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"Francisco Morazán"
(PREUFOD)
ALUMNO:
Angel Elvir
Carranza
CATEDRATICO:
Licda. Marisol Blanco
Tema:
Ensayo: Evalacion de la Educacion en
Tiempo Actuales
Lugar
Tegucigalpa, F.M
Podríamos decir que la evaluación es la "piedra de toque" de la enseñanza, en el
sentido de que pone a prueba la autenticidad, la fuerza y la coherencia de los
principios pedagógicos que supuestamente la guían. Si se sostiene que la escuela
debe fomentar la reflexión, la criticidad y la participación y, luego, se evalúa
mediante cuestionarios a rellenar copiando del texto y mediante exámenes donde
se solicitan datos y nombres sin más, se pone en evidencia que el verdadero norte
pedagógico es, no lo manifestado, sino el aprendizaje mecánicamente
memorístico, la rutinaria y acrítica transcripción. Aún cuando durante el lapso se
hayan asignado algunos trabajos de naturaleza innovadora, si su peso en la
calificación final es bajo en relación a exámenes y cuestionarios, se seguirá
enviando el poderoso mensaje de que lo importante es la repetición y la copia.
En la escuela no sólo se cumplen las finalidades expresas de los docentes ni, más
allá, las finalidades expresas de la Constitución y las leyes. Por debajo de este
marco evidente, se entrecruzan los fines confesados y no confesados de diversos
sectores y clases sociales, que se manifiestan en esa institución como en otras
instancias de la sociedad. Y a la hora de evaluar, estos intereses pueden
imponerse con especial fuerza, por las implicaciones del proceso (Álvarez
Méndez, 1995 Ayuste y otros, 1994).
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propio niño, el culpable de su repitencia y/o deserción, por no haber logrado
superar los estándares mínimos escolares, Mendel y Vogt (1978, p.256) llegan a
decir que la finalidad de la escuela en nuestra actual sociedad es precisamente
fabricar el fracaso.
Conviene estar atento a que cuando se ejerza una acción evaluadora no tomen
posesión de la misma, sin que el educador se dé cuenta, esos intereses
minoritarios pero poderosos que, por la dinámica social, distorsionan la vida
escolar en su provecho.
Nuestra propuesta es que la evaluación se centre en ser una ayuda para que el
estudiante siga aprendiendo mejor.
La escuela debe ser un mundo cultural rico, que le ofrezca a los niños y niñas
múltiples experiencias formativas, y ha de utilizar una evaluación en contextos
naturales, concebida como un apoyo más en la aventura de aprender.
Se trata, en primer lugar, de darse cuenta y realzar los logros de los niños. De esta
manera los aprendices ganan mayor conciencia de sus éxitos, de lo que saben, de
lo que dominan, base fundamental para sus posteriores esfuerzos.
En segundo término, se trata también de tomar nota de las "lagunas", los errores y
las insuficiencias. Considerándolos normales, esperables: es natural que un niño,
una niña, cometa errores en su esfuerzo de aprendizaje. Y considerándolos
también superables. Precisamente, la evaluación sirve para ponerlos en la
"agenda" de las cosas a seguir trabajando, a seguir practicando.
Algunos, insatisfechos con la vieja escuela que sólo califica ciertos conocimientos
académicos muy precisos (si se sabe sumar, si se puede leer corrido, si se conoce
la clasificación de las rocas...), proponen una evaluación "integral" que debe tomar
en cuenta no sólo los saberes dominados, sino también rasgos muy completos y
dificiles de juzgar como curiosidad intelectual, actitud cooperadora, liderazgo,
responsabilidad o iniciativa. Este enfoque parece a primera vista un progreso.
Pero implica graves problemas. Es más claro y limpio recibir una nota basada en
si se sabe restar con decimales o escribir un dictado que ser juzgado y calificado
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por su "solidaridad" o su "responsabilidad". La ideología del docente, de la escuela
y, más allá, la ideologia dominante en la sociedad pueden tener un peso
demasiado fuerte en estas calificaciones sobre valores, actitudes y conductas
completas. EI educador debe estar consciente de la complejidad de los factores en
juego y del riesgo de que lo común, lo usual en nuestro mundo, sea el rígido
patrón de medida. Es importante reconocer que la diversidad entre las personas,
en este caso los niños, es un rasgo positivo de la sociedad. No tenemos por qué
tratar de juzgar a todos nuestros estudiantes con base en un "niño modelo"
tomado como patrón. La diversidad es una ventaja social. Y en su diversidad los
niños pueden relacionarse y aprender unos de otros y pueden explorar nuevas
formas de ser y de sentir.
Desde luego, esto no quita que existan conductas francamente negativas que
haya que atender para superar.
Bibliografia
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0102-25551997000100008
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