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Una casa ecológica es autosustentable, es decir, todo su consumo energético depende de fuentes
naturales, por lo que su huella de carbono es mínima o inexistente. Por ejemplo, la forma principal
de conseguir energía es la energía solar. Tanto para iluminar como para calefaccionar la casa, el sol
es un agente esencial. Los electrodomésticos son de bajo consumo para no acentuar el gasto
energético global de la casa y se utilizan paneles solares.
El agua también es un elemento fundamental en todo hogar, y para que una casa sea ecológica debe
basarse en el ahorro de este importante líquido. En estas casas el agua de la cisterna no se utiliza.
Los inodoros y letrinas son secos. Además, se recoge agua de lluvia y se recicla toda la que se pueda.
Las bases de una casa ecológica están asentadas en que la energía siempre se reutilice en un círculo
donde nunca se pierde. Todo se guarda y vuelve a usarse, a diferencia de las casas comunes donde
toda la energía se usa y descarta, se generan desechos y nada se guarda.
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Europa
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Hace unas décadas se tomó conciencia de la importancia que para el desarrollo humano tiene la
vivienda. Que no basta con tener un cobijo, sino que éste debe ser saludable y confortable. Sin
embargo, la construcción moderna se lanzó a la productividad sin valorar la ingente cantidad de
venenos ambientales en forma de substancias volátiles, de materiales cancerígenos, de espacios sin
ventilación y derrochadores de energía empleados. Para empeorar la situación, el sector de la
construcción tomó las riendas de la economía de estas últimas décadas en España con pocos
escrúpulos respecto los criterios ambientales. La economía del ladrillo se basó en la temporalidad,
la mano de obra barata de inmigrantes y la irracionalidad de construir barato, con materiales de
baja calidad para obtener el máximo beneficio.
Frente a esta epidemia social aparece la bioconstrucción y los criterios verdes, la arquitectura
diseñada para construir viviendas saludables, con materiales ecológicos, renovables, climatizadas
con energía solar, geotérmica e iluminadas de forma natural. Viviendas que conviven con espacios
vegetales, ya sea a su alrededor con las propias cubiertas. Moradas en las cuales el agua se
reaprovecha antes de que su simple uso la convierta en un residuo. La construcción con criterios
ecológicos es la mejor opción para hacer realidad una vivienda menos agresiva con el entorno y más
saludable para nuestros seres queridos.
Las casas de césped más antiguas de que se tiene constancia en el norte de Europa se conocen desde
el siglo IX de nuestra era, y se han reportado en Noruega, Escocia, Irlanda y Groenlandia, aunque
donde más se extendieron y donde aún hoy se pueden observar en mejor estado de conservación
es en la remota y gélida Islandia. A diferencia de los otros países, donde eran construidas por los
más desfavorecidos económicamente, en esta isla era muy empleada la técnica tanto para la
construcción de las casas de los jefes y las iglesias, como las de los campesinos y los establos.
Mientras se necesitará un hogar cálido y seco, eran bienvenidas las casas de césped.
El primer paso para empezar el proyecto arquitectónico será realizar un estudio geotécnico que nos
dará información sobre el tipo de terreno. Además, hay toda una serie de factores que influirán en
el buen funcionamiento de nuestra casa ecológica. La lista en detalle se encuentra en la página
comprar un terreno para construir una casa ecológica.
Durante esta fase se trabaja con dibujos a mano alzada, esquemas e incluso sencillas visualizaciones
3D. Es importante que durante esta fase quede definida la distribución principal, el sistema
constructivo y el sistema energético ya que una vez se inicia el proceso de diseño final todos los
cambios pueden suponer retrasos. Se puede dar el caso incluso que nuestro arquitecto establezca
un número máximo de cambios sin coste a partir de la aprobación del diseño conceptual.
Durante esta fase será importante también sentar unas bases en relación con la selección del
sistema constructivo y los materiales. Es el momento de empezar a valorar los acabados interiores
y si estos son coherentes con el sistema constructivo que se está planteando.
El último paso antes de empezar la construcción de una casa ecológica será la obtención de una
licencia de obras por el ayuntamiento local. Tanto el coste del visado del Colegio de Arquitectos
como la Licencia de Obras corren a cargo del cliente y se calculan en función de los metros
construidos, del presupuesto y de la localización de la vivienda.
Tener casas ecológicas autosuficientes puede tener muchas ventajas para sus propietarios y para el
entorno natural, como, por ejemplo, las siguientes:
Mayor durabilidad:
Las casas ecológicas autosuficientes, están construidas con materiales de alta calidad para que sean
duraderas y requieran menos reparaciones, por lo que se reduce el coste de mantenimiento.
Para la construcción de una vivienda ecológica sostenible se utilizan materiales naturales, libres de
toxinas lo que favorece la salud de sus habitantes.
Beneficios medioambientales:
Las casas ecológicas utilizan menos energía que las casas estándar puesto que se sirven de fuentes
alternativas de energía y reducen la dependencia de fuentes de energía convencionales.
La construcción ecológica utiliza menos recursos naturales ya que muchos de los materiales que se
utilizan son reciclados, en base al principio fundamental de protección del medioambiente.
Generación de ingresos:
En algunos casos una casa ecológica puede no solo ser autosuficiente desde el punto de vista
energético sino también generar un exceso de energía que se puede vender a terceros si se tiene la
infraestructura necesaria y se cuenta con los pertinentes permisos.
Una vivienda debe reunir determinadas características para lograr ser ecológica y sostenible, entre
las que se pueden destacar esencialmente la siguientes:
Ubicación:
Es esencial para el ahorro de energía aprovechar la ubicación de la vivienda, de forma que las
ventanas estén orientadas hacia el lugar donde de más sol y se reciba más calor, para aprovechar
esa fuente de energía natural. El entorno también es importante, puesto que habrá que tener en
cuenta la existencia de los árboles para que protejan la casa del sol en verano.
Efecto invernadero:
Aunque es un término con mala fama si nos referimos a nuestro planeta, es un efecto beneficioso
en una casa sostenible. Mediante los cristales de grandes ventanales, las corrientes y la convección
del aire por la diferencia de temperatura es posible regular el clima interior de una forma eficiente.
Para ello es importante que exista un buen aislamiento en la casa.
Tal y como hemos comentado con anterioridad, una casa sostenible se construye con materiales
naturales que respeten el medioambiente. Debe tratarse de materiales que faciliten la transpiración
y aíslen del ruido y de la temperatura exterior.