantes que creen
noticias falsa y a la vez tienen valores tradicionales, valores comunes y que se
inculcan en todas las civilizaciones. El tema es complejo y se presta para
interpretaciones, nosotros simplemente tratamos de expresar una realidad.
Para concretar, el candidato que pretende ganar en este entorno debe empoderarse
de un discurso tradicionalista y conservador, al mismo tiempo que mediante el uso de
las fake news dinamita al candidato opositor. Ahora vienen las consideraciones
morales éticas de este procedimiento, a nuestro criterio eso no nos corresponde
definir.